TRABAJO DE CAMPO TEORIAS DEL APRENDIZAJE De acuerdo a la información que se adjunta, y siempre desde el punto de vista de las teorías del aprendizaje, desarrolle de forma breve y clara, los puntos que se solicitan a continuación: 1. Seleccione y justifique las intervenciones que ud. cree adecuadas a cada problema. 2. Describa los procedimientos para la aplicación de las intervenciones, con una sencilla planificación de las entrevistas, incluyendo una evaluación. 3. Describa formas posibles de evaluación de la eficacia y/o efectividad de las intervenciones. El trabajo no deberá superar las 4 carillas de hoja A4 para los dos casos, interlineado sencillo, fuente de 11 pts. Deberá incluir Apellido, Nombre, Nº DNI y comisión del autor. MARCOS 8 AÑOS Marcos fue traído a la consulta por sus padres, derivado por la escuela. Tiene 8 años y cursa el 3º año de EGB en una escuela privada. El motivo de consulta es a raíz de un episodio en la escuela donde Marcos golpeó a la maestra. Proviene de una familia de clase media: Padre (38 años, viajante), madre (36 años, ama de casa) y una hermana de 6 años. El papá manifiesta que si bien este episodio fue el causante de la derivación a tratamiento, también existen otros problemas. Lo que más le preocupa es la dificultad que tiene Marcos para dominar su carácter y la dificultad para hacerse amigos: “cuando se ve en una situación en la que no puede salirse con la suya, inmediatamente tiene una rabieta (al parecer incontrolable), que en verdad trastorna toda la casa”. Dice que no se trata de pequeños berrinches de su edad, sino de un descontrol tal que les es imposible dominar la situación. Los problemas empezaron en la casa, pero recientemente también estallaron en el colegio. Los arrebatos sobrevienen cuando se le pide al niño que cumpla con su tarea escolar o se le da alguna orden que a él no le gusta como juntar sus juguetes, dejar de jugar para ir a cenar, etc. Durante la entrevista, mientras el padre hablaba, la madre lo escuchaba nerviosa. La hermanita le sacó la lengua a Marcos y él miró para otro lado. Mientras su papá comentaba el problema, él dijo: “…sé que tengo mal carácter…”. La madre dice que el problema ha venido intensificándose lentamente, a lo largo de los años. “… En el jardín de infantes y en los dos primeros años de EGB, tuvo maestras realmente excelentes y comprensivas. A veces Marcos se limita a “plantarse”, se rehúsa a hacer lo que le piden y cuando se le mete en la cabeza que no hará algo, no lo hace. Nada logra conmoverlo. Ahora, el problema está llegando a un punto límite, porque cuando Marquitos pierde los estribos... El tiene que controlarlo todo, que mandar en todo. Si pierde el dominio de la situación, es como si sintiera que pierde la capacidad de mando y él tiene que ser el amo. Tiene que decirle a la maestra qué hará y qué se rehusará a hacer. Mucha paciencia no le tiene la maestra de este año…”. Al indagar las soluciones intentadas, el papá aclara que antes él había oído hablar de estas rabietas a la mamá, pero nunca había presenciado realmente una hasta hace algunos meses. Hace un par de semanas, el niño se empecinó en algo y tuvo una rabieta. El padre reaccionó pegándole en la cola pero, aunque se le partió el corazón, cree que de nada sirvió. Según el padre, nada de lo que hagan perturba a Marcos y, si lo hiciera, cree que nunca lo manifestaría. La última vez que le dio una paliza, el niño respondió dándole puñetazos con todas sus fuerzas. En este momento, la madre comenta: “…las rabietas lo dejan exhausto y la mitad de las veces, termina llorando. No creo que pegarle sea la solución…”. Dice que no teme que el niño le haga daño, pero que la situación es muy desagradable. Señala que siempre lo vigila atentamente porque no quiere que se lastime, ni que lastime a otra persona o destroce la casa (concluye, riéndose). Al preguntarle al niño qué había pasado en la escuela, dijo que su maestra lo había mandado a la dirección porque no lo dejaba mover las manos ni jugar con una bandita elástica; que ella se la había sacado cuando él no estaba haciendo nada y que a él no le gustaba que le sacaran las cosas de esa manera. Se niega a hacer las tareas escolares en su casa. Su coeficiente intelectual es superior al de la media de niños de su edad (CI = 130, con desempeño mejor en ejecución que verbal; CIV = 120, CIE = 140). No tiene amigos y en la escuela es un niño solitario. Suele mantener peleas con sus compañeros, con frecuencia. No le gusta asistir a los cumpleaños y nunca se ha quedado en casa de compañeros a dormir. Tampoco ha manifestado interés por