Protección especial en el acceso a la justicia para niñas, niños y adolescentes en situación de violencia sexual Manual para operadores del sistema de administración de justicia NIC 06.03.01 C397 2007 Centro Nicaragüense de Promoción de la Juventud y la Infancia Protección especial en el acceso a la Justicia para niñas, niños y Adolescentes en situación de violencia sexual / Centro Nicaragüense Promoción de la Juventud y la Infancia. --Managua, NI: Centro Dos Generaciones, 2007 47p.:il 1. VIOLENCIA SEXUAL 2. PROTECCION ESPECIAL 3. ACCESO A LA JUSTICIA - NIÑAS Y NIÑOS 4. SEXUALIDAD 5. SISTEMA JUSTICIAL 6. RUTA JURIDICA 7. MANUAL 8. NICARAGUA Esta es una publicación del Centro Nicaragüense de Promoción de la Juventud y la Infancia Dos Generaciones, con el apoyo técnico y financiero del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) Documento elaborado por: Licda. Ana Clemencia Teller Barquero - Abogada Licda. Martha Verónica Rosales Rivera - Psicologa Asesoría metodológica y revisión técnica: Msc. Reina Isabel Velázquez Dra. Cándida Sequeira Picado Edición: Lillian Levy Cuidado de edición: Lic. Walter Calderón Ramírez Programa de Comunicación Social Diseño, ilustración y diagramación: Harlem Aguilar M. Impresión: MultiGrafic - Telefax: 249 4797 Primera edición Enero del 2007 Impreso y hecho en Nicaragua Esta publicación puede ser reproducida parcialmente siempre y cuando se envíe un ejemplar de la publicación a nuestras oficinas. Centro Dos Generaciones Costado Oeste del Templo Mormón Reparto Las Palmas, Managua Apartado 3262 , Tel.: (505) 2664960 - 2664999 email: información@dosgeneraciones.org - noviolencia@dosgeneraciones.org - www.dosgeneraciones.org Sumario Presentación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5 I Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6 II Marco conceptual. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .9 1. Libertad, integridad y violencia sexual. . . . . . . . . . . . 9 2. Consecuencias y daños que ocasiona la violencia sexual. . . . . . .11 a) No todas las víctimas de violencia sexual reaccionan igual. . . . 11 b) La aparente ausencia de malestar psicológico. . . . . . . . . . . . .12 c) Alteraciones de la memoria. . . . . . . . . . . . . . . . . 13 d) Sexualidad y violencia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14 e) La ambivalencia afectiva. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .15 f) La “identificación” con el abusador o explotador. . . . . . . . . . . .16 g) Por qué se niegan a buscar ayuda. . . . . . . . . . . . 17 h) Las mamás. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .18 3. Los operadores del sistema judicial y el acceso a la justicia (policías, fiscales, jueces). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .19 III La ruta jurídica. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22 a) La Policía Nacional • Lo que espera la víctima (y su familia) de la Policía. . . . . . . . . . 27 • Aspectos a tomar en cuenta al atender a una niña, niño o adolescente. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28 • Aspectos a tomar en cuenta en lo organizativo. . . . . . . . . . . . . . 29 b) El Ministerio Público • Lo que espera la víctima (y su familia) de o del Ministerio Público. . . . 33 • Aspectos a tomar en cuenta en la etapa de la denuncia y la investigación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .34 • Aspectos a tomar en cuenta en la etapa de las audiencias. . . . .35 c) El Instituto de Medicina Legal (IML) y el personal forense. (Artículos 114, 115 y 116 del CPP) • Lo que espera la víctima (y su familia) cuando llega a valoración forense. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .39 • Aspectos a tomar en cuenta para el personal médico forense. . 40 • Aspectos a tomar en cuenta para las psicólogas forenses. . . . . 41 d) Los Juzgados Penales • Lo que espera la víctima (y su familia) cuando llega a los juzgados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .45 • Aspectos a tomar en cuenta al atender una niña, niño o adolescente .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .46 IV Bibliografía. