LOS CONVENIOS DE LA ADMINISTRACIÓN Y LOS CONTRATOS ESTATALES: CONCEPTOS DIFERENTES CON REGÍMENES JURÍDICOS DISTINTOS Trabajo de grado para optar por el título de Magister en Derecho Público para la Gestión Administrativa Carlos Enrique Perdomo Guerrero Miguel Alejandro Malagón Pinzón Abogado, especialista en Derecho Público, Ciencia y Sociología, Magíster en Problemas Actuales del Derecho Administrativo y Doctor en Ciencia Política y Sociología Universidad de los Andes Facultad de Derecho Maestría en Derecho Público para la Gestión Administrativa Bogotá D.C. 8 de mayo de 2014 Tabla de contenidos Resumen ______________________________________________________________1 Introducción ___________________________________________________________2 Justificación ___________________________________________________________4 Objetivos ______________________________________________________________5 Marco conceptual del trabajo de grado _____________________________________6 Capítulo I: marco general ________________________________________________7 1.1. Negocio jurídico de colaboración __________________________________7 1.2. Contrato estatal ______________________________________________11 1.3. Convenio de la Administración __________________________________14 1.4. Relaciones entre el contrato estatal y el convenio de la Administración y el régimen aplicable _________________________________________________19 1.4.1. Los “contratos o convenios interadministrativos” ______________20 1.4.2. Figuras distintas pero con regímenes iguales __________________22 1.4.3. Conceptos diferentes y regímenes distintos ___________________25 Capítulo II: Principales consecuencias de la diferenciación entre convenios y contratos _____________________________________________________________29 Capítulo III: Principales tipologías de convenio _____________________________37 3.1. Convenios entre los particulares y las entidades públicas ______________37 3.1.1. Convenios de apoyo _____________________________________38 3.1.2. Convenios de asociación _________________________________43 3.1.3. Convenios especiales de cooperación________________________52 3.2. Convenios entre las entidades públicas _____________________________65 3.2.1. Convenios interadministrativos de cooperación ________________66 Capítulo IV: Proyecto de decreto sobre convenios de la Administración ________71 Conclusiones __________________________________________________________75 Bibliografía ___________________________________________________________77 Anexos _______________________________________________________________86 Anexo I ______________________________________________________________86 Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 1 Resumen En el presente texto se planea cómo determinar cuándo se está en presencia de un convenio de la Administración. Para ello, se estudian los conceptos de negocio jurídico, contrato estatal y convenio de la Administración. También se analizan las posiciones teóricas en torno a las relaciones existentes entre contratos estatales y convenios de la Administración, así como sus causas. Este escrito parte de la tesis según la cual los convenios son acuerdos diferentes a los contratos estatales, y como consecuencia de ello, están sometidos a regímenes distintos. Esto se explica porque en los convenios las partes tienen intereses comunes y unen esfuerzos para lograr un fin común. En los contratos estatales los intereses son divergentes. No obstante esta diferenciación, el operador jurídico no tiene la capacidad para discernir cuando se está en presencia de un convenio de la Administración, puesto que la regulación existente se encuentra en diferentes normas, tiene vacíos normativos e, incluso, imprecisiones técnicas. Esas características de la regulación explican también la divergencia de posiciones en torno a las relaciones existentes entre contratos estatales y convenios de la Administración Para enfrentar la problemática de la regulación descrita, se propone la elaboración de un proyecto normativo donde se aborden los principales tipos de convenio de la Administración, supliendo los vacíos existentes y corrigiendo los defectos de la regulación actual. Palabras clave: contrato estatal, convenio interadministrativo, convenio interadministrativo. de la Administración, contrato Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 2 Introducción El 23 de junio de 2010, la Sección Tercera de la Sala de lo Contencioso Administrativo del Consejo de Estado profirió una sentencia en la que se consideró que los conceptos de convenio interadministrativo y contrato interadministrativo eran iguales (CE 3, 23 Jun. 2010. M. Fajardo Gómez). Esto difiere de la práctica de gestión de las entidades públicas donde se identifica una dicotomía entre realizar contratos interestatales, por un lado, y convenios interadministrativos, por el otro. En este contexto es común apreciar que el operador jurídico no cuenta con herramientas que le permitan discernir entre la celebración de los primeros o los segundos y, sobre todo, diferenciar dos conceptos más generales: los contratos estatales y los convenios de la Administración. En ese sentido, este marco teórico busca responder a la cuestión de cómo determinar si se está en presencia de un convenio de la Administración. Para ello es preciso analizar si existe una diferencia entre este concepto y el de contrato estatal, y precisar si se puede considerar que hay una diferencia de regímenes. Estudiar lo anterior es importante pues se puede considerar que en el sistema jurídico colombiano existen dos herramientas de gestión diferenciables y, por ende, dos instrumentos autónomos para cumplir con los fines estatales. Igualmente, la diferencia anterior tiene implicaciones en cuatro aspectos centrales para los operadores jurídicos: (i) cómo se debe agotar la etapa precontractual, esto es, si para la celebración de convenios deben observarse las normas precontractuales en materia de Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 3 contratación estatal; (ii) si en los convenios pueden incluirse poderes excepcionales 1 , (iii) determinar si hay un límite de adición en los convenios y (iv) si hay lugar al restablecimiento del equilibrio económico en los convenios. La tesis principal de este documento consiste en sostener que, en efecto, los convenios de la Administración y los contratos estatales son dos conceptos diferentes, que cuentan con regímenes jurídicos distintos. Para poder afirmar lo anterior es necesario presentar un marco general donde se estudiará, en primer lugar, el concepto de negocio jurídico; en segundo lugar, el de contrato estatal en Colombia; en tercer lugar, el de convenio de la Administración; en cuarto lugar, las distintas posiciones existentes sobre la relación entre contratos estatales y convenios de la Administración. Luego del marco general será necesario estudiar las principales consecuencias de la diferenciación entre el convenio y el contrato. Esto estará seguido de un análisis de las principales tipologías de convenio, en el cual se presentará un estudio de casos. Finalmente, se presentará el producto práctico que resuelve las causas de la proliferación de posición en relación con la diferenciación existente entre contratos estatales y convenios de la Administración. 1 A saber, si pueden incluirse facultades que impliquen la expedición de actos administrativos en medio de una relación contractual. Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 4 Justificación El presente trabajo responde a una necesidad de los operadores jurídicos. Estos no tienen claridad cuando están en presencia de un convenio de la Administración y un contrato estatal. En ese sentido, este texto busca dar claridad acerca de la diferencia existente entre una y otra figura. Adicionalmente, al apoyo que requieren los operadores, la diferenciación entre convenios y contratos tiene consecuencias relacionadas con su régimen legal. Entender este régimen tendrá consecuencias frente a (i) las normas precontractuales a las que deben ceñirse los convenios, (ii) la inclusión de poderes excepcionales, (iii) la determinación de un límite en la adición de los convenios y (iv) la posibilidad de reconocer un restablecimiento del equilibrio económico en los convenios. Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 5 Objetivos Este trabajo tiene como objetivo general analizar si existe una diferencia entre los contratos estatales y los convenios de la Administración y, por ende, si se diferencian sus regímenes legales. Dentro de este marco, se tienen tres objetivos específicos, a saber: en primer lugar, estudiar las consecuencias de la diferenciación de regímenes legales; en segundo lugar, diferenciar los diferentes tipos de convenios de la Administración; en tercer lugar, plantear un proyecto regulatorio que permita a los operadores jurídicos utilizar adecuadamente las diferentes clases de convenio. Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 6 Mapa conceptual del trabajo de grado Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 7 Capítulo I. Marco general En el primer capítulo de este trabajo de grado se encontrará el modelo teórico que sirvió de base a la presente investigación. En ese sentido, se encontrarán los principales conceptos que explican el trabajo práctico que se desarrolló para solucionar el problema planteado en la introducción. 1.1. Negocio jurídico de colaboración Para empezar, en este marco general debe estudiarse el negocio jurídico de colaboración porque permitirá estudiar el criterio que diferencia un contrato estatal y convenio de la Administración. A pesar de ser un concepto central en materia de las fuentes de las obligaciones y la teoría contractual, la noción de negocio jurídico no es un aspecto pacífico en la doctrina civilista. Este texto no analizará cuál de las distintas posiciones doctrinales es la correcta, pues desborda el propósito del presente marco. Para efectos del presente texto, se entenderá que el negocio jurídico es un acuerdo de voluntades encaminado a producir efectos jurídicos. Esta noción es desarrollada por el siguiente sector de la doctrina, así: Por tradición se ha considerado al contrato un acuerdo de voluntades tendente a producir efectos jurídicos. Vale la pena anotar que esta definición no es la más afortunada, pues el contrato no es lo mismo que negocio jurídico. […] (Sandoval Ferreira, 2011, p. 206). En el mismo sentido, el exmagistrado de la Corte Suprema de Justicia colombiana Jaime Arrubla Paucar expresa lo siguiente en relación con la noción de negocio jurídico: Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 8 La doctrina clásica del acto jurídico considera que “ciertos negocios, para formarse, requieren la concurrencia de voluntades de dos o más partes, mientras otros requieren únicamente la expresión de voluntad de una sola”. Los primeros se conocen como negocios jurídicos bilaterales y su ejemplo típico es la convención; los segundos se conocen como actos unilaterales, como es el testamento (2012, p. 87). El concepto de negocio jurídico comprende los negocios jurídicos de contraprestación y de colaboración. Analizar si esta clasificación es adecuada desborda el objeto del presente marco teórico, razón por la cual, no se realizarán juicios acerca de la validez, o no, de la existencia de la diferenciación. En todo caso, se reitera que se estudia la diferencia entre los negocios de contraprestación y colaboración porque permitirá apreciar el criterio que diferencia un contrato estatal y convenio de la Administración. Según la doctrina, un negocio jurídico de contraprestación se caracteriza porque los intereses de las partes son opuestos. A diferencia de esto, en un negocio jurídico de colaboración, las partes tienen intereses iguales y unen esfuerzos para cumplir los cometidos que se fijan, tal como en el contrato de sociedad (Arrubla Paucar, 2012, p. 89). Esta clasificación proviene de la doctrina italiana de mediados del siglo XX 2 , y es desarrollada en los siguientes términos B) Negocios jurídicos plurilaterales.- Esta clase de negocios es mucho más numerosa y comprende todos aquellos en que aparecen varias declaraciones de voluntad; de suerte que, con frase más comprensiva, podemos llamarlos negocios complejos, entre los cuales el más importante es el contrato; pero junto a ellos, los 2 Tal como el Código de Comercio colombiano. Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 9 tratadistas modernos reconocen la existencia de otra importante clases de éstos, que suelen designar con el nombre de actos complejos o convenios. La diferencia entre contrato y acto complejo consiste precisamente en que aquéllos, los intereses de las partes, son distintos y opuestos, y en los convenios contractuales se concilian esos intereses, porque en el acto complejo las partes persiguen iguales intereses y juntos colaboran para su realización: en el contrato están las partes una frente a otra; en el acto complejo, una al lado de otra; en aquél, la eficacia jurídica del negocio satisface al mismo tiempo los intereses de las dos partes; pero esos interés están en oposición, como, por ejemplo, en la venta […]; en el acto complejo, en cambio, los efectos jurídicos satisfacen los intereses de las partes; pero éstos son iguales y comunes para ellas como sucede en las juntas generales de una sociedad anónima y en la constitución de una sociedad […] (Rocco, 1966, pp. 318 y 319). Esta clasificación tiene efectos importantes en materia civil y comercial, diferentes de los que plantea la dualidad entre convenios de la Administración y los contratos estatales, que no serán vistos en el presente marco. Lo importante, para efectos de este trabajo, radica en entender que el criterio que diferencia un negocio de jurídico de contraprestación del de colaboración es el mismo que distingue un contrato estatal y un convenio de la Administración. En efecto, la distinción entre uno y otro concepto radica en el análisis de si los intereses de las partes son opuestos o iguales. Vale la pena aclarar que ni en la doctrina civil y comercial, ni en la de contratación estatal hay un desarrollo profundo acerca de qué se debe entender por intereses opuestos e intereses iguales. Sin embargo, considero que en materia estatal, que el legislador haya adoptado este Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 10 criterio de diferenciación obedece a un cambio en la concepción en las relaciones entre el sector público y privado. En la doctrina contractual clásica se consideraba que los sectores perseguían intereses distintos: el sector público el interés general y el privado, en líneas generales, un ánimo de lucro. Esta visión, sin embargo, ha sido revaluada en los últimos años, de la siguiente manera: […] Los territorios de las corporaciones privadas y del servicio público se están uniendo. Cada vez más, el llamado sector público se está pareciendo al sector privado, con la introducción de normas de competencia, medidas basadas en la producción y estilos de gobierno corporativo. Al mismo tiempo, las corporaciones son vistas extensamente como contribuyentes al bienestar público […] (Lawton, 2004, p. 1). Esto ha sido reafirmado por el profesor Álvaro Tafur Galvis, quien retomando a autores franceses, asevera que en Colombia los particulares no puede ser considerados sujetos pasivos o antagonistas de las actividades públicas, así: En el contexto del Estado social y democrático de derecho, formulado en la Constitución Política de 1991 la sociedad, el Estado y las personas consideradas individualmente ostentan funciones y tareas propias; no obstante, es evidente, a todos ellos caben deberes y funciones comunes en cuanto al progreso y bienestar de la comunidad. Los particulares no son, simplemente, sujetos pasivos de la acción estatal, ni sus antagonistas. Es que, orden público aparte, el bien común no es asunto sólo del Estado, sino de los ciudadanos organizados para tal fin; la iniciativa privada, y sobre todo la iniciativa individual, puntualiza el Profesor Pomey, tiene sus Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 11 responsabilidades respecto del interés general;; “el bien común es asunto de todos y cada uno, conforme a su nivel de competencia” (Tafur Galvis, 2011, pp. 91 y 92). Este cambio de relaciones entre los sectores públicos y privados necesita de instrumentos negociales distintos a los tradicionales, pues éstos partían de una concepción que suponía una necesaria contraposición de intereses entre el Estado y los particulares 3 . Es por esto, en mi opinión, el legislador consagró al lado del contrato estatal, los convenios de la Administración. 1.2. Contrato estatal El concepto del contrato estatal se deriva del artículo 32 de la Ley 80 de 1993. De acuerdo con dicha norma, son “contratos estatales todos los actos jurídicos generadores de obligaciones que celebren las entidades a que se refiere el presente estatuto, previstos en el derecho privado o en disposiciones especiales, o derivados del ejercicio de la autonomía de la voluntad […]” (L.80/1993. Art. 32). Así entonces, el concepto de contrato estatal obedece a un criterio subjetivo, es decir, para determinar si se está en presencia de uno de dichos acuerdos se deben tener en cuenta las partes del negocio jurídico. En este sentido, cuando en un negocio jurídico una de las partes sea una entidad estatal4, ese acuerdo de voluntades en principio será un contrato estatal. Esto se aprecia con mayor claridad en la exposición de motivos de la Ley 80, en la cual se manifestó lo siguiente 3 Razón por la cual en el presente trabajo de grado no se estudiarán las relaciones surgidas entre el Estado y los organismos internacionales. En efecto, estas relaciones obedecen al debilitamiento del Estado-Nación por modelos trasnacionales. 