Impulsó y practicó el diálogo interreligioso Murió Chiara Lubich, promotora de la paz En 1943, fundó en Italia el Movimiento de los Focolares Noticias de Cultura: anterior | siguiente Sábado 15 de marzo de 2008 | Publicado en edición impresa Ver opiniones de lectores (6) • FOTO Chiara Lubich tenía 88 años Foto: Archivo ROMA.- A los 88 años, murió ayer por la madrugada Chiara Lubich, fundadora del Movimiento de los Focolares. Lubich, que había estado internada en el hospital Gemelli debido a problemas renales y cardíacos, murió en su casa de Rocca di Papa, en las afueras de esta capital. Allí quiso regresar por su expresa voluntad y pese a que se habían agravado sus condiciones de salud, para "concluir su viaje terreno" entre su gente y sus afectos. El fallecimiento de Lubich, una persona muy conocida no sólo en Italia, sino fuera del país, provocó gran conmoción. Desde todo el mundo, de parte de líderes religiosos, políticos, académicos, pero también de parte de gente común, llegaron cientos de mensajes de pesar. El papa Benedicto XVI, que la conocía personalmente, recordó a la fundadora de los Focolares por su "compromiso constante por la comunión en la Iglesia, por el diálogo ecuménico y la hermandad entre todos los pueblos". En el telegrama que les envió a los focolarinos, el Papa los exhortó a seguir "las huellas y a mantener vivo el carisma" en el "ardor misionero". Mensajera de paz y diálogo, Chiara Lubich tuvo la intuición de fundar uno de los movimientos más innovadores del mundo eclesiástico, que hoy está presente en 87 naciones (incluso la Argentina), con 780 comunidades desparramadas por todo el mundo. Los Focolares cuentan con 140.000 miembros activos, y más de seis millones de adherentes a la espiritualidad del movimiento. Orígenes humildes Muy amiga de Karol Wojtyla, que tenía su misma edad, e hija de un tipógrafo que perdió su empleo por sus ideas socialistas, Lubich nació en Trento, al norte de Italia, el 22 de enero de 1920, con el nombre de Silvia, que cambió por Chiara por Santa Clara de Asís. Trabajó como profesora para pagarse los estudios de Filosofía en Venecia. En 1943 -mientras caían sobre su ciudad las bombas de la II Guerra Mundial-, fundó el Movimiento de los Focolares, con el objetivo de "redescubrir los valores evangélicos y poner en común los bienes para reducir las desigualdades". Los tres pilares de su movimiento, que enseguida se fue extendiendo por el mundo, fueron unidad, paz y diálogo entre los pueblos. La primera aprobación oficial del movimiento se dio en 1962, por parte del papa Juan XXIII. Sus estatutos fueron aprobados sólo en 1990 por Juan Pablo II. En 1996, en París, Lubich recibió el Premio por la Educación a la Paz de la Unesco, uno de los tantos galardones que cosechó en su vida por su dedicación al entendimiento entre los pueblos y las religiones. En abril de 1998, visitó la Argentina, donde fue distinguida como ciudadana ilustre de la ciudad de Buenos Aires y reconocida con el doctorado honoris causa de la Universidad de Buenos Aires (UBA), por "su prolífica actividad a favor del diálogo intercultural e interreligioso". Al frente del movimiento, la sucederá otra mujer: por disposición de Juan Pablo II, en efecto, siempre deberá ser una mujer, quien guíe a los Focolares. El funeral de Lubich será el martes próximo, en la basílica de San Pablo Extramuros, en un oficio presidido por el secretario de Estado del Vaticano, cardenal Tarcisio Bertone. En nuestro país, en tanto, el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Jorge Bergoglio, celebrará pasado mañana, a las 18, una misa en su homenaje en la catedral metropolitana. Bergoglio concelebrará con monseñor Agustín Radrizzani, arzobispo electo de Mercedes-Luján y otros obispos y sacerdotes. Por Elisabetta Piqué Corresponsal en Italia