Rev Chil Psicoanal 2015 Vol 32 (1): 32-37 Construyendo vínculos de familia y pareja en presencia del analista* Antonia Staforelli M.** Resumen El trabajo con parejas y familias impone una gran exigencia a la persona del analista en torno a mantener una actitud mental de apertura, flexibilidad, y una amplitud teórica y técnica que nunca antes nos fuera demandada. El buscado Cambio Psíquico ya no sólo sería en el terreno individual, intrapsíquico, sino también comprendería un cambio en los vínculos. La presencia del analista como “otro” que construye junto a su paciente, que puede ser más de “uno”, impone un campo intersubjetivo específico que alude a un ir más allá de la reparación, en pos de una creación en situación. La época impone cambios en los significados y pertenencias a los vínculos que, junto a los cambios individuales y propiamente vinculares, producen un interjuego complejo de multideterminación inconsciente. La técnica psicoanalítica se ve exigida a incluir un develar este interjuego complejo de alianzas y pactos inconscientes. Por último, se muestra una viñeta clínica de pareja, con un analista que impone su presencia y su subjetividad como modo de rescatar a la pareja de la repetición y el entrampamiento vincular. Palabras clave: Vínculo, pareja, complejidad. ABSTRACT CONSTRUCTING links OF FAMILY AND COUPLE IN THE PRESENCE OF ANALYST Working with couples and families puts great demands on the person of the analyst around keeping a mental attitude of openness, flexibility, and a theoretical and technical breadth that never was requested to us before. We search the psychic change not only in the individual or intrapsychic ground, but also we search a change in the link. The analyst’ presence as “another” that builds with his patient, which can be more than “one”, imposes a specific intersubjective field that refers to go beyond reparation, in search of creation in situation. The period imposes changes in the meanings and belongings to the links that, together with individual changes and proper linking, results in a complex interplay of unconscious multi-determination. The psychoanalytic technique is demanded to include one unveil this complex interplay of alliances and unconscious pacts. By last, a clinical vignette of a couple is shown, with an analyst that imposes his presence and subjectivity like a way to rescue to the couple from the repetition and linking entrapment Key words: Link, couple, complexity. * Basado en trabajo presentado en el XXIX Congreso FEPAL “Tradición-Invención” 2005. ** Psicóloga. Psicoanalista. Miembro Asociación Psicoanalítica Chilena. 32 Construyendo vínculos de familia y pareja en presencia del analista Introducción Los Institutos de Psicoanálisis, señala Berenstein (Berenstein, 2008) están abriendo departamentos de pareja y familia. El abrir -concretamente- un espacio, podría abrir otro que se puede sintetizar con la interrogante ¿Cómo se aborda este paciente que ya no es sólo uno? Habría un movimiento que busca ampliar nuestra escucha desde el mundo intrapsíquico hacia lo que ocurre en relación con un “otro”. Los motivos de consulta empiezan a ser escuchados en su relato manifiesto, Los relatos no sólo se ven como la proyección de un mundo objetal individual dañado, que habría que reparar en la elaboración de la transferencia, sino como una realidad multideterminada. Los que nos hemos formado al alero de conceptos pertenecientes predominantemente a la teoría clásica nos hemos sentido con pocas herramientas cuando la sesión se desarrolla en torno a una realidad externa intersubjetiva1. Muchas veces hemos intentado, quizás forzadamente, interpretaciones transferenciales, como alguien que se pierde en un bosque relacional y quiere llegar al claro de la teoría aprendida. La práctica psicoanalítica se ve muchas veces interferida por la limitada teoría de la técnica que conocemos. Acercarnos a entender un sufrimiento que se aleja de estar sólo generado desde el conflicto intrapsíquico, desde la pulsión, hacia un sufrimiento e insatisfacción generado en el vínculo con el otro, es algo que nos falta por codificar con claridad y aceptación dentro del psicoanálisis. Todo cambia: más allá de la repetición y la transferencia La familia y la pareja, como vínculos de sangre y alianza, son tan antiguos como el comienzo de la cultura. Sin embargo, sus valores y significados van cambiando porque dependen, como todo lo humano, de la situación 1 2 epocal y cultural. Estos