4 Las entidades estatales se encuentran definidas en el ordinal 1º del artículo 2º de la Ley 80 de 1993. Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 12 a) Hacia una única categoría contractual […] El propio 222 de 1983 no adoptó un solo criterio. Por el contrario, acogió varios criterios y quizá contradictorios. […] De modo que puede sostenerse que el criterio diferenciador que el propio legislador ha escogido es multiforme, ya que, según la persona que lo celebra, a veces en razón del propio contrato, o de la cláusula de caducidad y otras según la voluntad del servidor público de turno, el contrato será administrativo o de derecho privado de la administración. De lo anterior se puede concluir que, por lo menos entre nosotros, la distinción entre las dos categorías contractuales no ha sido clara. Por el contrario, es motivo de permanente discusión y propiciadora de no pocos conflictos en razón de las consecuencias que la propia ley hace derivar en uno u otro evento. Ahora bien, si a todo ello agregamos la relación indudablemente existente, entre el contrato que celebra el Estado y el interés público, tendremos que concluir que todos los contratos que celebren los órganos del Estado se pueden agrupar en una única categoría: los contratos estatales, regulados y regidos, como se anotó, por la autonomía de la voluntad como principio rector y por las normas que tutelan el interés colectivo (Ministro de Obras Públicas y Transporte, 1992, énfasis mío). La interpretación del concepto de contrato estatal como adopción de un criterio subjetivo, ha sido reafirmada por el máximo tribunal de la jurisdicción de lo contencioso administrativo en Colombia (CE 3, 30 Ene. 2008. M. Fajardo Gómez). También la doctrina especializada acepta lo anterior (Expósito Vélez, 2003, p. 254). Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 13 Es importante aclarar que el artículo 3º de la Ley 80 de 1993 expresamente consagra que las partes del contrato estatal buscan intereses diversos, del siguiente modo DE LOS FINES DE LA CONTRATACIÓN ESTATAL. Los servidores públicos tendrán en consideración que al celebrar contratos y con la ejecución de los mismos, las entidades buscan el cumplimiento de los fines estatales, la continua y eficiente prestación de los servicios públicos y la efectividad de los derechos e intereses de los administrados que colaboran con ellas en la consecución de dichos fines. Los particulares, por su parte, tendrán en cuenta al celebrar y ejecutar contratos con las entidades estatales que, además de la obtención de utilidades cuya protección garantiza el Estado, colaboran con ellas en el logro de sus fines y cumplen una función social que, como tal, implica obligaciones. (L. 80/1993, Art. 3º, el texto tachado fue derogado por L. 1150/2007, Art. 32). De acuerdo con esta norma es claro que unos son los fines que buscan las entidades estatales y otros los que buscan los particulares. En ese sentido, el inciso primero de la norma citada refiere a los fines de las entidades estatales y el segundo a los de los particulares. Esta contraposición es más clara si se tiene en cuenta el aparte derogado por el artículo 32 de la Ley 1150 de 2007. Ese aparte preveía expresamente que los particulares buscan la obtención de utilidades, cuya protección garantizaba el Estado. En ese sentido, es claro que, históricamente, el contrato estatal parte del supuesto de una contraposición de intereses, donde el particular busca obtener utilidades. Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 14 Es por esto que la doctrina manifiesta que, en materia de contratación estatal, “se trata de intereses divergentes desarrollados de manera equilibrada y armoniosa por el contrato” (Benavides, 2004, p. 74). 1.3. Convenio de la Administración El concepto de convenio de la Administración ha sido ampliamente desarrollado por un sector de la doctrina. Dicha noción se relaciona con la de negocio jurídico de colaboración. El convenio de la Administración Pública, a diferencia del contrato estatal, parte del supuesto de que los intereses de las partes son coincidentes. En ese sentido, las partes del convenio unen esfuerzos para sacar adelante un cometido común. Ahora bien, este acuerdo de voluntades crea obligaciones para las partes, al igual que el contrato de sociedad. Esto es, no se trata de meras manifestaciones de buena voluntad. Aunque un sector minoritario de la doctrina sostiene que los convenios no tienen un carácter obligacional (Santofimio Gamboa, 2004, p. 247 y 248), este trabajo se circunscribe y defiende la concepción del convenio de la Administración como un acuerdo que crea vínculos jurídicos entre las partes, tal como se evidencia en la gestión que se desarrolla en las entidades públicas. Así, se tiene que de acuerdo con la doctrina, el convenio de la Administración o convenio administrativo se define como (…) el vínculo jurídico en el que ella, la Administración, esto es, una o más personas jurídicas públicas, se una con otra u otras personas mediante un acuerdo de voluntades, para la realización de fines de interés mutuo en el marco de la ejecución de funciones administrativas (Chávez Marín, 2012, p. 50 y 51). Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 15 Esta definición podría replantearse y determinar que el convenio más que un vínculo jurídico5, se trata del acuerdo de voluntades que, basado en la realización de intereses mutuos, celebra la Administración Pública con otra persona, creando vínculos jurídicos cuyo objeto es el cumplimiento de un fin común. Independientemente de lo anterior, el convenio tiene tres elementos que vale la pena destacar: en primer lugar, es celebrado por la Administración Pública, esto es, “por una Administración Nacional y una Administración Territorial. Dicha Administración Pública se compone de un conjunto de personas jurídicas previstas en las Constitución y en la ley (…)” (Ibáñez Najar, 2007, p. 207). En segundo lugar, es un acuerdo que parte de intereses comunes entre la Administración Pública y la persona con quien se celebre el acuerdo. En ese sentido, no se parte de una contraposición de intereses. En tercer lugar, es un acuerdo que crea obligaciones entre las partes, esto es, vínculos jurídicos en virtud de los cuales las partes se comprometen a realizar prestaciones. No obstante, dichas prestaciones no están encaminadas a lograr la satisfacción de un interés de la contraparte, sino a la realización del interés común de ambas partes. Así entonces, se está en presencia de un verdadero negocio jurídico, sólo que el convenio no sería un negocio de contraprestación, sino de colaboración. En Colombia, la noción estudiada de convenio de la Administración surge de normas especiales, distintas a la Ley 80 de 19936. En esas normas, al adoptar la noción de convenio, no 5 6 Esta expresión hace relación más al concepto de obligación que a una de sus fuentes. Este texto tampoco profundizará en el carácter de general del Estatuto General de la Contratación Pública. Simplemente se aclara que el hecho de que el Estatuto sea General no Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 16 se tiene como punto estructural un criterio subjetivo, sino se tienen en cuenta los intereses que las partes tienen al momento de celebrar un acuerdo. De hecho, la diferencia entre contrato y convenio surge históricamente de la Ley 29 de 1990, por medio de la cual se adoptaron normas para impulsar las actividades de ciencia y tecnología. Esa ley confirió las siguientes facultades extraordinarias al Gobierno Nacional De conformidad con el ordinal 12 del artículo 76 de la Constitución, revístese al Gobierno, por el término de un año contado a partir de la sanción de la presente Ley, de facultades extraordinarias para: (…) 2. Dictar las normas a que deban sujetarse la Nación y sus entidades descentralizadas para asociarse con los particulares en actividades científicas y tecnológicas, proyectos de investigación y creación de tecnologías. (…) 4. Regular las modalidades específicas de contratos de fomento de actividades científicas y tecnológicas (L.29/1990, Art. 11). Como se puede apreciar, los numerales 2 y 4 citados prevén facultades extraordinarias para dos aspectos diferentes: por una parte, el numeral 2 refiere a la reglamentación de quiere decir que es el único cuerpo normativo en materia de contratos que celebre la Administración Pública, ni que en él sea integral (CConst, C-949/2001, C. Vargas). En ese sentido, otras normas pueden establecer criterios diferentes al subjetivo adoptado por la Ley 80 de 1993. Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 17 mecanismos de asociación con los particulares; por la otra, el numeral 4 prevé la posibilidad de regular las modalidades de contratos para desarrollar actividades de ciencia y tecnología. Por lo anterior, en desarrollo de dichas facultades extraordinarias, se profirieron dos Decretos Ley diferentes. En primer lugar, en desarrollo de la facultad que se encuentra en el numeral 2 del artículo 11 citado, el Gobierno Nacional expidió el Decreto Ley 393 del 8 de febrero de 1991, “por el cual se dictan normas sobre asociación para actividades científicas y tecnológicas, proyectos de investigación y creación de tecnologías”. En este decreto se previeron dos modalidades de asociación: (i) la creación y asociación de sociedades y (ii) los convenios especiales de cooperación. En segundo lugar, en ejercicio de la facultad que se encuentra en el numeral 4, se profirió el Decreto Ley 591 del 26 de febrero de 1991, “por el cual se regulan las modalidades específicas de contratos de fomento de actividades científicas y tecnológicas”. En esta norma se previeron una serie de tipologías contractuales para promover el desarrollo de actividades científicas 7 . También, antitécnicamente, en el artículo 17º del Decreto se reprodujo la posibilidad de celebrar los convenios especiales de cooperación que habían sido reglados en el Decreto Ley 393 de 1991. De acuerdo con lo expuesto se tiene que con los convenios se buscaba desarrollar asociaciones, esto es, negocios jurídicos donde los intereses de las partes fueran iguales. Por eso 7 Se previeron las siguientes tipologías contractuales: contratos de financiamiento; administración de proyectos; fiducia; prestación de servicios científicos y tecnológicos; consultoría científica o tecnológica; obra pública; consultoría e interventoría en obra pública; arrendamiento, compraventa y permuta de bienes inmuebles; arrendamiento, compraventa, permuta y suministro de bienes muebles; y donación. Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 18 se prevé que una de las formas de asociación es creación de sociedades, es decir, el ejemplo arquetípico de negocios jurídicos de cooperación. En un grupo normativo diferente al anterior se regularon los distintos tipos de contratos para fomentar actividades de ciencia y tecnología. Estas tipologías tenían, con excepción de la repetición de los convenios de cooperación, unas relaciones negociales basadas en la contraposición de intereses. Así, el Decreto Ley 591 de 1991 regula unas relaciones propias del negocio jurídico de contraprestación. Cuando se expide la Ley 80 de 1993, ésta se encarga de derogar varias disposiciones del Decreto Ley 591 de 19918. Sin embargo, guarda silencio sobre el Decreto Ley 393 de 1991. Esta no es una cuestión fortuita. Por el contrario, es bastante diciente que el propio Estatuto no se haya pronunciado sobre la regulación que existía en materia de asociación, pero sí se haya encargado de abordar y derogar gran parte de la regulación en materia de contratos de ciencia y tecnología. Lo anterior ha sido reafirmado por la Corte Constitucional. Dicho Tribunal, al estudiar la constitucionalidad de algunas disposiciones del Decreto Ley 393 de 1991 manifestó lo siguiente: (…) el decreto 393 no constituye propiamente un estatuto de contratación. Simplemente prevé entre los mecanismos de asociación para el fomento de la investigación uno especial consistente en la celebración de convenios de cooperación; de ahí la razón por la cual la ley 80 de 1993 no se ocupó de derogar tal reglamentación (CConst, C-316/1995. A. Barrera Carbonell). A pesar de que dentro de este contexto es claro que el Estatuto General de Contratación Estatal mantuvo incólume la diferencia entre convenio y contrato prevista en la Ley 29 de 1990, 8 De hecho, derogó los artículos 1º, 3º, 4º, 5º, 6º, 7º, 10º, 11º, 12º, 13, 14º, 15º, 18º y 20º. Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 19 los Decretos Ley 393 de 1991 y 591 de 1991, algunos doctrinantes han considerado que la Ley 80 de 1993 confundía los dos conceptos. Este tema se abordará en el siguiente acápite, el cual analizará las posiciones teóricas desarrolladas acerca de las relaciones existentes entre el concepto de contrato estatal y de convenio de la Administración. Por lo pronto, para efectos del presente capítulo, se reitera que el concepto de convenio de la Administración tiene en su centro una relación basada en que las partes tienen intereses coincidentes. Esta noción tiene su origen en la diferenciación desarrollada en la Ley 29 de 1990 y los Decretos Ley 393 de 1991 y 591 de 1991. 1.4. Relaciones entre el contrato estatal y el convenio de la Administración y el régimen aplicable En Colombia no hay una posición pacífica acerca de los conceptos de contrato estatal y el convenio de la Administración, ni sobre su régimen aplicable. En ese sentido, existen tres posiciones acerca de las relaciones existentes entre ellos: en primer lugar, la jurisprudencia y un sector de la doctrina sostiene que son conceptos idénticos; en segundo lugar, otro sector doctrinal manifiesta que son conceptos diferentes pero tienen un régimen jurídico común; en tercer lugar, hay un grupo que sostiene que, como conceptualmente son nociones distintas, debe entenderse que se está en presencia de una verdadera dualidad de regímenes jurídicos. Vale aclarar que en Colombia, con excepción del texto de Augusto Ramón Chávez Marín denominado Los convenios de la Administración: entre la gestión pública y la actividad contractual, no existen estudios publicados que aborden integralmente la regulación existente en materia de convenios de la Administración. Por eso, las diversas posiciones analizadas surgen del análisis de una de las clases de convenios que celebra la Administración y su relación con Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 20 una de las clases de contratos estatales, a saber: la relación entre contratos interestatales 9 y convenios interadministrativos. 1.4.1. Los “contratos o convenios interadministrativos” En este aparte se estudiará la primera de las posiciones que se encuentran en el estado de arte realizado sobre las relaciones entre los convenios y los contratos. En ese sentido, se estudiará la jurisprudencia y la doctrina que sostienen que los contratos o convenios interadministrativos son conceptos idénticos. Como se expresó al comienzo de este escrito, la jurisprudencia asimila conceptualmente los conceptos de contrato y convenio. Esto se refleja en materia de la relación de los convenios interadministrativos de cooperación y los contratos interestatales, los cuales han sido tratados como si fueran nociones iguales. En ese sentido, la Sección Tercera de la Sala Administrativa del Consejo ha considerado lo siguiente: (…) la Sala precisa que el negocio jurídico celebrado entre el FIS y el Departamento de Risaralda corresponde, dentro de las prescripciones legales, a la denominación de “contratos o convenios interadministrativos”, los cuales han sido estudiados por la Sección Tercera con el propósito de definir su naturaleza, la normatividad aplicable y la modalidad de acciones que se pueden impetrar en relación con ellos (…) 9 Este texto está de acuerdo con el sector doctrinal que considera que la denominación de contratos interadministrativos es inadecuada teniendo en cuenta que son celebrados por las entidades estatales, por lo que, es mejor referirse a ellos como contratos interestatales (Rico Puerta, 2013, p. 636). Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 21 La Sala considera oportuno aprovechar esta oportunidad para afirmar que los “convenios interadministrativos” cuando quiera que, como en el asunto sub judice, involucran prestaciones patrimoniales, asumen idéntica naturaleza obligatoria y, en consecuencia, idénticos efectos vinculantes y judicialmente exigibles en relación con los que se predican de cualquier otro “acuerdo de dos o más partes para constituir, regular o extinguir entre ellas una relación patrimonial”, en los términos del artículo 864 del Código de Comercio. (…) En atención a lo anterior y en relación específicamente con lo que interesa para el caso concreto, se puede señalar que los convenios o contratos interadministrativos tienen como características principales las siguientes: (i) constituyen verdaderos contratos en los términos del Código de Comercio cuando su objeto lo constituyen obligaciones patrimoniales; (…) (vi) dan lugar a la creación de obligaciones jurídicamente exigibles; (vii) persiguen una finalidad común a través de la realización de intereses compartidos entre las entidades vinculadas; (…) (CE 3, 23 Jun. 2010. M. Fajardo Gómez. Destacado fuera del texto). De acuerdo con lo anterior, la jurisprudencia asemeja los convenios o contratos interadminsitrativos, pues considera que los convenios implican la creación de obligaciones para las partes, al igual que cualquier otro tipo de contrato. En este marco teórico se considera que la posición jurisprudencial estudiada es discutible, en la medida en que se asemejan los conceptos de negocio jurídico y contrato. Como se vio previamente, la noción de negocio jurídico es una noción general que comprende los negocios jurídicos de colaboración y contraprestación. A diferencia de lo anterior, conceptualmente el Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 22 contrato estatal se acercaría al concepto de negocio jurídico de contraprestación, esto es, aquel acuerdo donde los intereses de las partes son opuestos. En materia de celebración de negocios jurídicos entre las entidades estatales puede que se esté en presencia tanto de negocios de contraprestación, como de colaboración. Así, en algunas ocasiones las entidades realmente están uniendo esfuerzos para sacar adelante un cometido común que está acorde con sus funciones, pero en muchas ocasiones las entidades realmente se comportan como ejecutoras de labores a favor de otras, teniendo entonces intereses disímiles. La doctrina que considera que los contratos y los convenios interadministrativos son conceptos iguales está dividida en dos posiciones: un sector iguala los conceptos sin hacer explícitas las razones para llegar a esa conclusión (Suárez Beltrán, 2009, p. 39-42) (Palacio Hincapié, 2010, p. 349-354). Otro sector troca los conceptos de contrato interestatal y de convenio interadministrativo, sin ahondar en las razones de ello. Así, en algunas ocasiones se utiliza el segundo cuando en realidad están analizando normativa que rige el primero (Reyes Yunis, Laura, 2007, p. 29 y 30); en otros casos, se considera que el contrato interestatal tiene como supuesto una igualdad de intereses entre las entidades estatales (Mutis Vanegas y Quintero Múnera, 2001, p. 117 y 118). Las posiciones doctrinales expuestas son difíciles de controvertir en la medida en que no desarrollan argumentos que permitan apreciar las razones de su enfoque. No obstante, se aclara que de acuerdo con lo expuesto, es claro que conceptualmente existe una diferencia entre los convenios de la Administración y los contratos estatales. 1.4.2. Figuras distintas pero con regímenes iguales Como se mencionó al inicio del presente acápite existen tres grandes posiciones sobre las relaciones existentes entre convenios y contratos. El grupo que se estudiará sostiene que existe Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 23 una diferencia conceptual entre convenios y contratos, sin embargo, asegura que la regulación es idéntica en materia de contratos interadministrativos y convenios interadministrativos. En esta posición hay dos grandes sectores: en primer lugar, un grupo sostiene que claramente existe una diferenciación conceptual entre los convenios y los contratos, pero la Ley 80 de 1993 no los diferencia, razón por la cual ésta les es aplicable (Rico Puerta, 2013, p. 636 y 637) (Chávez Marín, 2012, p. 162 y 163). Así, se sostiene que dentro de la causal de contratación directa prevista en la letra d) del numeral 4 del artículo 2º de la Ley 1150 de 2007 se encuentran los convenios y los contratos interestatales. En segundo lugar, un autor también argumenta que hay una diferencia marcada entre contratos interadministrativos y convenios. No obstante, manifiesta que la causal de contratación directa mencionada cobija únicamente a los convenios interadministrativos, pues para celebrar contratos interestatales se debe adelantar una licitación pública (Pino Ricci, 2005, p. 261 a 263). Para efectos del análisis de estas posiciones, a continuación se transcribe en extenso dicha norma, que fue modificada por los artículos 92 y 95 de la Ley 1474 de 2011: La escogencia del contratista se efectuará con arreglo a las modalidades de selección de licitación pública, selección abreviada, concurso de méritos y contratación directa, con base en las siguientes reglas: (…) 4. Contratación directa. La modalidad de selección de contratación directa, solamente procederá en los siguientes casos: (…) Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 24 c) Contratos interadministrativos, siempre que las obligaciones derivadas del mismo tengan relación directa con el objeto de la entidad ejecutora señalado en la ley o en sus reglamentos. Se exceptúan los contratos de obra, suministro, prestación de servicios de evaluación de conformidad respecto de las normas o reglamentos técnicos, encargos fiduciarios y fiducia pública cuando las instituciones de educación superior públicas o las Sociedades de Economía Mixta con participación mayoritaria del Estado, o las personas jurídicas sin ánimo de lucro conformadas por la asociación de entidades públicas, o las federaciones de entidades territoriales sean las ejecutoras. Estos contratos podrán ser ejecutados por las mismas, siempre que participen en procesos de licitación pública o contratación abreviada de acuerdo con lo dispuesto por los numerales 1 y 2 del presente artículo. En aquellos eventos en que el régimen aplicable a la contratación de la entidad ejecutora no sea el de la Ley 80 de 1993, la ejecución de dichos contratos estará en todo caso sometida a esta ley, salvo que la entidad ejecutora desarrolle su actividad en competencia con el sector privado o cuando la ejecución del contrato interadministrativo tenga relación directa con el desarrollo de su actividad. En aquellos casos en que la entidad estatal ejecutora deba subcontratar algunas de las actividades derivadas del contrato principal, no podrá ni ella ni el subcontratista, contratar o vincular a las personas naturales o jurídicas que hayan participado en la elaboración de los estudios, diseños y proyectos que tengan relación directa con el objeto del contrato principal. Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 25 Estarán exceptuados de la figura del contrato interadministrativo, los contratos de seguro de las entidades estatales (L. 1150/2007, Art. 2-4-c. Destacado fuera del texto). Como se puede ver, la reglamentación existente tiene dos aspectos que vale la pena destacar: por un lado, expresamente hace referencia a contratos interadministrativos y no a convenios10; por el otro, de la lectura integral del artículo se desprende que hay una entidad que ejecuta a favor de otra una serie de prestaciones, de forma que se hace referencia a entidades ejecutoras. En este sentido, en la norma citada, como excepción de la causal de contratación directa, se enuncian una serie de contratos marcados por contraprestaciones pecuniarias e intereses contrapuestos de las entidades (contratos de obra, suministro o prestación de servicios). En ese sentido, es claro que la causal de contratación directa hace referencia a contratos celebrados por entidades estatales y no convenios de la Administración, esto es, acuerdos donde los intereses de las partes no sean disímiles. 1.4.3. Conceptos diferentes y regímenes distintos Como se pudo ver anteriormente, la Ley 80 de 1993 sólo hace referencia a los contratos interadministrativos. Los convenios interadministrativos tienen una normatividad aplicable distinta pues están regulados en el artículo 95 de la Ley 489 de 1998. Esta norma adopta el mismo criterio que en su momento adoptó la Ley 29 de 1990. En efecto, prevé que los convenios es una forma de asociación de las distintas entidades públicas, así: Las entidades públicas podrán asociarse con el fin de cooperar en el cumplimiento de funciones administrativas o de prestar conjuntamente servicios que 10 Históricamente surgió la duda sobre si la causal de contratación directa incluía los convenios. De hecho, el Decreto 855 de 1994 hacía referencia a los convenios interadministrativos. Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 26 se hallen a su cargo, mediante la celebración de convenios interadministrativos o la conformación de personas jurídicas sin ánimo de lucro. Las personas jurídicas sin ánimo de lucro que se conformen por la asociación exclusiva de entidades públicas, se sujetan a las disposiciones previstas en el Código Civil y en las normas para las entidades de este género. Sus Juntas o Consejos Directivos estarán integrados en la forma que prevean los correspondientes estatutos internos, los cuales proveerán igualmente sobre la designación de su representante legal. (L. 489/1998, Art. 95. Destacado fuera del texto). Teniendo en cuenta esta regulación, existe un sector de la doctrina que establece que hay una diferencia clara entre convenios interadministrativos y contratos interestatales, siendo la regulación de la Ley 80 de 1993 únicamente aplicable a los segundos. Así entonces, se manifiesta que claramente existe una diferencia entre, por un lado, los negocios jurídicos donde se pretenden el intercambio de prestaciones de contenido económico y la satisfacción de necesidades opuestas y, por el otro, los convenios interadministrativos, donde las dos partes intervinientes acuden a satisfacer un mismo interés (Santos Rodríguez, 2008, p. 6) (Estrada, 2009, p. 327). Otro sector de la doctrina, luego de abordar el concepto de convenio de Administración, manifiesta lo siguiente Este preámbulo es preciso señalarlo para delimitar la noción de contrato interadministrativo que se regula en el literal c) numeral 4 del artículo 2º de la Ley 1150 de 2007, cuyo texto tiene el criterio distinto a dicha concepción pues lo que allí se establece sí tiene como premisa básica el criterio de conmutatividad y de la Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 27 contraprestación, en el cual una de las partes paga un precio por las prestaciones que la otra parte cumple a su favor (…) (Molano López, 2009, p. 481). Vale la pena hacer mención especial a Gonzalo Suárez Beltrán, quien fue uno de los asesores del Gobierno Nacional para efectos de la reforma introducida en la Ley 1150 de 2007. Este autor en una obra de 2009 igualaba los conceptos de contratos y convenios, sin hacer explícitos los motivos. No obstante, en 2012, corrigió la posición en los siguientes términos Siendo tal panorama normativo, cabe preguntarse, ¿son los “convenios interadministrativos” lo mismo que los “contratos interadministrativos”? No, no lo son. Si bien tienen en común que en ambas situaciones se establece entre los partícipes una vinculación jurídica nacida del ejercicio del postulado de la autonomía de la voluntad, difieren en la finalidad perseguida. En efecto, en el “convenio” (…) consiste en una especie de “colaboración” mutua para un propósito común, que beneficia a quienes, como administrados, deben recibir los beneficios del accionar de los entes públicos. Por contraste, en el “contrato”, una de las entidades obra como verdadera “contratante” y la otra lo hace como “contratista”, de manera que la primera demanda “bienes o servicios” de la segunda, quien se obliga a proveerlos en los términos del contrato. Así de simple. (…) − Toda vez que el ámbito de aplicación del Estatuto General de Contratación está dado en el artículo 1º de la Ley 80 de 1993 por la premisa de “disponer las reglas y principios que rigen los contratos de las entidades estatales”, es claro para nosotros que los llamados “Convenios Interadministrativos” NO están regulados por esta ley, sino que deben enmarcarse exclusivamente en el desarrollo de los postulados Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 28 constitucionales de colaboración de los órganos del Estado y en las reglas de desarrollo relativas a la estructura administrativa nacional a que se refiere la Ley 489 de 1998 (Suárez Beltrán, 2012, pp. 138 y 139). La posición expuesta es la que comparte este texto, pues como se pudo apreciar antes, las otras dos tesis doctrinales desconocen que de acuerdo con la normatividad existente sólo es posible manifestar que la causal de contratación directa hace referencia a los contratos interestatales, y no a los convenios interadministrativos. Equipararlos haría suponer que es inocua su regulación en regímenes diferentes, aspecto que queda superado con la identificación teórica aquí incluida. Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 29 Capítulo II. Principales consecuencias de la diferenciación entre convenios y contratos Esta diferenciación teórica tiene efectos relevantes en la práctica. Así, antes de ver las principales tipologías, es necesario explicar las principales consecuencias prácticas de la diferenciación entre los convenios y los contratos, como se verá en este capítulo. La principal consecuencia de la diferenciación entre convenios y contratos, entonces, radica en que la regulación de la Ley 80 de 1993 y la Ley 1150 de 2007 no es aplicable a los convenios. Lo anterior tiene implicaciones en cuatro asuntos. En primer lugar, no debe agotarse los procedimientos de selección previstos en el artículo 5º de la Ley 1150 de 2007 para efectos de la celebración de los convenios. Así, en el caso de los convenios interadministrativos, no se aplican las restricciones referidas a la relación directa del objeto de la entidad con el objeto del convenio 11 , ni es necesario contar con un acto administrativo que justifique la contratación12. En materia de convenios de asociación con particulares, convenios del artículo 355 de la Constitución y de convenios de ciencia y tecnología no debe realizarse una licitación pública. Se aclara que esto no significa que puedan desconocerse los principios que rigen la función pública, consagrados en el artículo 209 de la Constitución Política. 11 Esta limitación está consagrada en el inciso primero de la letra c) del numeral 4 del artículo 2º de la Ley 1150 de 2007, modificado por el artículo 92 de la Ley 1474 de 2011. 12 Exigencia que surge del artículo 73 del Decreto 1510 de 2013. Esto no significa, sin embargo, que no deba cumplirse con el principio de planeación contando con fundamentos para realizar la unión de esfuerzos. Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 30 En segundo lugar, es claro que en materia de convenios no es posible que las entidades administrativas cuenten con poderes excepcionales en medio de la relación negocial. Esto a diferencia de los contratos estatales, donde se admite la inclusión de dichos poderes. Los poderes excepcionales hacen referencia a la posibilidad de expedir actos administrativos en medio de un negocio jurídico en el que las partes trabajan como iguales. Estos poderes, en principio, no deben ser incorporados a los contratos porque rompen la igualdad que caracteriza a las partes de un contrato –dado que éste es un acuerdo de voluntades– (Dávila, 1997, p. 44). En ese sentido, admitir que las entidades estatales puedan expedir actos administrativos en medio de una relación contractual, significa que el Estado puede imponer su voluntad unilateral, pues al expedir un acto administrativo, su decisión resulta ejecutable, en virtud del artículo 89 de la Ley 1437 de 2011, Código de Procedimiento Administrativo y de lo Contencioso Administrativo. No obstante, como en desarrollo del contrato estatal está en juego el interés público, se admite que excepcionalmente la entidad pueda contar con una serie de poderes que permitan llevar el contrato a buen término. La diferencia en esta materia se puede apreciar con mayor claridad en el caso de los contratos y convenios interadministrativos, por ser un caso donde mayor duda puede haber. En materia de contratación estatal, el Consejo de Estado ha afirmado que existen dos tipos de poderes excepcionales (CE 3, 10 Jun. 2009. M. Fajardo Gómez). Por un lado, se encuentran las cláusulas excepcionales consagradas en el artículo 14 de la Ley 80 de 1993. Estas cláusulas hacen referencia a los acuerdos de caducidad, terminación unilateral, modificación unilateral, interpretación unilateral, sujeción a normas nacionales y reversión. Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 31 Estas disposiciones claramente están prohibidas en materia de contratos interadministrativos, pues el parágrafo del artículo 14 de la Ley 80 de 1993 determina lo siguiente En los contratos que se celebren con personas públicas internacionales, o de cooperación, ayuda o asistencia; en los interadministrativos; en los de empréstito, donación y arrendamiento y en los contratos que tengan por objeto actividades comerciales o industriales de las entidades estatales que no correspondan a las señaladas en el numeral 2o. de este artículo, o que tengan por objeto el desarrollo directo de actividades científicas o tecnológicas, así como en los contratos de seguro tomados por las entidades estatales, se prescindirá de la utilización de las cláusulas o estipulaciones excepcionales (L. 80/1993, Art. 14). En ese sentido, en materia de las cláusulas excepcionales no existe diferencia entre los contratos interestatales y convenios interadministrativos, pues en los convenios tampoco proceden los poderes excepcionales como se verá a continuación. Por el otro lado, hay una serie de poderes que no se encuentran en el artículo 14 de la Ley 80 de 1993, esto es, la terminación unilateral por la nulidad del contrato 13 , la liquidación unilateral del contrato14, la imposición unilateral de multas y la declaratoria de incumplimiento con miras a hacer efectivas las garantías contractuales15. 13 Reglado por los artículo 44 y 45 de la Ley 80 de 1993. 14 De acuerdo con en el artículo 60 de la Ley 80 de 1993, modificado por el artículo 11 de la Ley 1150 de 2007, y en el artículo 61 del Estatuto General de Contratación Estatal. 