El procedimiento de apremio en la nueva LEC (y II parte)

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I NFORME
El procedimiento de apremio
en la nueva LEC (y II parte)
FRANCISCO JAVIER
IZQUIERDO CARBONERO
Premio de Derecho Procesal
del Colegio de Procuradores
de Málaga
4.–LA REALIZACIÓN POR
PERSONA O ENTIDAD
ESPECIALIZADA
(arts. 641 y 642 LEC).
La petición del trámite la deberá
hacer el ejecutante o el ejecutado con
el permiso del primero. Se acuerda por
providencia. Se puede encargar esta
realización a persona pública o privada,
con la variante de que a esta última se
le pedirá caución.
En la providencia que acuerde esta
modalidad se determinarán las condiciones de realización, atendiendo al
acuerdo de las partes y siempre que el
precio no sea inferior al 50% del avalúo
(lo que nos hace suponer que el avalúo
habrá de realizarse con antelación, salvo acuerdo entre ejecutante y ejecutado
sobre el mismo).
Omite la Ley si este trámite conlleva la suspensión de la ejecución, mas suponemos que debe constituir uno de los
efectos de la resolución que lo acuerde.
Se aprueba por auto. Se concede a la
persona o entidad especializada el plazo
de seis meses para la venta de los bienes
(ampliable por otros seis), y en caso de
no cumplir con la encomienda, se revocará por auto el encargo con pérdida
de la caución que se destinará a la ejecución.
Consumada la venta, la cantidad se
ingresa en la cuenta de Depósitos y
Consignaciones del Tribunal, descontando gastos, incluidos los honorarios
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de la persona o entidad especializada.
Aprobada la operación, se devuelve la
caución.
Modalidad independiente supone
la realización de bienes inmuebles, donde se acordará, previamente a la designación de la persona o entidad especializada, una comparecencia de las partes
y posibles interesados. Se resuelve por
providencia y no se podrá enajenar por
precio inferior al 70% del avalúo, salvo
acuerdo de parte e interesados, asistan
o no a la comparecencia. Nos preguntamos: entonces, ¿qué sentido tiene la
comparecencia? Nos parece un trámite
excesivamente complicado e innecesario, pues con autorizarse la venta fijando un precio mínimo, que sean las reglas del mercado y el buen hacer de la
persona o entidad especializada –también tienen un interés económico en el
asunto– las que dirijan la venta con
aquellos criterios mínimos establecidos
por el Tribunal.
5.–LA SUBASTA DE LOS BIENES
MUEBLES (arts 643 a 654 LEC).
Como ya hemos tenido ocasión de
ver en el epígrafe anterior, la LEC en su
artículo 636 establecía tres formas distintas para la realización de bienes o derechos no comprendidos en la fórmula de “ejecución directa”. El tercero de
los modos o formas era la subasta judicial. Los otros dos, el convenio de realización y la enajenación por persona o
entidad especializada son medios alternativos o paralelos pero no preferentes
a ella.
Son abundantes y significativas las
novedades que introduce en la institución de la subasta judicial la LEC que
iremos analizando en la exposición de
este epígrafe7.
En el Capítulo IV (Procedimiento
de Apremio) la ley dedica a la subasta
tres Secciones: la 2ª: “Valoración de los
bienes embargados”; 5ª: “De la subasta
de los bienes muebles”; y, 6ª: “De la subasta de los bienes inmuebles”. Como
quiera que en el epígrafe 2 de este apartado analizamos la valoración de los
bienes embargados, nos remitimos a lo
expuesto como introducción del estudio de este punto.
Expondremos la subasta de bienes
muebles distinguiendo las diversas fases en que se desarrolla, y teniendo en
cuenta que previamente se ha realizado
el avalúo en la forma prevista en la sección correspondiente.
◗ Convocatoria de la subasta y, en su
caso, formación de lotes:
Novedad importante en este punto
es la posibilidad que establece expresamente el artículo 643.2 de la LEC de
no convocatoria de subasta si del valor
de los bienes se prevé la de no obtener
una cantidad de dinero que supere como mínimo los gastos que origine la
subasta.
Corresponderá al secretario judicial,
previa audiencia de las partes por cinco
días, la determinación de sí la venta se
realiza de forma independiente o agrupando los bienes por lotes, procediendo
en este supuesto a la formación de los
mismos.
Una vez justipreciados los bienes (y
formados los lotes, en su caso) el Tribunal fijará fecha para la subasta con expresión de la hora y lugar en que haya
de celebrarse.
