DE HISTORIA NATURAL P r u s i a oriental y se retuvieron hasta que todas las cigüeñas viejas partieron de A l e m a n i a para dirigirse al A f r i c a . Entonces se llevaron las jóvenes cigüeñas, y a provistas de sus correspondientes anillos de identidad, a un punto occidental de A l e m a n i a y allí se las puso en libertad. ¿ P o drían siquiera emprender así su v i a j e hacia el A f r i c a por sí solas, sin ninguna dirección ni la guía de sus p a d r e s ? ¿ E m p r e n d e r í a n la ruta que siguen las cigüeñas que parten de las regiones occidentales de A l e m a n i a , donde habían sido trasladadas, para pasar sobre Gibraltar, o tomarían la ruta que v a hacia el A s i a M e n o r , como lo hacen las cigüeñas orientales alemanas de su patria, como la tomaron sus propios padres? P u e s no sucedió ni lo uno ni lo otro, sino que emprendieron dirección S u r , aquella dirección en el espacio q u a h a b r í a n debido tomar desde sus nativos lugares para encontrar la ruta sobre el A s i a M e n o r , que es la que sido transmitida hereditariamente. A s í , desde la región para ellas extraña, llegaron a los A l p e s , los cruzaron y fueron vistas por última v e z en Italia. E s t a e x periencia demuestra claramente que es innato en las aves el conocimiento de la dirección en que han de volar. III. BIONOMÍA DE LAS EMIGRACIONES. M u c h o antes de que haga mal tiempo y escasee la comida en las zonas nórdicas, en julio y agosto, se congregan en gran número las cigüeñas en determinados sitios, por ejemplo, una pradera pantanosa. Grande es el bullicio que entonces reina y después de haber castañeteado mucho con sus picos se remontan por los aires y emigran en legión hacia el Sudoeste. N a u m a n n a f i r m a haber visto bandadas de cigüeñas compuestas de más de dos mil individuos. Impulsados por el ansia, sólo se detienen lo preciso en los sitios de paso y descanso, y vuelven otra vez a lanzarse a los espacios, para llegar al A f r i c a central y meridional, o quizá algunas atrevidas a la India, última meta de sus emigraciones invernales. Si alguno ha visto v o l a r a las cigüeñas habrá observado que su vuelo es lento y pesado, con frecuencia mantienen las alas inmóviles por algún tiempo para economizar f u e r z a s y las patas las extienden hacia átrás para o f r e c e r menos resistencia al aire. L a s cigüeñas son unas aves m u y frecuentes en A l e m a n i a y tratadas con m u c h o cariño por los agricultores, porque les limpian los campos de insectos perjudiciales. N o se las molesta en lo más mínimo al anidar en las torres de iglesias y castillos, y cada año regresan a sus lares tutelares. T a m p o c o escasean en R u s i a meridional, en la región inmediata al m a r Caspio y N e g r o , en Siria, Palestina y Persia. E n E s p a ñ a comienzan a escasear las cigüeñas por el mal trato que se les da, matándolas a tiros. H a y honrosas excepciones, pues en mi v i a j e al Congreso Científico de O p o r t o , celebrado en junio de 1942, las he visto anidar tranquilamente en los tej a d o s de masías con torretas en la provincia de Salamanca, y me llamó m u c h o la atención, por no haber visto tan maravilloso espectáculo de f a miliaridad del m u n d o alado en estas regiones valencianas, donde impera la caza con escopeta, sobre todo en la época de tirada a los patos de la