Teoría Especial de la Relatividad Héctor Zenil Un pasajero en un avión sabe que está en movimiento cuando al abrir su ventanilla ve pasar las nubes y recorrer grandes terrenos. ¿Qué verían y sentirían los pasajeros del avión, sin turbulencia alguna, si todo lo que le rodeara se moviera con él? Todos ellos sentirían estar en reposo, estacionados en pleno trayecto. Y, de alguna forma, tendrían razón. Esto se debe a que no existe el reposo o el movimiento absoluto sino que depende del sistema de referencia con el que se compare, ya sean las nubes, el piso u otro avión. Galileo Galilei desarrolló un sistema de transformaciones o ecuaciones para sumar velocidades. Galileo hizo evidente el hecho de que si un pasajero de un barco caminaba sobre la borda su velocidad con respecto a la costa era la velocidad del barco más la velocidad de su desplazamiento sobre la borda. Por lo tanto, si el barco navegaba a 30 km. por hora y el pasajero caminaba a cinco km. por hora en la misma dirección, su velocidad con respecto a la costa sería de 30 más 5, es decir, 35 km. por hora. De otra forma, si el pasajero decidía moverse en dirección contraria habría entonces solamente que restar las velocidades correspondientes. En nuestro avión supóngase que se enciende una luz en su interior. Si se mide la velocidad con que sale la luz de la fuente de origen se encontrará que viaja a aproximadamente 300 mil kilómetros por segundo. Si el avión viaja a mil kilómetros por hora, sería lógico esperar que la velocidad de la luz medida desde el aeropuerto fuera mil kilómetros por hora mayor. Pero lo que sucede en la naturaleza es precisamente lo que sostiene Einstein en su teoría: el resultado de la medición de la velocidad de la luz dentro del avión en movimiento o desde el aeropuerto es exactamente el mismo. Este hecho es el origen y centro de la teoría de la relatividad. De alguna forma, si la velocidad de la luz era constante y la velocidad está en términos de la distancia sobre el tiempo eran éstos los que debían sufrir variaciones y no la velocidad de la luz. Einstein sostiene entonces que la luz se propaga a través del vacío y que su velocidad, medida desde cualquier sistema de referencia, es siempre la misma y por tanto que el tiempo a bordo del avión transcurre más lentamente que en el aeropuerto. Esto fue comprobado en 1971 mediante la sincronización de cuatro relojes atómicos de alta precisión que detectaron un desfase entre los que se colocaron en el avión con los que se quedaron en tierra. Naturalmente la dilatación del tiempo es tan pequeña que es imperceptible para un pasajero, pero esto sería diferente si el avión lograra velocidades mucho mayores, cercanas a la de la luz. Está claro entonces que no hay que usar las transformaciones de Galileo (sumar o restar velocidades y distancias) para pasar de un sistema de referencia a otro cuando se trata de la velocidad de la luz, o en general, de las ondas electromagnéticas. Si la velocidad de la luz es la misma para cualquier sistema se usan las transformaciones de Lorentz, que incluyen esta cualidad fundamental de la luz y que varían sensiblemente a las de Galileo solamente cuando se requiere de una gran precisión o se encuentran involucradas velocidades cercanas a la velocidad de la luz. Las ecuaciones de Lorentz son utilizadas en los sistemas de posicionamiento global o GPS, por sus siglas en inglés, se trata de un sistema de alta precisión integrado por cientos de satélites que orbitan alrededor de la Tierra para ubicar lugares, calcular distancias o localizar objetos sobre la superficie de nuestro planeta. El GPS no sería posible sin las consideraciones de la teoría de la relatividad de Einstein, ya que arrojaría errores permanentes de varios metros de diferencia haciéndolo inútil para sus propósitos.