El engaño de los suplementos de omega 3

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mpreso por Francisco Rincón Durán. Prohibida su reproducción.
O.J.D.: 177741
Fecha: 19/03/2014
Sección: CULTURA
Páginas: 45
E.G.M.: 191107000
EL MUNDO. MIÉRCOLES
DE MARZO DE 2014
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45
EM2 CIENCIA / EM2
NUTRICIÓN
La Fundación Española del Corazón recomienda en un anuncio de televisión «cuidar el
corazón» consumiendo unos suplementos que no cuentan con el suficiente aval científico
El engaño de los suplementos de omega 3
CRISTINA G. LUCIO / Madridl
El anuncio lleva varios días emitiéndose en televisión. En él, alguien
que dice representar a la Fundación
Española del Corazón (FEC) recomienda tomar suplementos de omega 3 para «ayudar a cuidar el corazón». En concreto, el respaldo lo recibe una marca concreta
–Megared–, la única que, según la
publicidad, «está reconocida» por el
organismo que depende de la Sociedad Española de Cardiología.
El mensaje que trasciende es que
estas pastillas son una buena opción para cualquiera que quiera
prevenir las enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, el argumento no coincide con lo que dice
la evidencia científica. Distintos especialistas consultados por EL
MUNDO señalan que no está demostrado que los suplementos de
omega 3 sirvan para mantener alejados los problemas de corazón entre la población general.
«Si quieres prevención con omega 3, toma pescado. Hay muchos estudios que demuestran que tomar tres raciones a la semana,
principalmente de pescado azul, reduce el riesgo
de cardiopatía isquémica.
Pero el suplemento desvinculado de la matriz es
otra cosa. Los estudios que
se han hecho sobre sus beneficios muestran resultados
dispares», apunta Miguel Ángel Martínez, director del departamento de Medicina Preventiva de la Universidad de Navarra y
uno de los principales investigadores de nuestro país sobre dieta y enfermedad cardiovascular.
«No está validado su empleo en
personas sanas ni se ha demostrado comparativamente que sea
igual tomar pescado que tomar
omega 3 en suplementos», coincide Francisco Pérez Jiménez, Director de la Unidad de Lípidos del
Hospital Reina Sofía de Córdoba,
que ha realizado distintos estudios
sobre el papel de los omega 3.
El último trabajo sobre el tema se
publica precisamente esta semana
en la revista JAMA Internal Medicine y sus resultados –limitados a
ancianos– no apoyan la utilidad de
los suplementos de omega 3 para
reducir el riesgo cardiovascular.
Para Aitor Sánchez, dietista–nutricionista del Departamento de
Nutrición y Bromatología de la Universidad de Granada y miembro de
la iniciativa Dietética sin Patrocinadores, «que un organismo que dice
velar por la salud pública recomiende este tipo de productos a la población general es, cuando menos,
una irresponsabilidad». «Resulta
confuso para la población, porque
puede interpretarse que puedes tomarte una píldora y así no hacer
cambios en tu dieta», señala. En le-
tra pequeña sobreescrita sobre el
margen inferior del anuncio, la publicidad recuerda que «los complementos alimenticios no son sustitutivos de una dieta equilibrada y variada y de un estilo de vida
saludable», si bien cuesta leer este
mensaje a simple vista. Además,
otro mensaje de las mismas características señala que «la ingesta
diaria de 250 mg de EPA/DHA [ácidos grasos omega 3 de cadena lar-
DESEMBOLSO ECONÓMICO
Cada bote del producto cuesta unos 20
euros y contiene 20 cápsulas, por lo que
habría que comprar más de uno al mes
para cumplir con la recomendación de
tomar una cápsula al día.
La ética y la estética
JOSÉ LUIS DE LA SERNA
Es poco presentable que una fundación
vinculada a una sociedad científica anuncie unas pastillas. Es poco comprensible
que la Sociedad Española de Cardiología,
que se ha labrado a lo largo de años un
prestigio importante y que es una de las
que tiene mayor envergadura en nuestro
país, arriesgue ahora su credibilidad estando cerca de una publicidad que fomenta el consumo de cápsulas de algo que no
ha demostrado con la ciencia en la mano
que pueda prevenir nada.
Porque no hay datos de calado en la literatura médica que avalen el que las cápsulas, pastillas, o comprimidos de aceite
omega 3 ahorren futuros problemas vasculares al ciudadano sano que las consume a diario.
Hay muchas voces autorizadas de la comunidad médica que dudan de la ética que
tiene el que médicos o sociedades científicas apoyen mensajes publicitarios en los
que se fomente el consumo generalizado
de algo que no ha probado su eficacia. Si
incluso detrás de un complemento hubiera
buena ciencia en la que se basara la eficacia del mismo, tampoco habría razones para ir de la mano de anuncios y mensajes.
De hacerlo se consolidaría el paradigma de
lo que es un auténtico conflicto de interés.
¿Qué es lo
que está ocurriendo para que algunas sociedades científicas y médicas, o sus fundaciones, adquieran lazos comerciales
con empresas que de una u otra forma
vinculan legitimamente su línea de negocio a la salud? La respuesta probable es
que necesitan dinero.
Los tiempos de abundancia que gracias
a la industria farmacéutica permitía a las
sociedades médicas sostener múltiples actividades que requieren, por supuesto, recursos han llegado a su fin.
Primero fue la crisis económica, luego
ga] contribuye al normal funcionamiento del corazón». Esta declaración es la clave de la publicidad.
La Agencia Europea de Seguridad
Alimentaria (EFSA) decidió hace
unos años regular las declaraciones
de salud que realizaba la industria
alimentaria y prohibir cualquier
mención que no contara con el suficiente respaldo científico. La revisión, tal y como explica Andreu Palou, catedrático de Biología Molecular y Nutrición de la Universidad de
Baleares, investigador del CIBERobn y uno de los expertos participantes en el proceso, autorizó, entre
otras medidas, que los productos
que contuvieran 250 mg de los citados ácidos grasos en su composición pudieran incluir en su etiqueta
la alegación de que «contribuyen al
normal funcionamiento del corazón». Pero la elección de las palabras no fue baladí. «Si no se dice
que el producto previene las enfermedades cardiovasculares es porque no hay evidencia suficiente para hacerlo», subraya Palou. «El
mensaje es ambiguo, y si a eso le
unes la puesta en escena, lo que
llega es que es necesario tomar el
suplemento, cuando no es así», señala un catedrático de Nutrición
que prefiere no dar su nombre.
José Luis Palma, vicepresidente
de la FEC, ha reconocido a EL
MUNDO que el anuncio, que es
una iniciativa de la marca comercial, «se podría haber hecho de
otra manera» ya que el mensaje
que trasciende «se puede prestar a equívocos». Sin embargo, no cree que, a la postre,
el anuncio resulte engañoso. «Se han publicado muchos estudios sesgados sobre el tema», ha afirmado.
«Hay evidencias de que son beneficiosos y mucha experiencia
que muestra que daño no hacen».
Con todo, la FEC asegura haberse
puesto en contacto con el anunciante para «matizar el mensaje».
el drástico recorte que el Gobierno ha dado a la financiación de los medicamentos
y, por último, el endurecimiento que los
propios laboratorios han aplicado a las relaciones que tenían con el entorno médico. Salvo excepciones, una sociedad médica no puede sostenerse únicamente con
las cuotas de sus socios. Necesitan aporte de otras actividades que puedan subvencionar los proyectos que quieren encarar. Y algunos son muy grandes.
Lo que ocurre es que cuando se habla
de salud y de las enfermedades cualquier
cosa que roce, aunque sea de soslayo, la
ética y la estética es muy vulnerable ante
la opinión pública. Pero si se está en compañía de algo que científicamente no ha
demostrado conseguir los fines que alega
en la publicidad, entonces el delito moral
es aún mayor.
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