EL PRESUPUESTO PÚBLICO EN LA EJECUCIÓN DE SENTENCIAS CONTRA EL ESTADO PEDRO ABERASTURY 416 Série Cadernos do CEJ, 23 L a Constitución Argentina, como la del resto de los estados considerados democráticos, incluyen una serie de derechos y garantías a través de los cuales los ciudadanos se encuentran en condiciones de reconocer un ámbito exclusivo de conductas dentro de su ámbito privado. El Estado, por otra parte, como persona omnipresente, en forma frecuente, se esfuerza en invadir esta esfera de derechos restringiendo los mismos hasta el límite de disponer su inexistencia. El balanceo de estas disyuntivas se encuentra a cargo del Poder Judicial, en la medida que es al Juez a quien le corresponde imponer los límites correspondientes; por lo que la tarea de control se encuentra asignada a este último y la declaración de inconstitucionalidad de la norma, que restringe irrazonablemente la esfera de derechos y garantías, será la sanción que permita al individuo convivir dentro del Estado y restablecer el equilibrio para lograr la super vivencia de la sociedad organizada. El reconocimiento por parte de la sociedad del ejercicio de esta sanción permite sostener que, cuanto mayor se encuentre plasmado intrínsecamente en el individuo y sostenido por la jurisprudencia y la doctrina, la seguridad jurídica, entendida ésta dentro del sentido que el control que realice el Juez obstaculizará cualquier exceso del Ejecutivo y/o del Legislativo, se incrementará y el estado democrático saldrá favorecido frente al ejercicio de poderes absolutistas, con los que los latinoamericanos nos hemos habituado a convivir. Dentro de este contexto, el tema del presupuesto y la ejecución de las sentencias dictadas contra el Estado se debe abordar a partir del reconocimiento que, en un sistema de gobierno, representativo y libre, no se concibe que el Estado pueda legitimar el ingreso de las rentas públicas, a través de impuestos desigualitarios e injustos como así tampoco gastar las rentas nacionales o invertirlas a su capricho sin autorización alguna de los representantes directos del pueblo, que provee las fuentes de donde dimanan aquéllas1. Es decir, el presupuesto que debe prever el reconocimiento del crédito que emana de una sentencia firme y que se encuentra amparado dentro de la noción del derecho de propiedad no puede desconocer, por razones de gobierno o de falta de recursos (por atender otras cuestiones aún, por cierto, con un contenido de razonabilidad indiscutible) este derecho Execução contra a Fazenda Pública colocando a otros en distinto grado de prelación y es deber del Poder Judicial controlar la constitucionalidad del presupuesto, no sólo en la forma que se realicen los ingresos, sino también en base a la razonabilidad de los gastos que esta norma ordena realizar anualmente, es decir, la adecuación de la ley presupuestaria a la Constitución y no la subordinación de los derechos constitucionalmente reconocidos a dicha ley2. Ello así, en tanto y en cuanto, nuestro ordenamiento constitucional dispone que es el Poder Legislativo quien anualmente fija el presupuesto de gastos y cálculo de recursos en base al programa general de gobierno y del plan de inversiones públicas. En efecto, las atribuciones del Poder Legislativo se encuentran previstas en el artículo 75 de la Constitución Nacional y, dentro de ellas, en lo que respecta al tema en estudio, merecen destacarse las facultades de imponer contribuciones directas e indirectas como asimismo el arreglar el pago de la deuda interior y exterior de la Nación (cfr. incisos 2 y 7). Para ello, fija anualmente el presupuesto general de gastos y cálculo de recursos de la Administración Nacional, en base al programa general de gobierno y al plan de inversiones públicas y aprueba o desecha la cuenta de inversión. 417 Por ello, es necesario la aprobación del presupuesto por parte del Legislativo, donde se encuentre establecida la partida del gasto correspondiente a los efectos de proceder a abonar una acreencia. Bidart Campos expresa que el contenido del presupuesto se divide en dos grandes grupos: ingresos y egresos; ubicándose entre los ingresos la autorización para recaudar impuestos, y entre los egresos la autorización para efectuar gastos e inversiones, el reconocimiento de créditos a los particulares, la autorización para hacerlos efectivos, etc.3 Tanto los ingresos como los egresos –tributos y gasto público- se encuentran sujetos al mismo conjunto de principios4, dentro de los cuales se resalta la igualdad y el respeto al derecho de propiedad y la no confiscatoriedad. Dentro de este contexto, es necesario mencionar las previsiones contenidas en los artículos 4 y 16 de la Constitución Nacional, donde se establece el principio de igualdad en el régimen tributario argentino al establecer que el Gobierno federal provee a los gastos de la Nación con los fondos del Tesoro Nacional, a través de contribuciones que equitativa y proporcionalmente a la población imponga el Congreso General, y que 418 Série Cadernos do CEJ, 23 la igualdad es la base del impuesto y de las cargas públicas. Ello en cuanto a los recursos que recauda el Estado, cuestión específica al derecho tributario pero que adquiere su importancia a la hora de confeccionar el presupuesto pues a través del mismo será quien se encontrará a cargo