Texto de la parte Arqueológica e Histórica: Miguel Alba y

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SENDEROS DEL PATRIMONIO EMERITENSE:
Texto de la parte Arqueológica e Histórica:
Miguel Alba y Santiago Feijoo
Consorcio Ciudad Monumental de Mérida
Textos Medioambientales:
Jose María Benítez Cidoncha, ADENEX
SENDEROS DEL PATRIMONIO EMERITENSE:
©©De
Delegación de Medio Ambiente
Deesta
esta edición:
edición: ?????????????
Edita:
Edita:Ayuntamiento de Mérida
Depósito
Depósitolegal:
Legal: BA-000251-2010
Diseño:
Rojo Estudio
Diseño eLuque
impresión:
Índice
Plano de Rutas
Introducción
1. El Castellum y una fuente monumental
2. El Acueducto de los Milagros y el Puente del Albarregas
3. El Albarregas y su aprovechamiento
4. Piscina Limaria y fuente
5. La Vía de la Plata y el área funeraria
6. El acueducto y sus partes subterráneas
7. Extrarradio: caminos y villas
8. El Guadiana, el puente de la Alcantarilla y la Vía de Lisboa
9. Conducción de los Milagros
10. Caleras y Carija
11. El bosque y la ganadería en época romana
12. La cañada real y la batalla medieval de la Albuhera de Carija
13. La presa de Proserpina y el lavadero de lanas
14. Museo del Agua
15. Las canteras de Granito
16. Sobre la explotación del campo en época Romana
17. Restos de explotaciones rurales
18. Vía de la Plata
19. Captación del Acueducto de Rabo de Buey-San Lázaro
20. Los ramales de San Lázaro
21. La Godina
22. Conducción y fuente
23. El acueducto de San Lázaro en el s. XVI
24. La Vía de Caesar Augusta, unos baños y el Circo
Bibliografía
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Introducción
Uno de los elementos que determinó la elección del
asentamiento de la Colonia romana en el preciso lugar
en que se encuentra fue la abundancia de agua. Emerita
se funda en la confluencia de dos ríos: el Guadiana y el
Albarregas, en un terreno con presencia de acuíferos y
en un entorno en el que existen manantiales. Razones
de salubridad justificarán la inversión en ingentes obras
de ingeniería para conducir el agua de mejor calidad,
mediante acueductos, hasta el interior de la ciudad.
“Los caminos del Agua Romana” tiene como
principal hilo conductor alguna de las obras romanas
relacionadas con el imprescindible suministro de agua,
unidos por los caminos públicos y vías pecuarias, en
un recorrido por el espacio circundante de la ciudad,
rico en biodiversidad y transformado por la mano
del hombre a lo largo de generaciones, modelando el
paisaje que ha llegado hasta nuestros días.
La superioridad del conjunto monumental de Mérida
se fundamenta en la cantidad, representatividad y
magnífico estado de conservación de los elementos que
integran una ciudad romana y en la lección de historia
que ofrece su desarrollo urbano a lo largo de los siglos
hasta el presente. Contamos, además, con un abundante
legado arqueológico diseminado por el término
municipal que compone un rico y variado patrimonio
cultural: desde monumentales obras romanas de
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infraestructura, como acueductos y puentes, a vestigios
arqueológicos más modestos, como las casas de campo,
e indelebles huellas en el paisaje, como las canteras o
los caminos. Todos estos vestigios están íntimamente
vinculados a Emerita, de manera que, si ya habíamos
dado el paso de considerar el caserío como un único
yacimiento, ahora se propone extender esta concepción
al territorio circundante. La ciudad y el campo forman
un todo indivisible, plenamente interrelacionado, que
completa el discurso del Museo Vivo que es Mérida
El excelente entorno ambiental por el que discurren
estas rutas, se ve enriquecido por las ubicaciones que
se aglutinan en su área de influencia comarcal, un
conjunto de biotopos de gran relevancia ambiental: las
dehesas del Parque Natural de Cornalvo y Prado de
Lácara, las serranías de San Serván, Grajera y Peñas
Blancas (con sus roquedos y vegetación mediterránea),
los humedales del Guadiana, Aljucén, Albarregas,
Canchales y Matachel-Embalse de Alange, todos ellos
acompañados de campos de cultivos extensivos, con
predominio del cereal, olivar y viñedo, y de cultivos
intensivos de regadío, lo que hace que sea muy fácil
observar una gran variedad faunística y floral.
La visión del yacimiento urbano se amplía para
proponer a la ciudadanía y al visitante una idea
ambiciosa: “musealizar” el campo, o al menos una parte
representativa de su territorio inmediato, invitándole
a pasear por el pasado. Para el ámbito educativo será
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provechoso como aula al aire libre, en la que se les
impartirían conocimientos mediante el contacto directo
con los objetos de estudio. Un aliciente, de inapreciable
valor, es que hay elementos arqueológicos que todavía
perviven con el mismo servicio que prestaron en
el pasado: ver cómo sigue pasando el agua por un
acueducto romano, comprobar que puentes y caminos
siguen en uso o que la parcelación y los tipos de cultivo
persisten desde época romana.
Se proponen tres rutas, las cuales unidas dan como
resultado un recorrido circular. Extiste la posibilidad
de realizar varios recorridos (corto, medio o largo)
en un itinerario progresivamente ampliado. El
primer trayecto, de unos 3 km de recorrido, parte
desde el llamado Castellum Aquae, en el Calvario,
hasta el Guadiana, cruzando el Albarregas, seguirá
la conducción de los Milagros hasta la altura del
cementerio y desde allí irá al encuentro del puente de
la Alcantarilla, con opción de regresar a la ciudad o
continuar el camino hacia Proserpina.
La segunda etapa suma junto con la primera unos 7 km
y prosigue desde la Alcantarilla hasta “la Charca” de
Proserpina, bordeando Carija por la cañada Real de Sta.
María de Araya y Badajoz, para alcanzar la presa por el
lavadero de lanas y llegar al Centro de Interpretación
del Agua (fin de la 2ª Ruta).
El tercer trayecto suma los dos recorridos anteriores
y continúa en dirección a la Vía de la Plata, para
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emprender por ella el regreso a Mérida, siguiendo las
conducciones del acueducto de Rabo de Buey- San
Lázaro, hasta terminar en el Circo romano. En total
son unos 23 km de ruta, equivalente a una jornada de
marcha, apta para senderistas de todas las edades.
El itinerario va provisto de 23 puntos de información,
señalizados con sillares romanos, diferentes marcas y
unos árboles que sirven de hitos visuales. Los bloques
de granito, además de indicar la senda, tienen la
utilidad de dar asiento al caminante. Los contenidos
teóricos se facilitan en la guía que tiene VD en sus
manos, siguiendo la numeración del itinerario marcado
en el plano de la contraportada. Las rutas pueden
planificarse en diferentes sesiones o en un día, también
recorrido a la inversa, a pie o en bicicleta, en cualquier
estación del año. Paso a paso, se plantea el reto de
comprender la riqueza que conlleva disponer de agua
potable, a través de la huella de la civilización romana
y el descubrimiento de la biodiversidad en el propio
paisaje.
cero sobre el Ciclo CO2, la observación de la rica
biodiversidad del entorno rural de Mérida y la puesta
en valor de restos arqueológicos que actualmente
estaban diseminados en el medio rural, unificando la
promoción de una actividad tan saludable como el
senderismo con la oferta de un contenido formativo
en materia de patrimonio arqueológico y ecológico.
Para ello, el Ayuntamiento cuenta con la colaboración
del Consorcio de la Ciudad Monumental, Adenex y la
financiación de la fundación Biodiversidad.
Con el título de “Los caminos del agua” la Delegación
de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Mérida
lidera este proyecto con el fin último de comprender la
importancia del agua potable, sus usos tradicionales y la
herencia cultural que emana de sus costumbres. Todo
ello imbricado con otros objetivos: la recuperación y
puesta en valor de caminos, vías pecuarias y Cañadas
Reales, el fomento del turismo rural con impacto
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1. El Castellum y una fuente monumental
Castellum Aquae.
Nos hallamos en el extremo de una de las dos avenidas
urbanas más importantes de Augusta Emerita: el Cardo
Maximus (actual calle del Calvario que aún conserva
la traza rectilínea original) y muy próximos a una de
las puertas monumentales de la ciudad amurallada
fundada hacia el año 25 a C. Aquí concluía el acueducto
de los Milagros vertiendo el agua a un gran depósito
emplazado en el punto más alto de la topografía, para
distribuirla con presión a múltiples fuentes públicas.
Por delante de este depósito con forma de torre (por
lo que recibía el nombre de Castellum), mediante un
rebosadero se suministraba el agua en cascada a una
fuente monumental decorada con mármoles, columnas
y esculturas alusivas a las ninfas (espíritus de las aguas).
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Los restos que hoy pueden contemplarse pertenecen al
basamento de un ninfeo, por ser estas las divinidades
vinculadas a la pureza del agua, como simbólica
garantía de salubridad para el consumo humano.
