El humanismo como clave del éxito

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El humanismo como clave del éxito
La motivación como móvil
Por Ernst Prost
Las empresas aspiran a tener éxito porque les asegurará su existencia. El que
una empresa tenga éxito, se refleja generalmente en brillantes cifras. Los
beneficios y los réditos se han convertido en sinónimo de éxito. Pero, ¿cuál
es la propia base del éxito? La lista de factores puede ser más o menos larga
(productos de la mejor calidad, buena publicidad, comprar estando
consciente de los precios, un equipo orientado al servicio al cliente, etc.). La
importancia que tienen los trabajadores de una empresa no se puede apreciar
en situaciones de calma, sino en los momentos de fuerte marejada. En esos
momentos, el barco en el cual nos encontramos, sólo podrá resistir si su
tripulación está compenetrada y es luchadora. Cada uno debe centrarse en el
tema completamente motivado. Hacer el trabajo por simple rutina o no
dedicarse a las tareas reales por miedo a perder el puesto de trabajo, nos
paraliza, nos hace indolentes y no nos permite avanzar. Un buen ejemplo
ilustrativo de ello lo ofrecen las actuaciones de las empresas durante la crisis
económica mundial. Aquí se demuestra de una manera impresionante, lo
importante que es la motivación, y surge la pregunta, ¿cuál es la mejor
forma de motivar a tu plantilla?
Para poder responder a esta pregunta, habría que saber qué es en realidad la
motivación. El diccionario alemán Duden describe la motivación como «los
motivos que determinan la acción del hombre». Es, por así decirlo, el resorte
de la voluntad. No hay que ser filósofo para reconocer, que los motivos para
hacer algo, pueden ser de naturaleza muy variable. En la cotidianidad
laboral y, especialmente en épocas de crisis, la conservación del puesto de
trabajo es uno de los motivos principales, si no, el principal de la
motivación. Al fin y al cabo, el trabajo representa los medios de subsistencia
para poder mantenerse a sí mismo y, en su caso, a la familia. El
reconocimiento, ya sea en forma de rango o de méritos, es otra de las
razones para la motivación, aunque no sea tan fundamental.
En el sentido inverso, precisamente en épocas de crisis, las personas están
altamente motivadas si es que no tienen por qué preocuparse por el puesto
de trabajo, sino que pueden actuar libres de presiones y dejar vía libre a su
creatividad en aras del bienestar de su empresa. Justamente por esta razón,
yo, como propietario y jefe de la empresa fabricante de aceites para motores
LIQUI MOLY, garanticé públicamente el empleo a mis coempresarios
cuando fue evidente que la empresa amenazaba con caer dentro del remolino
de la crisis económica. Y hablo de coempresarios conscientemente, pues la
responsabilidad del éxito no recae únicamente en el propietario o en el
Presidente de la Junta directiva, sino que cada componente de la empresa
asume sus responsabilidades con su modo de actuar y, con ello, está
contribuyendo al éxito de la misma. Responsabilidad significa reto y
valoración. «Sed emprendedores dentro de la empresa», le digo siempre a
mi gente. Y yo, como jefe, debo estar atento a quién necesita de alguna cosa
y dónde puedo ayudar o, dicho de otro modo, valga el refrán: ”pórtate bien
con las personas, y ellas se portarán bien contigo”. Aunque este principio
suena sencillo y, en efecto lo es, lamentablemente es poco practicado, tal y
como suelen decir con frecuencia los trabajadores nuevos, especialmente
cuando anteriormente trabajaron para grandes consorcios. Quizá parezca
difícil seguir este lema, porque nos exige confianza, confianza en las
personas y en sus capacidades. El empresario debe poner a disposición el
campo de juego, pero también debe garantizar a sus trabajadores la libertad
de movimientos necesaria. Si lo hace así, todo marchará casi de forma
automática, también o precisamente en tiempos de crisis. Y de repente, la
crisis deja de ser de importancia, pues la gente nos echa una mano, tiene
iniciativa, no está de festejo, y no se rinde ante las lamentaciones y las
previsiones de la crisis de los «expertos» y los políticos. Y, ¡oh milagro!,
también las cifras vuelven a salir bien. En el primer trimestre de 2010,
LIQUI MOLY registró un crecimiento del volumen de ventas superior al
30%, crea empleo, trabaja a turnos especiales, todo ello sin jornadas
laborales reducidas, ni despidos. ¡Parece increíble!.
