Ahorro para el Crecimiento: Análisis de las Políticas de Incentivo. José Wynne. Fecha: 29.8.97 INDICE. Introducción. 3 Sección I. Determinantes del nivel de ahorro doméstico. 4 Sección II. El ahorro y la inversión en una economía abierta. 13 Sección III. Instrumentos de política económica para incentivar el ahorro. 17 Sección IV. Un modelo de gasto público productivo óptimo. 23 Sección V. Comparación entre el caso Argentino y algunas experiencias internacionales. 32 Conclusiones. 39 2 Introducción. La economía argentina ha enfrentado fuertes cambios de rumbo. La reforma del Estado, la apertura de la economía y los cambios económicos conocidos traen aparejados problemas de empleo. La magnitud de los mismos ha obligado a los economistas a replantearse que es lo que debe hacer el estado para que se creen cada vez mas puestos de trabajo. En los últimos tiempos la discusión se ha centrado en el problema del ahorro. El argumento más escuchado que intenta justificar la intervención pública para incentivar el ahorro es el siguiente: si aumenta el ahorro nacional, la economía contaría con mayor cantidad de recursos que podría dedicar a inversión, luego el stock de capital físico se incrementaría lo que induciría a los empresarios a aumentar los puestos de trabajo. El argumento es sencillo. Sin embargo existen posiciones encontradas al respecto que vale la pena analizar. Existen dos puntos fundamentales en esta discusión sobre mecanismos de incentivo al ahorro. Por un lado cabe preguntarse si debe o no existir una política de incentivo. Por otro lado, cuales son los instrumentos de política económica que existen para inducir a los agentes económicos a un mayor nivel de ahorro doméstico. A lo largo de las cinco secciones que a continuación se desarrollan se intenta dar una respuesta resumida a ambas preguntas, centrando la discusión en el caso argentino. En la Sección I se analizan los determinantes del ahorro nacional. En esta parte del trabajo, se observa la complejidad del problema sobre la validez de cuestionarse si el ahorro nacional debe ser un objetivo de política económica como un medio para alcanzar el crecimiento económico y mayor empleo en el sector productivo de la economía. En la Sección II, se presenta la discusión teórica y empírica existente sobre la independencia entre las decisiones de inversión y consumo (ahorro) en una economía abierta. Este debate es central para entender la respuesta a la pregunta planteada sobre la intervención pública en el tema del ahorro doméstico. En la Sección III se desarrollan esquemáticamente los instrumentos de política que existen para incentivar el ahorro. Debido a que uno de los instrumentos más nombrados de incentivo al ahorro nacional es el ahorro público (por motivos que se explican más adelante), en la Sección IV se desarrolla un modelo que intenta alertar sobre los problemas que esta política 3 conlleva. En la Sección V, se presenta una comparación de las variables macroeconómicas relevantes entre Argentina y otras experiencias internacionales, para el período de reformas de cada uno de estos países1. Por último, las conclusiones. Sección I. Determinantes del nivel de ahorro doméstico. A continuación se exponen los argumentos que se encuentran en la literatura como común denominador en el análisis de los determinantes del ahorro agregado de la economía. La teoría del ingreso permanente. Esta teoría explica el comportamiento del consumo (y del ahorro). En efecto, en función de los ingresos futuros descontados, generados a partir de cualquier activo capaz de generar ingresos, se planea una senda de consumo intertemporal óptima, siempre y cuando no existan restricciones de liquidez para una parte significativa de los agentes económicos. Dentro de los activos capaces de generar ingresos, se computa al capital físico, al trabajo, y al capital humano. No solamente se computa al nivel de stock de los capitales antes mencionados, sino también a su forma de organización, y a todo aquello que hace a la productividad de los mismos. Entre estas cuestiones “difícilmente medibles” pueden citarse: i) La seguridad jurídica. Esta implica previsibilidad y mejor rendimiento del capital invertido. El mejor rendimiento surge a partir del ejercicio del derecho de las empresas a someterse a arbitraje en problemas económico- legales, tanto entre agentes privados como entre privados y sector público. Los conflictos legales son un engranaje básico del capitalismo, y la ausencia o deficiencia del poder judicial inhibe la inversión y reduce su productividad. La falta de previsibilidad impacta sobre el rendimiento del capital sí y solo si el agente económico promedio es averso al riesgo, como pareciera surgir del sentido común y del análisis empírico. ii) Estabilidad de la política impositiva: El estado recauda sus impuestos del sector privado, el cual invierte en un marco de incertidumbre e irreversibilidad sobre las futuras tasas impositivas. Como de hecho el estado termina siendo socio de todos los emprendimientos porque “expropia” parte de la renta, en el computo intertemporal de los 1 En esta parte del trabajo se sigue a Cottani y Llach (1993). 4 futuros ingresos, los agentes económicos descuentan una senda subjetiva de estructura y tasas impositivas. De este modo, si existe una percepción optimista del comportamiento de la política fiscal, se descuenta un mayor flujo de ingresos y esto implica, de no existir restricciones de liquidez, un consumo presente mayor. iii) Inversión y eficiencia del gasto público. El gasto fiscal es muchas veces complementario al gasto privado. La construcción de puentes, caminos, puertos y líneas férreas, son actividades que parece llevar adelante o al menos planear el sector público. La percepción privada de la secuencia de gasto público productivo del tipo antes señalado, tiene un fuerte impacto sobre el valor actual neto del flujo de caja de cualquier activo. De modo que existe, a partir de esta y la precedente cuestión, una estrecha vinculación entre consumo presente y la credibilidad de las políticas públicas. iv) Mercados comunes, clubes comerciales, etc. Estas relaciones comerciales tiene un fuerte impacto sobre la productividad o rendimiento del capital. Muchas veces implica un cambio profundo en las relaciones productivas, y por tanto la percepción de los agentes económicos sobre la evolución de las relaciones comerciales externas determinan el nivel de optimismo. El enfoque de inversión presentado parece ser de economía cerrada, porque no se hace referencia concreta a la posibilidad de llevar adelante inversiones a nivel internacional. Sin embargo, la justificación de este enfoque sobre la inversión surge a partir de una amplia literatura que muestra el sesgo de los agentes económicos hacia la inversión doméstica2. El enfoque Barro-Ricardo. Este enfoque se basa en individuos que no sólo se preocupan sobre la riqueza propia, sino también sobre la riqueza de sus descendientes. De este modo el horizonte de planeamiento que debe observarse para interpretar los niveles de consumo, ahorro, etc., se torna infinito. Al igual que la teoría del ingreso permanente, esta teoría es invalidada en presencia de restricciones de liquidez. Bajo este marco de análisis, pueden existir incentivos a dejar una transferencia a los descendientes, lo que motiva un mayor nivel agregado de ahorro doméstico. No obstante esto, la teoría también funciona de manera inversa, lo que puede dar lugar a una transferencia de los hijos a los padres si es que la renta esperada para los primeros es mayor que la renta esperada para los padres. 2 Como ejemplos pueden citarse a Estados Unidos con un coeficiente de patrimonio doméstico sobre total de cartera del 96%, Reino Unido con un coeficiente de 82% y Japón con un coeficiente de 98%. 5 Esto puede dar lugar a bajos niveles de ahorro presente y déficits de cuenta corriente con los consecuentes aumentos de endeudamiento externo. El enfoque keynesiano. Este enfoque, más simple que los anteriores, argumenta que el consumo presente es una fracción del ingreso presente y una fracción de la riqueza. Empíricamente, la fracción del ingreso presente supera a la fracción de la riqueza. Al contrario de lo que sucede en las otras teorías presentadas, la restricción de créditos no sólo puede existir sino que justifica al Enfoque keynesiano. El hecho de que el consumo presente dependa del ingreso corriente se debe a las restricciones de liquidez. Como una parte de los agentes económicos padece esta restricción, un aumento del ingreso corriente expande el consumo como paliativo a la situación restrictiva. Otra alternativa que justifica la proporcionalidad entre el consumo y el ingreso corriente es la miopía de los agentes económicos, que lleva a que estos perciban un aumento del ingreso presente como un aumento del ingreso permanente. La incertidumbre sobre el futuro y la dificultad de planear sobre un futuro incierto explican la miopía. Si bien estas tres teorías son la base de la discusión de ahorro, a continuación se mencionan brevemente algunos argumentos que se presentan en la literatura, y que colaboran en la comprensión del tema. La tasa de interés tiene un impacto indiscutido en el ahorro doméstico. Como se menciona en Cottani y Llach (1993), “...la tasa de interés relevante para el ahorro es la tasa nominal (pasiva) libre de riesgos y neta de impuestos, menos la inflación esperada”, “...ya que la expectativa de inflación y las primas que compensan el riesgo país, de insolvencia, cambiario y otros que enfrentan los ahorristas no premian la postergación del consumo sino, más bien, la desvalorización esperada del dinero y la asunción de determinados riesgos”. Por esto, el riesgo devaluatorio termina siendo, aún en un país con una posición en dólares muy fuerte como Argentina, un impuesto al ahorro3. Lo mismo sucede con el riesgo de quebranto que enfrentan los ahorristas en el sistema financiero, o cualquier riesgo que se asuma al utilizar un instrumento para canalizar el ahorro4. Todos aquellos factores que 3 Se asume que no existe sustitución perfecta entre la moneda local y la divisa de referencia (dólar). 4 Bajo el supuesto de aversión al riesgo. 