15 Ambas figuras se encuentran en el artículo 17 de la Ley 1150 de 2007. Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 32 Aunque el propósito de este texto no es abordar la discusión acerca de la validez de incluir estos poderes en materia de contratos interestatales, se considera que sería plenamente válido la incorporación de alguno de estos poderes, a diferencia de lo manifestado por el Consejo de Estado (CE 3, 20 May. 2004. M. Giraldo Gómez). Por ejemplo, tiene plena validez la inclusión de multas en el contrato interestatal, y que éstas puedan imponerse unilateralmente y sean ejecutables por parte de la entidad contratante. Lo anterior dado que, en el contrato interestatal, una entidad (así sea estatal) está ejecutando a favor de otra una serie de prestaciones económicas. Por lo anterior, tiene sentido que cuando la entidad ejecutora no esté cumpliendo los plazos contractuales, pueda ser conminada para que cumpla el cometido de la contratación. Esta conminación funciona igual cuando la ejecutora es una entidad pública o una persona privada, pues lo que interesa para efectos del contrato es la adecuada ejecución de la relación contractual. A diferencia de esto, en los convenios interadministrativos (y en general, en los convenios) no tiene sentido la inclusión de poderes excepcionales. Lo anterior, en la medida en que no es una entidad esté ejecutando a favor de otra una serie de prestaciones, sino que los sujetos del convenio están colaborándose mutuamente con miras a satisfacer un interés común. Así, en estricto sentido no existe entidad contratante y entidad contratista, sino que las partes del convenio son entidades cooperantes. Por esto, una entidad no podría imponer su voluntad sobre otra o conminar a la otra a realizar algo: admitir esto implicaría que la entidad que expide el acto administrativo no sólo está conminando a la otra parte del convenio, sino que se estaría conminando a sí misma a realizar algo por medio de un acto administrativo. Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 33 En tercer lugar, en materia de contratación estatal, el inciso segundo del parágrafo del artículo 40 de la Ley 80 de 1993 contiene una limitación en la adición que puede realizarse al contrato, así Los contratos no podrán adicionarse en más del cincuenta por ciento (50%) de su valor inicial, expresado éste en salarios mínimos legales mensuales (L. 80/1993, Art. 40) Esta limitación resulta aplicable a todos los contratos estatales y se deriva de los principios igualdad, libre concurrencia y de planeación. El principio de igualdad proviene del artículo 13 constitucional. En materia de contratación estatal, dicho principio implica respetar “la posibilidad jurídica de las personas que estén en real capacidad de ejecutar el contrato requerido por la administración de participar en un proceso de selección en idénticas oportunidades respecto de otros oferentes (…)” (CE 3, 3 Dic. 2007. R. Correa Palacio). Ese principio se vulneraría superando el límite ya que haría que personas distintas al contratista no contaran con la oportunidad de celebrar contratos con el Estado, con el único motivo de continuar la ejecución de un contrato existente. En ese sentido, los posibles proponentes estarían en desigualdad de condiciones con el contratista del Estado. El principio de libre concurrencia se deriva del artículo 333 de la Constitución Política, norma que establece el deber de garantizar la libertad de competencia. Este principio “garantiza la facultad de participar en el proceso licitatorio a todos los proponentes que tengan la real posibilidad de ofrecer lo que demanda la administración” (CE 3, 3 Dic. 2007. R. Correa Palacio). Este principio se protege con la norma citada, porque si se permite que se adicione ilimitadamente un contrato, se estaría negando la posibilidad de que otras personas, diferentes al contratista, puedan realizar la actividad que contrata el Estado. Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 34 El principio de planeación se encuentra los artículos 209 y 334 Constitucional. De acuerdo con este principio, se tiene que la entidad debe “realizar estudios previos adecuados (…), con el fin de precisar el objeto del contrato, las obligaciones mutuas de las partes, la distribución de los riesgos y el precio, estructurar debidamente su financiación y permitir a los interesados diseñar sus ofertas (…)” (CConst, C-300/2012, J. Pretelt). Este principio se violaría porque si supera el límite, se tendría que la entidad no previó adecuadamente las labores que eran necesarias para satisfacer su necesidad. Ahora bien, debe admitirse que la regla del artículo 40 determina previamente cuándo priman estos principios si entran en juego con otros (por ejemplo, el principio de eficacia). En efecto, el legislador anticipadamente se encargó de resolver una colisión de los principios, determinando que el contrato puede adicionarse siempre que no supere el cincuenta por ciento (50%) del valor inicial del contrato. Esta regla debe entonces aplicarse en los contratos sin excepciones válidas, pues el legislador solucionó previamente una eventual conflicto de principios. A diferencia de lo anterior, en materia de convenios, no existe una limitación a la posibilidad de adicionar el valor inicial de los convenios. Así, en cada caso deberá analizarse cómo los mencionados principios16 entran en colisión con el principio de eficiencia. Esto hace que, dependiendo las circunstancias, sea viable adicionar el convenio y en otras no. Piense el lector que las circunstancias a ponderar no son iguales cuando existe un convenio relacionado con la prestación del servicio público en una Empresa Social del Estado, donde es posible que haya vidas en riesgo, o cuando que hay una asociación para la operación de un teatro. 16 Que son aplicables porque derivan directamente de normas constitucionales. Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 35 No obstante, se aclara que el principio de libre concurrencia tiene una aplicación restringida en materia de convenios. En los convenios la entidad no está seleccionando a un particular para que le entregue una serie de bienes o servicios; en los convenios están uniendo esfuerzos dos colaboradores. Esto no significa que la entidad pueda soterradamente celebrar convenios, porque en virtud del principio de publicidad e igualdad debe permitir a los interesados en asociarse tener la posibilidad de celebrar el convenio. En cuarto y último lugar, es necesario mencionar que el deber de restablecer el equilibrio económico de los contratos no tiene cabida en las relaciones convencionales. Esta obligación se encuentra, entre otros, en el artículo 28 de la Ley 80 de 1993. De acuerdo con este deber, la entidad está obligada mantener la equivalencia de prestaciones y derechos que caracteriza al contrato estatal, como contrato conmutativo. Esto, sin embargo, no puede tener cabida en materia de convenios. Al respecto, la justicia arbitral ha expresado lo siguiente En e1contrato estatal se aplica la institución de la conservación del equilibrio contractual que obliga a la entidad estatal a restablecerla en caso de que se rompa por razones no imputables al contratista, generándose en consecuencia la posibilidad de pagar indemnizaciones o compensaciones a favor del contratista por la ruptura del equilibrio económico del contralo por causas no imputables a éste. En el convenio no existe la posibilidad puesto que ninguna de las entidades signatarias le presta un servicio a la otra ni mucho menos existe un. Remuneración por el servicio prestado, lo que excluye la posibilidad de la ruptura del equilibrio económico financiero del convenio (Laudo Arbitral, 9 Dic. 2009, p. 41). Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 36 De acuerdo con lo anterior, se tiene que la diferencia entre los convenios y los contratos tiene implicaciones en los siguientes cuatro ámbitos: en primer lugar, en el procedimiento previo a la celebración del acuerdo; en segundo lugar, en la posibilidad de expedir actos administrativos en medio de la relación negocial; en tercer lugar, en la posibilidad de adicionar el valor inicial de los convenios; y finalmente, la aplicación del deber restablecer el equilibrio económico del contrato. Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 37 Capítulo III. Principales tipologías de convenio Una vez apreciadas las principales consecuencias de la diferencia teórica entre contratos y convenios, es necesario hacer un estudio de los elementos esenciales de las principales regulaciones de convenios de la Administración17 . Lo anterior estará acompañado de un análisis de casos, en el cual se estudiarán dos ejemplos de cada tipo de los convenios; uno sobre un uso adecuado de la tipología y otro sobre una aplicación errada de las normas. Esto permitirá tener mayor claridad de los elementos que diferencian las distintas figuras existentes hoy día. Para efectos de la exposición, inicialmente se analizar los mecanismos que están diseñados para la unión de esfuerzos entre el Estado y los particulares. Posteriormente, se verán mecanismos que ha ampliado esa unión de esfuerzos entre las entidades públicas. Vale aclarar que en este documento no se estudiarán los convenios de delegación entidades públicas, ni los que son necesarios para conferir el ejercicio de funciones administrativas a particulares. Esto en la medida en que, más que responder a nuevas formas de relaciones estatales18, hacen referencia a los modelos franceses de delegación y descentralización por colaboración. 3.1. Convenios entre los particulares y las entidades públicas Los principales mecanismos de aunar esfuerzos entre el Estado y los particulares que se estudiarán a continuación son el convenio de apoyo, el convenio de asociación y el convenio especial de cooperación de ciencia y tecnología. 17 Esto es, convenios interadministrativos, convenios de asociación, convenios de apoyo y convenios especiales de cooperación. 18 Ver numeral 1.1. del presente trabajo. Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 38 3.1.1. Convenios de apoyo La primera tipología que se debe estudiar, por cuanto tiene su origen en la Constitución Política, son los convenios de apoyo previstos en el artículo 355, así Ninguna de las ramas u órganos del poder público podrá decretar auxilios o donaciones en favor de personas naturales o jurídicas de derecho privado. El Gobierno, en los niveles nacional, departamental, distrital y municipal podrá, con recursos de los respectivos presupuestos, celebrar contratos con entidades privadas sin ánimo de lucro y de reconocida idoneidad con el fin de impulsar programas y actividades de interés público acordes con el Plan Nacional y los planes seccionales de Desarrollo. El Gobierno Nacional reglamentará la materia (CN Art. 355). Como puede apreciarse en la norma citada, el inciso primero prevé una prohibición para decretar auxilios y donaciones a favor de personas de derecho privado. No obstante, el inciso segundo prevé una excepción, en virtud de la cual se pueden celebrar ‘contratos’ con entidades privadas sin ánimo de lucro, para impulsar programas privados de interés público con recursos públicos. Este segundo inciso ha sido reglamentado por el Decreto 777 de 1992, el Decreto 1403 de 1992 y el Decreto 2459 de 1993. Esta regulación se encuentra en Decretos, en la medida en que la norma constitucional previó que la reglamentación de esta figura esté sólo en cabeza del Gobierno Nacional, sin necesidad de que medie el legislador (Tafur Galvis, 2011, pp. 152 y 153). De la Constitución Política y los Decretos mencionados, se desprende que los convenios de apoyo tienen dos características. Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 39 Por un lado, las partes del convenio son cualificadas. La primera parte de los convenios debe ser el Gobierno en los niveles nacional, departamental, distrital y municipal. El Decreto 777 de 1992 establece en su artículo primero que la referencia al Gobierno debe entenderse extensiva tanto a “la Nación, los Departamentos, Distritos y Municipios” (D. 777/1992, art. 1º-1), como a “los establecimientos públicos, las empresas industriales y comerciales del Estado o las sociedades de economía mixta sujetas al régimen de dichas empresas” (D. 777/1992, art. 1º-2). La otra parte debe ser una entidad sin ánimo de lucro de reconocida idoneidad, que haya surgido de iniciativa privada. Como no es propósito de este texto ahondar en el estudio de las entidades sin ánimo de lucro, simplemente se expresará que son personas jurídicas en las que se persiguen propósitos diferentes al reparto de los beneficios o utilidades que genere la gestión de la persona jurídica (Tafur Galvis, 2011, p. 44). Es importante aclarar, en todo caso, que la persona jurídica sin ánimo de lucro no puede tener origen público, pues el propósito del convenio de apoyo es impulsar programas privados (Tafur Galvis, 2011, p. 154). Esto es claro si se tiene en cuenta la prohibición que se encuentra en el numeral 3 del artículo segundo del Decreto 777 de 1992, subrogado por el artículo por el artículo 2º del Decreto 1403 de 1992. Esta norma establece que están excluidos del ámbito de aplicación de los convenios de apoyo “Las apropiaciones presupuestales decretadas a favor de personas jurídicas creadas por varias entidades públicas, como son las cooperativas públicas, o de corporaciones y fundaciones de participación mixta (…)” (D. 1403/1992, Art. 2º). Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 40 Finalmente, es preciso hacer referencia al inciso tercero del artículo 1º del Decreto 777 de 1992, norma que determina que por reconocida idoneidad se entiende “la experiencia con resultados satisfactorios que acreditan la capacidad técnica y administrativa de las entidades sin ánimo de lucro para realizar el objeto del contrato”. Este aspecto es muy importante, en la medida en que las entidades deben evaluar la reconocida idoneidad, al momento de celebrar el convenio de apoyo, con miras a evitar que se malversen recursos públicos. La exigencia de la reconocida idoneidad es lo que explica, además, que el artículo 14 del Decreto 777 de 1992 exija que las personas jurídicas deben haber sido constituidas con al menos seis meses de anterioridad a la celebración del contrato. Por el otro lado, el objeto del convenio debe estar dirigido a impulsar programas y actividades de interés público, siempre que estén acordes con el Plan Nacional o los planes seccionales de desarrollo. Esta puede ser la característica principal del convenio, en la medida en que permite rescatar varios aspectos relevantes de la figura. En primer lugar, el convenio está impulsando un programa y actividades de interés público. Ese impulso es realizado por las dos partes del convenio, esto es, tanto el Estado como el particular con quien se celebre el convenio. En segundo lugar, como se ha mencionado antes, es claro que el programa no tiene iniciativa pública, sino que es adelantado por un privado. De ahí que la actividad no pueda ser ajena al interés público. Se exige entonces que la actividad se encuentre en los planes de desarrollo, para garantizar que el programa sea de interés público. Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 41 En tercer lugar, los programas actividades pueden estar siendo realizado por una entidad privada en ejercicio de la libertad de realización actividades económicas, porque el ejercicio se le haya asignado por ley o con origen en otros compromisos contractuales (CE Consulta, 23 Feb. 2006. L. Álvarez Jaramillo). En cuarto lugar, el programa debe beneficiar únicamente a la comunidad y no puede implicar una prestación a favor de la entidad pública (CE Consulta, 23 Feb. 2006. L. Álvarez Jaramillo). Esto se deriva del hecho de que el fundamento del inciso segundo del artículo 355 de la Constitución no es otorgar donaciones, sino impulsar programas que realizan privados con el apoyo de la entidad pública. Lo anterior es tan claro que el numeral 1 del artículo 2º del Decreto 777 de 1992 excluye del ámbito de aplicación del convenio la realización de actividades que impliquen una ‘contraprestación directa’ a favor de la entidad pública. Igualmente, el artículo mencionado excluye que se celebren acuerdos, con el fin de que los particulares “desarrollen un proyecto específico por cuenta de la entidad pública, de acuerdo con las precisas instrucciones que esta última les imparta” (D. 777/1992, Art. 2º). Este último punto permite apreciar porque esta figura es un convenio y no un contrato, a diferencia lo que expresa el artículo constitucional y considera el Consejo de Estado (CE 1, 26 Feb. 1993. Y. Rojas Serrano) (CE Consulta. 24 Feb. 2005, G. Duque Hernández). Se puede considerar que se trata de un contrato si se interpreta que la figura se limita a que el Gobierno entregue recursos públicos a un tercero, el cual que ejecutará una actividad que está acorde con el Plan Nacional y los planes seccionales de Desarrollo. Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 42 No obstante, debe tenerse en cuenta que si bien es cierto que la figura conlleva la posibilidad de entregar recursos públicos, la entidad no puede limitarse a desembolsar los recursos y desentenderse del desarrollo de la actividad. Se trata de un impulso conjunto de actividades sociales (CE Consulta. 