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47 Protección especial en el acceso a la justicia para niñas, niños y adolescentes en situación de violencia sexual Presentación Estimada amiga y amigo: T ienes en tus manos el Manual “Protección Especial en el acceso a la Justicia para niñas, niños y adolescentes en situación de violencia sexual” el cual queremos compartir contigo, donde encontrarás aspectos importantes que consideramos deben ser tomados en cuenta en la actuación cotidiana como Operador del sistema de Administración de Justicia. El documento tiene como propósito contribuir a que las personas, particularmente las niñas, niños y adolescentes víctimas de violencia sexual, que acuden a las instituciones del Sistema de Administración de Justicia sientan que tienen una atención con mayor calidez y calidad desde una perspectiva de respeto a sus Derechos Humanos. La elaboración del manual es el resultado del trabajo del equipo interdisciplinario del Programa de Prevención a la Violencia y Protección Especial a niñas, niños y adolescentes del Centro Dos Generaciones; y el apoyo de funcionarios del Sistema de Administración de Justicia y de los Organismos No Gubernamentales quienes lo validaron y aportaron con sus conocimientos y experiencia. Para todos ellos nuestro especial reconocimiento. Mario Chamorro Ruíz Director Centro Dos Generaciones Protección especial en el acceso a la justicia para niñas, niños y adolescentes en situación de violencia sexual I. Introducción E l acceso a la justicia es un derecho humano fundamental consignado en la Constitución Política, donde se estipula que el Estado debe proteger a las personas —particularmente a las niñas, niños y adolescentes— que sienten que sus derechos están siendo vulnerados o amenazados. La Constitución Política, en sus artículos 27 y 71, y el Código de la Niñez y la Adolescencia, en su artículo 76(g), expresan que a los niños, niñas y adolescentes se le debe brindar protección especial ante diversas situaciones violatorias de sus derechos, entre las que se incluye el abuso sexual y la explotación sexual comercial. El acceso a la justicia es un componente del debido proceso, por tanto, se debe brindar atención a las personas, particularmente a las niñas, niños y adolescentes que acuden a las instituciones del Sistema de Administración de Justicia. Esa atención debe darse con calidez y calidad, lo que significa darle a su denuncia prioridad y agilidad, y desarrollar acciones que contribuyan a mejorar la efectividad y eficiencia del servicio que se les brinda. El Código Procesal Penal (CPP) ha abierto una puerta para la modernización e implementación ágil del proceso. En ese código se procura tutelar los derechos y los bienes jurídicos que han sido violentados. No obstante, a pesar de tener abierta esta puerta, varias investigaciones realizadas por organizaciones de la sociedad civil y del Estado, que trabajan con mujeres, niñas, niños y adolescentes en situaciones de violencia, continúan visibilizando la misma problemática, que antes de la entrada en vigencia del Código Procesal Penal, en lo que atañe a la procuración de justicia. En esas investigaciones se afirma que el cambio de procedimiento penal no basta para solucionar el problema, ya que en los procedimientos continúan prevaleciendo, por parte de los operadores del sistema, actitudes y prácticas rutinarias e individuales que propician que la niña, niño o adolescente y su familia vuelvan a vivir experiencias de impotencia, miedo, rabia, vergüenza, porque no sienten que se les brinde protección, o porque se duda de su testimonio, o porque se les obliga a relatar, una y otra vez, el hecho lesivo. Es decir, el sistema judicial las revictimiza. Por ello, es imprescindible que en la atención a estas denuncias se procure que exista celeridad, claridad y restitución de sus derechos, de modo que haya una verdadera pro “Aplicación del CPP y el derecho de acceso a la justicia”, Cenidh, 2004. Molina, Flores Yamileth: “Las implicaciones del Código Procesal Penal ante la violencia sexual contra mujeres, niñas, niños y adolescentes”, Centro Dos Generaciones. “Sistema de atención y protección especial para niñas, niños y adolescentes sobrevivientes de violencia sexual”. Dos Generaciones, Casa Alianza, Asociación La Amistad, Inprhu, Tesis, Xochiquetzal. Protección especial en el acceso a la justicia para niñas, niños y adolescentes en situación de violencia sexual curación de justicia. Es igualmente imprescindible que las personas que atienden