Resulta extraño que precisamente
quien forma los lotes –para lo cual la ley
le faculta a una actuación judicial, una
comparecencia– no pueda convocar la
subasta, finalizando su tarea con aquella formación de lotes. Y no puede ser de
otra manera porque la LEC ha suprimido las diligencias de ordenación y las
propuestas de resolución. Merece nuestra crítica.
◗ Publicidad de la subasta:
Se sigue el criterio mantenido por la
antigua legislación (art. 1488) y así el
art. 645.1 de la vigente LEC dictamina
que a la subasta se le dará publicidad
por medio de edictos que se fijarán en
sitio destacado, público y visible en la
sede del Tribunal y lugares públicos de
costumbre.
Desaparece la valoración como criterio a los efectos de publicidad.
Esta publicidad por otros medios
públicos o privados requiere petitum
por parte del ejecutado o el ejecutante y que el Tribunal lo estime conveniente.
Las disposiciones de la ley sobre el
contenido de los edictos son excesivamente generalizadoras; nada se indica
sobre las “condiciones particulares y
generales” de la subasta y, en definitiva,
lo que se procura es una economía de
costes.
Era el momento de que la vigente
LEC abandonara expresiones oscuras
y que nada dicen sobre la publicidad.
¿Qué debemos entender por lugar público de costumbre: el Tablón de Anuncios del Juzgado, un lugar concreto dentro de las dependencias donde se va a
celebrar la subasta, donde tenga por
conveniente el Tribunal o el Secretario
Judicial? Se debieron aclarar estas expresiones. Es un acierto, si la publicidad
es lo que se pretende, olvidar la publicación en Boletines Oficiales (Provinciales o Nacionales), que por demás tienen poca o escasa difusión y que nadie
realmente suele consultar. Se debe aprovechar la tecnología y utilizar medios
como Internet y la creación de páginas
web en los Decanatos, así como la publicidad en revistas privadas dedicadas
a este tipo de anuncios, para que llegue
al conocimiento de la mayor cantidad
posible de personas que quieran actuar
como licitadores una verdadera información de lo que se vende, dónde se
vende y condiciones de la venta, con ello
disminuiríamos considerablemente el
monopolio de los profesionales de este
mundillo –los subasteros–, “leyenda negra” en estas actuaciones judiciales.
Otra novedad es el anuncio de una
sola subasta, al haber desaparecido la segunda y tercera subasta que preceptuaba la legislación anterior.
◗ La puja y posturas por escrito:
Para ser postor, con excepción del
ejecutante, se deben reunir (por imperativo del art. 647.1 de la ley) tres requisitos:
1º.–Identificarse en forma suficiente.
No se indica qué documentos son
aquéllos que se consideran de validez
para la identificación. La práctica del
foro consideraba como tales el Documento Nacional de Identidad, carnet de
conducir y escritura de poder. En las
posturas por escrito se exige especialmente. Queda pues, al arbitrio del Secretario Judicial, la suficiencia de la documentación identificativa.
2º.–Declarar que conocen las condiciones generales y particulares de la subasta.
Ya tuvimos ocasión de exponer que
dependerán del edicto anunciador los
conocimientos de las estipulaciones que
puedan tener los postores y aludimos a
cierta problemática que planteaba este
hecho. Cabe la solución de que el Secretario Judicial, en el acto del remate,
ponga en conocimiento de los participantes cualquier condición que se omitiera.
La LEC ha tratado de extrapolar lo
dispuesto en la regla 13ª del art. 131 de
la Ley Hipotecaria sin tener en cuenta
que dada las características del procedimiento sumario de ejecución hipotecaria, los postores conocen perfectamente
las condiciones generales y particulares
de los bienes ejecutados.
3º.–Presentar resguardo acreditativo
del depósito en la Cuenta de Depósitos
y Consignaciones o aval bancario por el
20% del valor de tasación.
Dos criterios debemos resaltar: el
primero, el límite de la cantidad a consignar, el 20%; el segundo, totalmente
novedoso, la consignación por medio de
aval bancario. Este último aspecto supone la indudable ventaja de utilización
de este medio en consignaciones de
grandes cantidades de dinero en macrosubastas, sin tener que disponerse del
mismo. Además, tenemos la garantía
bancaria en el aval.
Se prescribe una nueva formalidad:
al recibir la cantidad de un tercero, se
hará constar en el resguardo de consignación a los efectos de devolución a
éste. ¿Produce esta omisión la exclusión
del postor? Entendemos que no, pues
no existe una obligación para el postor
de hacer constar este extremo, ni el banco puede exigirlo.
