2% FNDR EN SEGURIDAD ORIENTACIONES TÉCNICAS ÍNDICE TIPOS Prevención Social Proyectos de Intervención Social TIPOLOGÍAS PÁGINA - Prevención con Niños/as y Adolescentes (NNA). 4 6 12 TEMÁTICAS Asistencia a Víctimas Reinserción Social - Prevención de la Violencia Escolar (VE) - Convivencia Comunitaria (CC) - Atención de Víctimas de Violencia Intrafamiliar (AVIF) - Reinserción laboral de ex condenados o personas cumpliendo medidas alternativas a la reclusión (RS) - Intervención en hombres que cometen actos de violencia contra su pareja o expareja mujer (AG) Prevención Situacional 30 33 - Acciones para la Iluminación Vecinal (IL) 42 43 45 - Actividades para la Recuperación de Espacios Públicos (EP) 49 - Actividades de Vigilancia Comunal (CTV) Proyectos de Intervención Situacional 22 - Alarmas de Coordinación Vecinal (AC) 1 TIPO: PROYECTOS DE INTERVENCIÓN SOCIAL TEMÁTICAS: PREVENCIÓN SOCIAL ASISTENCIA A VÍCTIMAS REINSERCIÓN SOCIAL 2 1. AREA TEMÁTICA: PREVENCIÓN SOCIAL La prevención social de la violencia y el delito consiste en la implementación de acciones, planes y proyectos, cuyo objetivo es reducir aquellos factores de riesgo que incrementan la probabilidad de ocurrencia de delitos, violencia interpersonal1 y percepción de inseguridad, es decir, disminuir aquellas condiciones presentes en los individuos, las familias, los grupos de pares, la escuela y/o en el barrio/comunidad que facilitan que una persona se involucre en actos violentos y/o delictuales. El FNDR 2%, en su línea de prevención social del delito y la violencia interpersonal, apoyará iniciativas que apunten a prevenir delitos y actos de violencia, especialmente si dichas iniciativas ofrecen un abordaje integral y efectivo de los factores de riesgo que están a la base de las conductas ilícitas y/o violentas. A continuación se presentan orientaciones generales para algunos tipos de intervenciones que caen dentro de esta categoría. Estas orientaciones se ofrecen como guías acerca de lo que se espera observar en un proyecto y sus actividades para asegurar que estén directa y específicamente relacionados con la prevención del delito y la violencia, más que con otros problemas sociales que, aunque también son importantes, no son el principal foco de interés del FNDR 2%. 1 Según el informe mundial sobre violencia y salud (2003), de la Organización Mundial de la Salud, clasifica los comportamientos violentos dependiendo de quién comete el acto, quién es la víctima y a qué tipo de violencia ha sido sometida. De esta manera, se plantean tres clases generales: la violencia auto infligida, la violencia interpersonal y la violencia colectiva. La violencia interpersonal, se comprende por dos categorías, violencia intrafamiliar o de pareja y la violencia comunitaria producida por “individuos no relacionados entre sí y que pueden conocerse o no, lo que sucede generalmente fuera del hogar”. 3 1.1- PREVENCIÓN DELICTIVAS (NNA) CON NIÑOS , NIÑAS Y ADOLESCENTES EN RIESGO DE DESARROLLAR CARRERAS La prevención eficaz del delito y la violencia requiere detectar y trabajar tempranamente con los niños, niñas y adolescentes que están teniendo sus primeros contactos con las policías, especialmente cuando este contacto se explica por la participación en actos ilícitos, a fin de evitar el desarrollo de comportamiento delictuales en la adolescencia y vida adulta. Para contribuir a la prevención de comportamientos ilícitos persistentes en población infanto-juvenil, el FNDR 2% apoyará iniciativas orientadas a la reducción de aquellos factores o condiciones personales, familiares y comunitarias que incrementen el riesgo de participación en actos violentos o delictuales. El diagnóstico que fundamente la pertinencia de ejecutar proyectos de este tipo, debe aludir a la cantidad de niños, niñas y adolescentes que son ingresados a unidades policiales en una comuna, cuadrante y/o barrio focalizado, la frecuencia y motivo de ingresos y reingresos a unidades policiales, y antecedentes que permitan identificar a los usuarios potenciales para invitarles a participar del proyecto. También será relevante incluir información sobre la oferta de servicios locales que pueda colaborar en la atención de la población objetivo del proyecto. Los objetivos de este tipo de proyectos deben orientarse a la disminución de conductas transgresoras ilícitas en niños, niñas y adolescentes, y contribuir a la superación de situaciones de vulneración de derechos que puedan, eventualmente, afectar a ésta población. La metodología de intervención de estos proyectos debe tener en consideración los siguientes aspectos: Enfoque de derechos: Implica entender las necesidades del niño/a o adolescente como “derechos”, exigibles para el resto de la sociedad. También significa reconocer como elemento clave la participación infanto-juvenil; asumiendo la capacidad del niño/a y adolescente de enjuiciar la realidad, desde su particular forma de relacionarse con sí mismo y con el entorno, conforme a la etapa vital en que se encuentre. Otro elemento indispensable del Enfoque de Derechos es entender que en la familia reside la función de orientar al niño en el ejercicio de sus derechos, siendo un deber del Estado apoyar a la familia en el adecuado cumplimiento de sus funciones. Finalmente, se entiende que las medidas que se tomen con relación a los niños/as y adolescentes deben ceñirse al interés superior del niño, principio que en la práctica se debe expresar en la actuación del Estado, asegurando la vigencia de la mayor cantidad de derechos, y, a la inversa, afectando la menor cantidad de los mismos. Enfoque multisistémico: Este enfoque posee amplia evidencia de su efectividad en el tratamiento de niños, niñas y adolescentes que comenten delitos y son reincidentes en la conducta infractora. El modelo se sustenta en la premisa que los problemas de comportamiento juvenil no pueden ser trabajados sin influenciar el entorno y redes sociales del o la joven. Propone que la intervención se debe desarrollar sobre todos los espacios donde interactúan los sujetos (escuela, barrio, familia). Enfoque de riesgo-necesidad-responsividad: Múltiples evidencias han permitido determinar los principios básicos que suelen orientar los proyectos de intervención que logran buenos resultados en términos de disminución de la reincidencia en delito. Los principios que determinan el éxito de la intervención se sintetizan en el Modelo de Riesgo, Necesidad y Responsividad (capacidad de respuesta), cuyas características principales son: 4 El Principio de Riesgo establece que el nivel de tratamiento que recibe un infractor de ley debe ajustarse al nivel de riesgo delictual de éste último. Esto es, infractores de mayor riesgo requieren niveles intensivos de tratamiento, mientras que los infractores de más bajo riesgo requieren niveles mínimos de intervención. El Principio de Necesidad identifica dos grandes tipos de necesidades en el sujeto infractor: las criminogénicas y las no criminogénicas. Las necesidades criminogénicas son factores de riesgo que, al ser modificados, se asocian con cambios en la reincidencia. El tratamiento efectivo del infractor de ley será aquel que se enfoque fundamentalmente en este tipo de necesidades (por ejemplo, abuso de sustancias y problemas laborales); en tanto que necesidades no criminogénicas (por ejemplo, la ansiedad y autoestima) deben limitarse a un rol secundario, dado que focalizar la intervención sobre estos aspectos no impacta sobre el comportamiento infractor en el futuro. El Principio de Responsividad establece que existen ciertas características cognitivoconductuales y de personalidad en los infractores de ley que influencian su capacidad de respuesta (responsividad) ante diversos tipos de tratamiento. La aplicación de los principios ya mencionados determina el logro de resultados favorables en la medida en que existe claridad respecto de las necesidades específicas que constituyen el foco de intervención. En definitiva, las propuestas de proyectos deberán señalar de manera clara el procedimiento de contacto y diagnóstico de la población objetivo, el procedimiento a seguir para la toma de decisiones sobre los contenidos de la intervención que se aplicará en cada caso, las estrategias de intervención que serán aplicadas directamente por el proyecto, y el procedimiento de derivación a redes de servicios locales para la atención de problemas que no sean abordados directamente por el proyecto. Para efectos de evaluación se sugiere, este tipo de proyectos deberán considerar, al menos, las siguientes dimensiones: Monitoreo permanente. Implica instalar un mecanismo de registro y seguimiento de la gestión de casos, que permita medir coberturas, eficiencia en la focalización de los servicios del proyecto, y oportunidad de la intervención. Evaluación de resultados. Implica medición de los factores de riesgo que son objeto de atención en la población beneficiaria antes y después de la intervención. Esto requiere la inclusión de indicadores asociados a diagnósticos diferenciados y mediciones ex ante y ex post. Para estos efectos, se deberá utilizar el protocolo ASSET adaptado. Evaluación de Impacto: Implica asegurar la medición de la reducción de los reingresos de la población objetivo a unidades policiales, especialmente en relación con actividades ilícitas. 5 1.2.- PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA ESCOLAR (VE) A. Fundamentos del Proyecto Durante los últimos treinta años, la investigación y el diseño de programas de intervención en violencia escolar ha aumentado significativamente. Este crecimiento se debe a una mayor conciencia y preocupación de los derechos de los niños, niñas y adolescentes a no ser intimidado y al reconocimiento del sufrimiento - y sus consecuencias - que esta problemática genera a corto y largo plazo. La institución educativa, al ser uno de los principales agentes socializadores, debe asegurarse de proporcionar ambientes armónicos, de sana convivencia, de tolerancia y de respeto mutuo entre todos los integrantes de la comunidad educativa. Cuando los episodios de violencia ocurren dentro de las instituciones educativas se generan espacios de desconfianza e inseguridad en todos sus integrantes, siendo fundamental promover contextos escolares donde se enseñe a vivir armónica y solidariamente para garantizar un desarrollo integral de sus niños, niñas y adolescentes. Lo anterior, requiere fundamentalmente contar con directivos y equipos docentes capaces de adquirir una verdadera conciencia y conocimiento del fenómeno, así como también de un equipo que se haga cargo de ordenar, sistematizar y asegurar las estrategias de prevención e intervención a largo plazo. A partir de los últimos análisis de las estrategias de intervención a nivel internacional, se han podido reconocer tres variables que inciden directamente en la efectividad de un programa: la formación docente en estrategias proactivas y reactivas anti-bullying (que incluya el ciberacoso), contar con apoyo a nivel nacional de las intervenciones y la capacidad de sostenibilidad del programa a largo plazo. La violencia escolar por muchos años se relacionó a causas específicas y a nivel individual (patologías de salud mental, delincuencia juvenil, consumo de drogas, entre otros) o a nivel social (dificultades políticas, desigualdades económicas, entre otros). Sin embargo hoy se considera que la violencia escolar es un fenómeno multicausado que requiere un abordaje integral que apunte a los distintos niveles del sistema escolar y la interrelación entre ellos (estudiantes, familia, grupo de pares, establecimiento educacional, comunidad y cultura). El FNDR 2% apoyará iniciativas en el ámbito de la prevención de la violencia escolar que estén orientadas a la promoción de la buena convivencia y el manejo adecuado de situaciones de conflicto, a través principalmente de la sensibilización, empoderamiento y capacitación de los directivos y equipos docentes, que permitan asegurar intervenciones que sean sostenibles a largo plazo. Adicionalmente, los proyectos deben abordar esta problemática en los distintos niveles del sistema escolar de manera integral, y no con actividades puntuales ni aisladas. Todo proyecto de prevención de violencia escolar debe considerar la modificación de la Ley de Violencia Escolar (Ley Núm. 20.536) en el diseño de sus intervenciones. La violencia escolar ha presentado numerosas dificultades tanto en su definición como en su investigación, principalmente porque se ha utilizado numerosas veces como sinónimo de bullying o acoso escolar. La violencia escolar se refiere principalmente a un comportamiento deliberado en donde una o más personas dañan, dominan o someten a otra u otras. Sin embargo, el acoso escolar (bullying) se reconoce por sus características particulares, como son: el uso intencional y repetido de la violencia para intimidar, se presenta en una relación asimétrica (desigualdad y abuso de poder) y hay una víctima que es incapaz de salir del círculo de victimización. Generalmente este fenómeno se ha relacionado exclusivamente a la agresión entre pares, sin embargo, este tipo de violencia escolar con sus características se 6 puede presentar también desde profesores hacia estudiantes, desde estudiantes hacia profesores, e incluso, entre los mismos profesores y directivos. Otro tipo de violencia escolar que ha causado la atención y preocupación en los últimos años por sus graves consecuencias en niños, niñas y adolescentes, es el ciberacoso (ciberbullying, agresiones en línea, acoso electrónico) donde se utilizan los medios tecnológicos para intimidar, amenazar, rechazar, insultar o excluir a uno o más víctimas. Este tipo de acoso utiliza Internet, telefonía celular u otro medio tecnológico para realizar la agresión ya sea en formato de texto, videos, chats, fotografías, sistemas de mensajería instantánea, correos electrónicos, creación de páginas web, entre otros, con el fin de dañar, manipular, humillar y ridiculizar a la o las víctimas. Actualmente se reconoce el nivel de gravedad del ciberacoso el cual se relaciona directamente por sus características únicas, como son: la invisibilidad del agresor y el aumento potencial de espectadores, lo que genera la disminución de los espacios seguros para las víctimas (desprotección total). Es importante mencionar que la modificación de la Ley de Violencia Escolar considera la agresión a través de los medios tecnológicos como una forma de acoso del cual debe responsabilizarse el establecimiento educacional. Existen distintos tipos de acoso escolar como: Física (directos: pegar, escupir, patear, empujar; indirectos: esconder cosas, robar, romper objetos o pertenencias, entre otros) Verbal/psicológica (insultar, uso de sobrenombres indeseados, burlarse, entre otras) Relacional (rumores o aislamiento social, amenaza de abandono o quiebre de amistad con el propósito de manipular. Su objetivo es dañar la reputación o relación de una persona con sus pares) Sexual Amenaza con armas Ciberacoso/ciberbullying Los estudios sobre violencia escolar y acoso han demostrado que este tipo de fenómeno genera consecuencias graves tanto a víctimas como victimarios las cuales según sus características y gravedad, generan repercusiones serias y perjudiciales a corto y largo plazo. Las consecuencias en las víctimas se relacionan a la mayor presencia de trastornos de ansiedad, psicosomáticos, sensación de desesperanza, baja autoestima, trastornos depresivos y aislamiento social, bajo rendimiento escolar, deserción escolar hasta encontrar casos más graves con presencia de ideas suicidas y