situaciones de violencia sexual en la niñez, cuenten con la información y los conocimientos pertinentes acerca de los mecanismos, las dinámicas, las causas y las consecuencias de la violencia sexual en cualquiera de sus manifestaciones, de modo que puedan actuar de manera justa, y no de manera sesgada por las representaciones sociales que existen sobre las niñas, niños y adolescentes. También es imprescindible que las personas operadoras de la administración de justicia estudien, analicen y se apeguen al marco jurídico nacional e internacional vigente, para que puedan responder —con enfoque de derecho y de forma responsable, oportuna, coherente y pertinente— en defensa de los derechos humanos de niñas, niños y adolescentes. En la elaboración de este manual se han tomado en consideración las recomendaciones contenidas en investigaciones realizadas por organizaciones de la sociedad civil. El propósito es aportar elementos que propicien un cambio de actitudes y percepciones por parte de los operadores de administración de justicia —como son la Policía, el Ministerio Público, el Instituto de Medicina Legal, jueces, secretarios y demás personal jurídico— así como fortalecer sus destrezas y habilidades para el abordaje a niñas, niños y adolescentes víctimas de violencia sexual, de modo que este personal pueda crear un ambiente de seguridad, confianza, respeto, serenidad y paciencia, y dar prioridad a las acciones y diligencias que se deben realizar a fin de que los procedimientos resulten menos revictimizantes. Pretendemos que este manual sea un complemento a los protocolos y manuales de actuación vigentes en las instituciones del sistema de administración de justicia, y que sirva para que la atención sea respetuosa de los derechos de las personas que viven situaciones de violencia sexual, particularmente para las niñas, niños y adolescentes, y de esta forma contribuir a hacer realidad la política de protección especial definida en el Código de la Niñez y la Adolescencia. Me decían que no estaban, que venga mañana. Después, que venga tal día, o que mejor llame por teléfono. O a veces me decían que mejor ellos me avisarían, o que me mandarían un comunicado. Y todo esto lo hace a uno sentirse mal, uno sufre. Testimonio de una madre. Citado en: “Las implicaciones del Código Procesal Penal ante la violencia sexual contra mujeres, niñas, niños y adolescentes”. Centro Dos Generaciones. Marco Conceptual II. Marco conceptual 1. Libertad e integridad sexual La libertad y la integridad sexual son derechos humanos de todas las personas. Libertad es la facultad de tomar decisiones conscientes, sin que medie opresión física ni psicológica. Libertad sexual implica poder decidir cómo, cuándo, con quién y en qué condiciones mantener relaciones sexuales, sin presiones, coacciones, manipulaciones ni imposiciones, y contar con información para establecer las circunstancias en que se llevarán a cabo esas relaciones. Integridad sexual es disfrutar pleno reconocimiento y respeto a los propios sentimientos, pensamientos y comportamientos sexuales. La integridad sexual es parte intrínseca de la persona humana en su calidad de ciudadana con derechos y de persona única y diferente. Esta integridad bajo ningún pretexto puede ser vulnerada, disminuida, usada, manipulada ni comercializada. Violencia sexual son las acciones o actos que violentan la libertad e integridad sexual de las personas, es una violación de los derechos humanos. La violencia entraña un abuso de poder por parte de quien la perpetra, y se basa en una relación desigual —desigualdad que puede ser real o simbólica— en la que se procura el sometimiento físico, psicológico o económico de la víctima, sin considerar las consecuencias ni los sufrimientos que esto pueda generarle. La violencia sexual ocasiona graves traumas en las personas, particularmente en las niñas, niños y adolescentes, por el sometimiento sexual a que se les obliga mediante la fuerza física o psicológica, trastorna sus relaciones consigo misma (con su propio yo) y con las demás personas (en su socialización). Interfiere en el aprendizaje de su sexualidad, daña su auto-imagen y su amor propio, y genera confusión emocional y un profundo y duradero malestar psíquico. La violencia sexual se puede visibilizar a través de dos escenarios: uno es en los sitios que se consideran “más seguros” —como son el hogar, la familia, el vecindario, las amistades y las personas de confianza—, y el otro es en los sitios ajenos, como es la calle, los bares, donde el cuerpo de niñas, niños y adolescentes es convertido en objeto de consumo, de lucro y de compra-venta. Existen dos modalidades de violencia sexual: el abuso sexual y la explotación sexual comercial. Ambas modalidades pueden originarse en cualquiera de los escenarios antes mencionados. Velázquez, Reina Isabel: “Abuso sexual y explotación sexual comercial: Dos caras de la violencia sexual contra la niñez y la adolescencia”. 