XIV REPOBLACION DE CASTA1CiAREJOS En la reproducción artificial de un castañar de fruto se utilizan de preferencia plantones criados en vivero, de dimensiones variables, según el destino que reciban-comtínmente sus tallos son de 5 a 6 centímetros de diámetro y de 2 a 2,50 metros de altura-, que se plantan en hoyos de dimensiones amplias. Todo cuanto hemos expuesto sobre la preparación del suelo, apertura de hoyos, su plantación y cultivo de viveros en el capítulo XIi, tiene perfecta aplicación aquí y no hemos de repetirlo, por lo que sólo nos ocuparemos ahora de algunos extremos que atañen particularmente a los castañarejos. Esparcimiento.--Como hemos dicho, el castaño precisa en su plantación de ima buena separación y fructifica tanto mejor, cuanto más perfecta sea la iluminación solar que reciba su coRa, ya que plantado en espesura sólo fructifican los brotes terminalés de sus ramas centrales verticales y resulta muy escasa su producción. Se diee que un eastaño cuya copa recibe la luz libremente en todas direcciones, da cuatro o cinco veces más fruto que otro mal i^uminado. En suelos profundos, ricos y sueltos, desarrolla el castaño una amplia copa, multiplicándose los brotes terminales fructf feros en contraste cor^ los árboles plantados en terrenos poco profundos, cuya ^rmadura es de poco desarrollo. De acuerdo con estas ideas, si lo que interesa es ,[a máxima producción de frutos en un terreno dado, porque se conaideran secundarios loa demás cultivos, se adoptará la plantación regular en lfneas orientadas de Norte a Sur, disponiendo los fioyos a mar- 1^ JOSÉ ELORRIETA Y ARTAZA co real^ o mejor aún en triángulos equiláteros, pues se aprovecha así mejor el suelo y en una misma superficie se puede plantar con igual separación un número mayor de árboles-por cada l0U de la disposición cuadrada caben 115 al tresbolillo--que resultan también mejor iluminados. En los buenos terrenos, profundos y ricos, el espaciamiento que conviene, según dijimos, varía de 12 a 15 metros; pero al proyectar una plantación es de recomendar un intervalo más reducido, el de 10 metros, con objeto de prevenir las marras que en el transcurso de los años se producen en toda repoblación, y en definitiva para lograr de este modo formar un castañar coetáneo, con otra circunstancia que favorece a su buen cultivo y es que, con el espaciamiento supuesto, no se estorba el desarrollo normal de las copas antes de los^cuarenta o cincuenta años y, entretanto, da tiempo para elegir los castaños de mejor porvenir fructífero que deben conservarse y se pueden aprovechar entonces como maderables aquellos pies que por su proximidad perjudiquen la fructificación de los seleccionados. En laderas de fuerte .pendiente y en suelos poco profundos, la disposición de los hoyos nunca es regular, porque se prescinde de los terrenos superficiales para buscar únicamente lós parajes de mayor fondo y frescura, que son los que se plantan de castaños, pues se observa que en estas condiciones hay años eIi que sólo un castaño produce más que un rodal de suelo superficial, y, por otra parte, su vida fructífera es más larga y regular. De todos modos, en suelos poco profundos y en los de montaña, las repoblaciones se hacen más apretadas y un espaciamiento de ocho metros es suficiente. Si se trata de simples plantaciones en líneas perimetrales o de amplias avenidas, también puede reducirse el espaciamiento a 8 ó 9 metros ; por el 'contrario, en todos aquellos casos en que el castaño se asocia con otros cultivos agrícolas, se acostumbra a separarlo mucho más, para, que su sombra no los perjudique excesivamente, y, en relación con su importancia, el número de hoyos por hectárea se puede reducir desde 25 hasta uno solo, que se planta en el centro del eampo agrícola. Apertura de hoyos.