Y a mí me cuesta creer que a los gerentes de alto nivel, los mejor pagados,
casi nunca se les ocurre nada mejor en esos tiempos difíciles, que aplicar la
eternamente practicada y, a mis ojos, perversa ecuación de la «reducción de
puestos de trabajo para aumentar el rendimiento». Y entonces, esas «élites»
aún se lamentan de elevados casos de baja por enfermedad y de cifras
fluctuantes. Entonces llaman a alabados y bien pagados “artistas de la
motivación”, a sus salvadores, para que, como si fueran payasos, fingen
levantar el ánimo como falsos encargados de remediar la situación.
Precisamente son las empresas que cotizan en bolsa, las que la mayor parte
de las veces sólo hacen planes para fines de cada trimestre. En LIQUI
MOLY, por el contrario, se hacen planes más allá de ello y, con éxito, pues
las bajas por enfermedad y las fluctuaciones son muy escasas. Podemos
renunciar pues tranquilamente a los entrenadores motivadores porque, para
nosotros, el punto central no son las meras cifras, sino las personas en sí.
Son los coempresarios, los que otorgan a su compañía un perfil
inconfundible y le proporcionan un alma. Todos los componentes de la
empresa se comportan como una gran familia, por lo que a mí me encanta
hablar a todo el mundo de la “Familia LIQUI MOLY”. Cada uno está
dispuesto a ayudar al otro, aunque, por supuesto que también existen roces y
puntos de vista diferentes. No obstante, siempre prevalecen el respeto a los
demás y valores como la diligencia, la tolerancia, la entrega y la humildad.
Como empresario, debo ir delante, dando ejemplo, y transmitir esos valores
que no se deben encasquetar de arriba abajo, sino que han sido definidos por
los propios coempresarios, como el pilar fundamental de nuestra estructura
de valores.
Precisamente, esta cooperación es un factor que permite que nosotros como
mediana empresa, prácticamente una aldea gala dentro del sector de los
lubricantes, podamos medirnos con consorcios petrolíferos multinacionales
como Shell, Exxon Mobil o BP. A las personas de nuestra empresa se les
abre mucho más que una mera perspectiva profesional, pues en LIQUI
MOLY encuentran también una patria profesional, porque acuden al trabajo
estando motivados, encuentran un sentido a sus actividades y pueden actuar
sin tener miedo. «Esta diferencia la notan los clientes». La mejor prueba de
ello es que, en el año 2009, tres grandes clientes eligieron a LIQUI MOLY
en Alemania como “Proveedor del año”. Todos destacaron que la amistad, la
orientación al servicio y la fiabilidad han sido factores decisivos para tener
beneficios. Nada de esto fue entrenado en seminarios, sino que surge de
dentro, de lo más profundo del corazón y del convencimiento de las
personas. Sólo una cultura empresarial sana y de amistad entre las personas,
es capaz de lograr tal cosa.
Y aún existe otro factor de motivación: Estar orgulloso de su propia
empresa. Para muchos, este concepto es algo problemático, pero se trata de
estar orgulloso en el sentido de «alegrarse de algo». Y nuestros
coempresarios están orgullosos de formar parte de la “Familia LIQUI
MOLY”, pues nosotros impartimos formación, nos hacemos cargo de
nuestros aprendices, producimos en Alemania y pagamos los impuestos aquí
porque nos sentimos comprometidos con la economía de mercado social y
de utilidad pública y, de este modo, gracias a nuestras actividades
empresariales y a nuestra economía de mercado, generamos un beneficio
social que es sólido. Y así, por el interés empresarial propio, como si fuera
un producto secundario de un hecho positivo, se genera una parte
irrenunciable del bienestar social.
Cuando las personas están por delante del rédito, entonces las cifras también
salen bien. Yo no sólo creo en el rédito económico empresarial, sino
también en la «rentabilidad social», lo cual no es otra cosa que renunciar
algunas veces al hábito de ganar hasta el último euro, a favor de más
humanismo.
Acerca de LIQUI MOLY
La compañía LIQUI MOLY, con sede en Ulm, al sur de Alemania,
ofrece una amplia gama de productos de alta calidad, como aceite para
motores, aditivos, productos para el cuidado del automóvil y productos
destinados al servicio técnico. Su surtido abarca más de 4.000 artículos.
LIQUI MOLY desarrolla y prueba sus productos en laboratorios
propios, los fabrica exclusivamente en Alemania y los comercializa
todos ella misma. Fundada hace más de 50 años, LIQUI MOLY es uno
de los líderes del sector. Sus productos se venden en Alemania y en
otros 90 países.
Podrá encontrar más información en:
LIQUI MOLY GmbH
Peter Szarafinski
Jerg-Wieland-Str. 4
89081 Ulm-Lehr
Germany
Tel.: +49 7 31/14 20 189
Fax: +49 7 31/14 20 82
Peter.Szarafinski@liqui-moly.de
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