LOS JUZGADOS DE VIOLENCIA SOBRE LA MUJER

Anuncio
LOS JUZGADOS DE VIOLENCIA SOBRE LA MUJER
Por Francisco Javier Pérez-Olleros Sánchez-Bordona. Magistrado del
JVM 8 de los de Madrid.
SUMARIO: I.- ¿CUAL ES EL CONCEPTO DE VIOLENCIA DE GÉNERO
PARA UN JUZGADO DE VIOLENCIA SOBRE LA MUJER? II. ¿QUE SON
LOS JUZGADOS DE VIOLENCIA SOBRE LA MUJER? III.¿EXISTEN
ÓRGANOS JUDICIALES ESPECIALIZADOS EN EL ENJUICIAMIENTO DE
VIOLENCIA DE GÉNERO? IV. ¿QUE PROTAGONISMO EN EL PROCESO
SE OTORGA A LAS VÍCTIMAS DE VIOLENCIA DE GÉNERO? V.- ¿QUE
REQUISITOS SE NECESITAN PARA QUE EL MAGISTRADO DEL JVM
ADOPTE UNA ORDEN DE PROTECCIÓN? VI.- ¿CUAL VIENE SIENDO LA
EVOLUCIÓN DE LA VIOLENCIA DE GÉNERO EN ESPAÑA?
El presente artículo forma parte de una ponencia efectuada por el auto rn
el I Congreso Nacional de Violencia de Género y Salud, que bajo el
nombre Hilando en Género se celebró los días 11 al 13 de febrero de
2.009 en Santiago de Compostela. Para cualquier comentario que quiera
hacerme llegar el amigo lector puede hacerlo en el correo:
justiciahispana@gmail.com
En Madrid, a 11 de febrero de 2009
I. ¿CUAL ES EL CONCEPTO DE VIOLENCIA DE GÉNERO
PARA UN JUZGADO DE VIOLENCIA SOBRE LA MUJER?
Para saber a que se refiere la tutela judicial que pueden prestar los
Juzgados de Violencia sobre la Mujer conviene aclarar en primer lugar
que es violencia de género en el ámbito jurisdiccional de estos Juzgados.
Y es que en el ordenamiento jurídico vigente español el alcance subjetivo
y el significado de la violencia de género depende del ámbito
competencial e incluso geográfico en que la estudiemos.
Nos centraremos aquí en tres ámbitos: 1. El sociológico. 2. El asistencial.
3. El jurisdiccional, que es el que se refiere a la competencia de los
Juzgados de Violencia de Género.
En cada uno de los ámbitos anteriores el concepto difiere:
1
1. Un concepto sociológico: Determinado en el art. 1.1 y 1.3 LO 1/2004:
violencia física o psicológica de los hombres que sean o hubieran sido
cónyuges o parejas estables aún sin convivencia, sobre las mujeres, que
es manifestación de la discriminación, la desigualdad y relaciones de
poder de los hombres sobre las mujeres1.
Este es el ámbito en el que también se puede encuadran la Declaración
sobre la eliminación de la violencia contra la mujer, adoptada por la
Asamblea General de las Naciones Unidas en 1993, que define la
violencia contra la mujer como "todo acto de violencia basado en el
género que tiene como resultado posible o real un daño físico, sexual o
sicológico, incluidas las amenazas, la coerción o la privación arbitraria de
la libertad, ya sea que ocurra en la vida pública o en la privada".
2. Un concepto para la asistencia social integral: que se deduce del
art. 19 de la LO 1/2004. Este artículo regula con carácter básico y como
forma de hacer efectivos los derechos fundamentales a la integridad física
y moral, a la libertad y seguridad y a la igualdad y no discriminación por
razón de sexo un contenido mínimo de la asistencia social en los casos
de violencia de género, extendiendo el derecho a esta asistencia social no
sólo las mujeres víctimas de esta violencia de género, sino también los
menores que se encuentren bajo la patria potestad o guarda y
custodia de la personal agredida2.
Y esta extensión es mayor en algunas de las leyes protectoras
autonómicas en materia de violencia de género, que extienden la
protección de la asistencia social a todas las personas que dependen de
las mujeres sometidas a violencia de género.
Por ejemplo la Ley 5/2005 de la Comunidad de Madrid, determina en su
artículo 2.2 un concepto de violencia de género equivalente a toda
El artículo 1 de la LO 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia
de Género, en adelante LVG, se refiere al objeto de la Ley:
“1. La presente Ley tiene por objeto actuar contra la violencia que, como manifestación de la
discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, se
ejerce sobre éstas por parte de quienes sean o hayan sido sus cónyuges o de quienes estén o hayan
estado ligados a ellas por relaciones similares de afectividad, aun sin convivencia.
2. Por esta Ley se establecen medidas de protección integral cuya finalidad es prevenir, sancionar y
erradicar esta violencia y prestar asistencia a sus víctimas.
3. La violencia de género a que se refiere la presente Ley comprende todo acto de violencia física y
psicológica, incluidas las agresiones a la libertad sexual, las amenazas, las coacciones o la privación
arbitraria de libertad”.
1
La Decisión 779/2007/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 20 de junio de 2007, que pretende
dar continuidad con el programa Daphne III ( 2007-2013), a los anteriores programas que con el mismo
nombre constituían la acción comunitaria para prevenir y combatir la violencia ejercida sobre los niños,
jóvenes y las mujeres y proteger a las víctimas y grupos de riesgo, en su considerando 13 señala
que los niños, que presencian agresiones a parientes próximos deben ser considerados víctimas
de la violencia.
2
2
violencia sobre la mujer, sea machista o no, y aunque no tenga la
condición de cónyuge o pareja estable, y en cualquier entorno la ejercida
a los menores y personas dependientes de una mujer cuando se agreda a
los mismos con ánimo de causar perjuicio a ella.
3. Concepto jurisdiccional:
La violencia de género se concreta desde este punto de vista en la LO
1/2004 como un subconjunto de la violencia doméstica, siendo la violencia
doméstica la de un miembro del núcleo familiar contra otro u otros de ese
núcleo de convivencia3.
Teniendo en cuenta lo anterior, podemos deducir el concepto
jurisdiccional de violencia de género de los artículos 1.3 y 44 LO
1/20044:
El artículo 173.2 del CP, al que se remiten los artículos 153.2 ( maltrato domestico ocasional), 171.5 (
amenaza leve con armas doméstica) y 620 ( amenaza, coacción, vejación o injuria leve doméstica),
determina el ámbito de la violencia doméstica y asistencial:
“El que habitualmente ejerza violencia física o psíquica sobre quien sea o haya sido su cónyuge o sobre
persona que esté o haya estado ligada a él por una análoga relación de afectividad aun sin convivencia, o
sobre los descendientes, ascendientes o hermanos por naturaleza, adopción o afinidad, propios o del
cónyuge o conviviente, o sobre los menores o incapaces que con él convivan o que se hallen sujetos
a la potestad, tutela, curatela, acogimiento o guarda de hecho del cónyuge o conviviente, o sobre
persona amparada en cualquier otra relación por la que se encuentre integrada en el núcleo de su
convivencia familiar, así como sobre las personas que por su especial vulnerabilidad se
encuentran sometidas a custodia o guarda en centros públicos o privados, será castigado con la
pena de prisión de seis meses a tres años, privación del derecho a la tenencia y porte de armas de dos a
cinco años y, en su caso, cuando el juez o tribunal lo estime adecuado al interés del menor o incapaz,
inhabilitación especial para el ejercicio de la patria potestad, tutela, curatela, guarda o acogimiento por
tiempo de uno a cinco años, sin perjuicio de las penas que pudieran corresponder a los delitos o faltas en
que se hubieran concretado los actos de violencia física o psíquica”.
3
4 El artículo 44 de la LO 1/2004 introduce una reforma en la LOPJ para determinar la competencia de los
JVM, de forma que adiciona el artículo 87 ter en la Ley Orgánica 6/1985, de 1 de julio, del Poder Judicial,
con la siguiente redacción:
1. Los Juzgados de Violencia sobre la Mujer conocerán, en el orden penal, de conformidad en todo caso
con los procedimientos y recursos previstos en la Ley de Enjuiciamiento Criminal, de los siguientes
supuestos:
a. De la instrucción de los procesos para exigir responsabilidad penal por los delitos recogidos en los
títulos del Código Penal relativos a homicidio, aborto, lesiones, lesiones al feto, delitos contra la libertad,
delitos contra la integridad moral, contra la libertad e indemnidad sexuales o cualquier otro delito cometido
con violencia o intimidación, siempre que se hubiesen cometido contra quien sea o haya sido su esposa, o
mujer que esté o haya estado ligada al autor por análoga relación de afectividad, aun sin convivencia (1),
así como de los cometidos sobre los descendientes, propios o de la esposa o conviviente (2), o sobre los
menores o incapaces que con él convivan (3) o que se hallen sujetos a la potestad, tutela, curatela,
acogimiento o guarda de hecho de la esposa o conviviente (4), cuando también se haya producido un acto
de violencia de género.
b. De la instrucción de los procesos para exigir responsabilidad penal por cualquier delito contra los
derechos y deberes familiares, cuando la víctima sea alguna de las personas señaladas como tales en la
letra anterior.
c. De la adopción de las correspondientes órdenes de protección a las víctimas, sin perjuicio de las
competencias atribuidas al Juez de Guardia.
d. Del conocimiento y fallo de las faltas contenidas en los títulos I y II del libro III del Código Penal,
cuando la víctima sea alguna de las personas señaladas como tales en la letra a de este apartado.