6 introduzcan una cuña entre los ahorristas y la productividad marginal del capital reducen los incentivos al ahorro a la vez que encarecen el costo de inversión, lo que da lugar a un nivel de capital per capita menor, con consecuencias, al menos, en el ingreso presente. Las políticas impositivas distorsivas sobre las tasas de interés suelen tener fuerte impacto sobre las decisiones de consumo presente versus consumo futuro. Impuestos tales como el IVA sobre tasas de interés y otros, son instrumentos generalmente utilizados para incentivar el ahorro y bajar el costo del crédito. Un aumento de esta tasa de interés tiene dos efectos sobre el ahorro doméstico: el efecto sustitución, y el efecto ingreso. El efecto sustitución produce, ante un aumento de la tasa de interés, una distorsión en la decisión de consumo en favor del consumo futuro, lo que da lugar a un aumento del ahorro presente, el cual tiene un costo de oportunidad mayor por la suba de tasa de interés. El efecto ingreso depende de la posición patrimonial del agente representativo de la economía. Si el agente promedio tiene una posición acreedora respecto del resto del mundo, un aumento de la tasa de interés internacional produce un mayor ingreso permanente y por tanto mayor consumo presente y futuro. Si dicho agente tiene una posición deudora contra el resto del mundo, entonces un aumento de la tasa de interés reduce el ingreso permanente y la conclusión se revierte. En general se supone que predomina el efecto sustitución sobre efecto ingreso. La composición de edad de la pirámide poblacional tiene un fuerte impacto sobre el nivel de ahorro de una economía tanto por el lado del consumo, como por el lado del ingreso. Por el lado del consumo, se manifiesta por el perfil de consumo de un individuo de edad versus el de uno joven. Si los perfiles de estos dos grandes tipos de individuos son diferentes, la composición de la pirámide poblacional determina los niveles de consumo y por tanto de ahorro. Si los jóvenes consumen más que los individuos viejos, una estructura poblacional más sesgadas hacia los jóvenes tiende a presentar mayores niveles de consumo y, a igual nivel de ingreso, menor ahorro agregado de la economía. Por el lado del ingreso, los determinantes son la edad promedio de ingreso y egreso del mercado laboral y la estructura poblacional. La edad de ingreso al mercado laboral esta directamente relacionada con la educación a la que tiene acceso el joven promedio. Si el común denominador de entrantes al mercado laboral esta compuesto por jóvenes profesionales, la masa de ingresos percibida a lo largo de la vida estará levemente desplazada en 7 comparación contra una sociedad donde los entrantes promedio al mercado laboral tengan sólo el nivel secundario completo. La edad de egreso del mercado laboral está generalmente determinado por el marco institucional-legal, o por la amortización extraordinaria del capital humano específico presente en economías pequeñas dependientes del mercado externo y con alta incertidumbre5. En definitiva, tanto el ingreso como el egreso al mercado laboral como la estructura poblacional determinan la ubicación promedio de la masa de ingresos. Además, esta estructura y los perfiles de consumo del individuo representativo, determinan la ubicación promedio del consumo. Por último, la ubicación promedio del perfil de consumo y del ingreso determinan el nivel de ahorro de la economía. Un factor que debe agregarse a todo estos argumentos es la tasa de crecimiento de la población que, en presencia de niveles de deuda pública significativa, permite generar un consumo presente mayor a través de la redistribución intertemporal posible gracias a este instrumento fiscal. En efecto, la emisión de deuda a largo plazo puede producir redistribución a favor de la generación presente en perjuicio de la futura, si por algún motivo el argumento Barro-Ricardo no aplica. Esta redistribución es más significativa cuanto más alta sea la tasa de crecimiento de la población. Como la generación futura puede llevar adelante el mismo plan, al menos teóricamente, la transferencia es repetida para siempre, resultando simplemente una ganancia de bienestar para todas las generaciones (óptimo de pareto). La incertidumbre tiene un rol crucial como determinante del nivel de ahorro doméstico de una economía. La dirección del efecto de la incertidumbre sobre el ahorro es ambigua, y depende básicamente del origen de la misma. Si la incertidumbre viene a través de variables que afectan linealmente al bienestar del individuo representativo, no existe distorsión en las decisiones entre consumo presente y futuro, etc.. Si, por el contrario, la incertidumbre viene a través de variables que afectan al bienestar en forma convexa (cóncava), el mismo se incrementa (reduce). Si el individuo es averso al riesgo, como se supone lo es, fuertes cambios en el ingreso corriente produce un mayor ahorro agregado 5 Este último determinante de la edad promedio de egreso del mercado laboral puede ser importante en presencia de fuertes cambios regulatorios y de política comercial externa. 8 por motivo precaución. Por el contrario, si la tasa de interés utilizada para descontar los futuros ingresos es fuertemente oscilante, se produce un efecto ingreso positivo. Este efecto puede incrementar el consumo presente, si el efecto ingreso supera al resultante de la aversión frente al riesgo. Otro ejemplo de ahorro excesivo por aversión al riesgo es el que existe como respuesta a la incertidumbre sobre la esperanza de vida. Si bien es posible calcular la esperanza de vida, los individuos no realizan un plan de consumo para liquidar su patrimonio al término de la esperanza antes mencionada. Ni siquiera lo hacen por dejar una herencia a sus hijos. En general se quedan con patrimonio remanente debido al temor de encontrarse sin los recursos necesarios en caso de lograr una vida más larga que la esperada. En caso de neutralidad frente al riesgo o seguro total contra este tipo de eventos, no existiría ahorro excesivo6. Sin embargo, como existe aversión y ante la imposibilidad de asegurarse, el ahorro agregado de la economía se ve acrecentado por este efecto menor. Uno de los determinantes más importantes del ahorro es la distribución del ingreso. Esto se explica con un enfoque keynesiano, el cual asume que la propensión marginal a consumir es mayor cuanto menor sea el nivel de ingreso. Por tanto, una distribución del ingreso más igualitaria implica una propensión marginal a consumir agregada mayor, y un nivel de ahorro menor. Lo contrario sucede en un marco de una mala distribución del ingreso. Es por este motivo que las políticas fiscales con impacto redistributivo en favor de los que menos tienen, desincentivan el ahorro. Entre estas políticas se encuentran tanto las políticas de gasto social dirigidas a las clases bajas, sobre todo cuando tiene un perfil de corto plazo, como también, las políticas tributarias progresivas7. El IVA es un impuesto que es muy utilizado en Argentina, y de mucho peso relativo en la recaudación fiscal. Este impuesto tiene un sesgo distorsivo en el corto plazo, aunque neutral en el largo plazo, bajo ciertas condiciones. Cuando se analiza el impuesto en forma estática, puede notarse que este tiene un fuerte sesgo regresivo ya que termina siendo un impuesto al consumo debido a las características particulares del mismo. El impuesto es regresivo porque los más pobres gastan una proporción mayor de su ingreso en consumo. 6 El grado de completitud de mercados es otro factor que reduce el impacto de la incertidumbre sobre el ahorro. En efecto, la incertidumbre es relevante sólo cuando los individuos no pueden neutralizar el riesgo como es posible hacerlo en casos de mercados completos. 7 En un análisis dinámico, deberían contemplarse muchos otros argumentos. 9 De modo que desde este punto de vista, este impuesto incentiva el ahorro. Cuando se analiza este instrumento en forma dinámica, puede hacerse el siguiente razonamiento: si bien el ahorro es exceptuado de este impuesto, como la intención del ahorrista promedio es consumir en el futuro, tarde o temprano se termina pagando este tributo, siendo el valor actual neto de los ingresos tributarios el mismo, de no existir diferencias entre la tasa de interés a la que pueden obternerse los fondos públicos y el precio sombra de los recursos públicos. Cuando el ahorro no persigue un mayor consumo futuro, sólo resta analizar el impuesto a la herencia. Si el impuesto a la herencia es menor que el IVA, entonces la estructura impositiva tiene un impacto positivo sobre el ahorro doméstico8. Otro determinante del ahorro agregado es el ahorro fiscal. De no cumplirse la hipótesis de Ricardo, el sector privado no puede neutralizar el ahorro público y este tipo de políticas terminan siendo determinantes en el nivel de ahorro doméstico. Este tema en particular se discute más adelante. La restricción de liquidez en una economía puede ser el resultado de un marco legal determinado, o de fallas de mercado tal como la asimetría informativa. Sea cual fuese el motivo, el acceso al crédito es determinante del consumo y por tanto del ahorro agregado. Los booms de consumo que se encuentran en las faces iniciales de los planes de estabilización son explicados por la literatura, entre otros motivos, como relajamientos de la restricciones de liquidez. En efecto, en estas faces iniciales se manifiestan rápidas reducciones del riesgo país, con bajas de tasas de interés y procesos de monetización crecientes que generan un efecto riqueza adverso al ahorro agregado. Este efecto riqueza no sólo se produce a través de un incremento en los niveles de monetización sino prioritariamente a través del incremento en el valor de activos como acciones y de bonos de deuda, si el país es acreedor neto frente al resto del mundo9. También es común encontrar en la literatura explicaciones de booms de consumo con argumentos de modelos del tipo “cash in advance” originalmente propuesto por Clower (1967). Estos modelos plantean que para consumir hay que demandar dinero. De este modo, el impuesto inflacionario termina siendo un impuesto al consumo, lo que incentiva al 8 Nuevamente se asume que el efecto sustitución de la estructura impositiva supera al efecto ingreso. 9 Este efecto riqueza es mayor cuanto más socializado se encuentre el capital físico y humano. 10 ahorro. En un plan de estabilización como el plan de convertibilidad seguido por Argentina, la baja repentina de la inflación es una reducción o eliminación del impuestos al consumo, y un desincentivo al ahorro. El desarrollo de mercados de capitales, que indujeron a un boom de instrumentos financieros y de seguros, también es un determinante del nivel de ahorro, particularmente sobre el ahorro por motivo precaución. La posibilidad de asegurarse ante contingencias tales como el desempleo, problemas de salud, y hasta la diferencia entre el momento de muerte y esperanza de vida, son debidos a la liquidez y al desarrollo de mercados que permiten evaporar el riesgo individual en el riesgo macroeconómico. Entre todos los motivos de ahorro por precaución, la salud es el más importante, según la literatura sobre la experiencia en países desarrollados10. Definitivamente, estos instrumentos tienen un impacto negativo sobre el ahorro, al eliminar el motivo precaución como motivo de ahorro11. Los sistemas de jubilaciones y pensiones, que están justificados por la teoría del ciclo de vida, también son otro determinante importante del ahorro agregado. Dado que los individuos tiene una etapa laboral activa durante el período en que trabajan, y otra etapa pasiva cuando se retiran de la fuerza laboral, estos sistemas tratan de cubrir el financiamiento de la segunda etapa del ciclo de vida, cargando a la etapa activa el costo del financiamiento. Existen dos grandes tipos de sistemas jubilatorios: el sistema de reparto, y el sistema de capitalización. En el sistema de reparto, el financiamiento es intergeneracional, donde los jóvenes, que trabajan, financian a los viejos, que están jubilados. En el sistema de capitalización cada individuo ahorra en la etapa productiva para financiar su propia jubilación. En general, existen argumentos teóricos que señalan la preferencia del sistema de capitalización como mecanismo de incentivo al ahorro, dado que en el sistema de reparto los jóvenes ahorran menos porque tienen asegurado su jubilación por este pacto intergeneracional. Pero a la vez, las transferencias de los jóvenes a los viejos son completamente consumidas por estos últimos, los cuales no tiene expectativas de 10 En países donde existe en forma implícita un seguro público de salud, este motivo puede verse debilitado, ya que sólo se toma el riesgo de calidad del servicio en caso de ocurrencia de este tipo de contingencias. 