¿QUÉ HAGO A LA PUERTA SANTA? El Papa Francisco escribió lo siguiente acerca de la obtención de la Indulgencia Plenaria al pasar por una Puerta Santa en el Año Jubilar de la Misericordia: “Deseo que la indulgencia jubilar llegue a cada uno como genuina experiencia de la misericordia de Dios, la cual va al encuentro de todos con el rostro del Padre que acoge y perdona, olvidando completamente el pecado cometido. Para vivir y obtener la indulgencia los fieles están llamados a realizar una breve peregrinación hacia la Puerta Santa, abierta en cada catedral o en las iglesias establecidas por el obispo diocesano […] como signo del deseo profundo de auténtica conversión. […] Es importante que este momento esté unido, ante todo, al Sacramento de la Reconciliación y a la celebración de la santa Eucaristía con una reflexión sobre la misericordia. Será necesario acompañar estas celebraciones con la profesión de fe y con la oración por mí y por las intenciones que llevo en el corazón para el bien de la Iglesia y de todo el mundo." (Papa Francisco, Carta, 1 de sept. de 2015) En la Diócesis de San Ángelo, el Obispo Michael Sis ha designado las siguiente cuatro Puertas Santas del Jubileo: La Catedral del Sagrado Corazón en San Ángelo El Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe en Midland La Parroquia de Santa María en Odessa La Capilla de Adoración Eucarística en la Parroquia del Sagrado Corazón en Abilene Una Indulgencia Plenaria es la remisión completa de la pena temporal que se debe por el pecado cuya culpabilidad ya ha sido perdonado. Además de cruzar en oración por la Puerta Santa, el Papa Francisco ha establecido las siguientes condiciones que deben cumplirse con el fin de recibir esta Indulgencia Jubilar: Ir a la Confesión Sacramental dentro de varios días antes o después de cruzar la Puerta Santa. Recibir la Sagrada Comunión (con reflexión personal sobre la misericordia) dentro de varios días antes o después de cruzar la Puerta Santa. Rezar por las intenciones del Papa al rezar la Profesión de Fe (también típicamente un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria). Verdaderamente arrepentirse de sus pecados y dejar ir su apego al pecado, incluso el pecado venial. Estar en estado de gracia, al menos en el momento de la visita a la Puerta Santa. [2] MÁS ACLARACIONES: Una Indulgencia se puede obtener para sí o para las almas del Purgatorio, pero no se puede aplicar a otras personas que viven en la tierra. Una Indulgencia Plenaria puede adquirirse varias veces durante el año, pero no más de una vez en el transcurso de un día. Una sola Confesión sacramental es suficiente para ganar varias Indulgencias Plenarias. Se requieren una recepción distinta de la Sagrada Comunión y una oración distinta para las intenciones del Papa para cada Indulgencia Plenaria. Es apropiado, pero no necesario, que la recepción de la Comunión y la oración por las intenciones del Papa se lleven a cabo en el mismo día de la visita a la Puerta Santa. Es suficiente que la Confesión sacramental, la recepción de la Comunión, y la oración por las intenciones del Papa se lleven a cabo dentro de varios días antes o después de la visita a la Puerta Santa. Profesión de fe (Credo): Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible e invisible. Creo en un solo Señor Jesucristo, el Hijo Unigénito de Dios, nacido del Padre antes de los siglos. Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, consustancial con el Padre; por medio de él se hicieron las cosas. Por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo, y por el Espíritu Santo se encarnó de la Virgen María, y se hizo hombre. Por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato, padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras. Él ascendió al cielo y está sentado a la diestra del Padre. Y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia una, santa, católica y apostólica. Confieso un solo bautismo para el perdón de los pecados y espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén. [3] ORACIONES OPCIONALES: Estas oraciones adicionales también son útiles para una fructífera visita a la Puerta Santa, pero no son necesarios para la Indulgencia Plenaria: Oración antes de cruzar el umbral de la Puerta Santa ¡Ábranme las puertas de justicia para entrar a dar gracias al Señor! Esta es la puerta que lleva al Señor, por ella entran los que son justos. (Salmo 118:19-20) Señor Dios, abres las puertas de tu misericordia a todos que vienen a ti. Mírame, tu hijo, un pecador, y recíbeme en tus brazos. Mientras que yo entro en tu casa, que tú entres en mi corazón. Refréscame con la doble gracia de dolor por mis pecados y el conocimiento de tu amor misericordioso extendido a todos los que invocan tu nombre. Vamos adelante en la paz de Cristo. Amén. Oración Después de haber Cruzado el Umbral de la Puerta Santa ¡Que amables son tus moradas, Señor Sabaot! Felices los que habitan en tu casa, se quedarán allí para alabarte. Vale por mil un día en tus atrios, y prefiero quedarme en el umbral, delante de la casa de mi Dios. (Salmo 84:2,5,11) Señor Dios, me llenas con el conocimiento de tu infinita misericordia. Como ya he entrado en tu casa, te pido que entres en la mía para que estés cerca de mí cada día. Lléname con tu gracia, para que yo pueda abrir mi corazón una y otra vez para recibir tu misericordia. Concédeme que yo sea misericordioso como el Padre por toda mi vida. Vamos adelante en la paz de Cristo. Amén. [4] ORACIÓN DEL PAPA FRANCISCO PARA EL JUBILEO EXTRAORDINARIO DE LA MISERICORDIA Señor Jesucristo, tú nos has enseñado a ser misericordiosos como el Padre del cielo, y nos has dicho que quien te ve, lo ve también a Él. Muéstranos tu rostro y obtendremos la salvación. Tu mirada llena de amor liberó a Zaqueo y a Mateo de la esclavitud del dinero; a la adúltera y a la Magdalena del buscar la felicidad solamente en una creatura; hizo llorar a Pedro luego de la traición, y aseguró el Paraíso al ladrón arrepentido. Haz que cada uno de nosotros escuche como propia la palabra que dijiste a la samaritana: ¡Si conocieras el don de Dios! Tú eres el rostro visible del Padre invisible, del Dios que manifiesta su omnipotencia sobre todo con el perdón y la misericordia: haz que, en el mundo, la Iglesia sea el rostro visible de ti, su Señor, resucitado y glorioso. Tú has querido que también tus ministros fueran revestidos de debilidad para que sientan sincera compasión por los que se encuentran en la ignorancia o en el error: haz que quien se acerque a uno de ellos se sienta esperado, amado y perdonado por Dios. Manda tu Espíritu y conságranos a todos con su unción para que el Jubileo de la Misericordia sea un año de gracia del Señor y tu Iglesia pueda, con renovado entusiasmo, llevar la Buena Nueva a los pobres, proclamar la libertad a los prisioneros y oprimidos, y restituir la vista a los ciegos. Te lo pedimos por la intercesión de María, Madre de la Misericordia, a ti que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.