del manejo de los fondos públicos. El presupuesto, como tal, entonces, puede ser estudiado desde distintas ópticas o sea como un ordenamiento del sistema contable, en cuanto al cálculo de los gastos y recursos como asimismo como programa de gobierno o política de gobierno o dentro del contexto normativo, en cuanto se adecue y respete el sistema constitucional de gobierno. Adquiere, entonces, particular relevancia si el mismo es proporcional y congruente y si va a presentar un superávit o un déficit. El estado de equilibrio se pretendió asumir desde un criterio nominalista y donde se vivió un período de estabilidad, bajo la paridad del signo monetario, cuando en 1991 se dictó la ley de convertibilidad, Nº 23.928, estableciendo en la misma un sistema de reservas en divisas que garantizara la base monetaria. Pero la quiebra del sistema producido a principios del año 2002 se debió a que los presupuestos del Estado Nacional de la última década reflejaron un déficit y un endeudamiento público que determinó, por la falta de recursos para abonar los servicios de la deuda que el Estado Argentino cayera en default. Si se hubiera respetado la norma que establece que todo incremento del total del presupuesto de gastos previstos en el proyecto presentado por el Poder Ejecutivo Nacional, debe contar con el financiamiento respectivo otro hubiera sido el desarrollo económico del país5. Es decir, la totalidad del gasto y no aquel denominado el causifiscal. Por eso, el presupuesto debe ser analizado no sólo como un régimen legal que autoriza el establecimiento de un recurso y del consiguiente gasto sino conforme su carácter político donde se apunta a una directriz determinada6. Así, la noción actual de presupuesto es distinta a la que nos encontramos en los autores de fines del siglo pasado, ya que éstos hacían incapié, principalmente, en el aspecto político, relacionado con el ejercicio de la soberanía por parte del parlamento, conforme la tradición británica de los siglos XVII y XVIII, y en el aspecto financiero, como factor ordenatorio de la hacienda pú- Execução contra a Fazenda Pública blica. Posteriormente, se consideró al aspecto jurídico pero es una cuestión moderna el considerarlo como una herramienta de la acción directa sobre la economía. Por eso es que la diferencia entre el concepto tradicional de presupuesto – presupuesto financieroy el actual es que al presupuesto se lo considera dentro de una denominación mas amplia, como presupuesto económico de la Nación y dentro de esta noción, en los países capitalistas, se lo encuentra en un plano intermedio entre el presupuesto financiero y el intervencionismo económico7. Por otra parte, la naturaleza jurídica del presupuesto también ha evolucionado, a partir de la noción tradicional seguida por Duguit y Jèze en cuanto la ley formal solo se correspondía con un acto de previsión y de autorización y, a veces, se lo consideró como un simple acto administrativo, a partir de la particular concepción de la división de poderes que opera en el derecho constitucional continental, donde se ha negado al Legislativo el derecho absoluto e ilimitado de votar el presupuesto por no concebir una negativa total a dotar al Ejecutivo de los elementos necesarios para la atención de sus necesidades y, de esta manera conducir a la traba del Estado. Por ello, para esta línea doctrinaria, se lo consideró como una 419 simple norma de administración con el carácter de ley formal y sin los alcances derogatorios de las normas generales. Como afirma Giuliani Fonrouge, las diversas opiniones oscilan entre considerarlo como una ley con todos los alcances y efectos atribuibles a una norma de esta naturaleza, desde el punto de vista formal y material y aquella que sostiene que el Presupuesto sólo tiene una apariencia de ley por ser intrínsecamente un acto administrativo, una operación administrativa8. En Argentina, si bien podría considerarse que el Presupuesto como ley formal que dispone los ingresos y egresos del Estado, tendría parte de ambos conceptos, pues por un lado condice con la noción de ley formal y por otra el plan financiero se lo puede considerar como acto administrativo, la jurisprudencia ha aceptado la posibilidad de introducir modificaciones a leyes existentes al momento de sancionar la ley presupuestaria y, de hecho, ello ha ocurrido en numerosas ocasiones, a pesar de la prohibición contenida en la ley general que regula el tema9. Por otra parte, la discusión parlamentaria es similar a la de otras leyes pero, evidentemente, la facultad de no estar obligado a realizar todo aquello que se encuentra previsto 420 Série Cadernos do CEJ, 23 en la norma presupuestaria lo diferencia del resto de la normativa pero ello no trae por consecuencia el postulado de admitir el desconocimiento de los dispuesto en la norma en relación a los gastos sustanciales, tales como los de inversión patrimonial o gastos de personal o de trabajos públicos, no puede apartarse del contenido obligatorio de la norma presupuestaria10. Cabe mencionar, también que, en nuestro régimen constitucional, el pueblo no delibera ni gobierna sino por medio de sus representantes y autoridades creadas por la Constitución, conforme lo establecido en el art. 22 de la Constitución Nacional y si bien en la reforma constitucional de 1994 se ha regulado