suicidios. A su vez, se observó que los victimarios comparten ciertos síntomas como la presencia de trastornos psicosomáticos, trastornos depresivos, bajo rendimiento escolar, deserción escolar, además de tener mayor probabilidad de presentar conductas de riesgo como uso de droga y alcohol, comportamientos violentos en el pololeo, violencia intrafamiliar y en el área laboral y conductas delictivas en la edad adulta. Dentro de los factores de riesgo para víctimas, victimarios y victimas/victimarios que se han podido observar se encuentran los ambientes familiares carentes de afectos, violentos o padres (o figuras significativas) ausentes o poco presentes, valoración positiva de la agresión como forma de obtener poder e influencia frente a un ambiente hostil, relación con sus pares con comportamientos riesgosos, pobreza, agresión primaria, disfunción familiar, bajo rendimiento escolar, vivir en lugares con zonas con altas tasas de delincuencia, características individuales de impulsividad, bajo autocontrol, hiperactividad, tendencia al riesgo, altos niveles de ansiedad, entre otros. A nivel del establecimiento educacional, los principales factores de riesgo son estilos de gestión autoritaria y baja participación, carencia de límites y 7 atribuciones claras, inconsistencia entre el proyecto educativo institucional y la práctica, baja conciencia y conocimiento del fenómeno. La mayoría de las veces los estudiantes en riesgo tienen pocos factores protectores, como una crianza efectiva, una relación con algún adulto guía, asociaciones con algún grupo de pares representativo o un lazo fuerte con la escuela, que permiten reducir o prevenir la intensificación con la conducta antisocial. Es por esto, que los estudiantes en riesgo van a experimentar como resultado mayores agresiones, rechazo por parte de sus compañeros y/o dificultades en el aprendizaje desde los primeros años escolares, lo cual podrá extenderse a lo largo de la vida. Los estudios sobre violencia escolar y efectividad de programas de intervención han demostrado que el desarrollo de una propuesta de prevención de la violencia escolar integral debe considerar, al menos, la planificación y sistematización de los siguientes aspectos: Intervenciones en distintos niveles de prevención. Es importante considerar acciones preventivas dirigidas a toda la población escolar (universal), acciones focalizadas en grupos de sujetos expuestos a mayor riesgo de violencia (selectivo) y acciones dirigidas a sujetos que ya presentan conductas problemáticas de violencia y delitos (indicado). Se trata de prevenir la aparición de nuevos problemas conductuales, pero a la vez trabajar con aquellos sujetos que ya presentan conductas disruptivas en la escuela y en el liceo. Estrategias que apuntan a distintos tipos de violencia. La violencia escolar es un fenómeno complejo, motivo por el cual la intervención no se debe limitar a una problemática en particular, sea por ejemplo, violencia física, robos, etc., sino que debe formar parte de un proyecto integral que aborde diversos tipos de violencia y que incorpore a toda la comunidad escolar. Estrategias que sean sistemáticas y continuas en el tiempo. El diseño de proyecto debe permitir el desarrollo de capacidades en la escuela para potenciar la continuidad de las estrategias en el tiempo, sin necesidad de apoyo externo constante a futuro. Las estrategias que tienen efectos positivos son las que instalan capacidades en la escuela e innovan sostenidamente. La sistematicidad implica destinar un tiempo importante a la intervención por parte de la escuela, con reuniones del equipo a cargo del proyecto y los demás actores escolares. La gestión escolar es un factor clave, que incluye el hecho de planificar, sistematizar, evaluar y documentar los procesos y resultados. Participación de la comunidad escolar. Es importante involucrar a los distintos actores de la comunidad educativa en el diseño y desarrollo del proyecto, para aumentar las posibilidades de éxito de este, especialmente el apoyo y participación activa del director del establecimiento educacional, quien puede movilizar a la comunidad escolar en torno a la prevención de la violencia escolar y concentrar esfuerzos, tiempo y recursos en el proyecto. Equipo de la escuela y/o liceo a cargo del proyecto. Se requiere contar con una instancia formal a cargo de guiar y gestionar el proyecto en la escuela, por ejemplo, el consejo escolar, equipo de gestión escolar u otro equipo de la institución constituido para este fin. Este equipo se sugiere sea representativo de directivos, profesores, asistentes de educación, estudiantes y apoderados, motivando a los actores escolares a participar. Este equipo debe ser acompañado por los ejecutores del proyecto. 8 Coherencia del proyecto con las políticas internas y las necesidades de la escuela y/o liceo. El proyecto se debe traducir en acciones que sean coherentes con las políticas internas del establecimiento, especialmente con el Proyecto Educativo Institucional, el Reglamento de Convivencia Escolar y los demás programas en marcha. En muchas escuelas y liceos hay una gran cantidad de programas diferentes en paralelo, que a veces se trabajan de forma aislada, por lo cual se sugiere articular y coordinar las distintas iniciativas. Una estrategia por sí sola no genera los mismos resultados como si ésta forma parte de un plan de trabajo integral para toda la escuela y con objetivos claros. Por lo tanto, se requiere adaptar el programa a la realidad de cada institución educativa y a las necesidades que ésta tiene en torno a la violencia escolar. Trabajo articulado con el sostenedor. Es importante aspecto, según la dependencia administrativa de las escuelas. considerar este B. Antecedentes diagnósticos El diagnóstico en este tipo de proyectos debe considerar: Características generales de cada institución educativa: dependencia, educativos, matrícula, asistencia, índice de vulnerabilidad escolar, SIMCE, etc. niveles Cómo se expresa en la comuna y establecimiento educacional la problemática de violencia escolar a abordar con el proyecto (tipos de violencia, magnitud, etc.). Hacer referencia a diagnósticos anteriores del nivel de violencia escolar y la opinión de cada uno de los actores escolares, capacidades y recursos con que cuenta la escuela para trabajar el tema. Programas o proyectos que se han realizado en el pasado o continúan en el presente para abordar la violencia escolar y los resultados obtenidos. C. Objetivos El objetivo general de este tipo de proyectos debe ser prevenir y/o disminuir los actos de violencia escolar, para así fortalecer la buena convivencia escolar y el manejo adecuado de situaciones de conflicto en los establecimientos educacionales beneficiarios. Los objetivos específicos que se propone abordar son: Objetivo 1: Fortalecer las capacidades de las instituciones educativas y de cada actor escolar en particular para prevenir la violencia escolar y abordar los conflictos al interior de la escuela y/o liceo. Objetivo 2: Abordar de manera integral las problemáticas asociadas a la violencia escolar con estudiantes que presenten mayor complejidad en la escuela, mediante la intervención especializada directa o la gestión de redes entre el establecimiento educacional y las instituciones locales. Objetivo 3: Contribuir al desarrollo de un ambiente seguro y protegido mediante la modificación de las características socio-espaciales de riesgo al interior y/o exterior de los establecimientos educacionales. 9 D. Metodología de Intervención La metodología de intervención de estos proyectos debe considerar algunos de los siguientes aspectos: El desarrollo de procedimientos y prácticas de gestión escolar destinadas a enfrentar situaciones de violencia y fortalecimiento de la buena convivencia. Se deberá cautelar la participación de los miembros de la comunidad educativa en la co- construcción, revisión y/o actualización de normas de convivencia democráticas. A su vez, se debe considerar los lineamientos de la política comunal de educación y su plan educativo. El reglamento de convivencia debe estar fundado en derecho, con procedimientos justos, instancias de apelación y de reparación realizado participativamente con todos los actores de la comunidad educativa, así como también, establecer, enseñar y reforzar los comportamientos esperados con correcciones firmes pero justas de comportamientos no apropiados. Las normas deben ser conocidas por todos y aplicadas de manera consistente. Sistema interno para el manejo y seguimiento de situaciones de conflicto y/o violencia, que se difunda al interior de la comunidad educativa, de modo que los sujetos involucrados sepan a quién acudir, ya sea como víctima, testigo o agresor. Sistema de registro de información conductual de los estudiantes de la escuela, para orientar la toma de decisiones en torno a la conducta de los alumnos. Se sugiere recabar los datos de los alumnos que son derivados a inspectoría por problemas conductuales (nombre, fecha, conducta, estudiantes implicados, lugar de ocurrencia, etc.) para ver la progresión de estos datos en el tiempo y transformarlos en información útil para diseñar intervenciones focalizadas con aquellos estudiantes que lo requieran. Además permitirá evaluar los logros del proyecto en la medida que se reducen los estudiantes que llegan a inspectoría. Desarrollo de competencias para el manejo y prevención de situaciones de violencia por parte de los distintos actores escolares, mediante capacitación a distintos actores escolares sobre aspectos generales y específicos de la violencia escolar; asesoría y acompañamiento a los miembros de la comunidad educativa en lo que respecta al desarrollo del proyecto; talleres psicoeducativos focalizados a estudiantes, profesores jefes, asistentes de educación o apoderados. Catastro y coordinación con redes de servicios locales que pueden apoyar a la institución educativa en la prevención y abordaje de situaciones de violencia. Desarrollo de protocolo de derivación a redes psicosociales a estudiantes que presentan mayor conflictos de violencia escolar y requieren una intervención especializada. Este protocolo debe incluir un sistema de seguimiento de los casos derivados que asegure una intervención mínima de 4 a 5 meses, además del registro de las acciones que está realizando la institución educativa paralelamente como apoyo en estos casos. E. Implementación La implementación del proyecto debe considerar las siguientes etapas: Conformación del equipo a cargo del establecimiento de coordinar y monitorear las estrategias de prevención e intervención. 10 Proceso de inserción y sensibilización de la problemática. Recopilación de los antecedentes diagnósticos. Desarrollo de propuesta de intervención según los resultados de los antecedentes diagnósticos. Capacitación de los directivos y equipos docentes en convivencia escolar, desarrollo de habilidades socioemocionales, mediación y/o resolución pacífica de conflictos. Desarrollo de estrategias de prevención e intervención del proyecto. Diagnóstico de evaluación del proyecto. F. Sugerencias para la Evaluación La evaluación de proyectos de prevención de violencia escolar debe considerar las siguientes dimensiones: Actividades. Por ejemplo: número de reuniones a realizar, número de estudiantes derivados a la red de atención psicosocial, etc. Productos intermedios. Por ejemplo: diagnóstico elaborado, equipo escolar conformado, reglamento de convivencia revisado, actores informados acerca del flujo de derivación de alumnos, etc. Resultados. Por ejemplo: porcentaje de disminución de conductas violentas en estudiantes, proporción de disminución de factores de riesgo de violencia, porcentaje de conflictos resueltos colaborativamente, etc. Se debe aplicar una encuesta que mida el nivel de violencia escolar en el establecimiento educacional al comienzo y al final del proyecto, de manera de evaluar el nivel de logro de los objetivos del proyecto. También se sugiere complementar con entrevistas y grupos focales. G. Equipo Ejecutor El equipo ejecutor deberá contar con un coordinador del proyecto que cumpla con los siguientes requisitos: Profesional titulado con conocimiento y experiencia acreditada en el área de convivencia escolar, desarrollo de habilidades socioemocionales, mediación y/o resolución pacífica de conflictos. Experiencia en coordinación de equipos de trabajo, supervisión y tareas de gestión. Interés por la temática convivencia escolar. Capacidad de liderazgo. Capacidad y disposición para trabajo en equipo interdisciplinario. Capacidad de planificación y sistematización. 11 1.3.- PREVENCIÓN DE JUSTICIA LOCAL (CC). LA VIOLENCIA INTERPERSONAL COMUNITARIA A TRAVÉS DE SISTEMAS DE La convivencia supone la generación de interacciones sostenidas en el tiempo entre los miembros de la comunidad, interacciones que por distintos motivos pueden adoptar el carácter de violencia2. Los conflictos entre vecinos son propios de esta convivencia cotidiana, son esperables y no se les considera como eventos negativos en sí mismos. Sin embargo, si estos conflictos no se manejan de manera apropiada, problemas menores como ruidos molestos, mal manejo de la basura, problemas en la tenencia responsable de mascotas, diferencias de opinión en la ubicación correcta de cierres de sitios, entre otros, pueden derivar en actos de violencia verbal o física y afectar las libertades, derechos y/o bienestar de las personas, generando victimización, temor y deterioro en la calidad de vida. Ante el problema señalado, el FNDR 2% apoyará iniciativas orientadas a la resolución pacífica de conflictos y la articulación de un sistema de justicia local a nivel comunal. Sin perjuicio de ello, este tipo de iniciativas podrán también abordar la promoción de la convivencia comunitaria, el fortalecimiento de vínculos prosociales, la integración social y el control social informal, siempre y cuando complemente el abordaje a nivel comunal, con intervenciones focalizadas en barrios o sectores donde se concentren causas ingresadas a Juzgados de Policía Local, así como también denuncias/ infracciones y/o faltas realizadas ante las policías, todas ellas asociadas a conflictividad vecinal. En tal sentido, la propuesta técnica y económica del proyecto deberá contemplar, como mínimo, los siguientes aspectos: A. Antecedentes diagnósticos locales Los antecedentes diagnósticos pertinentes para la fundamentación del proyecto incluyen todas aquellas bases de datos que contengan información sobre episodios de violencia y/o faltas a nivel comunal, y cuya autoría pueda ser atribuida a personas o instituciones que formen parte de la misma comuna. Asimismo, en caso de focalización barrial o sector de la comuna, se deberá fundamentar mediante la categorización y/o georreferenciación de las causas ingresadas a los Juzgados de Policía Local de la comuna, así como las denuncias por faltas realizadas ante las policías, de tal manera que resulte posible identificar cuáles son las comunidades y/o sectores en que se concentran éstas. Junto a ello, se deberá caracterizar los conflictos presentes en términos del tipo de violencia que se observa en las comunidades (tipos de delitos y/o faltas por comunidad). Es relevante considerar también aquellos conflictos que son conocidos de alguna forma en la institucionalidad (por ejemplo municipio, juntas de vecinos, etc.) y que no corresponden ni a delitos ni a faltas, y que afectan de manera importante la calidad de vida de los vecinos, y que, probablemente, de no ser abordados a tiempo podrían llegar a resolverse de manera violenta. 