vínculos, atravesados por importantes montos de afecto, que tienen un lado social e institucional, ordenan y administran tanto roles como estructuras vinculares a partir de lo permitido-prohibido. El tabú del incesto funda el pasaje y la delimitación desde el terreno de lo endogámico a lo exogámico. (Berenstein, 1996). Es común escuchar que tanto la pareja como la familia, así como el psicoanálisis, están en crisis. Los procesos de transformación de una crisis, implicarían un cambio en la identidad y la continuidad del modo de funcionar de estas instituciones, generándose una tensión entre la satisfacción de pertenecer a ellas, por una parte, y, por otra, el que constituyen espacios generadores de un verdadero cuerpo de sufrimiento vincular2. Acercándonos a la realidad de las demandas actuales, muchas veces se contempla el dolor que acarrea una relación o un modo particular de relación. Se puede escuchar “Ya no doy más con el matrimonio, la relación me asfixia”, etc., como si la relación fuera un tercero o un otro causante del malestar. Muchas veces el analista escucha estos sufrimientos y se mantiene a la espera de la escucha del supuesto contenido verdaderamente psicoanalítico: el latente, el fantaseado, el proyectivo. Esta reducción de concebir lo inconsciente sólo como lo intrapsíquico -y por tanto lo que es de interés del psicoanálisis- está finalmente, sufriendo una modificación. Intentos en esta línea son las teorías intersubjetivas que nos llegan principalmente de Norteamérica. Sin embargo, la teoría vincular, nutrida desde muchos campos del conocimiento, entre ellos el psicoanálisis francés, agrega una complejidad que incluye -y pone en juego- la influencia del mundo objetal representacional y pulsional, junto con el cultural y el propiamente relacional intersubjetivo. Desde esta perspectiva, el analista entiende el vínculo como el encuentro de dos subjetividades marcadas históricamente que se alían inconscientemente en pos de una satisfacción Por realidad externa intersubjetiva me refiero a la realidad vincular que así como la realidad psíquica o externa impone una marca en la construcción del sujeto y su subjetividad. Esta realidad vincular también marca y constituye al sujeto y su subjetividad. Me refiero a un sufrimiento propio generado al pertenecer a estos espacios vinculares, tales como la familia, pareja, institución psicoanalítica, etc. 33 A. Staforelli M. pulsional, y que estas alianzas o pactos se ven permanentemente descentrados o desequilibrados por el cambio y/o las crisis. Este descentramiento puede producirse en el espacio intrasubjetivo del individuo (cambio en intereses, de actividades, crisis vital, accidentes, climaterio), en la relación intersubjetiva (nuevos conflictos relacionales, quiebres, separaciones, terceros, adolescencia de hijos) y, por último, la realidad transubjetiva -la cultura, las modas, las guerras, etc., que afectan tanto al individuo como a la pareja o a la familia. Todo esto hace que el “hacer y hacerse junto con” de la relación al decir de Puget y Berenstein (1997), se vea alterado por varios flancos al mismo tiempo, y por momentos detenido o encarcelado que es lo que más adelante abordaré con mayor profundidad. la hiper independencia como ideal epocal. El énfasis estaría en transitar desde una relación narcisística de objeto hacia una relación con un “otro” diferente de sí mismo. En este sentido la reparación, que se realiza en el terreno representacional, de objetos internos ocupa sólo una parte de lo que hay que modificar. En este nuevo contexto se busca desplegar la libertad y complejidad vincular (Puget, 2001). Significo esto como soltar las amarras de lugares, pactos y alianzas inconscientes que obstaculizan el enriquecerse, construirse junto a, y con otro, y construir un vínculo que da un sustrato de contención como un tercero que tiene vida propia. Tanto la pareja analítica como “la pareja” develan su complejidad en situación El intento por parte de la cultura de poner en palabras lo que estamos abordando coincide con lo que se entiende comúnmente por el pasaje de estar enamorados a la ardua tarea, siempre activa, de construir y complejizar el vínculo: “el mayor enemigo del amor es el matrimonio”, “estar enamorado enceguece, el matrimonio devuelve la vista“. Estos dichos intentan acercarnos a la pérdida de un vínculo gratificante, amoroso, con gradientes variables de narcisismo, apareciendo el terreno del entrampamiento, de la frustración y la