La única persona que no tiene obligación de consignar y puede ceder el
remate al tercero es el ejecutante, cuya
participación en la subasta sólo se produce si hay licitadores. Por cierto, ¿qué
plazo hay para ello? Ha sido un olvido
de la ley, que la buena prudencia de
nuestros Tribunales subsanará en evitación de dilaciones innecesarias.
Por último, establece el art. 648 las
posturas por escrito. Se pueden presentar desde que se anuncia la subasta
hasta que se celebra, quedando en poder del Secretario en sobres cerrados.
Serán abiertas al inicio de la puja.
Con esta regulación se evitan, a nuestro entender, las dudas planteadas por
el antiguo artículo 1499 de la ley de
1881, sobre las mejoras de los postores de la oferta de la plica que se abría
tras la celebración de la puja. Sigue
habiendo autores que insisten en este
aspecto, pero reiteramos nuestra consideración de haberse superado este
inconveniente.
◗ Desarrollo de la subasta:
Lo primero que nos llama la atención de la nueva regulación de la vigente LEC es el mantenimiento de la división entre el acto del remate y el de su
aprobación. El acto del remate lo preside el Secretario Judicial y la aprobación
corresponde al Tribunal, limitándose
pues el acta de la subasta a una mera
transcripción de lo ocurrido y una sucesión de operaciones aritméticas. Nos
volvemos a plantear en este sentido si
no se rompe el principio de inmediación y unidad jurisdiccional.
Dispone el articulado de la ley que
la subasta será presidida por el secretario judicial (no sólo la de bienes muebles, sino también la de inmuebles y la
de bienes especialmente hipotecados o
pignorados). Se procederá a la lectura
de la relación de bienes y los lotes, en su
caso, que se subastarán por separado. Se
abrirán los sobres cerrados que se hayan
presentado y se anunciarán las diversas posturas, terminando el acto con el
anuncio de la mejor postura y el nombre de quien la haya formulado (art.
649.2 LEC).
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Como ya tuvimos ocasión de decir,
el ejecutante sólo tomará parte en la
subasta si existen licitadores, pudiendo
mejorar las posturas que se hiciesen sin
necesidad de consignación. Nos resulta
incorrecta esta limitación al acreedor
para participar en las subastas, pues de
otro modo parece que se le obliga legalmente, si lo licitadores no pujan, a la
adjudicación de los bienes por el 30%
de su justiprecio, o se alzaría el embargo. No son, a nuestro entendimiento, las
mejores soluciones. Se debieron arbitrar
otras.
Se levantará acta donde se expresarán los participantes y las posturas que
se formularon.
Hemos echado de menos en este
artículo la intervención del juez y del
agente judicial, como disponía el art.
1503 de la anterior ley. Especialmente
llamativa es la ausencia del segundo,
pues la llamada al acto y el mantenimiento del orden de las subastas se encomienda en exclusividad al secretario
judicial, cuando legal y reglamentariamente es una función propia de los
agentes judiciales. Hubiera sido una inclusión preferible, ya que aliviaría al secretario judicial en este trabajo, para así
prestar una mayor atención a funciones
más técnicas que se le exigen en estas actuaciones judiciales.
◗ Cesión y aprobación del remate:
Sólo el ejecutante podrá hacer postura reservándose la facultad de ceder el
remate a un tercero. La cesión se verifica
por medio de comparecencia, con aceptación del tercero y previo o simultáneo
pago del precio de remate.
No menciona la ley ante que órgano
jurisdiccional se cede el remate, aunque
por extensión analógica con el anterior
artículo 1.499 suponemos que se hará
ante el mismo que celebró la subasta.
También se silencia cuándo se celebrará la comparecencia de cesión que dependerá, ex art. 650, de la clase de remate aprobado por el Tribunal. Se pudo mejorar la técnica legislativa de estos
preceptos.
La aprobación del remate ha sufrido
numerosas e importantes innovaciones.
Así, en la ley vigente se exige que la postura sea igual o superior al 50% del avalúo (la anterior legislación no admitía
posturas que no cubrieran las dos ter42 / PROCURADORES • Abril 2003
ceras partes del avalúo, aunque con relevantes depreciaciones en las posteriores subastas que regulaba).
La aprobación se realizará por auto
(se separan las funciones del juez y del
secretario judicial) en el mismo día o siguiente. Vuelve a fijar la ley, en un criterio que hubiera sido preferible suprimir unos plazos tan breves que van a ser
de difícil cumplimiento por el Tribunal.