2 Se entiende que la violencia puede ser definida como “el uso intencional de la fuerza o el poder físico, de hecho o como amenaza, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones.” (PAHO, Informe mundial sobre la Violencia y la salud, 2003). 12 Esta información debe cuantificarse para dimensionar la magnitud de los problemas de conflictividad vecinal. B. Marco conceptual y/o enfoque de intervención Las propuestas deben asumir que el conflicto es una situación natural e inevitable, por lo que corresponde buscar las formas de manejarlo en forma constructiva, de modo que no sólo se controle su potencial perjudicial, sino que además se obtengan beneficios en términos de mejorar la calidad de los vínculos entre vecinos. De esta manera, el conflicto constituye una herramienta de crecimiento y desarrollo para las organizaciones y sociedades. Para ello el foco de trabajo es la gestión del conflicto, por lo que toda intervención deberá necesariamente poner énfasis en las estrategias de resolución de conflictos y en la responsabilidad de la comunidad y las partes en la resolución del mismo. Como marco conceptual, los proyectos debieran adscribirse y/o complementar, los siguientes enfoques: Elementos de la resolución pacífica de conflictos y la justicia restaurativa Las prácticas orientadas a la resolución de conflictos pueden moverse dentro de un continuo de menor a mayor movilización de recursos para el abordaje del conflicto, lo que a su vez hace referencia a los actores que participan del proceso de resolución, al tipo de resolución que se puede adoptar y a cuál actor goza de la autoridad para resolver. Como se aprecia en la figura, en un extremo está la evitación, que puede responder a la imposibilidad de producir cambios, o bien a la percepción de que el problema no es importante. Luego se muestran las alternativas más privadas e informales, donde el protagonismo recae en las partes. Posteriormente, figuran otras opciones de abordaje que formalizan gradualmente el procedimiento, incorporando nuevos actores que adquieren el poder de resolver, como el árbitro (privado) o el juez (público), terminando con la alternativa más drástica que es la imposición directa de la fuerza orientada al sometimiento del otro, mediante el ejercicio de la violencia3. 3 Bernal Samper (2002). 13 Mediación Dentro de las estrategias de resolución pacífica de conflictos, la Mediación aparece como una de las técnicas que mejor representa la forma en que se espera se puedan resolver de manera simplificada los conflictos a nivel local. Para esto, entenderemos los procesos de Mediación desde la óptica de la Justicia Restaurativa, la cual está centrada en la posibilidad que sean los mismos actores quienes por medio de la colaboración imparcial de un tercero logren conciliar sus diferentes posiciones en torno a un determinado conflicto; así como también, un proceso comunicativo y cooperativo que permite participar, aportar, enriquecerse mutuamente, crear y comprometerse desde la igual condición humana en el cumplimiento de los acuerdos. Los principios básicos de la mediación incluyen: Autocomposición Autonomía de las partes para llegar a acuerdo Horizontalidad (igualdad de condiciones) de las partes Sin costos Desde esta perspectiva es que se requerirá por un lado, el desarrollo de capacitaciones dirigidas a actores clave de la comuna en habilidades de negociación, ya que ello contribuye a que los residentes de una comunidad, de manera autónoma, aprendan a reconocer y manejar en forma cooperativa un conflicto vecinal. Y por otro, es necesario también poner a disposición un servicio de mediación de conflictos vecinales. Proceso en el cual, el mediador tiene un rol neutral, que facilita la comunicación entre las partes, ya que ayuda a reconocer los derechos de otros, facilita el procedimiento y preside la negociación, “educa a las partes”, evalúan si es necesario derivar o acompañar el proceso por otra especialidad profesional, y es quien convoca a sesiones conjuntas o en particular con las partes, pone término al proceso, etc. Reuniones restaurativas y Círculos 4 Reuniones restaurativas. Comprenden tres etapas: - Preparación: en esta etapa se realiza una evaluación de los antecedentes y las partes involucradas por parte del/la Facilitador(a). - Encuentro: es el momento en que ambas partes exponen su visión de los acontecimientos. Aquí se busca que los actores involucrados tengan la posibilidad de expresar sus sentimientos respecto de los eventos y circunstancias que rodearon el conflicto (o delito según sea el caso) para, en conjunto, lograr un consenso. Esto, si bien se asemeja a los procesos clásicos de mediación, se diferencia en que no sólo se incluye a las partes, sino que también se incorpora a las familias de los o las involucrados/as. Esta etapa se mantiene hasta que el “grupo” logra un consenso, el cual se formaliza firmando un acuerdo entre todos los participantes. - Monitoreo: seguimiento del cumplimiento de los acuerdos. 4 Práctica utilizada en Nueva Zelanda y Australia para abordar conflictos con adolescentes principalmente. Según estudios realizados con población adolescente en estos países (1997) alrededor del 90% presenta resultados exitosos, cumpliéndose casi la totalidad de los acuerdos. En http://www.justiciarestaurativa.org/intro/practices/conference/. 14 Círculos5: Tal como se presenta en el caso de la mediación o las reuniones restaurativas, los círculos ofrecen un espacio de encuentro entre las distintas partes involucradas en un conflicto, pero va más allá, incorporando a toda la comunidad en el proceso de toma de decisiones y no sólo a las partes involucradas (o sus familias como el caso anterior). La comunidad puede estar representada por agentes locales claves (por ejemplo dirigentes vecinales), personal del sistema judicial, o incluso cualquier miembro de la comunidad interesado en el conflicto. En este sistema de resolución pacífica de conflictos todos los presentes tienen el derecho a expresarse libremente y la consigna que se debe mantener es hablar en la medida que va pasando un objeto por cada uno de los participantes. Este objeto otorga la posibilidad de expresarse a quien lo tenga en sus manos. “El círculo ofrece a la víctima y los miembros de la comunidad que participan la posibilidad de explicar el impacto que el delito (o conflicto) tuvo económica, física y emocionalmente. A través de este proceso, los participantes son capaces de desarrollar una estrategia para abordar el delito (es decir, restitución o servicio comunitario) y las causas del mismo”6. Gestión de red de justicia local La respuesta eficaz ante los problemas de conflictividad vecinal, que se oriente a evitar que estas disputas deriven en acciones violentas y/o delictuales, debe considerar la gestión de red de justicia local. En la práctica, esto deriva en la necesidad de generar y coordinar una serie de instancias de resolución de conflictos, que permita entregar atención de manera eficaz, pero también lo suficientemente flexibles como para adecuarse a las necesidades diversas de interacciones conflictivas. Fortalecimiento comunitario Esta intervención se encuentra orientada a la generación de recursos del tipo capital social y redes de apoyo, consolidación barrial, generación de identidad, fomento de la cohesión y gestión del clima social en la comunidad. Este enfoque considera que el trabajo de las redes sociales y/o comunidad base del barrio es relevante para lograr una interacción positiva entre actividad ciudadana, la participación de personas en grupos de diversa naturaleza y la confianza de los vecinos, dentro del círculo virtuoso que es buena convivencia = más confianza = más seguridad. Eficacia colectiva: Se apunta a fortalecer la cohesión social, la confianza y el control social informal en el Barrio, de modo que en las relaciones interpersonales aumenten los niveles de confianza, reciprocidad y cooperación en función de objetivos comunes. Se comprende como el resultado natural de estos tres factores de las relaciones interpersonales de los miembros del barrio. 5 Antiguo sistema de resolución de conflictos utilizado tanto con adolescentes como con adultos, principalmente en tribus norteamericanas. En http://www.restorativejustice.org/university-classroom/01introduction/tutorialintroduction-to-restorative-justice/processes/circles 6 En http://www.restorativejustice.org/university-classroom/01introduction/tutorial-introduction-to-restorativejustice/processes/circles 15 A partir de este enfoque, se generan instancias que permitan la cooperación social entre los vecinos de un barrio de modo que el capital social positivo a generar en la comunidad permite la colaboración de los vecinos en medidas conjuntas de seguridad, tales como vigilancia de niños cuando juegan en el parque, cuidado de espacios públicos recuperados, etc. C. Objetivo general y específicos Los objetivos de este tipo de proyectos deben orientarse, en términos generales, al impacto esperado, en tal sentido deberán apuntar y expresar a lo menos la resolución pacífica de conflictos y la gestión de justicia local, y si corresponde, el fortalecimiento de vínculos pro sociales a nivel barrial, de manera tal que posibiliten la reducción de factores de riesgo a nivel comunitario, y con ello se contribuya a la prevención de la violencia interpersonal y percepción de seguridad en los territorios donde de focalice. D. Población objetivo y cobertura Este tipo debe describir el tipo de beneficiario/a al cual está dirigido, indicando criterios de inclusión y exclusión. Cabe señalar que siempre se deberá tener en cuenta que el primer beneficiario del proyecto es “la comunidad”, por lo que los servicios, objetivos, intervención y evaluación del proyecto deben apuntar a generar y sostener una visión de comunidad como entidad superior, cuya protección complementa y trasciende el beneficio individual. Algunos criterios que deben contemplar respecto del perfil de beneficiarios y cobertura esperada, tanto para el componente de capacitación como para el servicio de mediación y orientación jurídica. Hombres y mujeres mayores de 18 años preferentemente pertenecientes al territorio en el cual se instala el proyecto. Para los casos que consideren personas de menor edad, se requerirá la presencia de uno de los padres o adulto responsable para llevar a cabo el servicio de mediación. Se espera que se atienda a un mínimo de 30 personas al mes, prestando servicios asociados al menos a uno de los componentes del proyecto. La exclusión beneficiarios se vincula directamente a la ausencia de condiciones mínimas para participar del proyecto con expectativas de resultados favorables. El proyecto no debe orientar su trabajo hacia situaciones que por la naturaleza del conflicto no sea factible abordar desde la lógica aquí propuesta, o bien porque el potencial riesgo para las personas que se verán involucradas en el proceso. E. Estrategia Metodológica La metodología de intervención de estos proyectos debe contemplar al menos las siguientes etapas: 16 Etapa 1: Diagnóstico/Línea base Todo proyecto deberá considerar a lo menos un análisis cuantitativo para medir las variables consideradas en su propuesta técnica, las que deben ser coherentes tanto con el enfoque como con los objetivos propuestos. En este sentido, si el proyecto se focaliza a nivel comunal mediante la entrega del servicio de resolución pacífica de conflictos y la gestión del sistema de justicia local, a lo menos se deberá profundizar los antecedentes diagnósticos respecto de los delitos, infracciones, faltas, denuncias asociadas a la conflictividad vecinal, así como también las causas registradas en los Juzgados de Policía Local o Corporaciones de Asistencia Judicial, de modo tal que con estos datos sea posible comparar el antes y después de la intervención. Por otro lado, si el proyecto además considera la focalización barrial, es necesario el diseño, validación y aplicación de una encuesta pre y post intervención que mida a lo menos variables asociadas a la integración social y eficacia colectiva. Etapa 2: Instalación y difusión Consiste en realizar la difusión e instalación a través del contacto con las organizaciones sociales y red de justicia, así como también utilizar los medios masivos que existan a nivel comunal (radios locales, periódicos, informativos comunales, etc.). La difusión del programa no sólo se realiza al inicio del proyecto, sino que debe ser reforzada paralelamente a las demás etapas del proyecto. Es importante señalar que los servicios profesionales de apoyo a la resolución pacífica de conflictos vecinales se instalen en un lugar cercano y accesible a la comunidad que será sujeto de intervención. La difusión de los servicios del proyecto no sólo es necesaria para su puesta en marcha, sino que además resulta clave para la sensibilización y educación de la comunidad en resolución colaborativa de conflictos. Etapa 3: Implementación La ejecución del proyecto deberá aplicar los siguientes componentes de intervención, dependiendo de los niveles de focalización que suscriba. En caso de abordar sólo el nivel comunal debe considerar los 4 primeros componentes descritos más abajo. Si aborda tanto lo comunal como el nivel barrial debe contemplar todos los componentes descritos; sin perjuicio de ello es posible incorporar otros siempre que sean coherentes con las orientaciones técnicas y aporten al logro de los objetivos propuestos: 1. Servicio de apoyo a la resolución pacífica de conflictos: Servicio prestado por profesionales capacitados para generar en la comunidad la voluntad y las condiciones necesarias para resolver conflictos mediante procesos de negociación o mediación. 2. Constitución de una red de justicia local: Para efectos de no sobrecargar innecesariamente el sistema de justicia y a las policías con problemas que pueden ser resueltos en forma colaborativa, el proyecto debería generar una articulación entre los actores públicos y privados relacionados con materias de justicia local, incluyendo a las los tribunales vecinales7 (según corresponda), policías, el Juzgado de Policía Local, Departamentos Municipales relacionados con la fiscalización y control de problemas que 7 Actualmente el Ministerio de Justicia se encuentra ejecutando un programa piloto de Justicia Vecinal en las comunas de Renca, Macul, Cerrillos y Paine. 17 pueden generar conflictos (aseo y ornato, salud ambiental, entre otros). La constitución de esta red permite generar coordinación, difundir servicios de resolución colaborativa de conflictos y, cuando esto no se logre, realizar derivaciones oportunas a la sede judicial que corresponda. 3. Servicio de orientación e información jurídica: Orientado a facilitar el acceso a instancias judiciales de resolución de conflictos, en aquellos casos en que las propuestas de solución colaborativa no resulten exitosas. 4. Entrega de herramientas técnicas para actores clave en el proceso de resolución colaborativa de conflictos: A fin de generar un efectos sustentable y, por tanto, convertir a la comunidad en un colectivo capaz de manejar sus diferencias, se sugiere contemplar en los proyectos un servicio de capacitación para mediadores o pre-mediadores, que beneficie tanto a dirigentes vecinales reconocidos como líderes por sus pares, como a actores institucionales de la comuna, entre ellos carabineros y funcionarios municipales, entre otros. 