11 De todas maneras, la decisión de un menor ahorro es optimal, y la ausencia de los instrumentos antes citados ponen al individuo representativo en un nivel de bienestar inferior. 11 ahorro, con lo que el ahorro agregado en este tipo de sistemas jubilatorios termina siendo menor al alcanzado en el sistema de capitalización. No obstante este resultado, la optimalidad en la elección entre ambos tipo de sistemas jubilatorios depende -dejando de lado problemas de eficiencia administrativos y otros- de la comparación entre la tasa de crecimiento de la población y la tasa de interés. Toda vez que la tasa de interés (que es el rendimiento del capital invertido) es superior a la tasa de crecimiento poblacional, el sistema de capitalización es mejor en términos de bienestar al sistema de reparto y viceversa. Pero esta comparación es válida sí y solo si se planea instrumentar un sistema de jubilaciones y pensiones cuando no existe. Como la gran mayoría de países ya tiene funcionando alguno de estos dos sistemas, o bien una combinación de los mismos, la pregunta relevante es si el cambio de sistema es o no rentable. Cuando se está en un sistema de reparto y se realiza el cambio a un sistema de capitalización, la generación joven termina pagando una doble jubilación. La propia bajo el nuevo régimen de capitalización, y la transferencia necesaria para mantener a los viejos que ya no tiene posibilidades de autofinanciarse y que quedaron atrapados en el pacto intergeneracional que ellos firmaron cuando fueron jóvenes con los viejos de aquel momento. En todo este proceso, se genera un período de transición en donde el ahorro aumenta. Esto sucede siempre y cuando en las condiciones previas al cambio no existía en forma implícita este mismo mecanismo. Por último deben mencionarse los factores culturales que hacen que los individuos de un país tengan una valoración del futuro mayor que otros. Las posibilidades de cambiar este tipo de comportamientos, desde la política económica, son escasas al menos en el corto plazo. En países en donde la tasa de interés real pasiva es baja por períodos prolongados, o bien el ahorro está desincentivado por motivos de baja monetización debida a la alta inflación, por quebrantos financieros (planes Bonex), por riesgo cambiario, etc., se desarrollan generaciones de individuos con una baja valoración por el futuro cuyo comportamiento sólo se revierte evitando los problemas antes mencionados por largos períodos de tiempo. Si bien los argumentos expuestos en los párrafos precedentes tienen impacto sobre la decisión de consumo e ingreso intertemporal del individuo representativo, los parámetros culturales determinan la fuerza del impacto. A pesar de existir muchos trabajos empíricos que tratan de medir el impacto de los 12 determinantes del ahorro doméstico mencionados hasta aquí, todos comparten un común denominador: la dificultad de aislar estos determinantes de otros efectos, y la escasa solidez de los resultados. El debate académico no encuentra, todavía, una respuesta acabada para explicar este tema, que es relenvante para el financiamiento de largo plazo del crecimiento económico. Sin embargo la respuesta debe buscarse en el comportamiento estratégico que manifiesten los individuos a las políticas fiscales, a factores institucionales y a su herencia cultural. La siguiente sección desarrolla brevemente la discusión sobre si debe o no prestarse particular atención al ahorro agregado como motor de crecimiento o si sólo debe cuestionarse el volumen y eficiencia de la inversión como determinante del nivel de ingreso futuro. En definitiva, se abandona el concepto de identidad entre ahorro e inversión y se intenta encontrar la relación entre ambas variables, si es que existe alguna. Sección II. El ahorro y la inversión en una economía abierta. En una economía cerrada, el ahorro y la inversión van juntos, y las políticas de incentivo al ahorro son válidas y pueden ser justificadas como motor de crecimiento económico. Por el contrario, en una economía abierta, el ahorro y la inversión se divorcian, debido a que el sector externo de la economía puede resultar financiando la inversión (y aún el consumo) a través de un mayor endeudamiento contra el resto del mundo. En una economía abierta las cuentas nacionales están relacionadas de la siguiente manera. Y=C+I+G+X-M Reordenando e incluyendo en ambos lados de la igualdad la recaudación tributaria, se obtiene: Y-T-C=I+(G-T)+(X-M) 13 Finalmente, Inversión = Ahorro privado + superávit fiscal - ahorro externo En una economía abierta con sector público existen tres fuentes de financiamiento a la inversión privada: ahorro privado interno, superávit fiscal y desahorro externo (endeudamiento). A partir de esta identidad básica y por ser una economía abierta, el ahorro privado y público dejan de ser un objetivo indispensable para lograr inversión y crecimiento económico. En el gráfico que se presenta a continuación se demuestra la independencia a corto plazo entre el ahorro y la inversión. Este análisis teórico es el punto de partida de la discusión. C2 C2=Y2 -I2 -(1+r)(C1 -Y1 +I1 ) B A C Ua Uc C1B C1A Q C1C C1 En este gráfico se observa una curva de transformación entre consumo presente (C1) y consumo futuro (C2). El ahorro presente (Q-C1A) implica mayor inversión y mayor producción futura. Además se presenta el mapa de preferencias entre consumo presente y futuro. La situación optimal de una economía cerrada ocurre en el punto A. Allí se da la identidad entre ahorro doméstico e inversión (Q-C1A). El caso de economía abierta se presenta superpuesto al caso de economía cerrada. El gráfico presenta la disociación entre las decisiones de inversión y de consumo. La primera obedece a razones de eficiencia y rendimiento de la inversión. Toda vez que la TIR sobre la inversión es mayor que la tasa de interés real internacional se pide prestado para 14 invertir. La magnitud de la inversión esta dada por la distancia Q-C1B .Y la TIR, o la productividad marginal del capital neta de depreciación, se iguala a la tasa de interés internacional en equilibrio. Las decisiones de consumo se toman teniendo en cuenta el valor presente neto de la riqueza. Dado que la decisión de producción intertemporal esta dada por el punto B, la frontera de posibilidades de consumo surge de la restricción presupuestaria que pasa por dicho punto y tiene una pendiente (1+r)12. La tangencia de la mejor curva de utilidad y dicha restricción presupuestaria se da en el punto C. Como se observa en el gráfico, el nivel de consumo presente C1c es mayor que el producto doméstico en autarquía Q. Esto demuestra que toda la inversión (Q-C1B) y parte del consumo presente (C1c-Q) son financiados con desahorro externo. De esta manera se demuestra la independencia, en forma teórica, entre ahorro e inversión, a través de la falta de vínculo entre las decisiones de inversión y de consumo. Este análisis puede ser repetido para infinitos periodos. Cuando esto sucede, debe tenerse presente que el valor actual neto de los déficits de cuenta corriente deben igualar el stock de deuda externa. Contradiciendo los resultados teóricos antes presentados, el articulo de Feldestein y Horioka (1980) sobre la vinculación entre ahorro e inversión en economías abiertas, muestra la alta dependencia que existe entre ambas variables en los países industrializados. En este trabajo se encuentra que para una muestra de 16 países de la OECD entre 1960 y 1974, la relación entre ahorro e inversión es casi directa como puede observarse de la regresión extraída del trabajo antes citado. I/Y = 0.04 + 0.89(S/Y). R2=0.91 (0.02) + (0.07) Tanto el R2, como el coeficiente de la pendiente y su desvío estándar indican una fuerte correlación entre ahorro e inversión. Si bien en ese período el capital no era tan móvil como lo es hoy, la misma regresión para 22 países industriales calculada para el período 1980-1991 en Obstfeld and Rogoff (1996) arroja los siguientes resultados. 12 En esta parte del análisis se asume liquidez perfecta. 15 I/Y = 0.09 + 0.62(S/Y). R2=0.69 (0.02) + (0.09) En este período de mayor movilidad de capitales, las conclusiones de Feldstein y Horioka, no obstante mantenerse, se debilitan. De este artículo puede concluirse que si bien teóricamente las decisiones de ahorro e inversión son independientes, la evidencia empírica parece no convalidar este resultado teórico al menos para economías industrializadas. Esta estrecha relación entre las variables mencionadas puede ser explicada porque la muestra de países utilizados esta compuesta por economías en estado estacionario, que tienen la característica de contar con sus cuentas corrientes relativamente equilibradas, lo que implica alineamiento entre las cuentas de ahorro e inversión nacionales. En Dooley, Krankel and Mathieson se pone en duda la paradoja Feldstein y Horioka al citar a Harberger (1980) en donde relativiza la alta correlación entre ahorro e inversión por tratarse de una correlación espúrea13. Como fue explicado anteriormente la paradoja surge de un conjunto de países grandes e industrializados, países que tienen una menor demanda de capitales externos porque el mismo tamaño hace que tengan una riesgo “”macro” menor. Tomando en cuenta estas consideraciones sobre el sesgo de la muestra, tanto por tratarse de economías de gran tamaño como por su grado de desarrollo, a continuación se presenta el resultado de la regresión entre ahorro e inversión para los países de Latinoamérica. I/Y = 14.91 + 0.31(S/Y). R2=0.25 (0.79) + (0.04) Los resultados de la regresión para este grupo de países indica que si bien el ratio de ahorro sobre producto es una variable significativa para explicar el cociente entre inversión y producto, el coeficiente de la regresión es muy inferior al obtenido para los 13 El artículo citado es Harberger A.C., “Vignettes on the World Capital Market”, American Economic Review, Vol. 70 (May 1980). 