El Universal:Pag.E13 Impreso por: rafaelsotomayor el 16/08/2009 a las 02:27:45 p.m. color SOCIEDAD lunes 17 de agosto de 2009 13 CONCIENCIA Coordinador: Guillermo Cárdenas guicardenas@hotmail.com ARCHIVO EL UNIVERSAL Determinan la "edad" del río Amazonas Tras analizar sedimentos cercanos a la boca del Amazonas, científicos de Inglaterra y Holanda, junto con la compañía petrolera brasileña Petrobras, descubrieron que el río tiene alrededor de 11 millones de años de antigüedad y que su forma actual la adquirió hace unos 2 millones 400 mil años. Subestima México los cráteres de impacto E l choque de un cuerpo celeste contra la Tierra puede ser catastrófico, eso bien lo saben los científicos y lo han retratado películas de ficción como Deep Impact. Con todo, las huellas de esos eventos también aportan datos sobre el origen de la vida, el Sistema Solar y la historia geológica del planeta. Sin embargo, el estudio de las estructuras geológicas (cráteres de impacto) que se forman tras la colisión de un meteoroide, asteroide o cometa es escaso en naciones en desarrollo, incluido México, donde la gran excepción es el cráter de Chicxulub, en Yucatán. Así lo considera la académica María Guadalupe Cordero Tercero, investigadora del Departamento de Ciencias Espaciales del Instituto de Geofísica de la UNAM, quien advierte que al observar en un mapa mundi las zonas de impacto hasta hoy registradas (unas 120), se nota una mayor concentración de ellas en Norteamérica, Europa y Australia. “Hay dos vacíos: uno en los mares y océanos y otro en los países del Tercer Mundo. En el primer caso porque es muy difícil encontrar cráteres de impacto en el fondo marino, que se renueva constantemente. En el segundo, porque la situación económica limita la investigación”, considera la académica. Eso no significa, apunta Cordero, que no tengamos otros cráteres de impacto en territorio mexicano, lo cual tiene un valor científico y a la vez económico: “El ejemplo clásico es el de Chicxulub, que en sus rocas alberga petróleo, por lo cual es posible que en otros cráteres también haya minerales importantes”. Los “proyectiles” cósmicos que llegan a la Tierra contienen valiosa información que puede extraerse al revisar la composición química de sus remanen- tes, lo cual arroja pistas sobre su lugar de procedencia o incluso sobre la presencia de materiales orgánicos. Aunque su tamaño es muy variable, se estima que los de más de un metro pueden pasar el “filtro” de la atmósfera e impactar el terreno, aun cuando ya se hayan fragmentado. Y al analizarlos se pueden encontrar también claves útiles para entender procesos biológicos. De hecho, una teoría postula que la formación de cráteres de impacto propició el surgimiento de la vida o su desarrollo en nuestro planeta. Esto habría ocurrido porque al penetrar el objeto hasta toparse con depósitos de agua subterránea tal vez formó sistemas hidrotermales a partir de diversos elementos químicos y roca fundida. “Todo mundo piensa que al llegar un impacto fuerte arrasa con la vida, pero también pudo alentarla”, dice Cordero. Calendario natural Otra razón por la cual vale la pena estudiar cráteres de impacto es que éstos funcionan como una especie de calendario natural que da cuenta de la historia geológica del planeta. La científica lo explica con la metáfora de una pared: si ésta se deja sin pintar conserva vestigios que permiten calcular su antigüedad. En cambio, cuando la pared se pinta quedan borradas esas evidencias del paso del tiempo. De la misma forma, apunta, cuando en una zona de la superficie continental existen pocos cráteres de impacto, esto puede ser indicio de que ahí ocurrieron procesos geológicos que renovaron la corteza terrestre. Hay diversos medios para explorar cráteres de impacto. Entre ellos están los clasificados como percepción remota, que, como indica su nombre, facilitan la visualización a distancia a través de tec- nologías