(Más información sobre el acueducto de los Milagros en puntos nº 2, 4, 6 y 9)
16
El acueducto de los Milagros es una grandiosa obra
de ingeniería romana. Su canal conduce el agua desde
la zona de Proserpina hasta la ciudad salvando los
accidentes del terreno, como el valle del río Albarregas,
para lo que fueron necesarias las altas arquerías que
ahora contemplamos. Se construyó en el siglo I d.
C. y es un gran ejemplo de los recursos técnicos,
constructivos y artísticos de la arquitectura romana.
Sobre los arcos superiores discurría el canal abovedado
que llevaba el agua a Emérita, que en su punto más
alto llegaba a tener 25 metros hasta el cauce del río
Albarregas.
Pilares y contrafuertes reforzados con sillares para resistir las crecidas
del Albarregas.
Basamento del ninfeo antepuesto al depósito distribuidor (o
castellum) del acueducto.
Distribución de agua de un castellum según el caudal
disponible (según Viollet).
2. El Acueducto de los Milagros y
el Puente del Albarregas
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Acueducto de los Milagros.
De este tramo del canal no se ha conservado nada, solo
parte de la cornisa que le servía de base.
Detalle de un arco con el basamento del canal.
Si no se hubiesen desmontado en diferentes épocas
algunos pilares y casi todos los arcos para reutilizar
sus materiales en otras construcciones, aún podríamos
contemplarlo casi entero, pues estas obras públicas
romanas se hacían con gran solidez pensando que
estarían en servicio durante siglos. Así, los grandes
contrafuertes de sillares contrarrestaban el empuje
lateral del viento sobre el canal de forma que ni un
huracán pudiera derribarlo, ni lo amenazase una
crecida del río. A su vez, se sigue sistemáticamente
en los pilares un esquema de cinco hiladas de sillería
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Decenas de detalles en sus muros atestiguan una puesta
en obra impecable y estudiada, como la selección de
los diferentes almohadillados -que se utilizan según su
localización-, las juntas entre las piezas, la calidad de los
materiales, etc.
El puente, situado aguas abajo, es una obra romana
sencilla realizada para que importantes calzadas como
la Vía de la Plata o el camino de Lisboa asegurasen
el paso del río Albarregas en cualquier estación del
año. Tiene cuatro arcos principales y dos aliviaderos
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Puente romano del río Albarregas.
Sistema constructivo.
alternando con otras cinco de ladrillo rojo, lo que les
dota de la fortaleza y de la flexibilidad suficiente para
absorber los posibles movimientos de la estructura,
resultando ser, además, un exquisito recurso estético
que confiere a este acueducto esa identidad tan especial.
(posiblemente añadidos modernos) en la margen
izquierda. Como característica curiosa destaca que
el puente no es perpendicular al río, en contra de la
norma general, con la que se pretendía ofrecer menor
resistencia al paso del agua y, sobre todo, un trazado
más corto (necesitándose menos obra y materiales)
para atravesar un cauce. Prácticamente desde el puente
la calzada que sube hacia la ciudad estaba pavimentada
con losas de piedra, como corresponde a un área
urbana o suburbana pero, a partir del puente hacia el
norte, la vía estaba pavimentada con gravilla apisonada,
ideal para que los carros circularan velozmente. El
pretil del puente, al igual que el del Guadiana, es un
añadido de época moderna.
Más información sobre el acueducto de los Milagros en los puntos nº 1, 4, 6 y 9; y sobre
la Vía de la Plata en nº 5 y 18
21
NOTAS MEDIOAMBIENTALES
La cigüeña blanca
La Cigüeña blanca es quizá la especie de ave más representativa de
Extremadura. Es un ave que goza de muy buena fama entre las
gentes del campo. Su costumbre de nidificar cerca del hombre, su
fama de ser un animal beneficioso porque se alimenta de animales
nocivos y la relación con antiguas creencias, que la consideraban el
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heraldo de la llegada de la primavera y el buen tiempo, así como el
animal que traía los bebés en el pico, hacen de esta especie un símbolo
de nuestra cultura.
La Cigüeña blanca es un ave de gran tamaño, de un metro
aproximadamente de altura y unos dos metros de envergadura.
Su plumaje blanco y negro, y sus patas y pico rojos la hacen
inconfundible. Los jóvenes tienen el pico y las patas más apagados de
color parduzco.
Se alimenta de pequeños peces, anfibios, insectos, micromamíferos, etc.
También acuden a los basureros, alimentándose de restos lo que
puede llegar a ser peligroso, ya que cualquier sustancia tóxica que
pueda llegar a estos lugares puede envenenar a un gran número de
aves.
Durante la época de reproducción es frecuente escuchar los corotoreos
de las parejas en el nido. Estos se producen al chocar repetidamente y
de forma muy rápida los picos. En Extremadura a esta conducta se
le suele llamar “hacer el gazpacho”.
Los nidos son grandes estructuras de palos y ramas, que van
acumulando año tras año hasta alcanzar alturas cercanas a los dos
metros en algunos casos.
Suelen poner de dos a cinco huevos de color blanco que incubarán
ambos sexos durante unos 33 días. Los pollos, al nacer, están
cubiertos por un suave plumón blanco que irán mudando hasta tener
un plumaje parecido al de los adultos en el momento de abandonar el
nido, a los dos meses de nacer.
Una vez los jóvenes abandonan los nidos, se concentran en grandes
bandos que pueden llegar a más de 200 ejemplares. Muchas
comenzarán entonces su migración hacia los cuarteles de invernada
en el África sub-sahariana, aunque cada vez se quedan en mayor
número en nuestras latitudes debido a la disponibilidad de alimento
que suponen los basureros, evitando un viaje lleno de dificultades.
23
3. El Albarregas y su aprovechamiento
El dios fluvial Barraeca (Albarregas, s. III).
Barraeca es el nombre indígena que se daba a este río
que baña el valle en el que nos encontramos, antes de
que se fundara la ciudad. La cultura Romana mantiene
el topónimo por respeto a su naturaleza sagrada. Se
le representa con la figura de un joven, enseñoreado
con un cetro de cañizo y vinculado a su padre, el dios
Guadiana. El culto a las aguas es importante para que el
Dios menor Barraeca tolere las obras que los romanos
realizan en su cauce. La conservación de las obras de
ingeniería como presas, molinos, dos acueductos, un
puente, pontones y explotaciones agrícolas en su vega
puede depender de la satisfacción por el culto, por
lo que, como medida para aplacarlo, el Dios fluvial
es incorporado al panteón local. La asimilación de
deidades indígenas forma parte de los ritos necesarios
para que el asentamiento de la ciudad romana sea
aceptado sin sufrir adversidades.
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25
En primer término, el valle del Albarregas (adviértase el
acueducto y el puente).
suburbios de la ciudad. Conforme nos acercamos
al río las construcciones se hacían más esporádicas
y aparecían las áreas industriales y los huertos. Este
espacio fue bastante más utilizado para la expansión de
la ciudad que el valle del Guadiana.
Las murallas de Emerita estaban situadas en el punto
más alto que separa los dos valles del Guadiana y del
Albarregas, localizándose la urbe en la ladera del primer
río y constituyendo la caída hacia el segundo el terreno
perfecto para la expansión de los arrabales durante el
siglo I d. C., que acaban evolucionando en auténticos
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Parte superior de una noria, con pilares para una techumbre.
El valle del río Albarregas flanquea y recorre todo el
norte de la ciudad con amplias y suaves pendientes
hacia el río en ambas vertientes. Estas fueron el lugar
perfecto para que crecieran los arrabales de la urbe
romana (y contemporánea), para que se situaran sus
industrias tomando el agua del río, como los molinos
con sus pesqueras, y para que florecieran jardines y
huertos, se crearan áreas funerarias, se explotasen
canteras y se vertieran escombros en las laderas
cercanas a la ciudad.
Las fértiles vegas del río Albarregas se han
aprovechado como huertas desde la fundación
romana hasta la década de los noventa del pasado
siglo. En las excavaciones realizadas en este valle se
han documentado varias norias que han estado en
funcionamiento durante dos mil años sin interrupción,
extrayendo el agua de los pozos para llenar sus albercas
aledañas, desde donde se regaban los huertos.
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Las norias aparecen dispersas por todo el valle, desde
la desembocadura del Albarregas en el Guadiana hasta,
por lo menos, dos kilómetros y medio río arriba
4. Piscina Limaria y fuente
En el canal del Acueducto de los Milagros, justo antes
de que comiencen las arquerías que cruzan el valle del
Albarregas, se emplaza una piscina limaria para surtir
a una pequeña fuente que daba agua a un arrabal de
la ciudad romana. Se conoce como “piscina limaria”
al espacio ensanchado de la conducción, con un vaso
más profundo en el que se depositaban las arenas
y los limos que llevaba el agua en suspensión o por
arrastre. Esta estructura servía para decantar el agua
de impurezas antes de que el canal cruzara sobre las
arquerías, simplificando el mantenimiento de la zona de
difícil acceso por su elevada altura.
