OBSERVATORIO DEL HECHO RELIGIOSO EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE Editorial No. 10 – Julio de 2011 LAS NO CREENCIAS COMO PARTE DE LA DIVERSIDAD RELIGIOSA “Aunque no haya hombre sin cultura y no haya una comunidad humana sin religión; ello no implica, necesariamente, que no pueda haber un hombre sin creencias religiosas. De hecho, los ha habido, los hay y, muy seguramente, los seguirá habiendo”. Paradójica situación el afirmar que la actitud no creyente es una actitud religiosa. De hecho, si una persona afirma que no tiene creencias religiosas de ningún tipo y no se comporta de acuerdo a ninguna creencia religiosa, entonces, se podría afirmar que esa persona no es un creyente religioso. Sin embargo, en la medida en que la actitud del no creyente religioso se define de cara a la religión, no se puede pensar la no creencia religiosa sino en términos de la creencia religiosa. Cuando hablamos de creencia religiosa, nos referimos a aquella que involucra lo que, para sintetizar, podríamos llamar en un sentido muy amplio, lo sagrado, por supuesto, el no creyente religioso Tomado de: http://4.bp.blogspot.com puede creer en que su mejor amigo lo va ayudar cuando lo necesite; puede creer que en el futuro su Estado va a ser más justo; puede creer que si pone la mano al fuego se quemará, o, sencillamente que no va a llover en la 1 OBSERVATORIO DEL HECHO RELIGIOSO EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE Editorial No. 10 – Julio de 2011 tarde. A pesar de todas esas creencias, y muchas más, el no creyente religioso lo sigue siendo, porque ninguna de ellas es religiosa; esto es, ninguna de ellas se soporta en lo sagrado, o en lo absolutamente otro, o en algún tipo de divinidad o en alguna promesa escatológica o en una concepción de mundo totalizante y abarcadora. Tomado de: http://digitacora.blogspot.com/2009/08/investigacion-sobre-elorigen-de-la.html Pero, ¿qué motiva esta reflexión sobre la no creencia religiosa? Pues, primero, porque la Antropología, o mejor, algunos antropólogos de la cultura han señalado que no se conoce ninguna cultura que haya prescindido de la religión, incluso algunos científicos han afirmado que el rendir culto a lo sagrado y el establecimiento de relaciones y acuerdos entre los humanos para la construcción de templos, fue la chispa de la civilización y la cultura. En este sentido y en congruencia con los argumentos descritos, se ha inferido que no es posible que haya una persona que no tenga creencias religiosas. Se ha tomado, como dirían los escolásticos, la parte por el todo. Aunque no haya hombre sin cultura y no haya una comunidad humana sin religión; ello no implica, necesariamente, que no pueda haber un hombre sin creencias religiosas. De hecho, los ha habido, los hay y, muy seguramente, los seguirá habiendo. Así lo confirman (y esta es la segunda parte de nuestra respuesta) los recientes resultados de la encuesta realizada en México; otra encuesta sobre inclinaciones religiosas en Argentina; la disminución de la cantidad de fieles católicos en Colombia, por citar sólo tres ejemplos. El artículo publicado en Milenio en marzo de este año con el título La cara no religiosa de México, es una buena síntesis de lo que ocurre en este país latinoamericano. El artículo señala 2 OBSERVATORIO DEL HECHO RELIGIOSO EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE Editorial No. 10 – Julio de 2011 cómo ha aumentado, de acuerdo al censo de 2010, el porcentaje de aquellos que se declaran no religiosos: de 3.5% en 1990 a 4.7% en 2010. En el Distrito Federal el aumento es más significativo: los jóvenes entre 15 y 29 años que se declaran sin religión son casi 7%. Y los adultos entre 30 a 45 años que se declaran sin religión llegan al 4.9% en el país y 5.8% en el Distrito Federal. Por otra parte, en el Sol de México, el columnista Fernando Arizmendi (en Decrece porcentaje de católicos. 11 de marzo de 2001) señala que: «Aunque en números reales aumentó el número de católicos en México, su porcentaje sigue descendiendo. En el año de 1950, éramos el 98.21 por ciento; en 1960, el 96.47; en 1970, el 96.17; en 1980, el 92.62; en 1990, el 89.69; en 2000, el 88.22. Ahora, somos sólo el 83.9. Disminuimos en un 4.32 por ciento, en relación a la década anterior. En contraparte, aumentan los protestantes o evangélicos. En 1950, eran el 1.28 por ciento; en 1960, el 1.65; en 1970, el 1.82; en 1980, el 3.29; en 1990, el 4.89; en 2000, el 5.21; ahora son el 7.6. Lo más preocupante es el aumento de quienes se declaran sin religión. En el año 2000, eran el 3.5; ahora son el 4.6.» En Argentina, casos como el del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi) en contra de la Universidad del Salvador (USAL), evidencian también una postura distinta frente a la no creencia religiosa. Así se lee en la página 12, en un artículo del 6 de abril: «El Inadi consideró que “el ateísmo” es “una forma válida y respetable de profesar una creencia amparada en el marco internacional de los derechos humanos, en un contexto signado por el principio de igualdad y no discriminación”». Aunque sorprende que se considere al ateísmo como un tipo de creencia, se valida como opción. La encuesta realizada en el 2008 por Conicet y dirigida por el Dr. Fortunato Mallimaci concluye que el 4.9 % de personas no creen en Dios; el 11.3 % se declara indiferente religioso; además, de quienes afirman creer en Dios, el 11.1% afirma que no se relaciona de ninguna manera con la divinidad. 