5. Desarrollo de iniciativas que promuevan la integración social, el trabajo en redes y control social formal/informal: Consiste en la generación de estrategias de gestión e intervención comunitaria que permita la integración de los vecinos, a través de iniciativas de colaboración conjunta y de medidas que permitan la interacción organizada derivando en la mutua protección y apoyo social de los vecinos del Barrio. Etapa 4: Seguimiento, evaluación y sistematización: Los proyectos deben contemplar instrumentos para el registro de sus actividades, el seguimiento de los resultados obtenidos por cada caso (sea atendido directamente o derivado a otros servicios que también trabajan en la resolución de conflictos locales), la evaluación final del proyecto en términos de las medición de las variables consideradas en la línea base del proyecto y la sistematización de la experiencia en la lógica de la identificación de buenas prácticas. La implementación de esta etapa, deriva de la necesidad de identificar lo que funciona o no de la iniciativa ejecutada, así como también, busca conocer la experiencia, entendiéndola como el proceso que se desarrolla a partir de un conflicto que afecta a un determinado grupo, donde intervienen tanto la práctica profesional como la práctica de los sujetos de atención, con el fin de registrar los procesos de co-construcción de respuestas pacíficas frente a cada una de las situaciones que se presenten. En tal sentido, lo que pretende es dar una mirada retrospectiva de los problemas, las interrogantes, los desafíos, las necesidades y contradicciones que se tienen durante el desarrollo de la experiencia, y una visión prospectiva. F. Algunos aspectos del financiamiento / presupuesto que se deben tener en consideración: Recursos humanos Se sugiere que el equipo ejecutor debe contemplar los siguientes perfiles profesionales y/o técnicos. 18 Dupla de Intervención: Profesionales de las Ciencias Sociales Perfil del cargo: Psicólogo(a), Asistente Social u otros profesionales de las Ciencias Sociales con experiencia de intervención comprobada de al menos 2 años. Con especialización en el área de Mediación familiar, penal, vecinal y/o comunitaria y en estrategias de resolución pacífica de conflictos. Experiencia en metodologías de intervención comunitaria y/o en psicología comunitaria. Experiencia en coordinación y capacitación. Experiencia en trabajo grupal y comunitario. Capacidad y disposición para trabajo en equipo interdisciplinario. Valoración del trabajo intersectorial. Conocimiento y práctica de trabajo con la red institucional y los procedimientos establecidos en los programas y/o servicios relacionados con la temática. Disposición para el trabajo en terreno. Capacidad de planificación y sistematicidad. Capacidad de desarrollo de metodologías que apliquen el modelo de desarrollo de competencias. Características personales de calidez, empatía, capacidad de contención, diálogo y escucha. Creatividad y facilidad para utilizar diferentes técnicas de intervención para evaluar actitudes que fomenten la comunicación y negociación, como también que favorezcan la integración grupal y comunitaria. Realizar el llenado de la matriz de intervención. Funciones del cargo: Ingreso de los casos. Trabajo en terreno. Asesoría y atención para la resolución pacífica de conflictos (colaborativa, negociación y/o mediación). Derivación, junto al abogado/(a), los casos que requieren una solución adversarial. Coordinación y planificación del componente de capacitación. Actualización del catastro de la red Institucional local. Realizar seguimiento del cumplimiento de los acuerdos adoptados respecto de los conflictos vecinales y/o comunitarios resueltos satisfactoriamente por el sistema integral de justicia local. Elaboración de módulos de capacitación en mediación y resolución pacífica de conflictos. Monitoreo del cumplimiento de acuerdos. Carga horaria mínima: 40 horas semanales (por profesional) Monitor (a) o Educador(a) Perfil del cargo: Técnico Social o Educador Social con título técnico de centros de formación técnica o institutos profesionales, así como también egresados o estudiantes de tercer año en adelante correspondientes a carreras del ámbito de las ciencias sociales, con experiencia en trabajo comunitario. Conocimiento de técnicas de animación sociocultural, educación popular/social, etc. Experiencia de trabajo en terreno con grupos y comunidades. 19 Abogado(a) o Egresado de Derecho Técnico em comunicación social Capacidades de organización y planificación. Manejo de programas computacionales como Excel, Word, Power Point, correo electrónico, Internet Explorer, entre otros. Funciones del cargo: Trabajo de calle, orientado a la vinculación con las redes comunitarias. Trabajo de difusión y promoción de derechos. Apoyo en la derivación a la red de servicios o programas sociales. Carga horaria mínima: 40 horas semanales Perfil del cargo: Profesional con título profesional de Abogado(a) o egresado de Derecho, con experiencia en asesoría y orientación jurídica en terreno con grupos o comunidades. De preferencia con cursos de Justicia restaurativa; en Mediación familiar, penal, vecinal y/o comunitaria y en estrategias de resolución pacífica de conflictos. Conocimiento de los Sistemas de Justicia Local. Capacidad y disposición para trabajo en equipo interdisciplinario. Valoración del trabajo intersectorial. Capacidad de planificación y sistematicidad. Características personales de calidez, empatía, capacidad de contención, diálogo y escucha. Funciones del cargo: Trabajo en terreno Informar y orientar jurídicamente aquellos casos que lo requieran. Ser contraparte con los otros componentes del Sistema de Justicia Local y realizar seguimiento de los casos derivados para resolución adversarial. Carga horaria mínima: 20 horas semanales Perfil del cargo: Técnico en comunicación social o egresado/estudiante (dos años o más) de periodismo / comunicación audiovisual. Experiencia en la organización de actividades culturales, comunitarias, capacitaciones, etc. Experiencia en comunicaciones institucionales. Experiencia de trabajo en terreno con grupos y comunidades. Capacidades de organización y planificación. Manejo de programas computacionales como Excel, Word, Power Point, correo electrónico, Internet Explorer, entre otros. Funciones del cargo: Trabajo orientado a la vinculación con las redes comunitarias e interinstitucionales. Trabajo de difusión y elaboración de estrategias para la validación del proyecto en terreno. Apoyo en la organización y realización de capacitaciones. Diseño de estrategia comunicacional para el proyecto a nivel comunal. Carga horaria mínima: 20 horas semanales 20 Profesional Perfil del cargo: encargado del Profesional de las ciencias sociales, preferentemente sociólogo o proceso de antropólogo. evaluación y Con conocimiento y experiencia en investigación social y evaluación sistematización de proyectos. Principalmente con conocimiento en metodologías cuantitativas, elaboración y revisión de bases de datos. Habilidad para investigar a través de preguntas pertinentes y con criterio. Habilidad de planificación para minimizar interferencias en el proceso de evaluación. Capacidad de trabajo en equipo. Liderazgo. Manejo de programas computacionales como SPSS, STATA, WORD, EXCEL ACCES, entre otros. Funciones del cargo: Planificar y diseñar procedimientos, metodologías e instrumentos necesarios para el registro y levantamiento de información para la evaluación y sistematización de la experiencia, en el marco de la supervisión y orientación técnica de la Subsecretaría de Prevención del Delito. Coordinar y llevar a cabo el proceso de evaluación ex-ante y ex post. Sistematizar la experiencia del proyecto. Carga horaria mínima: 22 horas semanales Infraestructura / Equipamiento Se requiere que la institución que se adjudique la ejecución de este tipo de proyectos disponga o habilite una oficina o espacio privado con el equipamiento necesario (mesa redonda, sillas cómodas, etc.), para que el o los profesionales puedan llevar a cabo los procesos de mediación de manera adecuada; de ser necesario, incluir estos gastos en habilitación. 21 2.- ÁREA TEMÁTICA: ASISTENCIA A VÍCTIMAS 2.1.- ATENCIÓN A MUJERES VÍCTIMAS DE VIOLENCIA INTRAFAMILIAR (AVIF) A. Fundamentación del proyecto La prevención social del delito consiste en la implementación de acciones, planes y proyectos, cuyo objetivo es reducir la cantidad y gravedad de delitos que afectan a la comunidad. La violencia intrafamiliar se ha convertido en un problema de seguridad pública, ya que las denuncias por VIF registradas por carabineros de Chile corresponden al 20% de delitos de mayor connotación social y el 90% corresponden a denuncian realizadas por mujeres y en el marco de la instalación de los nuevos Tribunales de Familia, el 22% los casos durante los primeros meses de funcionamiento corresponden a VIF, evidenciándose la gravedad de asunto y que en la actualidad representa un tema relevante para el estado.8 Este tipo de violencia (psicológica, física, sexual, económica), se presenta como un fenómeno relacional complejo, afectando principalmente a las mujeres y al grupo familiar, estableciéndose relaciones de abuso de poder y desigualdad, en el plano más intimo y de confianza requiriendo de acciones inmediatas que apunten a otorgar protección y reparación integral a las personas afectadas por este tipo de delito, pudiendo prevenir futuras conductas que perpetúen el circuito de la violencia en la familia, para ello se han plasmado una serie de principios y convenciones internacionales y de acuerdo la legislación nacional con el objetivo de erradicar esta problemática de violencia contra la mujer.9 B. Antecedentes Diagnósticos Locales Es importante que los proyectos realicen un levantamiento de información a través de un diagnóstico que permita describir y caracterizar la problemática de la violencia intrafamiliar a nivel local, que permita fundamentar la existencia del proyecto, especialmente con relación a su nivel de intervención, las líneas de acción especificas que se propone desarrollar, su población objetivo y eventualmente, su focalización territorial. El Análisis integrado de los datos debiera permitir el diagnóstico arribe a las siguientes conclusiones: Magnitud y características que presente el problema local relacionado con la temática de la violencia intrafamiliar (VIF). Principales déficit en términos de cobertura de asistencia a víctimas de violencia intrafamiliar incluyendo el ámbito preventivo. Recursos institucionales y comunitarios con las cuales se cuenta (considerando especialmente las necesidades de la intervención propuesta por el proyecto) 8 Ponencia de Género y seguridad ciudadana, 26 de julio de 2005. Perspectiva DSP, Ministerio del Interior. Normativa internacional: Organización de las Naciones Unidad (ONU) 1948; Convención CEDAW, Art 17. 1979; Pacto de San José OEA, 1969: Convención de Belem do Para, 1994; Normativa nacional: Constitución política Art º1 y º5 Inc. 2º; Ley 19.698 de Tribunales de Familia, Ley 20066 de Violencia Intrafamiliar Art º5, 2005. OMS, Organización Mundial de la Salud, 2002. 9 22 Los datos y fuentes sugeridos para la realización del diagnóstico son los siguientes: Fuentes secundaria: Base Aupol (Nº de denuncias por violencia intrafamiliar) Carabineros de chile (tasas, frecuencias y comparación de las cifras a nivel local, regional y/o nacional). Se sugiere incorporar como complemento, los siguientes datos: Nº de causas en tribunales de familia por VIF Fuentes primarias: Entrevista a informantes claves, especialmente aquellos pertenecientes a instituciones vinculadas a la asistencia dirigida a víctimas de violencia intrafamiliar, y con competencia en la materia como SERNAM (cobertura atención, número y tipo de prestación a nivel comunal, entre otros) Marco conceptual y enfoque de trabajo En esta línea, es primordial para el diseño de una adecuada intervención, la definición previa de un marco teórico y un enfoque de intervención, lo que posibilita desde la ética y la responsabilidad generar la justificación y sustento de una intervención. A continuación se presenta los principales lineamientos técnicos en este ámbito para los proyectos, y se describen las principales dimensiones de análisis en el trabajo con mujeres víctimas de violencia intrafamiliar, que se deben reconocer y aplicar en el proyecto: Conceptualización de la violencia intrafamiliar contra la mujer Niveles de violencia y de intervención Enfoque intervención: Ecológico, de género y victimologico. C. Objetivos Objetivo General El objetivo general deberá apuntar al impacto esperado del proyecto a nivel local, de acuerdo al diagnóstico comunal. En tal sentido, deberá establecerse al nivel de intervención del proyecto. Al respecto los campos de acción que se consideran para los proyectos son los siguientes: prevención primaria, secundaría y terciaria. Para el objetivo general, estos campos de acción son principalmente: Para prevención primaria y secundaria: Promover cambios en la construcción de relaciones entre hombres y mujeres, desde el enfoque de género, tendientes hacia relaciones igualitarias basada en la justicia, la paridad, la valoración mutua y el respeto, a través del reforzamiento de actitudes, comportamientos, patrones culturales y formas de convivencia familiar no violentas que favorezcan la construcción de una sociedad democrática, incorporando realidades locales. Fortalecer los factores protectores a nivel familiar y comunitario para minimizar los riesgos de ser víctimas de violencia, adquirir herramientas de autoprotección. Para prevención Terciaria: Contribuir a la disminución de los efectos dañinos ocasionados en las mujeres y los afectados indirectamente por violencia intrafamiliar, a través de un proceso 23 reparatorio, mediante la oferta de un espacio de apoyo individual, y/o grupal especializado de asistencia reparatoria, de contención y primer apoyo, información y orientación psico-socio-jurídica en su espacio local. Los proyectos deberán plantear estrategias de asistencia reparatoria breve y eficientes circunscritas al nº de beneficiarios directos que se benefician del proyecto y determinar los plazos de intervención según necesidades asociadas al usuario y gravedad de la violencia en sus diferentes niveles de expresión y de acuerdo a los componentes legales, en este caso, pudiendo coordinar con los organismos afines en esta materia. Objetivos Específicos: Para prevención primaria y secundaria: - Sensibilizar, informar, educar y responsabilizar a la comunidad acerca del respeto y ejercicio de sus derechos de hombres y mujeres, así mismo de procedimientos legales, implicancias psicológicas y sociales, acceso a las redes institucionales, entre otros. Capacitar y desarrollar habilidades en los miembros de la comunidad en estrategias de prevención de violencia intrafamiliar, habilidades de autocuidado frente al delito u resolución pacífica de conflictos entre los miembros del grupo familiar. Desarrollar habilidades y competencias que permitan la detección y atención precoz de situaciones de violencia hacia las mujeres y hombres. Para prevención terciaria: - Brindar Orientación e Información psico- socio- jurídica relativa a la violencia Proponer estrategias de apoyo en asistencia integral a la víctima de acuerdo al tipo y grado de violencia, considerando plazos de intervención pertinentes. Apoyar y/o implementar estrategias de prevención de la violencia intrafamiliar por parte de las personas afectadas. Derivar a instituciones de la red a nivel local aquellas víctimas que lo requieran. Promover la coordinación intersectorial en red con las distintas instancias implicadas en la atención a las víctimas de violencia intrafamiliar, así disminuyendo la victimización secundaría. Contribuir a la interrupción de las situaciones graves de violencia, mediante asesoría jurídica en los casos que corresponda. Otorgar herramientas a los operadores sociales que trabajan con víctimas de violencia intrafamiliar, a través de capacitación en materia victimologica. Población Objetivo: los proyectos podrán atender directamente a adolescentes y mujeres que han sufrido violencia intrafamiliar, entre los tramos de 15- 60 años o más, en virtud del grado de afectación de los involucrados.10 Criterios de inclusión: Se propone atender prioritariamente como foco del proyecto a mujeres quienes experimentan de violencia intrafamiliar. Para efectos de estas bases, el tipo de violencia y objeto de intervención son los siguientes: quienes hayan experimentado violencia en cualquiera de sus 10 Definición: aquellas personas que resulten, ya sea individual o colectivamente, hayan sufrido daños, incluidas lesiones físicas o mentales, sufrimiento emocional, pérdida financiera o menoscabo en sus derechos fundamentales como consecuencia de acción u omisiones que violen la legislación penal vigente (ONU, 1985, pp. 7). Esta definición resulta más amplia que la expresada en nuestro código penal (Art 108 CCP). 