El sistema de extracción del agua que nos describe
Vitruvio (arquitecto romano) se sirve de cangilones de
bronce (una especie de cubos) que, atados a una cadena
o cuerda, giraban subiendo el agua en un movimiento
sin fin provocado por el andar en círculo de un burro
o una mula que activaba el mecanismo, extrayendo
un buen caudal en poco tiempo. Más tarde, durante
la época islámica (s. VIII al XIII d. C.) los cangilones
(también llamados arcaduces) pasaron a ser de cerámica
y de este material han seguido haciéndose hasta
mediados del siglo XX.
Canal del acueducto y piscina para decantación
En la pared se aprecia el arranque de una bóveda, ya
que la fuente estaría dentro de un pequeño espacio
28
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Funcionamiento de la piscina limaria
5. La Vía de la Plata y el área funeraria
(Más información sobre el acueducto de los Milagros en puntos nº 1, 2, 6 y 9).
30
Muchos de los caminos de Mérida son antiguas calzadas aún vigentes.
cubierto, a resguardo de la luz y protegido para que
nada que pudiera ensuciar el agua cayese dentro. El
interior está impermeabilizado con mortero hidráulico
(compuesto de cal, arena y pequeños fragmentos
cerámicos). A media altura saldría el caño (se ve el
agujero de robo en la pared), seguramente en bronce
y representando algún animal o personaje mitológico.
Bajo éste es muy posible que existiera un pilón para que
bebieran los animales, como viene siendo común en
este tipo de fuentes.
Emerita, convertida en capital de la Lusitania, es el
punto de partida de numerosas calzadas que articulan
su territorio y conducen hacia las otras dos provincias
de Hispania: la Betica y la Tarraconense. Esta es una
de las características esenciales de la ciudad: ha sido, y
es, encrucijada de caminos. El itinerario del norte era
la Vía de la Plata, con punto de partida en el puente
romano del Guadiana y final de trayecto en Astorga.
Se dirigía a ciudades como Norba Caesarina (Cáceres),
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Vía de la Plata, sobre el puente del Albarregas y su
proyección rectilínea.
En el entorno de las vías que salían de la ciudad, se
localizaban las áreas funerarias romanas. Entonces se
tenía la creencia de que mantener viva la memoria de
la persona difunta, era una manera de prorrogar su
existencia. Por ello los monumentos que señalizaban las
sepulturas y los mausoleos de las familias adineradas,
con inscripciones alusivas a las personas fallecidas, se
colocaban próximos a los caminos.
El camino fue utilizado por los mozárabes, es decir,
por los cristianos que quedaron en territorio de AlAndalus, pues entre los siglos IX al XIII fue la principal
ruta meridional de peregrinación a Santiago de
Compostela, revitalizada en nuestros tiempos. Por ello
la Vía de la Plata también es conocida como el “camino
mozárabe”. La pervivencia del uso del camino romano
hizo que algunos trayectos fueran asfaltados formando
parte de la N-630 (coincidencia en el trazado que puede
observarse desde donde nos encontramos) y justifica
que la autovía haya recuperado su nombre original (más
información sobre la vía en los puntos nº 2 y 18).
32
Aspecto de un área funeraria romana (Recinto de los Columbarios).
Cáparra o Salmantia (Salamanca), con poblaciones
menores intermedias o paradas de postas para descanso
de viajeros y caballerías, como fueron Alcuéscar,
Alconétar o Baños de Montemayor.
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A ojos del caminante se ofrecía un panorama
heterogéneo pero ordenado, de recintos ajardinados,
edificios de tamaños diferentes, estelas, aras,
inscripciones, esculturas, túmulos, etc. en conjunción
con una vegetación de simbología sagrada: laurel,
ciprés, granado, hiedra, mirto, etc. Uno de los hitos que
indicaban el emplazamiento de la tumba eran las cupae
(como las aquí presentes), así llamadas por su forma
de tonel. Mérida conserva el conjunto más numeroso
de Europa de este tipo de hito funerario. En relación
a la vía de la Plata se han documentado sepulturas
desde el puente del Albarregas hasta más allá del actual
cementerio. Se da la coincidencia de que el cementerio
municipal (creado en el s. XIX) abarca parte de lo que
fuera el área funeraria romana.
6. El acueducto y sus partes subterráneas
34
La conducción sigue las curvas de nivel.
Vista del área funeraria de los Columbarios.
Para que el agua llegue en buen estado a la ciudad era
norma común, siempre que se pudiera, que el canal
fuera subterráneo y abovedado, totalmente cerrado al
exterior pues así el terreno funcionaba como aislante
térmico manteniendo el agua fresca y se preservaba de
la contaminación de tierra, hojas y demás materiales
arrastrados por el viento, o ensuciado por animales y
personas.
35
como en Cartago) para conducirlas a los núcleos
urbanos, utilizándolos con una doble vertiente de
servicio público y de propaganda política. Aunque las
arquerías sean la parte más llamativa de un acueducto,
es sorprendente la obra oculta que suma kilómetros de
conducción. En el caso de los acueductos emeritenses,
tiene 5 km de recorrido el de Rabo de Buey-San
Lázaro, 9 km el de los Milagros y 29 km el de Cornalbo.
Mantener el agua fresca es fundamental para que
se conserve razonablemente potable, evitando que
los organismos patógenos proliferen y puedan ser
perjudiciales para la salud de los ciudadanos. Aunque
en la Antigüedad no sabían de la existencia de los
microbios (fue en el s. XIX cuando se descubrió
su existencia), eran perfectamente conscientes
de los problemas asociados a las aguas y autores
clásicos como Vitruvio, Frontino, Polibio, etc.
daban múltiples recomendaciones para captar las
mejores, preferentemente de manantial, y evitar
las estancadas. La salubridad era, pues, uno de los
objetivos fundamentales de los acueductos y hacía que
los gobernantes mandaran buscar aguas de calidad
en el territorio (a veces a más de cien kilómetros,
36
Cuando hay depresiones en el terreno se salvan construyendo
muros y arquerías.
Sección del acueducto.
La conducción mantenía una cota de desnivel mínimo
para que el agua corriera por su peso, sin afectar a la
conservación. Para ello se evitan los largos trayectos
en línea recta y, a cambio, el trazado serpentea por la
ladera (como se pone de manifiesto en este tramo),
siguiendo las cotas de nivel, para hacer llegar el agua
a una velocidad calculada. A distancias regulares
contaban con unos registros o accesos (pozos
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cuadrangulares) tapados con grandes losas de granito
para su mantenimiento (reparación, salida de aire,
limpieza y supervisión preventiva de su estado).
7. Extrarradio: caminos y villas
A vista de pájaro, en el contorno de Augusta Emerita
destacaba el trazado rectilíneo de las calzadas
flanqueadas por áreas funerarias que iban siendo menos
densas según se alejaban del casco de la población.
Las zonas surcadas por los acueductos estaban libres
de enterramientos por razones lógicas de salubridad.
De las calzadas principales partían otros caminos
secundarios que conducían a los lotes de tierra
concedidos a los veteranos en recompensa a sus años
de servicio en el ejército. En el paisaje destacaban las
casas de campo, cultivos y pastizales hasta donde se
perdía la vista y, más cercanas a la ciudad, industrias
dispersas que, por su condición contaminante o por
En el paisaje agrícola de Mérida sigue predominando el cereal, la vid
y el olivo.
(Más información sobre el acueducto de los Milagros en puntos nº 1, 2, 4 y 9)
38
39
Muchos de estos caminos han pervivido con el mismo
uso. Sirvan de ejemplo los actuales caminos del Palo
(donde nos encontramos), el de Montijo, el camino
viejo de Mirandilla o el que transcurre casi en paralelo
al río Guadiana. Todos son de origen romano.
En esta zona se han localizado varias explotaciones
agrícolas, un horno para fabricar cal y varias
inscripciones relativas a la diosa Proserpina que
apuntan a que existió un santuario consagrado a esta
diosa, hija de Ceres (benefactora de la agricultura) y
esposa de Plutón (dios del inframundo), que vivía seis
meses en el oscuro mundo de los muertos y otros
seis en el de los vivos. Las fuentes, por ser de origen
subterráneo, se consideraban vías de comunicación o
puertas entre ambos mundos.
En todas las épocas se emplazaban cerca de la ciudad,
al igual que ahora, casas de campo, preferentemente
situadas en puntos elevados. Durante el dominio
romano estas villas tenían la doble función residencial
y agropecuaria, con una parte noble y rica destinada
a vivienda de los dueños (residencia permanente,
ocasional o por temporadas) y otra dedicada a
explotación y transformación, según la actividad
económica predominante a la que se dedicara, por ello
solían contar con cuadras, establos, pajar, hórreo, lagar,
almazara, etc.
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Excavación de una villa romana con testimonio de los
huecos excavados para los plantones de vid.
peligro de incendio, se establecían fuera de las murallas:
alfarerías, tejares, caleras, fundiciones de plomo, forja,
etc.
