1 AGUSTÍN EN MI VIDA: TESTIMONIO DE UNA NOVICIA DE LAS OBLATAS Felipe Santos, SDB Pamplona-8-12-08 Introducción al Amor en San Agustín PRIMACIA DEL AMOR Amor y felicidad verdadera Los escritos de Agustín comienzan planteando la cuestión de cómo el ser humano puede encontrar la felicidad verdadera. Porque no hay ser humano ajeno al deseo de ser feliz. El deseo dice relación con el amor pues nadie desea lo que no ama. El amor consiste en el deseo de identificarse con el objeto amado. Mas no todo tipo de deseo y amor es capaz de hacer feliz a una persona. Sólo un eterno e imperecedero bien nos puede hacer de verdad felices, pues únicamente tal bien excluye todo temor de 2 perder el objeto amado. Dios solo puede garantizar una felicidad así. El amor nos une con Dios, nuestro eterno, imperecedero bien, y de esta manera nos hace partícipes de la eternidad de Dios. Esto sucede de acuerdo con el principio de que el ser humano viene a convertirse en lo que ama: ama la tierra, es tierra; ama a Dios eterno, y compartirá la eternidad de Dios. Amor: el mensaje total de la Biblia Según Agustín todo el mensaje de la Biblia podemos reducirlo a dos mandamientos: amor de Dios y amor del prójimo. Escribe: "Mi esperanza en el nombre de Cristo no es estéril, porque no sólo creo, Dios mío, que de los dos mandamientos del amor penden toda la Ley y los Profetas, sino que yo mismo he experimentado, y todavía lo experimento a diario, que ni siquiera un solo misterio u oscura palabra de la Sagrada Escritura me resulta claro, hasta no encuadrarlo en estos dos mandamientos". Agustín aquí se acomoda fielmente a la línea de pensamiento de 5. Pablo: El amor es el cumplimiento de la Ley (Rom 13, 10) y : El amor es el fin del mandato (1 Tim 1, 3 5). La palabra "fin" no quiere decir que el amor acaba con los demás mandamientos o que los anula, sino que el amor es la perfección de cualquier otro precepto con el que lo relacionemos. Estos dos mandamientos caracterizan tanto al Nuevo como al Antiguo Testamento. Por tanto las palabras de Cristo: "Os doy un mandato nuevo: amaos unos a otros como yo os he amado" (Jn 131, 34) no sólo renovaron a los Apóstoles o a nosotros, sino también a los patriarcas, profetas y santos que vivieron durante el tiempo de la Antigua Alianza. Amar con amor de Dios Dios es amor. Revelándose a Sí mismo como bueno y misericordioso, Dios se revela a Sí mismo como amor Esto equivale para nosotros a una interpelación, una exigencia y un mandato de amar a los seres humanos como Dios los ama. La más elevada forma de amar a los hermanos y hermanas reside en amarlos con el amor de Dios que nos ha sido dado por el Espíritu Santo. De ahí que nuestro amor es una participación del amor de Dios mismo que abarca a cualquier ser humano, incluso nuestro enemigo. Nuestro amor debe reflejar el amor de Dios. Cuando Agustín habla del amoç habla del amor como don divino, que capacita a la voluntad humana con un nuevo deseo, un 4 luchar por la verdad divina, la sabiduría, la paz y la justicia. Amar con dicho amor excluye todo lo pecaminoso, es decir, ansia posesiva o egoísta, orgullo, vanidad, propia alabanza u honor y buscar exclusivamente nuestro propio provecho. El hecho de ser el amor un don de Dios tiene su aplicación en primer lugar en amar por Dios, porque El solo puede darse a Sí mismo a nosotros. El nos ha amado primero. Y claro está, el mismo principio vale para amar al prójimo. El Espíritu Santo nos inflama para amar a nuestro prójimo. Según Agustín un mero amor natural de unos a otros no basta, porque entonces con facilidad descuidamos a Dios nuestro supremo bien. Amar a los otros como a nosotros mismos significa que él o ella pueden encontrar su bien donde nosotros lo encontramos, es decir en Dios. Sólo a esa luz podemos entender correctamente la famosa sentencia de Agustín: "Ama y haz lo que quieras, porque de esa raíz sólo puede nacer el bien". El amor