23 Feb. 2006. L. Álvarez Jaramillo), esto es, la realización de actividades con intereses similares. De hecho, el Decreto 777 de 1991 descarta que se trate de un contrato, pues excluye el ejemplo paradigmático de este, en virtud del cual una parte realiza una actividad a favor de otra, a cambio de una contraprestación económica. Un ejemplo adecuado del uso de esta figura fue el ‘Convenio Especial de Cooperación’ suscrito entre la Fundación Cultural Nueva Música y el Área Metropolitana de Barranquilla – AMB. El objeto de ese convenio era “el aporte de recursos que realizará el AMB para impulsar, facilitar, fomentar y desarrollar la actividad cultural a realizarse por la FUNDACION CULTURAL NUEVA MUSICA dentro del programa FESTIVAL XV FESTIVAL INTERNACIONAL DE JAZZ “BARRANQUILLA 2013 A LA CALLE” (…)” (AMB, 2013, Cláusula 1). Las obligaciones del Área consistían en aportar recursos económicos a la Fundación Cultural Nueva Música, para efectos de una actividad cultural que benefició directamente a la entidad. No obstante, las obligaciones del Área no se limitaban a entregar el recurso, sino que activamente participaba en la gestión de la actividad, supervisando la preparación de la actividad cultural. Es importante tener en cuenta que, además de lo anterior, la actividad objeto del convenio se adecuaba al Plan de Desarrollo Social del Área Metropolitana. Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 43 A diferencia del ejemplo anterior, un uso inadecuado de la figura es el Convenio Interinstitucional N° 004 de 2009 celebrado entre el municipio de Cácota de Velasco y la Fundación para el Desarrollo Social Comunitario (FUNDESCOMUN- FUNDESCOM). De acuerdo con la cláusula primera del convenio, el objeto de la relación convencional consistió en realizar la construcción de la “I ETAPA” de la infraestructura del Hogar Agrupado para la Primera Infancia del municipio de Cácota. Además de lo anterior, el municipio se encargaba de ‘aportar’ la suma de treinta y ocho millones cuatrocientos doce mil ciento cincuenta y cinco pesos. Este monto, de acuerdo con la cláusula segunda del convenio, cubría la totalidad del costo de la obra. La Fundación como contraprestación se encargaba de desarrollar la obra a favor del municipio. De acuerdo con esto, si bien la parte privada del convenio es una entidad sin ánimo de lucro, en el caso se desnaturalizó la figura. En efecto, no se trató de desarrollar una actividad privada de interés público, que haya apoyado el municipio. Por el contrario, el particular está realizando una contraprestación que beneficia directamente a la entidad pública, por lo que, el Convenio Interinstitucional en realidad es un contrato de obra. 3.1.2. Convenios de asociación En la Ley 489 de 1998 se previeron varios mecanismos de unión de esfuerzos. El convenio de asociación es uno de esos mecanismos, que se caracteriza por ser una forma de aunar esfuerzos entre las entidades públicas y los particulares. El artículo 96 de Ley mencionada determina lo siguiente CONSTITUCION DE ASOCIACIONES Y FUNDACIONES PARA EL CUMPLIMIENTO DE LAS ACTIVIDADES PROPIAS DE LAS ENTIDADES PUBLICAS CON PARTICIPACION DE PARTICULARES. Las entidades estatales, Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 44 cualquiera sea su naturaleza y orden administrativo podrán, con la observancia de los principios señalados en el artículo 209 de la Constitución, asociarse con personas jurídicas particulares, mediante la celebración de convenios de asociación o la creación de personas jurídicas, para el desarrollo conjunto de actividades en relación con los cometidos y funciones que les asigna a aquéllas la ley. Los convenios de asociación a que se refiere el presente artículo se celebrarán de conformidad con lo dispuesto en el artículo 355 de la Constitución Política, en ellos se determinará con precisión su objeto, término, obligaciones de las partes, aportes, coordinación y todos aquellos aspectos que se consideren pertinentes. Cuando en virtud de lo dispuesto en el presente artículo, surjan personas jurídicas sin ánimo de lucro, éstas se sujetarán a las disposiciones previstas en el Código Civil para las asociaciones civiles de utilidad común. Como se puede ver, el artículo citado consagra dos mecanismos para la unión de esfuerzos entre las entidades públicas y privadas. Uno es la asociación con miras a creación de personas jurídicas sin ánimo de lucro. No se ahondará sobre esta forma de unión de esfuerzos, aunque es preciso expresar que responde al ejemplo paradigmático del negocio de colaboración, como lo es la creación de sociedades. La única diferencia con las sociedades es que las personas jurídicas sin ánimo de lucro no reparten sus utilidades. El segundo mecanismo, que es sobre el que versará el presente acápite, es el convenio de asociación. Como se desprende del tenor de la norma estudiada, el convenio es un mecanismo para que las entidades estatales se asocien con personas jurídicas particulares. Esto significa que puede celebrarse tanto con sociedades, asociaciones o fundaciones, es decir, con personas con y sin ánimo de lucro. Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 45 Esta mecanismo se realiza con el fin de unir esfuerzos, teniendo ambas entidades un propósito común. Este objeto de esta unión debe consistir, tal como lo establece el artículo 96, el desarrollo CONJUNTO de actividades relacionadas con los cometidos y funciones de las entidades públicas cumplen. Finalmente, aunque no se encuentre expreso, a diferencia de la creación de la personas jurídica, el convenio tiene un carácter temporal. Sobre este punto, la doctrina nacional expresa lo siguiente Puede ocurrir también que para garantizar la ejecución de objetivos y funciones atribuidas a una entidad estatal ella opte por asociarse con particulares que tienen intereses comunes frente a al ejecución de las actividades que el Estado se propone a realizar. Y en forma semejante a lo que sucede cuando se trata de la asociación de entidades públicos, la unión entre el Estado y los particulares puede ser de carácter temporal o permanente, según busque la realización de actividades que tengan uno y otro carácter, vale decir, temporal o permanente. En el primer evento, se presenta la celebración de un compromiso de los que se denomina, como lo hace expresamente la Ley 489 de 1998, convenios de asociación, que constituyen un vínculo de carácter temporal entre la administración y personas jurídicas articulares, tendiente a la realización de objetivos comunes a ambas partes. En este caso la actividad es desarrollada por ambas partes, conjunta y coordinadamente: administración y particulares. En tal sentido opera una verdadera asociación de personas, una conjunción de esfuerzos (Chávez Marín, 2012, pp. 389 y 390). Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 46 Es importante aclarar que este convenio debe contener, sin perjuicio de que se puedan incluir otros aspectos, (i) su objeto, (ii) las obligaciones a cargo de ambas partes, (iii) el término de duración19, (iv) los aportes las partes y (v) los esquemas de coordinación para efectos de la ejecución CONJUNTA del convenio. Todas estos elementos se encuentran en el tenor literal del artículo 96 de la Ley 489 de 1998. Sin perjuicio de lo expuesto, es importante tener en cuenta que el artículo mencionado hace una remisión al artículo 355 de la Constitución Política, pues esa referencia ha generado una profunda confusión acerca de los alcances de los convenios de asociación. Se considera que se debe interpretar que dicha remisión se refiere a la prohibición de realizar donaciones o auxilios a favor de particulares, de acuerdo con lo previsto en el inciso primero en el artículo constitucional. Entender lo contrario (esto es, que hace referencia también al cumplimiento de los requisitos de los convenios de apoyo) desnaturalizaría las características expuestas anteriormente. No obstante, la posición expuesta no es la que ha compartido la Corte Constitucional. En efecto, en sentencia que analizó la constitucionalidad del artículo 96 de la Ley 489 de 1998, manifestó lo siguiente De la misma manera, si el legislador autoriza la asociación de entidades estatales con personas jurídicas particulares con las finalidades ya mencionadas, estableció, en defensa de la transparencia del manejo de los dineros públicos, que los convenios de asociación a que se hace referencia serán celebrados "de conformidad con lo dispuesto en el artículo 355 de la Constitución Política", lo que significa que 19 Este requisito se explica por lo estudiado previamente, en relación a que el convenio de asociación se caracteriza por tener un carácter temporal. Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 47 no podrá, en ningún caso pretextarse la celebración de los mismos para otorgar o decretar auxilios o donaciones a favor de personas naturales o jurídicas de derecho privado, de una parte; y, de otra, el acatamiento a la disposición constitucional mencionada, impone la celebración de contratos con entidades privadas sin ánimo de lucro y de reconocida idoneidad, pero "con el fin de impulsar programas y actividades de interés público acordes con el Plan Nacional y los Planes Seccionales de Desarrollo", tal cual lo ordena el citado artículo 355 de la Carta Política (CConst, C-671/1999, A. Beltrán). La tesis anterior no es vinculante, pues no es una afirmación sin la cual no se pueda explicar la declaratoria de constitucionalidad del artículo 96, por lo que constituye obiter dictum. Esto, adicionado a que la constitucionalidad de dicha norma no fue condicionada a la anterior interpretación. A pesar de lo anterior, esta posición ha sido fundamento para que la Sala de Consulta y Servicio Civil del Consejo de Estado considere que, en la celebración de los convenios de asociación, deba aplicarse el Decreto 777 de 1991 y demás normas que reglamentan el inciso segundo del artículo 355 constitucional (CE Consulta, 23 Feb. 2006. L. Álvarez Jaramillo). Es importante aclarar que esta Sala emite conceptos que en principio no tienen carácter vinculante, tal como establece el inciso segundo del artículo 112 de la Ley 1437 de 2011. De acuerdo con esto, se tiene que la Corte Constitucional y la Sala de Consulta y Servicio Civil han afirmado que en los convenios de asociación debe seguirse la reglamentación de los convenios de asociación. Estas opiniones, en hora buena, no son vinculantes. Se considera que la ausencia de vinculatoriedad es una aspecto positivo, porque dicha tesis desnaturalizaría la diferencia existente entre los convenios de apoyo y los convenios de Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 48 asociación, por tres motivos: en primer lugar, desconoce las partes de las figuras. Mientras que los convenios de apoyo se pueden celebrar únicamente con personas jurídicas sin ánimo de lucro, es posible suscribir los convenios de asociación con personas jurídicas en general. Dicho en otras palabras, los convenios de asociación pueden celebrarse con sociedades, a diferencia de los convenios de apoyo. Desconocer lo anterior significa excluir a las sociedades de la posibilidad de impulsar actividades públicas. Con esto se estaría cerrando la puerta para que entidades, que por ejemplo cuenten con programas de corresponsabilidad social, desarrollen conjuntamente actividades con el Estado. En segundo lugar, la posición de la Corte Constitucional y la Sala de Consulta y Servicio Civil desconoce los objetos distintos que tiene las figuras de unión de esfuerzo que han sido estudiadas. Como se analizó anteriormente, el convenio de apoyo busca impulsar una actividad que desarrolla una o varias personas privadas, siempre que esté ACORDE con los planes de desarrollo y que beneficia a la comunidad directamente. A diferencia de esto, en el convenio de asociación se busca desarrollar conjuntamente una actividad que es propia de la entidad estatal. Al respecto, la doctrina especializada, hablando acerca de los convenios de asociación, expresa que “los referentes pertinentes no son las actividades de los particulares –idea central del Artículo 355 de la Constitución– sino los cometidos y las funciones que la ley asigna a las entidades públicas habilitadas para participar con los particulares (…)” (Tafur Galvis, 2011, pp. 152 y 153). Esta equiparación tendría un problema sumamente grave. Como los convenios de asociación terminan equiparándose con los convenios de apoyo, se estaría admitiendo que la Ley 489 de 1998, en su artículo 96, reglamenta el inciso segundo del artículo 355 de la Constitución. Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 49 Esto, en otras palabras, sería aceptar que el artículo 96 es parcialmente inconstitucional, pues, como se vio en el acápite anterior, la reglamentación de los convenios de apoyo está directamente en cabeza del Gobierno Nacional. La doctrina resalta el error mencionado de la siguiente manera. Por su claridad, se transcriben en extenso las principales consideraciones Es muy escueta la afirmación de la Corte en el sentido anterior, pero se entiende que al indicar ello, se manifiesta que cuando quiera que se celebre por la administración con los particulares un convenio de asociación, el mismo debe reunir los requisitos de los contratos que autoriza el artículo 355 de la Carta. De esta manera, bajo el alcance de la interpretación de la Corte, se identificarían los convenios de asociación con los contratos celebrados por la administración con las entidades privadas sin ánimo de lucro y, por este camino, adicionalmente, se someterían tales convenios al régimen propio de los contratos previstos por esa norma constitucional. Este último hecho significa indudablemente que el Legislador reglamenta la aplicación y cobertura del artículo 355 y define el alcance del régimen de los contratos previstos por el mismo. Razón ésta que sustenta, nuevamente, la posición antes asumida por el autor, de cuestionamiento de la intromisión del Legislador en la competencia que directa y exclusivamente establece la Constitución a favor del Ejecutivo para la reglamentación de la materia prevista por el inciso segundo del artículo 355 de la Carta (Chávez Marín, 2012, p. 393). Finalmente, vale resaltar que aceptar las posiciones no vinculantes de la Corte Constitucional y la Sala de Consulta y Servicio Civil equivaldría a eliminar una nueva forma de Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 50 regulación de las relaciones entre lo público y lo privado, desconociendo la voluntad del legislador de la Ley 489 de 1998. A continuación se presentan ejemplos de un uso adecuado e inadecuado de la figura, para efectos de que el lector tenga claridad sobre la aplicación de esta tipología de convenio. Un ejemplo exitoso de un convenio de asociación es el suscrito entre la Fundación Cine Colombia, el Instituto Distrital de las Artes – IDARTES y la Secretaría Distrital de Cultura, Recreación y Deporte. Como puede verse, en este convenio hay dos entidades públicas y una persona jurídica particular. El objeto del convenio fue el siguiente, de acuerdo con su cláusula primera Aunar esfuerzos técnicos, administrativos y financieros para llevar a cabo la gestión, administración, operación y funcionamiento del Teatro Mayor y del Teatro Estudio del Centro Cultural Biblioteca Pública Julio Mario Santo Domingo, con miras a su auto sostenibilidad y desarrollo en el marco de las políticas culturales del Distrito Capital (IDARTES, Cláusula 1). En el convenio todas las partes aportan recursos económicos, entregando la Fundación Cine Colombia un monto cercano a los tres mil millones de pesos anuales. Igualmente, aunque la administración del Teatro Mayor y del Teatro Estudio Julio Mario Santo Domingo está en cabeza del cogestor privado, la dirección del convenio está en cabeza de un Comité Directivo, en el que hay cuatro miembros de entidades públicas y tres del cogestor privado. Según la cláusula octava, el Comité Directivo se encarga de aspectos tan importantes como fijar las directrices para la operación y administración del Teatro, aprobar el ingresos de nuevos cogestores, aprobar la estructura organizacional del Teatro, designar al Director General del Teatro y aprobar el presupuesto de operación y funcionamiento. Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 51 En este ejemplo hay entonces una verdadera unión de esfuerzos para efectos de adelantar conjuntamente una actividad que corresponde a las entidades públicas, como lo es la administración de una biblioteca pública. Es preciso aclarar que en este convenio se cita el artículo 355 de la Constitución Nacional y sus decretos reglamentarios, al mismo tiempo que el artículo 96 de la Ley 489 de 1998. Si bien esto no inválida el convenio, pues como se vio cumple el marco legal de la figura, sí denota la ausencia de claridad que tienen los servidores al momento de aplicar las tipologías de convenios existentes. En contraste de lo anterior, en la práctica se observan varios ejemplos de convenios que han sido indebidamente celebrados, pues no se trata de una unión de esfuerzos, sino de un contrato que se hace llamar convenio. Un caso donde se ve lo anterior es el Convenio de Cooperación 42 de 2010, suscrito entre el municipio de Aipe, en el Departamento del Huila, y la Asociación de Voluntarios para el Servicio Social del Huila. Si se aprecian las consideraciones del convenio, se podría concluir que tratar de un convenio de asociación en la medida en que su objeto corresponde a la unión de esfuerzos para el desarrollo de una política del municipio. En efecto, el objeto de la unión de esfuerzos es la prestación de la atención integral a la totalidad de los adultos mayores que encuentran adscritos al Hogar del Adulto Mayor del municipio. En este presunto convenio, el municipio transfiere los recursos a la asociación. Ésta se encarga de prestar el servicio de atención integral, rendir informes y acatar las recomendaciones del Municipio. Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 52 Como se puede ver, el convenio en realidad es un contrato, en el que un particular está siendo remunerado por prestar unos servicios que, en principio, debería realizar la entidad estatal. Esto es tan claro que en el ‘convenio’ incluso se incluyen garantías de cumplimiento. Es importante aclarar que, en este convenio, la Fundación supuestamente realiza un aporte, sin embargo, éste se ve representado en bienes y servicios. En ese sentido, esto no se trata de un aporte para la realización conjunta de una actividad, sino a lo sumo un descuento que el contratista le otorga a la entidad estatal. En este contexto se tiene que, para determinar si se está en presencia de un convenio, no es suficiente si en el objeto del convenio reza la fórmula: “aunar esfuerzos” o si se expresa que las dos partes realizan aportes. Por el contrario, debe estudiarse las obligaciones de las partes y, así extraer si en efecto se está llevando a cabo el negocio con un fin de colaboración. 3.1.3. Convenios especiales de cooperación Como se mencionó en el primer capítulo del presente trabajo de grado, es en materia de ciencia y tecnología donde se encuentra por primera vez la diferencia entre convenios y contratos. En dicho acápite se expresó que, antes de la expedición de la Constitución Política de 1991, se expidió la Ley 29 de 1990, que tenía como propósito principal impulsar las actividades de ciencia y tecnología. Esta Ley, en su numeral 2 del artículo 11, otorgó al Gobierno Nacional facultades para regular lo relacionado con modelos de asociación con particulares para desarrollar actividades de ciencia y tecnología20. 20 Esto en contraposición del numeral 4 que otorgó facultades para regular los contratos para el desarrollo de actividades de ciencia y tecnología. Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 53 Este trabajo no busca ahondar en las diferentes figuras que regulan el impulso y promoción de dichas actividades. En ese sentido, sólo se enfocará en las relaciones convencionales referentes a ciencia y tecnología. Las relaciones en las que las partes tienen intereses similares se encuentran reguladas en el Decreto Ley 393 de 1991, norma que se encargó de desarrollar el numeral 2 del artículo 11 de la Ley 29 de 1990. No obstante lo anterior, debe admitirse que el Decreto Ley 591 de 1991 consagra un artículo que regula parcialmente el convenio especial de cooperación, como se verá posteriormente. El Decreto Ley 393 de 1991 prevé dos mecanismos de asociación: por un lado, la creación de personas jurídicas. En este capítulo no se ahondará en este mecanismo. Basta decir que es similar al mecanismo previsto en el artículo 96 de la Ley 489 de 1998 referente a la creación de personas. No obstante, tiene tres peculiaridades: en primer lugar, mientras que en la Ley 489 la asociación está prevista para la realización de actividades que se relacionen con las funciones de las entidades, en general, la regulación del Decreto Ley 393 está prevista para la realización actividades de ciencia y tecnología, así como de proyectos de creación e investigación de tecnología. En segundo lugar, la asociación en materia de ciencia y tecnología permite la creación tanto la organización de sociedades, como de personas jurídicas sin ánimo de lucro (DL. 393/1991, Arts. 1º-1 y 3). Esto ha sido expresamente avalado por la Corte Constitucional (CConst, C-506/1994. F. Morón) (CConst, C-316/1995, A. Barrera). A diferencia de lo anterior, en la Ley 489 de 1998 sólo se pueden crear personas jurídicas sin ánimo de lucro, es decir, asociaciones o fundaciones (Tafur Galvis, 2011, pp. 68 a 70) (Chávez Marín, 2012, p. 393). Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 54 Finalmente, el mecanismo en materia de ciencia y tecnología permite la adquisición de “acciones, cuotas o partes de interés en sociedades civiles y comerciales o personas jurídicas sin ánimo de lucro ya existentes” (DL. 393/1991, Art. 4), tal como lo ha avalado el máximo tribunal constitucional en Colombia (CConst, C-316/1995, A. Barrera). A diferencia de lo anterior, el mecanismo previsto en el artículo 96 de la Ley 489 sólo está establecido para la constitución de nuevas personas sin ánimo de lucro. Por otra parte, el Decreto Ley 393 de 1991 estableció la posibilidad de celebrar convenios especiales de cooperación. Este modelo de asociación se contrapone al estudiando anteriormente porque no conlleva el nacimiento de personas jurídicas. En ese sentido, es una especie de convenio de asociación. No obstante lo anterior, tiene un regulación especial en razón a la materia que desarrolla, esto es, las actividades de ciencia, tecnología o innovación. En ese sentido, lo que caracteriza este modelo de convenio es el objeto especial que desarrolla. Ahora bien, para determinar en qué consiste ese objeto es necesario remitirse a la Ley 1286 de 2009 y a los Decretos Ley 393 y 591 de 1991. Lo anterior, porque estas normas prevén de manera taxativa qué debe entenderse por actividades de ciencia y tecnología. El artículo 2º del Decreto Ley 393 de 1991 determina que es posible celebrar los convenios especiales de cooperación, para cumplir los siguientes propósitos a) Adelantar proyectos de investigación científica. b) Apoyar la creación, el fomento, el desarrollo y el financiamiento de empresas que incorporen innovaciones científicas o tecnológicas aplicables a la producción nacional, al manejo del medio ambiente o al aprovechamiento de los recursos naturales. Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 55 c) Organizar centros científicos y tecnológicos, parques tecnológicos, e incubadoras de empresas. d) Formar y capacitar recursos humanos para el avance y la gestión de la ciencia y la tecnología. e) Establecer redes de información científica y tecnológica. f) Crear, fomentar, difundir e implementar sistemas de gestión de calidad. g) Negociar, aplicar y adaptar tecnologías nacionales o extranjeras. h) Asesorar la negociación, aplicación y adaptación de tecnologías nacionales y extranjeras. i) Realizar actividades de normalización y metrología. j) Crear fondos de desarrollo científico y tecnológico a nivel nacional y regional, fondos especiales de garantías, y fondos para la renovación y el mantenimiento de equipos científicos. k) Realizar seminarios, cursos y eventos nacionales o internacionales de ciencia y tecnología. I) Financiar publicaciones y el otorgamiento de premios y distinciones a investigadores, grupos de investigación e investigaciones. En adición a lo anterior, el Decreto Ley 591 de 1991 prevé otras actividades que se enmarcan en el ámbito de ciencia y tecnología. Esta norma es aplicable en materia de convenios porque, si bien en principio refiere únicamente a las relaciones contractuales, su artículo 17 reguló los convenios, con el fin de determinar que en éstos se puede aportar “recursos en dinero, en especie o de industria, para facilitar, fomentar o desarrollar alguna de las actividades científicas o tecnológicas previstas en el artículo 2o. de este Decreto”. El artículo 2º determinó Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 56 que las siguientes son actividades de ciencia y tecnología y que, por ende, pueden ser el objeto del convenio especial de cooperación Para los efectos del presente Decreto, entiéndese por actividades científicas y tecnológicas las siguientes: 1. Investigación científica y desarrollo tecnológico, desarrollo de nuevos productos y procesos, creación y apoyo a centros científicos y tecnológicos y conformación de redes de investigación e información. 2. Difusión científica y tecnológica, esto es, información, publicación, divulgación y asesoría en ciencia y tecnología. 3. Servicios científicos y tecnológicos que se refieren a la realización de planes, estudios, estadísticas y censos de ciencia y tecnología; a la homologación, normalización, metodología, certificación y control de calidad; a la prospección de recursos, inventario de recursos terrestres y ordenamiento territorial; a la promoción científica y tecnológica; a la realización de seminarios, congresos y talleres de ciencia y tecnología, así como a la promoción y gestión de sistemas de calidad total y de evaluación tecnológica. 4. Proyectos de innovación que incorporen tecnología, creación, generación, apropiación y adaptación de la misma, así como la creación y el apoyo a incubadoras de empresas, a parques tecnológicos y a empresas de base tecnológica. 5. Transferencia tecnológica que comprende la negociación, apropiación, desagregación, asimilación, adaptación y aplicación de nuevas tecnologías nacionales o extranjeras. 6. Cooperación científica y tecnológica nacional e internacional. Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 57 Como se puede ver, en líneas generales el artículo 2º del Decreto Ley 591 recoge las actividades previstas en el artículo 2º del Decreto Ley 393. No obstante, se diferencia porque no prevé expresamente tres asuntos: en primer lugar, la posibilidad de otorgar premios y distinciones a investigadores individuales o grupales; en segundo lugar, no restringió el apoyo a empresas que incorporaran “innovaciones científicas o tecnológicas aplicables a la producción nacional, al manejo del medio ambiente o al aprovechamiento de los recursos naturales” (DL. 393/1991. Art. 2º-b); en tercer lugar, no prevé la formación y capacitación de recursos humanos. Posterior a los Decretos Ley 393 y 591, se expidió la Ley 1286 de 2009, norma que amplió el campo de acción de los convenios a actividades de innovación, así Las actividades, contratos y convenios que tengan por objeto la realización de actividades definidas como de ciencia, tecnología e innovación que celebren las entidades estatales, continuarán rigiéndose por las normas especiales que les sean aplicables. En consecuencia, tales contratos se celebrarán directamente (L. 1286/2009, Art. 33. Destacado fuera del texto). Por esto, el artículo 18 de la Ley 1286 de 2009 previó la existencia de las siguientes actividades de ciencia, tecnología e innovación 1. Explorar, investigar y proponer, de manera continua, visiones y acciones sobre la intervención del país en los escenarios internacionales, así como los impactos y oportunidades internacionales para Colombia en temas relacionados con la ciencia, la tecnología y la innovación. 2. Promover el mejoramiento de la productividad y la competitividad nacional. Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 58 3. Velar por la generación, transferencia, adaptación y mejora del conocimiento científico, desarrollo tecnológico e innovación en la producción de bienes y servicios para los mercados regionales, nacionales e internacionales. 4. Investigar e innovar en ciencia y tecnología. 5. Propender por integrar la cultura científica, tecnológica e innovadora a la cultura regional y nacional, para lograr la apropiación social de la ciencia, la tecnología y la innovación en Colombia. 6. Procurar el desarrollo de la capacidad de comprensión, valoración, generación y uso del conocimiento, y en especial, de la ciencia, la tecnología y la innovación, en las instituciones, sectores y regiones de la sociedad colombiana. 7. Articular la oferta y demanda de conocimiento colombiano para responder a los retos del país. Se debe aclarar que la ampliación del campo de acción a las actividades de innovación no ha sido un aspecto pacífico, pues algunos doctrinantes consideran que hay aspectos que no se encuentran expresos en la ley. Para esto, la doctrina se ha apoyado en criterios de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), con base en los cuales se comprende de manera más amplia el aspecto de innovación (Suárez Beltrán, 2012, pp. 442 y 443). Este criterio no se considera adecuado, ya que Colombia aún no hace parte de esa organización. Por esto, se admite que en Colombia las actividades de ciencia, tecnología e innovación se deben enmarcar necesariamente en las previsiones del artículo 2º del Decreto Ley 591 de 1991 (Suárez Beltrán, 2012, pp. 442 y 445). En ese sentido, el artículo 18 de la Ley 1286 de 2009 y los artículos 2º de los DecretosLey 393 y 591 de 1991 son normas de carácter taxativo, lo cual quiere decir que no puede Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 59 comprenderse que haya actividades de ciencia, tecnología e innovación que se encuentren por fuera de lo prescrito por ellas. Como se puede ver, el convenio especial de cooperación se distingue por desarrollar actividades de ciencia, tecnología e innovación. Se podría considerar entonces que las siguientes son las actividades en materia de ciencia, tecnología e innovación, tal como lo ha considerado la Agencia Nacional de Contratación Pública – Colombia Compra Eficiente 1. Crear, fomentar, desarrollar y financiar empresas que incorporen innovaciones científicas o tecnológicas aplicables a la producción nacional, al manejo del medio ambiente o al aprovechamiento de los recursos naturales. 2. Organizar, crear y apoyar centros científicos, tecnológicos y de innovación, parques tecnológicos, incubadoras de empresas y empresas de base tecnológica. 3. Formar y capacitar el recurso humano para el avance y la gestión de la ciencia, tecnología e innovación. 4. Establecer y conformar redes de investigación e información científica, tecnológica y de innovación. 5. Crear fondos de desarrollo científico, tecnológico y de innovación a nivel nacional y regional, fondos especiales de garantías y fondos para la renovación y el mantenimiento de equipos científicos. 6. Realizar seminarios, cursos, congresos, talleres y eventos nacionales o internacionales de ciencia, tecnología e innovación. 7. Financiar publicaciones y otorgar premios y distinciones a investigadores, grupos de investigación e investigaciones. Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 60 8. Adelantar proyectos de investigación científica, desarrollo tecnológico e innovación; desarrollo de nuevos productos y procesos. 9. Difundir información científica, tecnológica y de innovación, esto es, información, publicación, divulgación y asesoría en ciencia, tecnología e innovación. 10. Desarrollar servicios científicos y tecnológicos que se refieren a la realización de planes, estudios, estadísticas y censos de ciencia y tecnología; a la realización de actividades de homologación, normalización y metrología, certificación y control de calidad; a la prospección de recursos, inventario de recursos terrestres y ordenamiento territorial; a la promoción científica, tecnológica y de innovación; así como a la creación, fomento, difusión, promoción, implementación y gestión de sistemas de calidad total y de evaluación tecnológica. 11. Desarrollar proyectos de innovación que incorporen tecnología, creación, generación, apropiación y adaptación de la misma. 12. Transferencia tecnológica que comprende la asesoría, negociación, apropiación, desagregación, asimilación, adaptación y aplicación de nuevas tecnologías nacionales o extranjeras. 13. Cooperación en ciencia, tecnología e innovación nacional o internacional. 14. Apropiación social de la ciencia, la tecnología y la innovación a través de la integración de la cultura científica, tecnológica e innovadora a la cultura regional y nacional. 15. Elaborar y desarrollar proyectos de investigación y desarrollo experimental (I+D), formación y capacitación científica y tecnológica, servicios Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 61 científicos y tecnológicos y actividades de innovación e innovación social (Colombia Compra, 2013). Además de que el convenio especial de cooperación debe buscar desarrollar alguna de las actividades previstas en el listado anterior, es preciso tener en cuenta que el Decreto Ley 393 de 1991 prevé tres requisitos especiales para su celebración. En primer lugar, el convenio es un acuerdo solemne, en la medida en que requiere para su nacimiento constar por escrito (DL. 393/1991, Art. 8). En segundo lugar, cuando implique erogación requiere su publicación en el Diario Oficial 21 , apropiación y registro presupuestal (DL. 393/1991, Art.8-Parágrafo). Finalmente, su contenido está delimitado por la reglamento desde dos aspectos: inicialmente, se establece el contenido mínimo, determinado que debe contar al menos con las siguientes cláusulas: (i) objeto, (ii) término de duración, (iii) mecanismos de administración, (iv) sistemas de contabilización y (v) causales de terminación y cesión. Además de lo expuesto, en el Decreto se establecen unas reglas especiales para su ejecución. En particular se determinaron las siguientes cuatro reglas 1. No puede haber un régimen de solidaridad entre las personas que lo celebren, pues cada una deberá responder por las obligaciones que específicamente asume en virtud del convenio. 2. Se debe precisar la propiedad de todos los resultados que se obtengan y los derechos de las partes sobre los mismos. 21 Aspecto que no fue derogado por el Decreto Ley 019 de 2012, pues el artículo 223 eliminó la exigencia de la publicación en el Diario Único de Contratación, la cual provenía de la Ley 80 de 1993. Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 62 3. Es preciso definir las obligaciones contractuales que asumen cada una de las partes, especialmente de orden labora,. 