Se concede un plazo de diez días al mejor postor para que consigne el resto del
importe de la adjudicación, poniéndosele con posterioridad en posesión de
los bienes. La ley omite igualmente en
este punto el plazo que tiene el secretario judicial para la práctica de la correspondiente liquidación de principal, intereses y costas. Además se debió dar entrada en este acto al ejecutante, e incluso
posibilitársele a presentar liquidación o
renunciar a la misma, cuando se apreciara diferencia entre lo reclamado y el
remate.
Veremos y esquematizaremos los diversos supuestos de aprobación del remate que establece el art. 650 LEC:
1º.–Que la postura sea igual o superior al 50%. En este caso se aprueba el
remate a favor del postor.
2º.–Que la postura sea igual o superior al 50% y hecha por el ejecutante. Se
procede por el Secretario Judicial a la liquidación de principal e intereses, y, tras
su notificación, se concede el plazo de
diez días para que se consigne la diferencia pendiente de la liquidación de
costas y su resultado.
3º.–Que la postura sea superior al
50% pero con ofrecimiento de pago a
plazos con garantía bancaria suficiente
o hipotecaria del precio aplazado. Se
concede el plazo de cinco días al ejecutante para hacer uso del derecho a adjudicarse los bienes por el 50% del avalúo, a sabiendas que si no lo ejercita se
aprueba el remate a favor de aquella
postura.
No llegamos a comprender –no es
nuestra intención el constante planteamiento de problemas– por qué se concede este derecho al ejecutante, sobre
todo en supuestos donde la cantidad
pagadera a plazos pueda suponer un
importe superior al 50% (imaginemos
que se garantiza el 100% del importe del
avalúo), con la consiguiente lesión para
el ejecutado. Debería haberse otorgado
facultades al Tribunal para su actuación,
en aras de la buena fe y equidad, para
actuar en estos casos.
Se repite este privilegio en la subasta de bienes inmuebles.
4º.–Que la postura sea inferior al
50% del avalúo. Se pueden plantear, a su
vez, diversos supuestos:
4.1. El ejecutado, en el plazo de diez
días, puede:presentar un tercero que
mejore la postura con ofrecimiento de
cantidad superior a ese 50% de la tasación.
Ofrecer menos del 50% siempre
que sea suficiente para pagar al ejecutante.
4.2. El ejecutante puede dentro de
los cinco días siguientes solicitar la adjudicación por la mitad de la tasación o
por la cantidad que se le deba, siempre
y cuando sea superior a la mejor postura presentada.
4.3. Si no se hace uso de estas facultades se aprobará el remate a favor
del mejor postor, siempre que su postura supere el 30%, o, si es mejor la cantidad ofrecida, cubra la suma por la que
se despachó la ejecución, incluyendo los
intereses y costas.
En otro supuesto, oídas las partes
y vistas las circunstancias del procedimiento se aprobará o no el remate.
5º.–Si no hay postores, en el plazo de
veinte días debe el ejecutante pedir la
adjudicación por el 30% del avalúo o
por lo que se le deba por todos los conceptos. Caso contrario, se alza el embargo a instancias del ejecutado (art.
651). Consideramos, se debió dar esta
posibilidad de oficio al Tribunal, porque
si no se ha conseguido la venta judicial,
qué sentido tiene dejar los bienes embargados.
Aprobado el remate en cualquiera
de los supuestos transcritos se acordará
la devolución de las cantidades depositadas por los postores, excepto la del
mejor postor que quedará en depósito
como garantía del cumplimiento de su
obligación, o en su caso, como parte del
precio del remate. Si los postores lo instan pueden mantenerse las cantidades
depositadas por si el rematante no entregara las cantidades aplazadas, a fin de
que se aprobara el remate a favor del
siguiente postor. ¿Esta petición de los
postores, puede ser realizada por cualquiera de ellos, la mayoría o por unani-
midad? De las respuestas a esta pregunta pueden darse múltiples situaciones,
algunas no deseadas.
Como novedad, resaltar que la vigente ley (art. 650.5) permite al ejecutado el pago “en cualquier momento
anterior a la aprobación del remate o
de la adjudicación al acreedor”. La anterior normativa (art. 1498) limitaba al
plazo si se pagaba antes de verificado el
remate.
◗ La subasta en quiebra:
Se mantienen las mismas causas y
efectos que en la legislación anterior.