16 países industrializados14. Por todo esto, puede concluirse que el ahorro no es el único determinante del nivel de inversión en economías pequeñas, que enfrentan importantes riesgos “macro” como las economías de latinoamérica. En resumen, en la hypótesis de Harberger puede encontrarse una respuesta a la paradoja de Feldstein y Horioka. La relación entre ahorro e inversión se debilita cuando se analizan economías pequeñas como la de Argentina. Si el objetivo es lograr un mayor ahorro como medio para incentivar la inversión y de este modo el crecimiento económico, debe tenerse presente que los vínculos entre estas variables no son claros desde el punto de vista empírico. Esto es así tanto en la relación ahorro-inversión, como en la relación entre nivel de inversión y crecimiento, debido a que la eficiencia de la primera ha demostrado ser muy relevante sobre el crecimiento. Todo esta mezcla de efectos puede explicar algunos resultados econométricos que niegan la causalidad del “ahorro para el crecimiento”, y que muestran una relación inversa entre estas variables. En la siguiente sección se desarrollan algunos instrumentos generales de política económica y el esquema de pensamiento que debe seguirse al analizarlos. Sección III. Instrumentos de política económica para incentivar el ahorro. El enfoque neoclásico que investiga los instrumentos de política económica sugiere que estos tienen un fuerte impacto sobre el ahorro agregado, mientras que existen otras líneas de investigación contrapuestas que muestran la ambigüedad del impacto de esta políticas sobre el consumo y la acumulación de riqueza. Esta discusión, que cuenta con un alto nivel académico, muestra la dificultad de encontrar una respuesta acabada a las preguntas planteadas en este trabajo. Del debate pueden extraerse algunos instrumentos sobre los que parece haber menos discrepancia respecto de la efectividad como instrumentos de incentivo al ahorro doméstico. Los instrumentos de política económica para incentivar el ahorro pueden ser 14 Además, el estadístico R2 pone en evidencia la ausencia de otras variables relevantes para explicar la inversión. 17 clasificados, en términos generales, en instrumentos de política monetaria e instrumentos de política fiscal. En general la literatura que desarrolla el tema del ahorro agregado y sus determinantes discute los instrumentos fiscales, probablemente debido a la ausencia de ambigüedad del impacto de los instrumentos monetarios sobre el ahorro agregado. Entre estos instrumentos monetarios se encuentra la tasa de inflación, que tiene un impacto negativo sobre el consumo toda vez que sea válido el supuesto de la demanda de dinero por motivo transacción y el costo de transacción entre la moneda local y las divisas extranjeras. Como se analiza en los modelos de “cash in advance”, la necesidad de utilizar dinero para consumir implica que un impuesto inflacionario termina siendo de hecho un impuesto al consumo. El efecto de la inflación sobre el consumo y el ahorro depende de la estructura temporal del mismo. Si el impuesto inflacionario es constante, éste sólo tiene efecto cuando puede sustituirse el consumo por ocio, o algún otro tipo de consumo no grabado por el impuesto inflacionario15. Si la estructura inflacionaria no es constante entonces un aumento temporal de la tasa de inflación genera incentivos a ahorrar para consumir en el futuro. La intensidad con que estos incentivos se plasman en un menor consumo presente (o mayor ahorro), depende de la elasticidad de sustitución intertemporal del consumo del agente representativo. Las políticas de esterilización, que consisten en la compra de divisas extranjeras con deuda de mediano y largo plazo, generalmente aumentan la tasa de interés e incentivan el ahorro privado, aunque a costa del ahorro público debido a los déficits cuasifiscales consecuencia de esta política. Otra rama de instrumentos de política monetaria surge de la política de control del sistema financiero que realiza el banco central. Los encajes legales, restricciones a los depósitos de corto plazo y todo tipo de requisitos que los bancos comerciales deben cumplir tiene un impacto determinante en el spread promedio del sistema financiero, y por ende 15 Existe literatura que analiza los modelos de “cash in advance” con dos bienes de consumo en la función de utilidad. Por un lado esta este tipo de bienes que sólo pueden ser comprados con dinero, y por otro aquellos bienes que pueden comprarse a crédito. De este modo se permite la sustitución intratemporal de un bien por otro si bien la tasa del impuesto inflacionario es constante. 18 sobre el ahorro nacional16. Esto se produce como consecuencia de la relación entre el ahorro y la tasa de interés pasiva de los bancos. Mayores requisitos al sistema financiero implica un mayor spread, lo que desincentiva la inversión y el ahorro. El banco central en su función de prestamista de última instancia, lleva adelante estas políticas de control, que sólo deben ser evaluadas contra la posibilidad de un seguro privado (internacional). Esto es así dado que explícita o implícitamente los bancos centrales han sido los garantes finales de los depósitos de los ahorristas. Finalmente, la regulación del sistema financiero si bien no es un instrumento de política monetaria, constituye un determinante importante del grado de desarrollo de los sistemas financieros en los mercados emergentes y también del ahorro. Los requisitos de pasivos sobre patrimonio, solvencia, etc, y todo aquello que en general tenga que ver con la competencia dentro del mercado financiero y la liberalización financiera constituyen instrumentos que aseguran la transparencia y disminuyen los riesgos para el ahorrista de posponer consumo. La eficiencia en el sistema financiero asegura bajos spreads y mayor ahorro e inversión nacionales. En el análisis de los instrumentos de política fiscal pueden encontrarse cuatro grandes tipos de instrumentos bajo certidumbre perfecta: política tributaria estructural, gasto del gobierno financiado con impuestos contemporáneos, política tributaria intrageneracional, y política tributaria intergeneracional17. La política tributaria estructural se define como la política de estructura de alícuotas tributarias que atañen a la base o a la progresividad de un impuesto, sin alterar la senda temporal de recaudación y manteniendo la senda temporal de consumo público. Mantener las sendas de recaudación y consumo público tiene la virtud de dejar inalterada la frontera de posibilidades intertemporal de consumo privada ya que el volumen de los recursos reales extraídos por parte del fisco no se alteran en este tipo de política. Sin embargo, dado que el cambio de alícuotas producen alteraciones en los precios relativos de consumo 16 No es la intención de este trabajo profundizar sobre los determinantes del spread bancario, lo cual es un capítulo de investigación por sí mismo. Sólo se pretende hacerlos presentes en esta sección por ser de mucha relevancia en el análisis de los determinantes del ahorro agregado. 17 Ver kotlikoff(1989), capítulo 7. 19 presente y futuro, o bien redistribución intrageneracional, se generan variaciones en el ahorro agregado, que es la manera que los agentes económicos encuentran de posponer consumo. Los cambios en la senda de gasto público, financiado contemporáneamente con cambios en la base o alícuotas impositivas, pueden ser determinante del ahorro presente y futuro, toda vez que el gasto público tenga alguna propiedad de complementariedad presente o futura con el resto de los factores productivos utilizados en la producción. Este caso se desarrolla en la siguiente sección utilizando un modelo neoclásico de economía centralizada con agente representativo. La política tributaria intrageneracional tiene efecto sobre el ahorro simplemente porque las transferencias de ingresos entre individuos de una misma generación, que son causadas por un cambio tributario, cambian la propensión agregada media al consumo. Como fue explicado en la sección sobre determinantes del ahorro agregado, si los individuos tiene propensiones marginales a consumir diferentes, cualquier cambio tributario que de lugar a una redistribución de ingresos impacta sobre el ahorro. En general, un cambio tributario progresivo genera un menor nivel de ahorro doméstico debido a la menor propensión marginal a consumir de los individuos con ingresos más altos. Por último, los cambios de política tributaria intergeneracional producen transferencias entre generaciones. Un reducción de los impuestos del presente con aumentos de tributos futuros cambia la frontera intertemporal de posibilidades de consumo, lo cual tiene impacto directo sobre el ahorro presente y futuro si los supuestos de equivalencia ricariana no se cumplen. Políticas fiscales que impliquen déficits para el sector público son ejemplos de políticas tributarias intergeneracionales. Políticas redistributivas intra e intergeneracionales de gasto fiscal pueden tener el mismo impacto sobre el ahorro que las políticas tributarias, dependiendo de la elasticidad de sustitución entre los bienes suministrados por el estado y los bienes consumidos por los individuos receptores del gasto. Una política de gasto social del tipo “Plan Alimentario Nacional” tiene un efecto negativo sobre el ahorro, debido a que se destinan mayor cantidad de bienes a consumo presente. Como puede observarse a partir de este ejemplo, sólo se 20 describe el mecanismo de incentivo sobre el ahorro de los instrumentos citados, sin hacerse valoraciones distributivas estáticas ni dinámicas. Cuando se incorpora incertidumbre en el análisis de las políticas fiscales, se hacen presente otros factores que influyen sobre el ahorro. La incertidumbre sobre las variables relevantes que determinan el ingreso futuro tiene efecto sobre el ahorro presente, si el individuo promedio es averso al riesgo. En este caso, la varianza de las políticas tributarias sobre el consumo tiene impacto sobre el ahorro debido a que una estructura de impuestos al consumo aleatoria genera incertidumbre sobre el poder de compra del ingreso futuro. Los individuos aversos reaccionan frente al riesgo con un mayor ahorro presente por motivo precaución. De la misma manera, una secuencia de alícuotas impositivas aleatorias sobre variables relevantes para el análisis de proyecto de inversión tiene un efecto negativo (en general) sobre la inversión interna fija, y por ende sobre el ingreso y ahorro futuros. Esta aclaración tiene lugar porque es difícil encontrar en la práctica instrumentos para llevar adelante una política de incentivo al ahorro doméstico a través de la incertidumbre en las alícuotas impositivas, sin perjudicar la inversión interna fija. Más que un objetivo de política económica, la incertidumbre sobre la presión y estructura tributarias futuras son consecuencia de cambios de gobiernos y necesidades fiscales, y no el resultado de planes fiscales intertemporales. Un limitante que enfrentan todos los instrumentos fiscales es la inconsistencia dinámica. En Kydland y Prescott (1977) se demuestra que muchos de los planes óptimos de política fiscal y monetaria pueden ser dinámicamente inconsistentes. Esto significa que si bien una secuencia de consumo y estructura tributaria puede ser óptima desde el período de comienzo de la política en adelante, esa misma secuencia puede ser subóptima a partir de algún período posterior al de comienzo del plan, lo que induce al hacedor de política económica a modificarla. Este tipo