24 formas (psicológicas, sociales, físicas, sexual, económicas, entre otros) viendo lesionadas su integridad física y psicológica en su diferentes grados, (tipo de violencia leve, moderada y grave). Vías de ingreso: los usuarios/as podrán ingresar al proyecto, ya sea por demanda espontánea desde la comunidad y/o a nivel institucional (redes locales y/o regional presentes, y que conforman la Red de Asistencia a Víctimas (RAV) o bien por derivación desde otros organismo (fiscalías, policías, tribunales de familia, entre otros). En los casos con detección de situaciones de vulneración de derechos graves hacia niños y niñas menores de 15 años (que no se establece como grupo beneficiario del proyecto), se deberá coordinar atención en la red Sename como organismo competente en la materia. Cobertura y focalización territorial Es necesario explicitar los criterios de focalización territorial, justificándolos en base a las siguientes variables: se sugiere definir algunos criterios de focalización en un sector especifico de la comuna, con el objetivo de intervenir en aquella población más vulnerable, con mayor presencia de factores de riesgo de mujeres víctimas de violencia y de este modo hacer más eficiente y eficaces los recursos destinados para el proyecto. Sectores con mayor tasa y/o frecuencia de victimización en el ámbito de violencia intrafamiliar en que se han definido como objeto de intervención. Sectores con menor cobertura de asistencia especializada en la línea reparatoria y preventiva. Sectores que, de acuerdo a los datos recavados, presentarán mayores variables de riesgo de victimización en el ámbito de violencia intrafamiliar. Sectores, que de acuerdo a los datos obtenidos, presentarían mayores variables de riesgo. Coordinación con redes: los proyectos deben considerar un trabajo de relación e inserción en las redes institucionales o sociales existentes. El proyecto deberá estar vinculado con todos los organismos de la red que conforman la RAV,(Ministerio de Justicia (CAJ, CAVI, UVI); SENAME(DAM, PRJ, PIB, OPD, otros); Policías de Investigaciones de Chile (Brigadas, CAVAS); Carabineros de Chile (Unidades); Ministerio de Salud; SERNAM; Ministerio Público (URAVYT) y los Centros de Atención a Víctimas de Delitos Violentos (CAVD) Ministerio del Interior. Flujos de derivación: el proyecto debe definir sus propios criterios de ingreso y fuentes de derivación, las coordinaciones más adecuadas para realizarla y se debe considerar el establecimiento de protocolos de derivación, con ello se busca minimizar los efectos victimización secundaria propia de este tipo de procedimientos. Se sugiere proponer flujo de coordinación y derivación tipo el cual debe insertarse la acción del proyecto. El proyecto deberá contar con pautas de evaluación de riesgo, de maneras de facilitar la detección de casos graves y complejos. Se sugiere revisar pautas establecidas por organismos con competencia en la materia, tales como SERNAM, o bien organismos de administración de justicia, Fiscalia (Uravyt) y Tribunales de Familia, entre otros, que oriente su diseño y elaboración. 25 D. Orientaciones técnicas Proyectos Enfoques de intervención: el diseño de la propuesta de intervención deberá basarse en los enfoques de género, ecológico y victimologico, con la evidencia empírica nacional e internacional en la temática, que entrega fundamento y sustento teórico a la intervención. E. Equipo multidisciplinario destinado a la atención a las victimas. Debiera constituirse por profesional de las áreas social, jurídica y psicológica, con formación especializada y experiencia en intervención con víctimas de violencia intrafamiliar o temática afín. 1. Indicadores de resultados (cumplimiento de objetivos del proceso de intervención). Hay que destacar que los indicadores de estos proyectos dependerán de sus objetivos en la medida en que se basan en ellos: Prevención Primara y secundaria Beneficiarios sensibilizados, informados y educados en materia relativa a la victimización Beneficiarios capacitados en estrategias de prevención para combatir la violencia intrafamiliar, desde la perspectiva de la víctima, habilidades de autocuidado frente a situaciones de violencia y resolución pacífica de conflictos. Prevención terciaria Víctimas orientadas e informadas en los aspectos psicológicos, sociales y legales relativos a la temática de violencia intrafamiliar Víctimas que implementan estrategias de prevención del delito Víctimas derivadas a las instituciones pertinentes de la red institucional a nivel local de acuerdo a sus requerimientos específicos Redes coordinadas y trabajo en conjunto en la atención a víctimas de violencia intrafamiliar. Funcionarios redes capacitados en materia de asistencia a víctimas de violencia intrafamiliar. 2. Indicadores de eficiencia y cobertura (cumplimiento del proceso) N° de beneficiarios incorporados al proyecto v/s N° total planificado de beneficiarios incorporados al proyecto. Costos por persona atendida v/s presupuesto total del proyecto. N° de beneficiarios en acciones de sensibilización e información v/s N° total de horas planificadas de trabajo, acciones de sensibilización e información (prevención primaria y secundaria). N° de acciones realizadas en componente de sensibilización e información v/s N° total de acciones planificadas en componente de sensibilización e información (prevención primaria y secundaria). N° de horas trabajadas acciones de sensibilización e información v/s N° total de horas planificadas de trabajo acciones de sensibilización e información (prevención primaria y secundaria). 26 N° de beneficiarios en acciones de capacitación y desarrollo de habilidades v/s N° total de planificado de beneficiarios en acciones de capacitación y desarrollo de habilidades (prevención primaria y secundaria). N° de acciones realizadas en componente de capacitación y desarrollo de habilidades v/s N° total de acciones planificadas en componente de capacitación y desarrollo de habilidades (prevención primaria y secundaria). N° de horas trabajadas acciones de capacitación y desarrollo de habilidades v/s N° total de horas planificadas de trabajo en acciones de capacitación y desarrollo de habilidades (prevención primaria y secundaria). N° de beneficiarios en acciones de información y orientación psicosociojurídica v/s N° total planificado de beneficiarios en acciones de información y orientación Jurídica (prevención terciaria). N° de acciones realizadas de información y orientación psicosociojurídica v/s N° total de acciones planificadas en orientación y información psicosociojurídica (prevención terciaria). N° de horas trabajadas acciones de Orientación y información psicosociojurídica v/s N° total de horas planificadas de trabajo en acciones de capacitación y desarrollo de habilidades (prevención primaria y secundaria). N° de actores incorporados en acciones de coordinación y capacitación a la red institucional local v/s N° total de acciones planificadas en componente de coordinación y capacitación a la red institucional local (prevención terciaria). N° de horas trabajadas acciones de coordinación y capacitación a la red institucional local v/s N° total de horas planificadas de trabajo en acciones de capacitación y desarrollo de habilidades (prevención primaria y secundaria. 3. Indicadores de impacto (propósito de la intervención): los indicadores de impacto deben poder ser medidos en dos momentos: antes de la intervención y después de esta. Para lo cual se proponen los siguientes instrumentos de medición: Encuesta de percepción de inseguridad en el beneficiario (Encuesta nacional de victimización de violencia intrafamiliar y delitos sexuales). Instrumentos de medición de la afectación psicosocial del beneficiario (indaga en los ámbitos: económicos, familiares o social, laboral o estudios, vecinal o barrial, de salud o físico, emocionales o psicológico, legal, entre otros). Encuesta de Satisfacción usuaria con el servicio. 27 E. Equipo ejecutor Composición del equipo El equipo ejecutor deberá estar liderado por algunos de sus miembros que se desempeñe como coordinador del proyecto, contemplando horas especificas para esta labor. La composición del equipo debe ser interdisciplinaria, frente a una temática compleja, como es el caso de la victimización, debiendo incorporar disciplinas atingentes a la problemática a intervenir principalmente desde las ciencias sociales (psicólogos, trabajador social o abogado). En caso de considerar atención especializada para niños, el equipo deberá contar con psicólogo/a infanto/juvenil. Equipo capacitado con experiencia en intervención primaria, secundaria y terciaria, con experiencia y formación en postgrado, de acuerdo a las siguientes condiciones: Profesionales titulados Formación y experiencia en cargos similar Conocimiento en intervención comunitaria y trabajo en redes Motivación para el cargo, entre otros. Se debe determinar perfil del profesional según disciplina y por área de trabajo. Contar con Personal de apoyo para el adecuado desarrollo de funciones, entre ellos: Secretaria, personal de aseo y auxiliar, entre otros. F. Infraestructura y equipamiento Los proyectos en esta línea requieren condiciones de infraestructura idóneas para poder alcanzar los objetivos propuestos de manera adecuada. Inmueble con un N° (al menos 2 mínimos) de oficinas suficientes para realizar labores de atención en box, y espacios (patio) sala de reunión y esparcimiento, asimismo sala de recepción. Considerar box diferenciados de atención para adultos y/o adolescentes, con sus respectivas herramientas de trabajo. Los espacios deberán contar con mínimos estándares de calidad garantizados, es decir, acceso para minusválidos, condiciones de higiene, ventilación, iluminación y privacidad. Adicionalmente deberá contar con baños de profesionales y de público (femenino y masculino) e idealmente cocina con los insumos mínimos de equipamiento. Equipamiento requerido: PC con sistema operativo Windows Conexión a Internet Correo Electrónico Impresora Teléfono Fax. Batería o instrumentos de apoyo a la labor del proyecto: 28 Consideraciones específicas al proyecto: Contar con set o batería de juegos, acondicionamiento de una ludoteca, sala de espera y espacios seguros para la instancia de espera de los usuarios/usuarios y familia. Este último, se relaciona con posibilitar un lugar adecuado a los hijos/hijas de usuarias mujeres víctimas de VIF, frecuentemente víctimas indirectas y testigos presenciales de este tipo de violencia, minimizando la victimización secundaria en este contexto de atención. En caso de atención de adultos se considera pertinente especificar utilización de otros instrumentos (diagnósticos o de tratamiento) que deben aplicar o bien considerar en el modelo de intervención que se indica en el proyecto. Se considera relevante insertar espacios de supervisión técnica dirigidas por el/la coordinador del proyecto, de los equipos intervinientes monitoreando los aspectos relativos a la atención y cuidado de equipo. 29 3.- ÁREA TEMÁTICA: REINSERCIÓN SOCIAL 3.1.- REINSERCIÓN LABORAL DE ALTERNATIVAS A LA RECLUSIÓN (RS) EX CONDENADOS O PERSONAS CUMPLIENDO MEDIDAS La reinserción social de personas con antecedentes penales se orienta a la reducción de los factores de riesgo de reincidencia en delito y a apoyar el proceso de reintegración a la comunidad posterior al cumplimiento de la sanción. Existe una gran cantidad de evidencia científica acumulada en materia de tratamiento de infractores de ley, según la cual existen ciertos modelos y técnicas que intervención que permiten generar reducciones efectivas en la reincidencia en delito, lo cual supone reducciones en los delitos cometidos y, en definitiva, más seguridad para la población general. El FNDR2% apoyará proyectos en materia de reinserción social, en la medida que éstos contemplen en su diseño, una intervención focalizada en factores de riesgo de reincidencia, y el uso de modelos de intervención que cuente con evidencia empírica de resultados, sea en experiencias nacionales o extranjeras. A continuación se presentan orientaciones generales para algunos tipos de intervenciones que se espera apoyar mediante el FNDR 2%. En Chile existen múltiples ofertas de servicios que contribuyen a la integración social de la población que cumple condena. Sea en el medio carcelario, en las medidas alternativas a la reclusión, o en el marco de los servicios de apoyo post-penitenciario, el Estado cuenta con diversos programas de apoyo psicosocial orientados a reducir las probabilidades de reincidencia en delito y a mejorar las perspectivas de integración social de los/as usuarios/as. Sin perjuicio de los esfuerzos realizados hasta la fecha, la mencionada oferta de servicios presenta carencias en diversos ámbitos, destacándose las limitadas oportunidades de acceso a capacitación e intermediación laboral que se ofrecen a los usuarios/as. La presente convocatoria busca suplir, parcialmente, dicha falencia, mediante el financiamiento de proyectos que presten servicios de capacitación e intermediación laboral de personas con antecedentes penales. El objetivo de los proyectos en esta línea de trabajo es mejorar habilidades y competencias sociales y laborales en personas con antecedentes penales, que ya hayan cumplido su condena o se encuentran bajo una medida alternativa a la reclusión, con especial foco en aquellos que no tienen una trayectoria laboral formal previa. La metodología de intervención para este tipo de proyectos debe contemplar la totalidad de los siguientes aspectos: Apresto laboral: se debiese contemplar acciones de apresto laboral, tales como simulación de entrevistas de trabajo, confección de currículum vitae, entrenamiento en asertividad para la resolución de conflictos en el trabajo, entre otras acciones que sirvan de apresto para quienes tengan escasa o nula experiencia laboral. Desarrollo de competencias laborales: se recomienda realizar talleres grupales o intervenciones individualizadas que permitan desarrollar competencias laborales como un aporte a la competitividad de los usuarios en el mercado laboral. Se debiesen consignar 30 claramente las competencias a desarrollar, los instrumentos que se aplicarán para medir el nivel de competencias laborales, y las