Platón III Individuo y Estado. El dualismo de la filosofía platónica se manifiestó tanto en la concepción que Platón tuvo de la realidad como en su manera de entender la naturaleza humana. De la misma forma que su perspectiva ontológica consistió en afirmar que el mundo estaba dividido en dos: el mundo sensible y el mundo inteligible, su antropología afirmaba que el individuo humano estaba compuesto de sustancias radicalmente diferentes: el cuerpo y el alma. Para Platón el cuerpo era material, engendrado y perecedero, imperfecto; y su situación de ser dotado de vida le venía dado por la presencia del alma en su interior. Por el contrario, el alma, principio de vida para el cuerpo, era espiritual, eterna, y de naturaleza afín a los habitantes del mundo inteligible. 1. Noción y esencia del alma: su inmortalidad. 1.1 El alma como principio de vida. La diferencia entre un ser vivo y un ser que no lo está consiste en que el ser vivo tiene la capacidad de moverse por sí mismo, en cambio un ser inerte debe ser movido por otro. Platón, y la filosofía griega en general, creía que aquello que hacía estar vivo a los cuerpos eran las almas. Aquello que define el alma en general es ser principio de vida. Por esta razón, cuando una persona moría, era porque el alma se había escapado del cuerpo. (En la época se pensaba que el alma tenía una sustancialidad casi física, como una suerte de gas o fluido que se escapaba por la boca del moribundo en su último aliento, produciendo un sonido similar al que hacemos cuando pronunciamos las primeras letras de la palabra “psijé”. De allí que la voz griega “psijé”, de la que derivan las voces modernas psiquismo y psicología, hay quienes dicen que tiene un origen onomatopéyico). Para Platón la propia noción de alma como principio de vida debía necesariamente contener la idea de inmortalidad. Esta afirmación se justificaría con la siguiente argumentación: Lo que se mueve a sí mismo (es decir el alma como principio de vida) es principio de movimiento para lo que se mueve por otro (es decir lo que no está vivo). Ahora bien, es evidente que todo principio debe ser ingénito e inmortal, puesto que lo que se mueve a sí mismo es principio de su propio movimiento y no puede estar sujeto a las leyes del devenir (generación y corrupción). El alma es principio de vida o animación, luego no ha sido engendrada y no puede perecer. De esta forma la inmortalidad es una propiedad que se funda en la misma noción de alma. 1.2 Teoría de la reminiscencia (Menón) Conocer es recordar. El lugar natural del alma no es el mundo de las cosas sensibles, su destino no está ligado al del cuerpo sujeto a la generación y muerte. El alma, antes de su unión con el cuerpo, existía en el mundo suprasensible y convivía con las Ideas. La teoría de la reminiscencia de Platón es el punto de contacto entre su Teoría del Conocimiento y su Antropología. (Ver Platón II: Teoría del Conocimiento) 1.3 Mito del carro alado (Fedro) El alma consta de tres partes: parte racional, parte irascible (el valor) y parte concupiscible (los apetitos o deseos instintivos). El auriga representa el alma racional y su función es el control y la conducción de las otras dos partes. El valor y la voluntad están simbolizados por el caballo blanco, hermoso y bueno. Los impulsos instintivos están representados por el caballo negro, contrahecho y sanguíneo. El origen del hombre, su nacimiento, es interpretado como una caída cuando el alma, perdido el control de su parte racional, y arrastrada por el deseo, se precipita en el mundo corpóreo. El alma queda prisionera en el cuerpo, y los efectos de esta caída son la tripartición del alma, y el olvido de todo el saber que poseía en el mundo inteligible cuando podía disfrutar de la contemplación directa de las ideas absolutas. 