como cámaras y satélites. De hecho, Cordero confía que una vez constituida la Agencia Espacial Mexicana (que aún debe avalar la Cámara Baja) pueda incorporar algunas líneas de trabajo que ella propone para subsanar el vacío en la materia. Proyecto pendiente “Otro proyecto que tenemos es estudiar cómo caen los objetos más pequeños y se fragmentan para tener más información sobre su resistencia”. Según los modelos computarizados que Cordero usa, los objetos que entran a la atmósfera terrestre a 20 kilómetros por segundo y con tamaño menor a dos metros se fragmentan. En forma paralela, añade, deben efectuarse sondeos directos sobre el terreno donde sea localizada la huella de un impacto, ya que desde el cielo no es posible hurgar qué tipo de objeto lo produjo. La especialista también considera relevante estudiar en directo en el terreno (con las herramientas de la geología) las regiones de impactos y sus alrededores, porque los meteoroides o asteroides que colisionan propician la expulsión de grandes cantidades de material originalmente enterrado, que al analizarse revelan detalles sobre la estructura y propiedades mecánicas de la corteza. No menos importante es, en opinión de la experta, integrar a México a los programas para identificar, por medio de observaciones telescópicas, objetos cercanos con riesgo de impactar la Tierra. Pone como ejemplo el caso de los asteroides, que en México no son buscados por parte de los astrónomos. Y lo mismo sucede con las “cicatrices” que dejan esos cuerpos en la tierra. “En Chicxulub tuvimos la suerte de que Pemex establa explorando el terreno y lo descubrió; pero de no haber sido por eso, tal vez no nos habríamos dado cuenta de su existencia”, concluye la experta de la UNAM. únete a nosotros a través de facebook en el grupo KIOSKO-ELUNIVERSAL ARCHIVO EL UNIVERSAL Pese a aportar datos sobre el origen de la vida y el Sistema Solar, en el país no son estudiados, advierte investigadora EXCEPCIÓN. El cráter de Chicxulub es el único estudiado en el territorio nacional Chicxulub, laboratorio “natural” El cráter de Chicxulub, al Norte de la península de Yucatán, es un sitio único en el mundo debido a su estado de conservación (se ha preservado de la erosión, al encontrarse bajo los sedimentos), por lo cual constituye un laboratorio “natural” para el estudio de las especies y su evolución, señaló el científico Jaime Urrutia Fucugauchi, de la UNAM. Durante la recién celebrada 40 Olimpiada Internacional de Física en aquella entidad, el investigador del Instituto de Geofísica subrayó que hay diversas disciplinas que pueden nutrirse del estudio del cráter, entre ellas la biología, la historia geológica del planeta y la paleontología. El académico recordó que las secuelas del impacto resultaron catastróficas para la vida, a grado tal que una de las teorías científicas más aceptadas lo relaciona con la desaparición del 75% de las especies entonces existentes, entre ellas los dinosaurios, hace 65 millones de años. Refirió que tanto los depósitos subterráneos de hidrocarburos en el estado de Campeche como los cenotes yucatecos fueron causados por el choque del cuerpo celeste que originó el cráter de Chicxulub —de unos 180 kilómetros de diámetro— en la superficie terrestre, al colapsar la denominada plataforma de carbonato. Asimismo, el investigador explicó que algunas teorías más recientes plantean que dicho cráter de impacto, ubicado la mitad en tierra y la otra en el mar, podría haber sido ocasionado no por un meteoroide, sino por un asteroide completo, que es un objeto mucho más grande. No obstante, esto no ha sido plenamente comprobado. Urrutia admitió que existen otros dos cráteres con un tamaño similar en África y Canadá, pero ambos han sido erosionados por procesos geológicos, sobre todo erupciones volcánicas, lo cual dificulta su estudio, mientras el de Yucatán ofrece condiciones muy favorables que atraen a los expertos.