en el Artículo 39 la posibilidad de que los ciudadanos tengan el derecho de iniciativa para presentar proyectos de ley en la Cámara de Diputados estableciendo la obligación que se le debe dar tratamiento dentro del término de doce meses como también la posibilidad de someter a consulta popular un proyecto de ley con la característica de que el voto afirmativo del proyecto por el pueblo de la Nación lo convertirá en ley y su promulgación será automática, estas particularidades excepciones permiten afirmar que podremos encontrarnos ante un presupuesto denominado participativo11 pues se trata de la implementación de una democracia semidirecta, anteriormente vedada al pueblo. LA FORMACIÓN DEL PRESUPUESTO Hemos referidos que la Constitución Nacional establece, dentro de las atribuciones del Poder Legislativo la facultad de imponer contribuciones directas e indirectas como asimismo el arreglar el pago de la deuda interior y exterior de la Nación, conforme a la regla de la igualdad de las cargas públicas. De esta manera, fija anualmente el presupuesto general de gastos y cálculo de recursos de la Administración Nacional. La ley 24.156, denominada de administración financiera y de los sistemas de control del sector público nacional y la ley de 11.672, denominada Complementaria Permanente del Presupuesto, constituyen los dos ordenamientos generales, que regulan el régimen presupuestario del Estado Nacional. El equilibrio presupuestario, que nos encontramos como directiva ética en el art. 28 de la ley 24.156, de Administración Financiera del Estado, supone un determinado cálculo de gastos y de ingresos de recursos razón por Execução contra a Fazenda Pública lo cual presenta dos aspectos: 1) debe ser autorizado por el legislador y es siempre de carácter preventivo y 2) en cuanto explica los resultados obtenidos en su aplicación es consuntivo12. A efectos de una mejor claridad del tema, debemos mencionar que la ley 24156 dispone que, conforme la tradición de los anteriores regímenes normativos que reglamentaban el tema que la Oficina Nacional de Presupuesto, órgano dependiente del Poder Ejecutivo Nacional, es el órgano rector del sistema presupuestario del sector público nacional y quien prepara el proyecto de ley de presupuesto general y fundamenta su contenido y en forma conjunta con la Tesorería General, dispone la programación de la ejecución del presupuesto de la administración nacional preparada por las jurisdicciones y entidades que la componen13; Los presupuestos comprenderán todos los recursos y gastos previstos para el ejercicio, los cuales figurarán por separado y por sus montos íntegros, sin compensaciones entre si. Mostrarán el resultado económico y financiero de las transacciones programadas para ese periodo, en sus cuentas corrientes y de capital, así como la producción de bienes y servicios que generarán las acciones previstas14. 421 Los presupuestos de recursos contendrán la enumeración de los distintos rubros de ingresos y otras fuentes de financiamiento, incluyendo los montos estimados para cada uno de ellos en el ejercicio mientras que en los presupuestos de gastos se utilizarán las técnicas más adecuadas para demostrar el cumplimiento de las políticas, planes de acción y producción de bienes y servicios de los organismos del sector público nacional, así como la incidencia económica y financiera de la ejecución de los gastos y la vinculación de los mismos con sus fuentes de financiamiento15. El Poder Ejecutivo Nacional es el que fija anualmente los lineamientos generales para la formulación del proyecto de ley de presupuesto general y sobre la base de los anteproyectos preparados por las jurisdicciones y organismos descentralizados, y con los ajustes que resulte necesario introducir, la Oficina Nacional de Presupuesto confecciona el proyecto de ley de presupuesto general16. Dicho proyecto de ley debe ser presentado ante la Cámara de Diputados de la Nación, antes del 15 de setiembre del año anterior para el que regirá y teniendo en cuenta que el período de sesiones ordinarias del Congreso se ha establecido desde el primero de marzo hasta el treinta de 422 Série Cadernos do CEJ, 23 noviembre17, la lógica indicaría que el tratamiento debe ser efectuado en el año anterior a su vigencia y, de no alcanzar este período, ello autoriza a que el Presidente de la Nación convoque un período extraordinario o prorrogue sus sesiones. En el caso que no se alcanzare a efectuar su tratamiento, la ley 24.156 ha establecido que rige el que estuvo en vigencia el año anterior, con los ajustes establecidos en la misma ello, la declaración de inconstitucionalidad será su sanción. EL CRÉDITO RESULTANTE DE UNA CONDENA JUDICIAL De acuerdo con lo expuesto y siguiendo a Bielsa podemos afirmar que el presupuesto es el cálculo legal de ingresos y gastos públicos autorizados para ser realizados en un determinado período financiero (año financiero)18. Las sentencias dictadas contra el Estado pueden ser clasificadas como declarativas, ejecutorias y de condena. Dentro de esta clasificación, nos encontramos con que la reglamentación legal, solo se ha ocupado de aquellas por las cuales el Estado debe entregar una suma de dinero pero no así del resto, situación que en el caso de las ejecutorias puede tratarse de una obligación de hacer y/o de dar una