La subasta en quiebra se produce
bien porque no se consignare el pago
aplazado, ora si por culpa del rematante dejare de tener efecto la venta.
La quiebra determina la pérdida de
los depósitos y así cuando pueda satisfacerse al acreedor con la cantidad
depositada, se le entregará la misma,
devolviendo el sobrante a los postores.
Si no se satisface al acreedor, los depósitos se destinarán a sufragar los
gastos que ocasione la nueva subasta,
y el resto se adicionará a lo que se obtenga en la puja, por este orden. Con
lo obtenido se pagará al ejecutante
–principal, intereses y costas–, y si hubiere sobrante se entregará al ejecutado y, en su caso, se le compensará de
la disminución del precio que se haya
producido.
El postor que se vea afectado por la
pérdida del depósito será el mejor postor a cuyo favor se haya aprobado el remate, o todos los postores que tomaron
parte en la puja si el Tribunal acordó la
retención (art. 652.1. LEC).
En el segundo supuesto de quiebra:
“si por culpa de ellos – los postores – dejare de tener efecto la venta” los resultados son idénticos a los que se acaban de
analizar. ¿Por qué se mantienen las dos
causas de quiebra en la subasta, si los
efectos son los mismos, y la segunda no
es más que una modalidad de la primera, por encontrase su supuesto incluido
en “la falta de consignación en plazo”?
Podría haberse evitado esta duplicidad,
refundiéndolas en el nuevo texto normativo.
◗ Pago al ejecutante:
Se pone fin a la vía de apremio normando que el precio obtenido “se entregará al ejecutante a cuenta de la can-
tidad por la que se hubiere despachado
ejecución”. Si hubiera sobrante se retendrá por el Tribunal hasta que se liquiden
los intereses y costas de ejecución.
La ley ordena la entrega al ejecutado del sobrante, si existiere, una vez satisfecho el ejecutante y pagadas las costas, salvo reembargo y embargo del sobrante.
6.–LA SUBASTA DE LOS BIENES
INMUEBLES (arts. 655 a 657 LEC).
No existía en la Ley de 1881 una
separación de la subasta de bienes inmuebles con respecto a la de los bienes muebles, constituyendo otra de las
novedades de la vigente legislación. No
obstante, hace extensible el régimen de
los inmuebles a los bienes muebles sujetos a un régimen de publicidad registral similar al de los inmuebles; y
al propio tiempo, establece el carácter
supletorio de las normas de la subasta
de bienes muebles para la de los inmuebles. Se prevé una serie de especialidades que iremos viendo a continuación.
Seguiremos en este apartado –en lo
posible– la sistemática, por epígrafes
que hicimos en la subasta de bienes
muebles.
◗ Valoración de los bienes inmuebles:
Sabemos que por prescripción legal
las normas sobre valoración son comunes cualquiera que sea el bien que se subaste.
En la subasta de bienes inmuebles se
efectúa una doble valoración: por un
lado, la valoración pericial, subjetiva,
atendiendo al valor del mercado del
bien. Por otro lado, la valoración judicial objetiva, realizada por el Secretario
Judicial, deduciendo del valor de su avalúo el importe de todas las cargas y derechos anteriores al gravamen por el
que se hubiere despachado la ejecución.
Para esta segunda valoración será necesario conocer dichas cargas y gravámenes, por lo que se librará mandamiento
al Sr. Registrador de la Propiedad para
que certifique sobre: primero, la titularidad del dominio y demás derechos
reales del bien o derecho gravado y, segundo, derechos que existan sobre el
bien registrado y, en especial, las cargas
inscritas que lo graven o, en su caso, que
se encuentre libre de ellas.
El registrador de la propiedad anota
la expedición de la certificación por nota marginal y lo comunica a toda persona con algún derecho inscrito en asiento posterior al derecho del acreedor y
que figure en la certificación de cargas.
Los titulares de derechos posteriores
inscritos no reciben esta comunicación
registral (¿?) sin perjuicio de acreditar
su derecho ante el Tribunal en la confección del avalúo y demás actuaciones
judiciales que les afecten.
El artículo 659 LEC norma la actuación con los titulares de derechos posteriores inscritos haciendo una doble
distinción entre aquéllos a los que se ha
de notificar la existencia de la ejecución,
y aquéllos a los que no hay que hacerlo,
contemplando la posibilidad de que los
titulares de derechos inscritos con posterioridad al embargo que se ejecuta satisfagan ante el remate el importe del
crédito a los efectos de la inscripción en
el registro del oportuno documento de
acceso – acta notarial o mandamiento
judicial–.