3
Es violencia de género cualquier delito cometido con violencia ( física
o psicológica) o intimidación contra la esposa, o mujer ligada por
análoga relación de afectividad, aun sin convivencia5.
Lo que ocurre es que determinada violencia doméstica que se produzca
simultáneamente a la de género, se equipara a esta a los efectos de la
tutela judicial de los Juzgados de Violencia sobre la Mujer, por que se
considera que es una forma indirecta de violencia de género, de forma
que se trata no solo de proteger a la mujer, sino también a sus hijas e
hijos, y además para salvaguardar el derecho de defensa y de no división
del objeto de la causa, pues impediría su enjuiciamiento con todas las
garantías.
Esta violencia doméstica que se equipara a la de género, también
competencia de los JVM, es la ejercida sobre descendientes, menores o
incapaces que convivan con el sujeto activo del que ejerce la violencia
sobre ellos, o sujetos a potestad, tutela, curatela, acogimiento o guarda de
hecho de la esposa o conviviente, cuando se ejerza simultáneamente a
un acto de violencia de género, es decir en el contexto de una
La violencia física suele referirse al empleo de fuerza física sobre las personas, y así como
recuerda la STS. 1546/2002 de 23.9, se ha dicho que equivale a acometimiento, coacción o imposición
material e implica una agresión real más o menos violenta o por medio de golpes, empujones, desgarros
ropa, es decir; fuerza eficaz y suficiente para vencer la voluntad de la víctima (STS. 1145/98 de 7.10;
413/2004 de 31.3).
5
Violencia psicológica se proyecta sobre el estado emocional. Es toda conducta que ocasione daño
emocional, disminuya la autoestima y perjudique o perturbe el equilibrio o paz de la víctima, generando
sufrimiento o preocupación (por ejemplo así lo indicó la Audiencia Provincial de Burgos, Sección 1ª,
Sentencia de 22 Sep. 2006, rec. 129/2006). Este tipo de violencia actúa desde la necesidad y la
demostración del poder por parte del agresor. En todos los casos es una conducta que causa un perjuicio,
aunque pueda estar oculta o disimulada. Algunas de las manifestaciones más frecuentes de la violencia
psicológica son: el abuso verbal, el aislamiento, la intimidación, las amenazas, el desprecio y el abuso
emocional, la negación, minimización y culpabilización y, al fin, el descrédito o menosprecio a la dignidad
de la persona.
También podría ser violencia psíquica la violencia sobre las cosas en algunos casos, como la
destrucción de objetos apreciados por la persona, o impedir que un buque zarpe hasta que baje una
determinada persona ( TS 15-03-2006, rec 1705/2004), y la llamada violencia económica cuando
consiste en una limitación irrazonable al acceso y manejo de los bienes comunes ( Autos Sección 4ª y 7ª
APr Sevilla 41/2006, de 20 de enero, y 159/2006, de 9 de mayo).
La Ley 5/2008, de 24 de abril (BOE 30 de mayo de 2005), del derecho de las mujeres a erradicar la
violencia machista, aprobada para Cataluña por el Parlamento Catalán, define la violencia económica
como la privación intencionada y no justificada de recursos para el bienestar físico o psicológico de una
mujer y, si procede, de sus hijas o hijos, y la limitación en la disposición de los recursos propios o
compartidos en el ámbito familiar o de pareja.
La intimidación, también de naturaleza psíquica, pudiendo ser considerada como una modalidad
de la violencia psíquica, requiere el empleo de cualquier forma de amenaza o amedrantamiento con
un mal racional y fundado, uso de vis compulsiva o vis psíquica que se ejerce con la finalidad de limitar o
impedir el libre albedrío (SSTS. 1583/2002 de 3.10, 2131/2002 de 11.12).
4
agresión a la mujer, debiendo además convivir ese descendiente con
el agresor6.
La competencia del JVM conforme al artículo 87 ter de la LOPJ abarca
también los delitos contra los derechos y deberes familiares ( 223 a 233
CP), ordenes de protección, y las faltas contra las personas y el
patrimonio, cometidos contra las anteriores personas.
Esta delimitación del concepto de violencia de género desde el punto de
vista de la competencia de un JVM que ha venido a efectuar la LO1/2004
que crea estos órganos judiciales de instrucción especializados, es muy
difusa, y da lugar a serios problemas interpretativos y por tanto
competenciales, e incluso de tipificación de los hechos, y por lo tanto esta
ambigüedad dificulta la tutela judicial efectiva, y el derecho a una ley
penal cierta que tenemos todos los españoles por mandato del artículo
25.1 de la Constitución Española.
Por ejemplo, ¿que se entiende por análoga relación de afectividad al
matrimonio, aún sin convivencia? ¿Debe tener en cuenta que la
violencia sea expresión de la situación o demostración de dominio
del hombre sobre la mujer, es decir por el hecho de ser mujer?
Las respuestas son importantes para la competencia del Juzgado y la
tipicidad de los hechos.
Un mismo hecho puede ser falta o delito según lo que sea violencia de
género u ordinaria.
También puede ser competencia de un Juzgado de Violencia sobre la
Mujer o de un Juzgado de Instrucción ordinario según la respuesta que
demos al interrogante.
De hecho existen respuestas distintas en las sentencias de las Audiencias
Provinciales.
Como también es distinta la respuesta en las Audiencias sobre si debe
tenerse en cuenta o no el elemento finalístico machista en la violencia
para determinar si estamos en presencia o no de un hecho de violencia
de género, y por lo tanto competencia de los JVM7.
STS 201/2007, de 16 de marzo, y Consulta 1/2008 de la Fiscalía General del Estado, determinan que en
los supuestos de conductas tipificadas en los artículos 153.2º y 173.2º del CP que se cometan contra
ascendientes, descendientes y hermanos, por naturaleza, adopción o afinidad, propios o del cónyuge o
conviviente, se entenderá como requisito necesario para la calificación como delito que exista convivencia
entre el autor y la víctima. Si no existe convivencia solo pueden ser calificados los hechos como falta.
7 Sobre si es exigible un dolo específico en el actuar del hombre contra la mujer, para considerar
que el hecho sea un delito o falta de violencia de género, existen dos posturas fundamentales en
las Audiencias Provinciales: a) Las que piensan que el elemento finalístico no constituye un elemento
subjetivo en la configuración del tipo penal, bastando la acreditación de la acción expresiva de la violencia
o intimidación y de la relación de pareja, vigente o pasada, entre agresor y víctima ( APr de Madrid,
sección 27, sentencia 30-05-2008, y APr de Vizcaya, sección 6ª, de 3-05-2007), y b) las que entienden
que si es exigible un dolo específico de actuar contra la esposa o compañera sentimental “por el hecho de
6
5
En general en la práctica de los juzgados se viene interpretando de
forma amplia el concepto jurisdiccional de violencia de género,
admitiendo como competencia de los JVM la violencia que se ejerce
por el hombre sobre la mujer sobre la que se ha tenido una relación
de afectividad, quedando fuera de su ámbito las relaciones
homosexuales, sin perjuicio de que luego el órgano enjuiciador pueda
considerar que por el elemento finalístico o de la relación personal que se
hubiere acreditado que existió, que no era un caso de violencia de género
y aplique un tipo menos agravado por no ser violencia de género8.
Esta interpretación no deja de tener difícil encaje con el principio de
interpretación más favorable para el reo, teniendo en cuenta la
agravación penal de la violencia de género, y con el principio de
intervención mínima penal o también llamado de “ultima ratio”, de
forma que se podría decir que queda minorado en esta materia por la
llamada tolerancia cero a la violencia machista.
ser mujer”, aunque fuera puntualmente, de conformidad con el apartado 1 del artículo 1 de la LO 1/2004 (
APr de Barcelona, sección 20, 29-05-2008 y 28-03-2007).
En la sentencia citada de la Audiencia Provincial de Barcelona de 28-03-2007, rollo 11/06, se señala que
los hechos ocurridos consisten en agresiones mutuas, y que lo que protege el tipo del artículo 153 del CP,
que castiga el maltrato en el ámbito familiar son aquellos actos que exteriorizan una actitud tendente a
convertir ese ámbito familiar en un microcosmos regido por la dominación del hombre sobre la mujer, que
no supone, calificar automáticamente todo lo que antes era falta como delito, dado que podrían darse
situaciones, como la pelea en situación de igualdad con agresiones mutuas entre los miembros de la
pareja, que nada tendrían que ver con actos realizados por el hombre en el marco de una situación de
dominio, y en función de tal razonamiento, sanciona las lesiones como faltas del artículo 617.1 del Código
Penal.
Esta sentencia fue recurrida en casación, dictando sentencia la Sala penal del TS el 25 de enero de
2.008, sentencia 58/2008, ponente D. Julián Sánchez Melgar, en cuyo fundamento cuarto,
resumidamente, se señala: “ para la delimitación del Título V de la LO 1/2004, relativo a la Tutela judicial,
debemos acudir al artículo 1 de dicha Ley, por lo que ha de concurrir una intencionalidad en el actuar del
sujeto activo del delito, que se puede condensar en la expresión actuar en posición de dominio del hombre
frente a la mujer para que el hecho merezca la consideración de violencia de género, y en consecuencia,
la atribución competencial de los Juzgados de Violencia sobre la Mujer.
Un primer acotamiento ya resulta del contenido del artículo 1.3 de la LOMPIVG, en estos términos: “la
violencia de género a que se refiere la presente ley comprende todo acto de violencia física y psicológica,
incluidas las agresiones a la libertad sexual, las amenazas, las coacciones o la privación arbitraria de
libertad”.