repetición. Aunque estos temas han sido pensados desde el malestar de la cultura como el límite que impone la realidad al impulso, puede ser una teoría insuficiente a la hora de aportar un sustrato técnico, cuando tratamos una disfunción de pareja o de familia. En el contexto del surgimiento del análisis bi personal, surge el concepto de análisis de prueba. Lamentablemente para muchos no hay matrimonios de prueba o familias de prueba, aunque algunos matrimonios jóvenes significan el matrimonio como algo que hay que probar pero no necesariamente mantener si hay sufrimiento y malestar. El escape del otro desde el lugar que se supone debería estar (ideal del Yo) transforma muchas veces lo que fue fuente de placer en fuente de dolor y de limitación, si no, se echa a andar nuevamente la construcción vincular. Los quiebres y rupturas en los vínculos, Tal vez todos coincidamos que fue valioso para el avance de la teoría intentar dejar fuera la realidad externa para ”operar“ en la realidad psíquica al modo de un cirujano que deja fuera gérmenes y entra a operar sólo dentro del aislado y aséptico quirófano de la proyección, la transferencia y su interpretación. Actualmente no sólo se opera con esa idea sino que también se piensa desde la teoría de la complejidad y los espacios heterólogos interviniendo, al mismo tiempo, en la situación y la constitución del sujeto y del otro. Esto podría llevarnos a pensar en la incertidumbre, la falta de predictibilidad, y el error de abarcar demasiado. Sin embargo, con precaución, podemos estar de acuerdo con Bion en que: “El mundo de la realidad no se ajusta a las capacidades de los seres humanos; es por eso que resulta tan importante que cientistas y demás, tengamos algún respeto por la realidad y no nos permitamos distorsionar nuestra visión de ella” (Bion, 1975, p. 128). Las relaciones pueden construir verdaderos baluartes defensivos para evitar ser atravesadas por el mundo sociocultural e intrapsíquico. Se pueden erigir defensas omnipotentes para evitar el dolor de ser excluido, de ser dependiente de “otro”: una dolorosa herida narcisista que se conforma sobre la base del propio narcisismo del sujeto sumado al ideal narcisista de 34 Más allá de la culpa: el análisis de prueba de antaño versus la pareja de prueba Construyendo vínculos de familia y pareja en presencia del analista cuando son sobre-significadas desde la culpa y el daño al objeto, pueden entrampar aún más al sujeto que se supone viene de un vinculo que estaba agotado en la capacidad de producir subjetividad y además, en otro nivel, transitando una dolorosa pérdida vincular y por ende, desde esta teoría, de aspectos de su subjetividad. El incluir una mirada vincular como algo que se construye en situación, con grados variables de incertidumbre, es estar de acuerdo con lo que se dice coloquialmente en nuestra cultura “La pareja es como una lotería” aludiendo a que no hay claridad en lo que va a pasar, o “En la cancha se ven los gallitos...” aludiendo al contexto mismo donde se construye subjetividad. También se escucha “esta persona o este hijo saca lo mejor de mí” o “sacó lo peor de mí”. Estos ejemplos de nuestra cotidianeidad apuntan al intento de pensar sobre esto más allá de la culpa. En la actualidad las parejas y las familias no son las mismas que acostumbrábamos a ver. Las expectativas de vida al aumentar a más del doble comparadas con un siglo atrás, hacen que en la mentalidad cultural de los jóvenes que ingresan a la idea de comprometerse y vincularse afectivamente, lo conciban como algo que no necesariamente es para todo la vida; y si no se piensa conscientemente, es algo que sucede o se actúa3. La mayoría de las parejas, más del 50%, se separa, por tanto se construyen y se dan otras familias y otros lazos que ya no sólo son los de parentesco o de sangre, sino también propiamente de vínculo, de producción de subjetividad. Los pacientes que hablan de los padres como marcadores o modelos de identificación, también lo hacen de la pareja nueva de mamá o de papá, como “otros” que generan un cambio en la subjetividad. Este ingreso al mundo de vínculos invita a pensar en la clínica de familia: cuán importante podría ser incluir a una madrastra o padrastro, o a una nana que, si bien no tienen lazos de sangre, desde este vértice podrían constituir un espacio de trabajo, de reparación y construcción vincular. Esta mirada ayuda a pensar en una pareja 3 como algo que puede agotarse en la complejidad vincular, sacando