2001. 10 Protección especial en el acceso a la justicia para niñas, niños y adolescentes en situación de violencia sexual El abuso sexual se expresa en cualquier contacto sexual, directo o indirecto, con una niña, niño o adolescente cuya voluntad es sometida mediante el ejercicio y abuso de poder, ya sea por condiciones generacionales, económicas, de género, entre otras, es decir, por circunstancias en las que median diferencias de edad, de sexo, de fuerza, de conocimiento o de autoridad entre la víctima y el agresor. El abuso de poder es el elemento que permite al abusador obligar o inducir a la víctima a complacer sus propósitos sexuales, ya sea de manera encubierta (mediante engaños, promesas o seducción) o abierta (mediante presión, intimidación, amenaza, chantaje, fuerza física). La otra modalidad es la explotación sexual comercial, que es toda actividad en que una persona o un grupo de personas utiliza el cuerpo de una niña, niño o adolescente para sacar ventaja o provecho de carácter económico o sexual a partir de una relación de poder. En cualquiera de estas modalidades, las niñas, niños y adolescentes requerirán atención especializada, integral, interdisciplinaria e intersectorial. Es decir, las víctimas necesitan que se les garantice protección especial que “son las medidas que se aplican cuando una niña, niño o adolescente se encuentra en situación de alto riesgo, incluido el abuso sexual y la explotación sexual comercial e implica poner en resguardo la integridad de las niñas, niños y adolescentes, disminuir las amenazas y vulnerabilidades y garantizar procesos de integración social haciendo cumplir sus derechos en una lógica de desarrollo” . Esto implica brindarles protección, apoyo y orientación en los trámites de denuncia y del procedimiento a seguir, hacerles sentir que su relato es creíble e importante, que se les escuchará con todo respeto, y que la ley y el sistema judicial están para resguardar sus derechos. Saber esto les permite sobrellevar los procedimientos jurídicos. Por consiguiente, la protección especial consiste en la articulación de responsabilidades individuales e institucionales que asumimos de manera compartida, fortaleciendo las capacidades y los recursos, tanto materiales como humanos, que cada institución tiene asignados, sobre la base de una acción complementaria entre las acciones del Estado y de la ciudadanía; de modo que las niñas, niños y adolescentes que viven una situación de violencia sexual se sientan atendidos y protegidos como la ley y nuestra responsabilidad nos exigen. Cuando la niña o niño que ha vivido una situación de violencia sexual acude con su familia a las instancias del sistema de administración de justicia, su expectativa es que se Amador y Sequeira, “Intervención en crisis en casos de abuso sexual contra niños, niñas y y adolescentes”. Dos Generaciones, 1997. “Explotación sexual de niñas, niños y adolescentes en América Latina. Reflexiones sobre la práctica”. Oficina Internacional Católica de la Infancia, 1996. “Sistema de atención y protección especial para niñas, niños y adolescentes sobrevivientes de violencia sexual”. Dos Generaciones, Casa Alianza, Asociación La Amistad, Inprhu, Tesis, Xochiquetzal. Ídem Marco Conceptual sancione penalmente al agresor, pero además, que los procesos sean expeditos y que la atención esté exenta de mitos y prejuicios que pudieran empañar el abordaje. Asimismo, es necesario tomar en cuenta la individualidad de las personas, la condición generacional de las víctimas y las limitaciones económicas y de información que pudieran tener. La perspectiva para el abordaje de cualquier situación de violencia sexual es la defensa de los derechos humanos. Esto implica defender los derechos de las niñas, niños o adolescentes, actuar de manera respetuosa, ágil y oportuna y cumplir cabalmente nuestros principios éticos y procesales. 