contraprestación, caso de las condenas de escriturar, de restituir una cosa mueble y/o inmueble, etc. Ello determina que, desde la órbita del derecho administrativo, siendo la competencia la aptitud legal para obrar19, el Ejecutivo sólo puede recolectar sus recursos y efectuar los gastos dentro de los términos de la ley previa autorizante que le asigna tal competencia. Es decir, potestad tributaria equitativa y proporcional y razonabilidad de los gastos son dos principios dentro de los cuales el Estado puede establecer tanto sus recursos como sus gastos. El trastrocamiento de los límites se encuentra sujeto al control judicial y, conforme a El art. 22 de la ley 23.982 estableció la posibilidad de ejecutar el crédito emanado de una sentencia judicial, en la medida que no se encontrara comprendido dentro de la declaración de emergencia efectuada por la misma, que consolidó las acreencias hasta un plazo máximo de 16 años, para aquellas que la causa de la misma fuera anterior al 31.3.1991, pero le posibilitó al acreedor novar su crédito y obtener su pago en bonos de consolidación de la deuda pública. Igualmente, para aquellas obligaciones de dar sumas de dinero por el período Execução contra a Fazenda Pública correspondiente entre el 1.4.1991 y el 31.12.2001, que se encuentran sujetas al pago en bonos de consolidación por la ley 25.344 en caso que el particular no optara a esperar similar plazo máximo establecido. Hemos expuesto que el principio general sentado en la norma es que las sentencias condenatorias son susceptibles de ser ejecutadas por lo que se debe analizar el procedimiento a seguir a tal fin, en el caso que el Estado demore su pago20. Primeramente, debe destacarse que el diferimiento en el pago no es aplicable al cumplimiento de una sentencia con contenido expropiatorio pues ello significaría dar prevalencia a una norma de menor rango normativo ya que el art. 17 de la Constitución Nacional dispone que, en estos casos, el pago de la indemnización debe ser previa a la desposesión. El análisis del precepto legal comentado contiene dos partes: la primera es la obligación legal de comunicar al Poder Legislativo la existencia de un crédito contra el Estado. La segunda es la sanción en caso que no se lo incluya en el presupuesto anual o que, habiéndolo incluido, no hubiera sido abonado. 423 Este principio se encuentra abonado por lo dispuesto en el art. 42 de la ley 24.156, de Administración Financiera del Estado, por lo que la omisión, negligente o dolosa, de incluir una acreencia derivada de una sentencia judicial le llevará al funcionario a incurrir en responsabilidad por mal desempeño. La norma trata de evitar de que el Ejecutivo oculte el pasivo de las cuentas públicas, a través de la omisión de comunicar su existencia. De esta manera, la obligación establecida constitucionalmente en el hoy art. 75 inc. 7, por la cual es facultad exclusiva y excluyente del Congreso de la Nación arreglar el pago de la deuda interna y externa de la Nación como, asimismo, el inciso 8 del referido artículo en cuanto le corresponde fijar anualmente el presupuesto general de gastos y cálculo de recursos de la administración nacional, podrá ser cumplida cabalmente por el Legislador. EL incumplimiento del Estado permite la ejecución coactiva del crédito, a partir del momento en que se produce la clausura del período de sesiones ordinarias del Congreso en el que debería haberse tratado la ley de presupuesto que contuviere el crédito presupuestario. 424 Série Cadernos do CEJ, 23 El Código de Procedimientos en lo Civil y Comercial de la Nación, aplicable al contencioso administrativo federal a falta de código específico, prevé como la mayoría de los códigos de procedimiento la posibilidad de ejecutar las sentencias en la jurisdicción del juez de la causa, de otra jurisdicción nacional y/o extranjeras, como asimismo los laudos arbitrales. Sin embargo, la sentencia se torna en ejecutoria en la medida que se encuentre vencido el plazo fijado para su cumplimiento. Es decir, que es necesario que haya transcurrido el plazo establecido en la sentencia para poder proceder a iniciar el proceso de ejecución de sentencia21. Hemos expresado que el plexo normativo arriba reseñado establece que es necesaria la autorización del gasto, en forma previa a que el mismo sea abonado. Anteriormente, la entonces denominada Ley de Contabilidad22 preveía que en caso de una condena judicial firme, el Poder Ejecutivo podía autorizar la apertura de créditos presupuestarios con la obligación de dar cuenta al Congreso de la Nación, es decir, el incremento del gasto presupuestario se efectuaba en forma automática ante el dictado de una sentencia condenatoria al pago de una suma de dinero. La doctrina jurisprudencial, emanada del fallo “Pietranera”, exigió que se intimara al deudor para que este informara el plazo para abonar la acreencia bajo apercibimiento que, en caso de silencio o de solicitar un plazo irrazonable, el Juez debía disponer el plazo de cumplimiento. Con el dictado del art. 22 de la ley 23.982, que actualmente nos rige, surge que se ha innovado al respecto y ya no se prevé la autorización automática de la apertura de un crédito presupuestario sino que se ha establecido la postergación de su exigibilidad, no al plazo determinado en la sentencia sino al plazo