La Ley vigente prevé la novedad
de, a petición del ejecutante, dirigirse el
Tribunal a los titulares de derechos inscritos preferentes para solicitarles el estado actual de su crédito, con el fin de
determinar si las cargas anteriores subsisten, están extinguidas o se puedan valorar realmente. Los oficios con este objeto se entregan al Procurador del ejecutante para que cuide de su diligenciado.
A la vista de lo actuado, el Tribunal,
siempre a instancia del ejecutante, librará cuantos mandamientos sean necesarios para que se refleje tabularmente
la nueva situación de los créditos anteriores.
Si la titularidad del bien es de persona distinta al ejecutado se alza el embargo, salvo que esta circunstancia ya se
haya tenido en cuenta al hacer anotaciones en los supuestos legales.
Se alzará igualmente el embargo si el
valor de las cargas excede del determinado para el bien ejecutado.
Martínez de los Santos afirma, no
falto de cierta razón, que en el avalúo de
los bienes inmuebles la anarquía procedimental es manifiesta, pues “no se prevén alegaciones de las partes, no se requiere formalidad alguna, ni posible recurso, y se presume que todas las cargas
anotadas en el Registro pueden valorarAbril 2003 • PROCURADORES / 43
se aritméticamente y el acierto del secretario judicialen la confección de su
operación de avalúo”10. Hemos transcrito este párrafo doctrinal dado los flecos legales que apunta.
◗ Convocatoria de la subasta:
Una vez justipreciados los bienes inmuebles y aportados o suplidos los títulos que acrediten el dominio, se anuncia la subasta con veinte días como mínimo de antelación a la fecha en que se
va a celebrar, notificándose al ejecutado
en el domicilio que figure en el título
ejecutivo.
La convocatoria se hará identificando individualmente cada bien o por lotes cuando las características de aquéllos
lo permitan.
◗ Publicidad de la subasta:
Se publicará en idéntica forma a la
expuesta para los bienes muebles. Se deberá hacer constar en los edictos o en los
medios que se utilicen una serie de condiciones generales y particulares.
Son condiciones generales: la identificación de la finca, la valoración del
bien, certificación registral y titulación
que estará de manifiesto en Secretaría,
que todos los licitadores aceptan la titulación, que las cargas anteriores seguirán subsistiendo y los licitadores
quedarían subrogados en las mismas
(art. 668 LEC). Se prevé también la posibilidad legal de convocatoria sin suplir
los títulos, con manifestación expresa de
este hecho y con la condición de que el
rematante verificará la inscripción antes
o después del otorgamiento de la escritura de venta.
Son condiciones particulares: el depósito previo del 30% del avalúo de los
bienes para poder tomar parte en la subasta, y el apercibimiento de aceptar la
titulación, su inexistencia y subrogación
en las cargas o gravámenes anteriores.
En casos concretos se pueden constatar en los edictos cualquier otra condición distinta a las anteriormente expuestas.
◗ La puja y posturas por escrito:
Se sigue el sistema contemplado para los bienes muebles.
◗ Desarrollo de la subasta:
Se desarrollará en la forma prevista para la subasta de los bienes mue44 / PROCURADORES • Abril 2003
bles, haciéndose constar expresamente
en el acta que extienda el Secretaria
Judicial que los “postores aceptan la
subsistencia de las cargas y gravámenes anteriores” con subrogación en los
mismos.
Regula la ley la posibilidad de celebrar subastas simultáneas en uno o varios Tribunales. En estos supuestos se
suspenderá la aprobación del remate
hasta conocer por cualquier medio la
mejor postura ofrecida. De producirse
un empate en las posturas ofertadas se
procede a nueva subasta en el Juzgado que conoce del procedimiento dirimiendo entre los mejores postores (art.
673 LEC).
◗ Cesión y aprobación del remate:
Con respecto a la cesión del remate,
se remite la ley a lo dispuesto en su art.
647.3, que ya hemos tenido ocasión de
tratar.
La aprobación del remate queda recogida en el art. 670 de la LEC y se dan
los siguientes supuestos:
1º.–Que la postura sea igual o superior al 70% del valor del bien inmueble. Se aprueba por auto el remate en el mismo día o en el siguiente a
favor del mejor postor, y se le concede
veinte días para consignar la diferencia
de precio.
2º.–Que la postura sea igual o superior al 70% del valor del inmueble y se
haya hecho por el ejecutante. En este caso se liquida principal, intereses y costas, consignándose la diferencia.
