OPINI N Mercados que fallan: Y ahora ¿quién podrá defenderme?

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OPINI N
20/06/2011
Miguel Vargas
Mercados que fallan: Y ahora ¿quién podrá defenderme?
Durante el último tiempo ha sido común encontrarnos con ev entos en que la
may oría de la población siente que el modelo económico chileno está
fallando. Desde los problemas medioambientales, pasando por el lucro en la
educación, para terminar recientemente con el caso de La Polar, una gran
parte de la población ha acusado al “mercado” como el causante de muchas
penurias de nuestra sociedad. Pero ¿podemos culpar a este artificio de
construcción social y económica de todo? ¿O son quizás la falta de mercado y
competencia, o la carencia de políticas correctoras las grandes responsables de estos males?
Aunque suene como una contradicción, quien debe garantizar la libre empresa es el Estado y
quienes se empeñan en lo contrario son las empresas. Parece sorprendente pero así es.
En el fondo, una
empresa sueña con
transformarse en un
monopolio, gozar de
ventajas de informaci n
y no internalizar los
costos de las
externalidades que
produce.
El mercado no es otra cosa que una instancia en la cual,
libremente, indiv iduos que desean comprar un bien o
serv icio se encuentran con aquellos que lo desean
v ender. Si se prev ienen conductas monopólicas, la
competencia podría llev ar a una asignación eficiente de
recursos, es decir los recursos se utilizarán de la mejor
forma en que podrían usarse.
¿Qué hay de malo en ello? En principio, nada. Es cierto
que el mercado no garantiza justicia en la distribución
del ingreso, pero tampoco la impide. En toda sociedad,
el Estado podría promov er una reasignación de los
recursos de una manera más justa y luego dejar al
mercado operar para alcanzar un equilibrio eficiente que responda a una distribución del
ingreso más equitativ a. Al menos eso indica la teoría económica.
Las tribulaciones surgen cuando el mercado falla, y puede fallar por una serie de razones.
Primero, cuando hay asimetrías de información, es decir cuando alguien cuenta con más
información respecto del bien o serv icio que se transará. Por ejemplo, cuando usted compra un
departamento y nadie le informa acerca de la resistencia sísmica del edificio en donde éste se
encuentra (y es costoso, av eriguarlo), o cuando compra un chocolate y nadie le dice el
contenido de grasas saturadas que usted o sus hijos ingerirá, o los niv eles de sodio presentes en
un cereal; o cuando compra en tienda de retail a crédito y desconoce que se habitúa
reprogramar sus deudas sin preguntarle. Preguntemos a La Polar.
Segundo, el mercado puede fallar cuando no hay competencia y las empresas pueden obtener
beneficios sobre-normales por cobrar un precio de un bien o serv icio muy superior a su costo
de producción, como cuando un par de cadenas de farmacias se coluden para cobrar precios
más altos por los medicamentos que v enden.
Por último, hay bienes y males que muchos ex perimentamos, tales como la contaminación del
aire o la prov isión de educación y áreas v erdes, donde generalmente no se aplica un cargo por
las consecuencias negativ as o positiv as de su ex istencia. Una empresa o consumidor que deba
pagar por lo que ensucia, internalizará el daño que prov oca y su decisión de cuánto contaminar
cambiará radicalmente. Las áreas v erdes son escasas en gran parte de Santiago, especialmente
en los sectores pobres, pero es difícil financiarlas directamente para tener esos espacios que la
sociedad v alora.
Cuando el mercado falla y si se trata de un sector sensible para el bienestar de la población, el
rol del Estado es interv enir, para hacer funcionar a dicho mercado de la manera más cercana
posible a aquella que max imiza el bienestar social. Lo anterior implica reducir las asimetrías de
información, promov er la competencia perfecta, garantizar la internalización de las
ex ternalidades y la prov isión de bienes públicos. La dificultad está en que en la may oría de las
ocasiones el mercado falla, y falla en sectores particularmente importantes como la educación,
la salud, la prev isión social y casi todos en los que usted pueda pensar. Los mercados a v eces
fallan debido a razones estructurales, pero el mercado también falla cuando aquellos que
participan en él se empeñan en que así lo haga.
Resulta simpático
No se puede discutir que las empresas tienen un papel
fundamental en la sociedad: generan empleo,
escuchar argumentos
crecimiento, bienestar y finalmente nos prov een de
que señalan que una
mayor intervenci n del aquellas cosas que necesitamos. Pero las empresas no
www.politicaspublicas.udp.cl/opinion/detalle.tpl?id=245
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mayor intervención del aquellas cosas que necesitamos. Pero las empresas no
organizaciones filantrópicas, por mucho que hay a
Estado atenta contra el son
empresarios que sí lo sean. En toda sociedad, el objetiv o
mercado , cuando lo
de las empresas es max imizar ganancias, y las empresas
harán todo lo posible por influir en las condiciones del
que se busca es hacer
mercado del tal forma que el resultado sea el que más las
los mercados más
fav orezca. En el fondo, una empresa sueña con
transparentes.
transformarse en un monopolio, gozar de v entajas de
información y no internalizar los costos de las
ex ternalidades que produce. Hace todo lo posible para que esto suceda: publicidad, fusiones,
diferenciación de productos, etc. Por lo tanto, no debemos esperar de ellas más que un
comportamiento consistente con el objetiv o de max imización de rentas. En consecuencia, el
rol regulador del Estado es crucial.
Pero aquí, entonces, se nos presenta una paradoja: quienes en su fuero más íntimo quieren que
el mercado falle, al menos en la medida que eso las fav orezca, son las empresas, y quien debería
preocuparse por el correcto funcionamiento del mercado es el Estado.
Resulta, por lo tanto, simpático escuchar argumentos que señalan que una may or interv ención
del Estado atenta contra el mercado , cuando lo que se busca es hacer los mercados más
transparentes, corregir los efectos negativ os de las decisiones priv adas y lograr la prov isión de
bienes que de manera priv ada sólo serían producidos para una minoría de la población. Y
resulta aún más simpático cuando estos argumentos son usados para defender al mercado por
aquellos grupos que en el fondo lo que buscan es que falle.
Por supuesto que ex isten también las denominadas fallas de Estado, conocidas como captura
regulatoria, problemas de agencia e inconsistencia dinámica, y regulaciones que son mejores
que otras. En nuestro país muchas de ellas no son las más apropiadas, pero eso no deslegitima
la función que el Estado debe cumplir sino que demanda de una ciudadanía informada que ex ija
al Estado llev ar a cabo su cometido de manera correcta.
Por lo tanto la próx ima v ez que escuche a alguien hablar en contra del mercado quizá por falta
de información esté equiv ocado y lo que en v erdad esté haciendo sea hablar en contra de las
fallas de mercado. O cuando escuche a alguien defendiendo al mercado y la competencia, quizá
lo que esté haciendo, con mucha información, sea intentar perpetuar esas fallas con tal
aumentar sus ganancias. ¡Qué paradoja!
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Fuente: CIPER
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