Había villas de diferentes tamaños, desde grandes
complejos monumentales con edificios separados
según sus usos, incluidas zonas de recreo, hasta casas
sencillas con un único patio interior y las estancias
rodeándolo; en definitiva, había una variedad similar a
la actual, según la riqueza del propietario y la actividad
predominante en la que estuviera especializada la villa,
aunque siempre se buscaba la mayor autosuficiencia
posible.
Las laderas de los cerros cercanas a la ciudad fueron
plantadas con viñas; otras, con olivos y las tierras
fértiles de la llanura, con cereales, y todo ello salpicado
de extensos bosques, imprescindibles para surtir de
madera y leña a la Colonia, y de zonas de pasto.
(Más información sobre las explotaciones agrícolas en puntos nº 3, 11, 16 y 17)
41
8. El Guadiana, el puente de la
Alcantarilla y la Vía de Lisboa
El dios fluvial ANA (el Guadiana según una representación
del siglo III).
Guadiana es un nombre formado por dos sustantivos,
árabe (guad) y celtíbero (ana), que ambos significan
“río”. Así pues, decir río Guadiana es insistir tres
veces en el mismo término con distintas lenguas, una
redundancia que simboliza nuestra larga historia. El río
determina el asentamiento de la Colonia romana. Los
primeros habitantes emeritenses mantienen su nombre,
ANA, en reconocimiento a su ancestral carácter
sagrado, presente desde el principio de los tiempos,
como demuestra el paisaje erosionado a su paso.
Transcurre perezoso y escaso en verano, época en que
se puede cruzar por numerosos vados, o desbocado
en invierno y tan crecido que sólo el largo puente de
Emerita aseguraba una comunicación permanente.
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Otra de las calzadas principales de Emerita era la que
conducía a Lisboa, que entonces era llamada Olissipo.
Tras atravesar el Albarregas, se dirigía en paralelo al
Guadiana por esta orilla para alcanzar los territorios
occidentales de la Lusitania sin necesidad de cruzar
el río. La ciudad más importante en el trayecto era
Évora. Por esta calzada se trajo la mayor parte de los
mármoles empleados en los edificios públicos romanos
procedentes de la zona de Borba-Estremoz (a más
de 100 km de Emerita) y se abasteció de marisco y
pescado a las élites locales. En sentido opuesto viajaban
mercadurías para la exportación como tejidos tintados
y cerámicas finas. Lisboa era el puerto de Augusta
Emerita.
El puente de “la Alcantarilla”, el tercero de fábrica
romana, salva un arroyo que podía ir muy crecido en
invierno, evidenciando el interés de las autoridades
locales por mantener abiertos todos los accesos hacia
la ciudad o desde esta, para favorecer el paso de
viajeros y mercancías. Tiene un solo ojo que abarca
44
Puente de la Alcantarilla aguas abajo.
Como cualquier deidad puede ser benefactor para
los hombres o infringir daños, por ello es respetado
y, llegado el caso, aplacado con ritos propiciatorios.
Se le representa como un anciano barbado, pero que
mantiene su vigor físico, cogiendo un cañizo de su
rivera a modo de cetro y recostado (tendido todo lo
largo que es un río) sobre un jarro del que mana su
caudal imprevisible.
todo el cauce y un ancho suficiente de calzada para
pasar holgadamente un carro y otras monturas que
transitaran en sentido opuesto. La fábrica original
presenta aguas arriba un arco de sillares para resistir
con garantías a las avenidas, en tanto que el lado
contrario tiene bóveda y arquería de ladrillos (con
clave de hormigón romano) con dovela de granito
únicamente en la parte baja. La estructura restante
del puente es de mampostería y argamasa de cal, con
sendos contrafuertes a los lados para apuntalar la
obra donde el terreno presenta desnivel. Aunque nos
encontramos a casi dos kilómetros de la ciudad, en las
inmediaciones de la vía se han documentado varios
edificios funerarios de época romana.
45
NOTAS MEDIOAMBIENTALES
Las aves acuáticas
Las zonas húmedas atraen a multitud de aves de diversas familias,
que encuentran aquí refugio y alimento en abundancia. En esta
zona del Guadiana, aguas abajo de la ciudad de Mérida, el río está
regulado por el embalse de Montijo. Las orillas e islas, orladas por
abundante vegetación acogen a una nutrida comunidad de aves.
Una de las aves más abundantes en la zona es el Ánade azulón
(Anas platyrhynchos), en la que el macho presenta la cabeza de un
bello color verde y la hembra es de color parduzco.
Las garzas también están muy bien representadas por varias
especies, como la Garcilla bueyera (Bubulcus ibis), la Garceta común
(Egretta garzetta), el Avetorillo (Ixobrychus minutus), el Martinete
(Nycticorax nycticorax), etc.
A pesar de estar asociados a los ambientes marinos, durante los
46
meses invernales están presentes dos especies de gaviotas, la Gaviota
sombría (Larus fuscus), de mayor tamaño y dorso oscuro, y la
Gaviota reidora (Larus ridibundus), más pequeña y con el dorso
gris claro. También de ámbitos marinos es el Cormorán grande
(Phalacrocorax carbo), con su estampa habitual de alas extendidas
para secarlas tras sus sesiones de pesca.
Los limícolos son aves de pequeño y mediano tamaño, de largas patas
y adaptadas a los medios acuáticos. Entre ellas, las más abundantes
son el Chorlitejo chico (Charadrius dubius), el Andarríos chico
(Actitis hypoleucos), la Cigüeñuela (Himantopus himantopus), etc.
Desde hace unos años ha ido colonizando las orillas con vegetación
más espesa un ave de gran tamaño y preciosos tonos azules, el
Calamón (Porphyrio porphyrio), pariente de las mucho más
abundantes Gallinetas (Gallinula chloropus) y Fochas (Fulica atra).
Entre las aves de pequeño tamaño, una de las más representativas de
las masas de eneas es el Ruiseñor bastardo (Cettia cetti), localizado
siempre por su característico reclamo, como ocurre con el Carricero
tordal (Acrocephalus arundinaceus), que se suele posar en la zona
superior de los carrizos para marcar su territorio con su raspante
canto.
Posado en alguna rama sobre el río, al acecho de los pequeños peces
que componen su dieta, o volando a gran velocidad de un posadero
a otro, se observa de cuando en cuando al Martín pescador (Alcedo
atthis), con su bellísimo plumaje de tonos turquesas y anaranjados.
47
9. Conducción de los Milagros
Restos del acueducto.
La conducción de los Milagros parte de la zona de
Proserpina y tiene cerca de nueve kilómetros de canal,
llevando el agua con una mínima pendiente hacia
la ciudad. Para ello fue necesario que los ingenieros
romanos topografiaran su recorrido con gran precisión,
llevando el canal abovedado casi siempre siguiendo
las curvas de nivel del terreno -lo que caracteriza
el trazado tan sinuoso de estos acueductos-, salvo
cuando era necesario atravesar un río o una vaguada,
que se salvaban con arcos y sólidos muros para que
las escorrentías no empujasen y desbaratasen el
canal. Otro recurso que se utilizó fue hacer un túnel
atravesando parte de un collado, ya que si se hubiese
48
49
seguido la curva de nivel del cerro para llegar al mismo
punto al otro lado habrían sido necesarios varios
cientos de metros más de conducción.
10. Caleras y Carija
El lugar seleccionado para fundar la Colonia romana
contaba con la ventaja de una abundante y cercana
presencia de materias primas necesarias para el esfuerzo
constructivo de toda una ciudad de nueva creación.
Con la roca del suelo urbano y de varias canteras
suburbanas se construyeron la muralla, las casas y los
edificios públicos, reforzados por piezas de granito
procedentes de la zona norte (de Proserpina entre
otros puntos). El río Guadiana facilitó la arena para
los morteros, los cantos de río para los cimientos y las
dioritas erosionadas para el empedrado de las calles.
De sus márgenes se extrajo tierra limosa para fabricar
adobes y, en las inmediaciones, se excavaron los bancos
de arcilla para fabricar tejas y ladrillos.
Nuestra ruta coincide en varios puntos con el recorrido
del acueducto. A partir de su estado podemos hacernos
una idea del suelo que se ha perdido, erosionado, al
eliminarse el bosque que lo sustentaba y sustituirse
por la dehesa actual, por la acción del arado o el rebaje
de los caminos. Como en este punto, en el que ahora
vemos solamente el fondo de la canalización, a ras de
suelo, sin las paredes ni la bóveda que originalmente
iban subterráneos.
Cerro Carija (otero de Mérida en todas las épocas).
(Más información sobre el acueducto de los Milagros en puntos nº 1, 2, 4 y 6)
50
51
Horno de cal contemporáneo al igual que en época romana
se instalaban al pie de Carija.
Cantera para la extracción de cal.
La cal era un elemento muy apreciado por los
constructores romanos para dar solidez y duración
a sus obras, pero se estimaba imprescindible para
ciertas obras de ingeniería (puentes o acueductos, por
ejemplo). La ingente cantidad de cal que demandaron
las obras públicas fundacionales procedió de Carija y de
su entorno. En sus laderas se aprecian las dentelladas
de las canteras a cielo abierto para extraer la roca que
había que cocer en hornos y apagar con agua.
