Reflexiones sobre el Reglamento de la ley de Consulta Previa Autora: Marlene Anchante Rullé En este post quiero comentar la reciente publicación del Reglamento de la Ley 29785, Ley de Derecho a la Consulta Previa a los Pueblos indígenas u Originarios. Unos ven en este Reglamento un avance y otros lo invalidan. Los primeros consideran que hemos progresado, al dar legalmente voz a los pueblos indígenas; mientras que los segundos perciben mala fe del Estado, y se sienten insatisfechos con “el proceso de consulta” de la ley de consulta. Al punto que un sector (de los denominados pueblos indígenas) habla de acciones de inconstitucionalidad contra el Reglamento, porque insiste en el derecho al veto. Por su parte, desde el empresariado se percibe positivamente que no exista derecho a vetar los proyectos de inversión; y que entre otros, quede muy claro que los titulares del derecho a la consulta son los pueblos indígenas. Se señala expresamente en el reglamento que los asesores no tienen vocería. En este contexto, existen expectativas del gobierno que gracias a este Reglamento, los conflictos sociales disminuirán y los proyectos de inversión saldrán adelante. Como es obvio publicar una ley no hará realidad las expectativas mencionadas. Nos espera un largo aprendizaje como sociedad, que nos permita para pasar de la declaración a la acción con sentido. Dejo aquí algunas reflexiones sobre tres cuestiones críticas a mi parecer. Primero, el punto de partida en cualquier proceso de aprendizaje es la motivación. ¿Por qué hacemos lo que hacemos?, ¿Por qué tenemos que consultar a los pueblos indígenas?. Las razones y el grado de convencimiento de los funcionarios públicos serán decisivas para una “real” consulta. Las experiencias con los EIA´s, los presupuestos participativos, entre otros, nos han dejado lecciones que nos permiten anticipar el peligro de caer en consultas “formales”. Segundo, siendo la obligación de consultar responsabilidad del Estado Peruano, parte importante del desafío consiste en contar con funcionarios con las competencias de aprendizaje necesarias. Funcionarios públicos que sean excelentes comunicadores y negociadores, con entendimiento de la cosmovisión indígena, con alta sensibilidad intercultural, que manejen herramientas del enfoque de género, con dominio del marco legal, entre otros. Este paquete es imprescindible para que como dice el Reglamento “el pueblo indígena sea informado, escuchado y haga llegar sus propuestas” en un dialogo de buena fe. Finalmente, todo proceso de aprendizaje requiere ser evaluado. Entendemos evaluación como un proceso permanente de información y reflexión desde un enfoque constructivo. El Reglamento menciona el seguimiento, en su acápite de disposiciones complementarias. “La PCM creará una Comisión Multisectorial para hacer el seguimiento, la cual podrá convocar a expertos que colaboren en el desarrollo de sus responsabilidades”. Sugiero mirar la experiencia Colombiana. La Universidad de Los Andes tuvo a su cargo el “Proyecto de acompañamiento a la consulta previa en la Oniroquía Colombiana”. Se evidenció que la consulta previa con comunidades indígenas es un proceso muy complejo y conflictivo, especialmente en el caso de magaproyectos. Fue por ello que buscaron sumar a un tercero (la Universidad) que no fuera parte interesada, en los proyectos petroleros ni en el gobierno de turno. ¿Para qué?: a) registrar el proceso de consulta, b) mostrar a las empresas aspectos no vistos por ellas, c) aportar herramientas con los grupos indígenas consultados, d) generar una dinámica de reflexión con las comunidades y darles información necesaria para participar adecuadamente de un proceso de consulta, entre otras. Estoy convencida que aquí tenemos otro espacio para que la PUCP de testimonio de su responsabilidad social universitaria, tal como lo hicimos por seis años conduciendo la Defensoría para el Proyecto Camisea.