Tema 7 ORIENTACIONES PARA LA PRESERVACIÓN Un libro comienza a deteriorarse desde el mismo momento en que se publica. Puesto que está hecho de material orgánico, este contiene dentro de él los elementos de su propia y final destrucción. Este proceso se puede acelerar debido al medio, por ataque de insectos o de hongos sobre todo, por la descuidada manipulación humana. CUIDADO DE LIBROS Y DOCUMENTOS La preservación de los archivos y de las colecciones bibliotecarias es, a menudo, considerada como parte muy costosa de a administración de colecciones. Existe muchas tareas de rutina y reglas simples que si se incorporan a los métodos o procedimientos para la manipulación y almacenamiento de materiales, que contribuirían a su preservación. Estas orientaciones sugieren formas prácticas de evitar daños a las colecciones e incluyen algunos consejos para realizar simples reparaciones, que con e material adecuado y con un poco de cuidado, se pueden realizar. RASGADURAS Y DESGASTES. Las rasgaduras y desgastes constituyen un proceso nocivo por lo general, se va desarrollando paulatinamente, debido a pequeñas acciones inconscientes que se hacen evidentes cuando el daño es evidente cuando el daño no es notorio. Los libros modernos que, de manera negligentes, se dejan expuestos a la luz de sol se pueden comenzar a deteriorar rápidamente debido a papel de mala calidad que se utiliza hoy día para imprimir, el papel es mucho más vulnerable a su deterioro si se expone a luz brillante como la luz solar. Las fotografías y los impresos también se pueden dañar puesto que los tintes y algunas pigmentaciones se decoloran. Un libro que se deja abierto boca abajo sobre el brazo de un butacón o sobre una mesa, se debilitará y finamente se romperá por el lomo aunque las hojas permanezcan intactas. Incluso el daño puede ser mayor a causa de manipularla en forma adecuada para fotocopiarlo, pues a veces se ejerce una presión incorrecta en las esquinas del lomo para obtener una imagen clara del texto en el margen interior. Un almacenamiento incorrecto y descuidado, donde sobresalgan los libros del estante, así como estantes cuyo diseño sea el mejor, con los bordes afilados, pueden dañar a los libros y a las personas. Cuando los estantes están sobrecargados y se necesita halar el libro por a parte superior de lomo para poder sacar, con el tiempo lega a dañar de manera irreversible. Mucho de estos desgaste y de desgarraduras se pueden minimizar, si le prestamos n poco de atención. Por ejemplo, la cubierta de los libros recién encuadernados sufriría menos si se abre con cuidado cuando vaya a ser utilizado por primera vez, no lo abra en el centro, sino desde el principio pasando gradualmente por todas las secciones. Otra forma es abriendo al principio, pasando abrir la última parte, inmediatamente, hasta llegar a centro. Existen otras medidas sencillas que se pueden tomar para asegurar que s materia bibliotecario le dure el mayor tiempo posible. TEMPERATURA Y HUMEDAD En general los libros y documentos necesitan, para su mejor conservación, de una temperatura fija que debe oscilar entre 18 y 21 grados, y HR del 50 a 55%, para asegurar que ni el papel ni la encuadernación se vuelvan demasiado húmedos y con esto de corra e riesgo de la aparición de hongos o que el papel se reseque demasiado y se fragiice. Las fotografías necesitan de una temperatura aún más fría y de un por ciento de HR más bajo, el papel periódico, los papeles de trapo fabricados a mano y la vitela se deberían almacenar por separado. Desdichadamente una temperatura pareja no se puede lograr en la mayoría de las instalaciones, las que carecen de sistema de control o tienen un nivel central de climatización u otros métodos, un aire acondicionado so compensa rara vez los aumentos de humedad. Se debe chequear la temperatura y la humedad por medio de instrumentos como son termómetros y termohigrógrafo. Sencillamente debemos recordar que el papel se deteriora con rapidez en el calor y humedad excesiva. El almacenamiento deberá estar tan lejos como sea posible de calentadores, calefacciones, cañerías de agua caliente y de cualquier área de condensación, donde pueda existir posibilidades de la misma. Así mismo se deberá evitar el almacenamiento de los materiales directamente sobre el suelo . El flujo de aire es también importante, abrir las ventanas con frecuencia una forma simple y efectiva de evitar que el aire se vicie. Los libros y documentos no se deben almacenar en lugares donde recaiga sobre ellos la luz solar, ni tampoco permanezcan en total oscuridad, ya que permite crecimiento de microorganismo. Para los materiales por individual una carpeta o caja hecha de