previsto legalmente. Por lo tanto, esta norma ha establecido un privilegio en favor del Estado Nacional, a través del establecimiento de un diferimiento de la exigibilidad del crédito, emanado de un pronunciamiento judicial firme hasta tanto se haya producido la clausura del período ordinario de sesiones en el que debería haberse tratado la ley de presupuesto que contuviese el crédito presupuestario respectivo23. Esta norma fue modificada por el art. 68 de la Ley Permanente de Presupuesto24 que por un lado ratificó Execução contra a Fazenda Pública la vigencia del sistema establecido en la Ley Nº 23.982, y por el otro estableció que el pago de estas acreencias se realizará dentro de las autorizaciones para efectuar gastos contenidas en el Presupuesto. Sin embargo, el segundo párrafo dispuso que en caso que el Presupuesto correspondiente al ejercicio financiero en que la condena deba ser atendida carezca de crédito presupuestario suficiente para satisfacerla, el Poder Ejecutivo deberá efectuar las previsiones necesarias a fin de su inclusión en el del ejercicio siguiente, para lo cual la Secretaria de Hacienda deberá tomar conocimiento fehaciente de la condena antes del día 31 de agosto del año correspondiente al envío del proyecto. Del juego de ambas normas, en principio, surge que se habría innovado en el plazo del diferimiento de pago, prorrogando la posibilidad de no cumplirlo para un siguiente ejercicio financiero pero, de ninguna manera, posibilita su diferimiento sine die, tal cual lo resaltara la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el caso “Giovanolli”. En efecto, la ley de Administración Financiera del Estado dispone en el artículo 42 que los gastos devengados y no pagados al 31 de diciembre de cada año se 425 cancelarán, durante el año siguiente. con cargo a las disponibilidades en caja y bancos existentes a la fecha señalada lo cual implica, primeramente, establecer el cómputo de comienzo de la obligación de abonar una acreencia dineraria, emanada de una sentencia firme, y por otra parte, la obligatoriedad de abonarla en un determinado lapso temporal. Esto nos plantea un tema por demás relevante, tal cual es si el crédito emanado de una sentencia, como derecho, es particularmente distinto a los restantes créditos que regularmente atiene el Estado o dicho de otra manera, si el Juez al condenar al Estado al pago de una suma de dinero o a la entrega de un bien que le insume un costo al Estado, se encuentra invadiendo una zona de reserva de otro poder estatal. Se trata de la reedición de una controversia que se diera al principio de la constitucionalización de nuestro País –1864-25, cuando la Corte Suprema de Justicia de la Nación expresó que “El poder Ejecutivo Nacional es soberano en su esfera y administra con independencia los otros dos poderes que participan del gobierno de la república pues por el artículo 86 de la Constitución se declara que es el jefe supremo de la nación quien tiene a su 426 Série Cadernos do CEJ, 23 cargo la administración del país”. Si se le imponen restricciones y se lo condena al pago de reparaciones civiles, el poder judicial se colocaría en una superioridad inconciliable con la supremacía que la constitución acuerda al jefe de la nación Esta concepción doctrinaria se basó, principalmente, en el derecho administrativo francés, que le impide al Juez judicial o administrativo avanzar sobre decisiones del Ejecutivo como otra manera de entender el principio de la separación de poderes. La prohibición de ejecutar el crédito declarado en la sentencia, al otorgarle el carácter de declarativo se apoyó en la doctrina francesa que sostiene que ningún poder que no sea el legislativo puede disponer sobre la forma, tiempo y orden en que deben ser pagadas las deudas del estado o del municipio26. Así, era jurisprudencia imperante que no correspondía dictar emplazamiento contra la nación, ante los preceptos de la constitución que atribuye al poder legislativo y sólo a él la facultad de crear recursos, la de arreglar el pago de las deudas del estado y determinar, en general, el destino de las rentas que aquellos produzcan27. Pero partir de 1965 esta concepción jurisprudencial cambió radicalmente pues a partir de la armonización de los altos intereses públicos y los derechos individuales comprometidos es cuando el Juez debe entrar a ponderar la conducta estatal28. O sea, privó el principio de la razonabilidad y del control judicial sobre las decisiones del Legislativo y del Ejecutivo, sujetando a la Ley de Presupuesto al control de constitucionalidad. LA EJECUCIÓN COACTIVA DEL CRÉDITO El nuevo art. 43 de la Constitución Nacional constituye un intento escrito de establecer un derecho nuevo, el derecho a la tutela judicial efectiva que subyace actualmente y que abreva de los principios de los derechos humanos establecidos en los tratados internacionales y ello tiene directa incidencia con el tema tratado. Hemos referido en otra oportunidad que el efecto declarativo de la sentencia significaba enervar la posibilidad que el juez ejerciera su imperium 29 . Ello fue modificándose legislativamente y, actualmente, nos encontramos con que, en el referido art. 43, se ha incorporado a la acción de amparo junto con los institutos que regulan la acción de habeas corpus y la de habeas data y este conjunto