LA HOJA VOLANDERA RESPONSABLE SERGIO MONTES GARCÍA Correo electrónico sergiomontesgarcia@yahoo.com.mx En Internet www.lahojavolandera.com.mx FORMACIÓN LIBRE DEL ADULTO Pablo Natorp 1854-1924 Pablo Natorp nació en la ciudad alemana de Düsseldorf en enero de 1854. Realizó sus estudios académicos en las universidades de Berlín, Bonn y Strasburgo. Obtuvo su grado de filosofía y es designado profesor en la Universidad de Marburgo. En esta ciudad falleció en agosto de 1924. Natorp, fundador con H. Cohen de la Escuela de Marburgo, fue también un eminente pedagogo. Es el creador de la pedagogía social, la cual define como “la relación mutua general del concepto educación y comunidad”. Sostiene que el individuo aislado no existe, y sólo mediante la comunidad de intereses sociales aquél se hace hombre. La educación debe ser, afirma, una educación para el trabajo, al servicio de la comunidad, y la escuela, una institución para los niños de todas las clases sociales, sin diferencia de estado, de la profesión ulterior, ni del sexo. La educación, reconoce, es un proceso graduado que se produce en el hogar, en la escuela y en la formación libre del adulto. Los textos de Natorp que aquí se incluyen provienen del “Curso de pedagogía social” (1905) que es una síntesis de su obra Pedagogía social (Teoría de la formación de la voluntad en base de la comunidad) (1899). Las Escuelas superiores (Universidad, Escuelas técnicas, Escuelas superiores profesionales, Academias de Arte, etc.) sirven a la formación directa de todas las profesiones, que necesitan de una larga madurez de las fuerzas espirituales, cuya formación, por tanto, sólo se alcanza en la edad adulta. Si conforme a esto deben de- dicar gran espacio a la formación técnica específica, necesitan, por lo mismo, del contrapeso de una educación general profunda. Esto vale especialmente para la Universidad, la cual debe suministrar la formación teorético-científica, de todas las profesiones que aquélla supone. Ahora bien, si toda educación verdadera descansa en la actividad de sí mismo, debe cumplirse esto, en mayor medida, en sus grados superiores. Por esto debe la Universidad, cual corresponde al carácter rigurosamente científico de su instrucción, cuyo principio es la unión estrecha de la investigación y de la doctrina, mantener sus direcciones fundamentales sobre la base de la libertad y de la propia actividad. No sólo el trabajo de la investigación y de la formación científica, sino también el cultivo del carácter libre, dirigido puramente a la cosa, necesita de un lugar donde pueda desplegarse libre de los influjos exteriores y de las exigencias inmediatas de la práctica. También la “libertad de aprender” de los estudiantes, esto es, la libertad de elegir los caminos más adecuados para la educación profesional y general, según las necesidades individuales y el propio juicio, pertenece a esta “libertad académica” general. Por lo que respecta a la organización de la instrucción académica en especial, claro está que no se alcanza en ningún dominio con oír meramente las explicaciones. La explicación sólo pretende dar una idea general del campo elaborado y de los medios de trabajo existentes y proporcionar excitaciones y advertencias para su trabajo en particular, el verdadero trabajo queda reservado al estudio personal y libre, el cual se desarrolla en realidad y se mantiene en caminos fecundos en el Seminario científico (Instituto) o el práctico, el cual se diferencia de la explicación o conferencia por la directa participación del discípulo. Mediante el desarrollo amplio de la esencia del Seminario se elevaría la colaboración intensiva entre maestro y discípulo, y al mismo tiempo, podría desaparecer casi en absoluto los defectos que se hallan adheridos a la esencia de las pruebas académicas. Octubre 10 de 2008 EDUCACIÓN Y COMUNIDAD PEDAGOGÍA SOCIAL Toda actividad educadora se realiza sobre la base de la comunidad. El individuo humano aislado es una mera abstracción, lo mismo que el átomo de la Física; en realidad no existe el hombre, sino la comunidad humana. La legalidad de la producción de todo contenido de la educación humana presentada aquí es, como tal legalidad, para todos la misma; por tanto, todo contenido de la educación humana es en sí mismo comunal. Por el contrario, lo