1.4 Papel del conocimiento sensible. En la caída el carro alado pierde sus alas. Esto significa que una vez prisionera en el cuerpo, el alma ya no puede volar libremente por las alturas del saber. Está condenada a depender de un cuerpo imperfecto que, a través de los sentidos, sólo le puede proporcionar un conocimiento aparente y engañosos (la doxa). Sin embargo, las impresiones sensible, pese a su incapacidad por proporcionar verdadero conocimiento, Platón dice que “afectan el muñón de las alas cortadas”, esto es, son el estímulo para recordar, para ascender hacia el conocimiento inteligible; pero no en un sentido inductivo (del conocimiento imperfecto de los sentidos no se puede inferir el conocimiento de lo perfecto), sino simplemente como estímulo para la reminiscencia. Esta idea también está presente en el Banquete cuando dice que la contemplación sensible de los objetos bellos, gracias al impulso de Eros, puede incitarnos a continuar en el proceso ascendente hasta llegar a la idea de belleza en sí misma. No obstante la perspectiva de Platón continua siendo que el conocimiento verdadero es contemplación directa (intuición) de las verdades absolutas, y por tanto alejamiento y renuncia de los sentidos. 2 1.5 La purificación o ascética platónica. El destino del alma es la contemplación de lo que es en sí. Pero no es posible adquirir el saber y contemplar la verdad en su puridad mientras estemos unidos al cuerpo. Las etapas del proceso ascético aparecen descritas en el mito de la caverna. La Dialéctica, entendida como método, comporta dos momentos: la renuncia de los sentidos y la contemplación intuitiva de la verdad. Este proceso de purificación puede que no se realice en una sola vida, por lo que queda justificada la creencia en la transmigración de las almas, creencia de clara inspiración pitagórica. 3. El alma justa y el Estado justo. (República) 3.1 Equivalencia entre las partes del alma y las clases sociales. Para poder determinar qué es la Justicia en los individuos conviene ver primero que es la Justicia en la constitución de la Ciudad. ESTADO Función GOBERNANTES SOLDADOS Gobernar siguiendo los Defender la Ciudad y dictados de la razón: asegurar su orden FILÓSOFOS interno. PRODUCTORES Satisfacer las necesidades materiales. PARTES DEL ALMA RAZÓN (racional) VOLUNTAD (irascible) DESEO (concupiscible) Virtud Sabiduría Valor Moderación Cuerpo Cabeza Pecho Vientre 3 4. La justicia. 4.1 Concepción de la justicia como orden en la Ciudad (kosmos): Un organismo se organiza de acuerdo a su función (ergon). La forma de esta organización, el criterio que establece el orden y por tanto el correcto cumplimiento de su finalidad es la excelencia o virtud (arete). Esta virtud en la Ciudad es la Justicia: la armonía entre las diferentes clases sociales en el cumplimiento de sus respectivas funciones. 4.2 El alma justa: En el caso del alma humana la Justicia también es la armonía entre las diferentes partes bajo la conducción de la Razón. Las acciones justas no deben estar motivadas por las recompensas, el reconocimiento o la amenaza del castigo de los dioses. La Justicia se debe buscar como un valor en sí mismo, como un arete, que en tanto realiza el ergon del alma humana (la racionalidad) produce la felicidad. 4.3 La educación de los gobernantes: Para Platón, la única garantía de que reine la justicia en la sociedad es que ésta sea gobernada por filósofos (o que, en su defecto, los gobernantes se conviertan en filósofos). Para ello propone un largo proceso educativo que, desde las primeras disciplinas que educan el cuerpo y la sensibilidad, como la gimnasia y la música, pasando por el estudio de las matemáticas, permita llegar a la dialéctica, que es la disciplina más elevada, aquella que conduce a la contemplación intuitiva de las verdades absolutas, como la Belleza, la Justicia y el Bien. Es entonces cuando la clase de los gobernantes estará en condiciones de gobernar de manera sabia y justa al resto de las clases (los militares y los productores), de la misma forma que el auriga del alma humana es capaz de conducir con pericia y equilibrio los caballos del carro alado. 4