3º.–Que la postura sea superior al
70% del valor y se ofrezca la garantía
de pago aplazado. Se notifica al ejecutante para que en el plazo de veinte
días ejercite su derecho de adjudicación
por aquel porcentaje, advirtiéndole que
transcurrido dicho plazo sin ejercitar
aquella facultad se aprobará el remate a
favor del postor.
4º.–Que la postura sea inferior al
70% del avalúo. Pueden presentarse diversas variantes, a saber:
4.1.–Que el ejecutado presente en
el plazo de diez días a un tercero que
ofrezca más del 70%, o que aunque
ofrezca menor importe, éste sea suficiente para el pago del crédito al ejecutante.
4.2.–Que el ejecutante en el plazo
de cinco días, posteriores al anterior-
mente indicado, haga uso de la facultad de adjudicarse los bienes por el
70% de su avalúo o por el importe de
la cantidad que se le adeude siempre
que sea superior a la mejor postura
presentada.
4.3.–Caso distinto a los anteriores,
se aprueba el remate siempre que la
postura supere el 50% del precio de
avalúo o si inferior cubre como mínimo la cantidad por la que se ha despachado la ejecución, los intereses y las
costas.
4.4.–Que las posturas no llegan al
50% del avalúo: se oirá a las partes y el
Tribunal resolverá atendiendo a las circunstancias del caso.
4.5.–Que no haya postores: el ejecutante se puede adjudicar los bienes por
el 50% de su justiprecio o por la cantidad que se le adeude por todos los conceptos.
Si en veinte días no ejercita esta facultad se alza el embargo.
◗ La subasta en quiebra:
Se aplica a los bienes inmuebles lo
dispuesto en el art. 653 de la LEC para
los bienes muebles.
◗ Pago del ejecutante:
Existe una remisión al articulado
que regula la materia en los bienes muebles: las cantidades cobradas se destinarán a la extinción del crédito del ejecutante, y si hubiere sobrante, a los créditos posteriores anotados con posibilidad
de mejora de embargo y reembargo, respectivamente.
A continuación pasaremos a tratar
el estudio de dos figuras propias de la
subasta de bienes inmuebles:
❒ Primera: La inscripción registral.
Se regula en el art. 674 de la LEC
Es título suficiente el testimonio del
auto de aprobación del remate expedido
por el Secretario Judicial, donde constarán aquellos datos que ya se recogían
en la anterior legislación; y ello es así
porque tal contenido se extrapoló de lo
dispuesto en la regla 17ª del art. 131 de
la Ley Hipotecaria –regulador del procedimiento sumario de ejecución hipotecaria–.
El mandamiento, para cancelar las
cargas, se expedirá a instancia del adquirente y afectará al gravamen que originó la ejecución así como a todas las
inscripciones y anotaciones posteriores.
Contendrá los datos que recoge la legislación hipotecaria.
❒ Segunda: La toma de posesión –ocupación– del inmueble.
La regula los artículos 661 y 675
de la LEC. Trae igualmente su causa de
la legislación hipotecaria, pero ahora
completada en la vigente legislación
procesal civil.
El primero de los preceptos establece la posibilidad de ocupación del
inmueble por personas distintas del ejecutado, supuesto en el que se les notificará la existencia de la ejecución para
que en el plazo de diez días presenten
la titulación que justifica dicha situación (en el anuncio de la subasta constará la situación posesoria del inmueble o si está o no ocupado). El ejecutante puede solicitar antes del anuncio
de la subasta una declaración del Tribunal de que el ocupante no tiene derecho a permanecer en el inmueble una
vez adjudicado y enajenado. Se señalará vista dentro del plazo de diez días
para alegaciones y practicar la prueba
que se admita sobre la situación legal
de la ocupación. Se resuelve por auto
no recurrible quedando a salvo el derecho de las partes a ejercitar en el juicio que corresponda.
El segundo de los artículos resuelve
sobre la ocupación del inmueble, estableciendo que se procederá al lanzamiento cuando se haya resuelto por el
Tribunal que el ocupante no tiene derecho a permanecer en él, con reserva de
acciones en el juicio correspondiente. Si
la ocupación del inmueble se diera sin
haberse previamente resuelto sobre el
derecho de los ocupantes (art. 661
LEC), el adjudicatario podrá pedir el
lanzamiento de los ocupantes de hecho
o carentes de títulos en el plazo de un
año. A la petición seguirá una vista, con
fase de alegaciones y probatoria, y resolución del Tribunal por medio de auto
no recurrible –si procede el lanzamiento o no–, reservando a las partes el ejercicio de las acciones legales en el juicio
correspondiente.
