338 A N A L E S DE HISTORIA NATURAL. (10) La región cefálica, además de las particularidades expuestas ofrece otras de mucha nota en los órganos comprendidos en ella. La lengua surcada de arrugas longitudinales, y cuyo contorno varía de una especie á otra y con la edad, se encuentra adherida por toda su base al suelo de la boca, quedando libre únicamente una margen muy estrecha, que es, ya entera, ya escotada por atrás, ó truncada por delante; esta margen llega á tocar por los lados á los bordes internos de la mandíbula en su tercio anterior unas veces; otras, y es lo más general, dista bastante de ellas, así como de la sínfisis de la barba, y aparece colocada en el centro de la parte inferior de la cavidad bucal. Las ventanas de la nariz son sumamente pequeñas, un poco laterales, y situadas entre el ángulo anterior del canthus rostrales y el extremo del hocico, equidistando de ambas partes; en cambio la abertura palatina de los cornetes nasales (choanas), es grande. Los ojos de tamaño regular y poco salientes, tienen la pupila horizontal, doble, ó mejor dicho, plegado el párpado inferior, y el superior espeso y lleno de tubérculos, ó levantado en punta y muy alto hacia el medio de la pestaña; distan del borde del labio otro tanto que su diámetro, poco más ó menos. La membrana del tímpano, oval y g r a n d e , presenta su cara exterior casi retroversa en u n plano oblicuo, ó poco menos, que perpendicular al eje del cuerpo, inclinado hacia adelante y paralelo á la rama inferior del hueso timpánico; en los jóvenes es más grande, respectivamente, que en los adultos; su diámetro mayor es siempre el vertical y equivalente, con corta diferencia, al de los ojos en los segundos. La abertura de las trompas de Eustaquio, es del mismo diámetro que la de los cornetes nasales ó choanas. los Hemiphractus sólo se e n c u e n t r e n en la mandíbula y huesos palatinos (donde se inicia el sistema dentario de los batracios), y n u n c a ea los vomerinos y esfenoidales, provistos g e n e r a l m e n t e de dientes verdaderos ó alveolares. El formidable desarrollo de las a r m a s dentarias de los Hemiphractídeos explica satisfactoria y claramente el hecho de haber yo encontrado en el estómago de u n H- scutatus (ó divaricatus, como q u i e r e M. Boulenger), la pierna de otro batracio (Hylida?) cortada por el muslo como con u n a s i e r r a ; y que por consiguiente me autoriza á aseg u r a r q u e no siempre los batracios e n g u l l e n la presa intacta, sino q u e cuando cuentan con medios para ello, la dividen, preparándola y acomodándola á u n a más fácil digestión, como hacen los mamíferos insectívoros y Aeras. No creo q u e nadie h a y a reparado en esta excepción y desearía q u e constase, porque es s u m a m e n t e curiosa y tínica, hasta hoy (que yo sepa), e n t r e los anñbios y reptiles dentados.