de acciones permiten afirmar que se ha Execução contra a Fazenda Pública exteriorizado el reconocimiento de un derecho de tutela por parte de los constituyentes de 199430. Los remedios procesales existentes en el artículo 43 se encuentran establecidos dentro de un nuevo capítulo que se ha denominado “Nuevos Derechos y Garantías”, y así como una interpretación acabada del derecho permite presuponer la existencia de una garantía, la existencia de estas herramientas garantísticas permiten presuponer la creación de un nuevo derecho, que hemos denominado derecho de tutela.31. No es mas que la aplicación del principio del derecho de la persona a que se haga justicia.32 Dentro de esta concepción, y reconocimiento que el derecho a la tutela judicial efectiva puede comprende distintos aspectos, como los ha puesto de resalto el Prof. Juan Carlos Cassagne, coincidimos con este autor que de lo que se trata es el ejercicio pleno de la jurisdicción33. Conforme a ello, el incumplimiento de una orden judicial ocasiona responsabilidades a los funcionarios públicos que no la atacan, tanto de índole civil como penal como el delito receptado en el artículo 240 del Código Penal.. Sin perjuicio de ello, y teniendo en cuenta el incumplimiento, 427 el Juez puede adoptar distintos recaudos que se encuentran a su alcance, desde comunicar al superior del agente público el hecho para que se adopten las medidas disciplinarias como sucede en aquellos casos que se incumple la orden del juez en caso del amparo por mora legislado en el artículo 28 de la ley 19.549 34 o la comunicación de los hechos al Juez penal para que efectúe la averiguación si se ha cometido un delito como también adoptar conductas que impliquen el pleno ejercicio de su imperium. La imposición de sanciones conminatorias o astreintes, previstas en el artículo 666 bis del Código Civil en beneficio de la parte, ha sido aceptado inclusive por nuestro mas Alto Tribunal, en base a las facultades ordenatorias e instructorias previstas en el código de procedimientos35, mas aún en las obligaciones de hacer y/o dar cosas que no son dinero36. Pero, en realidad, el problema se ha planteado desde la óptica procesal pues, una vez dispuesta la coacción sobre la administración, el funcionario en principio cumple la orden impartida aunque se trate de ener var sus efectos utilizando los resortes procedimentales a su alcance. 428 Série Cadernos do CEJ, 23 No se trata del incumplimiento de la orden impartida sino del reconocimiento del límite de su ejercicio37. Ello es así pues la posibilidad de ejercer coacción por medios indirectos 38, es decir a través de la aplicación de astreintes, ha sido realizada por nuestros tribunales sin mayores tropiezos. En forma similar lo ha desarrollado el derecho español. Recientemente, la ley 25587 intentó reglamentar las facultades de los jueces de hacer efectivas medidas cautelares en lo que se ha denominado el corralito financiero, es decir aquellas imposiciones en entidades financieras afectadas a reprogramación por la pesificación de los depósitos realizados en dólares y , conforme con la Ley N° 25.561 se estableció que sólo será admisible la medida cautelar de “prohibición de innovar”, reglada por el artículo 230 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación de tal manera que se pretendía impedir que el juez restituyera la imposición sujeta a reprogramación en la moneda de origen de la imposición. Asimismo, se pretendió impedir que con la medida cautelar se agotara la acción pues se reguló que el dictado de este tipo de medidas no era procedente cuando tuvieran idéntico objeto que el perseguido respecto de lo que deba ser materia del fallo final de la causa, ni consistir en la entrega, bajo ningún título, al peticionario de los bienes objeto de la cautela. Finalmente para tratar de enervar cualquier conducta del Juez, se declaró a la disposición de orden público. Indirectamente, se trató de demorar el dictado de las cautelares pues se dispuso la realización de un trámite previo ante la autoridad monetaria para que ésta informara sobre la existencia y legitimidad de la imposición efectuada ante la entidad financiera, los saldos existentes a la fecha del informe en la cuenta de la parte peticionaria, como así también el monto y la moneda de depósito pactada originalmente. Finalmente, utilizando las herramientas formales, se dispuso que la apelación de la medida tendría efectos suspensivos hasta tanto el tribunal superior se expidiera al respecto. Ello determinó, en forma prácticamente inmediata a su sanción, que los Jueces se resistieran a su aplicación, declarando esta restricción a sus facultades inconstitucional, basándola en que el derecho a la tutela judicial efectiva debía ser entendida como el derecho de ocurrir ante un órgano judicial en procura de justicia, y teniendo en cuenta que el derecho a la jurisdicción no se agota, Execução contra a Fazenda Pública simplemente, con la posibilidad de acceder al órgano jurisdiccional sino en que la eficacia real de la jurisdicción concretada en la sentencia no resulte ilusoria, es decir, que sea oportuna y eficaz. Así, se consideró que vedar, en forma generalizada, la posibilidad de los jueces de ejecutar sus mandatos implica el avasallamiento del derecho a la tutela judicial efectiva.39 CONCLUSIONES