de razonamiento es seguido por el individuo promedio, el cual sabiendo sobre la inconsistencia de la política fiscal, se anticipa a ella modificando sus decisiones de consumo, ahorro e inversión presentes. La inestabilidad de los criterios de coparticipación federal de impuestos en Argentina puede ser un ejemplo de planes de políticas fiscales inconsistentes, dadas las sucesivas modificaciones de la ley de coparticipación desde sus comienzos. La alternancia de partidos políticos en el gobierno es la fuente más importante de inconsistencias de planes fiscales, motivo que quita optimismo 21 para el logro de una política de incentivo al ahorro de largo plazo18. Como conclusión de esta sección sobre instrumentos fiscales para incentivar el ahorro doméstico, y para entender mejor los motivos de la discusión sobre la efectividad de la política económica sobre el ahorro, se transcribe un párrafo extraído de Kotlikoff (1989) : “ La política del gobierno es un determinante significativo del ahorro nacional, pero es sólo una entre varias fuerzas en juego. Otros factores críticos que conjuntamente influencian el ahorro son las preferencias intertemporales, demográficos, la tecnología existente y la tasa de cambio tecnológico, patrones de formación de capital humano, la extensión de los préstamos intrafamiliares y de mercado, y el grado de desarrollo de los mercados de seguros y de los seguros intrafamiliares”. Debido a que el ahorro es el resultado de la concurrencia de tal diversa cantidad de factores, es que no existe acuerdo en la efectividad de las políticas mencionadas. Las mediciones empíricas han inundado el debate sin encontrarse patrones de comportamiento claros entre países. Los factores culturales e institucionales son suficientemente diferentes como para anular las comparaciones generales. En la siguiente sección se desarrolla en más detalle un ejemplo de política óptima de gasto fiscal. Esta ejercicio se lleva a cabo para encontrar un plan de gasto público intertemporal, incorporando la discusión sobre la composición del mismo. Sección IV. Un modelo de gasto público productivo óptimo. El propósito del ejercicio que se presenta a continuación es analizar algunos de los argumentos que rondan alrededor del tema del ahorro como motor del crecimiento sostenido. Más específicamente, motivar la discusión sobre la optimalidad de un techo al gasto público total como mecanismo de incentivo al ahorro agregado. El argumento más utilizado para defender esta propuesta es el siguiente: debido a la inflexibilidad a la baja del gasto fiscal y a la imposibilidad de aumentar impuestos en el corto plazo, un congelamiento 18 El tema de la institucionalidad de una política de ahorro de largo plazo, aunque mencionada frecuentemente, debería ser tratada en forma separada del presente trabajo. 22 del gasto público por tiempo limitado contribuiría a generar el ahorro necesario para el crecimiento económico y el empleo. En el siguiente ejercicio se presentan en forma esquemáticas los motivos por el cual estas recomendaciones de política económica pueden terminar siendo los determinantes del estancamiento y la falta de empleo en el sector productivo de la economía. El planteo del problema que se presenta a continuación esta basado en modelos de individuo representativo. Debido a que el enfoque de este ejercicio es puramente normativo, los resultados están regidos por la decisión de un planificador central. No obstante, por la forma del modelo que se presenta a continuación, la solución descentralizada es equivalente a la centralizada toda vez que el sector público actúe como maximizador de la misma función objetivo que tiene el planificador. Así, el individuo representativo vive para siempre, y tiene una función de utilidad intertemporal general dada por: Σßt U(G1t -g, Ct, 1-l1t-l2t-l3t) (1) Donde G1t representa el gasto público destinado a satisfacer al votante mediano en el período t. El parámetro g representa un piso para este tipo de gasto fiscal por parte del agente representativo. El consumo de transables y el ocio, dado por la diferencia entre el total de horas disponibles y las dedicadas a trabajar, también son argumentos de la función de utilidad. El agente representativo puede dedicar una proporción de su tiempo a consumir ocio, y otra a trabajar en tres diferentes tipos de actividades que se describen más adelante. El planificador central maximiza (1) sujeta a varias restricciones. La restricción macroeconómica usual de economía abierta. Ct+It+XNt= A1Ktα(HLt)ßG2tγ (2) Consumo mas inversión mas exportaciones netas es igual al producto de bienes transables de la economía. Este tipo de bienes se produce con una función de producción 23 Cobb-Douglas que utiliza tres factores productivos: capital (K), un insumo especial llamado HL, compuesto por una combinación indivisible de trabajo y capital humano y, finalmente, infraestructura pública (G2)19. Como puede observarse, esta función cuenta con rendimientos constantes a escala en capital físico y humano. Esto, permite encontrar la solución competitiva (descentralizada) de una economía abierta con un gobierno optimizador -que responde perfectamente a las demandas del votante mediano, a través de la solución del planificador central. El insumo HL se produce con una función de producción del tipo CES. Esta se presente a continuación. HLt=A2[aHtρ + (1-a)(bl1tρ)]1/ρ (3) Como se puede observar a partir de la función de producción de “mano de obra calificada”, tanto el stock de capital humano H como la cantidad de trabajo utilizado contribuyen a la generación de este insumo. La elección de esta función de producción es crucial en el modelo. El parámetro ρ de la función permite elegir la elasticidad de sustitución entre factores20. Se asume una baja elasticidad entre capital humano y trabajo en la producción de este tipo de bien llamado “mano de obra calificada”. Tanto la producción de bienes públicos como sus usos viene dada por la siguiente ecuación: G1+G2+G3=A2l2φ 0<φ<1. (4) donde G1 es el gasto público que entra en la función de utilidad del individuo representativo, G2 es el gasto público dedicado a infraestructura y G3 es el gasto dedicado a educación o, en el marco de este modelo, a la formación de capital humano. Los bienes 19 La intensidad de uso de cada uno de estos factores esta dada por los parámetros en letras griegas. 20 La elasticidad de sustitución entre factores para este tipo de funciones está definida por 1/(1-ρ). Debe recordarse que un ρ=0 define una función Cobb-Douglas, un ρ tendiendo a menos infinito define una función de producción del tipo Leontief, y finalmente un ρ=1 define una función de producción donde el capital humano y el trabajo son sustitutos perfectos. 24 públicos se producen con una función de producción que insume sólo trabajo, y que a su vez tiene rendimientos decrecientes a escala en este factor. Las leyes de movimiento del capital y del capital humano vienen dadas de la siguiente manera. Kt+1 = (1-δ)Kt + It (5) Ht+1 = (1-δH)Ht + ht (6) La cantidad de ambos tipos de capital elegida para el periodo t+1 es igual a la cantidad remanente del periodo t (neta de depreciación δ o δH) más la inversión en dicho capital (I o h). La inversión en capital humano se produce de la siguiente manera. ht=A3G3ßl31-ß (7) Esta función implica que la producción de nuevo capital humano se lleva a cabo utilizando gasto público en educación (G3). Por último, se presenta la ley de evolución de la deuda externa, definida de la siguiente manera: Bt+1=[1+r*+q(Bt/Yt)]Bt -XNt (8) El stock de deuda externa en el período t+1 es igual al capital más intereses de deuda externa en el período t menos las exportaciones netas generadas en el mismo momento. Por ser un modelo de economía real, la deuda externa se paga solamente con bienes transables a través de la cuenta corriente XN. Además, los intereses de la deuda tienen dos componentes, como surge del término entre corchetes: i) la tasa de interés internacional r* ; ii) y una prima de riesgo de repago, que es una proporción q del ratio de deuda sobre producto bruto de bienes transables (B/Y). Tanto r* como q son parámetros del 25 modelo. Con esta última ecuación más la condición de transversalidad para el capital y la condición para evitar el juego de Ponzi, el modelo queda completamente cerrado. Este modelo no presenta crecimiento en el estado estacionario. Sin embargo, extensiones del modelo para crecimiento exógeno y/o endógeno pueden ser realizadas modificando la ley de movimiento para el capital humano. Si bien el presente modelo expresa el sentido del planteamiento del problema que se analiza, este no puede ser resuelto paramétricamente21. Es por este motivo que se propone resolver una versión simplificada del mismo. Así, la función de utilidad de la versión simplificada es la siguiente: Σ βt [Ln(G1t-g)+Ln(Ct)] (1´) En la misma puede notarse que además de la forma logarítmica especial, el ocio deja de ser un argumento de dicha función. Por otro lado, el parámetro g de la función de utilidad continua imponiendo un gasto público mínimo dedicado exclusivamente a satisfacer al votante mediano. Las restricciones también sufren algunas modificaciones. La restricción macroeconómica se transforma en Ct + It + XNt = A1KtαHtßG2tγ (2´) La única modificación viene dada a través del insumo “mano de obra calificada” el cual deja de ser producido por una función del tipo CES general, para pasar a ser producido por una función CES particular del tipo Leontief de proporciones fijas entre capital humano H y trabajo. En este ejercicio se supondrá que el factor escaso para la producción de mano 21 De todos modos podría intentarse una solución numérica. Como se verá mas adelante la intuición del problema puede entenderse simplificando el modelo. 