de la mente la idea sólo de fracaso en la reparación, si no pensar en el agotamiento de las capacidades del vínculo para contener subjetividades que no se encuentran en un seguir haciéndose juntos: “Ya no tenemos nada que ver”. Surge la idea de lo extraño, parejas que suelen llegar en un momento muy doloroso para la relación: “ya no sé quien es Pedro”, aludiendo una mujer a su pareja. Este momento de lo extraño puede ser el punto de partida a un abrirse a un nuevo vínculo con estos dos “desconocidos”. O, puede surgir la intolerancia o la falta de deseo y el interés en construir otra relación, y construirse “otros” en la pareja. Esta apertura al cambio no siempre es posible y aparece la sensación de fracaso, frustración, y odio, generado desde esta perspectiva por la imposibilidad de construir y construirse juntos. La tolerancia a la frustración y las heridas narcisistas que se inflige la pareja en un momento como éste, pueden ser índices diagnósticos de poder hacer un pasaje a lo nuevo o un pasaje a un corte y corte doloroso pero necesario del vínculo. Pensando el poder de las cárceles psíquicas vinculares en un caso clínico de pareja Pedro declara estar en una situación de búsqueda de trabajo pero a su vez con dificultades de saber mostrarse… P: “es que soy como un niño y no creo que pueda crecer….” Pienso que Pedro se enfrasca en este círculo de no poder mostrar su pericia y su formación (educación superior profesional con elevado grado de dificultad) por estar encerrado en una cárcel identitaria de niño. Pienso en la cárcel psíquica que puedo seguir construyendo junto con él al decir algo como: también pides a Claudia que te trate como niño pidiéndole veladamente que te trate como mamá y que te rescate, haciéndote todo. Pienso en la posible inutilidad de una interpretación como esa, para ayudarlo a salir de la cárcel psíquica. Decido no decir, por lo tanto, no intervenir en La actuación sería un término usado erróneamente fuera de contexto, para mostrar lo que ocurre muchas veces sin darnos cuenta. 35 A. Staforelli M. esta dirección… También Claudia teme volver a soñar con otros hombres…. Claudia: “sé que no me gustan realmente, son hombres que he conocido pero realmente no haría una pareja con ellos”. También Claudia alude a una sinusitis crónica que piensa es un desvío hacia el cuerpo de su enojo que no sabe expresar”. Se mantiene sonándose y usando numerosos pañuelos desechables mostrando desagrado por lo que le sucedía. Analista: vamos a tener que limpiar los mocos, porque ya no son chicos para llenarse de mocos imaginarios y rescatarse a través de sueños con otros hombres, o soñar que todavía son chicos. Yo veo en Pedro a un hombre que ha podido trabajar en diferentes países, padre de tres hijos y actualmente está pudiendo desempeñar un cargo gerencial... esto no me cuadra con el ser niño? Pedro: “no puedo satisfacerla con nada, ya ni siquiera lo intento, nada es suficiente… Pienso en la insatisfacción de Claudia y de Pedro, él busca a una mamá y ella teme encontrar un papá como se entenderá más adelante…. “Claudia: cuando estamos en intimidad, si lo veo muy entusiasmado, algo me pasa, no sé... En este momento recuerda y trae a sesión un episodio de seducción por parte de un pariente... muy querido. Claudia: llorando dice yo no lo pude hablar en mi terapia individual pero acá se me viene casi en todas la sesiones. Yo estaba como drogada parece que me dio algo y no sé qué fue pero yo no me podía mover… Pienso que en esta situación el poder hacer de una pareja, de un hombre y una mujer está anulado por la droga, somnífero que sería el seguir pensando en ser unos chicos. Pienso en cómo sacarlos de la detención y no continuar drogándolos con más de lo mismo diciéndole a Pedro tú eres chico y a Claudia tú estás invalida. Como ayudarlos a encontrar el polo del deseo a crecer en Pedro y el polo del deseo de un hombre de carne y hueso sin pensar que esto es incestuoso en Claudia. Analista: cómo discriminar que el deseo no los expone al abuso y al incesto, ni el crecer a la muerte de un ser querido, como le sucedió a Pedro. 