2. Consecuencias y daños que ocasiona la violencia sexual El abuso sexual y la explotación sexual comercial tienen graves consecuencias en la vida de niñas, niños y adolescentes. En ellas y ellos se pueden percibir indicios o manifestaciones muy evidentes a nivel físico, emocional o conductual; otros signos son menos perceptibles, pero no por eso menos graves. Las y los funcionarios del sistema de administración de justicia tienen el deber de conocer la información que les permita entender las consecuencias y daños que ocasiona la violencia sexual, para formarse criterios debidamente documentados acerca de la manera de abordar tales situaciones, durante los diferentes momentos del proceso en que se establece contacto con la víctima y con su familia. El peritaje de una especialista (psicóloga o psiquiatra) es de gran ayuda para entender el particular estado emocional de cada niña o niño, y la correlación de los signos y síntomas que presenta, con la situación de violencia sexual de que fue víctima. a) No todas las víctimas de violencia sexual reaccionan igual Las personas, particularmente las niñas, niños y adolescentes, reaccionan de diferentes maneras ante un hecho de abuso o explotación sexual, ya sea por su edad, por la valoración que tengan de sí mismas, por su capacidad para expresar lo que sienten y piensan, así como por la existencia o carencia de apoyo por parte de la familia y de la comunidad. Un factor que puede incidir en la reacción de la niña, niño o adolescente es la circunstancia misma en que ocurrió el abuso: si hubo o no hubo agresión física, si el agresor utili- 11 12 Protección especial en el acceso a la justicia para niñas, niños y adolescentes en situación de violencia sexual zó mecanismos manipulatorios, si es una persona de la familia o alguien de confianza, si el hecho ocurrió en la calle o en la casa, por ejemplo. A veces puede ocurrir que la niña, niño o adolescente no logra reconocer la situación como un abuso, sobre todo cuando la persona agresora es de la familia, o si recurrió a mensajes equívocos para perpetrar el abuso, por ejemplo: “Esto es sólo un juego, te va a gustar”. “Yo te quiero mucho”. “Yo te protejo”. b) La aparente ausencia de malestar psicológico La aparente ausencia de malestar psicológico (cuando vemos que la niña, niño o adolescente no parece estar triste, no llora, no muestra ansiedad) no significa que no sufrió daño. Este tipo de reacciones de aparente serenidad son un mecanismo que la mente emplea para sobrevivir al trauma, al miedo y a la indefensión producida por el abuso. Son una estrategia para enfrentar el día a día, para no desfallecer cuando ya sus intentos por poner límites fueron inútiles, cuando de nada le vale decir “ya no quiero”, “esto no me gusta”, “déjame en paz”. Esas reacciones tienen también una base fisiológica. Cuando las personas enfrentamos sucesos que representan una amenaza para nuestras vidas, nuestro organismo se vale de un mecanismo de protección que consiste en producir sus propios anestésicos. En el caso de una niña, niño o adolescente que ha vivido abuso sexual o explotación sexual comercial, un mecanismo para enfrentar el horror de lo vivido consiste en poner una barrera a sus emociones y sentimientos. Vemos entonces que la niña, niño o adolescente dice “no puedo llorar”, “no siento alegría, pero tampoco tristeza”, “a veces me da lo mismo”. Marco Conceptual Debemos reconocer la individualidad de las personas y las diferencias de temperamento. No todas las personas expresamos nuestros sentimientos de la misma manera. Por eso ocurre que algunas niñas y niños muestran reacciones que nos pueden parecer contradictorias o ilógicas, como por ejemplo, enojo, aparente calma, distraimiento, indiferencia, angustia, silencio, o risa. Hay que tener paciencia y dedicar el tiempo que sea necesario para que la persona pueda tranquilizarse y brindar su relato. c) Alteraciones de la memoria Debemos saber que las personas que han vivido violencia sexual pueden sufrir alteraciones de la memoria. Así por ejemplo, tal vez no logren recordar cuándo fue la primera vez que el abusador entró de noche a su cuarto, o cuántas