PROYECCIÓN MENSAJE 20160119 Hay una orden de que se restituya lo que es tuyo 2 Reyes 8: 1-6 “Habló Eliseo a aquella mujer a cuyo hijo él había hecho vivir, diciendo: Levántate, vete tú y toda tu casa a vivir donde puedas; porque Jehová ha llamado el hambre, la cual vendrá sobre la tierra por siete años. 2Entonces la mujer se levantó, e hizo como el varón de Dios le dijo; y se fue ella con su familia, y vivió en tierra de los filisteos siete años. 3Y cuando habían pasado los siete años, la mujer volvió de la tierra de los filisteos; después salió para implorar al rey por su casa y por sus tierras. 4Y había el rey hablado con Giezi, criado del varón de Dios, diciéndole: Te ruego que me cuentes todas las maravillas que ha hecho Eliseo. 5Y mientras él estaba contando al rey cómo había hecho vivir a un muerto, he aquí que la mujer, a cuyo hijo él había hecho vivir, vino para implorar al rey por su casa y por sus tierras. Entonces dijo Giezi: Rey señor mío, ésta es la mujer, y éste es su hijo, al cual Eliseo hizo vivir. 6Y preguntando el rey a la mujer, ella se lo contó. Entonces el rey ordenó a un oficial, al cual dijo: Hazle devolver todas las cosas que eran suyas, y todos los frutos de sus tierras desde el día que dejó el país hasta ahora.” Aprender 2 Reyes 8: 6 “….Entonces el rey ordenó a un oficial, al cual dijo: Hazle devolver todas las cosas que eran suyas, y todos los frutos de sus tierras desde el día que dejó el país hasta ahora.” El deseo de Dios es que mientras que su pueblo esté en esta tierra, pueda disfrutar de todas sus bendiciones y promesas. Dios restituirá los años que comió la oruga, el saltón, el revoltón y la langosta. Él quiere que comamos hasta saciarnos, y que alabemos su nombre por todas las maravillas que él ha hecho, hace, y seguirá haciendo con nosotros. Miramos la historia de aquella mujer que había reconocido, honrado y bendecido al profeta. De cómo Dios la bendijo por haber hecho aquello con el varón de Dios. Dios hizo un milagro en ella y le dio un hijo. Cuando el niño creció, muere de repente, pero ella no dice nada y se va a buscar al profeta. El profeta ora por el niño que estaba muerto, y ocurre un milagro, el niño se levanta y el profeta lo devuelve a su madre. Después de esto, ella necesita que se restituya lo que era de ella; es bendecida y se le devuelve su casa y sus tierras, con todos los frutos que habían dado. Antes de que ocurran las cosas, Dios las revela a sus hijos. 2 Reyes 8: 1 “Habló Eliseo a aquella mujer a cuyo hijo él había hecho vivir, diciendo: Levántate, vete tú y toda tu casa a vivir donde puedas; porque Jehová ha llamado el hambre, la cual vendrá sobre la tierra por siete años.” Esta mujer sigue recibiendo las bendiciones de Dios después que honró al profeta, después de que reconoció que era varón santo de Dios. Iba a venir el hambre sobre toda la tierra por siete años, y el profeta le dice que se vaya con toda su familia. Antes de que viniera el hambre, se le advirtió a esta mujer, para que no sufriera ni ella, ni su familia. “: Levántate, vete tú y toda tu casa a vivir donde puedas;” El Señor lo hará con nosotros también; antes de que ocurran las cosas él nos revela y nos hace saber lo que acontecerá. Hay que obedecer, y hacer como Dios nos lo ha dicho. 2 Reyes 8: 2 “Entonces la mujer se levantó, e hizo como el varón de Dios le dijo; y se fue ella con su familia, y vivió en tierra de los filisteos siete años.” Hubo obediencia en aquella mujer; ella sabía que lo que el profeta decía tenía cumplimiento; ella creía al profeta, así que se levantó, y obedeció; y se fue con su familia. Cuando necesitamos que se restituyan nuestras cosas. 