Del 12 al 26 de abril de 2006 // CULTURAS // 7 (29) DEPORTES CRÓNICA: DE LA VERSIÓN OFICIAL A LAS IMÁGENES DE UN ARRESTO EL REGATE Si hubieran sabido que era Eunice Barber PABLO ELORDUY { La atleta francesa Eunice Barber (Freetown, Sierra Leona; 1974), campeona del mundo de heptatlón en 1999 y de salto de longitud en 2003, padeció en la tarde del 18 de marzo los métodos de la policía del mismo país que la acoge y aplaude sus éxitos deportivos. A partir de las informaciones del diario ‘L’Équipe’, reconstruimos la crónica de un arresto violento muy distinto al de la versión inicial, que afirmaba: “una atleta muerde a dos policías”. JAVIER DE FRUTOS l pasado sábado 18 de marzo la atleta Eunice Barber circulaba por las inmediaciones del estadio de SaintDenis, en la periferia de París. La policía, que regulaba el tráfico para la celebración del Trofeo Andros, le indicó que debía tomar una desviación, pero Barber no lo hizo, de forma intencionada –según la policía–, por un malentendido –según la propia atleta–. A continuación, a consecuencia de su conducta agresiva –de acuerdo con el relato policial–, Barber fue arrestada y conducida a la comisaría de Saint-Denis, desde la que fue transferida a la de Bobigny. En la tarde del domingo 20, una nota de la agencia France Presse informaba de que Eunice Barber había sido arrestada “tras haber, al parecer, mordido a dos funcionarios de policía en los alrededores del Stade de France”. Sobre las siete de la tarde del mismo domingo, la atleta fue llevada al hospital HenriMondor, de Crétiel, donde un médico le notificó siete días de baja laboral. El lunes 20 de marzo Eunice Barber fue puesta en libertad. Transcurrieron entonces dos días en los cuales los medios de comunicación de todo el mundo reprodujeron la versión ‘oficial’ de los hechos. Los titulares bascularon entre “Una atleta gala muerde a dos policías en París” y “Eunice Barber tiene el diente duro”. Dos días que la campeona del mundo de heptatlón dedicó a reflexionar y a recuperarse de las contusiones recibidas en el momento de su detención. E “Particular brutalidad” El miércoles 22 de marzo la atleta acudió a la Inspección General de Servicios (IGS), la llamada ‘policía de la policía’, para presentar una queja formal contra los policías que la habían arrestado. Barber denunciaba así las “condiciones de particular bruta- lidad” en las que se había producido su detención. En una conferencia de prensa ofrecida dos días después, la campeona francesa era un poco más concisa: “No hice nada malo, tenía miedo, estaba desesperada. No comprendo lo que sucedió”. Al día siguiente, una semana después del suceso, el ministro del Interior, Nicolás Sarkozy, ocupado en aquellos días en contemplar los apuros de su colega y adversario Dominique de Villepin ante las movilizaciones contra el ‘contrato de primer empleo’, encontró tiempo para recibir a Barber por espacio de media hora. Sarkozy, tras escuchar la versión de la atleta, le aseguró que seguía el caso muy de cerca y que la mantendría informada a medida que avanzara la investigación. El martes 28 el esperado documento que podía apoyar la versión de Barber, reclamado en numerosas ocasiones por su abogado –consciente de la presencia de numerosos testigos–, llegó en forma de vídeo grabado con un teléfono móvil. A lo largo de un minuto y 45 segundos (en la versión reducida difundida en la página web del diario deportivo L’Equipe), se observa cómo Barber es sujetada contra la puerta delantera de su vehículo. Cuando ya parece ‘controlada’ por cuatro policías, tres de ellos agentes de circulación, un quinto policía interviene y la atleta es arrojada contra el suelo. Antes de esposarla, los cinco policías la inmovilizan completamente: uno de ellos apoya su pierna sobre la cabeza de la atleta, otro saca la porra y le sujeta las piernas. Según L’Equipe, en la versión íntegra del vídeo pueden escucharse los gritos de dolor de Eunice Barber. Una vez que la situación parece calmada, la deportista es puesta en pie no sin cierta dificultad, pero a continuación vuelve a ser arrojada contra el suelo. Seis policías se precipitan entonces sobre una mujer esposada y a continuación la introducen