26 de obra calificada es el capital humano, por lo que existe mano de obra desocupada. La función mencionada está dada por: Hlt = Mín { Ht ; bl2t } b>0. Además, la producción y usos de los bienes públicos vienen dados por la siguiente relación. G1+G2+G3=G (4´) Los usos del gasto público continúan siendo los mismos. Sin embargo, como la decisión de ocio y trabajo fue eliminada del modelo, se asume que la producción sigue dada por (4), aunque las cantidades de trabajo utilizadas por el sector público están limitadas de tal modo que sólo se produzca un nivel agregado G de gasto fiscal. Tanto las leyes de movimiento de capital físico como la de evolución de la deuda externa continúan inalteradas. Sin embargo las ecuaciones que describen la formación de capital humano se simplifican levemente. Así, Ht+1 = (1-δH)Ht+A3G3t (6´) La cantidad de capital humano elegida para el periodo t+1 es igual a la cantidad remanente del periodo t (neta de depreciación δH) más la inversión en dicho capital, que es una proporción del gasto público en educación, único insumo de producción de capital humano. Dicha proporción (A3) es una medida de eficiencia de esta finalidad de gasto fiscal. Finalmente las condiciones que eliminan soluciones explosivas cierran este modelo simplificado. Debido a la estructura recursiva de este modelo, puede utilizarse programación dinámica para resolverlo. De todos modos, la intención de este ejercicio es menos ambiciosa. Sólo se propone encontrar el estado estacionario para sacar algunas conclusiones sobre la razonabilidad de atarse a una regla fiscal que imponga un techo al 27 gasto público total. Las variables de elección del planificador central son: el gasto público en cada una de las tres finalidades, la evolución del capital físico o bien la inversión, y el stock de deuda externa. El gasto público destinado a educación G3 gobierna la evolución del stock de capital humano. De las condiciones de primer orden del problema, se obtiene un conjunto de ecuaciones que determinan la evolución dinámica de todas las variables del modelo. Como no se pretende analizar dicha evolución, estas ecuaciones no se presentan, pasando directamente a los resultados del modelo en estado estacionario. Primero se presentan los determinantes del ratio de deuda sobre producto de bienes transables en estado estacionario. Los mismos vienen dados por la siguiente expresión: B/Y = 1/(2q) [1/β - (1+r*)] Si la tasa de descuento del agente representativo que está implícita en β es mayor que la tasa de interés internacional, el país es deudor neto en estado estacionario. Esto significa que esta economía renovará su deuda a perpetuidad. El parámetro β, esta determinado por razones culturales, etc. Es uno de los determinante más importantes de la tasa de ahorro, ya que impacta directamente sobre la ponderación que los agentes hacen del consumo futuro. El parámetro q indica la sensibilidad del riesgo implícito en la tasa de interés con respecto al coeficiente de deuda sobre producto de bienes transables. Como puede observarse, existe una relación inversa entre este parámetro y el ratio antes mencionado. El resultado más importante del modelo esta dado por los determinantes es el stock de capital humano en estado estacionario. El stock de capital humano determina el nivel de empleo en el sector de bienes transables de la economía, por las razones antes mencionadas sobre la tecnología que este sector utiliza. Los determinantes del nivel de estado estacionario vienen dados por la siguiente ecuación: 28 H = δ H (1 − α ) β ( G − g ) A 3 c β ( 1 − α ) + ( γ + )( 1 − β ( 1 − δ y H )) Como puede observarse, el nivel agregado del gasto público G por encima del nivel crítico g determina directamente el nivel de capital humano y empleo utilizado. La conclusión que puede obtenerse es la siguiente: un techo al gasto fiscal puede resultar siendo un techo a la inversión en capital humano y por ende al empleo, de modo que la política de incentivo al ahorro a través de superávit fiscal puede resultar contraproducente en este sentido. La tasa de descuento intertemporal también es determinante del stock de capital humano. Cuanto más valor tenga el futuro para el agente representativo, mejor será el nivel educativo alcanzado por el planificador central y deseado por el votante mediano. A su vez, cuanto más intensiva en mano de obra calificada sea la tecnología utilizada en la producción de bienes transables (1-α), y cuanto mayor sea la productividad de la inversión pública en educación (A3), mayor será la cantidad óptima de capital humano que el agente representativo desea alcanzar en estado estacionario. Como puede observarse a partir del denominador de la última ecuación, la tasa de depreciación del stock de capital humano (δΗ), el parámetro que determina la intensidad de uso del gasto en infraestructura (γ) y el ratio –constante- de consumo sobre producto de bienes transables tienen una relación inversa con el nivel de capital humano y empleo en dicho sector. Este ratio se obtiene a partir de la identidad macroeconómica en estado estacionario. En su forma reducida, dicho ratio depende de parámetros como la tasa de interés internacional, el parámetro de descuento intertemporal, y la intensidad de uso del capital físico en la función de producción de bienes transables. El gasto público en estado estacionario es una proporción del stock de capital humano. Esta relación puede verse en la siguiente ecuación: δ H H = A3G3 El gasto en educación es mayor cuanto mayor sea la tasa de depreciación. 29 Por otro lado, el gasto público en infraestructura en estado estacionario, esta determinado por: G2 = γ (1 − β (1 − δ H ))( G − g ) c δ H β (1 − α ) + (γ + )(1 − β (1 − δ H )) y El gasto en infraestructura es una función creciente del parámetro de intensidad de uso de la infraestructura pública en la función de producción de bienes transables, y del nivel residual de gasto público sobre el nivel crítico de gasto que requiere el votante mediano para consumo. Además, un mayor ratio de consumo sobre producto de transables reduce el nivel óptimo de gasto en infraestructura. Tanto el nivel de gasto en educación como el nivel de gasto público en infraestructura, son una proporción del gasto público remanente del nivel imprescindible que es destinado a satisfacer al votante mediano. Esto puede sugerir que la solución de política sea maximizar el gasto público agregado (G) induciendo a un aumento ilimitado del gasto en educación e infraestructura y por ende a un aumento del consumo. Sin embargo, el problema descentralizado donde el sector público enfrenta al sector privado por problemas de presión tributaria, no esta representado en esta versión centralizada, por lo que el modelo no es completo en este sentido. Con este ejercicio no se pretende convencer al lector sobre la conveniencia de implementar una política fiscal de aumento ilimitado del gasto público agregado. Sólo se pretende poner el acento sobre la composición del gasto público, y en base a supuestos de complementariedad entre algunos rubros del gasto (como infraestructura y educación) y productividad privada, mostrar los peligros que existen de implementar una política de contención del gasto agregado. En este sentido, a continuación se presenta la evolución de algunos rubros del gasto fiscal. 30 Finalidades como % del Gasto 30 25 20 Salud 15 Cult. Edu y Ciencia infraestructu ra % 10 5 0 Año 1980 1983 1986 1989 1992 Finalidad como % del PBI 8 7 6 % 5 Salud 4 3 Cult. Edu y Ciencia Infraestructu ra 2 1 1994 1992 1990 1988 1986 1984 1982 1980 0 Año Como surge de los gráficos adjuntos, el gasto en infraestructura como porcentaje del gasto total, ha perdido peso relativo en todo el período de reformas desde la crisis de 198922. El rubro de educación presenta cierto incremento como porcentaje del gasto fiscal agregado23. Teniendo en cuenta que existe una reducción del peso relativo del sector 22 Deberían discriminarse los efectos de las privatizaciones de empresas públicas, ya que este efecto puede modificar las conclusiones. 23 El sector salud, de comportamiento similar al sector educación y ciencia y técnica, se presenta como referencia. 31 público en términos del PBI luego de la crisis antes mencionada, se observa que el recorte presupuestario es irregular a través de los diferentes rubros del gasto fiscal. Rubros como el de infraestructura terminan siendo los más castigados en períodos de políticas fiscales restrictivas, lo que atenta contra el crecimiento de producto (y del ahorro) en la transición al estado estacionario. Los gráficos muestran la flexibilidad del gasto en infraestructura versus la inflexibilidad del gasto en educación y salud. Los resultados parecen validar la relación que existe entre gasto fiscal agregado y gasto en infraestructura en el presente modelo. Por otro lado, la evidencia empírica contradice los resultado del modelo para el gasto en educación, el cual parece comportarse como un rubro con inflexibilidad a la baja respecto del gasto público total. Los motivos por los cuales estos resultados no validan completamente el modelo deben buscarse en la falta de optimalidad de las políticas de gasto público intertemporal, o bien a razones ausentes en el modelo. La falta de optimalidad en el nivel de gasto en educación puede ocurrir desde los comienzos de la serie presentada, y una política de congelamiento del gasto público total terminaría anulando la posibilidad de incrementarlo. Para verificar si las cuentas macroeconómicas del caso argentino son inconsistentes se desarrolla un análisis comparativo con algunas experiencias internacionales. Allí pueden observarse los puntos fuertes y débiles de la evolución posterior a la reforma implementada a partir de 1991. Sección V. Comparación entre el caso Argentino y algunas experiencias internacionales. En Cottani y Llach (1993) se realiza una comparación de las variables relevantes del análisis de ahorro interno y externo y crecimiento para el período de reforma económica de una serie de países. En este trabajo se analiza la evolución de la cuenta corriente, exportaciones, ahorro nacional bruto, inversión interna bruta, y tasa de crecimiento del PBI para Italia, Alemania, Japón, España, Corea, Taiwan, Chile, México, Bolivia y Argentina para una período comprendido entre tres años antes y seis años después de las reformas económicas implementadas en cada uno de estos países24. Debido a que a partir de 1993 24 Los años iniciales de reforma son: Italia, 1950; Alemania, 1950; Japón, 1950; España, 1959; Corea, 1964; Chile, 1974; México, 1988; Argentina, 1991; Taiwan, 1958. 32 el trabajo utiliza estimaciones para todas las variables mencionadas, la información que se presenta para Argentina a partir de dicho año fue actualizada utilizando los datos disponibles. Las Tablas completas se presentan en el Anexo. El primer gráfico que se presenta a continuación es una comparación entre la evolución de la cuenta corriente de Argentina y la evolución del promedio de cuentas corrientes de los países antes mencionados. Cuenta Corriente (% del PBI) 3,00 2,00 1,00 0,00 Promedio %-1,00 -2,00 -3,00 -4,00 Argentina Período El eje de abscisas presenta, primero, al promedio de los últimos tres años anteriores a la reforma. Luego, a cada uno de los tres primeros años de la misma. Finalmente se presenta un promedio de los tres primeros años y los tres años comprendidos entre el cuarto y sexto año posteriores a la reforma. La medida generalmente utilizada es la ponderación de la variable como porcentaje del PBI. El gráfico muestra que la cuenta corriente de Argentina ha sido más deficitaria que el promedio de países. Esto puede llegar a justificar la preocupación actual de algunos economistas que, al ver semejante desequilibrio, juzgan riesgosa la situación actual. No es la intención de este trabajo minimizar tal preocupación. Por el contrario, se intenta realizar un diagnóstico lo más cuidadoso posible, a la luz de esta comparación con otras experiencias. En este sentido, además de compararse al caso argentino con el promedio anteriormente mencionado, también se realiza una comparación con Chile y Corea. Estos casos particulares, aunque dispares, son de mucha ayuda para la comprensión del problema argentino. Esta comparación se presenta en el siguiente gráfico. 