veces ocurrió el abuso, o las frases que le decía. El mero recuerdo genera angustia, palpitaciones, opresión en el pecho, pánico, como si estuviera ocurriendo de nuevo. Entonces su mecanismo para sobrevivir es olvidar, sepultar esos recuerdos. Esta reacción ni siquiera es consciente; se produce por una reducción de una sustancia química que nos permite almacenar los recuerdos. Así es como la mente se defiende de lo que le resulta insoportable. En ocasiones el olvido o la falta de precisión en el relato pueden llegar a parecer incoherencia, o causar inquietud en los propios operadores de justicia, porque éstos están apremiados por la necesidad de disponer de todos los elementos que puedan demostrar la existencia del delito. Algunas niñas, niños y adolescentes pueden tener dificultad para ubicarse en el tiempo y en el espacio, de modo que no logran hacer un relato cronológicamente exacto de los hechos. Se debe tener paciencia con los niños y niñas al momento de la declaración. Hay que hilvanar poco a poco los detalles para la investigación y todos los elementos necesarios para llevar adelante la acusación. Se debe consultar con la psicóloga forense para tener mejores criterios y entender los comportamientos causados por el abuso. 13 14 Protección especial en el acceso a la justicia para niñas, niños y adolescentes en situación de violencia sexual d) Sexualidad y violencia Son incontables las consecuencias de la violencia en la sexualidad de las víctimas, en especial si son niñas, niños o adolescentes. Por ejemplo, se distorsiona la percepción del propio yo, la idea que tiene de sí misma. Las personas que han sufrido violencia se sienten sucias y avergonzadas. Se aíslan porque pierden la capacidad de confiar en las personas, o al contrario, a veces les basta un solo encuentro para que consideren a cualquiera como su gran amigo. En las niñas y adolescentes en situación de explotación sexual comercial es mayor la vergüenza asociada al abuso, porque la sociedad las censura. De ellas se dice que “están ahí porque quieren”, pero en realidad la gente no tiene ni la menor idea de su sufrimiento interior, de la falta de calor familiar, de los sentimientos de minusvalía que padecen cuando se dan cuenta de que están siendo utilizadas como meros objetos, expuestas a que su cuerpo sea invadido continuamente por personas extrañas que se aprovechan de sus carencias materiales y afectivas. Quienes han sufrido delitos sexuales suelen establecer relaciones distorsionadas con las demás personas, pues tienen dificultades para expresar afecto, para entablar intimidad emocional, para reconocer quién es confiable y quién no lo es. Por eso muchas adolescentes desconfían de las personas que las atienden en las instituciones, pues creen que toda la gente les va a causar daño. Se sienten avasalladas por el desaliento y la impotencia, y eso incluye la desesperanza ante la procuración de justicia. En consecuencia, cualquier dificultad en la ruta judicial va a reforzar esos sentimientos, y la persona estará desmotivada para continuar el proceso. Ante una denuncia de delito sexual, debemos: dar prioridad a su denuncia (no hacerle esperar mucho tiempo en los pasillos, no postergar la cita), brindar privacidad, (procurar que no haya otras personas en el local, que la puerta esté cerrada, que no haya interrupciones), inspirar confianza (escuchar atentamente a la persona, hacerle las preguntas necesarias sin censurarla, y no hacer gestos ni ademanes que demuestren desaprobación de lo que esta narrando), brindar protección (no permitir que el presunto agresor esté cerca de ella, o solicitar medidas de restricción para el agresor), mostrar una actitud respetuosa, sensible y comprensiva. Recuerde que la niña, niño o adolescente le está confiando algo muy íntimo, y que siente constante miedo al agresor, por tanto, de la actitud de usted dependerá en gran medida que lleve adelante el proceso de la denuncia. Marco Conceptual e) Ambivalencia afectiva La violencia sexual distorsiona la manera en que las personas se perciben a sí mismas. Distorsiona también sus relaciones y su manera de comunicarse con los demás. En consecuencia, la forma en que perciben la violencia que han vivido también está alterada. Muchas veces sus sentimientos son confusos y contradictorios. A esto se le llama ambivalencia