-Como se trata de un árbol de sistema ra- EL CASTAÑO EN ESPAÑA ló9 dical penetrante, cuyo fuste alcanza gran altura, cuanto mayor sea la profundidad del hoyo resulta más favorecido en su desarrollo, pero, como se sabe muy bien, los gastos de apertura crecen en razón geométrica con el aumento de la profundidad y no debe pasarse del límite razonable, para que sea compatible con la economía que debe presidir toda obra de repoblación. . En terrenos labrados con cultivos asociados, basta que el hoyo tenga de 60 a 70 centímetros de profundidad y un metro por un metro de base. Se desmenuza perfectamente la tierra en foda su profundidad e incluso conviene mezclarla con estiércol bien hecho o con los abonos mirterales, si se utilizan para los otros cultivos asociados, porque de este modo recobra antes el castaño plantado su vigor vegetativo que, de lo contrario, permanece estacionado dos o tres años. En laderas en pendiente plantadas con irregularidad, interesa que el hoyo sea cuanto más profundo mejor y lo más amplio posible : se debe alcanzar, si se puede, una altura de un metro con una base en el fondo de 0,80 metros de largo, ensanchando el rectángulo de la superficie a 1,50 ó 2 metros en el sentido de las líneas de nivel, y su lado menor hasta donde lo permita la inclinación de la vertiente y las dificultades de la labor, que obligan a veces a construir muretes de sostenimiento de tierra, que resultan más económicos si se dispone de piedra suelta a mano y, desde luego, son muy beneficiosos para este cultivo. Ya de muy antiguo se sabía el rendimiento elevado de los castaños asentados sobre terrazas en laderas muy inclinadas y bien soleadas, a pesar de que el suelo de la verticnte sea superficial en general, porque en estos bancales, naturales o artificiales, el suelo es más profundo y al ser llano recoge las aguas con todos los restos orgánicos y minerales que arrastra en su descenso de los puntos más elevados. La preparación de este sistema de repoblaciones en bancales, requiere una labor del suelo muy costosa y sólo puede recomendarse su ejecución paulatina, pensando en lo productivos que resultan así los castañarejos y olvidándose de los esfuerzos costosos que suponen, al igual que hicieron las generaciones antiguas en beneficio de las venideras. IX1 JOSÉ ELORRIETA Y ARTAZA Elección de plantas.-Si la plantación se efectúa en terrenos de cultivo y no hay peligro de que sufra daños por eI ganado, la planta más conveniente es la que tiene de un metro a 1,30^ de altura, con sólo dos años de trasplante, que se limpia de todas las ramillas laterales dejando sólo dos, cuyas puntas se recortan, y la flecha central. En estas coddiciones el arraigamiento de las plantas es rriás fácil que el de grandes plantones y recobran antes su vigor de crecimiento, lo que permite ejecutar pronto, con más probabilidades de éxito, su injerto y, en conjunto, resulta la repoblación más económica y mejor que empleando vigorosos plantones. Pero en terrenos donde son de temer los daños del ganado, es necesario recurrir al empleo de plantones que se desmochan por alto y encima de su punto de injerto ; generalmente se utilizan sin injertar y conviene en este caso esperar después de su ^plantación, tres o cuatro años, hasta que se manifieste el crecimiento activo, para poder operar con más garantías el sistema de injerto más en uso en la localidad. VIVEROS. Semzllas.-Se emplea con preferencia semilla regoldana, can el objeto de criar patrones vigorosos y longevos. También se puede usar semilla de castaños injertados, eligiendo aquellos que forman copa bien desarrollada y que están en pleno vigor, sobre todo cuando se desea injertar los patrones obtenidos con la misma variedad, ya que se logra así una gran afinidad histo-fisiológica y resultan estos injertos más productivos y de larga duración. Injertos.-Como la plantacíón de los castañarejas se hace siempre en pequeña escala, se prefiere generalmente injertar de asienta los castaños, pero hay casos en que conviene operar en vivero, porque no pueden ser bien atendidos los injertos en los lugares alejados de plantación o porque en su época propicia el propietario tiene otras ocupa^ciones más perentorias. Injertero.-Para preparar en vivero los cuadros del injertero, se recepan las plantas al segundo año de su trasplante y de los EL CASTANO EN ESPAÑA i91 brotes que retoñan se eligen los dos o tres más vigorosos, suprimiendo el resto de ellas y es al año siguiente cuando se injertan, con los métodos ya explicados, recepando los menos vigorosos una vez asegurado el injerto del vástago mejor. También se acostumbra a desmochar las plantas a metro y medio o dos metras de altura y se injertan en cabeza al tercera o cuarto año. Las plantas injertadas en vivero se conservan dos años más antes de extraerlas para llevarlas al monte.