Hemos examinado los principios presupuestarios y hemos sostenido que ellos, por mas que se señale una zona de reserva, se deben adecuar al contexto garantístico que emana de los derechos reconocidos a los ciudadanos. Hemos evidenciado desbocados intentos legislativos que estaban destinados a maniatar y sojuzgar la labor asignada a los Jueces a las necesidades de gobierno momentáneas. Esta cuestión no es novedosa, han existido numerosos exponentes de este tipo de conflictos. Así puede señalarse el dictado de la ley 23.462 que dispone que el pago de las prestaciones emanadas de la previsión social se encuentran comprometidos para su financiación por la respectiva ley de presupuesto pero suspende el cumplimiento de las sentencias 429 condenatorias en caso de agotamiento de los recursos presupuestarios del año fiscal de que se trate40. Al decir de Corti, “estas disposiciones legislativas expresan descarnadamente un nuevo principio jurídico: los derechos reconocidos se encuentran protegidos sí y sólo sí hay recursos suficientes para ello...Enunciado de manera general, el principio viene a postular que el sistema constitucional de los derechos individuales posee una validez condicionada, al ser dependiente de los recursos públicos asignados mediante la legislación presupuestaria”41. Aceptar esta caracteropatía de derechos constitucionales es controvertir el sistema constitucional dentro del cual se encuentran centrados los principios que deben emanar del presupuesto, no se gobierno para uno sino que se gobierna para todos. En la medida que se posibilite al Estado a ser el único que va a disponer el pago de sus deudas, el respeto al estado de derecho se desvirtúa. Ha señalado Juan Bautista Alberdi que “...Todo dinero público gastado en otros objetos que no sean los que la Constitución señala como objetos de la asociación política argentina, es dinero malgastado y malversado...Encerrado en ese límite el tesoro nacional, como se ve, tiene un fin y santo supremo; y quien le distrae 430 Série Cadernos do CEJ, 23 de él, comete un crimen, ya sea el gobierno cuando lo invierte mal, ya sea el ciudadano cuando roba o defrauda la contribución que le impone la ley del interés general42. El Presupuesto, como ley formal autorizante del gasto, no puede ser desconocido o desvirtuado por el Poder Ejecutivo. La sujeción de esta ley al contexto constitucional es obligatorio y por tanto no puede existir el axioma que condicione el reconocimiento de los derechos individuales a las necesidades económicas de los gobiernos de turno. _____________________________________ PEDRO ABERASTURY: Professor Doutor da Universidade de Buenos Aires, Argentina. ______________________________________________ Dalla Via, Alberto, El Presupuesto y la Participación, inédito. .Corti, Horacio Guillermo, La ley de presupuesto ante la Constitución, Lecciones y Ensayos, Depto de Publicaciones, Fac. de Derecho, UBA, Nº 77, año 2002, pag.75. 3 BIDART CAMPOS, Germán J. “Tratado Elemental de Derecho Constitucional Argentino” Ediar. Buenos Aires. 4 Corti, Horacio G,La ley de presupuesto cit, pag. 49 5 . Cfr. art. 28 ley 24156 6 . Porta, Carlos, De Abgelis, Eduardo, Schafrik, Fabiana, Sideris, Eugenio, La formulación presupuestaria. Ley 24.156, Revista Impuestos, 1998-B-2738. 7 . Giuliani Fonrouge, Carlos M., Derecho Financiero, Tª I, 7ª ed., pag. 159, Bs As.8 Giuliani Fonrouge, Carlos M., Derecho Financiero ci..,pag.172. 9 . Cfr. Art. 20 ley 24156. 10 . Giuliani Fonrouge, Carlos M., Derecho Financiero ci.., pag.180. 11 . Dalla Via, Alberto, El Presupuesto y la Participación, inédito. 12 Bielsa, Rafael, Derecho Administrativo, Tomo II, Bs As, 1964, Ed. La Ley, 6ª ed., pag. 496.13 Art. 17 ley 24156. 14 Art. 12 ley 24.156. 15 Art. 13 y 14 ley 24.156. 16 Art. 24 y 25 ley 24.156. 17 Artículo 63 de la Constitución Nacional. 18 Bielsa, Rafael, Derecho Administrativo, op.cit. pag. 500. 19 Art. 3 ley 19549. 20 . Aberastury, Pedro, Consolidación ...cit., pag. 135 y ss. 21 . Cfr. Art. 499 del Código Procesal en lo Civil y Comercial de la Nación. 22 . Ley 12.961 y dec. ley 23.354/1956, art. 17. 23 . La norma textualmente prescribe: “ A partir de la entrada en vigencia de la presente ley, el Poder Ejecutivo Nacional deberá comunicar al Congreso de la Nación todos los reconocimientos administrativos o judiciales firmes de obligaciones de causa o título posterior al 1 de abril de 1991 que carezcan de créditos presupuestarios para su cancelación en la ley de presupuesto del año siguiente al del reconocimiento. El acreedor estará legitimado para solicitar la ejecución judicial de su crédito a partir de la clausura del período de sesiones ordinario del Congreso de la Nación en el que debería haberse tratado la ley de presupuesto que contuviese el crédito presupuestario respectivo”. 24 . Ley 11.672, t.o. por dec. 689/1999. El mismo incorporó como artículo 68 a los arts. 19 y 59 de la ley 24.624. 25 . “Vicente Seste y Antonio Seguich”, del 29/09/1864, Fallos: 1:322. 