2 Reyes 8: 3 “Y cuando habían pasado los siete años, la mujer volvió de la tierra de los filisteos; después salió para implorar al rey por su casa y por sus tierras.” Esta mujer se había ido por siete años, pero cuando regresa ya no tenía la casa, ni sus tierras. Ella había vuelto y necesita que le devuelvan sus cosas; así que ella se va a implorar al rey por su casa y por sus tierras. Es lo que nosotros debemos hacer cuando hemos perdido algo, implorar a nuestro Dios, para que se restituyan aquellas cosas. Nada ocurre por casualidad. 2 Reyes 8: 4-5 “Y había el rey hablado con Giezi, criado del varón de Dios, diciéndole: Te ruego que me cuentes todas las maravillas que ha hecho Eliseo. 5Y mientras él estaba contando al rey cómo había hecho vivir a un muerto, he aquí que la mujer, a cuyo hijo él había hecho vivir, vino para implorar al rey por su casa y por sus tierras. Entonces dijo Giezi: Rey señor mío, ésta es la mujer, y éste es su hijo, al cual Eliseo hizo vivir.” Al rey le entran ganas de saber acerca de todas las maravillas hechas por el profeta Eliseo, y le pide a Giezi, el siervo de Eliseo, que le cuente. Y justo cuando Giezi le está contando de cómo Eliseo hizo vivir a un niño muerto, entra la mujer a implorar por la restitución de su casa y de sus tierras. Esto no fue casualidad; Ni siquiera la muerte del niño, todo tiene un propósito, porque ahora que se cuenta acerca del milagro de su hijo, la mujer tiene la necesidad de que se le restituya su casa y sus tierras. Cuando tu honras a Dios y reconoces a los hombres y mujeres de Dios, la bendición que viene a tu vida es completa; y va más allá. “Ésta es la mujer, y éste es su hijo, al cual Eliseo hizo vivir.” Dios dará la orden para que se te restituya lo que te pertenece. 2 Reyes 8: 6 “Y preguntando el rey a la mujer, ella se lo contó. Entonces el rey ordenó a un oficial, al cual dijo: Hazle devolver todas las cosas que eran suyas, y todos los frutos de sus tierras desde el día que dejó el país hasta ahora.” La mujer imploró para que se le devolviera su casa y sus tierras; y se dio la orden para que le devolvieran lo que era de ella, y más, porque el rey dijo que le dieran todos los frutos de sus tierras; lo que había producido desde que ella se fue hasta que regresó. Dios quiere restituir lo que te pertenece, él ya ha dado la orden de que se te devuelva y se restituya lo que te pertenece; y no sólo recibirás lo que era tuyo, sino que vendrá más de lo que antes tenías. Cree la palabra que Dios te ha dado; espera y confía, porque es el tiempo de restitución y restauración para su pueblo. PROYECCIÓN VISION 20160119 Dios restituye de acuerdo a tu fe Visión La sunamita honró al profeta. 2 Reyes 4: 9-10 “Y ella dijo a su marido: He aquí ahora, yo entiendo que éste que siempre pasa por nuestra casa, es varón santo de Dios. 10Yo te ruego que hagamos un pequeño aposento de paredes, y pongamos allí cama, mesa, silla y candelero, para que cuando él viniere a nosotros, se quede en él.” La sunamita había reconocido que Eliseo era un varón santo de Dios, y por eso le dijo a su marido que le hicieran un aposento con todas las comodidades, para que cuando el profeta fuera a ellos, se quedara en ésa habitación. Esta mujer sabía que al honrar al profeta se desatarían sobre ella las bendiciones de Dios. Al igual que la sunamita, nosotros también debemos saber que cuando honramos a los hombres y mujeres de Dios, inmediatamente se desatan las promesas, los milagros y las bendiciones del reino sobre nosotros. ¿Qué quieres que haga por ti? 2 Reyes 4: 11-13 “Y aconteció que un día vino él por allí, y se quedó en aquel aposento, y allí durmió. 