afectiva: sus sentimientos fluctúan entre el amor y el odio. Por un lado, recuerdan que la persona que las abusa o las explota sexualmente les dice que les tiene cariño, les canta canciones, les compra lo que necesitan, las defiende cuando alguien más intenta agredirlas físicamente. Por otro lado, odian a esa persona cuando se dan cuenta de que las ha traicionado en ese amor y ha violentado sus derechos como ser humano, y cuando se percatan de que eso es un abuso. En ocasiones se culpabilizan a sí mismas de la situación violatoria, porque no logran dimensionar su desigualdad de poder con respecto a la persona agresora, ni tienen conciencia de la posición de desventaja en que se encuentran con respecto al abusador —por razones de edad, y en el caso de las niñas y las adolescentes, por su condición de género— a causa de la cosificación que se ha hecho del cuerpo femenino como objeto de placer. A ello se suma la condición de pobreza en que viven muchas de las niñas y niños que han sido sexualmente violentados. Es así que la violencia sexual tiene su raíz en el abuso de poder, a través de la dominación que los hombres ejercen por 15 16 Protección especial en el acceso a la justicia para niñas, niños y adolescentes en situación de violencia sexual causa de las condiciones desfavorables en que se encuentran las niñas, niños y mujeres. A ello se debe que un abusador o explotador sexual no necesariamente requiere de la fuerza física para cometer el acto de violencia, pues le basta su sola condición de hombre adulto para tener dominio sobre el cuerpo y sobre la voluntad de sus víctimas, para exigirles o inducirles a complacer sus deseos o sus mandatos. Así pues, una niña o una adolescente carente de afecto y con muchas privaciones económicas y de otra índole, que necesita protección y seguridad, que no conoce sus derechos, que carece de información sobre su sexualidad, que tiene de sí misma una imagen negativa y que ha asumido el mandato de sumisión que el sistema patriarcal impone a las mujeres, se encuentra en una situación altamente vulnerable con respecto a la persona agresora. Por eso es que ante el agresor siente que se anulan sus deseos, su voluntad, su dignidad, su palabra, y se convierte en objeto de chantaje y manipulación. f) La “identificación” con el abusador o explotador Por todo lo anterior, muchas veces sucede que las niñas, niños o adolescentes pueden llegar a sentir una “identificación” con el abusador o explotador. Esto ocurre, por ejemplo, cuando el abusador manipula sus sentimientos diciéndole “esto que hago es porque te quiero”, “soy la única persona que te entiende”. La confusión de sentimientos que sufre la niña, niño o adolescente conduce a su sometimiento, pues reduce su capacidad para reaccionar contra el abuso. La manipulación de sentimientos que el abusador hace con la víctima no debe ser motivo de sorpresa para el operador de justicia. Antes bien, debe escuchar el relato de la niña, niño o adolescente sin juzgarla, sin poner en duda su testimonio, sin culpabilizarla con comentarios o preguntas inadecuadas como podrían ser por ejemplo: ¿Por qué no gritaste? ¿Le diste motivo para que te siguiera? ¿Qué andabas haciendo en la calle a esa hora? Evite emitir censura sobre los sentimientos y las intenciones que manifiesta ante usted, o sobre su reacción ante el hecho delictivo. Procure no hacer comentarios o preguntas como estas: “No entiendo por qué lo querés, si te hizo un daño”. “Cualquiera en tu lugar hubiera hablado antes”. “¿Estás segura de que quieren poner la denuncia?” “¿Por qué no lo denunciase antes?” “¿Vos lo provocaste?” Marco Conceptual Para que el proceso penal se realice como es debido, es necesario brindar las condiciones necesarias: privacidad, agilidad en los trámites, obtención oportuna de pruebas, gratuidad, respeto a su testimonio, evitar reprogramaciones de sesiones y audiencias, dar información oportuna sobre los procedimientos y sobre los lugares a los que puede acudir después de la denuncia. Esto ayudará a que la persona sienta el amparo de la ley. Por eso es muy importante que la principal aliada (la madre) esté informada de lo que implica el proceso y el procedimiento. Debemos brindarle información clara, veraz y precisa, y explicarle la importancia de su colaboración. El acceso a la justicia no consiste