Los Magistrad@s de la Audiencia Provincial de Madrid, se constituyeron en Junta el 29 de mayo de
2008, para llegar a criterios interpretativos unificados, y en su Acuerdo 14º señalan por unanimidad que la
frase del artículo 173.2 del CP referente a “persona que esté o haya estado ligada a él por una análoga
relación de afectividad, aún sin convivencia”, a los solos efectos de la determinación de la competencia de
los Juzgados de Violencia sobre la Mujer respecto de la de los Juzgados de Instrucción, debe ser
interpretada en sentido amplio, de forma que a los solos efectos competenciales indicados, los Juzgados
de Violencia sobre la Mujer son competentes cuando exista una relación de afectividad entre hombre y
mujer, con independencia de su duración, aún sin proyecto en común, a los que la ley atribuye la
necesidad de respeto hacia la otra parte.
8
6
Rige también en el derecho penal el principio de ofensividad, que
significa que todas las conductas que tipifica el Código penal protegen un
bien jurídico constitucional, como en esta materia es la dignidad de la
persona a que se refiere el artículo 10.1 de la Constitución; la igualdad y
no discriminación por razón de sexo del artículo 14 de la Constitución; la
integridad corporal y moral del artículo 15 CE; el derecho a la libertado y
seguridad del artículo 17 CE; e incluso a la paz familiar que se protege a
través del artículo 39 de la Constitución.
Debe tenerse en cuenta que también rige el principio de presunción de
inocencia y el principio de culpabilidad.
Por este último señala el artículo 5 de nuestro Código Penal que no
hay pena sin dolo o imprudencia, y el artículo 10 define los delitos o
faltas como las acciones y omisiones dolosas o imprudentes
penadas por la ley.
Además en el derecho penal hay que tener en cuenta el principio de
concreción del hecho, conforme al cual el derecho penal castiga
conductas o hechos concretos actualizados, no meros pensamientos o
formas de ser de esa persona, y de ahí la necesidad de determinar
hechos concretos de violencia de género, no ambigüedades, conjeturas o
sospechas, respecto de las cuales es difícil ejercitar el derecho de
defensa9.
II. ¿QUE SON LOS JUZGADOS DE VIOLENCIA SOBRE LA
MUJER?
Son los órganos judiciales unipersonales que investigan en un primer
estadio del proceso judicial la naturaleza y circunstancias de estos
hechos, y adoptan las medidas cautelares que sean procedentes en el
marco de la ley, tanto personales como materiales, ordenando a las
autoridades y administraciones públicas la ejecución de tales medidas.
Preparan en su caso el enjuiciamiento por otro órgano judicial también
previsto por la ley, que puede ser un Juzgado de lo Penal, una Audiencia
Provincial o un Tribunal del Jurado; el propio Juzgado de Violencia sobre
la Mujer puede ser el órgano enjuiciador en ciertos casos de delitos
menos graves cuando hay conformidad por el imputado con la acusación
más grave, y en caso de faltas de vejaciones e injurias de carácter leve;
cabe también que los JVM remitan el asunto a un Juzgado de Instrucción
o Mixto ordinario por no ser materia de violencia de género, o a un
Juzgado de Menores por tener el imputado menos de 18 años, o que
173. 3: Para apreciar la habitualidad a que se refiere el apartado anterior, se atenderá al número de
actos de violencia que resulten acreditados, así como a la proximidad temporal de los mismos, con
independencia de que dicha violencia se haya ejercido sobre la misma o diferentes víctimas de las
comprendidas en este artículo, y de que los actos violentos hayan sido o no objeto de enjuiciamiento en
procesos anteriores.
9
7
archive los casos por no haber indicios de criminalidad pese a la inicial
noticia de que se podía estar ante un hecho de violencia de género.
Resaltar que los Juzgados de Violencia sobre la Mujer –JVM- no amparan
derechos sociales o económicos de forma directa, aunque si de forma
indirecta, pues sus resoluciones otorgando una medida cautelar a favor
de la víctima, y especialmente la orden de protección, son título habilitante
para acceder a los derechos de dicha naturaleza que se reconocen a las
víctimas de violencia de género10.
Solo tienen competencias penales y civiles. Penales exclusivamente
respecto de la instrucción de delitos o faltas contra las personas o
patrimonio dolosas en materia de violencia de género, y civiles residuales
respecto de determinados tipos de procedimientos, fundamentalmente
10 Por ejemplo, el artículo 5 de la Ley 11/2007, de 27 de julio, gallega para la prevención y el
tratamiento integral de la violencia de género, lleva por rúbrica “ Acreditación de la situación de
violencia de género”, y señala que:
A los efectos de la presente Ley, la situación de violencia se acreditará por cualquiera de las
siguientes formas:
Certificación de la orden de protección o de la medida cautelar, o testimonio o copia autentificada por
la secretaria o el secretario judicial de la propia orden de protección o de la medida cautelar.
Sentencia de cualquier orden jurisdiccional que declare que la mujer sufrió violencia en cualquiera de las
modalidades definidas en la presente Ley.
Certificación y/o informe de los servicios sociales y/o sanitarios de la Administración pública
autonómica o local.
Certificación de los servicios de acogida de la Administración pública autonómica o local.
Informe del ministerio fiscal que indique la existencia de indicios de violencia.
Informe de la Inspección de Trabajo y de la Seguridad Social.
Cualesquiera otras que se establezcan reglamentariamente.
En el mismo sentido acreditativo amplio las demás leyes autonómicas integrales contra la
violencia de género, como también en la Ley 5/2005, de 20 de diciembre, Integral contra la
Violencia de Género de la Comunidad de Madrid, en su artículo 31.
Respecto de la mujer inmigrante, también se prevé en el artículo 45 del Reglamento de la Ley de
Extranjería que de conformidad con el artículo 31.3 de dicha Ley, se puede conceder una autorización
de residencia temporal por razones humanitarias, a los extranjeros/as víctimas de conductas violentas
ejercidas en el entorno familiar, siempre que sean constitutivos de delito o falta y la víctima esté en una
situación objetiva de riesgo de regresar a su país, y se haya dictado una orden de protección y haya
recaído sentencia por tales delitos ( se refiere a delito y falta, pues la orden de protección puede dictarse
por delito o falta según pone de manifiesto la Sección 26 de la Audiencia Provincial de Madrid entre otros
en su auto 1174/2007, de 5 de noviembre, en la apelación rollo 1045/07).
Por otra parte conviene recordar la existencia de la Instrucción 14/2005 de la Secretaría de Estado de
Seguridad sobre actuación en dependencias policiales en relación con mujeres extranjeras víctimas de
violencia doméstica o de género en situación administrativa irregular.
Esta instrucción señala que una vez que se haya proporcionado a la víctima la asistencia y protección
adecuada, se comunica a la brigada de extranjería que abre actuaciones previas, y si se adopta en el
proceso penal alguna medida de protección, se demora el acuerdo de iniciación del expediente
sancionador por un mes, para que la interesada pueda solicitar permiso de residencia temporal por
razones humanitarias del 31.3 LO 4/00 y 46.3 RD 2393/2004, y si se concede dicho permiso de residencia
se sustituye la expulsión por multa en su grado inferior posible.
8
separaciones, divorcios, sobre alimentos y guarda de menores y
modificación de medidas adoptadas en procedimientos de familia cuando
la demanda se interpone antes del inicio de la fase de juicio oral en el
proceso penal, o en caso de faltas hasta la prescripción de la
responsabilidad criminal.
Queda por tanto excluida de la competencia de los JVM la violencia
doméstica no simultánea a la de género y los delitos o faltas imprudentes.
Los Juzgados de Violencia sobre la Mujer-JVM en adelante- pueden
ser de dos tipos:
1/. JVM exclusivos, que son una nueva clase de Juzgados creados por
la LO 1/2004, que pertenecen al orden penal, pero no constituyen un
orden jurisdiccional nuevo, si no de una especialización funcional y
orgánica en el orden penal. Tienen también determinadas competencias
civiles establecidas en los artículos 87 ter. 2 y 3 de la Ley Orgánica del
Poder Judicial y 49 bis de la Ley de Enjuiciamiento Civil.
2/. JVM compatibles, que son Juzgados de Instrucción o de Primera
Instancia e Instrucción, en Partidos Judiciales donde por la carga de
asuntos de violencia de género no es preciso la creación o transformación
a un JVM exclusivo, y que tienen todas las competencias propias del
orden jurisdiccional al que sirven, pero que por norma de reparto, en
función de su carga judicial, se le exime en reparto de determinados
asuntos para que puedan atender en exclusiva los asuntos de violencia
de género de ese Partido Judicial junto con el resto de los
correspondientes asuntos de la jurisdicción penal y civil, según la
naturaleza del órgano en cuestión, que no le fueron eximidos del reparto.
En la actualidad existen en España 458 JVM dedicados a la violencia
de género, de los cuales 92 son exclusivos y 366 compatibles.
En una encuesta que se hizo por el Observatorio contra la Violencia
Doméstica y de Género del Consejo General del Poder Judicial, entre los
JVM, en mayo de 2008, que fue contestada por 83 JVM exclusivos y 375
JVM compatibles, y publicada en www.poderjudicial.es, su situación era la
siguiente:
El 86,7 % de los exclusivos contaba con una Oficina de Atención a las
Víctimas, mientras que solo el 30% de los JVM compatibles no podían
contar con ella.
El 68 % de los JVM exclusivos contaba con un equipo psicosocial, y
solo en el 11,2% de los JVM compatibles.