4. El manejo de recursos aportados para la ejecución del convenio podrá efectuarse mediante encargo fiduciario o cualquier otro sistema de administración. Es importante resaltar que en los demás aspectos el convenio especial de cooperación se rige por las normas del derecho privado, por expresa disposición del Decreto Ley 393. No obstante la claridad de la norma, el Consejo de Estado ha expresado que se debe aplicar la Ley 80 de 1993, en los aspectos que no estén reglados del convenio (CE 3, 11 Feb. 2009. R. Correa Palacio) (CE Consulta . 8 Jul. 2010, E. Arboleda Perdomo). Esta posición del Consejo de Estado no diferencia adecuadamente la reglamentación del convenio especial de cooperación de la de los contratos de ciencia y tecnología. Igualmente, en el concepto de la Sala de Consulta y Servicio Civil resulta sorprendente que concluya que debe aplicarse la Ley 80 de 1993, a pesar de que cite la jurisprudencia de la Corte Constitucional que diferencia claramente la regulación de los convenios de la de contratación (CConst, C-316/1995. A. Barrera Carbonell). Relacionado con esto se debe admitir que, en materia de ciencia y tecnología, la Agencia Nacional de Contratación Pública diferencia claramente los convenios de los contratos. Así afirma que frente a estos no debe aplicarse la Ley 80 de 1993, como se verá a continuación. Sorprende gratamente esta posición, porque Colombia Compra Eficiente redactó el Decreto 1510 de 2013, norma en la donde se confunden los conceptos de convenio interadministrativos y los contratos estatales. A pesar de lo anterior, manifestó lo siguiente 2. Tipologías contractuales para actividades de ciencia, tecnología e innovación. Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 63 Las Entidades Estatales pueden ejecutar actividades de ciencia, tecnología e innovación mediante la celebración de cualquiera de los siguientes tipos de contratos: (a) Convenio especial de cooperación el cual es celebrado para asociar recursos, capacidades y competencias interinstitucionales, y puede incluir el financiamiento y administración de proyectos. El convenio especial de cooperación está regulado en los artículos 6, 7 y 8 del Decreto-Ley 393 de 1991 y en el artículo 17 del Decreto-Ley 591 de 1991. (…) 3. Régimen contractual El régimen aplicable a los contratos para actividades de ciencia, tecnología e innovación, independientemente de su fuente de financiación, es el que se señala a continuación (…) (b) El convenio especial de cooperación está sujeto a las normas de derecho privado, de acuerdo con lo previsto en el Decreto-Ley 393 de 1991. Si el convenio respectivo introduce líneas de acción relativas a administración de proyectos o financiamiento, se someten al mismo régimen privado del convenio (Colombia Compra, 2013). De acuerdo con lo expuesto, se tiene entonces que el convenio especial de cooperación debe regirse, en lo no previsto en el Decreto Ley 393 de 1991, por las reglas del derecho privado. Para finalizar, es preciso expresar que este convenio se estudio en la parte referente a los modelos de asociación con personas privadas. Esto se debe a que, en principio, desarrolla un Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 64 modelo que está regulado por normas diseñadas para “asociarse con los particulares en actividades científicas y tecnológicas, proyectos de investigación y creación de tecnologías” (L. 29/1990, Art. 11º-2). No obstante, el artículo 9º del Decreto Ley 393 de 1991 establece que la asociación puede realizarse también entre entidades estatales. Este aspecto también se reitera en el artículo 17 del Decreto Ley 591 de 1991. Vale aclarar que, aunque puede considerarse que esta posibilidad sobrepasó las facultades que en su momento el Legislador otorgó al Gobierno Nacional, la constitucionalidad del artículo 9º fue avalada por el máximo tribunal constitucional colombiano (CConst, C-316/1995. A. Barrera Carbonell). Un ejemplo adecuado de los convenios especiales de cooperación es el Convenio 412 de 2012 suscrito entre la Gobernación de la Guajira, la Fundación Andina para el Desarrollo Técnico y Social y el Fondo Nacional de Financiamiento para la Ciencia, la Tecnología y la Innovación Francisco José de Caldas. El convenio tiene como objeto la unión de esfuerzos para diagnosticar, formular y diagnosticar el Plan Departamental de Ciencia y Tecnología del Departamento de la Guajira. Se trata de una actividad de ciencia, tecnología e innovación porque el plan se desarrolla en el marco del desarrollo de la apropiación social de la actividad tecnología y científica. Hay una verdadera unión de esfuerzos en la medida en que hay un Comité Técnico, conformado por representantes de las tres partes, que establece el Plan Operativo para efectos de desarrollar el objeto del convenio. A diferencia de lo anterior, un ejemplo inadecuado es el Convenio Especial 0002 de 2012 suscrito entre la Secretaría Distrital de Ambiente y la Asociación Colombiana de Asociaciones No Gubernamentales para la Comunicación Vía Correo Electrónico - COLNODO. Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 65 El objeto de este convenio es transferir a la Secretaría Distrital el conocimiento científico y tecnológico para efectos del proceso de gestión de información, estadísticas e indicadores ambientales. Si bien este objeto puede referir a una actividad de ciencia, tecnología e innovación, como sería la capacitación en materia de ciencia y tecnología, es claro que no se trata de un convenio. En ese sentido, se trata de un verdadero contrato en virtud del cual la Asociación está desarrollando una serie de prestaciones a favor de la Secretaria. Esto es tan claro que el aporte de la Secretaría se paga directamente a COLNODO, previo informe que presente la Asociación. Igualmente, se incluyen garantías para efectos del incumplimiento de las obligaciones de COLNODO. También se prevé que la Secretaría puede imponer multas a COLNODO para efectos de cumplir sus obligaciones. En ese sentido, se tiene que se estará en presencia de un convenio especial de cooperación cuando, además del desarrollo de actividades de ciencia, tecnología e innovación, se trate de una verdadera unión de esfuerzos y no una ejecución de actividades a favor de una entidad pública. 3.2. Convenios entre las entidades públicas En esta parte del texto se estudiará el convenio interadministrativo de cooperación, por el ser el principal convenio que suscriben las entidades públicas. 3.2.1. Convenios interadministrativos de cooperación La naturaleza del convenio interadministrativo de cooperación se estudió ampliamente en el primer capítulo del presente trabajo de grado. Esto, por cuanto es una figura en donde se Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 66 aprecia con mayor claridad la tensión existente entre convenios y contratos. En el análisis realizado se pudo concluir que los convenios interadministrativos se diferencian claramente de los contratos interestatales. A continuación se analizará los principales aspectos de esta figura, dentro de las principales tipologías de convenios. El artículo 95 de la Ley 489 de 1998 es la norma donde se determina la posibilidad de celebrar el convenio interadministrativo de cooperación entre entidades públicas, así ASOCIACIÓN ENTRE ENTIDADES PÚBLICAS. Las entidades públicas podrán asociarse con el fin de cooperar en el cumplimiento de funciones administrativas o de prestar conjuntamente servicios que se hallen a su cargo, mediante la celebración de convenios interadministrativos o la conformación de personas jurídicas sin ánimo de lucro. Como se puede ver, la norma citada consagra dos formas de asociación: en la primera, se celebra un convenio; en la segunda, se conforma una persona jurídica sin ánimo de lucro. Ambas formas surgen de la voluntad de dos entidades públicas de asociarse y unir esfuerzos. Al igual que en el caso de los convenios de asociación y los convenios especiales de cooperación, para efectos del presente trabajo, se analizarán los convenios interadministrativos de cooperación, entendidos éstos como la forma asociativa en la que dos entidades públicas aúnan esfuerzos con miras a cooperar en el cumplimiento de funciones o de prestar servicios conjuntamente. La Corte Constitucional estudió la constitucionalidad del artículo 95, en lo referente al convenio de asociación, manifestando lo siguiente 4.1. En cuanto el artículo 95 de la Ley 489 de 1998, en su primer inciso, autoriza a las entidades públicas su asociación entre sí con el propósito de cooperar Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 67 en el cumplimiento de funciones administrativas o de prestar conjuntamente servicios que se encuentren a su cargo, encuentra la Corte que la disposición acusada tiene como soporte constitucional el precepto contenido en el artículo 209, inciso segundo de la Carta, que impone como un deber la coordinación de las actuaciones de las autoridades administrativas para el cumplimiento de los fines del Estado (CConst, C-671/1999. A. Beltrán. Destacado fuera de texto). De acuerdo con los apartes citados, los convenios interadministrativos se caracterizan por la finalidad asociativa que persiguen las entidades públicas al momento de su celebración. Este fin se deriva, como manifiesta la Corte Constitucional, del deber de coordinación que tienen las autoridades administrativas. Por esto, este texto los denomina convenios interadministrativos de coordinación. De acuerdo con lo anterior, se tiene que los convenios de cooperación previstos en el primer inciso del artículo 95 de la Ley 489 de 1998 se caracterizan por lo siguiente: en primer lugar, son celebrados por entidades públicas. Esto es, lo pueden celebrar las personas jurídicas y organismos que formen parte de la organización estatal. En segundo lugar, surgen por la intención de unir esfuerzos, teniendo ambas entidades un propósito común. En tercer lugar, el fin común por el cual se unen las dos entidades públicas puede consistente, por una parte, en cooperar en el cumplimiento de funciones administrativas o, por la otra, en prestar conjuntamente servicios que se hallen a su cargo. En cuarto lugar, los convenios interadministrativos que no generan el nacimiento de una persona jurídica tiene un carácter temporal. El fundamento de lo anterior, es similar al presentado Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 68 en materia de los convenios de asociación. Sobre este punto, es preciso tener en cuenta lo que manifiesta la doctrina especializada Es así como al tratarse de vinculación exclusiva de entidades públicas se presentan los convenios interadministrativos de cooperación (de orden temporal) y los convenios públicos de organización (de naturaleza permanente). En el primer caso, las entidades públicas pueden optar por asociarse con otras instancias de la administración que desempeñan funciones afines o complementarias mediante la celebración de convenios interadministrativos de cooperación; lo cual sucede cuando las actividades, competencias o servicios cuya ejecución inmediata se proponente tienen un carácter temporal. En el segundo evento, es decir, cuando para garantizar la mejor realización de ciertos fines y actividades se considera necesario y pertinente dotar de estabilidad el vínculo asociativo establecido entre las instituciones, la ley permite acordar la creación de una nueva persona jurídica sin ánimo de lucro a la que se le atribuya el objeto correspondiente; lo cual se lleva a cabo mediante la celebración de un convenio público de organización (Chávez Marín, 2012, p. 311). Finalmente, debe resaltarse que la celebración de la convenio se rige por lo previsto en el artículo 95 de la Ley 489 de 1998. A falta de disposición en esta norma, la asociación se rige por las normas del derecho privado, en concordancia con los principios previstos en el artículo 209 de la Constitución. Esto ha sido aceptado por la justicia arbitral, la cual ha expresado que Las reglas que rigen los convenios son las propias de la autonomía de la voluntad; es decir que las entidades signatarias tienen plena libertad para llegar a los Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 69 acuerdos que sean necesarios para alcanzar los objetivos o la finalidad de la respectiva entidad (Laudo Arbitral, 9 Dic. 2009, p. 41). Un buen ejemplo de convenio interadministrativo, fue el Convenio Interadministrativo 302 de 2011 celebrado por el Departamento Administrativo para la Prosperidad Social con la Agencia Nacional para la Superación de la Pobreza Extrema – ANSPE. En el convenio, las dos partes acuerdan lo siguiente Aunar esfuerzos (…) para brindar apoyo y asesoría, por parte del Departamento Administrativo para la Prosperidad Social a la Agencia Nacional para la Superación de la Pobreza Extrema en los procesos operacionales, tales como los de gestión financiera y presupuestal, de talento humano, documental, administrativa, tecnológica, de servicio al cliente y de contratación, poniendo a disposición los recursos humanos, técnicos, operativos y logísticos necesarios para desarrollar los fines y objetivos que le corresponden a La Agencia. La suscripción del presente Convenio está dirigido a mejorar la calidad de los procesos operativos y misionales y reducir los costos (ANSPE, 2011, Cláusula 1). Del propio objeto se deriva que se trata de un mecanismo de unión de esfuerzos, el cual tiene como fin de que ambas entidades puedan trabajar en colaboración. Para tales efectos, en la cláusula sexta se prevé un Comité de Operaciones, conformado por representantes de ambas partes, que orienta el plan de acción del convenio. Esto se ve reforzado en el hecho de que en este convenio en particular no se prevé un desembolso de recursos dinerarios, por lo que carece de valor. Aunque no siempre es necesario que el convenio carezca de valor, en el convenio estudiado lo anterior permite ver la ausencia de una contraprestación a favor de una de las partes del contrato. Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 70 Un ejemplo del uso inadecuado de la figura analizada es el Convenio Interadministrativo 455, suscrito entre el Municipio de San Juan Girón y la Empresa Social del Estado Hospital San Juan De Dios de Girón. En dicho convenio las partes unen esfuerzos para que el Hospital realice la construcción de un cuarto frío con planta eléctrica, entre otras, labores. Como consecuencia de las labores, en virtud de la cláusula cuarta, el “EL MUNICIPIO pagará a LA EMPRESA SOCIAL DEL ESTADO el valor del presente contrato una vez cumplidos los requisitos de legalización” (San Juan Girón, 2009). Como se puede ver entonces en el presente caso, no se trata de una unión de esfuerzos sino que se está en presencia de una Empresa Social del Estado que ejecuta labores a favor del Municipio. Por ende, se está en presencia de un contrato y no de un convenio interadministrativo. En ese sentido, debe regirse por las disposiciones de la Ley 80 de 1993, Ley 1150 de 2011 y Decreto 1510 de 2013. Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 71 Capítulo IV. Proyecto de decreto sobre convenios de la Administración Como se manifestó en el Capítulo I, hay una proliferación de posiciones acerca de la existencia de una diferencia entre los contratos estatales y los convenios de la Administración. Esto tiene injerencias prácticas pues, como pudo apreciarse en los ejemplos estudiados el Capítulo III, no es claro para los operadores jurídicos cuándo se debe acudir a la figura de los convenios. Así, se vio que en ocasiones relaciones contractuales son confundidas con relaciones convencionales. Además, se pudo observar que en presencia de convenios, los operadores tampoco tienen claro cuándo se está en presencia de un convenios de apoyo, uno asociación, uno especial de cooperación o uno interadministrativo. De hecho, en el Capítulo III se verificó que en ocasiones se cita conjuntamente el artículo 96 de la Ley 489 de 1998 con el artículo 355 constitucional y sus normas reglamentarias, a pesar de que regulan tipologías de convenio diferentes. La pluralidad de posiciones y la ausencia de claridad se debe a tres motivos: en primer lugar, en materia de convenios de la Administración existe una pluralidad normativa que no permite ver con claridad el concepto. Así, por ejemplo, hay regulación sobre convenios en el artículo 355 de la Constitución Política y sus decretos reglamentarios, entre el cual se encuentra el Decreto Ley 777 de 1992; los Decretos Ley 393 de 1991 y 591 de 1991 y en los artículos 14, 95 y 96 de la Ley 489 de 1998. En segundo lugar, algunas normas no son claras en establecer el régimen jurídico que les aplica a los convenios, con lo cual, ante el vacío de regulación, el ámbito interpretativo de la regulación termina siendo sumamente amplio. Con esto, es difícil para los operadores jurídicos determinar la normatividad aplicable en materia de convenios, principalmente, porque no se Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 72 cuenta con total precisión con un cuerpo normativo que determine cuáles son las reglas que rigen su pacto, a pesar de la trascendencia que supone la existencia de tal negocio jurídico. En tercer lugar, el Decreto reglamentario de los contratos interestatales contiene una regulación antitécnica. En particular, el Decreto 1510 de 2012 equipara los conceptos de contratos interestatales con los convenios interadministrativos, así CONVENIOS O CONTRATOS INTERADMINISTRATIVOS. La modalidad de selección para la contratación entre entidades estatales es la contratación directa; y en consecuencia, le es aplicable lo establecido en el artículo 73 del presente decreto. Cuando la totalidad del presupuesto de una entidad estatal hace parte del presupuesto de otra con ocasión de un convenio o contrato