1 2 Execução contra a Fazenda Pública 431 Roselli Eliseo c/ Fisco Pcia. de Bs. As. , del 5/12/34. En este caso se sostuvo que: “”es (el (egislativo) el poder único, por la naturaleza propia de su misión y por el alcance de sus facultades, que está en condiciones de ordenar las finanzas públicas dentro de un plan de conjunto que contemple los múltiples intereses que se ponen en juego y las posibilidades de que se puede disponer. El interés primordial del buen servicio público, el derecho, más o menos amplio, del acreedor particular, respecto al estado y respecto a los demás acreedores, los recursos que es posible obtener, según las circunstancias de cada caso, para solventar las deudas, son tópicos diversos que han de estudiarse separada y conjuntamente, para que las resoluciones o providencias que se dicten no tengan el efecto de perturbar la buena ordenación de las finanzas del estado, o de perjudicar el servicio público, o de menoscabar o anular un interés tan legítimo como el que se tratara de satisfacer.... En este orden de ideas, la doctrina ha llegado hasta declarar inembargables los bienes del dominio privado del estado, porque esos bienes producen rentas y esas rentas forman parte de los recursos de que el estado puede disponer para hacer los servicios públicos. En Francia es un principio que todo crédito se arregla por ordenanza administrativa. El acreedor no puede embargar los bienes de la administración, ni aún los directamente afectados a un servicio público. El poder legislativo y los consejos deliberantes, según se trate de la nación o de las municipalidades, tienen exclusivamente la misión de arbitrar los fondos para el pago de las deudas públicas, y hasta, según lo dice el mismo profesor, el gobierno central tiene una intervención directa en las providencias que los poderes locales tomaran o dejaran de tomar al respecto, lo que sin duda comporta una garantía más para los acreedores particulares. La doctrina, sin duda, tiene sólidos fundamentos; pero habría que averiguar para aplicarla, si es concordante con los principios de nuestro derecho escrito y si es la que mas conviene al estado de desarrollo y perfeccionamiento de nuestras instituciones federales. Desde luego, la disposición del artículo 42 del código civil se levanta como un obstáculo insalvable a la aplicación de tal doctrina, cuando dice: “Las personas jurídicas pueden ser demandadas por acciones civiles, y puede hacerse ejecución en sus bienes”. Dentro de términos tan claros como categóricos, la disposición comprende todas las personas jurídicas, sean de existencia necesaria o no. Los jueces, llamados a aplicar la ley escrita, no pueden eludir su imperio, y tan solo les es permitido darle el sentido lógico y razonable con que este tribunal la ha interpretado en los diversos fallos a que se ha hecho referencia. Por lo demás, sería tal vez aventurado afirmar que esa doctrina es la mejor para un país nuevo como el nuestro, donde se necesita dar plenas garantías a los capitales invertidos en los servicios públicos o en obras del estado, y en que, pese a los grandes progresos realizados no puede decirse que las deliberaciones del gobierno se desenvuelvan siempre en un ambiente sereno, exento de sugestiones banderizas o personales, que sea propicio a las soluciones de justicia en casos delicados, cuando el interés individual se contrapone al interés colectivo”. 27 . Fallos 193-337. 28 Novaro de Lanus, Noemí y otros c/ La Nación s/ desalojo, del 29/12/65, disidencia del Dr. Pedro Aberastury. 29 . Aberastury, Pedro, Ejecución de sentencias contra el Estado, ed. Abeledo Perrot, Bs. As., 2001, pag. 48. 30 . Aberastury, Pedro, Derecho de Amparo, en La Protección Constitucional del Ciudadano–Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Cista Rica y Venezuela-, Fundación Konrad Adenauer, Bs. As. 1999, pag. 18 31 . Haba, Enrique P, Tratado Basico de derechos Humanos, Tomo II, editorial Juricentro, Costa Rica, 1986, pag: Pag. 495/ 498. 32 . Gonzalez Perez, Jesús, Comentarios a la Ley de Jurisdicción Contencioso Administrativa, t.1., p.17, Madrid 1998. 33 . Cassagne, Juan Carlos, La tutela judicial efectiva. Su incompatibilidad con el dogma revisor y con la regla del agotamiento de la vía administrativa, Revista de Derecho Administrativo, Nº 32, pag. 527, Ed. Depalma, Bs.As., 1999. 34 . Todo ello sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 29 de la ley 19.549 dispone: “La desobediencia a la orden de pronto despacho tornará aplicable lo dispuesto por el artículo 17 del Decreto 1285/58”. 35 . Si bien el artículo 22 de la ley 23.982 no formula distinciones, no abarca a las obligaciones emergentes de sanciones impuestas por los jueces en ejercicio de las facultades que les acuerda el artículo 37 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, ya que, de lo contrario, el instituto creado como vía legal de compulsión para que el 36 . C.Nac. Cont. Adm. Fed., Sala III “Baigorria, Raúl y otros c/ E.N. (Min. de Educación) s/ juicio de conocimiento”, del 03/08/ 93. 37 . Aberastury, Pedro, La suspensión de la ejecución de las sentencias contra el Estado, Rev. La Ley 1989-D- Sec. Doctrina- pág. 1375. 38 . Mendes da Silva, Ricardo Perlingeiro, Execuçao contra a fazenda publica, Malheiro editores, Sao Paolo, Brasil, 1999, pág. 138. 39 . Causa Nro. 29.225/02 “Defensor del Pueblo de la Nación c/ EN - PEN - Dtos. 1570/01 y 1606/01 s/ Amparo”, del 25/07/ 2002, Juzgado Contencioso Administrativo Federal Nº 9, no encontrándose firme. 40 . Arts. 16 y 22 de la ley 23463. 41 Corti, Horacio G,La ley de presupuesto cit, pag. 71. 42 ALBERDI, Juan Bautista “Sistema Económico rentístico”...cit. 26