El infierno de Guantánamo Por: Benji Gregory Espinoza Ramos <<¡Cuidado! -advertía sabiamente el jurisperito argentino Eugenio Raúl Zaffaroni-. Que cuando el miedo entra el derecho sale>>. Desde los atentados del 11 de setiembre de 2001, Estados Unidos enarbola la bandera de la seguridad nacional para, en nombre de ella, cometer actos atroces que desconocen palmariamente la dignidad humana. Efectivamente, lo que ocurre en las aceradas celdas de Guantánamo parece sacado de los cuentos de terror más horrendos y macabros que jamás se han escrito. Dicho de otro modo, Estados Unidos –desde el 2002 que inició su supuesta “guerra contra el terror”- mantiene en Guantánamo cerca de 300 presos que han sido detenidos ilegal e ilegítimamente bajo sospecha de pertenecer a AlQaeda o colaborar con actos terroristas. Estos presidiarios vienen de Afganistán y otros países. A estos presos, desde luego, se les niega el derecho a la defensa, se les desconoce el acceso a un recurso judicial para controlar la legalidad de su arresto y, además, en las cárceles, se les inflige torturas, tratos crueles inhumanos y degradantes. ¡Justice delayed and justice denied! Numerosos testimonios y un informe del FBI dan cuenta de los malos tratos de los que son víctimas los detenidos en Guantánamo. Así, por ejemplo, a los prisioneros se les mete los dedos por el ano aduciendo buscar cargas explosivas. Y no solo eso, sino que, además, se les interroga enmarrocados de pies y manos durante días enteros. Se les mantiene, asimismo, días de días encarcelados en celdas que no tienen acceso a luz natural. Se les echa excrementos y se orinan encima de ellos mientras permanecen en posición fetal tras escuchar insultos contra su religión y el Corán. En otras ocasiones se les mantiene despiertos durante varios días poniendo música en el más alto volumen. Algunas otras veces les restriegan sangre menstrual en las caras a la par que sueltan perros bravos. En adición, son llevados a cuartos sin ventilación hasta que ellos, en su paroxística desesperación, se arrancan los cabellos. Algunos presos, incluso, han sido visitados por personal de la prisión disfrazada de sacerdotes para obligarlos a bautizarse. Estudiante del VIII ciclo de la Facultad de Derecho de la USMP. Primer Puesto en el Concurso Eduardo Jiménez de Aréchaga, organizado por la Asociación Costarricense de Derecho Internacional y auspiciado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Hasta diciembre de 2007 habían, en Guantánamo, 290 presos aproximadamente. Muchos ya se han suicidado porque prefieren la muerte a seguir viviendo en esta voluta infernal de violencia indetenida y humillación irrefrenable. Lo que acaece en Guantánamo es realmente un infierno. Un infierno insoportable. Vemos, pues, de esta manera, que la administración Bush, en su guerra contra el terror, no ha destruido a este, sino, antes bien, lo ha alimentado. Vemos que en estos 6 años que han pasado -desde que llegaron los primeros detenidos ilegales a Guantánamo-, EE.UU. no ha logrado acabar con el terrorismo, pero sí ha logrado acabar y destruir innumerables proyectos de vida. No ha implantado la paz, pero sí ha germinado el odio y el resentimiento, que son el pábulo principal de la guerra. No podemos ni debemos ser indiferentes a este cruel símbolo de ilegalidad que representa la cárcel de Guantánamo. Debemos actuar cuanto antes para clausurar este macabro recinto que cobija las más nefandas inhumanidades ¡CERREMOS GUANTÁNAMO! Firmemos el compromiso para cerrar Guantánamo. Visiten esta página (www.tearitdown.org) y pongan su firma para poner fin a este infierno en que los derechos y las libertades fundamentales son solo una quimera.