3 OBSERVATORIO DEL HECHO RELIGIOSO EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE Editorial No. 10 – Julio de 2011 Tomado de: http://pics.labrujula.com.ni/2009/12/480_1259803311_Ateismo2.jpg En Colombia, aunque no se poseen datos estadísticos unificados sobre la tendencia de los cambios en cuestiones religiosas; es diciente el conjunto de pronunciamientos de la Iglesia Católica sobre la disminución de sus fieles: La Arquidiócesis de Cali reporta que sólo el 85% de los ciudadanos es católico; el padre Llano, en su columna del 28 de mayo en El Tiempo, compara la oferta cristiana católica con la no católica; lamenta que el aumento de iglesias cristianas tenga su causa en el deseo de novedades del hombre contemporáneo; allí reporta que ya son más de 1900 iglesias inscritas ante el Ministerio del Interior. Aunque su tema no es el de las increencias, es un signo de la alarma que ronda a la Iglesia Católica ante la disminución de sus fieles. Pero ¿qué nos indican estas tendencias? Más allá de las discusiones en torno a la laicidad, la secularización o la proliferación de manifestaciones religiosas de diverso tipo, también se está presentando un fenómeno de no creencia religiosa manifestado de varias maneras. Ateos militantes que se manifiestan públicamente o tienen blogs especializados, como en México y 4 OBSERVATORIO DEL HECHO RELIGIOSO EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE Editorial No. 10 – Julio de 2011 Argentina; una franja de la población, amplia pero sin determinar, que aunque se diga creyente no guía su vida de acuerdo a preceptos religiosos y que podríamos llamar arreligiosos prácticos, o agnósticos declarados que, sin aceptar la divinidad ni practicar ninguna religión, no confrontan la religiosidad. Aunado a lo anterior, no se puede desconocer que la diversidad religiosa en América Latina puede entenderse también como un indicador de la disminución de la religiosidad. Siguiendo en gran parte a Vattimo, se ha venido explicando la eclosión de múltiples maneras de vivir la religiosidad en América Latina como un retorno de la religión; sin embargo, si se tiene en cuenta que la religiosidad tiene gran parte de su fundamento en la aceptación de esa vivencia como real, se impone como verdadera; la apertura hacia una elección religiosa indica que, en el fondo, se acepta que su religión es una opción de vida más; es decir, que carece del carácter totalizador que, por ejemplo, tuvo entre la población católica el cristianismo hasta mediados del siglo XX en América Latina. Así como la Reforma en Europa es un hito que apunta hacia el relativismo religioso (por lo menos, inicialmente, en la forma de un subjetivismo trascendental); en América Latina, el auge de los nuevos movimientos religiosos indican que también es posible creer de otra manera y que, en tanto que opción, no tiene sus sustento óntico o epistémico en sí mismo sino (categoría moderna) en que es un derecho del sujeto autónomo a elegir su creencia. De la misma manera, también se presenta la opción de la no creencia como una posibilidad que se valida en el mismo derecho del sujeto. Tomado de: http://www.librariapedreira.com/ 5 OBSERVATORIO DEL HECHO RELIGIOSO EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE Editorial No. 10 – Julio de 2011 Los discursos del ateísmo o de la no creencia se renuevan. Vattimo es claro al respecto, no puede haber ateísmo metafísico después de la muerte del Dios metafísico. Por eso, el ateísmo decimonónico que se esforzaba por demostrar la inexistencia de Dios ya no le dice mucho al hombre contemporáneo; en cambio, aquel que afirma que es posible vivir sin creer en nada religioso porque es su opción de vida, abre posibilidades de reflexión insospechadas en la modernidad. De esta manera, los estudiosos del hecho religioso en América Latina deben orientar también su mirada ante un fenómeno que parece crecer paulatinamente; porque, junto con el aumento de ofertas religiosas, constituye un indicador del periodo de transición ideológico que vive el pueblo latinoamericano. Quizá, la religión cristiana logre consolidarse en torno a una confesión menos institucionalizada; quizá, el catolicismo renovado aumente la fuerza de convocatoria; quizá, surjan nuevos sincretismos sintetizadores; quizá, la no creencia religiosa logre liderar las estadísticas sobre opciones religiosas en América Latina. Independientemente de los pronósticos, la no creencia religiosa, en cualquiera de sus manifestaciones, es un fenómeno que no se puede ignorar. Luis Alberto Valderrama Contacto: albertovv.luisalberto@gmail.com 6