"El Tratado de Maastricht no es una maravilla. Sería bueno que se pudiera mejorar. Pero si esto no es posible -y parece que no lo es. , me1or sera poner en funcionamiento cuanto antes los organismos ymecanismos de decisión conjunta yde cohesión, incluyendo la cohesión social". españolas, portuguesas, italianas o inglesas. Y, que yo sepa, no hay organismo humano que sobreviva a repetidas pulmonías. Es por todo ello por lo que es necesario, imprescindible, que la unidad europea diseñada en el Tratado de Maastricht pase a ser una realidad cuanto antes. Por supuesto que el tratado de Maastricht, en su redacción actual, no es una maravilla. La ideología conservadora que profesa la mayoría de sus autores difícilmente es compatible con un texto progresista. or supuesto que sería bueno y razonable que se pudiera mejorar. Pero, si esto no es posible (y parece que no lo es), mejor será poner en funcionamiento cuanto antes los organismos y mecanismos de decisión conjunta y de cohesión, incluyendo la cohesión social. Máxime, en una época en la que los nacionalismos y xenofobias exacerbados proliferan como hongos y amenazan desde el este al oeste y desde el norte al sur, con trastocar los principios de estabilidad de los sistemas políticos europeos. Estamos en una situación difícil que nos obliga a todos a "arrimar el hombro" y a hacer un enorme esfuerzo de responsabilidad y de raciona- P lidad para evitar que nuestra pulmonía actual se convierta en crónica. Estamos en una situación difícil que nos obliga a que los efectos de la enfermedad no los soporten en exclusiva -y como siempre- los trabajadores, sino que sean equitativamente repartidos entre todos los estamentos de la sociedad. Estamos en un momento difícil que nos obliga a los trabajadores a ser más solidarios entre nosotros, incluyendo en el "nosotros" a aquellos trabajadores que, huyendo de la miseria y de la opresión (económica y/o política) emigran a nuestra Europa en busca de un poco de bienestar. Estamos en una situación difícil, pero tenemos la voluntad de salir cuanto antes de ella. enemas que ser un enfermo con ganas de vivir y con moral de hierro para hacer que nuestra actual pulmonía no deje más secuela que unos cuantos estornudos y unos días de penoso moquillo. Debemos hacer que la única víctima de esta epidemia sea ese mago de la economía que aparece cada día más decaído en la viñetas de nuestro buen amigo Peridis. T Manuel Garnacha Octubre 1992. EL TRABAJO 5