¿DEMOCRATIZAR LA JUSTICIA O HACERLA MÁS EFICIENTE? El discurso presidencial, de amplia difusión en los medios, puso el tema en el tapete de la discusión pública, y nos obliga a reflexionar, sobre todo a aquellos que estamos vinculados con la justicia. Es ampliamente conocida la intención del Poder Ejecutivo Nacional de modificar el consejo de la magistratura, proponiendo que sus integrantes, sean personas legas, elegidas por el pueblo, sin necesidad de conocimientos jurídicos, como forma de “democratizar” la justicia, con la finalidad de mejorar su funcionamiento. Con posterioridad leímos, en Diario Norte, los conceptos de la Dra María Luisa Lucas, actual ministro del STJCH, que le respondía: “…no hay necesidad de ser elegidos por el pueblo para tener legitimidad”; decía también “…la justicia es democrática, porque es propuesta y designada por los medios que la ley propone. Y además, no hay necesidad de ser elegidos por el pueblo para tener legitimidad…”. Recientemente tomó estado público la opinión del Dr Juan Carlos Saife, distinguido y querido colega de esta ciudad, quién se expidió en sentido favorable a la posición presidencial :”..Entiendo que, en principio, no representa ningún avance sobre la justicia , ni implica intención de subordinarla al Poder Ejecutivo, el hecho que los integrantes del Consejo de la Magistratura sean elegidos por el pueblo, por el contrario, esto puede ser un paso adelante hacia la democratización del poder judicial…” En estos términos quedó trabada la discusión pública, incluso a nivel nacional. Se sumaron voces a favor de una y otra posición, ampliamente conocidas por todos. Entiendo que no se ha centrado el tema en discusión correctamente, más allá de compartir plenamente la opinión de la Dra María L. Lucas, respecto a que la justicia es democrática. Y es democrática porque vivimos en un país que ha elegido ese sistema de gobierno para su organización y funcionamiento, y lo hacemos bajo la plena vigencia de la Constitución Nacional, las provinciales, y leyes dictadas en consecuencia; las cuales fijan las pautas de funcionamiento de los tres poderes del estado. No compartimos la opinión por la cual el cambió en la elección de los miembros del Consejo de la Magistratura y su integración por personas comunes, o ajenas al derecho, conviertan en más democrático al Poder Judicial, o mejoren el servicio de justicia. Seguramente, la finalidad del Poder Ejecutivo Nacional será la de tener un poder judicial más agil y diligente, con fallos ajustados a derecho; en síntesis: un poder judicial más eficiente y al alcance de todos. Si esa fuere la finalidad, que no dudamos debe serlo, debería intentarse tener un poder judicial cada día más capacitado diligente y probo; y la capacidad, diligencia y probidad, de sus jueces, funcionarios y empleados, pasará, casi con exclusividad: a) Por la elección que se haga de sus integrantes, jueces y funcionarios. b) Por el juzgamiento adecuado de cada uno de ellos –los jueces- cuando sean sometidos a juicio político. Seguramente tendremos un poder judicial más eficiente cuando contemos con jueces cada día más dignos, capaces e imparciales; pero tendremos también, seguramente, un mejor servicio de justicia cuando se les pague, a jueces, funcionarios, y empleados, remuneraciones acordes a su labor; cuando se les aporte de mayores medios económicos para el cumplimiento de sus funciones específicas; y cuando se les permita resolver sin presiones de ningún tipo .. Esta es la importancia más relevante que tiene el Consejo de la Magistratura: la elección y designación de jueces; y su remoción, cuando se aparten del camino correcto. El consejo de la magistratura jamás debería estar integrado por personas sin abonada capacidad jurídica, ética y moral; todo lo contrario, debería exigirse que este integrado por profesionales de nota, de reconocida trayectoria, con solvencia profesional, académica, y moral, de suerte tal que estén en condiciones de elegir a los mejores postulantes para el cargo, a los más capaces; y estén en condiciones de sancionar a quienes no actúen correctamente. No podemos dejar pasar por alto, aunque parezca una obviedad, que el poder judicial es y debe ser un poder “apolítico”, e “imparcial”; sobre el cual no debería existir presión, ni injerencia de ninguno de los otros dos poderes; precisamente, porque el poder judicial es el garante de la constitución nacional y leyes que en consonancia con él se dicten. Es el garante, principalmente, de los derechos de los más desprotegidos de la sociedad. No tendremos un poder judicial más eficiente, imparcial, y ágil, cambiando los integrantes del Consejo de la Magistratura, por personas sin conocimiento jurídicos, elegidas por el voto popular: A no dudarlo. Todo lo contrario. Ello ni hará más “democrático” al poder judicial, ni mucho menos designará los mejores postulantes para los cargos a cubrir; y ni hablar del peligro que puede encerrar que personas ajenas al derecho, tengan a su cargo el juzgamiento del comportamiento jurídico de un Juez denunciado. Para ir concluyendo, diremos, sin temor a equivocarnos, que difícilmente tengamos un poder judicial más eficiente, con tres días de paro por semana, por no arribar sus empleados a un acuerdo sobre sus salarios; con jueces que se unen y deben , por momentos, dejar de estudiar y trabajar, para reclamar por una justa composición de sus salarios; o cuando existe sobre carga de la labor judicial, por la impotencia patrimonial del estado para cubrir adecuadamente la salud, seguridad y educación; o cuando el estado altera los contratos en tracto de ejecución entre particulares, por sus desmanejos económicos, como ocurrió con la ley de convertibilidad, por ej... Nada de ello puede contribuir para tener un poder judicial más eficiente , diligente, y ágil. Redoblemos, entonces, la apuesta por un poder judicial digno, imparcial, probo y diligente, al alcance de todos, principalmente, de los más necesitados; y ello no ocurrirá sin no contamos con un Consejo de la Magistratura integrado personas de abonada y reconocida solvencia profesional, ética y moral . .Concluyo con una frase que pertenece a mi progenitor jurídico, Jorge Mosset Iturraspe :“…EL DERECHO ES PARA TODOS, PERO TIENE SUS PREFERIDOS: LOS DEBILES, LOS NECESITADOS, LOS MENESTEROSOS…” . Especial Para DIARIO NORTE.Dr. Ricardo A González Zund