El 33,3% de los JVM exclusivos contaba con un médico forense para
dicho Juzgado, sin compartirlo con otros órganos judiciales, pero
tratándose de JVM compatibles solo el 4,55%.
9
Fiscales destinados con exclusividad en un JVM ocurría en el 76% de los
JVM exclusivos, frente al 9,70% de los JVM compatibles.
El 40% de los JVM exclusivos cuentan con una Unidad de Valoración
Forense Integral –UVFI- en el Partido Judicial, y solo un 4,85 % de los
JVM compatibles.
Solo 39 de los JVM contaba con la posibilidad de imponer brazaletes o
pulseras electrónicas, y que las habían impuesto en 38 causas.
El estudio concluía que era imprescindible tras tres años desde la entrada
en vigor de la Ley Orgánica 1/2004 generalizar las UVFI, y que los
informes fueran integrales, garantizando una plantilla adecuada para que
pudieran examinar en todos los casos a las víctimas. Que era también
necesario mejorar la dotación de instrumentos electrónicos de seguridad.
Se señalaban también importantes carencias en la dotación de abogados
del turno de oficio, que causaban disfunciones en el desarrollo de la
actividad.
Y menos de la mitad, en concreto un 48,96% refería buena coordinación
con los servicios sociales o asistenciales.
El 84% de los JVM exclusivos podía contar con un Punto de Encuentro
en el Partido Judicial, solo el 22,12 % de los compatibles podían contar
con este servicio en el Partido, por lo que también concluía el estudio que
era necesaria la generalización en todos los Partidos Judiciales de este
servicio que posibilitara el desarrollo del régimen de visitas y
comunicación entre el progenitor no custodio y los supuestos que
judicialmente se entendiera preciso.
Solo el 33,83% de los JVM contaban con dependencias en los
Juzgados reservadas para las víctimas de violencia de género, y solo
el 11,11% con instalaciones para videoconferencias en el Partido Judicial.
A todo ello se añadía en el momento de hacer la encuesta que el 40% de
los funcionarios de los JVM eran interinos.
III.¿EXISTEN ÓRGANOS JUDICIALES ESPECIALIZADOS
EN EL ENJUICIAMIENTO DE VIOLENCIA DE GÉNERO?
Aparte de las sentencias de conformidad que puedan dictar por delitos
cuando la pena solicitada o la suma de las penas solicitadas no supere,
reducida en un tercio, los dos años de prisión (801.1 LECr), o sentencias
que puedan dictar por faltas, los Juzgados de Violencia sobre la Mujer no
son órganos enjuiciadores, sino instructores. Los órganos de
enjuiciamiento van a ser los Juzgados Penales para delitos que llevan una
pena no superior a cinco años, o las Audiencias Provinciales, o el Tribunal
del Jurado.
10
Los Juzgados de lo Penal aún no se han especializado, pese a que por la
Disposición Adicional décima tres bis de la LO 1/2004, que adiciona un
nuevo párrafo en el punto 2 del artículo 89 bis de la LOPJ, se ordena la
especialización de los Juzgados Penales que sean precisos en todas las
provincias en materia de violencia sobre la mujer, de modo que en cada
provincia se cuente con un Juzgado de lo Penal especializado.
En cuanto a las Audiencias Provinciales, si existen Secciones
especializadas en cada provincia en materia penal11, respecto de los
recursos de los Juzgados de lo Penal, y del conocimiento en primera
instancia de los asuntos instruidos por los JVM, salvo que fueran
competencia del Tribunal del Jurado.
Es interesante recordar, como se expuso en el seminario celebrado en el
Servicio de Formación continua del CGPJ en Mayo de 2.008, sobre la
prueba en el proceso penal, en el que participaron 15 Magistrados y
Jueces de España y 2 de Andorra, y que se publicó en la página del
CGPJ el 9/05/2008, se criticó por los asistentes que la presión social
y mediática está haciendo quebrar el principio de presunción de
inocencia, presionando para que los Magistrados acierten con lo que
va a pasar en el futuro y no con juzgar lo realmente ocurrido en el
pasado, llegándose a proponer que no se pueden degradar los principios
del proceso y los de obtención de prueba regular, en función de la mayor
o menor importancia de la infracción penal.
IV. ¿QUE PROTAGONISMO EN EL PROCESO SE OTORGA
A LAS VÍCTIMAS DE VIOLENCIA DE GÉNERO?
Salvo la falta de injurias de carácter leve, los delitos y faltas en materia de
violencia de género son de naturaleza pública, es decir perseguibles
penalmente independientemente que denuncie o no la ofendida si se tiene
conocimiento de la comisión del delito, o en algunos casos como en los
delitos contra la libertad e indemnidad sexual son de naturaleza
semipública, y el perdón del ofendido o del representante legal no
extingue la acción penal (artículo 191 del Código Penal). Es decir que
para su procedibilidad solo requieren de denuncia de la ofendida, pero
Por ejemplo en Madrid existen en la capital 10 Juzgados de Violencia sobre la Mujer, y se
especializaron dos Secciones, la 22 y 24 de la Audiencia Provincial, en cuanto a las competencias civiles,
y 2 Secciones en cuanto a las competencias penales, las Secciones 26 y 27, con el siguiente reparto:
La Sección 26 conoce de los recursos de apelación que se interpongan contra las resoluciones (autos y
providencias) dictados por los Juzgados de Violencia sobre la Mujer, incluidas aquellas en las que se
acuerdan o deniegan medidas cautelares.
La Sección 27 conoce del enjuiciamiento en primera instancia de los procedimientos de violencia de
género (instruidos por los J.V.G.) para los que tenga competencia de conformidad con la L.E.Cr., también
de las apelaciones de sentencias de los Juzgados de lo Penal, y recursos en ejecución.
11
11
una vez que denuncia el proceso continuará si hay indicios de delito
aunque la denunciante quiera luego retirar la denuncia.
Por ejemplo, la mujer denuncia un maltrato ocasional de la pareja con la
que convive pensando solo darle un escarmiento. Una vez denunciado el
maltrato, ya no depende de ella parar el procedimiento. Podría concluir
con una sentencia condenatoria aún contra la voluntad de la ofendida.
Es más, hay que tener en cuenta que en los casos de condenas por
maltrato ocasional una de las penas obligatorias que el Tribunal tiene que
imponer, y con al menos 18 meses de duración, es la prohibición de
aproximarse a la víctima.
Y si el agresor es extranjero, entendiéndose por tales solo a los que no
son ciudadanos de la Unión Europea, como regla general debería ser
expulsado por el solo hecho de ser imputado, si se cumpliera lo previsto
en el artículo 57.7 de la Ley de Extranjería12, y sin son condenados a
pena privativa de libertad y no residente legal en España, se sustituirá la
pena por su expulsión, salvo razón justificada, de conformidad con el
artículo 89 del Código Penal, y no podrá regresar a España en 10 años.
Por otra parte, la víctima puede personarse en el procedimiento antes
del trámite de calificación como acusación particular o dejar a criterio
del Ministerio Fiscal la acción penal y civil, salvo renuncia o reserva de
esta última por parte de la propia víctima, y en cualquier caso antes y
durante el proceso tiene un derecho reforzado de información de las
medidas de protección, y sobre los derechos y recursos existentes (
artículo 18 LO 1/2004), que se garantiza a través de las oficinas de
información a las víctimas, de la propia policía en cumplimiento de sus
protocolos de actuación y 771 1ª LECr, al hacerla ofrecimiento de
acciones, o en su caso por información del propio secretario judicial ( 776
LECr), y a través del Ministerio Fiscal ( Instrucción 8/2005 de la FGE), de
su abogado, de forma que sin necesidad de acreditar la insuficiencia de
12
. Señala literalmente el artículo 57.7 de Ley Orgánica 4/2000, de 11 de enero, sobre
derechos y libertades de los extranjeros en España y su integración social:
Cuando el extranjero se encuentre procesado o inculpado en un procedimiento judicial
por delito o falta para el que la Ley prevea una pena privativa de libertad inferior a seis
años o una pena de distinta naturaleza, y conste este hecho acreditado en el
expediente administrativo de expulsión, la autoridad gubernativa someterá al juez que,
previa audiencia del Ministerio Fiscal, autorice, en el plazo más breve posible y en todo
caso no superior a tres días, su expulsión, salvo que, de forma motivada, aprecie la
existencia de circunstancias excepcionales que justifiquen su denegación.
En el caso de que el extranjero se encuentre sujeto a varios procesos penales
tramitados en diversos juzgados, y consten estos hechos acreditados en el expediente
administrativo de expulsión, la autoridad gubernativa instará de todos ellos la
autorización a que se refiere el párrafo anterior.
No obstante lo señalado en el párrafo a anterior, el juez podrá autorizar, a instancias
del interesado y previa audiencia del Ministerio Fiscal, la salida del extranjero del
territorio español en la forma que determina la Ley de Enjuiciamiento Criminal.
No serán de aplicación las previsiones contenidas en los párrafos anteriores cuando se
trate de delitos tipificados en los artículos 312, 318 bis, 515.6.a, 517 y 518 del Código
Penal.
12
recursos con anterioridad, tiene derecho a asistencia especializada
letrada de oficio para todos los procesos y procedimientos administrativos
( artículo 20 de la LO 1/2004): como víctima en el proceso tiene derecho
a que se la informe sobre la situación procesal del imputado, y en
particular en su caso de la situación penitenciaria del agresor ( 544 ter.9
LECr), del sobreseimiento en su caso de la causa por no ser constitutivos
de infracción penal los hechos o no resultar suficientemente justificada su
perpetración ( 779.1.1ª y en su caso 782.2 a) y 800.5 LECr), de la fecha y
lugar del juicio ( 785.3 LECr), y de la sentencia que se dicte ( 789 y 792
LECr).