V para dar la alarma de la presencia de “invasores”
(hay restos dispersos de tejas planas) y aún se
conserva el basamento de una torre de estancia
cuadrangular, para cobijar al cuerpo de guardia, que
bien pudiera ser islámica. La presencia de restos de
utensilios prehistóricos en un lugar poco apto para un
asentamiento advierten del uso de este mirador para
control de los cazaderos y para vigilancia.
Todo el monte de Carija es un promontorio calizo.
Desde su loma se divisa gran parte de la comarca
emeritense y es el mejor punto de control de la Vía
de la Plata hasta Alcuéscar. Por ello en su cima se
construyó un otero que debió ser muy útil en el s.
52
53
NOTAS MEDIOAMBIENTALES
Las ordquídeas
Las orquídeas son plantas cosmopolitas, pertenecientes a una de
las familias más numerosas del reino vegetal. La gran mayoría se
encuentran en los trópicos, donde encuentran las condiciones idóneas
para desarrollarse, con multitud de especies que destacan por su
belleza y tamaño.
54
En Extremadura contamos con varias decenas de especies, de
dimensiones mucho más reducidas que sus parientes tropicales.
Son plantas herbáceas vivaces, es decir, que su parte subterránea
permanece viva durante varios años mientras que la aérea se renueva
anualmente. La parte subterránea está constituida por una especie de
pseudotubérculos que los griegos denominaron “orchis”, que significa
testículo, por el parecido que guardan los rizomas de algunas especies.
La variedad de formas de las orquídeas es enorme, debido a las
diversas estrategias de reproducción que tienen. Algunas imitan a la
hembra de un abejorro o avispa, confiando en que algún macho las
confunda con una de sus hembras y poder endosarle sus polinios (sacos
de polen) y que los transporte a otras flores. Otras ofrecen a los insectos
néctar en pequeños espolones.
Incluso algunas especies son utilizadas por los insectos como refugio
para pasar la noche o cuando hay mal tiempo, embadurnándose del
polen mientras están en su interior.
La floración de las orquídeas es, básicamente, primaveral. Algunas
especies comienzan a florecer en febrero, aunque la gran mayoría lo hace
a partir de marzo y a lo largo de los meses de abril y mayo. Aunque
esto es variable, dependiendo del régimen de lluvias primaveral.
Muchas especies de orquídeas de las que viven en Extremadura son
calcícolas, es decir, que se desarrollan en terrenos básicos o calizos, muy
escasos en Extremadura.
El cerro de Carija es uno de esos pocos enclaves calizos que hay en la
región. Su importancia para las orquídeas es enorme, ya que alberga
más de quince especies, como: Ophrys scolopax, Ophrys vernixia,
Ophrys lutea, Barlia robertiana, Orchis papilionacea, Orchis collina,
etc.
Las orquídeas son especies que deben ser consideradas rarezas
botánicas y todas están protegidas por la ley. Nunca hay que arrancar
las orquídeas aunque parezca que en determinados lugares son
abundantes. Una buena forma de disfrutar de ellas es fotografiándolas,
captando la belleza de estas plantas sin ocasionarles ningún daño.
55
11. El bosque y la ganadería en época romana
En época romana existen amplias zonas boscosas de
dominio público, como la mancha existente y todavía
hoy reconocible entre Cornalbo y la sierra de Alcuéscar.
Pero también las grandes explotaciones agrícolas
romanas de propiedad privada dejaban espacios con
su arbolado natural y vegetación de monte bajo, en
coexistencia con los terrenos más fértiles destinados
al cultivo o los más abiertos para pastos. La zona
forestal suministraba leña, carbón, corcho, miel y caza.
Las familias se dedicaban a la actividad cinegética con
pasión deportiva (según se plasma en los mosaicos
que decoran sus villas de campo y que se exponen en
el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida). La
dehesa es posible que tenga un origen prerromano,
pero parece que se adoptó y extendió en época romana,
vinculada a los grandes latifundios.
Las tierras menos fértiles se
destinaban a pastos.
La concentración de propiedades en manos de unas
pocas familias es un fenómeno que proliferó en el Bajo
Imperio (s III y IV). La dehesa no es incompatible
con la roturación y la cabaña ganadera contribuye a
56
57
Escena de caza (Museo Nacional de Arte Romano).
12. La cañada real y la batalla medieval de
la Albuhera de Carija
(Más información sobre las explotaciones agrícolas en puntos nº 3, 7, 16 y 17)
58
Cañada de Santa María de Araya.
mantener limpio el campo de monte bajo en previsión
de incendios. La explotación extensiva de ganado de
cerda, vacuno y caballar se complementaba con el
pastoreo de ovejas y cabras. Por eso era normal que
disperso en el latifundio existieran casas humildes
y chozos para sirvientes que atendían estas y otras
tareas agrícolas. Uno de lo animales totémicos de las
poblaciones indígenas era el cerdo que representan en
piedra (verracos), criado suelto en piaras y alimentado
con bellotas. El cerdo ibérico se mantuvo durante
la etapa medieval islámica, pese a la prohibición
religiosa de su consumo. Respecto a los caballos, los
procedentes de la Lusitania eran afamados en época
romana por su velocidad, especialmente valorada en las
carreras de circo (ver nº 24).
La Mesta fue una organización de origen medieval,
vigente hasta el s. XIX, que defendía los intereses
de los ganaderos, facilitando el traslado de rebaños
en trayectos de distinto alcance. Los de más largo
recorrido, que definen el fenómeno de la trashumancia,
conectaban los pastizales de invierno en Extremadura,
con los del territorio Castellano-leonés en verano. En
Mérida convergían importantes caminos por causa del
puente romano. Estos caminos, llamados cordeles y
cañadas, estaban bajo protección del rey. Disponían de
un ancho estipulado, puntos de abrevadero, zonas más
amplias en las que hacer noche al término de la jornada
e industrias vinculadas estrechamente a la actividad,
emplazadas en lugares idóneos (como el lavadero de
lanas de Proserpina) o en las poblaciones (Mérida, en
59
Indumentaria para el combate en el s. XV.
la etapa Moderna, contaba con una tintorería de lanas
y varias tenerías dedicadas al curtido). Pero estas vías
ganaderas también eran utilizadas por los vecinos de los
pueblos de la comarca para llevar sus ganados a pastar
a las fincas comunales o de particulares. Alguno de los
caminos utilizados para esta ruta cultural son cañadas
reales como la de Santa María de Araya (camino que
seguiremos hasta Proserpina) y la que se dirige a la
Albuhera de Carija y entronca con la Vía de la Plata.
“Albuhera de Carija” era el nombre que hace siglos
recibía el embalse de Proserpina. En sus proximidades
se produjo en la Baja Edad Media una importante
batalla que fue decisiva para que Isabel “la Católica”
se convirtiera en reina de Castilla. A la muerte del rey
60
castellano Enrique IV, el trono es reclamado por su
hija Juana la Beltraneja y por su hermana Isabel, lo
que desencadenará una guerra apoyada, en el primer
caso, por el rey de Portugal Alfonso V (consorte de la
Beltraneja, con la que se desposará en Plasencia) y, en el
segundo, por Fernando, futuro rey de Aragón (Sicilia y
Nápoles) y esposo de Isabel.
Las tropas portuguesas acudían a unirse con las fuerzas
acantonadas en la Alcazaba de Mérida, reunidas por
la condesa de Medellín, pero fueron interceptadas
por el maestre de la Orden de Santiago D. Alonso de
Cárdenas, que partió de Lobón para sorprenderlos en
el trayecto, ya cercano a Mérida. El maestre eligió para
la batalla un lugar de difícil maniobra para la caballería
y supo aprovechar el cansancio de los peones tras la
jornada de marcha. Ocurrió un 24 de febrero de 1479,
en el paraje comprendido entre el fondo del valle por
el que desaguaba la presa y el camino de Santa María
de Araya (antigua vía romana a Lisboa, ver punto nº
8). Tras trabar combate, los dos bandos contendientes
se dispersaron, quedando las fuerzas portuguesas muy
mermadas. Algunos huyeron a Carija, los castellanos
apresados partidarios de la Beltraneja fueron
ajusticiados por traición. Tras la victoria se sometió a
cerco la Alcazaba, que fue conquistada cinco meses
después. Se considera decisiva esta batalla porque, a
partir de entonces, inclinó la balanza a favor de Isabel.
61
NOTAS MEDIOAMBIENTALES
La dehesa
La dehesa constituye uno de los ecosistemas mediterráneos
emblemáticos mejor conservados caracterizados por su diversidad
biológica. Surge como consecuencia de la actividad humana y consiste
62
en la eliminación de parte de la espesura arbórea natural del bosque
mediterráneo, control de la vegetación leñosa y estabilización del
pastizal con fines agrícolas y ganaderos.
Este aclareo del bosque favoreció sobre todo a la encina, un árbol
de gran valor para los antiguos pobladores de estas tierras, que
las conservaban frente a otras especies por su producción de fruto
y porque favorecía la aparición de pastos. También hay dehesas de
alcornoques y más raramente de robles y otras especies.