33 % Cuenta Corriente (% de PBI) 4,00 2,00 A rgentina 0,00 C o rea -2,00 C hile -4,00 -6,00 -8,00 Período Como se observa a partir de esta comparación, el caso argentino no parece mostrar que la economía estuviese necesariamente en una senda de desequilibrio intertemporal. La consistencia de la evolución intertemporal del Plan de Convertibilidad no puede ser examinada sólo a partir de la información hasta aquí presentada. Por el contrario, estos gráficos simplemente motivan la discusión. Para analizar la consistencia de un plan de endeudamiento creciente como el que está realizando la economía argentina, deben tenerse en cuenta otras variables que se analizan más adelante. La teoría económica no elimina la posibilidad de una plan de endeudamiento creciente. Sin embargo impone condiciones para que dicho plan sea exitoso. Entre estas condiciones se encuentran: 1) El plan de endeudamiento creciente sólo puede ser temporal. Cuanto antes comience el período de repago de la deuda, más probabilidades de éxito tiene el plan. Por fracaso se entiende que a la economía se le restringe el acceso al crédito internacional. Esto trae aparejado los problemas de eficiencia conocidos. 2) El plan de endeudamiento creciente debe estar "atado" a un proceso de inversión creciente y/o a un aumento de productividad creciente que aumenten las chances de repago. Por este motivo, un aumento del consumo interno financiado con endeudamiento sólo es consistente si se espera que la economía crezca lo suficientemente rápido como para poder enfrentar las obligaciones externas. 3) La inversión y/o aumento de productividad debe estar centrado en el sector de transables debido a que la deuda debe ser saldada (en el largo plazo), con 34 superávit de cuenta corriente. Sólo un aumento del producto de transables puede cubrir las necesidades de repago al sector externo y evitar una contracción traumática de la absorción interna, lo que o bien origina desempleo o una caída de salarios reales, dependiendo de la flexibilidad del mercado de trabajo en cada país en particular25. En el marco de estas condiciones de consistencia, se continúa con la comparación entre el caso argentino y las experiencias internacionales. Los siguientes gráficos presenta la evolución del ahorro interno para los casos que se analizan en esta parte del trabajo. Ahorro Nacional Bruto (% del PBI) 20,00 15,00 P ro m edio % 10,00 A rgentina 5,00 0,00 Período % Ahorro Nacional Bruto (% del PBI) 20,00 15,00 10,00 A rgentina C o rea 5,00 C hile 0,00 Período El ahorro doméstico como porcentaje del PBI en Argentina ha sido levemente inferior, tanto al del promedio de países, como al del de ahorro doméstico coreano en el período de reformas. Siguiendo a Lopez Murphy, Navajas, Urbiztondo y Moskovits (1996) los indicadores de ahorro para el caso argentino mejoran cuando se incorpora al análisis el 25 Esto depende de condiciones institucionales y culturales. 35 consumo de bienes durables. En todo el período de reformas, se ha producido un boom en el consumo de este tipo de bienes que no deberían ser considerados de consumo. Con la incorporación de los bienes de consumo durables al análisis, el nivel del ahorro argentino mejora sensiblemente. Otro indicador muy utilizado para analizar la consistencia de un plan de reformas es la inversión bruta interna como porcentaje del PBI. Estos se presentan a continuación: Inversión Interna Bruta (% del PBI) 25,00 20,00 % 15,00 10,00 P ro m edio 5,00 A rgentina 0,00 Período % Inversión Interna Bruta (% del PBI) 30,00 25,00 20,00 15,00 10,00 5,00 0,00 A rgentina C o rea C hile Período Al igual que los ratios de ahorro, los cocientes de inversión sobre PBI son muy similares ( aunque levemente inferiores) al promedio de los casos internacionales analizados y a Corea. Sin embargo este indicador favorece a Argentina en la comparación contra el caso chileno. Tanto el nivel y evolución de la inversión interna como del ahorro doméstico, no parecen presentar mayores problemas que los que enfrentaron otros países que han realizado reformas exitosos. Si bien la cuenta corriente en Argentina se presenta como más 36 amenazante que la del promedio de los casos contemplados, en el primer caso, la inversión y la productividad han tenido una evolución que aventaja al promedio en general. Esto puede verse en los siguientes gráficos. Tasa de Crecimiento del PBI 10,00 8,00 % 6,00 P ro m edio 4,00 A rgentina 2,00 0,00 -2,00 Período Tasa de Crecimiento del PBI 10,00 5,00 0,00 % A rgentina -5,00 C o rea C hile -10,00 -15,00 Período El caso Argentino presenta una tasa de crecimiento promedio mayor para los períodos comparados26. Hasta aquí, la consistencia general de la evolución de la economía argentina a partir de la reforma implementada en 1991 parece no encontrar grandes vallas. Si bien la cuenta corriente se muestra como una amenaza al plan de reformas, de la comparación internacional surge que los niveles de ahorro e inversión domésticos son similares a los niveles alcanzados por las experiencias exitosas. Por otro lado, la consistencia parece más robusta debido al fuerte incremento de productividad. 26 Esta conclusión se hace más sólida cuando se elimina de la muestra el año de la crisis de México. 37 Aparentemente, no se observa a la economía argentina siguiendo un sendero de desequilibrio. Las dos primeras condiciones para el éxito de la reforma parecen, al menos, no ser violadas. Sin embargo, como se argumenta a continuación, la tercera de las condiciones antes mencionadas, dista de ser satisfecha. Como fue mencionado, la suma de déficits de cuenta corriente por el período en que dichos déficits existan, más el stock de deuda externa presente deben ser honrados con superávits futuros. También fue mencionado que sólo se evitaría un período contractivo de repago si el sector de bienes transables de la economía crece lo suficiente para adecuarse al proceso de apertura. En este sentido, se presenta la comparación de la evolución de las exportaciones como porcentaje del PBI para los casos analizados. Exportaciones (% de PBI) 12,00 % 10,00 8,00 Promedio 6,00 Argentina 4,00 2,00 0,00 Período Exportaciones (% del PBI) 25,00 20,00 15,00 % A rgentina C o rea 10,00 C hile 5,00 0,00 Período En ambos gráficos se observa el motivo de la preocupación existente sobre la consistencia del plan de reformas implementado en 1991. Las exportaciones argentinas no 38 reaccionaron como en la mayoría del los países comparados. Esta ausencia de la manifestación de las exportaciones como motor del crecimiento pone una luz amarilla sobre la consistencia del sendero seguido por la economía. En definitiva, las variables macroeconómicas muestran un desarrollo similar a las relevadas de los casos de experiencias internacionales, sin embargo las exportaciones no cumplen con la tercer condición para el éxito de la reforma. Dado este diagnóstico, pueden encontrarse diferentes posiciones respecto de las alternativas de política económica que deberían ser implementadas en caso de no producirse el boom exportador necesario (crecimiento de exportaciones a un ritmo del 16% anual). Una posición sería la siguiente: debe revertirse el déficit de cuenta corriente y, para evitar fuertes contracciones de la absorción interna, tendrían que plantearse aumentos de la protección arancelaria a las importaciones, etc. La otro posición plantea que el boom exportador no es exógeno a la política seguida por el gobierno, y sería conveniente que el sector público asuma un rol activo en el desarrollo de las exportaciones. La ausencia de políticas activas por parte del Estado puede ser un motivo de estancamiento del proceso exportador, por la falta de infraestructura regional, altos impuestos al trabajo, escasa capacidad comercial de las representaciones en el exterior y la falta de estímulos adicionales para las pequeñas y medianas empresas exportadoras, sobre todo cuando esta políticas no demandan fuertes cantidades de recursos. Este último enfoque parece ser el acertado según surge de las comparaciones de las cuentas macroeconómicas argentinas con las experiencias internacionales, ya que el déficit de cuenta corriente que tienen las economías que sufren agudas reformas en sus modelos productivos, es consecuencia de la apuesta que los agentes económicos realizan sobre su sector de transables. Conclusiones. Como se desarrolla en la primer sección del trabajo, entre los determinantes del nivel de ahorro doméstico pueden citarse los factores que inducen a un mayor ingreso o bien a un menor consumo presentes. Entre los primeros se encuentran la edad promedio de la población económicamente activa, la percepción de los agentes económicos de un mayor 39 ingreso futuro (efecto riqueza), tanto por la estructura tributaria, como por las políticas comerciales internacionales, la estabilidad del marco legal, la eficiencia del gasto público que complementa a los factores productivos privados, etc. Entre los factores que inducen a un menor consumo presente se hallan la forma de la pirámide poblacional, la progresividad de la estructura impositiva, la incertidumbre macroeconómica, los incentivos impositivos a posponer consumo, restriciones de liquidez, la intensidad en el uso de la inflación como medio para obtner recursos, el sistema jubilatorio (reparto versus capitalización), factores culturales que hacen que las propensiones marginales y medias al consumo y las tasa de descuento subjetivas difieran aún entre países similares, etc. Desde el punto de vista empírico no existe una cuantificación precisa de la relación entre estos determinantes y el nivel de ahorro doméstico. En muchos casos, tal como el de la relación entre el sistema jubilatorio y el ahorro, no puede encontrarse siquiera si dicha relación tiene signo definido. Este debate empírico se traslada también al campo de la efectividad de la política económica como medio para incentivar el ahorro. Si bien existe acuerdo sobre la efectividad de la políticas fiscales sobre el ahorro, en general este tipo de políticas atentan contra la distribución equitativa del ingreso. El instrumento de política fiscal más potente, además de las políticas fiscales regresivas, es la forma de financiamiento del gasto público. Un financiamiento con impuestos versus a uno con deuda, incentiva el ahorro doméstico toda vez que los supuesto de la equivalencia ricardiana no se cumplen. Además el impacto redistributivo del gasto público forma parte del conjunto de instrumentos de política fiscal como mecanismo de incentivo al ahorro doméstico. El superávit fiscal es una fuente de incentivos al ahorro agregado doméstico. Si bien este instrumento parece ser de mucha eficacia para mejorar los niveles de ahorro presente, una política fiscal contractiva impacta de manera dispar sobre los diferentes rubros del gasto. Una política de este tipo puede deprimir el gasto en rubros como infraestructura y educación que complementan a los factores productivos utilizados en la producción de transables, lo que pone un techo al crecimiento y deja sin resolver los problemas del sector productivo (transable) de la economía. Este resultado termina siendo opuesto al buscado por el hacedor de política. Las políticas monetarias que reducen el spread del sistema financiero