Abstenerse o anular el voto favorece al PRI

Anuncio
Abstenerse o anular el voto favorece al PRI
Martes 19 de Mayo 2015
Estamos a 18 días de que se realice la jornada electoral para
renovar la Cámara de Diputados y diversos gobiernos locales. El
ambiente que ha rodeado este proceso ha dado cuenta del
profundo malestar que priva en la ciudadanía respecto a las
campañas electorales, que, lejos de confrontar ideas, han sido
secuestradas por la mercadotecnia, promoviendo la imagen de
candidatos huecos, que comparten descalificaciones, rayando, en
muchos casos, en lo mundano, la frivolidad e incluso en la violencia.
Este escenario, aunado al descredito de la clase política, ha traído
consigo el impulso de diversas campañas para abstenerse de votar
o anular el voto, como una muestra de inconformidad y castigo a los
políticos ante la difícil situación por la que atraviesa el país.
Se trata de iniciativas justas y legítimas, pero no necesariamente
eficaces para lograr que los políticos rectifiquen su comportamiento,
y se erradique la corrupción, la impunidad y los privilegios reinantes.
De acuerdo con la mayor parte de las encuestas hasta ahora
levantadas, el abstencionismo puede superar el 60 por ciento del
listado nominal de electores, lo que tiene sin cuidado a la clase
gobernante,
que
convierte
los
procesos
electorales,
independientemente del nivel de participación ciudadana, en su
fuente de legitimidad.
Más aún, la baja afluencia de electores a las urnas facilita la
operación del dinero y de los aparatos corporativos del gobierno y
de los partidos políticos para definir los resultados y con ello lograr
el control de los órganos de gobierno.
El objetivo que se han planteado el gobierno, el PRI y sus aliados
es conformar una mayoría absoluta en la Cámara de Diputados
para continuar con sus reformas regresivas, a lo que se suma, de
acuerdo con las listas de candidatos plurinominales registradas por
los partidos, que quienes se perfilan a coordinar las bancadas de
los principales grupos parlamentarios, serán los mismos que
suscribieron el llamado Pacto por México, lo que de concretarse
permitirá la consolidación del proyecto neoliberal encabezado por
Peña Nieto y de la coalición conservadora conformada en su
entorno.
Ante esta situación, es importante destacar dos datos que surgen
de las encuestas hasta ahora levantadas, independientemente de la
preferencia electoral de los entrevistados.
En primer lugar, el número de ciudadanos que rechazan ser
encuestados oscila entre el 30 y el 50 por ciento; en tanto quienes
se reservan su opinión o señalan no saber aún por quién van a
votar, supera en promedio al 30 por ciento de los entrevistados, lo
que genera un amplio margen de incertidumbre en la preferencia
electoral efectiva de los ciudadanos.
Ello supone además, en un escenario conservador, que en caso de
que el abstencionismo y los votos nulos sumen el 60 por ciento de
los 83.5 millones de ciudadanos inscritos en el listado nominal, que
solo participarán 33.4 millones de electores, con lo que el partido o
la alianza de partidos que obtenga un número de votos cercano al
40 por ciento, podrá alcanzar una sobrerrepresentación en la
Cámara de Diputados y con ello la mayoría absoluta en la misma,
con apenas el 13 por ciento de los ciudadanos con derecho a votar.
Una mayoría ficticia con nimia legitimidad, como muy bien lo ha
acreditó el pasado 8 de mayo, en estas páginas de El Universal,
Gerardo Esquivel.
El voto es libre y secreto, o al menos así debería ser. Ejercerlo es
un derecho. La abstención consciente o anular el voto es una
opción, como lo son también el votar por un buen candidato -que los
hay-, favorecer el registro de un partido o favorecer el contrapeso a
los partidos del presidente. En todo caso, es tu decisión. (Senador
de la República)
Descargar