La dehesa es un ejemplo de la perfecta integración entre el hombre
y su entorno, y una seña de identidad del paisaje extremeño.
Constituye uno de los mejores ejemplos de lo que se conoce como
desarrollo sostenible: Por un lado, el hombre saca provecho del
territorio, y a la vez permite el desarrollo de multitud de especies de
plantas y animales.
El principal aprovechamiento de la dehesa es el ganadero, en régimen
extensivo, con animales de razas autóctonas perfectamente adaptadas
a las condiciones de este medio. El ganado ovino Merino, que en otro
tiempo era utilizado por su producción de lana de alta calidad, es
hoy aprovechado para la producción de quesos y de carne. El ganado
vacuno también es explotado para la producción de carne, utilizando
las razas Avileña Negra-Ibérica, Retinta, Morucha y Blanca
Cacereña. De gran valor es el ganado porcino Ibérico, alimentado
durante gran parte del año a base de bellotas y pastos naturales.
Finalmente, hay que mencionar al ganado caprino que por su
capacidad para consumir las partes más lignificadas, permite
aprovechar todos los recursos del sistema y controlar la invasión de
matorral.
En las dehesas de alcornoque, el principal recurso es el corcho. Cada
cierto tiempo, que varía entre los 9 y 12 años, se extrae la corteza
durante los meses estivales, suponiendo en algunas zonas un recurso
económico de primer orden.
Otros aprovechamientos de la dehesa son: la caza, el turismo rural,
la apicultura, la recogida de productos silvestres (hongos, espárragos,
plantas aromáticas...), etc.
63
13. La presa de Proserpina y
el lavadero de lanas
El embalse de Proserpina es una de las presas históricas
más grandes del mundo. Su cronología romana
está aceptada por la mayoría de las investigadoras
e investigadores, aunque otro grupo defiende una
cronología altomedieval. El debate se fundamenta en
si el acueducto romano de los Milagros captaba el agua
del embalse o no.
Lavadero de lanas. En primer plano los restos de un molino
harinero accionado con el agua del embalse, al fondo la
explanada inclinada para tender y secar la lana.
Históricamente se la ha llamado la albuhera de Carija
y consta de un gran muro con contrafuertes a ambos
lados, estando reforzada por un espaldón de tierra en
el lado contrario a las aguas. Este imponente muro
no es unitario ni es todo de la misma época, sino que
es el resultado de cuatro grandes fases constructivas
64
65
Muros recrecidos del embalse de Proserpina en diferentes etapas
históricas.
Superposición de fábricas diferentes (la inferior y más antigua
destaca por la irregularidad de su aparejo).
claras en las que se amplía su altura y su capacidad.
La primera fase tenía seis metros de altura, llegando
hasta los veinte metros en el siglo XVIII con el último
recrecido. Todas estas reformas estuvieron provocadas
por la necesidad de embalsar más y más agua para el
funcionamiento del lavadero de lanas situado junto
a la presa y también para mover los muchos molinos
que en verano suministraban harina a Mérida, cuando
el Guadiana se quedaba sin fuerza para hacer girar las
muelas.
Proserpina tiene dos torres aguas abajo embutidas en
el espaldón de tierra, llamados bocines, para acceder a
las tomas profundas del embalse mediante una airosa
escalera perimetral de granito.
66
67
El pantano recoge el agua de varios arroyos que
desembocan en él aunque alguna vez se ha llegado
a secar del todo, momento que aprovecharon el
vecindario de Mérida para extraer limos del fondo con
los que abonar los campos.
14. Museo del Agua
El Centro de Interpretación del Agua de Proserpina
está dedicado a ofrecer una visión general de los
usos y sentidos del agua fundamentalmente en época
romana, aunque sin olvidar relacionarla con otros
momentos históricos. Entre sus contenidos se incluye
información sobre el abastecimiento a la ciudad y a las
casas; sobre su almacenamiento en cisternas; sobre el
riego de jardines y el ahorro necesario en el riego con
las nuevas técnicas en xerojardinería; sobre las presas
y sus diferentes usos: ganaderas, para regadíos, para
abastecimiento, para mover molinos, etc.; se habla de
las industrias y factorías, de los ritos y templos, etc. El
denominador común es siempre la utilización y gestión
del líquido elemento.
Museo del Aguafábricas diferentes (la inferior y más antigua
destaca por la irregularidad de su aparejo).
El pantano de Proserpina está situado en un cordel
ganadero importante y el embalse ha servido, por lo
menos desde la Edad Media, como lugar de paso y de
descanso de grandes rebaños de ovejas, que a su vera
tenían donde beber en abundancia. Junto al embalse
se situó, probablemente desde la Edad Moderna, un
gran complejo dedicado al tratamiento de la lana en sus
primeras fases, donde fundamentalmente se esquilaba,
se lavaba, se secaba en grandes espacios al sol y se
empacaba la lana para exportarla a las fábricas para su
manufactura. Este complejo constaba además de una
casa noble, de una iglesia y de varios molinos.
68
69
15. Las canteras de Granito
Marcas de las cuñas de extracción en el granito.
El lugar de la presa, antes de que ésta se construyera
y creciera con sus sucesivas ampliaciones, fue
seguramente la principal cantera de granito de la ciudad
romana. De aquí se extrajeron las piedras para construir
el acueducto de los Milagros y, al ser la cantera más
cercana a la colonia (a 5,5 km), debió ser utilizada para
edificar otros muchos monumentos, como el templo de
Diana, por ejemplo. Por supuesto, los materiales para la
construcción del embalse y del lavadero de lanas bajo él
se extraerían también de esta zona.
70
71
Los afloramientos del berrocal se explotaron como
cantera (frente de extracción y restos desechados
del desbroce).
16. Sobre la explotación del
campo en época Romana
Después de la caída del Imperio romano no se
volvieron a trabajar las canteras -salvo casos
esporádicos-, pues la ciudad contaba con gran cantidad
de edificios públicos que quedaron fuera de servicio
y fueron expoliados para aprovechar sus materiales.
Proporcionaban una fuente inagotable de sillares
disponibles para construir con rapidez, prescindiendo
del proceso de tallado y acarreo desde la lejanía de las
canteras.
72
Estructura subterránea romana relacionada con el agua reutilizada como
abrevadero de ganado en nuestros días.
En varios de los canchales junto al lavadero y en
el entorno del embalse aún se pueden observar las
huellas (líneas al borde de los cortes) de las cuñas
utilizadas para la extracción de bloques de granito.
En muchos casos se aprecian los cortes limpios y
verticales, ocasionalmente escalonados, de los frentes
de extracción y hasta piezas en proceso de ser sacadas o
semielaboradas por el cincel del cantero, que finalmente
se quedaron en el terreno.
Varios tratadistas romanos defendían que la
explotación rural de una villa debía dividirse en varios
ámbitos: urbano, rústico y fructuario, reuniendo en la
propiedad la parte construida de tipo residencial, la de
almacenamiento y transformación de los productos
cultivados, la de explotación de los recursos ganaderos
y el espacio natural, montaraz. Existe un parecido
sorprendente entre los grandes cortijos extremeños y
las villas romanas, similitud que puede extenderse a la
forma en que se sacaba aprovechamiento del campo en
73
general. Aunque tendemos a adoptar estereotipos para
asociar el regadío a la llegada de los árabes, los romanos
ya cuentan con norias y albercas. Pozos y norias suelen
emplazarse cercanos a la zona residencial donde
también se encuentran los árboles frutales y el huerto.
La agricultura se fundamentaba en el olivo, la vid y el
trigo, con explotaciones lo más extensivas posibles.
(Más información sobre las explotaciones agrícolas en puntos nº 3, 7, 11 y 17)
74
Al hacer las obras de la autovía se excavaron los restos
de una venta que en la etapa Moderna daba alojamiento
a viajeras y viajeros en la última parte del trayecto antes
de entrar en Mérida o en la primera a la salida de esta.
Esta construcción coincidía con un asentamiento rural
de época visigoda que siguió vigente en la primera fase
islámica.
Se documentaron restos de viviendas, el basamento
de un hórreo y varias sepulturas. En las cercanías se
localizó la pared de una charca para el ganado. La
presa embalsaba el agua de una escorrentía que se fue
colmatando con limos (según delataba la tierra grisácea
tan diferente a los tonos pardos habituales).
Restos de los baños de una villa romana.
Alejado de la zona residencial, en campo abierto,
pastaba el ganado, que bebía de los arroyos en invierno
y primavera y de charcas creadas expresamente,
represas, pozos o manantiales habilitados para
abrevadero, durante el verano y hasta las lluvias del
otoño. En la zona se puede contemplar una estructura
subterránea con forma rectangular, de fábrica de
mampostería y cal, que ha sido recuperada para
que beba el ganado, que en origen perteneció a una
instalación Romana. El segundo testimonio es el de
una fuente excavada en el terreno asociada a una
charca delimitada por una pared de piedra y tierra para
embalsar el agua. Debido a las condiciones medio
ambientales en que eran frecuentes las etapas de sequía,
se buscaban medios para asegurar que no faltase el
agua al ganado. En las excavaciones llevadas a cabo con
motivo de las obras de la autovía, en un lugar próximo
a este, se identificó la pared de otro pequeño embalse
que represaba una escorrentía datado en época romana.