son efectivas 40 para incentivar el ahorro sí y sólo si el individuo promedio tiene elasticidad de sustitución intertemporal en el consumo. Esto depende claramente de parámetros culturales difícilmente modificables. Entre estas políticas se encuentra la regulación del sistema financiero, la política de esterilización, monetización, etc. Más allá del debate sobre la posibilidad de hacer política para incentivar el ahorro, el argumento del “ahorro para el crecimiento” no es una verdad tautológica. Si bien en países desarrollados se encuentra una fuerte relación entre ahorro e inversión, esta relación se debilita en el caso de economías Latinoamericanas, ya sea por razones de un menor riesgo macroeconómico, o por ser economías que no han alcanzado su estado estacionario. Además de este problema de la falta de identidad entre ahorro e inversión para estos países, la eficiencia de la inversión explica mucho del vínculo entre inversión y crecimiento, lo que debilita aún más la conclusión del ahorro como causal del crecimiento. Algunos trabajos empíricos, por el contrario, sugieren que la causalidad funciona de modo inverso, como si el ahorro se comportase como un bien superior, sobre todo cuando existen restricciones de liquidez para los países más pobres. La comparación del caso argentino con otras experiencias internacionales de reformas no acusan mayores problemas sobre la evolución del plan de convertibilidad. Tanto la cuenta corriente como los niveles de ahorro e inversión son similares al promedio de los casos de reformas analizados. Si bien las exportaciones son el punto débil del plan, la lectura que puede hacerse de este caso no implica necesariamente inconsistencia, aunque alerta sobre el tipo de políticas que deberían ser implementadas. Si bien un mayor ahorro doméstico ofrecería menores riegos en la transición, los déficits de cuenta corriente no parecen ser consecuencia de bajos niveles de ahorro domésticos sino de los magros niveles de exportación alcanzados. La política económica, en tal caso, debería estar orientada a este fin y no a modificar los niveles de ahorro, sobre todo cuando no existen instrumentos fiscales ni monetarios “viables”. La decisión sobre el ahorro es y debe ser una decisión de las familias. Sólo existe cabida para la política económica si existe una falla de mercado que la justifique. Seguramente pueden encontrarse infinitas razones a favor y en contra de la intervención pública para incentivar el ahorro de las familias, pero los trabajos empíricos sobre el tema 41 no consiguen ponerse de acuerdo. Por el contrario, se encuentran enfrentados en un debate que parece más ideológico que científico. Debido a que el argumento del “ahorro para el crecimiento” se halla jaqueado por la falta de vinculo entre ahorro e inversión, e inversión y crecimiento, las políticas fiscales que se diseñen para incentivar el crecimiento deben estar pensadas en el marco de un modelo de crecimiento sostenido. El ahorro público no necesariamente es una política pensada bajo este marco, si dicho ahorro implica restricciones de financiamiento para rubros del gasto público que son indispensables para aumentar la productividad del sector de bienes transables de la economía. Debe tenerse presente que el ahorro es un medio para alcanzar el objetivo de crecimiento, y no deben diseñarse políticas que aumenten los niveles de ahorro si estas políticas potencian los riesgos de alcanzar un crecimiento sostenido. 42 Bibliografía. Azariadis C. 1993. Intertemporal Macroeconomics, Blackwell Publishers. Barro R. J., and X. Sala-I-Martin. Economic Growth, McGraw-Hill. Bayoumi T. 1990. “Saving/Investment Correlations. Immobile Capital, Goverment Policy, or Endogenous Behavior?, IMF. Clawer R.W. 1967. “ A reconsideration of the microfundations of monetary theory”. Western Economic Journal 6 (December):1-8. Cooley T. F.1995. Frontiers of Business Cycle Research, Princeton University Press. Cottani J., y J.J. Llach. 1993. “Ahorro nacional, ahorro externo y financiamiento de la inversión durante la reforma económica: el programa en la Argentina”, Documento Nro.:4, ADEBA. De Gregorio J. and P. E. Guidotti. 1992. “Financial Develpoment and Economic Growth”, International Monetary Fund. Dixit and Pindick. 1993. Investment under uncertainty. MIT Press. Doooley M., J. Frankel and D.J. Mathieson. ”International Capital Mobility. What do SavingInvestment Correlations Tell Us?, IMF. Edwards S. 1995. “Why are Saving Rates so Different Across Countries?: An International Comparative Analisis”, Working Paper Series, NBER. Elías V.J. “Una nota sobre la elasticidad ahorro-interés”. Kotlikoff L. J. 1989. What Determines Savings?, MIT Press. Kydland, F. E., and E. C Prescott. 1977. “Rules rather than discretion: The inconsistency of Optimal Plans”. Journal of Polítical Economy 85:473-91. Kydland, F. E., and E. C Prescott. 1982.”Time to Build and Aggregate Fluctuations”, Econométrica 50:1345-70. Llach J. 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Cuenta Corriente como Porcentaje del PBI. Año/País t-1_t-3 t0 t1 t2 t3 t+1_t+3 t+4_t+6 Italia Alemania Japón España Corea Taiwan Chile México Bolivia Promedio Argentina -0,41 1,43 0,41 -1,98 -1,12 -0,90 -0,37 -0,54 2,05 2,10 2,77 2,30 1,90 1,18 4,35 2,18 1,31 -1,05 0,81 0,20 -1,29 -0,24 3,78 1,87 -0,09 1,85 -0,26 -1,43 -0,78 0,27 -2,76 -4,13 -2,20 -7,34 -2,83 -2,64 -6,78 1,50 -4,12 -3,13 -6,65 0,72 -1,43 -1,93 -2,95 -4,77 -3,22 -2,57 -4,33 -8,27 -8,62 -5,79 -7,56 -4,24 -0,95 -0,52 -1,04 -1,19 -2,29 -1,51 -2,39 2,28 0,30 -2,40 -2,90 -3,50 -2,93 -1,40 Exportaciones como Porcentaje del PBI. Año/País t-1_t-3 t0 t1 t2 t3 t+1_t+3 t+4_t+6 Italia Alemania Japón España Corea Taiwan Chile México Bolivia Promedio Argentina 6,41 7,75 10,34 7,99 7,95 8,76 8,12 8,48 12,16 12,30 12,54 12,33 14,73 3,04 7,55 8,98 7,37 6,55 7,63 8,41 3,80 4,23 7,22 6,45 5,88 6,52 4,75 2,00 3,61 5,84 6,62 7,20 6,55 9,07 9,00 10,47 12,72 11,51 14,01 12,75 17,18 9,79 19,46 22,00 21,46 16,35 19,94 17,18 12,96 12,01 11,13 11,12 9,60 10,61 12,24 9,57 11,75 10,47 10,36 10,86 13,59 7,41 9,24 11,35 10,59 10,05 10,66 11,63 9,38 6,38 5,32 5,06 5,53 5,30 7,74 Ahorro Nacional Bruto como Porcentaje del PBI. Año/País t-1_t-3 t0 t1 t2 t3 t+1_t+3 t+4_t+6 Italia Alemania Japón España Corea Taiwan Chile México Bolivia Promedio Argentina 16,95 18,68 17,86 14,53 16,02 16,14 18,85 22,26 24,81 25,47 24,81 25,03 26,79 27,59 29,87 32,73 28,06 23,06 27,95 25,90 21,81 18,65 22,74 23,96 24,31 23,67 23,92 13,38 13,37 15,42 19,12 18,18 17,57 19,62 7,60 7,50 8,80 11,40 11,60 10,60 13,17 6,23 18,55 6,29 14,28 10,30 10,29 12,21 20,40 19,05 19,63 18,85 19,24 9,19 12,55 5,09 6,26 5,49 5,61 6,50 15,39 17,83 17,04 17,99 16,72 17,34 18,37 18,33 14,40 15,50 16,60 17,11 16,40 17.53 Inversión Bruta Interna como Porcentaje del PBI. Año/País t-1_t-3 t0 t1 t2 t3 t+1_t+3 t+4_t+6 Italia Alemania Japón España Corea Taiwan Chile México Bolivia Promedio Argentina 16,18 17,26 17,45 16,51 17,14 17,03 19,22 22,80 22,76 23,37 22,04 22,72 24,90 26,41 25,51 30,55 26,75 24,12 27,14 25,70 23,10 18,89 18,97 22,09 24,39 21,82 24,19 14,81 14,15 15,15 21,88 22,30 19,78 26,95 9,57 9,80 11,60 14,20 14,30 13,37 13,87 45 9,06 21,20 13,07 12,78 14,42 13,43 18,86 19,68 20,48 21,56 21,80 21,68 11,77 16,88 13,37 14,87 11,28 13,18 10,75 16,32 18,55 18,28 19,36 18,75 18,91 20,56 16,05 14,64 16,70 18,20 19,90 18,27 18,80 Tasa de Crecimiento del Producto Real per Cápita. Año/País t-1_t-3 t0 t1 t2 t3 t+1_t+3 t+4_t+6 Italia Alemania Japón España Corea Taiwan Chile México Bolivia Promedio Argentina 2,72 5,73 5,11 3,86 6,94 5,29 4,36 11,11 12,50 4,44 6,38 7,72 7,46 6,70 1,38 9,05 -2,75 11,31 1,55 8,73 10,71 4,83 9,42 8,25 7,15 6,04 5,97 4,09 6,58 3,31 9,74 1,79 4,89 8,81 2,80 3,56 3,51 1,99 2,82 2,77 5,59 -3,63 -2,22 -0,74 -0,53 -14,36 1,20 1,82 1,98 7,99 1,61 -1,99 1,59 6,15 0,60 Fuente: Cottani y Llach, Documento Nro. 4 ADEBA, 1993. Carta Económica. 46 -4,68 -3,74 -4,30 -1,16 0,17 -1,78 0,31 0,90 3,14 2,20 4,68 4,66 3,77 5,03 -0,39 9,09 8,89 4,89 7,09 6,95 0,55 Gasto Sector Público Argentino En porcentajes del PBI. Finalidad y Función. 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 Salud 3,64 4,84 3,73 3,61 3,72 4,21 4,41 4,57 4,29 4,02 Cultura, Educación y Ciencia y Técnica. 3,32 3,37 2,5 2,78 3,34 3,5 3,79 4,13 3,71 3,35 Infraestructura económica 7,57 7,46 7,69 7,78 7,24 7,03 6,29 6,77 6,71 5,66 Erogaciones totales 32,1 36,11 32,19 29,05 28,61 32,08 31,34 33,12 29,76 27,58 Fuente: El Gasto Pùblico Social. Llach, Flood, Harriague, Gasparini y Velez. En porcentajes del Gasto total. Finalidad y Función. Salud Cultura, Educación y Ciencia y Técnica. Infraestructura económica 1980 1981 11,3 13,4 10,3 9,3 23,6 20,7 1982 11,6 7,8 23,9 1983 12,4 9,6 26,8 1984 13,0 11,7 25,3 1985 13,1 10,9 21,9 47 1986 14,1 12,1 20,1 1987 13,8 12,5 20,4 1988 14,4 12,5 22,5 1989 14,6 12,1 20,5 1990 4,23 3,32 3,64 25,3 1991 1992 1993 1994 4,19 4,15 4,22 4,3 3,3 3,42 3,53 3,83 3,25 3,06 3,08 2,15 26,5 27,18 27,54 26,45 1990 16,7 13,1 14,4 1991 15,8 12,5 12,3 1992 15,3 12,6 11,3 1993 15,3 12,8 11,2 1994 16,3 14,5 8,1 Ahorro Nacional Como Porcemtaje del PBI. País/Año 1980 1985 1990 1991 1992 1993 1994 1995 Argentina Bolivia Brasil Chile Colombia Costa Rica Ecuador El Salvador Guatemala Haití Honduras México Nicaragua Panamá Paraguay Perú Rep.Dominicana Uruguay Venezuela 22,7 13,1 30,8 16,7 22,5 11,7 28,3 13,4 16,6 9,6 14,9 20,1 -3,8 7,7 20,2 33,5 10,5 21,1 33,8 15,2 9,2 27,0 10,3 14,3 12,1 23,7 6,5 9,6 14,8 10,1 18,6 -7,4 10,7 14,8 19,3 18,9 10,5 24,7 17,1 8,7 22,0 24,5 19,9 16,3 14,4 8,4 10,6 13,8 16,2 18,8 0,8 12,2 19,6 19,5 20,8 12,8 27,2 15,6 11,1 21,3 25,3 23,0 19,4 16,2 11,2 13,5 12,5 18,6 16,8 17,0 4,5 18,3 20,8 20,2 13,9 20,1 15,3 7,9 21,9 26,4 25,4 21,3 18,9 14,9 11,9 12,7 18,0 15,9 -19,3 11,0 11,3 18,5 15,5 13,9 15,0 16,7 7,7 20,8 24,3 22,7 20,0 14,4 16,7 10,3 10,2 23,5 16,0 -12,0 15,7 7,8 19,9 21,3 13,1 14,0 18,1 12,1 21,9 27,6 26,0 20,4 15,3 19,1 10,6 11,7 26,2 15,6 -8,1 10,7 1,9 22,7 26,0 12,2 16,3 18,9 11,3 18,5 32,5 26,1 21,7 16,0 17,0 12,5 23,6 25,1 15,5 -3,3 20,2 4,1 23,6 32,5 13,9 16,7 Fuente: CEPAL Inversión Bruta Fija como Porcentaje del PBI. País/Año Argentina Bolivia Brasil Chile Colombia Costa Rica Ecuador El Salvador Guatemala Haití Honduras México Nicaragua Panamá Paraguay Perú Rep.Dominicana Uruguay Venezuela 1980 26,1 12,8 33,9 21,0 20,5 22,8 31,8 12,8 18,4 16,3 27,6 24,7 15,5 22,5 26,8 28,9 28,3 23,4 24,9 1985 16,0 11,1 24,1 17,6 19,1 17,6 20,5 11,8 11,5 18,8 19,6 17,8 21,1 15,2 19,2 19,6 20,9 9,6 19,3 1990 13,9 12,6 22,9 23,3 16,6 22,4 18,4 13,7 13,0 15,1 20,2 18,6 16,0 8,4 22,0 21,2 24,9 10,6 14,1 Fuente: CEPAL 48 1991 16,0 14,2 21,7 21,3 15,4 19,1 19,4 15,4 13,0 15,9 19,9 19,4 14,8 14,8 22,8 21,1 22,0 12,8 17,4 1992 19,3 15,7 20,2 24,3 16,6 21,7 20,0 16,9 16,1 12,1 23,7 20,9 17,0 19,5 21,0 21,9 25,7 14,0 20,9 1993 20,7 15,7 20,8 26,9 21,5 25,1 19,7 18,0 16,5 11,4 30,0 20,5 18,1 26,5 20,6 23,3 27,1 15,8 19,3 1994 22,9 14,2 22,2 26,8 24,0 21,9 19,7 19,1 15,3 11,4 29,8 21,4 21,7 27,6 21,0 27,0 27,6 15,4 14,9 1995 20,1 16,0 22,5 27,8 25,2 19,7 20,2 19,8 15,6 28,8 25,6 16,2 22,8 28,8 21,1 30,0 29,4 14,7 14,5