220-26145 Ref.: Las inhabilidades para los administradores, consagrada en el artículo 185 del C. Co., no se refiere exclusivamente a los estados financieros de propósito general. Distinguida señora Fajardo: Aviso recibo de sus escritos radicados con los números 501.917-O y 502.022 del 9 y 10 de mayo del año en curso, mediante los cuales consulta si la inhabilidad contemplada en el artículo 185 del Código de Comercio se refiere únicamente a la aprobación de los estados financieros de propósito general. A fin de dar respuesta al interrogante planteado, se hace necesario hacer una somera referencia a la normatividad que ha regulado el tema, así como a la interpretación sobre los alcances de la citada prohibición. El primer ordenamiento en materia contable fue expedido por el Gobierno Nacional en 1986, Decreto 2160, que reglamentó la contabilidad mercantil y expidió normas de contabilidad generalmente aceptadas. Posteriormente se expide el Decreto 2649 de 1993, por el cual se reglamenta la contabilidad en general y se expiden los principios o normas de contabilidad en Colombia, ordenamiento que recopila y deroga el primero de los citados. Si bien el decreto derogado contemplaba como estados financieros los básicos y los consolidados (actualmente considerados de propósito general), es solo a través del Decreto 2649/93 que el legislador hace una gran clasificación de los mismos, teniendo en cuenta las características de los usuarios a quienes se dirigen los objetivos que los originan, por ello denominó estados financieros de propósito general, aquellos que se preparan al cierre de un período y se dirigen a personas indeterminadas, básicos -art. 22- y consolidados -art. 23-, y estados financieros de propósito especial, los que atienden necesidades especificas, incluyendo en esta categoría los de períodos intermedios, extraordinarios, de inventario, de liquidación, entre otros -art. 24-. Téngase en cuenta que el concepto de estado financiero es genérico, por definición legal – art. 19 Dcto. 2649 ibidem- se entiende como el medio para suministrar información contable a quienes no tienen acceso a los registros del ente económico. Su clasificación, como quedó anotado, obedece a las características del usuario a quien se dirige y al propósito que motiva su elaboración (art. 20 ib.). Ahora bien, el ordenamiento comercial, Decreto-ley 410 o nuevo Código de Comercio se expide en 1971, incluyó desde su expedición la prohibición para los administradores de "votar los balances y cuentas de fin de ejercicio ni las de la liquidación" -artículo 185-, época para la cual, como salta a simple vista, no se había expedido reglamentación alguna relacionada con los principios o normas sobre contabilidad. Es solo a partir de la expedición de la Ley 222 de 1995 que los conceptos contenidos en el Decreto 2649/93, son acogidos en el derecho positivo mercantil, unificándolos con los criterios contables vigentes para la época. Pese a las fechas en que fueron expedidas las normas objeto de análisis, clasificación de estados financieros – 1993- y prohibición a los administradores para votar los balances y cuentas de fin de ejercicio y cuentas de la liquidación – 1971-, no debe perderse de vista que el legislador desestimó el voto de los administradores, cuando taxativamente estableció la prohibición que en los términos del artículo 185 citado les impide aprobar los balances y cuentas de fin de ejercicio de la compañía. Doctrinariamente se ha considerado que ello obedeció al razonamiento de que nadie puede ser juez y parte al mismo tiempo, porque pronunciarse sobre estados financieros que ayudó a preparar en ejercicio de sus funciones, es tanto como aprobar su propia gestión, es decir, son el resultado de un mandato o del ejercicio de funciones otorgadas en el contrato social, entratándose de los administradores de que trata el artículo 22 de la ya citada Ley 222. En opinión de este Despacho, no cabe duda de que tal interpretación debe aplicarse a otros estados financieros que, por obvias razones, no se encuentran relacionados en la legislación mercantil vigente. En resumen, si bien las normas contables regulan distintos tipos de estados financieros, es claro entonces colegir que la inhabilidad para votar los estados financieros se predica de aquellos que dado el propósito que persiguen, deben ser conocidos y aprobados por el órgano social competente, con las mayorías legales y estatutarias previstas para tal fin. Entre ellos se destacan, las cuentas y balances de último ejercicio, estados financieros que de conformidad con lo dispuesto en el artículo 422 concordante con el 445 y 446 del Código de Comercio, deben ser aprobados en las reuniones ordinarias del máximo órgano social. Obligación que también se desprende del texto de los artículos 41 y 46 de la Ley 222 citada. Las reformas estatutarias tendientes a la escisión, fusión y transformación del ente jurídico, deben acompañarse de estados financieros especiales y aprobarse por el órgano competente -num. 7º, artículo 4 de la Ley 222 ibidem-, presupuesto aplicable al proceso de fusión, por remisión expresa del artículo 11 de la misma obra; mientras que entratándose de una transformación, el órgano social debe aprobar el balance general que servirá de base para determinar el capital de la sociedad transformada -art. 170 Código de Comercio-. Debe observarse que en cualquiera de los eventos anotados, el balance general no podrá ser de fin de ejercicio si la decisión se adopta durante el transcurso del período, entonces aquel será balance general extraordinario, que dentro de la clasificación de los estados financieros corresponde a los de propósito especial – art. 24Así las cosas, se concluye que la inhabilidad contemplada en el artículo 185 del Código de Comercio, respecto de abstenerse de votar los balances, no solo se refiere a los estados financieros básicos o consolidados, sino aquellos que siendo extraordinarios deben ser conocidos y aprobados por los accionistas o socios reunidos en asamblea general, con el fin de adoptar decisiones que impliquen reforma a los estatutos sociales.