17. Restos de explotaciones rurales
75
Ladera abajo, aún más apartado del asentamiento
de época visigoda y emiral, existe un depósito
semisubterráneo con muros de cal y sendos
contrafuertes en esquina que, según su fábrica, es
romano. Esta estructura dispone en su frente de dos
desagües a distinta altura que lo vinculan al agua y,
probablemente lo asocien a unos baños pertenecientes
a una villa, análogo al planteado para del punto nº 16.
(Más información sobre las explotaciones agrícolas en puntos nº 3, 7, 11 y 16)
76
NOTAS MEDIOAMBIENTALES
Las aves estepáricas
Aunque la palabra estepa se utiliza para denominar las grandes
llanuras rusas, existe la inclinación de llamar “estepas” a las planicies
destinadas a pastos y cultivos de cereales en la Península ibérica.
Estas zonas, en apariencia casi desértica, bullen de riqueza
ornitológica, acogiendo algunas especies amenazadas a nivel mundial,
como la Avutarda (Otis tarda), el Sisón (Tetrax tetrax) o el
Aguilucho cenizo (Circus pygargus).
77
78
18. Vía de la plata
La Vía de la Plata se caracteriza por un trazado
rectilíneo y una anchura media de 5 m para posibilitar el
tránsito holgado de caminantes, cabalgaduras y carros
en doble sentido. Los ingenieros romanos la dotaron de
una rasante uniforme, sin fuertes contrastes de nivel, de
manera que, si el terreno era bajo, se aportaban tierras;
si era elevado, se rebajaba, y si discurría por una ladera
Trazado rectilíneo de la Vía de la Plata.
La Avutarda es una de las mayores aves voladoras. Los machos
pueden llegar a superar los 15 Kg de peso. Las hembras son un
tercio más pequeñas que los machos. Durante la primavera es posible
observar sus llamativas paradas nupciales, en las que el macho se
convierte en una especie de “bola” de plumas blancas mientras se
pavonea entre las hembras.
Parecido a la avutarda pero de menor tamaño es el Sisón, que debe
el nombre al característico “siseo” que producen sus alas al volar.
Los machos durante la época de reproducción adquieren un llamativo
color negro en el cuello, surcado por dos franjas blancas. Marcan el
territorio desde un punto elevado desde el que dominan sus feudos con
un característico sonido, audible a gran distancia. También realizan
llamativos saltos para atraer a las hembras.
La rapaz más característica de estas planicies es el Aguilucho cenizo.
El macho presenta el plumaje de un llamativo color gris, con una
franja negra en las alas y la rabadilla de color blanco. La hembra es
de color pardo, algo mayor que el macho. En vuelo son inconfundibles,
por su silueta en forma de V. Se alimentan sobre todo de insectos,
micromamíferos y pequeñas aves. Crían en las siembras de cereal, lo
que les hace muy vulnerables durante la cosecha del cereal.
El Alcaraván (Burhinus oedicnemus) posee unos llamativos ojos
amarillos, adaptados a la actividad crepuscular. Aunque pertenece a
la familia de los limícolos (aves adaptadas a zonas húmedas), es un
ave ligada las llanuras cerealísticas. Al atardecer es habitual escuchar
sus aflautados reclamos, que en algunas zonas les ha valido el nombre
de “Pedroluis”, ya que es lo que parecen decir mientras marcan sus
territorios.
Otras aves típicas de este entorno son los alaúdidos, pequeñas aves
de tonos parduzcos y cantos muy elaborados, adaptadas a las zonas
abiertas.
Algunas son sedentarias, como la Calandria (Melanocorypha
calandra), la mayor de todos ellos, que presenta una marca negra
característica en el cuello. La más abundante es la Cogujada común
(Galerida cristata), llamada también “coguta”, que llega nidificar
incluso dentro de los pueblos y ciudades.
Durante el invierno nos visitan grandes bandos de alondras (Alauda
arvensis), procedentes de latitudes más norteñas.
79
80
Algunos caminos romanos pervivieron hasta convertirse en carreteras,
otros fueron cañadas o cordeles de ganado y otros de acceso a las
explotaciones agrícolas
Miliario en su emplazamiento original con indicador de la distancia hasta Emerita (VI millas).
pronunciada se aterrizaba siguiendo las curvas de nivel,
creando pendientes practicables a los carros tirados
por caballerías o por bueyes. Obstáculos como arroyos
y ríos se salvaban con pontones de madera o puentes
de fábrica (por ejemplo, el puente del Albarregas, los
restos de las pilas del que cruzaban el río Aljucén o
las conocidas arquerías del puente de Alconétar en el
Tajo).
La calzada no estaba empedrada pero llevaba un
firme muy compacto, con sucesivas capas de roca
desmenuzada y una superficie de rodadura con piedra
menuda aglomerada con tierra, que no formaba
charcos, ni se embarraba o deformaba.
La pavimentación era la de un camino carretero,
apropiada para el calzado y segura para monturas al
galope (frecuentada por los correos). En sus flancos
se disponían piedras de mayor tamaño para contener
los echadizos aportados. Cada 1480 m se indicaba
la distancia con un miliario con forma de columna
de granito. En los terrenos municipales de la Casa
de Campo puede contemplarse un ejemplar en su
emplazamiento original con el número VI inciso.
81
Tras la desaparición del imperio romano, la calzada
seguirá usándose en época visigoda, islámica (para
llevar a cabo razzias en territorio cristiano) y servirá de
referencia para repartir el terreno conquistado entre
leoneses (parte occidental) y castellanos (parte oriental
de la Vía de la Plata).
19. Captación del Acueducto de
Rabo de Buey-San Lázaro
En esta zona el acueducto de San Lázaro captaba
las aguas subálveas (que corren subterráneas) bajo el
arroyo de las Arquitas, llamado así por los accesos que
hay en su cauce para el mantenimiento y ventilación de
la conducción.
(Más información sobre la Vía de la Plata en puntos nº 3 y 5)
Acueducto de Rabo de Buey siguiendo el arroyo de las Tomas.
Todo este valle, esta cuenca, concentra sus aguas en el
fondo por donde discurre el acueducto y, aunque ahora
sus laderas no tienen árboles, en su momento debió
existir un frondoso bosque que evitaría la evaporación
del suelo y aumentaría el caudal de la conducción.
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20. Los ramales de San Lázaro
Desde el comienzo del acueducto, en las Tomas, hay un
largo tramo de captación donde el canal permite que se
filtre el agua a su interior, recogiéndola, para más tarde
hacerse impermeable y conducirla de forma segura
hasta el interior de la ciudad.
El acueducto no solamente captaba de aquí, ya
que a este canal se sumaban otros ramales como
el de Casa Herrera y Valhondo, con otros aportes
complementarios, y todos ellos reunían un abundante
caudal que llegaba a Emérita de manera constante.
(Más información sobre el Acueducto de San Lázaro en puntos nº 20, 21, 22, 23 y 24)
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Detalle de la galería de acceso a la conducción.
Registros equidistantes del acueducto con cubiertas monolíticas.
La comarca de Mérida es una tierra seca por naturaleza,
extremada en ciertos años, por ello las fuentes y las
aguas subterráneas eran recursos muy valorados,
condicionados por su caudal variable. Sin embargo,
la zona norte es rica en acuíferos y seguramente en
la antigüedad las masas boscosas hoy desaparecidas
contribuirían a conformar un paisaje muy diferente
y a multiplicar el número y caudal de las aguas
subterráneas.
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Sección de uno de los accesos para mantenimiento del acueducto en
los tramos más profundos.
21. La Godina
(Más información sobre el Acueducto de San Lázaro en puntos nº 19, 21, 22, 23 y 24)
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(Más información sobre el Acueducto de San Lázaro en puntos nº 19, 20, 22, 23 y 24)
Solución a modo de puente para salvar un curso de agua
estacional en la zona de la “Godina”.
Esta relativa escasez hacía necesario buscar varias
fuentes diferentes para sumar sus caudales y, por tanto,
construir varios ramales tomando de diferentes puntos
que se unieran en una conducción principal. Además, la
riqueza y expansión de la población de Emérita en los
primeros siglos de su historia hizo que se demandara
cada vez más agua para las termas, las fuentes, o
sencillamente para beber, y que se construyeran nuevos
ramales y nuevos acueductos, llegando a contar la
ciudad hasta con cuatro conducciones principales y,
por lo menos, otros tantos ramales para surtirlas. Por la
forma ramificada que adopta la conducción recibió el
nombre de “Rabo de Buey”.