en el furgón. “Un ser humano” LA CAMPEONA DEL MUNDO sufrió múltiples contusiones en su arresto. “La imagen que percibimos en el vídeo es la de una marioneta arrojada contra el suelo”, afirma el abogado de Barber /LEpUDWHGHORVSURGXFWRV GHVHFKDEOHVFXLGDHOSODQHWD \WXFXHUSR ZZZFRSDGHOXQDFRP ODDOWHUQDWLYDHFROyJLFD \HFRQyPLFDDORVWDPSRQHV \FRPSUHVDV Ã En palabras del abogado de Barber, Emmanuel Daoud, “la imagen que percibimos en el vídeo es la de una marioneta arrojada contra el suelo”. Con este nuevo elemento de prueba, la atleta presentó el viernes 31 una nueva denuncia contra la policía ante el Decano de los jueces de instrucción, lo que le garantiza, en principio, que su caso será seguido por un juez y no sólo investigado por la IGS. Las causas de esta segunda denuncia se resumen en: “violencia voluntaria agravada, amenazas y violación del secreto de la investigación”. El ‘caso Barber’, que ya cuenta con abundante bibliografía en la prensa francesa, ha resucitado algunos de los fantasmas recurrentes del país: la desintegración social, el racismo, la extralimitación de las ‘fuerzas del orden’, etc. Resulta paradójico que ocho años después de que la victoria de Francia en ‘su’ Mundial fuera utilizada para convertir el deporte en estandarte de la diversidad } étnica y cultural, una deportista que eligió ser francesa haya sido objeto de una detención violenta, con tintes racistas y xenófobos. Porque cuando Eunice Barber era introducida en el furgón policial varios agentes le dijeron, según el relato de la atleta: “¿Te crees que hacemos esto en África? Has tenido suerte de que haya gente, sino podría haber sido peor. Cuando salgas de aquí llevarás muletas”. Lo más chocante, según cuenta Barber, es que una vez que fue identificada y reconocida por la policía en comisaría “todos se volvieron amables” dando a entender que si lo hubieran sabido... “¿Por qué no lo dije antes? Quería vivir como todo el mundo. Quería que me tomasen por lo que soy: un ser humano”. Así que Barber pudo experimentar cómo tratan ‘a todo el mundo’, aunque su condición de figura nacional del deporte francés la haya privado de saber lo que suele sucederle ‘a todo el mundo’ una vez es puesto en libertad con una denuncia de la policía por desacato y agresión. Su caso, no obstante, ha permitido poner imágenes y voz a lo que suele suceder en el silencio de la impunidad. Crisis ace poco el hombre orquesta del Alavés, Dimitri Piterman, sostenía que cualquier joven con cinco entrenamientos exigentes podía jugar en Primera. Esta aseveración escandalizó a los que viven de este negocio, que se apresuraron a descalificar a Piterman, célebre por salidas de tiesto de esta clase. ¿Era sólo una bravata o señaló algo que cada aficionado intuye cuando ve, uno tras otro, partidos grises? Cierto es que la preparación técnica y táctica de los futbolistas actuales es mejor que la de los voluntariosos amateurs a los que chuleaba Di Stefano antaño, pero son muchos los entrenadores y ex jugadores que hablan de la automatización y el consecuente aburrimiento del juego. Puede deberse al adocenamiento de los futbolistas, que muchas veces se mantienen en la alta competición en virtud de algunos hitos esporádicos como canteranos. Son jóvenes de clase media-baja que han cumplido sus sueños de ser aplaudidos en el barrio y que, después de incontables entrenamientos, muchos partidos y alguna inyección, ven cómo se agota la ilusión de sus vidas. Lotina, un entrenador circunspecto y espabilado, aseguraba esta temporada que el fútbol es entusiasmo. En el fútbol el entusiasmo o es común o no es suficiente. La final de la Copa de Europa del Liverpool o la Eurocopa que ganó Grecia hace dos años son muestras de ese éxtasis colectivo (y defensivo) que es capaz de barrer a cualquier equipo diseñado por Adidas. Pero la Liga es otra cosa, la temporada se les hace aburrida a los jugadores: muchos partidos, malos árbitros y menos cámaras. Salvo en el caso del campeón, y de los que tienen el objetivo de no regresar a la olla de Segunda, el resto de los equipos caminan por la Liga tratando de anular las capacidades del rival y olvidándose de su propuesta, en caso de que la tengan. H