invitarlos a su casa. El único motivo manifiesto de preocupación para Marcos es que, a veces, suele sentir un poco de miedo cuando tiene que ir a acostarse, razón por la cual suele resistirse a la indicación de los padres. Manifiesta temer que unos fantasmas vengan y se lo lleven mientras él está dormido. En general se presenta como un niño poco comunicativo, no cuenta las cosas espontáneamente, da respuestas cerradas, utiliza muchos monosílabos y mantiene largas pausas entre la pregunta que se le hace y la respuesta. Marcos nunca consiguió controlar esfínteres durante la noche y se orina en la cama al menos cuatro veces por semana. Sin embargo, es capaz de controlarlos durante el día. Los padres han tratado de resolver este problema de innumerables formas y consultando a diversas personas, incluyendo a un cura y a una bruja. PEDRO 9 AÑOS Los padres de Pedro concurren a la consulta por el bajo rendimiento escolar de su hijo y por problemas de conducta. El grupo familiar está compuesto por los padres y sus cuatro hijos: dos hermanas de 20 y 21 años, un hermano de 15 y Pedro de 9 años y 2 meses, cursando el 3º de EGB. Los padres son conscientes de las dificultades académicas y conductuales de su hijo y muestran preocupación por las mismas. La madre dice que su matrimonio se ha puesto a prueba últimamente por el conflicto relativo a la conducta de su hijo en casa y en la escuela. Pedro discute, tiene rabietas e insiste en seguir jugando o leer cuando su padre lo lleva a la cama, con lo que se suele retrasar el horario para dormir entre una y dos horas. De forma similar, el papá ha llegado a preparar cuatro o cinco comidas diferentes para él cuando insiste en no comer lo que ha preparado su madre. En la escuela, varias maestras se han quejado de su tozudez, de su empeño en hablar sin respetar su turno y su negativa sistemática para cumplir con las reglas de la clase. Durante las entrevistas de evaluación, Pedro se muestra como un niño con un nivel de activación inapropiado (no deja de moverse y/o de tocarse los dedos) y tiene dificultades para mantener la atención en tareas de cierta complejidad, a no ser que esté muy interesado. En un primer contacto, le cuesta mantener la mirada, mostrándose huidizo y expectante. Su conducta va cambiando en las sesiones sucesivas, en la medida en que se siente más confiado, hasta alcanzar un buen nivel de comunicación, haciendo partícipe a la psicóloga de sus problemas, intereses y necesidades. Pone mucho empeño en realizar bien las tareas que se le proponen y ante aquellas que presentan mayor dificultad suele abandonar o negarse a comenzarlas por considerarlas “difíciles”. Tiene bastante imaginación, que emplea a veces para evadirse de situaciones o tareas que le incomodan. Se muestra muy observador y competitivo. Presenta un nivel moderado de fatigabilidad. En la historia evolutiva se observa que el exceso de movilidad es manifiesto desde su nacimiento, siendo capaz, al año, de desplazar la cuna con el balanceo. Su desarrollo motor fue algo tardío (comenzó a caminar a los 14/15 meses) y el desarrollo del lenguaje fue normal. El control de esfínteres se produjo recién a los 7 años. Las dificultades de aprendizaje y de conducta de Pedro fueron detectadas en el Jardín de Infantes, aunque esta es la primera vez que consultan por el problema a un psicólogo. Además, se distrae fácilmente por estímulos irrelevantes; tiene dificultades para organizar las tareas; habla a destiempo; interrumpe a los demás inoportunamente; es muy intranquilo y nervioso; actúa sin pensar, respondiendo con frecuencia en forma impulsiva; le cuesta permanecer quieto y/o callado; tiene dificultades para mantener la atención; busca siempre ser el “centro”; le aburren las tareas escolares; falla al realizar las tareas encomendadas y tiene dificultades manifiestas con la escritura. Pedro se manifiesta como un niño sensible, afectivo, impulsivo, inseguro, dependiente, bastante imaginativo y con tendencia a actuar por impulsos agresivos. Aunque es aceptado por su grupo-clase, se queja de que tiene pocos amigos y que encuentra dificultades para establecer relaciones interpersonales con sus iguales. Es un niño que es incapaz de atenerse a las normas, reglas y convencionalismos sociales por los que se rigen los demás. Por esta razón, las relaciones que establece son poco estables y duraderas encontrando, en ocasiones, conductas de rechazo que han favorecido la construcción de una imagen poco positiva de sí mismo y el desarrollo de una baja autoestima. Al mismo tiempo, su desinhibición conductual, asociada a una necesidad