Crecimiento Humano Psicológicamente ¿somos libres? Muchas veces deberíamos preguntarnos si somos libres psicológicamente; porque hacer todo lo que deseamos, en el momento que lo deseamos NO es libertad. Una persona libre es conciente de sus sentimientos y emociones, los considera y los valora, pero no se deja dominar por ellos, puesto que da más importancia a su facultad racional, que permite tomar mejores decisiones. La dependencia establecida con cualquier tipo de droga (tabaco, alcohol, cocaína, anfetaminas, etc.) supone una reducción de la libertad, generalmente muy grave, que se expresa dentro del mismo término drogadicción, ya que adicción significa sumisión a un dueño. También las fobias suponen una importante merma de libertad, ya que el exagerado temor que a estas personas les inspiran algunos objetos, animales, personas o situaciones, impide que puedan llevar una vida normal, quedando incapacitados para desarrollar ciertas actividades por su propio trastorno. La depresión quita libertad por la disminución de la capacidad para iniciar y desarrollar actividades, por la confusión del juicio crítico, las dificultades de concentración, empobrecimiento del pensamiento, de la creatividad, etc. Para ser libre se requiere fortalecer la fuerza de voluntad, puesto que sin ella, somos presa fácil de los antojos del momento que nos impide lograr nuestros mayores propósitos. Si quiero dejar de fumar, pero no puedo porque me falta fuerza de voluntad, no soy libre. La verdadera libertad, es la capacidad para dirigir nuestros, sentimientos, pasiones, emociones. La libertad requiere que cada uno sea señor de sí mismo, decidido a vencer las diferentes formas de individualismo y egoísmo, que amenazan su madurez como persona. La libertad no consiste en seguir ciegamente los impulsos, sino en el autodominio. Podemos pensar que somos libres, cuando en realidad somos dependientes o esclavos de nuestros apetitos, de las modas, del que dirán. Según Fromm en varios países, tienden a la alienación que estará presente en varias de sus obras. El sujeto debe liberarse de las formas alienadas propias de la sociedad de consumo que centran su existencia en el tener y no en el ser. Es así que hablará del hombre nuevo como aquel que puede vivir en la En muchas ocasiones dejamos de ser libres cuando nos dejamos llevar por nuestros impulsos, cuando dejamos de ser racionales para alcanzar nuestros objetivos. Es libre psicológicamente la persona que es conciente de su propia esencia y existencia, es decir que sabe lo que es y tiene bien claro quien es. Esta es una duda que se resuelve en la adolescencia, pero en algunas ocasiones en la edad adulta se tiene una crisis de identidad. 14 Crecimiento Humano La libertad no consiste en seguir ciegamente los impulsos, sino en el autodominio. Podemos pensar que somos libres, cuando en realidad somos dependientes o esclavos de nuestros apetitos, de las modas, del qué dirán”. esencia de su humanismo dejando la apropiación de los objetos en un segundo plano. “La función de la sociedad nueva es alentar el surgimiento de un Hombre nuevo, ser cuya estructura de carácter tendrá las siguientes cualidades: Disposición a renunciar a todas las formas de tener, para poder ser plenamente. Sentir seguridad, tener un sentimiento de identidad y confianza basados en la fe en lo que uno es, en la necesidad de relacionarse, interesarse, amar, solidarizarse, con el mundo que nos rodea, en vez de basarse en el deseo de tener, poseer, dominar el mundo, y así volverse esclavo de sus posesiones. El individuo es libre, desde el momento que su actividad plena es dedicada a compartir e interesarse por sus semejantes Las personas libres son abiertas, generosas en su dedicación y en el servicio a los demás. La libertad no consiste en seguir ciegamente nuestros impulsos, sino en el autodominio. Podríamos pensar que somos libres cuando en realidad seríamos esclavos de las cosas: de nuestros apetitos, de nuestras pasiones, de la opinión pública, de las modas, del qué dirán. San Pedro, cuando escribía a los primeros cristianos, acusó la contradicción de algunos que proclamaban ser libres porque se abandonaban a los deseos carnales: Ellos pueden prometer libertad, pero no son más que esclavos de la corrupción; porque si alguno se deja dominar por algo, se hace esclavo de ello (2 Pe 2, 19). La esclavitud de la carne es sólo un tipo de servilismo; la esclavitud de la voluntad es todavía peor. Si voy a esquiar, afilo las orillas de mis esquís. Ya no serán libres de ir hacia adelante y hacia atrás, pero yo lo seré para girar y para detenerme. Controlar y dirigir las partes en una dirección es necesario para que el todo sea libre. No somos nos detenga sino porque somos capaces de alcanzar nuestro verdadero fin y destino. Si la libertad consistiese en dar rienda suelta a nuestras pasiones más bajas y a nuestros instintos, los animales serían más libres que los hombres. Ellos no se sienten inhibidos por la razón o por la conciencia. Su ley es el instinto y los reflejos. La verdadera libertad es la capacidad para dirigir nuestros sentimientos, pasiones, tendencias, emociones, deseos y temores bajo el gobierno de nuestra razón y voluntad. Así entendida, la libertad requiere que cada uno sea de verdad señor de sí mismo, decidido a luchar y vencer las diferentes formas de egoísmo e individualismo que amenazan su madurez como persona. Las personas verdaderamente libres son abiertas, generosas en su dedicación y servicio a los demás. Recuerda esto: El Amor no es un sentimiento... es una actitud Margarita Rodríguez de Doñan Coordinadora de Pastoral Universitaria UCA 15