intervenciones que se realizarían para mejorar el desarrollo de dichas competencias. Capacitación laboral: se sugiere contemplar una serie de alternativas de capacitación laboral en rubros pertinentes a la realidad del mercado de empleo local. La capacitación en autoemprendimiento podrá considerarse complementaria a otras capacitaciones en oficios, no pudiendo limitarse la oferta de capacitación [exclusivamente al ámbito del autoemprendimiento]. En la decisión final de cursos de capacitación que se recomienda implementar, debiese considerarse, además de la realidad del mercado laboral local, las capacidades, intereses y aptitudes de los/as usuarios/as del proyecto. Intermediación laboral: se sugiere que todos los proyectos debiesen contemplar un servicio de intermediación laboral que deberá gestionar cupos laborales para los/as usuarios/as. El rendimiento de este componente se medirá en función de las colocaciones efectivamente realizadas, con contrato de trabajo, y no por las gestiones que se realicen para alcanzar ese objetivo. Habilitación psicosocial: se sugiere que los proyectos incorporen la promoción o entrenamiento en habilidades relacionales o individuales relativas a la búsqueda y/o adherencia al empleo. Del mismo modo al apoyo o intervención en situaciones de crisis relacionadas con la adaptación a la nueva situación laboral. En cualquiera de las situaciones anteriores, este componente debe entenderse como un apoyo a la colocación, debe ser operacionalizado en términos de objetivos y se medirá en cuanto a las soluciones alcanzadas. Seguimiento y apoyo a la colocación laboral: en complemento a la intermediación, los proyectos deberán ofrecer un servicio de apoyo tanto al usuario que accede a colocación laboral, como a su empleador, a fin de colaborar en la resolución de problemas emergentes entre ambos actores. Se sugiere que la evaluación debe reportar los logros alcanzados por los usuarios, contrastando su condición de entrada y al término del programa, en los ámbitos de capacitación laboral, acceso al empleo y eventuales modificaciones en factores de riesgo de reincidencia (aplicación del instrunmento Oasys). Si existe información disponible sobre la reincidencia de los usuarios, ésta debe reportarse como parte de la evaluación, contrastando el resultado con grupos de sujetos comparables que no hayan participado de intervenciones similares. Se hará exigible la coordinación con instancias de Gendarmería de Chile, tanto para el acceso a información relevante para la elaboración del proyecto, como para la necesaria colaboración mutua en su etapa de implementación. Dicha coordinación será verificada por medio de una carta de compromiso, emitida por Gendarmería de Chile, manifestando su apoyo y conformidad con el proyecto. Se considera que a disponibilidad de espacios apropiados para la intervención es una condición mínima para el éxito de las iniciativas, a este respecto se solicitará una carta de compromiso de la institución responsable del proyecto indicando la disponibilidad de espacios. Se permitirá destinar un porcentaje del monto del proyecto para la habilitación de una sala. Se valorará la provisión de un ítem de movilización para los beneficiarios, y en casos justificados, de alimentación destinado a los mismos, así como de materiales para la 31 capacitación o intervención. En cualquiera de los casos anteriores, deben considerarse los procedimientos apropiados para la rendición de dichos gastos 32 3.2.- INTERVENCIÓN PAREJA MUJER (AG) EN HOMBRES QUE COMETEN ACTOS DE VIOLENCIA CONTRA SU PAREJA O EX – El FNDR 2% apoyará proyectos orientados a reducir el riesgo de reincidencia en actos de violencia contra la mujer en el contexto de relaciones de pareja actuales o pasadas, a partir de la intervención psicológica y/o psicoeducativa de hombres que hayan incurrido en este tipo de conductas. En términos generales, se asume que la violencia en el contexto de las relaciones de pareja constituye un comportamiento funcional (orientado al logro de un fin determinado que es distinto de la conducta violenta en sí misma) y aprendida, y que por tanto, se puede modificar mediante el desarrollo de habilidades y el aprendizaje de pautas de relación de pareja incompatibles con la violencia, entre otras medidas. Para efectos de diagnóstico, estos proyectos deberán reportar la magnitud del fenómeno de la violencia intrafamiliar contra la mujer en la comuna o barrio focalizado. Para dar cuenta de dicha situación, se deberán presentar datos referentes a denuncias, detenciones o victimización en violencia intrafamiliar. Además, se debe identificar la red de recursos institucionales existentes en la comuna o barrio, para el control de la violencia intrafamiliar (unidades policiales y juzgados de familia y de garantía), prevención y asistencia a víctimas del mismo fenómeno. La instalación de proyectos para el tratamiento de hombres que cometen actos de violencia requiere que el sector beneficiado cuente con, al menos, una oferta de servicios apropiada para responder a las necesidades de las víctimas. El objetivo de la intervención en este ámbito deberá plantearse como una contribución a la interrupción de conductas de maltrato al interior de la pareja (actual o pasada) por medio del abordaje terapéutico especializado en población masculina agresora de niveles de riesgo bajo (es decir, casos de violencia esporádica coincidentes con períodos de estrés psicosocial en un contexto de relación fundamentalmente no-violento) a moderado (es decir, casos de violencia sistemática, psicológica o física leve, en los cuales la conducta de maltrato es exclusivamente intrafamiliar)11. La metodología de intervención debe considerar que los modelos de intervención más recomendado para intervenir ante el problema de la violencia contra la mujer son: Modelo feminista-psicoeducacional: Originada por el Duluth Domestic Abuse Intervention Project Program de Minnesota (o Modelo Duluth), sostiene que una de las causas primarias de la violencia doméstica radica en la ideología patriarcal y el permiso que la sociedad implícita o explícitamente otorga a los hombres para usar el poder y el control sobre las mujeres. En esencia, este modelo de intervención apunta a sustituir conductas violentas que forman parte de patrones de conducta incluyendo a la intimidación, los privilegios masculinos, el aislamiento emocional y el abuso económico (más que los incidentes de violencia física en sí mismos), y sustituirlos por conductas que permiten establecer bases para relaciones igualitarias. Modelo terapéutico Cognitivo-Conductual Grupal: Sostiene que las conductas violentas son aprendidas y representan mecanismos disfuncionales. La violencia se refuerza a sí misma, pues resulta funcional para poner término temporalmente a situaciones poco confortables. Ello puede ir desde aliviar la tensión física-corporal hasta obtener la 33 conformidad de la víctima; aportando simultáneamente al agresor sensaciones de poder y control. Reconociendo los aspectos funcionales (pragmáticos) de la violencia, los terapeutas analizan las múltiples aristas de esta conducta con los agresores, más allá de sus fines inmediatos. Adicionalmente, utilizan entrenamientos en habilidades y competencias y técnicas de control de la ira para promover el descubrimiento de alternativas a la violencia. Se ha incorporado al modelo, también, técnicas y principios de la Teoría del aprendizaje social (Bandura, 1977, Ellis, 1974). En este marco, se propone analizar e identificar aquellos factores de riesgo culturales que favorecerían la generación y mantención de la violencia. Este tipo de aproximación se complementa con las actuales corrientes psicoterapéuticas cognitivoconstructivistas (Mahonney, 2003) o post racionalistas (Guidano, 1994), que trabajan sobre las emociones y cogniciones de los sujetos y en su forma de interactuar con los otros/as (de manera violenta en este caso). Para efectos de evaluación se sugiere, estos proyectos deberán acreditar resultados comparando el nivel de factores de riesgo de violencia intrafamiliar que presentan los agresores antes y después de la intervención (es posible aplicar instrumentos especializados como el Spousal Assault Risk Assessment - SARA), además de obtener información relativa a eventuales reincidencias en actos violentos. Dada la renuencia de los perpetradores de agresiones a mujeres a comparecer en instancias reparatorias o a asumir responsabilidad por sus acciones, se evaluará positivamente la inclusión de estrategias para promover su adhesión y adherencia al proyecto, ya sea por la vía de la implementación de estrategias motivacionales apropiadamente fundadas, como por medio de la coordinación previa con los juzgados pertinentes. A este respecto, se valorará el conocimiento y apoyo de los Juzgados correspondientes al alcance territorial del proyecto, lo cual se verificará a través de cartas de apoyo emanadas de dichas instancias. Dicho documento deberá establecer la voluntad de coordinar un sistema de derivación dentro de las atribuciones otorgadas al Tribunal. Como en el caso anterior, se considera que la disponibilidad de espacios apropiados para la intervención es una condición mínima para el éxito de las iniciativas, a este respecto se solicitará una carta de compromiso de la institución responsable del proyecto indicando la disponibilidad de espacios. Se valorará, igualmente, la provisión de un ítem de movilización para los beneficiarios , y en casos justificados, de alimentación destinado a los usuarios. Se deberán considerar los procedimientos adecuados para la rendición de dichos gastos. 34 TIPO: PROYECTOS DE INTERVENCIÓN SITUACIONAL TEMÁTICAS: PREVENCIÓN SITUACIONAL 35 4.- ÁREA TEMÁTICA: PREVENCIÓN SITUACIONAL I.MARCO CONCEPTUAL Y ENFOQUE DE LA INTERVENCIÓN Las actividades y acciones de Prevención Situacional se sostienen sobre el marco teórico y el enfoque de intervención definidos a continuación. Además las acciones estratégicas podrán incorporar elementos alternativos en la medida que sean coherentes con los expuestos en estas orientaciones. Marco conceptual Seguridad Urbana y Prevención Situacional La política de seguridad urbana contribuye a garantizar la seguridad en el espacio público, promoviendo la revalorización de la ciudad como escenario y soporte físico para el desarrollo y cohesión social de las comunidades. En este contexto, la Prevención Situacional es un enfoque que pretende reducir las oportunidades para la comisión de delitos y las violencias, y reducir la percepción de inseguridad de la población en determinados espacios urbanos, a través de estrategias orientadas a modificar ciertos factores y condiciones de riesgo físico espaciales, generando además la creación o regeneración de espacios públicos de calidad, seguros, integradores, que acoja la diversidad de funciones y usuarios, con la participación activa de los vecinos. Objetivos 1. Reducir oportunidades para cometer delitos, incrementando el esfuerzo y percepción de riesgo para el potencial infractor. 2. Reducir la percepción de inseguridad de la población en determinados espacios urbanos. 3. Facilitar el control social de la comunidad sobre espacios urbanos comunes. ¿Cómo logramos la Prevención Situacional? A través de estrategias de manejo de condiciones físicas y medioambientales que facilitan la ocurrencia de delitos y percepción de temor mediante: Observación de atributos espaciales que puedan favorecer la oportunidad de delito y la percepción de temor. Identificación de posibles lugares en los cuales se cometen determinados delitos Modificación de circunstancias espaciales que impactan en mayor o menor medida en las relaciones sociales y perceptivas generadas en ese espacio. 36 Principios Básicos para Intervención en Prevención situacional Las intervenciones en prevención situacional, se sostienen sobre ciertos principios básicos sociales y espaciales, que inciden directamente en la situación delictual y de temor en un territorio. La inclusión de estos principios, es un factor determinante para la realización de todas las actividades que modifiquen la situación de inseguridad en el lugar. Entre ellos están: 1. Participación Ciudadana y Articulación Comunitaria: El habitante es experto en su sensación de seguridad e inseguridad urbana respecto a su espacio, por tanto este conocimiento intuitivo es un factor clave en el diseño de una estrategia situacional. El reconoce los lugares que le generan amenaza o inseguridad. El habitante urbano (vecinos, escolares, comerciantes, entre otros) debe hacerse parte en las distintas etapas del proceso, participando en el diagnóstico, elaboración de la estrategia, ejecución y posterior evaluación del proyecto. 2. Integralidad de los proyectos: La incorporación de la realidad social vinculada al espacio físico que ocupan las personas, permite generar estrategias de prevención certeras que acojan la visión de desarrollo de la comunidad. Al respecto, para definir posibles líneas de intervención, son componentes esenciales la observación de la diversidad de la población, distinguiendo grupos etáreos, género, rutinas y costumbres en el espacio público, como también las redes y dinámicas de organizaciones sociales y actores claves en el territorio, relacionadas a una identificación de lugares que generan alta percepción de temor e inseguridad, como también de aquellos de alta concentración delictual. 3. Accesibilidad y movimiento peatonal: Los espacios que cuentan con condiciones de acceso convenientes para el tránsito peatonal y rutas peatonales definidas, claras y orientadoras, favorecen la percepción de seguridad y pueden aportar en la prevención de ciertos delitos de oportunidad en el espacio público, pues ellas permiten un tránsito continuo y expedito para el peatón, entregándole mejores posibilidades de control sobre su espacio inmediato, y facilidades para el acceso a auxilio, al reducir posibles obstáculos a su desplazamiento y proveer de lugares con campos visuales amplios y despejados. 4. Vigilancia natural: El control visual que puedan ejercer las personas producto del mejoramiento de las relaciones visuales establecidas al interior de un espacio público, o entre éste y uno privado, y viceversa, permiten inhibir ciertos delitos de oportunidad, modificar comportamientos o patrones antisociales y aumentar la sensación de seguridad, toda vez que permite una vigilancia natural del lugar por parte de quienes lo ocupan cotidianamente, a la vez que promueve el contacto entre los usuarios de un determinado lugar. 5. Territorialidad y actividad humana: El reforzamiento territorial alude al sentido de afecto que establece el habitante con su entorno inmediato y que por el cual lo cuida. Al respecto, intencionar la ubicación deliberada de actividad humana, mediante la transformación de las condiciones espaciales y la instalación de elementos urbanos en áreas potencialmente inseguras, puede contribuir al desplazamiento de algunos tipos de delitos y de grupos negativos que hacen uso del espacio público, al lograr una recuperación en la ocupación de ellos por parte de la comunidad. 6. Configuración de usos: Un espacio que acoge los distintos tipos de uso respeta la diversidad de la población. Así contribuye a la cohesión social de la comunidad, pues 37 genera una mayor interacción social entre sus habitantes; a la vez que ayuda a mantener un espacio con altos niveles de actividad y ocupación, evitando su deterioro y abandono. 