34 A N A L E S D E HISTORIA NATURAL. nes. En todo caso se ve un espacio perinuclear exento de cromatina, continuado con el espongioplasma incoloro del ci­ lindro-eje y de los apéndices protoplásmicos (fig\ 3 A). Las expansiones protoplásmicas gruesas, singularmente las que se dirigen hacia la periferia de la médula, ofrecen en una parte de su trayecto husos relativamente mucho más finos y largos que los correspondientes del conejo. El núcleo muestra un nucléolo de cromatina y un gran número de granulos, qui­ zás de edematina, que atraen especialmente el verde de m e tileno, cuando se coloran los cortes en una mezcla de tionina y este reactivo. También en la médula de los batracios pueden verse los dos tipos cromó-filo y cromófobo de Flesch. Las células obscuras ó retraídas se reconocen fácil­ mente por su intensa colorabilidad, por la aproximación y alargamiento de los husos c r o ­ máticos, por estar provistas de Un núcleo ObSCUrO, COmO reFiff. 3 - D o s células motrices de la médula espinal de la rana.—A, célula enfocada ecuatorialmentc; B, célula en­ focada por su cara superior; C, núcleo de una célula neurógiica. Método de traído, y por exhibir U n COntorno festoneado, debido SÍI1 duda á la producción de grandes va- cuolas entre el protoplasma y la membrana. Parecidos caracteres ofrecen las células motrices del facial y del trigémino, donde los husos cromáticos están tan notablemente desarrollados. Un corte antero-posterior del cerebelo de la rana nos permi­ te observar fácilmente los granos y los elementos de Purkinje. Las células de Purkinje se hacen notar por su palidez, y , sobre todo, porque los husos cromáticos no están esparcidos por toda la célula, sino confinados de manera exclusiva por debajo de la membrana en donde se adhieren, constituyendo grumos ó nudosidades irregulares. Estos grumos son poco nuNissl.