EXPANSIÓN Edición Digital – 5 de agosto de 2010 Análisis LAS INCÓGNITAS DE LA LEY OMNIBUS La nueva regulación de los visados ha provocado una catarsis en el sector de los colegios y, más específicamente, entre las ingenierías. La liberalización de los trabajos que hasta hace unas semanas eran obligatorios abre diversos escenarios, sobre todo económicos. Por un lado, se estima que los colegios profesionales perderán unos 228 millones de euros anuales que ingresaban hasta ahora. Por otro, queda por dirimir la evolución que tendrán los visados a partir de ahora, cuando la gran mayoría serán voluntarios. Es decir, los consumidores y usuarios los solicitarán sólo si quieren, por lo que habrá que esperar para comprobar si entran en desuso o si, por el contrario, se mantienen en el mercado. El Ministerio de Economía asegura que los colegios profesionales podrán seguir ofreciéndo este servicio de forma voluntaria, pero se tendrá que dilucidar si es posible. A fin de cuentas, Economía quiere dar juego también a las entidades privadas que realizan labores de certificación y control. En otras palabras, se introduce un nuevo factor relevante de competencia, lo que, sin duda, favorecerá el dinamismo del mercado y la transparencia. El nuevo Real Decreto, pendiente de publicar en el BOE, es una de las secuelas de la denominada Ley Ómnibus, la norma que ha introducido en España la transposición de la Directiva de Servicios, una ley que ha tocado 47 leyes sectoriales y que todavía tendrá mucho recorrido. Esta norma marco ha establecido unas nuevas reglas e introdujo una nueva definición de visado. A partir de ahora acreditarán la habilitación de los profesionales y la integridad documental de los trabajos en función de la normativa aplicable a cada caso. Después de examinar los 82 visados existentes, Economía ha decidido dejar sólo nueve como obligatorios. El resto ya son voluntarios. El Gobierno calcula que esta reforma "reducirá costes para empresas y particulares por un importe de 815 millones de euros al año, de los que 932 millones que actualmente genera el visado tanto en costes directos lo que los colegios ingresan por este concepto, como indirectos cargas administrativas de tramitación". Proporcionalidad y necesidad Los criterios utilizados por Economía para hacer esta criba han sido los de proporcionalidad y necesidad. El nuevo concepto de visado no garantiza la calidad técnica del proyecto ni responsabiliza al colegio de la revisión de los cálculos. En otras palabras, el visado se ha configurado como "un trámite previo que en algunos casos puede ayudar al procedimiento de control de los trabajos que se tramitan ante la Administración, pero que también impone unos costes". Los nueve trabajos que serán objeto de visado obligatorio corresponden al ámbito de la edificación ejecución de edificación y certificados finales de obra y proyectos de demolición y de la minería y los explosivos apertura de explotaciones mineras y de voladuras, proyectos de fábricas y depósitos de explosivos y pirotécnica y cartuchería. A partir de ahora, los colegios profesionales se verán obligados a ofrecer los visados de forma más atractiva y transparente. Ésta es la salida que les queda, para mantener su posicionamiento en el mercado, ya que el espíritu de la nueva normativa es claro: la "ampliación de la libertad de elección de los clientes y los profesionales". No obstante, habrá que esperar para ver cuál es la evolución de esta normativa. Está claro que entrarán en juego las empresas de certificación. Pero, ¿el mercado está preparado para canalizar visados en sectores donde no existe experiencia y donde los colegios sí aglutinaban este conocimiento? Una de las principales críticas que se ha realizado a la reforma desde Unión Profesional asociación integrada por 40 consejos generales y superiores que, juntos, aglutinan, a más de 1.000 colegios profesionales es que "no aplica adecuadamente la Ley Ómnibus en cuanto a que no incorpora como obligatorios visados cuyo objetivo es preservar la integridad física y seguridad de las personas". Además, apunta que "el decreto es limitativo y tendrá consecuencias en el encarecimiento del aseguramiento de responsabilidad profesional, lo que los colegios intentarán paliar negociando con las compañías de seguro". Ésta es otra de las incógnitas para el futuro. En el momento en que muchos visados pasan a ser voluntarios, será una nueva circunstancia para ser tenida en cuenta en las pólizas. A ello hay que añadir el rechazo que ha suscitado el decreto en varios colectivos profesionales. Han planteado la batalla de la seguridad. El mensaje básicamente consiste en que el ciudadano perderá esta garantía porque hasta ahora los trabajos profesionales "son llevados a cabo por técnicos acreditados y supervisados por los colegios profesionales". Esto lo que quiere decir es que los colegios realizan un control deontológico de los expertos que están colegiados en la corporación y que actúa como control al evitar el intrusismo o las malas prácticas. Ello garantiza que los profesionales que emiten el visado lo hacen con la solvencia técnica exigida. Advertencias sobre la pérdida de seguridad Ante las críticas recibidas, el Gobierno replica que "la seguridad sigue siendo una prioridad", ya que "se mantienen mecanismos de control que conviven con el visado y que sí contribuyen a garantizar la seguridad de las personas, como los seguros de responsabilidad civil, una mayor certeza del marco jurídico que regula asignación de responsabilidades o la exigencia de que ciertos trabajos vayan firmados por un técnico competente". A esto añade "la existencia de entidades que realizan labores de certificación y control, unas Administraciones que incorporan nuevas tecnologías y una mayor eficacia de su actuación supervisora, así como un sistema legal e institucional de defensa del consumidor".