7. Sentido de mantención: Espacios en los cuales los vecinos y actores locales tienen un rol preponderante en el orden, cuidado y limpieza de su espacio público más próximo, los apropia y empodera respecto a evitar malas prácticas en él, reduciendo las posibilidades de ocupación por parte de grupos negativos y previniendo posibles conflictos, que puedan degenerar en espacios deteriorados propicio para el anonimato y una alta concentración de delitos. II.FOCALIZACION TERRITORIAL Las actividades y acciones de Prevención Situacional, deben ser orientadas a territorios con las siguientes características y responder a los siguientes criterios de focalización: 1.Lugares con alta Concentración Delictual: Lugares en que exista una alta concentración de delitos asociados al espacio público y a la vivienda. Para este caso, es necesario contar con información delictual de las policías referidas a denuncias y detenciones, estadísticas comunales de seguridad ciudadana y mapas de concentración delictual. 2.Lugares con alta Percepción de Temor: Aquellos lugares en que la población presenta un alto nivel de temor e inseguridad en el espacio público, y que responde a sectores con un alto nivel de factores de riesgo físicos, que pueda afectar las condiciones de seguridad de determinados grupos etáreos y de género, y sobre los cuales pueda ser efectiva la intervención a desarrollar. Para ello, se debe recurrir al levantamiento de información cualitativo y cuantitativa, que de cuenta de los índices de temor de las personas en la ocupación de los espacios; en este sentido, es necesaria la aplicación de al menos un instrumento perceptivo, como encuesta de percepción de temor o marcha exploratoria de seguridad. Elementos que inciden en la percepción de temor de los habitantes: Control Visual del Entorno Deficiente iluminación Vegetación no balanceada y/o no mantenida Obstrucción de visibilidad por elementos físicos Lugares trampa o espacios recovecos Control Social Falta de vigilancia natural Espacios abandonados, descuidados o anónimos Falta de consolidación de espacios públicos Falta de sentido de territorialidad y pertenencia Desorden Social Acumulación de basura Deficiente mantención de un espacio Graffitis en muros Consumo de alcohol Venta y consumo de droga Vandalismo, peleas callejeras o acción de pandillas Ocupación del espacio público por grupos negativos 38 Soporte Social Falta de espacios de usos comunitario Falta de articulación y organización comunitaria Conflictos comunitarios y/o sociales Falta de participación ciudadana 3.Lugares con alto nivel de vulnerabilidad físico-espacial: Alto nivel de deterioro y abandono de espacios públicos, sitios eriazos, deficiente iluminación, cierros opacos al espacio público, entre otros y que a la vez presentan condiciones sociales que facilitan la acción delictual y la percepción de temor. Factores de riesgo físicos12 Espacios con estas características presentan factores de riesgo físicos, (aspectos o elementos del espacio público) que en su relación con las personas, favorecen la ocurrencia de delitos y percepción de temor, haciendo más vulnerables sus espacios y usos frecuentes presentes en él, afectando las condiciones de vivir, trabajar y desplazarse de manera segura. De Configuración Urbana Elementos geográficos en medio de la trama barrial tales como cursos de agua, zonas de derrumbes, quebradas, cerros Elementos urbanos relevantes tales como línea férrea, autopista, límites comunales, pasos bajo nivel. De Conectividad Vial: Estructura vial desconectada. Vías de circulación peatonal discontinuas o con cierres de pasajes. Del espacio público: Lugares y/o ambientes físicamente deteriorados, descuidados o en abandono, sin mantención. (sitios eriazos, grandes paños sin destino y/o uso definidos) Elementos o mobiliario urbano que obstaculicen el espacio público. Carencia de Infraestructura y/o equipamiento urbano, o el existente en desuso o cerrados (ej. Quioscos, paraderos, etc). De control visual: Lugares sin o escasa iluminación o visibilidad. Sectores con vegetación sin manutención y descuidada. Lugares trampa o espacios recovecos, oscuros, sin alternativas de rutas y recorridos fuera de la vista. Cierros de propiedades con panderetas sin transparencias (muros opacos) en largas extensiones que dan al espacio público o sitios eriazos con falta de delimitación y cierres desprotegidos. De usos de suelo: Sectores urbanos con usos de suelo que implican escasa presencia de personas (solo comerciales, de servicios, productivos, industriales). Zonas con alta densidad poblacional. Lugares de alta concentración de turistas 12 Elaboración Área Urbana / Unidad de Prevención. Factores de riesgo de delitos contra la propiedad citados en Modelo de triple riesgo delictivo. Revista española de Investigación criminológica. Redondo Illescas, S. España, 2008. 39 Zonas que congreguen mayor cantidad de población joven, adulto mayor, mujeres y desempleados. (agentes de riesgo social a problemas delictivos, tanto de ser victimizadas como de ser victimarios). Locales o contextos de ocio sin vigilancia (formal e informal). De equipamiento Comunitario: Falta de espacios comunitarios, de encuentro, recreación, esparcimiento, deportivos. Del Contexto Habitacional: Edificaciones o agrupaciones habitacionales que generan fondos de sitios o fachadas sin actividad hacia los espacios públicos. Propiedades descuidadas, desprotegidas y abandonadas. Propiedades solitarias, apartadas o dispersas. Invisibilidad exterior-interior y viceversa de viviendas urbanas. Bloques de departamentos sin control de accesos. III.ACTIVIDADES Y ESTRATEGIAS DE INTERVENCIÓN Para implementar una estrategia situacional, es necesario que las actividades de los proyectos incorporen los principios orientadores y además elementos propios de cada una de las intervenciones, como se señala más adelante, considerando principalmente: 1. Promoción de la participación ciudadana: Considera la participación de los diversos actores locales, en las distintas etapas del proceso, asegurándoles un rol protagónico como coproductores de seguridad. Las actividades principales de participación son: Elaboración del diagnóstico, en el cual se determina la problemática específica del sector. Definición de líneas de intervención, en donde se establecen posibles alternativas de solución. Ejecución del proyecto, en donde se participa del desarrollo de las actividades propuestas. Seguimiento y evaluación, en donde se verifica la correcta ejecución del proyecto y se evalúan los resultados comprometidos por la intervención. Los actores involucrados en este proceso pueden ser diversos, según sea el entorno urbano a intervenir o las actividades de participación a realizar. La multiplicidad de aconteceres en los espacios públicos existentes, que cuentan además con equipamientos, servicios, diversión, esparcimiento y otros, implica a una amplia gama de actores. Es necesario identificar y vincular los distintos niveles de temor y exposición al delito de la población, como también a la existencia de posibles factores protectores que puedan ser ejercidos en favor de los sectores más vulnerables. Al respecto, es posible distinguir algunos grupos, tales como: Organizaciones sociales y comunitarias, las que corresponden a juntas de vecinos, clubes deportivos, agrupaciones culturales y otras. En el territorio, las que más representatividad pueden tener y las más frecuentes de encontrar en él. En ellas se puede además incorporar las variables género y grupo etáreo, pues es posible contar con agrupaciones de adultos mayores, jóvenes, niños y mujeres, sobre los cuales la percepción de temor difiere entre uno y otro, y en donde los tipos de delitos de los cuales son víctimas también son diferentes. 40 Instituciones y actores locales, entre ellas están las iglesias y sus comunidades religiosas, las instituciones educacionales y sus comunidades escolares, de jardines infantiles y universidades; el comercio de barrio visto en negocios de abarrotes, kioscos de diarios, servicio de telefonía e Internet y ferias libres; como también el transporte público local de taxis, microbuses y colectivos. Este segmento, a la vez que también está expuesto a condiciones de riesgo distintas a las anteriores, pueden tener un rol importante al funcionar como un aglutinador y fuente de seguridad para el sector, toda vez que en su mayoría son reconocidos como espacios de interacción cotidiana, alternativas de auxilio y vigilancia natural. Gremios y grupos relacionados a servicios y comercio, en esta categoría es posible identificar a quienes ejercen distintas actividades comerciales y de servicios en centros sectores residenciales consolidados, a los cuales concurre un número importante de población, la cual puede estar expuesta a determinados delitos en ese espacio público o presentar una alta sensación de inseguridad en él. En este caso, el involucramiento de este actor privado en las condiciones de seguridad de su entorno, es un factor que impacta directamente en la reducción de determinados delitos de oportunidad y en la sensación de seguridad de sus usuarios, lo que influye favorablemente en el desarrollo del sector. 41 4.1.- ACTIVIDADES DE VIGILANCIA COMUNAL (CTV) Las intervenciones de implementación de sistemas de televigilancia, responden a una estrategia que aborda el tema de la Prevención de una manera más integral, como instrumento de apoyo a la gestión de seguridad y control en los territorios, dirigidos principalmente a aumentar la cobertura y ayuda en la vigilancia formal en zonas con condiciones de riesgo, además de ser utilizado como soporte y medio de prueba visual en eventuales procesos judiciales. Acciones relevantes para la instalación del sistema: La focalización territorial para este tipo de intervenciones debe asegurar su ubicación en sectores de alcance comunal, ya sea centros cívicos, comerciales, de infraestructura, equipamientos, ejes estructurales y vialidad importantes, entre otros similares, teniendo especial atención en no ser ubicados en medio de zonas residenciales o nivel barrial. Considerar, en la implementación del sistema, todos los elementos de infraestructura complementarios al sistema propiamente tal (en caso de ser necesario obras de remodelación sala, mobiliario, iluminación, protección equipos, etc.) para la habilitación de sala de control y operación. Comprometer los aportes del municipio en la contratación de personal calificado para la operación del sistema, en caso de que no lo realice directamente carabineros. Se deberá generar una coordinación y articulación con la institución local de Carabineros, (comisarías, tenencias, etc.) para verificar la factibilidad y viabilidad técnica y de operación del sistema. (según sea el caso). Comprometer el trabajo coordinado entre municipio y carabineros para la operación del sistema, mediante convenio de colaboración u otro documento que formalice el trabajo conjunto. (según sea el caso). 42 4.2.- ALARMAS DE COORDINACIÓN VECINAL (AC) Descripción general del tipo de acción para la intervención Este sistema está orientado a contribuir a la disminución de la ocurrencia de delitos y la percepción de temor e inseguridad en áreas residenciales de alta concentración delictual contra la propiedad y espacios públicos, aumentando las posibilidades de ayuda cercana en caso de victimización. Esta intervención es por naturaleza un sistema solidario de participación ciudadana para la prevención de actos delictuales que involucran a las personas y sus bienes en sectores residenciales, en el que se combina la participación activa del vecino, el accionar de la Policía y/o autoridades locales (municipio). Este sistema tiene como objeto la conexión de un grupo de viviendas a un sistema de “aviso” ante eventuales actos delictuales en la propiedad, en el espacio público próximo a esta o de otro tipo de emergencias. El sistema funciona a través de sirenas o balizas instaladas por grupos de viviendas vecinas en barrios residenciales. Este sistema audiovisual se activa mediante pulsadores inalámbricos o fijos , según el sistema instalado, en caso de que las personas se vean enfrentadas a alguna amenaza delictiva , lo que hace alertar a los vecinos. Se debe implementar el sistema en coordinación con Carabineros. El barrio que implementa el sistema debe indicarlo a través de una placa de advertencia. Los criterios que deben utilizar los vecinos para la instalación, asignación y uso efectivo de las alarmas son: Focalización territorial: El sistema tiene un impacto potencial en aquellas zonas residenciales con mayor concentración de robo a la vivienda. Participación Ciudadana: El diseño, la mantención y el funcionamiento del sistema busca promover la participación de los vecinos en la adopción de medidas de seguridad. Las actividades participativas deben ser promovida en asambleas y busca que la organización vecinal establezca roles y defina las funciones que cada vecino deberá ocupar al instalarse el sistema de alarmas comunitarias. En este sentido será necesario la organización mediante la creación de “Comités de Seguridad”, los que deben definirse territorialmente de manera acotada para asegurar el eficiente funcionamiento del sistema. (ver condiciones y acciones específicas descritas en componente de implementación). Concentración del sistema: para el uso adecuado y eficiente del sistema los vecinos deben tomar en cuenta que la asignación de alarmas debe ubicarse en pasajes, calles, manzanas, villas o poblaciones completas. Por consiguiente hablamos de “vivienda protegida” Consideraciones relevantes para la instalación del sistema: - Mantención eficiente del sistema por parte de los vecinos, los que agrupados en comités de seguridad, se organizan, establecen roles, protocolos y acuerdos entre vecinos para el buen funcionamiento. - Operación responsable y coordinada del sistema de alarma (vecinos-carabinerosmunicipio). 43 - Carta compromiso de las familias por responsabilidad en la utilización y mantención del sistema. - Capacitación de funcionamiento y uso del sistema por parte de la empresa. - Período de puesta en marcha o marcha blanca a cargo de la empresa contratada. - Elaboración de planos de la cuadra, indicando el número de las casas, el nombre de los vecinos y su número telefónico, manteniéndolo a la vista, cerca de su teléfono, de forma tal de poder contactarse rápidamente con cualquiera de ellos. 44 4.3.- ACCIONES PARA LA ILUMINACIÓN VECINAL (IL) Descripción general del tipo de acción para la intervención Uno de los principios fundamentales para considerar la importancia de la iluminación en la Prevención Situacional, radica en el buen control visual del espacio por parte de las personas que viven y recorren los espacios públicos. Una buena iluminación permite el uso del espacio público de modo más intenso, especialmente de noche, por consiguiente, un mayor apoderamiento del espacio público por parte de la comunidad. Así, las luminarias apropiadas al uso y dimensiones del espacio colaboran directamente en la reducción de los delitos de oportunidad y la percepción de temor, ya que el delincuente evita ser visto, y el usuario del espacio público siente mayor control sobre este si es capaz de observar con un campo visual profundo y despejado. El alumbrado público es una intervención tangible en un medio ambiente construido, aun cuando no constituya un obstáculo físico frente a la delincuencia. Sin embargo, puede actuar como catalizador para estimular la reducción de la delincuencia a través de un cambio en las percepciones, actitudes y comportamientos de los residentes y los delincuentes potenciales. La evidencia otorga a la iluminación pública un valor importante basado en: a. Efecto disuasivo por una mayor visibilidad del entorno. b. Fomenta el uso del espacio público e intensifica la vigilancia natural. c. Mejora la confianza de la comunidad con un entorno mejorado. Los sistemas de iluminación deberán considerar el carácter y las particularidades de cada sector o zona a iluminar. Las fuentes de luz deberán ser concordantes en cuanto al tipo y ubicación según las zonas, que serán definidas según intensidad, uniformidad, color, niveles de encandilamiento, y su finalidad será: 1. Proteger a las personas que se desplazan por aceras y paseos peatonales. 