7.–LA ADMINISTRACIÓN PARA
PAGO (arts. 676 a 680 LEC).
Es uno de los modos previstos por
la ley para evitar la venta de bienes del
deudor dando satisfacción al ejecutante
de su crédito.
El acreedor puede instar, en cualquier momento, la entrega en administración de todos o parte de los bienes
embargados para aplicar su rendimiento al pago del principal, intereses y costas de la ejecución.
El Tribunal acordará, previo inventario, que se ponga al ejecutante en la
posesión de los bienes y se notifique este hecho a las personas que el mismo
designe. Igualmente el Tribunal citará
a audiencia a terceros titulares de derechos sobre el bien embargado con posterioridad al ejecutante, y acordará en
idéntico sentido sobre si procede o no la
administración para pago.
Aquéllos que impidan o dificulten la
administración serán compelidos con
multas coercitivas, sin perjuicio de responsabilidad de cualquier otro tipo.
En la administración se atenderá al
pacto de ejecutante y ejecutado, y en
otro caso, a la costumbre del país.
Cualquier controversia en la administración, a excepción hecha de la rendición de cuentas, se solventará por los
trámites del juicio verbal.
La rendición de cuentas –salvo que
por el Tribunal o por pacto se haya dispuesto otra cosa– se hará anualmente
ante el secretario judicial. Se da traslado de la dación de cuentas por quince
días al ejecutado. Si formulara alegaciones se da traslado al ejecutante por
nueve días, manifestando su conformidad o disconformidad con ellas. Si hubiere desacuerdo entre las partes se citará a ambos a una comparecencia en el
plazo de cinco días, practicándose las
pruebas que propongan en un plazo
no superior a diez días. Se resuelve por
auto, que se dicta en el plazo de cinco
días, sobre la aprobación o rectificación
de las cuentas.
La administración puede finalizar
por cualquiera de los siguientes motivos: 1º. Cuando el administrador haya
cobrado principal, intereses y costas;
2º. Si el ejecutado paga al administrador lo que resta del débito; y 3º. Si el
administrado no logra la satisfacción
de su crédito por ese medio, puede pedirse ponga término a la administración y se proceda a la realización forzosa por otros medios –estudiados ya
en este trabajo–.
V.–CONCLUSIONES
Estamos finalizando este trabajo y es
el momento de realizar unas conclusiones sobre la regulación que la ley ha dado a la institución objeto de análisis.
No nos vamos a extender en este
apartado.
Era opinión casi unánime del legislador y de todos aquellos que viven el
mundo del Derecho la necesidad de las
reformas de nuestras centenarias leyes
procesales. Con la Ley de Enjuiciamiento Civil 1/2000 se ha pretendido satisfacer esta demanda general en cuanto a la
ley adjetiva civil.
Obviamente la reforma no ha sido
global. Por un lado, sólo a afectado a
la jurisdicción contenciosa; y por otro,
ni siquiera ésta ha sido incluida totalmente.
Hemos ido constatando las novedades y problemática que la nueva
legislación aporta y suscita. Es obvio
que ninguna ley es –ni puede ser–
perfecta. Pero también hay que reconocer que se han producido innovaciones que el dictado de principios
normativos que reclamaban la derogación de la ley de 1881, y, con ello, su
acercamiento a la realidad de nuestros
días.
Las críticas han de existir siempre.
Es lo deseable. ¿Cuántas críticas no recibió durante toda su longeva vida la ley
de 1881 y sobrevivió durante más de
una centuria?
Es nuestra opinión, que como cualquier texto legal, el actual de la LEC es
mejorable, pero se han dado pasos importantes con respecto al texto anteriormente vigente. En multitud de ocasiones se cargó en exceso de demagogia
política y de mala prensa interesada sin
ni siquiera haber examinado con profundidad su texto.
Partimos una lanza a su favor, y
que sea el tiempo, o el mejor juez el
que sitúe el actual texto en el lugar que
le corresponda. El legislador, los Tribunales y los profesionales del Derecho,
también tienen mucho que aportar sobre el futuro de la vigente norma. Por
lo pronto, se han acallado muchas críticas generales de quien ni siquiera la
conocía.
Reiteramos, que el tiempo sea su
juzgador. Abril 2003 • PROCURADORES / 45
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