es la norma más difícil que tenemos; jamás significa que somos libres para hacer lo que nos venga en gana. Pasajera primacía del amor al prójimo Visto a la luz de las consideraciones precedentes, Agustín propugna hasta una primacía pasajera del amor al prójimo. Pasajera quiere decir: aquí en la tierra, en caso de estar 5 obligados a cuidar de nuestros semejantes. Desde luego que el amor de Dios tiene preferencia en cuanto mandamiento, pero también lo es que el amor al prójimo viene el primero en la práctica. Para amar a Dios hemos de empezar por amar al prójimo: "Estos mandamientos han de ser siempre meditados, ponderados, hemos de ser fieles a ellos, ponerlos en práctica, cumplirlos a plenitud. El amor de Dios viene en primer lugar en la clasificación de los mandamientos, mas el amor al prójimo tiene preferencia a la hora de la acción. Al amar a tu prójimo e interesarte por él, tú te pones en marcha. ¿A dónde podrías ir excepto al Señor Dios?". El porqué de esto subyace en el hecho de que ambos amores se incluyen mutuamente y no se pueden separar. Por tanto basta con mencionar sólo uno de los dos. Apelando a la autoridad de Pablo y Juan, Agustín saca la conclusión de que no sin motivo la Sagrada Escritura de ordinario expresa un mandamiento para ambos. La razón para ello aparece con claridad en el texto siguiente: ¿Y por qué Pablo en ambas cartas, a los Gálatas y a los Romanos, menciona únicamente el amor al prójimo? ¿No será porque, no poniéndose con tanta frecuencia a prueba el amor de Dios, nos podríamos 6 engañar acerca de él? En cambio acerca del amor al prójimo nos pueden convencer con más facilidad de no amar a Dios al haber actuado injustamente hacia los demás. Mediante el precepto del amor al prójimo nos damos perfecta cuenta de los fallos. Algunos Gálatas caían en el engaño de pensar que amaban a Dios. El Apóstol les demuestra claramente que no era así, a causa del odio reinante entre ellos.".Así pues, el amor al prójimo es la norma tangible del amor de Dios, pues gracias a su naturaleza práctica elimina todo posible autoengaño. El amor al prójimo es el modo más concreto y seguro de manifestar nuestro amor a Dios. LEGADO ESPIRITUAL Obviamente no podemos exponer aquí todos los aspectos doctrinales de Agustín. Haremos una selección. Entre los más característicos mencionaremos los siguientes: 1. Primado de la caridad. 2. Cristo se identifica con todos los seres humanos: el Cristo 7 total. 3. Desconfianza de la capacidad humana frente a la confianza en la gracia. 4. Hincapié en la eficacia de la gracia de Dios en la vida espiritual. 5. Amor de la Palabra de Dios y relieve de la importancia de la lectura de la Sagrada Escritura. "PARA MÍ LA VIRTUD, POR DEFINICIÓN, NO ES OTRA COSA QUE UN PERFECTO AMOR A DIOS. LA TEMPLANZA ES EL AMOR QUE TOTALMENTE SE ENTREGA AL OBJETO AMADO; LA FORTALEZA ES EL AMOR QUE TODO LO SOPORTA POR EL OBJETO DE SUS AMORES; LA JUSTICIA ES EL AMOR UNICAMENTE ESCLAVO DE SU AMADO Y QUE EJERCE, POR LO TANTO, SEÑORÍO CONFORME A RAZÓN; Y, FINALMENTE, LA PRUDENCIA ES EL AMOR QUE CON SAGACIDAD Y SABIDURÍA ELIGE LOS MEDIOS DE DEFENSA CONTRA TODA CLASE DE OBSTACULOS". (Costumbres de la Igl. cat. 15, 25) 8 Agustín es para mí un personaje fascinante que me llega directo al corazón, pero que a pesar de haberlo estudiado en un curso de 6 meses, es siempre un misterio. No tengo reparo en confesar que su estilo es demasiado complicado para mí. ¿Pero no tengo toda la vida por delante? Me encanta la pasión de Agustín Agustín forma parte de unas cuantas figuras que me he propuesto como modelos, como por ejemplo san Pablo, Francisco de Asís y el P. Alzon. Encuentro una gran semejanza de vida entre los tres primeros al menos. 