interadministrativo, el monto del presupuesto de la primera deberá deducirse del presupuesto de la segunda para determinar la capacidad contractual de las entidades estatales (D. 1510/2013, Art. 76). Esta equiparación ha sido objeto de críticas por desconocer que los convenios interadministrativos no están regulados por la Ley 80 de 1993. En ese sentido, la doctrina incluso ha manifestado que el artículo 76 es parcialmente nulo (Mejía Mejía, 2013, pp. 348 y 349). Es importante entonces enfrentar las causas de la proliferación de posiciones, con miras a darle a los operadores jurídicos mecanismos que permitan aplicar adecuadamente los convenios de la Administración. En ese sentido, éstos pueden ser una herramienta de gestión pública valiosa subutilizada (Chávez Marín, 2012, pp. 74 y 75). Se considera que el proyecto de reglamentación anexo al presente trabajo de grado (Anexo I), puede solucionar los problemas existentes porque: en primer lugar, en él se podrá dar Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 73 coherencia acerca de los distintos tipos de convenios previstos en las diferentes normas, diferenciando los elementos que diferencian un tipo de convenio de otro. En segundo lugar, se podrán llenar los vacíos normativos existentes en las normas que actualmente prevén los convenios. Finalmente, se puede corregir los problemas antitécnicos que contiene la reglamentación existente. En ese sentido, se puede determinar expresamente que en los convenios no debe aplicarse la normatividad de la Ley 80 de 1993, la Ley 1150 de 2007 y el Decreto 1510 de 2013. Es importante resaltar dos características adicionales que explican el producto práctico elegido: en primer lugar, se eligió un proyecto de decreto porque las causas estudiadas no provienen de las normas de carácter legal. En ese sentido, se ejercerá la potestad reglamentaria con que cuenta el Presidente de la República en virtud del numeral 11 del artículo 189 de la Constitución Política. Esta potestad reglamentaria ha sido entendida como la posibilidad de “dictar normas complementarias necesarias para la cumplida ejecución de una regulación. Por ello el acto reglamentario es un acto complementario de la regulación y no una creación originaria como ésta” (Ibáñez Najar, 2007, p. 649). Se debe aclarar, sin embargo, que podría considerarse que en materia del convenio de asociación no puede ejercerse la potestad reglamentaria, en la medida en que la Corte Constitucional los equiparó con los convenios de apoyo (CConst, C-671/1999. A. Beltrán). Sin embargo, como se manifestó en el Capítulo III, las consideraciones del Tribunal Constitucional que equiparan las tipologías de convenios carecen de fuerza normativa, pues son obiter dictum. En segundo lugar, al ser una norma reglamentaria, el producto práctico no busca reproducir las normas que regulan las diferentes tipologías convencionales. En ese sentido, el proyecto de acto administrativo realiza tres (3) labores: inicialmente, se encarga de definir el Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 74 concepto de convenio de la Administración. En adición a lo anterior, estudia los elementos centrales de las tipologías de convenio estudiadas en el capítulo anterior de este trabajo, estableciendo el régimen jurídico aplicable en cada caso. Finalmente, deroga la reglamentación antitécnica que genera confusión en los operadores jurídicos. En ese sentido, el producto es una regulación que resulta ser simple. Esto no es una cuestión fortuita. Se pretende que el proyecto presentado sirva de hoja de ruta para los operadores jurídicos, al momento de aplicar los convenios de la Administración. Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 75 Conclusiones Como consecuencia del presente trabajo, se tienen las siguientes conclusiones: en primer lugar, se analizó que normas diferentes a la Ley 80 de 1993 adoptan la noción de convenio de la Administración, como el acuerdo en el que se crean obligaciones. Este tipo de negocio jurídico se caracteriza porque las partes tienen intereses convergentes y buscan la realización de un fin común. En segundo lugar, se verificó que existen tres (3) posiciones acerca de la relación entre los convenios de la Administración y los contratos estatales. Se defendió la posición que considera que los convenios son conceptualmente diferentes a los contratos y que, por ende, tienen regímenes distintos. En tercer lugar, se apreció que la diferenciación entre los regímenes de contratos y convenios tiene consecuencias frente a (i) las normas precontractuales a las que deben ceñirse los convenios, (ii) la inclusión de poderes excepcionales, (iii) la determinación de un límite en la adición de los convenios y (iv) la posibilidad de reconocer un restablecimiento del equilibrio económico en los convenios. En cuarto lugar, se observó que el convenio de apoyo se caracteriza por ser un acuerdo en que se aúnan esfuerzos para impulsar programas y actividades privadas de interés público, que estén acordes con el Plan Nacional de Desarrollo o los planes seccionales de desarrollo. En quinto lugar, se pudo ver que el convenio de asociación es un acuerdo de voluntades, en virtud del cual se aúnan esfuerzos para desarrollar conjuntamente actividades relacionadas con los cometidos y funciones de las entidades públicas. Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 76 En sexto lugar, se verificó que los convenios especiales de cooperación son acuerdos en virtud de los cuales dos o más partes aúnan esfuerzos para desarrollar actividades de ciencia, tecnología e innovación. En séptimo lugar, se pudo apreciar que los convenios interadministrativos de cooperación son negocios en virtud de los cuales dos o más entidades estatales aúnan esfuerzos para el cumplimiento de funciones administrativas o para prestar conjuntamente servicios que se hallen a su cargo. En octavo lugar, con el estudio de casos realizado en cada tipología de convenio estudiada, se vio que los operadores jurídicos no diferencian adecuadamente (i) los convenios de los contratos y (ii) las diferentes tipologías de convenio. En noveno lugar, se vio que el fenómeno anterior obedece a la ausencia de un criterio unificado normativamente, a vacíos existentes en las distintas normas que regulan los distintos tipos de convenios existentes y normas regulatorias antitécnicas. Por lo anterior, se propuso la realización de un producto práctico consistente en un proyecto de decreto. Cabe precisar que del texto surgen las siguientes cuestiones que no serán fueron abordadas, pero que allanan caminos para nuevas investigaciones: ¿el concepto de convenio de la Administración es un criterio adecuado para discernir en todos los casos las relaciones contractuales de las convencionales? ¿Pueden desarrollarse modelos tipo de convenios de la Administración? ¿Cuáles serían buenos modelos de convenio de la Administración? ¿Debe existir una matriz de riesgos en los convenios? Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 77 Bibliografía Álvarez Jaramillo, Luis Fernando. (23 de febrero de 2006) Concepto 11001030600020050171000. Bogotá: Consejo de Estado, Sala de Consulta y Servicio Civil. Recuperado de: http://www.consejodeestado.gov.co/nuevaconfere.asp?mindi1=2006&mindi2= Arboleda Perdomo, Enrique José. (8 de julio de 2010) Concepto 11001030600020100005800. Bogotá: Consejo de Estado, Sala de Consulta y Servicio Civil. 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Recuperado de: www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2001/C-94901.htm Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 86 Anexos Anexo I REPÚBLICA DE COLOMBIA PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA DECRETO “Por el cual se reglamentan convenios de la Administración” EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE COLOMBIA En ejercicio de las facultades constitucionales y legales, en especial las conferidas por el numeral 11 del artículo 189 de la Constitución Política, CONSIDERANDO Que conforme a las previsiones del numeral 11 del artículo 189 de la Constitución Política, corresponde al Presidente “Ejercer la potestad reglamentaria, mediante la expedición de los decretos, resoluciones y órdenes necesarios para la cumplida ejecución de las leyes”. Que el artículo 355 constitucional, el Decreto 777 de 1991, Decreto 1403 de 1992 y el Decreto 2495 de 1993 regulan el convenio de apoyo. Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 87 Que los Decretos Ley 393 de 1991 y 591 de 1991 prevén la posibilidad de celebrar convenios especiales de cooperación. Que el artículo 95 de la Ley 489 de 1998 establece la posibilidad de celebrar convenios interadministrativos. Que el artículo 96 de la Ley 489 de 1998 regula la posibilidad de celebrar convenios de asociación con particulares. Que, de acuerdo con lo anterior, existe una proliferación normativa en relación con los convenios que puede celebrar la Administración Pública. Que en mérito de lo expuesto, DECRETA CAPÍTULO I. CONCEPTO DE LOS CONVENIOS DE LA ADMINISTRACIÓN Y ÁMBITO DE APLICACIÓN ARTÍCULO 1º. CONCEPTO.- Los Convenios de la Administración Pública son acuerdos de voluntades que la Administración Pública celebra con otra persona, basada en la realización de intereses mutuos, creando vínculos jurídicos cuyo objeto es el cumplimiento de un fin común, mediante la unión de esfuerzos. ARTÍCULO 2º. ÁMBITO DE APLICACIÓN.- El presente Decreto se encarga de reglamentar los siguientes tipos de convenios: 1. Convenios de apoyo 2. Convenios de asociación 3. Convenios especiales de ciencia y tecnología Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 88 4. Convenios interadministrativos de cooperación ARTÍCULO 3º. NORMATIVIDAD APLICABLE.- Los convenios previstos en el artículo 2º se rigen por las normas determinadas en los siguientes capítulos. De acuerdo con lo anterior, se excluye la aplicación de la Ley 80 de 1993, la Ley 1150 de 2007 y sus normas reglamentarias o modificatorias. CAPÍTULO II. CONVENIOS DE APOYO ARTÍCULO 4º. CONVENIOS DE APOYOS.- Los convenios de apoyos son acuerdos de voluntades en virtud del cual dos o más partes aúnan esfuerzos para impulsar programas y actividades privadas de interés público, que estén acordes con el Plan Nacional de Desarrollo o los planes seccionales de desarrollo. ARTÍCULO 5º. PARTES DEL CONVENIO.- Las siguientes son las partes del convenio de apoyo: 1. La Nación, los Departamentos, los Distritos, los Municipios, los establecimientos públicos, las empresas industriales y comerciales del Estado o las sociedades de economía mixta sujetas al régimen de dichas empresas. 2. Entidades privadas sin ánimo de lucro de reconocida idoneidad. En ningún caso, la entidad sin ánimo de lucro podrá tener un origen público. ARTÍCULO 6º. NORMATIVIDAD APLICABLE.- Los convenios de apoyo se rigen por el artículo 355 de la Constitución, el Decreto 777 de 1991, el Decreto 777 de 1992, el Decreto 1403 de 1992 y el Decreto 2495 de 1993. Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 89 En los aspectos que no estén reglados en las normas indicadas en el inciso primero, se deberá aplicar las reglas del derecho privado en concordancia con los principios previstos en el artículo 209 Constitucional. CAPÍTULO III. CONVENIOS DE ASOCIACIÓN ARTÍCULO 7º. CONVENIOS DE ASOCIACIÓN.- Los convenios de asociación son acuerdos de voluntades, en virtud del cual dos o más partes aúnan esfuerzos para desarrollar conjuntamente actividades relacionadas con los cometidos y funciones de las entidades públicas. ARTÍCULO 8º. PARTES DEL CONVENIO. Las siguientes son las partes del convenio de asociación: 1. Las entidades públicas. 2. Las sociedades o las entidades sin ánimo de lucro. ARTÍCULO 9º. NORMATIVIDAD APLICABLE.- Los convenios de asociación se rigen por el artículo 96 de la Ley 489 de 1998. En los aspectos que no estén reglados en dicho artículo, se deberá aplicar las reglas del derecho privado en concordancia con los principios previstos en el artículo 209 Constitucional. CAPÍTULO IV. CONVENIOS ESPECIALES DE CIENCIA Y TECNOLOGÍA ARTÍCULO 10º. CONVENIOS ESPECIALES DE CIENCIA Y TECNOLOGÍA.- Los convenios especiales de ciencia y tecnología son acuerdos de voluntad en virtud del cual dos o más partes aúnan esfuerzos para desarrollar actividades de ciencia, tecnología e innovación. Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 90 En concordancia con el artículo 2º del Decreto Ley 393 de 1991, el artículo 2º del Decreto Ley 591 de 1991 y el artículo 18 de la Ley 1285 de 2006, únicamente son actividades de ciencia, tecnología e innovación, las siguientes: 1. Crear, fomentar, desarrollar y financiar empresas que incorporen innovaciones científicas o tecnológicas aplicables a la producción nacional, al manejo del medio ambiente o al aprovechamiento de los recursos naturales. 2. Organizar, crear y apoyar centros científicos, tecnológicos y de innovación, parques tecnológicos, incubadoras de empresas y empresas de base tecnológica. 3. Formar y capacitar el recurso humano para el avance y la gestión de la ciencia, tecnología e innovación. 4. Establecer y conformar redes de investigación e información científica, tecnológica y de innovación. 5. Crear fondos de desarrollo científico, tecnológico y de innovación a nivel nacional y regional, fondos especiales de garantías y fondos para la renovación y el mantenimiento de equipos científicos. 6. Realizar seminarios, cursos, congresos, talleres y eventos nacionales o internacionales de ciencia, tecnología e innovación. 7. Financiar publicaciones y otorgar premios y distinciones a investigadores, grupos de investigación e investigaciones. 8. Adelantar proyectos de investigación científica, desarrollo tecnológico e innovación; desarrollo de nuevos productos y procesos. 9. Difundir información científica, tecnológica y de innovación, esto es, información, publicación, divulgación y asesoría en ciencia, tecnología e innovación. Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 91 10. Desarrollar servicios científicos y tecnológicos que se refieren a la realización de planes, estudios, estadísticas y censos de ciencia y tecnología; a la realización de actividades de homologación, normalización y metrología, certificación y control de calidad; a la prospección de recursos, inventario de recursos terrestres y ordenamiento territorial; a la promoción científica, tecnológica y de innovación; así como a la creación, fomento, difusión, promoción, implementación y gestión de sistemas de calidad total y de evaluación tecnológica. 11. Desarrollar proyectos de innovación que incorporen tecnología, creación, generación, apropiación y adaptación de la misma. 12. Transferencia tecnológica que comprende la asesoría, negociación, apropiación, desagregación, asimilación, adaptación y aplicación de nuevas tecnologías nacionales o extranjeras. 13. Cooperación en ciencia, tecnología e innovación nacional o internacional. 14. Apropiación social de la ciencia, la tecnología y la innovación a través de la integración de la cultura científica, tecnológica e innovadora a la cultura regional y nacional. 15. Elaborar y desarrollar proyectos de investigación y desarrollo experimental (I+D), formación y capacitación científica y tecnológica, servicios científicos y tecnológicos y actividades de innovación e innovación social. ARTÍCULO 11º. PARTES DE LOS CONVENIOS ESPECIALES DE CIENCIA Y TECNOLOGÍA. Existen dos (2) modalidades de convenio, de acuerdo con sus partes: 1. Convenios especiales de ciencia y tecnología celebrados entre la Nación y sus entidades descentralizadas con los particulares. Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 92 Por particulares se entiende personas naturales o personas jurídicas, con o sin ánimo de lucro. 2. Convenios especiales de ciencia y tecnología celebrados entre la Nación y sus entidades descentralizadas con otras entidades públicas de cualquier orden. ARTÍCULO 12º. NORMATIVIDAD APLICABLE.- Los convenios de asociación se rigen por la Ley 1286 de 2009, la Ley 29 de 1990, el Decreto Ley 393 de 1991y el Decreto Ley 591 de 1991. En los aspectos que no estén reglados en las normas indicadas en el inciso primero, se deberá aplicar las reglas del derecho privado en concordancia con los principios previstos en el artículo 209 Constitucional. CAPÍTULO V. CONVENIOS INTERADMINISTRATIVOS DE COOPERACIÓN ARTÍCULO 13º. CONVENIOS INTERADMINISTRATIVOS DE COOPERACIÓN.- Los convenios interadministrativos de cooperación son acuerdos de voluntades en virtud del cual dos o más entidades estatales aúnan esfuerzos para el cumplimiento de funciones administrativas o para prestar conjuntamente servicios que se hallen a su cargo. ARTÍCULO 14º. PARTES DEL CONVENIO. Sólo las entidades públicas pueden ser parte de los convenios interadministrativos de cooperación. ARTÍCULO 15º. NORMATIVIDAD APLICABLE.- Los convenios interadministrativos de cooperación se rigen por el artículo 95 de la Ley 489 de 1998. En los aspectos que no estén reglados por dicho artículo, se deberá aplicar las reglas del derecho privado en concordancia con los principios previstos en el artículo 209 Constitucional. Los convenios un régimen jurídico diferente a los contratos estatales 93 ARTÍCULO 16º. VIGENCIA Y DEROGATORIAS. El presente decreto rige a partir de la fecha de su publicación y deroga todas las disposiciones que le sean contrarias. En especial, derógase las expresiones ‘convenio o’ del artículo 76 del Decreto 1510 de 2013. PUBLÍQUESE y CÚMPLASE Dado en Bogotá, D. C., a los días de de 2014 DIRECTORA DEL DEPARTAMENTO NACIONAL DE PLANEACIÓN, TATYANA OROZCO DE LA CRUZ