2. Proteger las propiedades. 3. Favorecer la orientación visual (posibilitando la visualización y focalización de objetos dentro de escenarios iluminados) principalmente en espacios públicos. Las acciones vecinales para optimizar especialmente lo referido a luminarias peatonales, deberán considerar los siguientes criterios: - Mantener una iluminación uniforme, que evite el efecto “cebra” y un constante ajuste visual producto de los cambios de intensidad lumínica; la alternancia de áreas iluminadas y áreas oscuras puede provocar incomodidad y hacer menos visible y reconocible el entorno. Incluso la visión puede ser mejor con una baja iluminación pero de alta uniformidad. - Permitir el reconocimiento de otra persona desde una distancia mínima de 5 mts, que permita el distingo de las facciones y reaccionar ante una situación de riesgo. Los peatones deben desplazarse de manera segura de modo que puedan percibir posibles obstáculos. 45 Gráfica de las distancias de visión de una persona - Incorporar luz blanca pues esta permite identificar mejor los colores, por ejemplo, de automóviles, vestimentas y rostros. (Evitar luz cálida) La evidencia indica un mejoramiento promedio de 15% en el reconocimiento del entorno. Evitar la instalación de faroles tipo globo, pues otorgan una luz difusa. Iluminación blanca con resplandor Iluminación amarilla con resplandor Apenas perceptible la distinción de una persona bajo la iluminación - Considerar una altura de instalación adecuada que esté preferentemente entre los 4 y 6 mts. - Considerar luminarias que dirijan la luz hacia abajo, focalizada a 45° hacia el suelo, lo que permite distinguir nítidamente los elementos existentes. - Considerar un distanciamiento adecuado entre los árboles y las luminarias; una alternativa es generar líneas de iluminación y arborización separadas por al menos 8 metros de distancia, lo que hace difícil que la iluminación sea obstaculizada por los árboles; del mismo modo, considerar un distanciamiento máximo de 12 mts. lineales entre cada punto cuando se instale de manera lineal. 46 senderos peatonales 8 mts. 2.2 mts. 4 mts. 0.6 mts. sin sombra - Considerar una óptica de corte “lleno” (full cut-off), que dirija exclusivamente la luz al suelo (llamado control óptico y referido a la distribución de la luz). Luz Difusa Luz Focalizada - Incorporar alumbrado con autonomía energética, que asegure su funcionamiento independiente ante interrupciones del servicio tradicional y en situaciones de riesgo con un sistema UPS o similar. Se sugiere la utilización de tecnologías LEDs, por su bajo costo de mantención durante el ciclo de vida del producto, su larga vida útil (100.000 hrs. Aprox.) y principalmente su reducido consumo energético equivalente a un 50% a 80% menos que la luminaria tradicional. Con lo anterior, se reduce además el riesgo de robo de cables. - Evitar la contaminación lumínica, la sobre iluminación no es recomendable para las estrategias de Prevención Situacional ya que se pone en vitrina a la víctima, además de generar contaminación lumínica en el medio ambiente. - Relación entre alumbrado público y vegetación, gran parte de los problemas de ineficiente iluminación se da en espacios urbanos por la falta de sincronía entre la masa vegetal (árboles, arbustos) y las luminarias. Para ello debe calcularse un distanciamiento adecuado entre el follaje del árbol y la instalación de luminarias y/o el despeje de la masa vegetal para favorecer la función lumínica. Se recomienda realizar poda y mantención de la arborización existente en toda la plaza, retirando el follaje que impida el paso de la iluminación existente y dejando los troncos descubiertos a lo menos a 2.2 mts del nivel de suelo, que permita un control visual sin interrupciones y optimice los niveles de iluminación proveniente desde la calle. 47 8-12 mt. máx. Iluminación vehicular 4-8 mt. máx. Iluminación peatonal Espacio destinado para equipamiento en el espacio publico Desplazamiento peatonal 1.50 mt. min. sin obstáculos 2,2 mt. min. altura poda arborización Espacio destinado a ciclovía NOTA: Las intervenciones de iluminación, deberán priorizar su beneficio en el peatón, como se señala en las presentes orientaciones. 48 4.4.- ACTIVIDADES PARA LA RECUPERACIÓN DE ESPACIOS PÚBLICOS (EP) Descripción general de las acciones para el tipo de intervención La prevención de la delincuencia mediante actividades para el diseño del espacio urbano y la recuperación de los espacios públicos deteriorados constituye un eje central de desarrollo de la intervención, pues la subutilización de espacios públicos a nivel de barrio es uno de los problemas de seguridad más importantes a nivel local, debido a que su deterioro y abandono facilitan la comisión de delitos de oportunidad y acrecientan la percepción de temor e inseguridad en la comunidad. Que se debe prevenir: - Espacio como facilitador ambiental para la ocurrencia de delitos y alta percepción de temor de la población. Espacios sin uso y destinos definidos, carentes de control social por su falta de actividad, desocupación y despoblamiento. Espacios descuidados, sin mantención, que propicien el anonimato. Espacios con obstáculos visuales que se conviertan en potenciales lugares trampa. Mobiliario urbano en el que su ubicación genere espacios de reunión no deseados, actos de vandalismo, consumo de drogas u otros efectos nocivos para el barrio, así como también que obstaculice desplazamientos peatonales y campos visuales en un espacio público. Recomendaciones y criterios generales: Los espacios deben abordarse intentando fomentar su construcción, mejoramiento y recuperación, mediante un diseño integral que se traduzca en: Promoción de actividades de participación y articulación comunitaria, que contribuya a la creación de ambientes seguros, así también a la sensación de agrado de habitar los espacios. La creación de alianzas entre la comunidad y las autoridades permiten la creación de un entorno más seguro. Por tanto es clave: - Promover la articulación comunitaria incorporando la participación en las actividades de recuperación de espacios públicos. Involucrar a la comunidad en la generación de estrategias de intervención pues esto potencia las redes sociales y lazos afectivos con el espacio y sus vecinos. Favorecer el control social por sobre lo que ocurre en el entorno. Diseño que incentive distintas zonas con diversidad de funciones y usuarios como áreas lúdicas para niños, adultos, mujeres; áreas para practicar deportes; áreas de esparcimiento y recreación; áreas para espacios ciudadanos; áreas de ejercicio al aire libre y ciclovías, entre otras, con adecuado mobiliario y equipamiento urbano como escaños, basureros, quioscos, paraderos, bebederos, luminarias, entre otros, que se integre al diseño general del proyecto definido en las actividades de participación. 49 Diseño con campos visuales y elementos físicos despejados, que integre rutas claras y orientadoras para recorridos y circulaciones, sin obstáculos o elementos que entorpezcan el tránsito peatonal, generando y prolongando circuitos y enlaces físicos y virtuales hacia y desde los accesos naturales del espacio. Diseño espacial que busque aumentar las relaciones visuales y de interacción de los habitantes en su entorno, espacios que se ejerza control visual natural sobre ellos, permitiendo a las personas ver y ser vistas, lo que contribuye a un mayor control social de los espacios públicos, inhibiendo los patrones antisociales y aumentando la sensación de seguridad. Diseños con sentido de mantención y afecto de los ciudadanos con su entorno. Espacios en los cuales la comunidad, autoridades y diversos actores locales tienen un rol preponderante en el orden, cuidado y limpieza de su espacio más próximo. Alude al sentido de afecto que hace al habitante cuidar su entorno, generando con ello la sustentabilidad de las intervenciones. DIAGNOSTICO PARTICIPATIVO •Organización de la comunidad •Marcha Exploratoria / Observación •Taller trabajo / análisis problemas posibles soluciones •Elaboración de imagen objetivo •Propuesta Técnica 50 V. Proceso de Actividades Comunitarias Un estrategia de Prevención Situacional se sustenta en que la comunidad participe activamente en todos los procesos necesarios, ya sea diagnostico, diseño, implementación y evaluación de la intervención, principalmente para esta tipología. A su vez para proyectos de alarmas, se deberá considerar las actividades participativas propias para la implementación del sistema. La información será levantada a partir de la aplicación metodológica de un proceso participativo, el cual debe considerar la información y organización de la comunidad, la realización de marchas exploratorias, talleres de seguridad y elaboración de imagen objetivo para la definición de soluciones a las problemáticas detectadas desde la comunidad para el sector especifico de la intervención. Este proceso deberá ser dirigido por el coordinador o encargado del proyecto. A. Información y organización de la comunidad: Se debe convocar a la comunidad para hacer una presentación general tanto del área específica de intervención como del área de influencia, respecto a los alcances y objetivos del proyecto, así como también organizar y coordinar los compromisos para el trabajo de participación comunitaria y para la realización de las actividades participativas. B. Marcha exploratoria de seguridad (MES): Consiste en un recorrido realizado en el lugar de la intervención que hace un grupo representativo de la comunidad organizada y dirigida por el coordinador o encargado del proyecto y su equipo ejecutor, para identificar, analizar y evaluar, mediante un listado de preguntas, los elementos relacionados a los factores de riesgo físico espaciales y/o elementos que se identifiquen como problemáticos o que provoquen sensación de inseguridad en ese lugar determinado. Esta actividad debe validar y confirmar lo reportado por el coordinador municipal en ficha de caracterización, que fue recogido y expresado en Informe de Prevención Situacional, así como también complementar la información recogida desde la propia comunidad. b.1. Definición del área a recorrer Es necesario delimitar el tamaño del área que se va a recorrer. En este sentido esta debe enfocarse al sector definido y focalizado para la intervención. b.2. Convocatoria Se deben conformar equipos de no más de 15 personas en promedio, considerando la posibilidad de organizar por más de un grupo de exploración, sobre todo si el espacio a recorrer posee grandes dimensiones. Entre los participantes se debe incluir a miembros de organizaciones sociales, representantes habituales del lugar, entre otros, que puedan reflejar opiniones y necesidades de seguridad. Si el objetivo específico de la intervención lo requiere, se puede convocar a grupos específicos como mujeres, jóvenes, niños, dueñas de casa, comerciantes, trabajadores, estudiantes, entre otros necesarios para el éxito de la información a recoger. Se debe considerar principalmente realizar una marcha exploratoria de seguridad nocturna, momento en que se acentúan las características problemáticas de los lugares. 51 b.2. Ámbitos de evaluación El listado de preguntas que deben aplicarse en la MES, deberá reconocer y analizar en terreno aspectos como: - Iluminación - Aislamiento visual y auditivo - Rutas de acceso, circulación y escape - Lugares trampa - Estado de la infraestructura existente - Usos actuales y/o nuevos usos - Mantención - Señalización - Conflictos comunitarios y/o sociales Los puntos anteriores serán usados como pautas para las particularidades de la intervención. Esta herramienta busca además facilitar la propuesta de soluciones concretas y viables para el mejoramiento urbano que se pretende. b.4.- Realización de la marcha Esta debe considerar un tiempo estimado de ejecución de entre 1 y 1 ½ hora aproximadamente, en donde: i. Introducción a los participantes (1/2 hr. aprox.) - Presentación del facilitador y de los participantes. - Explicación del objetivo del recorrido y la forma de trabajo Se reparte un cuestionario a cada participante y se explica brevemente los factores que se evaluarán y los tipos de respuesta que deben colocar. Se pregunta a los participantes si han tenido malas experiencias en el lugar y que cambios les gustaría observar en dicho lugar. ii. Recorrido (1/2 hr aprox.) El facilitador conducirá el recorrido ayudando a responder el cuestionario de manera ordenada y correlativa, así es posible que todos los participantes vayan respondiendo y evaluando las mismas preguntas al mismo tiempo. El facilitador debe: Dar tiempo para que las personas respondan las preguntas del cuestionario. - Estimular la conversación entre los participantes. Recoger y anotar los comentarios que hagan los participantes, puesto que ayudará a organizar los resultados de la experiencia. Anotar otras preguntas que surjan de la experiencia, aunque no se puedan responder inmediatamente. 52 iii. Organización de resultados El facilitador y su equipo técnico podrán organizar los resultados de la información obtenida acerca de factores particulares, o bien agrupar la información por la totalidad del espacio recorrido. Así también resultaría relevante organizar la información graficándola en un mapa o plano de estudio del sector focalizado. Ver Anexo B, listado de preguntas para aplicar en MES. C. Definición de propuesta de intervención: A partir de la experiencia recogida en la marcha exploratoria de seguridad, se convocará a un taller de trabajo con un número de participantes que no supere las 20 personas. Esta reunión debe ser dirigida por el facilitador y plantear los objetivos claros para: Analizar y discutir los problemas de seguridad que se presentaron en el recorrido por el lugar. Priorizar los problemas de seguridad, ordenándolos por importancia, detectando desde los más complejos hasta los más simples. Es relevante que las diferencias de opinión entre los participantes se puedan resolver mas por consenso que por votación, especialmente si hubiera que decidir cual es el problema principal que se quiere resolver. Propuestas de alternativas de solución: el facilitador deberá expresar los elementos observados y recogidos a través de la experiencia realizada en el proceso anterior con la finalidad de proponer ideas, soluciones y necesidades que la comunidad podrá traducir en una Imagen Objetivo o idea rectora de lo que se desea para su barrio y/o lugar de intervención. Elaboración de imagen objetivo: deberá ser traducida gráficamente en un Plano o Mapa Conceptual del lugar que contenga toda la información relevante resultado de los procesos participativos e intenciones de los vecinos para sus lugares. El proceso de participación comunitaria deberá ser dirigido por el encargado del proyecto, así como también la consolidación de toda la información recogida en etapas anteriores, lo que servirá de base para la elaboración del diseño y desarrollo del proyecto técnico. 53