CONTRATOS ADMINISTRATIVOS Sociedades civiles Las sociedades civiles ¿pueden contratar con el sector público?. Informe núm. 8/2012, de la Junta Consultiva de Contratación Administrativa de la Comunidad Autónoma de Aragón, de 7 de marzo. Antecedente normativo Cita: -Texto refundido de la Ley de contratos del sector público, aprobado por Real Decreto legislativo 3/2011, de 14 de noviembre. 1. Planteamiento Se plantea ante la Junta consultiva de contratación acerca la posibilidad de que las sociedades civiles puedan contratar con la Administración. La cuestión surge en la tramitación de un procedimiento negociado sin publicidad para contratar la edición de un periódico comarcal, en el que el Secretario-interventor de la comarca emite informe negativo. La Junta tras recordar que su función no es la de informar sobre asuntos concretos planteados en expedientes específicos, ni la de suplir las funciones que la legislación de Contratos del sector público atribuye a otros órganos, entra en el fondo de la cuestión por tratarse de un asunto de interés general que exige la interpretación y el análisis de normas jurídicas. 2. Consideraciones de la Junta consultiva de contratación administrativa La Junta analiza, en primer lugar, la capacidad de contratar con las Administraciones públicas (a); en segundo lugar, se centra en las sociedades civiles y su personalidad jurídica (b); y, en tercer lugar, analiza la personalidad jurídica de las sociedades mercantiles irregulares (c). a) Capacidad de contratar con las Administraciones públicas Al respecto indica que el artículo 54 del texto refundido de la Ley de contratos del sector público (Real Decreto legislativo 3/2011, de 14 de noviembre), dispone que sólo podrán contratar con el sector público las personas naturales o jurídicas, españolas o extranjeras, con plena capacidad de obrar, no incursas en una prohibición de contratar, acrediten su solvencia económica, financiera y técnica o profesional y, en los casos que así lo exija la Ley, se encuentren debidamente clasificadas. Además, el artículo 57, apartado primero, exige, en el caso de personas jurídicas, la necesidad de que las prestaciones que se hayan de contratar estén comprendidas dentro de los fines, objeto o ámbito de actividad que les sean propios según sus estatutos o reglas fundacionales. La falta de capacidad de obrar está sancionada en la propia Ley (artículo 32) 1 con la nulidad de pleno derecho del contrato. Esta capacidad “es la aptitud legal para ser sujeto de derechos u obligaciones, o la facultad más o menos amplia de realizar actos válidos y eficaces en derecho”. Recuerda la Junta la diferencia entre capacidad jurídica de la capacidad legal y dice que mientras la primera es la aptitud para ser sujeto de derechos y obligaciones, la segunda es la de realizar con validez y eficacia un concreto acto o negocio. En la normativa de contratos del sector público no se regula el régimen jurídico de la capacidad y se remite a otras normas o sectores del ordenamiento. Aplicadas estas premisas a la persona jurídica, se puede deducir que si se reúnen ambos requisitos, de capacidad e inclusión de las prestaciones contratadas dentro del objeto o actividad de la persona jurídica según sus estatutos, ésta podrá contratar con la Administración. b) Sociedades civiles y personalidad jurídica Para analizar las sociedades civiles y su personalidad jurídica el informe acude al Código civil, en concreto a su artículo 1665, donde se define el contrato de sociedad civil como aquel por el cual dos o más personas se obligan a poner en común dinero, bienes o industria, con ánimo de partir entre sí las ganancias. En el supuesto en que los pactos se mantengan secretos entre los socios y en que cada uno de ellos contrate en su nombre propio con terceros, la sociedad carece de personalidad jurídica y se rige por las reglas aplicables a la comunidad de bienes. La personalidad jurídica en estas sociedades, se fundamenta en la voluntad negocial de las partes; surge cuando se perfecciona el contrato de sociedad. Desde este momento adquiere la sociedad personalidad jurídica, puede adquirir y poseer bienes de todas clases, contraer obligaciones y ejercitar acciones civiles y penales. Gozan de personalidad jurídica sin necesidad de inscribirse en registro público alguno. La Junta afirma que “el Derecho de sociedades en España atribuye de forma amplia la personalidad jurídica, tanto en el ámbito civil, al no vincularlo a ningún requisito de publicidad legal, como en el ámbito mercantil, circunstancia ésta, manifiesta en los artículos 36 y 39 del texto refundido de la Ley de Sociedades de Capital, aprobado por Real Decreto Legislativo 1/2010, de 2 de julio, que reconocen personalidad jurídica a las sociedades no inscritas en el Registro Mercantil”. La Junta pone de manifiesto que esta circunstancia, sin embargo, ha sido debatida pues si bien el Reglamento del Registro mercantil consideraba no obligatoria la inscripción de las sociedades en el Registro, la Dirección General de los Registros y del Notariado (Resolución de 31 de marzo de 1997) opinaba justamente lo contrario, al considerar que el requisito de inscripción era imprescindible para las sociedades civiles con vocación de actuar en el tráfico, de forma que vinculaban la personalidad jurídica de éstas a la inscripción en un Registro público. La cuestión, planteada a raíz de una modificación en el Reglamento del Registro Mercantil operada a través del Real Decreto 1867/1998, de 4 de 2 septiembre, la ha resuelto el Tribunal Supremo, sala tercera, en su sentencia de 24 de febrero de 2000, en la que se anula la referida modificación y devuelve la situación a su regulación anterior, de la que se deduce que las sociedades civiles no son