de satisfacción inmediata de sus impulsos, favorece el desarrollo de relaciones frustrantes o poco gratificantes. De acuerdo con los resultados obtenidos en algunas pruebas administradas, el niño presenta resultados que se corresponden con una capacidad de conocimiento general y un escaso desarrollo de estrategias y destrezas adquiridas en el proceso de aprendizaje, aunque se considera que el poco aprovechamiento escolar no se debe a factores aptitudinales, sino a factores motivacionales y conductuales. Las puntuaciones más bajas que obtiene se corresponden con una edad menor a 6 años. Su nivel de competencia curricular es bajo. A nivel lectoescritor, tiene una lectura poco fluida y dificultades al leer palabras polisílabas o desconocidas. MARCOS 9 AÑOS Marcos, niño tímido e inseguro, ya no tiene esperanzas de aprender. Claro, habiendo cursado 2º año de EP dos veces, ha llegado a 3er. año y aún no puede leer y escribir en un nivel alfabético. Confunde las letras y no recuerda tampoco cómo se escriben. Marcos se sienta cerca de su maestra, quién le da tarea diferenciada, con “menos contenidos” que las actividades previstas para el resto de sus compañeros. La mamá ha sido citada en diversas oportunidades; ella comenta que su hijo se encuentra desganado, que tiene dolores de estómago y se pelea con los compañeros de clase. Por los comentarios del niño, cualquier adulto lúcido se da cuenta de que Marcos posee una capacidad normal para aprender. Tiene respuestas acordes a su edad, espontáneas y comentarios inteligentes. Pero su dibujo podría ser el de un niño mucho más pequeño. Esto es común que suceda porque los niños con problemas de aprendizaje se valen del lenguaje simbólico del dibujo para expresar sus conflictos derivados de su dificultad para aprender. Su timidez y retraimiento hacen que también se los confunda con niños regresivos, cuando no es así. Esta regresión es momentánea porque Marcos asume una conducta muy infantil, de un niño de menor edad, porque en verdad desea que lo protejan. Es su modo de decir a los adultos que necesita ayuda. Sin embargo esa impresión que nos transmite al verlo de un niño que "no crece" puede hacernos equivocar acerca de sus verdaderas posibilidades intelectuales. Estos alumnos, por no manejar los símbolos abstractos del lenguaje, ya que no leen, mantienen su potencial intelectual escondido. SILVIA 9 AÑOS Silvia tiene 9 años y cursa 2º año de EP por segunda vez, habiendo cursado 1º año dos veces también. En el aula se manifiesta tranquila, se adapta sin dificultades a las normas institucionales y áulicas, mostrándose siempre muy afectuosa y colaboradora. En tanto en el aprendizaje escolar específico se evidencian dificultades particularmente en el área de Prácticas del Lenguaje y en Matemáticas. Según consta en el informe pedagógico del docente, en Prácticas del Lenguaje manifiesta que se encuentra operando en un nivel silábico-alfabético, observando la no adquisición aun de competencias como comprensión lectora, lectura autónoma, escritura espontánea y al dictado. Las consignas impartidas oralmente logra comprenderlas pero observa dificultades para su ejecución. En Matemáticas, se desempeña con un nivel operatorio aun ligado a lo concreto, no logrando competencias específicas para el cálculo en las cuatro operaciones esperadas, en vista a que aun no desarrolla el necesario y adecuado proceso de abstracción para operar simbólicamente. En relación con sus hábitos generales de trabajo en clase, Silvia demuestra ser participativa, abocada a la tarea encomendada, manteniendo adecuados vínculos con pares y adultos; lo notable, en tanto aspecto central para el desempeño escolar, es que aun no logrado el adecuado nivel de autonomía para operar en las actividades específicas de las diferentes áreas curriculares. En este punto se hace especial hincapié en su dependencia del docente, al que solicita permanentemente ayuda para resolver una situación problemática. Necesita estímulo constante para reforzar su autoestima, de esa manera logra hacer ciertos avances. Como es mayor que sus compañeros, por sus dos repitencias y dados los indicadores pedagógicos actuales, se solicita intervención al Equipo Escolar Básico, en el cual el Equipo de Orientación Escolar (EOE) interviene para aportar nuevas estrategias para revertir el cuadro de fracaso escolar. La docente considera que posiblemente se requiera que Silvia deba ser incorporada a un proyecto de integración con educación especial. No obstante esta propuesta, el EOE se aboca a realizar una investigación sobre la situación escolar de Silvia.