La víctima, sea parte o no, puede solicitar se dicte una orden de
protección, que es una resolución que confiere a la víctima un estatuto
integral de protección que puede comprender medidas cautelares penales
y civiles, y aquellas otras medidas de asistencia y protección social
establecidas en el ordenamiento jurídico, que puede hacerse valer ante
cualquier autoridad y administración pública.
La víctima, en estos casos, debe ser informada de la dispensa a declara
como testigo13, prevista en el artículo 416.1º de la LECr14, y que se viene
aplicando de forma extensiva por los Tribunales a los casos de parejas
que mantuvieron o mantienen una relación de afectividad análoga a la del
matrimonio con el imputado o acusado, bajo el principio de igualdad
normativa, otorgarlas el mismo trato que a la pareja conyugal, lo que da
lugar en muchos casos al sobreseimiento de la causa o a la absolución
del acusado, al no poder sustituirse la testifical directa de la propia víctima
por testigos indirectos15.
Señala el artículo 707 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal que todos los testigos que no se hallen
privados del uso de su razón están obligados a declarar lo que supieren sobre lo que les fuere
preguntado, con excepción de las personas expresadas en los artículos 416, 417 y 418, en sus
respectivos casos.
13
La Constitución Española, en su artículo 24.2 párrafo 2º, dispone que la ley habrá de regular los casos en
que por razón del parentesco o de secreto profesional no se estará obligado a declarar sobre hechos
presuntamente delictivos.
14 El artículo 416.1º de la Ley de Enjuiciamiento Criminal señala:
“Están dispensados de la obligación de declarar:
Los parientes del procesado en líneas directa ascendente y descendente, su cónyuge, sus hermanos
consanguíneos o uterinos y los colaterales consanguíneos hasta el segundo grado civil, así como los
parientes naturales a que se refiere el número 3 del artículo 261.
El Juez instructor advertirá al testigo que se halle comprendido en el párrafo anterior que no tiene
obligación de declarar en contra del procesado; pero que puede hacer las manifestaciones que considere
oportunas, consignándose la contestación que diere a esta advertencia.”
Téngase en cuenta también que conforme al artículo 261 de la LECr el cónyuge del delincuente tampoco
está obligado a denunciar, como excepción de la obligación que impone el artículo 259 de la LECr a
todos los ciudadanos, y específicamente a los médicos y farmaceúticos el artículo 262 de la LECr, si bien
los primeros cumplen esa obligación remitiendo al Juzgado el parte de lesiones.
STS 134/2007, de 22 de febrero, marcó el cambio de criterio de alguna Audiencia Provincial, el alto
Tribunal abordó un supuesto en el que el Tribunal de Instancia, con la protesta del Ministerio Fiscal, había
permitido acogerse a la dispensa del artículo 416 a la víctima, pareja de hecho del agresor, y no había
empleado tampoco como prueba de cargo sus declaraciones sumariales, pese a lo cuál llegó a un
pronunciamiento de condena a partir de pruebas externas, incluido el reconocimiento parcial de los
15
13
Sin embargo, el hecho de acogerse la víctima a la dispensa del artículo
416.1º de la LECr no supone una absolución automática del acusado,
pues entiendo que cabría enervar su presunción de inocencia con una
valoración global de la prueba practicada de cargo como la de indicios
(artículo 4, 299.3 y 386 de la LECv) , en relación con el parte de lesiones,
objetivado a su vista con el informe forense, documental, testifical directa
o de referencia, etc., pero no procede desvirtuar la presunción de
inocencia supliendo la testifical directa de la víctima exclusivamente por
testifical de referencia.
V.- ¿QUE REQUISITOS SE NECESITAN PARA QUE EL
MAGISTRADO DEL JVM ADOPTE UNA ORDEN DE
PROTECCIÓN?
El artículo 61 de la LO 1/2004 señala que cabe que en un proceso por
violencia de género se adopten cuantas medidas cautelares y de
aseguramiento que se pueden adoptar en los procesos civiles y penales,
de oficio o a instancia de:
- las víctimas,
-de los hijos,
-de las personas que convivan con ellas
- o se hallen sujetas a su guarda o custodia,
-del Ministerio Fiscal
- o de la Administración de la que dependan los servicios de atención a
las víctimas o su acogida,
Solicitada la medida, el JVM deberá pronunciarse en todo caso sobre la
pertinencia de la adopción de las medidas cautelares y de aseguramiento
contempladas en este capítulo, determinando su plazo, si procediera su
adopción.
Como hemos indicado la orden de protección que se regula en el artículo
544 ter de la LECr16 atribuye un estatuto provisional de víctima de
hechos por el propio acusado. Aunque la cuestión apuntada no era objeto de recurso, a título de “obiter
dictum” el Alto Tribunal confirmó el correcto proceder de la Audiencia de instancia, al extender a la pareja
de hecho la dispensa legal del artículo 416, afirmando que el conflicto entre el deber de decir la verdad del
testigo, y sus sentimientos y vínculos con el acusado, se resuelve con la dispensa de declarar.
16 “El artículo 544 ter de la LECr dice :
1. El Juez de Instrucción dictará orden de protección para las víctimas de violencia doméstica en los
casos en que, existiendo indicios fundados de la comisión de un delito o falta contra la vida, integridad
física o moral, libertad sexual, libertad o seguridad de alguna de las personas mencionadas en el
artículo 173.2 del Código Penal, resulte una situación objetiva de riesgo para la víctima que
requiera la adopción de alguna de las medidas de protección reguladas en este artículo.
2. La orden de protección será acordada por el juez de oficio o a instancia de la víctima o persona que
tenga con ella alguna de las relaciones indicadas en el apartado anterior, o del Ministerio Fiscal.
Sin perjuicio del deber general de denuncia previsto en el artículo 262 de esta Ley, las entidades u
organismos asistenciales, públicos o privados, que tuvieran conocimiento de alguno de los hechos
mencionados en el apartado anterior deberán ponerlos inmediatamente en conocimiento del juez de
14
guardia o del Ministerio Fiscal con el fin de que se pueda incoar o instar el procedimiento para la adopción
de la orden de protección.
3. La orden de protección podrá solicitarse directamente ante la autoridad judicial o el Ministerio Fiscal, o
bien ante las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, las oficinas de atención a la víctima o los servicios
sociales o instituciones asistenciales dependientes de las Administraciones públicas. Dicha solicitud
habrá de ser remitida de forma inmediata al juez competente. En caso de suscitarse dudas acerca de la
competencia territorial del juez, deberá iniciar y resolver el procedimiento para la adopción de la orden de
protección el juez ante el que se haya solicitado ésta, sin perjuicio de remitir con posterioridad las
actuaciones a aquel que resulte competente.
Los servicios sociales y las instituciones referidas anteriormente facilitarán a las víctimas de la violencia
doméstica a las que hubieran de prestar asistencia la solicitud de la orden de protección, poniendo a su
disposición con esta finalidad información, formularios y, en su caso, canales de comunicación telemáticos
con la Administración de Justicia y el Ministerio Fiscal.
4. Recibida la solicitud de orden de protección, el juez de guardia, en los supuestos mencionados en el
apartado 1 de este artículo, convocará a una audiencia urgente a la víctima o su representante legal, al
solicitante y al agresor, asistido, en su caso, de abogado. Asimismo será convocado el Ministerio Fiscal.
Esta audiencia se podrá sustanciar simultáneamente con la prevista en el artículo 504 bis.2 cuando su
convocatoria fuera procedente, con la audiencia regulada en el artículo 798 en aquellas causas que se
tramiten conforme al procedimiento previsto en el título III del libro IV de esta Ley o, en su caso, con el
acto del juicio de faltas. Cuando excepcionalmente no fuese posible celebrar la audiencia durante el
servicio de guardia, el juez ante el que hubiera sido formulada la solicitud la convocará en el plazo más
breve posible. En cualquier caso la audiencia habrá de celebrarse en un plazo máximo de 72 horas desde
la presentación de la solicitud.
Durante la audiencia, el juez de guardia adoptará las medidas oportunas para evitar la confrontación entre
el agresor y la víctima, sus hijos y los restantes miembros de la familia. A estos efectos dispondrá que su
declaración en esta audiencia se realice por separado.
Celebrada la audiencia, el juez de guardia resolverá mediante auto lo que proceda sobre la solicitud de la
orden de protección, así como sobre el contenido y vigencia de las medidas que incorpore. Sin perjuicio
de ello, el juez de instrucción podrá adoptar en cualquier momento de la tramitación de la causa las
medidas previstas en el artículo 544 bis.
5. La orden de protección confiere a la víctima de los hechos mencionados en el apartado 1 un estatuto
integral de protección que comprenderá las medidas cautelares de orden civil y penal contempladas en
este artículo y aquellas otras medidas de asistencia y protección social establecidas en el ordenamiento
jurídico. La orden de protección podrá hacerse valer ante cualquier autoridad y Administración pública.
6. Las medidas cautelares de carácter penal podrán consistir en cualesquiera de las previstas en la
legislación procesal criminal. Sus requisitos, contenido y vigencia serán los establecidos con carácter
general en esta Ley. Se adoptarán por el juez de instrucción atendiendo a la necesidad de protección
integral e inmediata de la víctima.