inscribibles en el Registro Mercantil y que tienen personalidad jurídica al margen de la publicidad registral. c) Personalidad jurídica de las sociedades mercantiles irregulares A pesar de no plantearse la personalidad de las sociedades mercantiles irregulares en el caso objeto de informe, la Junta ha considerado conveniente analizar esta cuestión, pues se encuentra en el informe negativo del Secretariointerventor de la Comarca. Recuerda la Junta que es el objeto social de una sociedad la que determina su naturaleza civil o mercantil; añade que la jurisprudencia considera mercantil el desempeño organizado de una actividad económica lucrativa en el mercado de bienes y o servicios. Se considera irregular aquella sociedad que opera externamente como tal sociedad sin estar inscrita en el Registro mercantil y sin tener voluntad de hacerlo. Esta situación no puede suceder nunca en el supuesto de sociedades civiles pues, como ya se ha indicado, no se exige esta inscripción. A juicio de la Junta son tres los elementos que caracterizan este tipo de sociedad: -su objeto mercantil, -que actúa en el tráfico como tal sociedad y -que no está inscrita. La irregularidad deviene de esta falta de inscripción en el Registro, no a una falta de escrituración. Se plantea en estos casos si tales sociedades tienen personalidad jurídica o no. Al respecto, la Junta recoge dos teorías: una clásica, según la cual las sociedades mercantiles adquieren personalidad jurídica una vez inscritas en el Registro Mercantil; otra moderna, según la cual ni siquiera en el ámbito mercantil es requisito imprescindible la inscripción registral para atribuir personalidad a la sociedad. La Junta afirma “la conclusión a la que se llega desde una lectura separada de los artículos 116 y 118 del Código de Comercio es la siguiente: las sociedades mercantiles no inscritas, también llamadas sociedades irregulares, tienen personalidad jurídica aunque no podrán oponer frente a terceros las cláusulas del contrato social que alteren el Derecho dispositivo, puesto que tales cláusulas no gozan de publicidad legal, y sus gestores responderán solidaria y adicionalmente de las deudas sociales a tenor del artículo 120 del Código de Comercio. Partiendo de todas estas ideas, la mayoría de los autores que siguen la postura «moderna» en cuanto a la sociedad irregular, consideran que la misma tiene personalidad jurídica. Bien porque toda sociedad la tiene si se configura negocialmente como externa; bien porque al ser tratada como colectiva, tiene la personalidad jurídica propia de esta sociedad mercantil. De manera que la 3 personalidad jurídica de la sociedad irregular parece estar fuera de toda duda. Cuestión distinta es el régimen que deba aparejarse a esa actuación social, que como hemos visto es el propio de la sociedad general.” La personalidad jurídica se configura como una fórmula para atribuir derechos a un ente distinto de los socios, pero nada más. No puede atribuírsele privilegio alguno cuando esta personalidad no implica autonomía patrimonial, limitación de personalidad ni perjuicio a terceros. Desde este punto de vista, no se puede negar la personalidad jurídica a una sociedad irregular. Así lo ha reconocido la doctrina jurisprudencial. La Junta trae a colación esta doctrina recogida en la sentencia del Tribunal Supremo de 11 de octubre de 2002, según la cual “desde el momento que los contratantes se obligaron a poner en común determinados bienes con intención de obtener un lucro, ello denota la existencia de la sociedad de naturaleza mercantil, dada la naturaleza de las operaciones que la sociedad había de desarrollar, con lo que se viene a aplicar el criterio objetivo que la doctrina científica mayoritariamente contempla para llegar a establecer la naturaleza civil o mercantil de la sociedad, determinando tal condición irregular a los efectos plenamente mercantiles, la ausencia de escritura pública constitucional y la inscripción en el Registro mercantil, pero sin que ello desnaturalice tal carácter mercantil en las relaciones mediantes entre los socios”. Esta doctrina añade: “El artículo 117 del Código de Comercio, da validez al contrato, cualquiera que sea la forma de su celebración entre los que lo celebren, siempre que reúna los requisitos del artículo 1261 del Código Civil, admitiendo la posibilidad de su concierto en documento privado y con forma verbal, siempre que su objeto sea mercantil, remitiendo como legislación aplicable a tal tipo de sociedades a la de las colectivas, con aplicación de la normativa específica a la del Código de Comercio”. La Junta a la vista de esta doctrina jurisprudencial llega a la conclusión de que “el grado de autonomía de la persona jurídica, respecto de los socios que la integran, es distinto en las sociedades de personas y en las de capital”; mientras que en las primeras no existe autonomía absoluta, los socios responden en defecto de la sociedad y la entidad se basa en las personas físicas que la componen, en las segundas, sociedades de capital, no existe comunicación patrimonial, el ente se independiza de la personalidad de los socios. Las primeras responden a la idea de la mancomunidad en mano común, las segundas a la de persona jurídica corporación, de ahí que para éstas, la escritura e inscripción en el Registro Mercantil, tiene carácter constitutivo. 3. Conclusiones de la Junta Consultiva de Contratación administr A juicio de la Junta y a la vista de lo expuesto, las sociedades civiles pueden contratar con las Administraciones públicas siempre que en su objeto, fines o ámbito de actividad se encuentren las prestaciones contratadas como propias, a tenor de sus estatutos o reglas fundacionales, sin que sea exigible su inscripción en el Registro Mercantil. 4