SEMINARI DE LLENGUA CASTELLANA I LITERATURA Araceli Matas – IES Marratxí COMENTARIO DE TEXTO Texto humanístico Hasta hace poco se consideraba una herejía científica la afirmación de que las adaptaciones individuales de un organismo como respuesta a las condiciones de su entorno son hereditarias. Tales asertos contradecían la teoría dominante de la evolución biológica. Según ésta, son los cambios fortuitos en el material genético (mutaciones) los que proporcionan a los seres vivos ventajas adaptativas en la lucha por la supervivencia y mayores posibilidades de procreación para perpetuar su especie. Un hombre que aumenta su musculatura a fuerza de practicar con pesas no tiene por qué engendrar hijos robustos. Estas situaciones individuales no dejan huella en el material hereditario. De hecho, cuando se divulgaron los principios de la epigenética, se creía que este código se borraba durante el proceso de formación del óvulo y del espermatozoide, es decir, que en la producción del gameto para la siguiente generación se hacía tabla rasa, y sólo se transmitía la sucesión de letras genéticas del ADN. Sin embargo, en 1999 la biólogo Emma Whitelaw, investigadora del Instituto de Investigaciones Médicas de Queensland (Australia), logró demostrar que en los mamíferos los marcadores epigenéticos se transmiten por herencia biológica a los descendientes. Por lo tanto, los caracteres adquiridos no desaparecen con la muerte de un individuo. Aunque sus experimentos fueron con ratones, sus hallazgos son válidos para todo el reino animal. Los genetistas tendrán que asimilar igualmente otro descubrimiento: que la transmisión hereditaria de los caracteres epigenéticos no concluye con los descendientes de la primera generación, sino que pueden manifestarse en las sucesivas, como ha demostrado el epigenetista canadiense A. Petronis en 2008 en un estudio sobre la esquizofrenia y su transmisión epigenética. “Si las condiciones ambientales desempeñan un papel en los cambios de nuestro genoma” –sentencia el farmacólogo Moshe Szyf- “entonces ya hemos tendido un puente entre los procesos biológicos y los sociales. Y esto supone un giro copernicano en nuestra visión de las cosas.” (WATERS, Ethan, Cuando el entorno entra en juego, revista GEO, nº 279, abril 2010) SEMINARI DE LLENGUA CASTELLANA I LITERATURA Araceli Matas – IES Marratxí COMENTARIO DE TEXTO 1.- Indique de qué tipo de texto específico se trata, según el ámbito de uso (científico, literario, humanístico, etc.) y cuál es la modalidad textual dominante (narrativa, descriptiva, etc.), con referencias al texto que avalen su respuesta. Se trata de un texto humanístico, de divulgación científica, ya que es un fragmento de un artículo aparecido en la revista de divulgación científica GEO, en el que su autor pretende explicar a un público general algunos avances en la investigación genética. La función del lenguaje es enunciativa y su modalidad textual dominante, la exposición. Podemos observar algunos rasgos significativos que nos lo demuestran: las ideas están bien estructuradas y enlazadas con conectores textuales ( “De hecho”, “Sin embargo”...). Las ideas se aclaran con ejemplos y referencias directas a investigaciones. Abundan las marcas de objetividad: verbos en 3ª persona y uso de construcciones impersonales. El léxico es preciso, denotativo y aparecen tecnicismos (“ mutaciones”, “epigenética”, “ADN”, “genoma”...). Hay presencia de nexos explicativos (“es decir”) y uso del presente con valor atemporal. 2.- Elabore un resumen del texto. Recientes investigaciones contradicen la teoría dominante sobre la evolución a partir de mutaciones fortuitas y demuestran que existe relación entre los procesos biológicos y los sociales. La epigenética ha demostrado que las adaptaciones individuales de un organismo como respuesta a su entorno son hereditarias y producen cambios en el genoma humano. 3.- Enuncie el tema del texto. Evolución del genoma humano: de la mutación a la epigénesis. 4.- Determine la estructura del texto y su tipo (analizante, sintetizante...). Justifique su decisión de manera razonada. La estructura de este texto es analizante, ya que expone la idea principal al principio del texto y posteriormente se va explicando y se saca una conclusión. Podemos observar dos partes claramente diferenciadas, separadas por el conector textual “Sin embargo”. La primera parte abarca los dos primeros párrafos. La segunda parte, los párrafos siguientes. En la primera parte, que se inicia con un marcador textual de tiempo (“Hasta hace poco”). Los tiempos verbales están en pretérito imperfecto (“se consideraba”, “contradecían”, “se creía ”...) porque el autor expone, de una forma objetiva, la teoría dominante en la genética de que las mutaciones fortuitas eran las que alteraban el genoma humano y favorecían su adaptación al medio. Esta idea principal se refuerza con un ejemplo, en el final del primer párrafo (“Un hombre... hereditario”) y con las afirmaciones del segundo párrafo, iniciado por el conector aditivo “De hecho”. La segunda parte se opone a lo anterior (“Sin embargo”) y explica varios descubrimientos de la epigenética, que reafirman la teoría (antes considerada “herética”) de que las variaciones del genoma tienen que ver con los cambios individuales como respuesta al medio. El último párrafo incluye una importante idea secundaria: que los cambios no concluyen con la primera generación sino que se escriben en el genoma. Y aparece una conclusión, expresada en futuro (“los genetistas tendrán que asimilar...”), expresada en boca de un farmacólogo que “sentencia” la relación entre genética y sociedad. El texto finaliza con una afirmación valorativa, en la que mediante el deíctico “esto” (que se refiere a todo lo dicho antes en el texto), se anuncia un giro copernicano, o sea, un cambio profundo en la genética.