7. Las medidas de naturaleza civil deberán ser solicitadas por la víctima o su representante legal, o
bien por el Ministerio Fiscal, cuando existan hijos menores o incapaces, siempre que no hubieran sido
previamente acordadas por un órgano del orden jurisdiccional civil, y sin perjuicio de las medidas
previstas en el artículo 158 del Código Civil. Estas medidas podrán consistir en la atribución del uso
y disfrute de la vivienda familiar, determinar el régimen de custodia, visitas, comunicación y
estancia con los hijos, el régimen de prestación de alimentos, así como cualquier disposición que
se considere oportuna a fin de apartar al menor de un peligro o de evitarle perjuicios.
Las medidas de carácter civil contenidas en la orden de protección tendrán una vigencia temporal de 30
días. Si dentro de este plazo fuese incoado a instancia de la víctima o de su representante legal un
proceso de familia ante la jurisdicción civil las medidas adoptadas permanecerán en vigor durante los
treinta días siguientes a la presentación de la demanda. En este término las medidas deberán ser
ratificadas, modificadas o dejadas sin efecto por el juez de primera instancia que resulte competente.
8. La orden de protección será notificada a las partes, y comunicada por el juez inmediatamente, mediante
testimonio íntegro, a la víctima y a las Administraciones públicas competentes para la adopción de
medidas de protección, sean éstas de seguridad o de asistencia social, jurídica, sanitaria, psicológica o de
cualquier otra índole. A estos efectos se establecerá reglamentariamente un sistema integrado de
coordinación administrativa que garantice la agilidad de estas comunicaciones.
9. La orden de protección implicará el deber de informar permanentemente a la víctima sobre la situación
procesal del imputado así como sobre el alcance y vigencia de las medidas cautelares adoptadas. En
particular, la víctima será informada en todo momento de la situación penitenciaria del agresor. A estos
efectos se dará cuenta de la orden de protección a la Administración penitenciaria.
15
violencia doméstica o de género en favor de la persona protegida, y para
su protección cabe acordar cuantas medidas cautelares penales y civiles
previstas en la ley fueran proporcionadas a la situación, y adecuadas para
tal protección, escogiendo las que tuvieren menos repercusión o fueren
menos gravosas para el imputado, considerando sus circunstancias y las
del hecho de las actuaciones, así como la entidad de la pena que pudiera
ser impuesta.
Para que se entienda acreditada la condición de víctima de violencia de
género, y por ende proceda dictar orden de protección de conformidad
con el artículo 544 ter de la LECr17, deberán concurrir tres requisitos:
1) Un requisito formal cual es que se pueda asegurar la
contradicción entre las partes a que se refiere el artículo 544 ter. 4 de
la LECr. y el artículo 68 de la LO 1/2004
Sin que el juez en contradicción e inmediación haya escuchado a las dos
partes, no puede dictar orden de protección, sin perjuicio de que de oficio
pueda acordar cautelarmente otras medidas de protección, como un
alejamiento e incomunicación que se notificaría al ser hallado, incluso con
control de la protección cautelar por medio de la teleasistencia 24 horas, o
la busca y presentación del inculpado.
La contradicción es necesaria entre otros para la valoración de la
credibilidad del testimonio de la propia denunciante, además de para
salvaguardar el derecho de defensa.
2) Que se constate la existencia de indicios de la comisión de
hechos delictivos en materia de violencia de género competencia de
los JVM.
Una de las cuestiones más difíciles con la que se enfrenta el sistema
judicial en los casos de violencia de género, es la prueba de los hechos
que constituyen la misma, ya que en muchos casos, sobre todo al inicio
de la instrucción, cuando no existe un parte de lesiones, solo se cuenta
con la declaración de la víctima.
10. La orden de protección será inscrita en el Registro Central para la Protección de las Víctimas de la
Violencia Doméstica.
11. En aquellos casos en que durante la tramitación de un procedimiento penal en curso surja una
situación de riesgo para alguna de las personas vinculadas con el imputado por alguna de las relaciones
indicadas en el apartado”
Téngase en cuenta en esta materia que el artículo 23 de la LO 1/2004 establece que la acreditación de
los derechos laborales y de la seguridad social que dicha ley reconoce se acreditan con la orden de
protección a favor de la víctima, y que en la misma Ley también se prescribe en el artículo 61.2 que en
todos los procedimientos relacionados con la violencia de género, el Juez competente, de oficio o a
instancia de las víctimas, de los hijos, de las personas bajo cuya guarda o custodia están, del
Ministerio Fiscal o de los servicios de atención o acogida a las víctimas, deberá pronunciarse en
todo caso sobre la pertinencia de la adopción de las medidas cautelares de aseguramiento, determinando
su plazo si procediera su adopción.
17
16
Además una de las cuestiones más discutidas de la LO 1/2004 es que
viene a otorgar el mismo tratamiento al maltrato ocasional, aunque sea
psicológico, que al maltrato habitual, de forma que un empujón, insulto o
una amenaza o coacción leve, pueden ser punibles como delito de los
artículos 153.1, 171.4 y 172.2 del CP, y en muchos de estos caso nos
encontramos con versiones contradictorias entre denunciante y
denunciado.
Por otra parte, en casos ya más graves de maltrato habitual, son casos
difíciles de detectar sino existen lesiones físicas. Son casos que sin poner
etiquetas, puede llevar a una pérdida de autoestima y aumento de la
sumisión y miedo al agresor, y distorsiones cognitivas y de la forma de
verse a sí misma y a los demás, minimizando la víctima su situación, o
tienen vergüenza, y no hablan normalmente de su situación, o no suelen
reconocerla. Estos cuadros pueden llevar al abuso de alcohol, drogas o
psicofármacos. También puede dar lugar a un aislamiento social, y a
enfermedades psicosomáticas que acaban afectando a otras personas
dependientes de la mujer y que conviven con ella, como los hijos.
El Protocolo Común para la Atención Sanitaria ante la violencia de
Género señala que el maltrato psicológico puede reflejarse en síntomas
de depresión, ansiedad, tendencias suicidas, somatizaciones, síndrome
de estrés postraumático.18
En caso de maltrato que presente lesiones, la actitud de la víctima
difiere. Su estado emocional puede ser el de sentirse confusa, huidiza,
inquieta, temerosa, agresiva, hipervigilante, apática, inexpresiva. Es
importante que se describan las lesiones, su estado evolutivo, y se
recomienda fotografiarlas previo consentimiento de la mujer.
En estos casos de maltratos habituales, respecto de los que también cabe
la simulación, la forma en que se realizan las preguntas a la víctima
puede influir en la memoria de esta sobre los hechos denunciados, y en
las respuestas dadas.
Lo más adecuado es dejarla declarar sobre lo que denuncia con un
discurso libre, tratando eso sí de que concrete los hechos en el tiempo y
en el espacio, pero no permitir preguntas con las respuestas implícitas o
preguntas sugerentes.
Solo se necesita la información relevante para la calificación provisional y
defensa, sin que sea necesarios otros detalles, que solo sirven para
aumentar la victimización secundaria, teniendo en cuenta además que
volverá a declarar en el juicio, donde tendrá que volver a contar o ratificar
lo ya declarado delante de otro Tribunal y que probablemente ya había
Dentro de la sintomatología habitual de este cuadro clínico, se encuentra un estado de hipervigilancia
que obliga a estar en alerta constante y prolongada, haciéndolas incluso reaccionar de forma exagerada a
estímulos neutros, sintiéndose en un ambiente hostil y con una sensibilidad especial ante conductas y
actitudes que han aprendido a interpretar como peligrosas para su integridad.
18
17
declarado ante la policía y ante el médico de los servicios sanitarios, y
además a veces ante el médico forense.
En cualquier caso entiendo que las declaraciones de la víctima o del
imputado ante el médico, por sí mismas no pueden ser utilizadas como
prueba, sin perjuicio que si sean fuente de prueba o de una investigación.
En tal sentido el art. 714 de la LECrim al referirse a la diversidad de
declaraciones del testigo, se refiere a las prestadas «en el sumario», y por
tal no puede estimarse el atestado policial o declaración ante los servicios
médicos o psicológicos a los efectos de obtener una asistencia sanitaria o
atención psicológica ( SSTS. 918/2004 de 26.7 y 416/2006 de 19 de abril
).
Hay que tener en cuenta al interrogar a la víctima, que muchas veces en
sede policial o judicial se viene a efectuar de forma no adecuada a sus
circunstancias personales bien por falta de medio, de agenda u otras
causas, pudiendo producirse lo que se ha venido a llamar el error de
Otelo, que son errores de incredulidad en que se puede incurrir cuando
una persona que está diciendo la verdad presenta el aspecto de una
persona que miente, por la tensión a la que esta sometida y porque esta
asustada porque sospeche que no va a ser creída, por sus vivencias o por
la propia situación en la toma de declaración.
La declaración de la denunciante debe ser contrastada con las
restantes declaraciones testificales referidas a los hechos, y con el
análisis de las secuelas clínicas del hecho traumático, y la declaración del
imputado, y análisis de la personalidad y capacidades de los implicados.
Uno de los indicios más importantes cuando hay lesiones es el parte
médico de lesiones, y la testifical directa de los policías y servicios
sanitarios de urgencia en algunos casos.
El parte de lesiones de los servicios sanitarios será valorado por el
médico forense en sede judicial, que informará sobre la compatibilidad de
las mismas con la versión de la dinámica de los hechos efectuada por la
denunciante.