individual es la limitación, en lo cual el individuo, según la manera y la medida de sus fuerzas y según las circunstancias de su situación, puede participar en esta posesión común. Sólo así la verdadera educación, esto es, la actividad consciente formada espontáneamente puede, no sólo comunicarse, esto es, transportarse, sino que también desplegarse en relación mutua con la comunidad independiente y propiamente en cada individuo que crece en ella, así como la vida surge sólo en la vida. Según eso, la comunidad de la actividad educadora debe extenderse a lo formal de la misma; esto es, la propia actividad del espíritu educador debe despertarse y fortalecerse mediante esto. Y ello encuentra empleo en todos los dominios de la educación, tanto en el intelectual como en el ético, en el estético y en el religioso; y comprende todos los grados, desde los más inferiores a los más superiores. Precisamente la evolución desde la independencia sensible a la libertad espiritual, que se repite de igual modo en todos los dominios de la educación, se cumple sólo dentro de una comunidad que se desarrolla mediante los mismos grados. Ninguna percepción humana podría formarse fuera de la comunidad humana, pues ella incluye una manera de comprensión totalmente determinada, ofrecida, no por objetos exteriores, sino traída circunstancialmente por el hombre según sus propias capacidades y necesidades y se transmite a la especie humana por herencia, no sólo física, sino espiritual. Esto se extiende también a la conciencia propia de la voluntad; nosotros aprendemos a querer sólo en contacto con los otros. Por eso educar es preferentemente hacer voluntad; de la educación de la voluntad depende toda la educación. Esta relación mutua general del concepto educación y comunidad la mantenemos firmemente bajo el concepto de “Pedagogía social”. Por tanto, esto quiere significar “el reconocimiento fundamental de que la educación del individuo está condicionada en todos los respectos por la comunidad, así como, viceversa, una formación humana de la comunidad está condicionada por una educación del individuo conforme a ella y que participa de ella”. Las condiciones sociales de la educación y las condiciones de la educación de la vida social, unidas estrechamente, forman el tema de la Pedagogía social. Por tanto, esto no es una y más completa disciplina colocada junto a la Pedagogía individual; a diferencia de una tal comprensión dualista, la nuestra es rigurosamente monista. Toda la educación es por un lado comunal, por otro lado individual; la consideración solamente individual de la educación es una mera abstracción; la comprensión completa de la educación es la educación social; ésta incluye la individual, pero no como una segunda parte exterior. La educación no coloca primero la actividad de la educación considerada sólo individualmente, y después en relación a las asociaciones sociales dadas, sino que relaciona desde el principio el hombre como idea con la comunidad humana como idea, y demuestra que ambas están sometidas desde el primer momento a las mismas leyes y consisten en ponerse en relación mutua según su concepto total. Considera las asociaciones sociales dadas, del mismo modo que los individuos humanos dados sólo desde el punto de vista de la idea; esto es, presenta los problemas de ambas en virtud de su relación mutua necesaria y los forma de acuerdo con la dignidad humana. Y con esto el problema total de la educación adquiere una significación eminentemente social, y así se convierte todo el orden social y el progreso social, desde un punto de vista, en un mero medio y al mismo tiempo en uno de los problemas esenciales de la educación. Fuente: Pablo Natorp, “Formación libre del adulto” en Montes García Sergio, Clásicos de la pedagogía, 1ª Reimp, FES-ACATLÁN, México, 2005, pp. 229-234. PROFESOR, consulta la HV en Internet. En este número: De los profesores: “Los libros de texto gratuitos de Historia y Civismo en el contexto de la política educativa, 1959-1970” (Primera parte) por Arturo Torres Barreto. De los estudiantes: “Cambiar la escuela no sólo de nombre” por Natalia Israuri Contreras Rodríguez. “El porqué del educar para los medios” por Ma. Teresa Rueda Bocanegra. De la HV: “Los libros de texto gratuitos” por Jaime Torres Bodet.