CARTA 2 Reencuentro Les quiero contar mi historia...nuestra historia. Comienza allá por 1982 en Laborde, provincia de Córdoba, en el IPEA número 4, donde comenzaba mis estudios secundarios. Yo era de Wenceslao Escalante, un pueblo distante 8 kilómetros de Laborde, y con mis 13 años comenzaba el primer año. En esa escuela muchos chicos eran de otros pueblos y ciudades, ya que la enseñanza agrotécnica no se daba en muchas instituciones. Él, era de Firmat y estaba en cuarto con apenas 15 años. De entrada me pareció un rubio muy facherito pero algo tonto y, según mi punto de vista, con ganas de hacerse ver. A pesar de las diferencias, tres días más tarde éramos oficialmente novios. Imaginen el revuelo, porque las normas del colegio no permitían noviazgos entre los alumnos. Las persecuciones y los intentos por mantenernos separados hacían aún más fuerte nuestro lazo de amor. Para mantenernos comunicados nos escribíamos cartas que luego nos entregábamos en los recreos con la complicidad de los compañeros, ya que no nos dejaban ni hablar...hoy viéndolo a la distancia pienso ¡cuánta tontería!, pero bueno, así era la cosa. La solución llegó cuando ambos blanqueamos el noviazgo con nuestros respectivos padres y si bien mi madre aceptó la situación un tanto reticente, porque consideraba que yo era muy chica, la cosa se hizo más llevadera. El noviazgo duró algo más de tres años. Durante ese tiempo, él se fue a vivir a Nogoyá, pero siguió sus estudios en Casilda, y viajaba a dedo desde Entre Ríos a Escalante para estar conmigo. Aún así el noviazgo acabó; un día una discusión tonta hizo que nuestros planes de seguir juntos ahí nomás terminaran. Pasó el tiempo. Yo me casé y al poco tiempo me separé, con un matrimonio poco feliz y una triste historia que no viene al caso ahora narrar. Él hizo lo mismo, y al igual que yo formó una familia, aunque su infelicidad no duró poco tiempo como la mía, sino que se extendió por 24 años. Luego de mi separación, vino para mí un segundo matrimonio que duró 17 años y un día terminó. No voy a negar que esta vez viví momentos muy felices, llenos de alegría, pero la relación se fue desgastando y ahí quedó. Debo reconocer que yo jamás olvidé a ese noviecito de la adolescencia; había sido mi primer novio, mi primer beso, era para mí una historia muy fuerte; mi madre había guardado todas sus cartas y fotos por lo que en mi casa seguía presente. Luego de mi segundo divorcio un día decidí buscarlo: investigué, busqué información y logré ubicarlo en la ciudad de San Luis. Miles de veces intenté llamar por teléfono, pero luego pensaba en qué iba a decirle, quizás tuviera una familia, y ahí mi cobardía me ganaba. Así que luego de pensarlo un poco, decidí escribirle de puño y letra como hacíamos antes. El 20 de julio de 2010 envié mi carta con cierta ansiedad, inquietud y unos cuantos etcéteras más. El 28 de julio por la noche me llamó por teléfono y solo me dijo: yo también estoy solo, y solo me pregunto por qué tardaste tanto en buscarme. Desde ese momento no volvimos a separarnos. Nos reencontramos aquí, en San Luis, luego se rencontraron nuestras familias, conocimos nuestros respectivos hijos, y nos pusimos al día con lo que sucedió en todo este largo tiempo. Hoy vivimos en San Luis, tratando de cerrar esta historia, que comenzó el 17 de marzo de 1982 y que se pospuso hasta el 28 de julio de 2010. El tema musical que recordamos de nuestros años adolescentes y queremos escuchar es Corazón de poeta, de Jeanette. Elisa Amelia Martínez. Ciudad de San Luis.