pape o cartón que no contengan ácido es una buena alternativa. Esto los protegerá de la luz, del polvo, de una manipulación incorrecta, y durante su transportación. Si el documento es manipulado a menudo, se recomienda un forro hecho de una película clara de poliéster recomendable también para almacenar tarjetas postales. LIMPIEZA. El polvo y la suciedad se encuentran entre los enemigos escondidos de los libros. Además de su poder destructivo es obviamente aparente, contienen elementos que producen deterioro químico y esporas de hongos. Una limpieza ligera de forma sistemática en los estantes y en los libros mantiene al enemigo a raya. Los libros son fáciles de limpiar, el polvo se puede depositar en las páginas y puede causar más daño. La solidez de un libro des un indicador de cuán libremente, o sea con cuanta seguridad, se puede limpiar. Una aspiradora con cepillo suave se pude utilizar sin problemas. MOHO Y MANCHAS. A veces, manchas residuales de moho o de otra cosa aparecen desfigurando los papeles y los libros. Las esporas de moho son activadas por la humedad excesiva en la atmósfera y si el papel húmedo o ha sufrido de un ataque de moho reciente bajo ningún concepto se debe secar cerca del fuego o de una corriente de aire caliente, sino que el material afectado se deberá separar del no afectado. Hará bien si se expone a aire en una habitación ventilada. Si el papel, o os papeles, están completamente secos es posible que se puedan eliminar los residuos de n ataque de moho anterior. La limpieza de las partículas del moho anterior se deberá realizar lejos de los demás libros, y si fuera posible, con ligeros y suaves pasos con una brocha suave de pintar, la hoja de papel o libro afectado sólo se deberá devolver a su lugar cuando el área afectada no se halla limpiado completamente. Cualquier otro tipo de intento para quitar las manchas no se debe poner en práctica si no esta respaldada por un consejo profesional adecuado. FUEGO O INUNDACIONES Se debe instalar un sistema de detección de fuego y de alarma. Es bueno recordar que en caso de fuego, es más probable que os libros se dañen más por el agua que se usa para apagarlo y por las tuberías que explotan que por el mismo humo y por las llamas. La utilización de extinguidores no acuosos puede minimizar ese riesgo. Para los libros dañados por el hollín, la limpieza cuidadosa con una brocha suave puede por lo general lograr que, el libro vuelva a tener un nivel de servicio, o sea, que pueda volver a ser usable Para los libros y documentos, o papeles empapados en agua, el tiempo y el trabajo que realicemos es fundamental. El libro mojado que está cerrado se debe limpiar primero con un paño de algodón húmedo antes de abrirse gradualmente, y secarlo poco a poco con una buena circulación de aire fresco. Esto se deberá hacer con el libro parado verticalmente y con las hojas separadas. Nunca lo pare por el lomo ni por el borde delantero, nunca se deben de tratar de separar las hojas mientras se encuentre mojado el libro y en los casos de aquellos que contienen ilustraciones de arte en pape brillo o cromado, se insertaran láminas finas de polietileno entre las hojas, ya que cuando se secan sin separar no hay posibilidades de separarlas sin ocasionar n daño irreversible. Los libros que se ponen a secar se deben chequear diariamente para evitar crecimiento del moho. Los estantes se deben limpiar bien antes de colocar nuevamente los libros. LO QUE DEBEMOS Y LO QUE NO DEBEMOS HACER. Podemos evitar muchos daños a los libros, papeles y documentos si somos cuidadosos con su manipulación, si sacamos n libro de su estante sin tirarla por la parte superior del lomo, si pasamos las páginas con cuidado para evitar que se rasguen, al recordar el daño que le hacemos si lo tocamos con las manos sucias o lo manchamos con café o de cualquier otra bebida o alimento, y aún, le haremos daños si no observamos además una serie de reglas. Las cintas adhesivas, las presillas, los alfileres y las ligas de goma causan a los libros daños a largo plazo, así como las gomas y pastas de pegar comunes debido a su alto contenido en ácidos. Las alternativas dependerán del valor que ud. le otorgue al documento en cuestión (sentimental o material). Los papeles rasgados se pueden arreglar, previamente orientado técnicamente por los encuadernadores Cuando el daño es muy grave o extenso debe buscarse el consejo de expertos o especialistas. La BNJM a través de su Departamento Metodológico le ofrece más información sobre los tópicos de Conservación siempre que lo solicite por nuestro correo electrónico. Dirigido a los trabajadores del Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas.