Artículo AGRO ENTORNO AGRICULTURA PROTEGIDA Fotosíntesis Aarón Huerta Hernández (Cuarta y última parte) Agricultura La fotosíntesis es el proceso mediante el cual las plantas usan la energía solar para transformar los nutrimentos del suelo, el aire y el agua, los azúcares que les sirven para realizar sus actividades metabólicas. Para esta actividad se requiere de la presencia de clorofila, sustancia presente principalmente en las hojas; aunque también se encuentra en otros órganos de color verde. La tasa de asimilación de CO2 se refiere a la velocidad de fijación de carbono en cada metro cuadrado de superficie. Sirve como un indicador para conocer que tan eficiente está siendo la planta para producir materia seca, es decir, generar nuevos órganos, (flores, frutos etc.) y seguir creciendo. AGRO 26 ENTORNO La concentración de CO2 en el invernadero, también juega un papel fundamental en la tasa de asimilación del mismo, su efecto se puede ver con claridad. Normalmente, en el ambiente hay una concentración de CO2 de alrededor de 300 ppm, aunque esta concentración es menor dentro del invernadero debido al consumo y limitaciones en ventilación (Lorenza y Sánchez, 2004). Por ello es vital que éste cuente con una buena área de ventilación, que favorezca las tasas de renovación de aire. Estas concentraciones más bajas de CO2 se deben básicamente a que gran parte del carbono atmosférico es fijado por las plantas, además de que cuando la estructura no está bien ventilada, el carbono capturado no es repuesto como normalmente ocurre en los sistemas a campo abierto. Por ello, es muy importante, sobre todo durante el día, que es cuando se presenta la fotosíntesis, que el invernadero tenga una constante renovación de aire, esto se logra propiciando un flujo de viento continuo (pero no excesivo), mediante la apertura de cortinas y/o ventanas cenitales o laterales. La concentración de CO2 juega un papel tan importante que incluso, en sistema de producción de tomate de alta tecnología, se usa como una práctica de manejo el enriquecimiento atmosférico con anhídrido carbónico. Esta actividad no suele realizarse para invernaderos de baja tecnología o de tecnología intermedia, pues la inversión suele ser muy elevada y no se justifica si el precio del producto no es muy alto. En ocasiones, durante el invierno, es necesario cerrar las ventanas del invernadero durante la tarde para acumular calor y para proteger al cultivo de las bajas temperaturas nocturnas. No obstante, esta práctica limita el flujo de aire y recuperación de CO2 durante el día. Sin embargo, en ausencia de calefacción en ocasiones no hay otra opción para salvar a la planta de una helada. Por ello es importante que en la mañana, cuando ha salido el sol y el invernadero comienza a calentarse, se estimule la ventilación. La hora oportuna para abrir o cerrar las ventanas depende de la época del año y de las condiciones climáticas de la zona. Por ello es importante llevar u monitoreo constante tanto de las temperaturas del interior del invernadero como del exterior y de ser posible de la concentración de CO2 en el interior del invernadero. En los invernaderos de tecnología intermedia, el criterio general es que en el momento en que la temperatura exterior llegue a 10 o 12 °C se inicie la apertura de las ventanas a una tercera parte de su apertura. Al realizar esta actividad se inicia la ventilación del invernadero y se evacua el exceso de humedad del interior. Normalmente la planta requiere de 14 17 hojas desarrolladas totalmente (contando a partir del último racimo formado que tenga una flor abierta y hacia abajo) para no reducir la producción de asimilados que se genera durante la fotosíntesis. Un número mayor de 18 hojas puede generar una lata humedad relativa en la zona de la planta y provocar riesgos por enfermedades como tizones y Botrytis; además de retardar la maduración. Por el contrario, cuando la planta tiene menos de 14 hojas le falta área fotosintética y esta puede sufrir un agotamiento y dificultades para llenar bien los frutos y para mantener una alta tasa de generación de frutos en un ciclo largo. En general se recomienda que la planta siempre tenga dos racimos descubiertos y éste es el mejor indicador del número de hojas activas que debe tener una planta de tomate. En las variedades de tomate bola, donde se requieren frutos de gran calibre, se recomienda que en los primeros tres racimos se dejen 6 frutos por racimo, 5 en los siguientes tres racimos, y 4 en los sucesivos. En las etapas finales se puede incluso reducir a tres frutos por racimo cuando se le pide al productor frutos de buen calibre. Si nunca se hace un aclareo, se reduce el tamaño dl fruto y de igual manera las pretensiones en el precio de venta de parte del productor. El tratamiento de aclareo de frutos no se suele aplicar para tomate Saladett de forma convencional, pero puede emplearse esta estrategia de aclareo de racimos para recuperar una planta agotada. Por regla general los frutos de mayor calibre serán siempre los de los primero racimos y en el racimo serán siempre los frutos más cercanos al tallo, siempre y cuando estén debidamente polinizados. La práctica de eliminar hojas jóvenes para balancear el crecimiento de la planta debe usarse con cuidado y en forma limitada, pues si se reduce el índice de área foliar por un periodo prolongado se afecta el rendimiento. AGRO ENTORNO 27 Agricultura La concentración de CO2 juega un papel tan importante que incluso, en sistema de producción de tomate de alta tecnología, se usa como una práctica de manejo el enriquecimiento atmosférico con anhídrido carbónico. Respiración La respiración es el proceso mediante el cual las plantas toman oxigeno y liberan dióxido de carbono la respiración consume los carbohidratos formados durante el proceso de fotosíntesis y se eliminan en forma de CO2. Con este proceso se obtiene la energía necesaria para que la planta cumpla con sus funciones de crecimiento y desarrollo. Este proceso se presenta tanto en el día como en la noche; sin embargo, como en la noche no se realiza la fotosíntesis, el intercambio de gases total es diferente. Debido a que en la noche sólo se da la respiración, y no la fotosíntesis, es conveniente mantener baja la respiración para evitar demasiada pérdida de fotoasimilados. Para mantener tasas de respiración bajas es conveniente evitar las temperaturas demasiado altas (mayores a 32 °C) en el invernadero. A excepción de la fruta nueva, la respiración en el fruto de jitomate siempre es mayor que la fotosíntesis bruta, incluso bajo condiciones de alta luminosidad, por lo cual la acumulación de materia seca en el fruto depende de la importación de asimilados de la hoja.