En este punto el acueducto de Rabo de Buey-San
Lázaro debe pasar sobre el arroyo de las Arquitas para
coger su margen derecha y dirigirse a la ciudad, y para
ello fue necesario construir un pequeño acueducto
elevado para pasar el cauce. Hoy tiene dos vanos: un
arco principal bajo el cual pasa el agua normalmente
y uno secundario hecho por aproximación de hiladas
como auxilio para cuando crece el arroyo por las
lluvias, lo que puede llegar a centuplicar su caudal y
arruinar la obra. Por su forma ambos parecen de época
Moderna y existen dudas de que quede algo de la
fábrica original romana en este punto (quizás parte de
la cimentación), aunque seguro que el acueducto inicial
pasaba por el mismo lugar. El topónimo alude a la
presencia de población visigoda en la zona.
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22. Conducción y fuente
Sangrías en la conducción para que los vecinos aprovechen el agua.
En este tramo, tras pasar de forma subterránea por lo
que hoy es la N-630, la conducción romana de Rabo
de Buey muestra el alzado de su flanco, aterrazando
el terreno a su paso. La parte inferior, construida con
mampostería y argamasa de cal, es claramente fábrica
romana, pero el alzado de sillares dispuestos a tizón
como basamento, pudiera corresponder a una reforma
posterior, con la finalidad de crear un sólido muro de
contención del terreno situado al otro lado.
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Solución puntual para que desagüe del terreno
sin afectar a la fábrica del acueducto (repárese
en las huellas del encofrado).
Fábrica romana con los morteros de impermeabilización.
Siguiendo esta conducción aguas abajo se pueden
contemplar varios fragmentos del canal romano
desmontado, con la fábrica encofrada de hormigón
(roca troceada y cal) y el recubrimiento interior de
mortero hidráulico impermeabilizante.
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En este frente, desde tiempo inmemorial, el acueducto
fue sangrado, practicándole varios orificios a modo de
surtidores a distinta altura para que bebiese el ganado y,
desde entrado el siglo XX, para abastecer a la población
de alubión que comenzó a asentarse en la zona. El
vecindario aseguraba que por su contenido en cal, era
un agua limpia de “bichos” y especialmente indicada
para las embarazadas. Se estimaba muy apropiada para
endulzar las aceitunas y para preparar guisos como
el cocido. A finales del siglo XX hubo la propuesta
de comercializarla embotellada, pero los análisis
desestimaron su pureza afectada por las filtraciones
de los abonos químicos empleados en los cultivos del
entorno del arroyo Arquitas. Así pues, se trata de un
agua sin tratar que se capta de donde ya se hacía en
época romana y llega hasta Mérida por un acueducto
reutilizado y, en parte, restaurado hace quinientos años
para que volviera a cumplir su función original.
(Más información sobre el Acueducto de San Lázaro en puntos nº 19, 20, 21, 23 y 24)
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23. El acueducto de San Lázaro en el s. XVI
Acueducto moderno con grandes contrafuertes.
No sabemos si el acueducto romano estuvo
abandonado mucho tiempo y cuál era su estado de
conservación en tiempos de los Reyes Católicos,
pero en el año 1504 se restaura manteniendo todo el
canal subterráneo original, lo que permite sospechar
que debía hallarse en relativo buen estado. Antes de
esa fecha debieron desmontarse casi completamente
las arquerías romanas que cruzaban el valle del
Albarregas (menos los tres pilares conservados frente
al circo romano), pues en su lugar se construyó un
muro corrido con una concepción muy diferente
por parte del maestro de obras, el fontanero mayor
del monasterio de Guadalupe. Mientras que el agua
en la conducción romana discurría por un canal
con ligerísima pendiente, en el del s. XVI el agua se
conducía por cañerías de cerámica y plomo, impulsada
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Solución puente para cruzar el río Albarregas.
24. La vía de Caesar Augusta,
unos baños y el Circo
En el tramo que cruza el Albarregas los constructores
adoptaron la forma de los pilares de un puente con
tajamar para protegerlos de la fuerza de la corriente en
invierno y reforzaron las orillas con unos encachados de
cal y piedras para impedir que se erosionaran. Adviértase
el cambio en las fábricas de la parte inferior respecto
al recrecido posterior de los arcos consecutivos. El
acueducto “de San Lázaro” debe su nombre a una ermita
vecina a la conducción que fue demolida en el siglo XX.
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El Circo contaba con varios surtidores, fuentes y estanques en la
espina (adviértanse el trayecto de las canalizaciones para drenaje
de la arena y desagüe de la espina).
a presión, haciendo un sifón hasta la ciudad, así no era
necesario hacer tan altos los arcos para sostenerlas. A
causa de que esta agua era bastante caliza, con el tiempo
fue obstruyendo las cañerías hasta taponarlas o disminuir
mucho su caudal, lo que obligaba a sustituir conductos
y a ir superponiendo más pisos, haciendo cada vez más
alto el acueducto moderno. Esto último le acarreó un
problema a la estructura que, por la fuerza del viento
en el valle, inclinó sus arcos peligrosamente por lo que
se tuvieron que reforzar en varios puntos con gruesos
contrafuertes.
La población Romana aseguró el aprovisionamiento
de agua mediante cuatro acueductos que la conducían
al interior de la ciudad para abastecimiento de las
múltiples fuentes, los espacios públicos en los que
se concentraba la arquitectura oficial, con especial
atención por los baños, hasta llevarla a algunas
viviendas potentadas. Fuera de las murallas la
conducción era sangrada para prestar servicio a los
barrios periféricos, a los abrevaderos cercanos a la
calzada, las industrias y los baños. Estos últimos
eran negocios particulares que, aunque no tenían
la monumentalidad de los baños del foro, ni eran
gratuitos a diferencia de aquellos, no estaban
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Parte conservada de los pilares del acueducto romano de San Lázaro.
masificados, disfrutaban de un horario flexible y daban
servicios complementarios como masajes, comida,
bebida y otros.
Al pie del acueducto y a la orilla de la calzada que se
dirigía a Toledo y Zaragoza, se estableció esta terma
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para atender a las personas viajeras que entraban en la
ciudad y que se beneficiaba de la oportuna vecindad
del Circo, cuya afluencia masiva de público animaba
ocasionalmente el negocio. El tamaño reducido de
las piscinas sugiere que el baño podía ser individual o
para dos o tres usuarios al tiempo. Razones higiénicas,
de salud y ocio convertían los baños en un hábito
cotidiano ya fueran emeritenses o forasteros. Conviene
apuntar que la población residente en el campo se
consideraba igualmente de la ciudad y que acudían
a esta por asuntos de mercado, negocios o atraídos
por las expectativas de los juegos públicos y por otras
posibilidades de ocio.
Aunque aún nos encontramos a cierta distancia de
las puertas de la muralla, los dos arcos monumentales
del acueducto anunciaban que desde aquel punto se
accedía a la zona suburbana con viviendas de porte
desigual, negocios, tabernas e industrias alternando con
viejos edificios funerarios que habían sido alcanzados
por el crecimiento de la ciudad.
La capacidad de público de los edificios para ocio
delata cuáles eran las preferencias Romana. En
primer lugar el Circo, con una capacidad estimada
de 30.000 espectadores, el triple de los asistentes al
Anfiteatro y más de seis veces la capacidad del Teatro.
Su enorme amplitud determina que se localice fuera
de las murallas, en terrenos llanos y accesibles, bien
comunicados por dos importantes calzadas localizadas
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Auriga con la palma de vencedor (Museo Nacional de Arte
Romano).
en sus extremos (hacia Toledo y hacia Medellín),
rodeado de espacios libres para facilitar la entrada
y salida de público e instalaciones para atender
a los caballos, entrenarlos, ejercitarlos y guardar
carros, arneses y equipos. Es el caso del edificio
que se encuentra visitable dentro de las oficinas de
Confederación Hidrográfica del Guadiana.
mención los desagües excavados para drenar el agua
de lluvia recogida por el edificio y mantener el suelo
sin charcos para las carreras. Mosaicos e inscripciones
nos hablan del gusto por estos espectáculos ecuestres
que reunían a multitudes y atraían público desde todos
los puntos de Hispania. Conductores y caballos eran
aclamados por sus incondicionales seguidores, algunos
dados a las apuestas. Las facciones se identificaban con
un color (blanco, rojo, verde, azul…) plasmado en el
vestuario del auriga y en los arreos de las caballerías.
La fama de los caballos lusitanos se fundamentaba en
su velocidad y destreza. Un corredor lusitano, llamado
Diocles, triunfó numerosas veces en el Circo Máximo
de Roma, pero sus primeras victorias transcurrieron
aquí, en Emerita.
La proximidad del acueducto proporcionaba un agua
de calidad a los valiosísimos caballos de carreras
y ornamentaba la espina del Circo con fuentes y
estanques, según menciona una inscripción y confirman
los hallazgos de tuberías de plomo bajo la pista. La
cercanía del circo y del acueducto hizo suponer que
podría ser inundado para celebrar representaciones de
batallas navales, lo que recientes investigaciones han
permitido descartar. Por el contrario, son dignos de
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BIBLIOGRAFÍA
PARA SABER MÁS...
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Autores de las Imágenes:
Archivo del Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida, Fototeca del CENEAM, Francisco
Javier Cayetano, Jesús Rueda, Miguel Alba, Santiago Feijoo.
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