9 Me gusta por encima de todo su pasión, pasión por todo lo que emprende. Tiene sed de todo: de aprender, vivir, amar, ser amado, sed saciada por quien le habita y del que va tomando conciencia poco a poco. Es ambicioso, ama la belleza, el lenguaje bello, detesta la vulgaridad. Está lleno de entusiasmo y consagrará una gran parte de su vida en defender la unidad de la Iglesia combatiendo diferentes corrientes tales como el maniqueísmo, el donatismo, el paganismo que acusa a los cristianos de ser la causa de la caída de Roma, y el pelagianismo para el que el hombre es capaz de salvarse él solo. Luchará igualmente por la unidad interior, afirmando que no hay victoria más bella que el combate sobre sí mismo. Pero lo que me une y me alimenta de san Agustín, es este “amor sin medida”, su exhortación a la caridad, 10 resumen de la vida cristiana y espejo de Cristo. Marchar por las huellas de Cristo Agustín me da vida porque sabe expresar con palabras magníficas lo que arde en mi corazón. Sabe abrir mis ojos y mostrarme la dirección que hay que seguir para encontrar esta finalidad que tiene por nombre FELICIDAD y por la que he entrado en la vida religiosa. Nada de lo que ofrece el mundo me puede colmar, todo es un medio para utilizar pero no dejes que sus ideas, sus cosas se apoderen de ti. Dios solo debe ser nuestra roca. Dios que es Amor y del viene todo. Dios nos ama a pesar de nuestras miserias, porque él ve en nosotros al ser perfecto a su imagen a la que estamos llamados a ser. 11 De la misma manera es como debemos mirar al hombre y reconocer en él al hermano que puede llegar a serlo por la gracia. Todos los hombres son iguales y tienen la misma patria, este lugar donde veremos por fin Al que está en el origen de todo. Lo que puede hacer de nosotros extranjeros, es nuestro no-reconocimiento del Señor, nuestro rechazo a su Amor. Sí, todos estamos llamados a seguir los pasos de Cristo que ha tomado nuestra humanidad viviendo pobre, obediente, casto, es el único camino que lleva al Padre. Este Padre que nos ama y en quien debemos tener nuestra confianza. Dios que nos ha mostrado hasta dónde podía ir su amor por cada uno de nosotros, no puede rechazarnos nada: " Sabe mejor que nosotros lo que nos es útil y si no responde siempre a nuestras oraciones, 12 Es porque tiene miedo que lo que le pedimos sea dañino para nosotros ". Para san Agustín, la única verdadera oración es pedirle que instalemos en nosotros “sus Templos”,y dejarle actuar. Que el otro sea tu igual Con esta sola condición llegaremos a ser seres nuevos capaces de crecer y hacer crecer a nuestros semejantes. Entonces, el Amor que brota de nuestros corazones se derramará y transformará todo lo que nos afecta. Responder al amor por el amor con acciones profundamente pensadas. Para Agustín, más que la acción, es la intención lo que cuenta y puede salvarnos. Este amor modificará nuestra mirada sobre la humanidad, y por eso debemos dar dignidad y el primer sitio a la más bella creación de Dios. 13 Debemos emplearnos en que el otro sea al menos igual, velando siempre para no humillarlo con un orgullo camuflado de compasión, e intentando empujarlo cada vez más alto, recordándole que el Padre lo ama y es amado "cuando el alma está llena de amor. Entonces no tiene nada que temer porque está en camino de encontrar su belleza primera ". Recordarle también que si Cristo, que mostraba su amor en todos sus gestos e incluso en sus silencios, ha revestido nuestra condición humana, es únicamente para curar una naturaleza deteriorada por el pecado. Vivir la dilección, vivir la caridad, es vivir como Cristo. Para imitarlo, hace falta conocerlo y sólo lo podemos mediante las Escrituras que nos impregnan de este poder salvador. Vivimos la caridad por amor y no por deber o miedo. " Ama y haz lo que quieras." 14 El amor empuja siempre más lejos, va más allá de las leyes, y lo que distingue los actos de los hombres, es la caridad que pongan en ello. Agustín nos invita a vivir en la caridad y a hacer de ella nuestro oxígeno, a rumiar sin cesar la Palabra de Dios para hacerla nuestra y comunicarla.