Tendrá en cuenta en cualquier caso el JVM que las declaraciones
incriminatorias de la víctima solo servirán de prueba de cargo cuando se
den los siguientes requisitos, exigidos por la doctrina del Tribunal
Supremo: a) verosimilitud objetiva en su relato, corroborado por algún
elemento de juicio externo, como es el parte de lesiones, pues las meras
versiones contradictorias darán lugar a la absolución, b) ausencia de
motivos de donde puedan derivar cualquier intención espuria, y c) la
persistencia en la incriminación (por todas STS 20.02.2004, recurso:
55/2003), y este último requisito no concurrirá en el caso de que en sede
de instrucción o en el juicio hiciera otro relato distinto al inicialmente
18
denunciado, sin perjuicio de que pueda hacerse uso en el juicio de lo
dispuesto en el artículo 714 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal19.
3) La existencia de una situación de riesgo objetivo para la víctima.
No equivale al miedo o temor que pueda sentir la víctima, que es algo
subjetivo, y que depende de múltiples circunstancias, que pueden ser
ajenas a los indicios de los hechos punibles, o no se corresponde con la
realidad de la situación.
Se corresponde con la inferencia de una verdadera situación de riesgo,
determinada tras valorar factores obrantes en la causa, que determinan
en el Magistrado la convicción de la existencia de peligrosidad para la
víctima.
También debe guardar relación con el hecho o situación de violencia
doméstica, y por ende de género, como se deduce de la exposición de
motivos de la Ley 27/2003, y del término “resulte” del apartado 1 del
artículo 544 ter.
No siempre la violencia, deriva de una situación de género, como
expresión o actualización de una situación o posicionamiento injusto de
dominio del hombre frente a la mujer, sino que puede ser la consecuencia
de la incapacidad de llegar a acuerdos en diferencias patrimoniales o de
relación con los hijos, lo que acaba no en pocos casos sobre todo en las
grandes poblaciones que predomina el anonimato, en agresiones mutuas
o provocadas, que tratan de instrumentalizarse solicitando la orden de
protección como medio para obtener que el conflicto se decante a favor
de la mujer, al menos temporalmente, mediante por ejemplo la obtención
de un acuerdo de salida del hombre de forma inmediata, con alejamiento,
del domicilio, lo que puede acarrear una situación, sino totalmente injusta,
al menos si en ciertos aspectos, que serían los que realmente crearían
una situación objetiva de riesgo contra la mujer20.
Para determinar este requisito de riesgo objetivo para la víctima, el
Magistrado tiene que valorar las circunstancias del hecho, la situación
El artículo 714 de la LECr dice:
Cuando la declaración del testigo en el juicio oral no sea conforme en lo sustancial con la prestada en el
sumario podrá pedirse la lectura de ésta por cualquiera de las partes.
Después de leída, el Presidente invitará al testigo a que explique la diferencia o contradicción que entre
sus declaraciones se observe.
19
En las grandes poblaciones se pueden simular más fácilmente las denuncias falsas o exageradas, y
también se dan casos de personas paranoides que denuncian malos tratos y, sin embargo, es ella la que
los está produciendo;.o casos de denuncias exageradas de violencia psicológica, instrumentalizando un
proceso penal, con el consejo de un abogado, para obtener una posición de ventaja en un proceso civil
derivado de la ruptura de la pareja, o simplemente para atraer la competencia al nuevo domicilio de la
denunciante, siendo que la amenaza, insulto o vejación, a diferencia del maltrato físico, es más difícil
detectar no ya que se haya producido, sino que no sea posible que se haya efectuado, con lo que la
denuncia falsa queda impune.
20
19
psicosocial de la víctima y del imputado, así como cuantos datos consten
en las actuaciones, en especial:
- La reincidencia o el quebrantamiento de una pena o medida cautelar de
alejamiento o incomunicación, que por sí misma ya es un delito del
artículo 468 del CP o un subtipo agravado del maltrato, la amenaza y la
coacción.
- La dinámica de la agresión, que deriva de la declaración de las partes y
testigos, y del parte de lesiones que será objetivado por el médico
forense.
- El ánimo o dolo del agresor: lesionar o dañar, o de matar.
- Los instrumentos utilizados, que si son peligrosos constituye un subtipo
agravado de las lesiones ( 148.1 del CP).
- La persistencia en la comisión delictiva contra la víctima, y otros
elementos como la alevosía o el ensañamiento en dicha comisión,
constituyendo esta última circunstancia un subtipo agravado de las
lesiones ( 148.2).
- Los antecedentes psicosociales del agresor y de la víctima.
- Si la pareja estaba en un proceso de ruptura no aceptado por al agresor,
es el momento más crítico, cuando el agresor siente que la víctima se le
escapa. El 37% de las muertes del año 2008 tuvieron lugar en ese
momento.
-La dependencia con la pareja económica y afectiva.
- Dependencia a tóxicos del agresor o/y de la víctima y posible trastornos
psíquicos, y especialmente indicios de trastornos de la personalidad
derivados del ciclo repetitivo de la violencia21.
- Antecedentes de los servicios sociales.
- Antecedentes policiales, en el Registro Central de Violencia Doméstica,
y en el Registro Central de Penados y Rebeldes respecto del agresor22.
- Valoración Policial del Riesgo, que utiliza la herramienta del Sistema de
Seguimiento Integral y el formulario de valoración normalizado (VPR), y a
la que se refieren la Instrucción 10/2007 del Secretario de Estado de
Seguridad, modificada por la Instrucción 5/2008. El sistema asignará
Es característico en este tipo de violencia en sus faceta más grave y habitual, siguiendo a Walker,
hablar de lo que se denomina el ciclo de la violencia. Pasa por un estado de tensión, inmovilidad y
culpabilidad en la mujer víctima que refuerza todavía más el comportamiento del agresor. Una fase de
explosión violenta, de descarga de toda la tensión acumulada que provoca en la mujer un estado de
indefensión aprendida que le impide reaccionar; y una fase de arrepentimiento o “luna de miel” que,
básicamente, es un proceso de manipulación afectiva. Una vez conseguido el perdón, el maltratador se
siente seguro y empezará de nuevo con las agresiones y abusos, provocando cada vez mayor
dependencia y falta de control en la mujer, produciéndose una escalada de la violencia, siendo el agresor
quien tiene el control de estos ciclos.
Los cuadros psiquiátricos más ligados al maltrato son los ansiosos depresivos y los de estrés
postraumático.
21
22 Conforme a estadística del Ministerio de Igualdad, 70 mujeres fueron asesinadas en el año 2008 a
manos de sus parejas o ex parejas, únicamente una menos que en 2007. En 16 de estos 70 homicidios se
había interpuesto denuncia previa, es decir un 20%. E un 31,4% de los casos de homicidio, el agresor
tenía antecedentes, siendo mayoritariamente éstos, relacionados con casos violencia de género sobre la
víctima (21,4%), violencia de género sobre otra mujer (7,1%) y antecedentes por otros delitos (2,8%).
20
automáticamente el nivel de riesgo “no apreciado”, “bajo”, “medio”, “alto” o
“extremo”, y ese resultado deberá incluirse en el atestado instruido
mediante la oportuna Diligencia de Evaluación del Riesgo, donde se
harán constar, también, las medidas de protección adoptadas.
En los supuestos de riesgo extremo se establece de obligatorio
cumplimiento la vigilancia permanente de la víctima hasta que las
circunstancias del agresor dejen de ser una amenaza inminente y el
control intensivo de los movimientos del agresor hasta que deje de ser
una amenaza inminente para la víctima.
Para la valoración de todos estos factores sería importante que el
Magistrado contara con la Unidad de Valoración Forense Integral23 en
todos los casos, formada por un Médico Forense, un Psicólogo y un
Trabajador Social, peritando no solo sobre las lesiones y sanidad, sino
también sobre la valoración del riesgo, cumpliendo un protocolo de
actuación adecuado a su función que evite pruebas inadecuadas o
irrelevantes al objeto del proceso, que fundamentalmente es determinar la
naturaleza y circunstancias de hecho o hechos y la adopción en su caso
de medidas cautelares.
Por eso evitarán las entrevistas de corte meramente clínico, enfocadas a
un paciente, para una posterior intervención y no suelen tener en cuenta
la posible simulación.
Sin embargo, las UVFI no hacen clínica, ni intervención social. La
entrevista forense está enfocada a los hechos concretos del proceso,
maneja diferentes hipótesis, de manera que trata de obtener elementos
de juicio objetivos para la posterior toma de decisión del Magistrado, y
para emitir su informe están sometidos los profesionales a los tiempos
mucho más acelerados que el proceso requiere, de forma que si los
sujetos no responden de motu proprio, les será requerido por medio de
preguntas abiertas, y no se recabará más información de la necesaria o
relevante para el caso.
Además de colaborar y asesorar en la determinación por el Magistrado y
consecución de las medidas cautelares personales y asistenciales o
sanitarias que las víctimas puedan necesitar, pueden informar respecto de
los tratamientos posibles y adecuados para los agresores que permitan su
rehabilitación, sobre todo respecto de necesarios ingresos urgentes
involuntarios en un centro hospitalario de salud mental en casos en que
los indicios de enfermedad mental así lo aconseje respecto de la
denunciante o el denunciado; o en casos de alcoholismo y drogadicción
en que el sujeto quiera voluntariamente someterse a tratamiento, pueden
informar también de forma integral de las posibles medidas a adoptar
La Disposición Adicional segunda de la LO 1/2004 se refiere a las UVFI. Conforme a su protocolo de
actuación, publicado por el Ministerio de Justicia, en su boletín número 2000, pueden emitir una valoración
específica del riesgo basada en factores de riesgo encontrados en la descripción de los hechos, en la
persona agresora y en la persona agredida.
23
21
respecto de las partes, sino también respecto de terceros como hijos,
abuelos, etc.
Incluso pueden intentar, en casos que no son de maltrato habitual, sino
fundamentalmente fruto de la crisis de la pareja, colaborar en la
conciliación de las medidas civiles, respecto de una determinada solicitud
de orden de protección, con el apoyo de los abogados de las partes que
han acudido al juzgado.
Para todo ello es muy importante unas completas diligencias
policiales, y para ello que la víctima solicite la orden en sede policial,
para que esta de manera inmediata desde la toma de la denuncia y
solicitud de la orden efectúe las diligencias a prevención que procedan
conforme al su Protocolo de Actuación24 que plasmará en un atestado,
que deberá presentar en el juzgado antes de las 72 horas en caso de
solicitud de orden de protección, sin perjuicio de lo dispuesto en el
artículo 796.4 de la LECr de no localizarse al denunciado, pero fuese
previsible su rápida identificación y localización, de ahí por tanto que junto
con la solicitud de la orden de protección se presente un atestado
completo con el resultado de la actuación investigadora policial y de las
circunstancias del hecho y de sus partícipes, y de las medidas adoptadas
en protección de la víctima como es que a través de los servicios sociales
se le haya proporcionado una casa refugio o centro de emergencia, sin
perjuicio de que luego se
puedan encomendar otras diligencias
complementarias a la policía por el Magistrado.
En cuanto a la testifical de terceros, resaltar que lo esencial es que
conste la declaración detallada e individualizada en el atestado, pues
El artículo 31 de la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de medidas de protección integral contra
la violencia de género, atribuye expresamente a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad el control de la
ejecución de las medidas de protección a las víctimas adoptadas por los órganos judiciales.
El punto 1 obliga al Gobierno a establecer en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, unidades
especializadas en la prevención de la violencia de género, como son en la policía nacioal el SAF o el
SAM, y las EMUME en la Guardia Civil, y en el control de la ejecución de las medidas judiciales
adoptadas, estas son las UPAP de la Policía Nacional.
El mismo artículo 31 establece la obligación de que todos los cuerpos policiales actúen de acuerdo con lo
dispuesto en el «Protocolo de Actuación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y de Coordinación
con los Órganos Judiciales para la protección de las Víctimas de Violencia Doméstica y de
Género». Este Protocolo -que fue aprobado por la Comisión Nacional para la Implantación de los
Juzgados de Violencia sobre la Mujer y por la Comisión Nacional de Coordinación de la Policía Judicial,
los días 8 y 28 de junio de 2005, respectivamente- dispone que los funcionarios policiales deben realizar
una valoración del riesgo objetivo que concurra en cada momento y adoptar las medidas de protección
correspondientes a dicha valoración.
Respecto de como realizar la VPR se ha dictado la Instrucción del Secretario de Estado de Seguridad
10/2007, modificada por la Instrucción 5/2008.
24
En el ámbito de los delitos con penas privativas de libertad no superiores a 9 años, el artículo 770.3 de la
Ley de Enjuiciamiento Criminal, de aplicación preferente por su especialidad, en virtud de lo previsto en
el artículo 758, al artículo 326, ambos del mismo texto legal, otorga la función de recogida de pruebas, no
al Juez de Instrucción, sino a los miembros de la Policía Judicial al establecer que "la Policía Judicial
acudirá de inmediato al lugar de los hechos y realizará las siguientes diligencias: 3º. Recogerá y
custodiara en todo caso los efectos, instrumentos o pruebas del delito de cuya desaparición hubiere
peligro, para ponerlos a disposición de la Autoridad Judicial.
22
donde debe efectuarse la prueba testifical es en el plenario con
inmediación del Tribunal sentenciador; si bien en el Juzgado de Violencia
sobre la Mujer, esa declaración escrita del atestado, ante el instructor
policial, firmada por el declarante, servirá de indicio o de elemento de
juicio para la adopción o no de la medida cautelar, por lo que no es tan
esencial a tal efecto la citación a la sede del Juzgado de Violencia sobre
la Mujer del testigo, si su declaración se obtuvo policialmente en la
manera indicada, pues será este órgano judicial, a la vista de los escritos
de calificación provisionales de las partes, el que en su caso les cite al
juicio oral.
VI.- ¿CUAL VIENE SIENDO LA EVOLUCIÓN DE LA
VIOLENCIA DE GÉNERO EN ESPAÑA?
Recordemos que la LO1/2004 de Medidas de Protección Integral entró en
vigor el 29 de diciembre de 2.004, salvo en cuanto a la tutela judicial y
penal que entró en vigor el 29 de junio de 2.005, si bien las medidas
cautelares que regula también entraron en vigor el 29 de diciembre de
2.004
En cuanto al número de denuncias por violencia de género en 2008, se
mantiene la tendencia alcista registrada trimestre a trimestre desde
comienzos de 2007. Así, en los nueve primeros meses del año pasado se
presentaron 108.261 denuncias, lo que supone un incremento del 15,9%
respecto al periodo enero-septiembre de 2007, y que alrededor de 400
mujeres al día denunciaron.
40 00 0
35 00 0
3178 9
30 00 0
37239
37072
3 2372
32855
33950
AUMENTO
29277
15’9%
25 00 0
20 00 0
15 00 0
10 00 0
5 00 0
0
2007
Trimestre 1
2007
T rimestre 2
2007
Trim estre 3
2007
Trimestre 4
2008
T rimestre 1
2008
Trim estre 2
2008
Trimestre 3
Fuente CGPJ
D ENUNCIAS VG
DENUNCIAS TRIMESTRALES POR VIOLENCIA DE GÉNERO
2007 – 2008 (hasta septiembre)
En cuanto a la notitia criminis, un 75,6% fue por denuncias presentadas
directamente por la víctima, seguido de los atestados por intervención
directa policial (12%), y parte de lesiones (11%), y las denuncias
23
presentadas por familiares (1,4%). No obstante, es este apartado, el de
denuncias presentadas por familiares, el que más crece respecto a los
nueve primeros meses de 2007, con un incremento del 116,4%.
En cuanto a los homicidios, en 2008, 70 mujeres han sido asesinadas a
manos de sus parejas o exparejas, lo que supone un caso menos
respecto al año 2007.
La evolución antes y después del 29 de junio de 200 en que entraron en
funcionamiento los nuevos JVM es la siguiente:
71
72
71
70
2007
2008
68
70
57
60
50
40
30
20
10
0
2003
2004
2005
2006
HOMICIDIOS
En 16 de estos 70 homicidios se había interpuesto denuncia previa,
mientras que en los otros 54 la víctima no había denunciado. El número
de fallecidas con denuncia previa, solicitud de orden de protección,
orden de protección en vigor y factores de minimización del riesgo
ha descendido por tercer año consecutivo desde la entrada en vigor
de la Ley Integral contra la Violencia de Género.
Así, el porcentaje de casos en los que existía denuncia previa ha
pasado del 33,8% en 2006, al 22,9% el año pasado, mientras que en el
mismo periodo, los homicidios en los casos en los que existía solicitud de
orden de protección ha pasado de 32,4 al 20%; en los que existía orden
de protección en vigor del 23,5 al 14,3%, y en los que existieron factores
de minimización del riesgo, del 10,3 al 2,9%.
24
50
40
33,8
32,4
29,6
30
25,4
23,5
22,9
20
19,7
20
14,3
10,3
8,5
10
2,9
0
2006
2007
2008
% DENUNCIAS PREVIAS
% SOLICITUD OP
% OP EN VIGOR
% MINIMIZACION RIESGO
Por Comunidades Autónomas, el mayor número de homicidios por
violencia de género se registra en Madrid con 11 mujeres muertas,
seguida por Cataluña (10), Andalucía (9), Comunidad Valenciana (8),
Castilla y León y Galicia (con 6), Canarias (5), Murcia (4), País Vasco (3),
La Rioja y Castilla-La Mancha (2) y Baleares, Navarra, Asturias, Aragón,
con una fallecida por violencia de género. En 2008, ninguna mujer perdió
su vida por violencia de género en Cantabria, Extremadura y las Ciudades
Autónomas de Ceuta y Melilla.
En cuanto al número de homicidios por millón de mujeres de 15 años
y más, la Comunidad Autónoma con mayor número de muertes es La
Rioja con una tasa del 14,8; seguida por Murcia (6,8), Canarias (5,7),
Castilla y León (5,3), Galicia (4,7), Navarra (3,8), Comunidad Valenciana
(3,7), País Vasco y Cataluña (3,1), Andalucía (2,6), Castilla-La Mancha
(2,3), Baleares (2,2), Asturias (2) y Aragón (1,7).
Respecto al modus operandi, los asesinatos por arma blanca suponen el
53,6%, seguido por los traumatismos (15,9%), las armas de fuego y
estrangulamiento (11,6%), el fuego (2,9%), los de mecanismo mixto
(2,9%) y las precipitaciones (1,4%).
Atendiendo a las características de la convivencia, se aprecia un
descenso significativo entre las fallecidas con pareja y en convivencia, y
un incremento en aquellas en las que hubo ruptura de la relación.
En cuanto a los agresores y las víctimas se aprecia un incremento,
hasta suponer un 44,3%, en los casos en los que la víctima era
extranjera, estando éstas en su mayoría en situación regularizada
(80,7%).
Respecto a la evolución en el porcentaje de agresores extranjeros,
se observa también un incremento, pasando del 20,8% en 2004 al
38,6% del año pasado.
25
50
44,3
39,4
40
38
38,6
29,4
30
28,1
27,9
20,8
20
24,6
22,2
10
0
2004
2005
2006
2007
2008
VÍCTIMA EXTRANJERA
AGRESOR EXTRANJERO
26
Descargar