12Entonces dijo a Giezi su criado: Llama a esta sunamita. Y cuando la llamó, vino ella delante de él. 13Dijo él entonces a Giezi: Dile: He aquí tú has estado solícita por nosotros con todo este esmero; ¿qué quieres que haga por ti? ¿Necesitas que hable por ti al rey, o al general del ejército? Y ella respondió: Yo habito en medio de mi pueblo.” El profeta Eliseo quiere bendecir a esta mujer, por tanta solicitud mostrada hacia él; y empieza a indagar acerca de la necesidad de esta mujer. Esta mujer tenía posición en la sociedad, estaba bien económicamente, ella tenía bienes y dinero; al parecer no tenía necesidad. Eliseo le pregunta si quiere que hable por ella al rey, o al general, pero ella no necesitaba nada de esto; ella tenía amistad con el rey, y con el general. Aunque las personas estén bien económicamente, tengan posición en la sociedad, buenas influencias, siempre habrá una necesidad. Lo que no se obtiene con dinero, lo que no se obtiene con las influencias en el gobierno, nuestra necesidad mayor, la del alma y la del corazón, sólo la suplirá el Señor. Debemos aprovechar cuando el Señor nos pregunta: ¿qué quieres que haga por ti?, porque él quiere hacer un milagro en tu vida. Dios te dará lo que necesitas. 2 Reyes 4: 14-17 “Y él dijo: ¿Qué, pues, haremos por ella? Y Giezi respondió: He aquí que ella no tiene hijo, y su marido es viejo. 15Dijo entonces: Llámala. Y él la llamó, y ella se paró a la puerta. 16Y él le dijo: El año que viene, por este tiempo, abrazarás un hijo. Y ella dijo: No, señor mío, varón de Dios, no hagas burla de tu sierva. 17Mas la mujer concibió, y dio a luz un hijo el año siguiente, en el tiempo que Eliseo le había dicho.” Ella no tenía hijos, así que esto es lo que el profeta le profetizó, que ella tendría lo que nunca había tenido; y en el tiempo que Eliseo le dijo, ella tuvo su hijo; era su necesidad. Ella recibió un milagro, después de que reconoció y honró al profeta de Dios. Se murió su hijo; se le había ido su milagro. 2 Reyes 4: 18-20 “Y el niño creció. Pero aconteció un día, que vino a su padre, que estaba con los segadores; 19y dijo a su padre: ¡Ay, mi cabeza, mi cabeza! Y el padre dijo a un criado: Llévalo a su madre. 20Y habiéndole él tomado y traído a su madre, estuvo sentado en sus rodillas hasta el mediodía, y murió.” Ella no dice que el niño murió y se fue a buscar al profeta. Ella sabe que nadie le podía resolver su situación, ella sabe a dónde tiene que ir, ella va donde el profeta. Ella necesita una respuesta, ella necesita un milagro. Habrá situaciones en tu vida que no hay que proclamarlas a otros, sólo es entre tú y Dios. 2 Reyes 4: 21-23 “Ella entonces subió, y lo puso sobre la cama del varón de Dios, y cerrando la puerta, se salió. 22Llamando luego a su marido, le dijo: Te ruego que envíes conmigo a alguno de los criados y una de las asnas, para que yo vaya corriendo al varón de Dios, y regrese. 23Éldijo: ¿Para qué vas a verle hoy? No es nueva luna, ni día de reposo. Y ella respondió: Paz”. Ella fue a buscar al profeta, y no lo dejó hasta que él viniera a orar por su hijo. Ella no estaba dispuesta a perder su milagro, ella estaba determinada a recuperar a su hijo; que se le restituyera aquel milagro que había recibido, pero que ahora había perdido. Ella no quiso proclamar la muerte de su hijo, ella sabía que sería restituida. 2 Reyes 4: 32-33 “Y venido Eliseo a la casa, he aquí que el niño estaba muerto tendido sobre su cama. 33Entrando él entonces, cerró la puerta tras ambos, y oró a Jehová. ” Toma a tu hijo. 2 Reyes 4: 36-37 “Entonces llamó él a Giezi, y le dijo: Llama a esta sunamita. Y él la llamó. Y entrando ella, él le dijo: Toma tu hijo. 37Y así que ella entró, se echó a sus pies, y se inclinó a tierra; y después tomó a su hijo, y salió.” Ella no aceptó la pérdida; ella no le dijo a nadie lo que le había acontecido a su hijo; ella se fue a buscar al que le podía devolver su milagro. Eliseo oró por el niño de esta mujer, oró por lo que ella necesitaba; y vino el milagro, y le dijo a la mujer: toma a tu hijo; aquí está tu milagro. Dios quiere restituir lo que se ha perdido, y quiere restaurar lo que se ha deteriorado; Dios te dice hoy: toma tu milagro.