36 Pedro: “Yo fui siempre muy apegado a mi madre, me hacía todo yo creo que me sobreprotegió… cuando nos fuimos al norte del país, al poco tiempo se enfermó, cuando llegué de vuelta duró muy poco… En tono triste (comienza a lagrimear). Analista: los dos han intentado detener las cosas, Pedro no creciendo para que nadie muera y Claudia no deseándote para no entrar en terreno incestuoso... entre los dos se defienden con estos sueños pero yo no lo veo así….. Pedro y Claudia me miran con perplejidad… Analista: “Ustedes no son parientes hasta donde sé y yo no me enfermaré ni moriré si crecen…en tono de risa.” Pedro y Claudia se miran.... pienso en que se atreven a mirarse en sesión por primera vez sin rabia y susto sino con asombro. Comentarios y conclusiones En el psicoanálisis vincular al decir de Berenstein y Puget, consideraremos la transferencia como un vínculo, una estructura donde se relacionan dos o más sujetos de deseo que proponen uno al otro dos trabajos a realizar simultáneamente y sucesivamente. Uno, el despliegue de las experiencias infantiles con sus sentimientos acordes y sus relaciones de objeto, conocer estas determinaciones y marcas tempranas y por otro lado, el trabajo de toparse con la ajenidad del otro imposible de remitirlo a una experiencia infantil, inaugurándose un campo de novedad. El pensar que la presencia resulta de unos complejos procesos psíquicos donde interviene el juicio y la decisión, involucrándose así un juicio de presencia, (Berenstein, 2001, p 17) hicieron que me decidiera a incursionar e innovar en lo hasta ahora hecho en mi práctica clínica. Innovar me refiero a un hacer más allá de lo experienciado por otra vía, que no desecha la experiencia pero que interviene con lo propiamente ajeno. Entre la presentación, percepción del otro hay al decir de Berenstein un camino plagado de interpretaciones desde lo cual luego se podría llegar a dejarse impactar por la presencia del otro. Impacto no exento de incomodidad o por qué no decirlo de cierto sufrimiento por la no coincidencia de lo Construyendo vínculos de familia y pareja en presencia del analista representado, esperado y deseado. Esta exterioridad que no sólo está fuera de mi yo representacional (juicio de existencia) debiera no dejarse convertir ni reducir a un objeto. Esta presentación de lo inaccesible del otro sería el motor del vínculo con estos nuevos pacientes tal como pudimos apreciar en la viñeta de Pedro y Claudia. Este trabajo psíquico que no proviene del duelo ni del deseo es sin lugar a dudas un trabajo psíquico que deben hacer las familias parejas y todo vínculo que quiera mantenerse vivo y libre a la co creación en conjunto en continua interferencia. Poder hacer “junto con” estos nuevos pacientes, espacios de encuentro con lo ajeno del otro, interfiriendo para que se abran a la presencia del otro y escuchen y vean lo no visto de ese hijo, ese padre, esa pareja, se ha ido haciendo cada vez más algo fundamental para que se comience a realizar la transformación del vínculo y las subjetividades que lo componen. Finalmente, lo ilustrado en el vínculo de Pedro y Claudia muestra como el vínculo con otro altera a ambos y a su vez se modula desde lo histórico de cada cual y desde la relación que se establece. Todo esto ocurre en el terreno de “lo inconsciente” (Berenstein, 2004). Pienso la actividad de un psicoanalista vincular como una actividad revolucionaria, (Foucault, 1981) detentar la palabra sobre lo misterioso, lo no dicho y lo secreto. El papel del psicoanalista vincular sería develar lo inconsciente de esta cárcel vincular. Sobre la verdad de la mutua dependencia, para poder estar presos en esos lugares del vínculo, y de sus identidades sobredeterminadas desde lo vincular histórico de cada uno y de ambos. REFERENCIAS 1.- Berenstein I (1996). Psicoanalizar a una Familia. Buenos Aires: Paidos. 2.- Berenstein I (2001). Transferencia: hecho nuevo y/o repetición. Producción vincular y/o individual. En El sujeto y el otro. De la ausencia a la presencia. Buenos Aires: Paidos. Cap. 6, pp: 167-193. 3.- Berenstein I (2004). Devenir otro con otro. Ajenidad, presencias, interferencia. Buenos Aires: Paidos. 4.- Berenstein I (2008). Persona y presencia del analista. Trabajo a ser Presentado en el XXVII Congreso de FEPAL, 25 y 27 de Septiembre de 2008. (recuperado el 4 de Abril de 2008 de www.Fepal.org). 5.- Berenstein I & Puget J (1997). Lo vincular. Buenos Aires, Paidos. Cap. 6 y 7, pp: 151-212. 6.- Bion WR (1975). Seminarios clínicos y cuatro textos. Buenos Aires: Lugar Editorial, 1992. 7.- Foucault M (1981). Un diálogo sobre el poder. Alianza, Madrid, 1981. 8.- Puget J (2001). Cómo pensar hoy nuestro quehacer. Ficha APdeBA 2001, Maestría Familia y Pareja USAM. 9.- Puget J. (2001). Lo mismo y lo diferente. Actualidad Psicológica. Año XXVI, nro. 284. Pág. 9. Email: astaforelli@gmail.com 37