solamente en lograr la sanción penal del agresor, sino en que el proceso sea ágil, expedito, con calor humano y desde un marco de respeto a sus derechos. Eso forma parte del amparo de la ley. g) ¿Por qué se niegan a buscar ayuda? Cuando una persona ha vivido violencia sexual —y más aún si es una niña, niño o adolescente— ve disminuida su capacidad para reaccionar, para evitar situaciones de riesgo, ya sea éste físico, psicológico, sexual o de cualquier otra índole. Esa experiencia traumática ha aniquilado sus propios poderes y distorsionado sus reacciones, por tanto, la impotencia y el desvalimiento se adueñan de su ser. En las situaciones de explotación sexual comercial no podemos esperar de ellas algo que no han aprendido, como es el cuido de sí mismas, o la presencia de ánimo para no exponerse a situaciones de peligro. Muchas veces esperamos, erróneamente, que las niñas y adolescentes que han vivido este tipo de violencia sepan protegerse a sí mismas, y olvidamos que si se rehúsan ante el agresor, o si se atreven a buscar ayuda, podrían quedarse sin comer ese día, o tendrían que dormir a la intemperie, o podrían quedar excluidas de su familia, —aunque en esa misma familia existan personas que les estén haciendo daño. También esperamos que de un día para otro se den cuenta de que estaban siendo abusadas, y olvidamos 17 18 Protección especial en el acceso a la justicia para niñas, niños y adolescentes en situación de violencia sexual que durante años han recibido información distorsionada y que han sido sometidas a un condicionamiento negativo. Esperamos que las adolescentes dejen de consumir tóxicos, y olvidamos que ese fue su mecanismo para escapar del miedo y el asco que les causaba el abuso. Esperamos que las adolescentes establezcan relaciones de respeto, que sepan poner límites, y olvidamos que desde niñas su sexualidad fue ultrajada, y por eso mismo no saben distinguir la diferencia entre cariño y abuso. Esperamos que las adolescentes busquen ayuda, y olvidamos que abrigan sentimientos ambivalentes hacia la persona que las abusa o las explota, y que una denuncia contra el agresor les causa más angustia y más culpa. La presencia de comportamientos contradictorios en la niña o adolescente no disminuye la responsabilidad del explotador. Lo que se está juzgando no es el comportamiento de la niña, niño o adolescente, sino los actos del presunto agresor. h) Las mamás A lo largo de la historia la violencia sexual se ha considerado un problema de orden privado. Cuando los perpetradores son parte de la familia —sobre todo cuando se trata del padre, el padrastro, el abuelo o un hermano de la niña— toda la dinámica familiar se altera. En tales situaciones la denuncia no suele ser inmediata, y muchas veces los operadores de justicia tienden a culpabilizar de esta situación a las madres. Debemos tomar en cuenta que: Desde la niñez las mujeres son educadas para el sometimiento. Las madres han recibido el mandato de reproducir, en la mente de sus hijas e hijos, la cultura imperante —que es de índole autoritaria. Las mujeres suelen carecer de recursos y de información para protegerse ellas mismas de la violencia cotidiana. A las madres se les atribuye la responsabilidad de velar por la “unidad familiar”, lo que implica “aguantarse” la violencia intrafamiliar. No obstante, la mayoría de las denuncias de violencia sexual son interpuestas por las madres. Durante la consulta psicológica relatan lo difícil que ha sido para ellas —y para su hija o hijo— decidirse a hacer la denuncia, por muchas razones: por no saber cómo hacerla, por temor a la reacción del agresor, Marco Conceptual porque están acostumbradas a soportar violencia, porque desconocen las leyes e instancias que les protegen, por evitarse la “vergüenza” de relatar los hechos, porque desconocen los procedimientos jurídicos, y muchas veces también porque no confían en el sistema judicial. Además, una vez iniciado el proceso y los trámites de rigor, sus temores y ansiedades aumentan, por la incertidumbre que entraña el procedimiento. En los interrogatorios, cada vez que tenía que visitar esos lugares, siempre me tenían que estar preguntando cómo habían sucedido las cosas, las fechas, las horas. Me hacían sentir mal, pero sin embargo, siempre manejé todas mis informaciones a como eran. Me sentía bien tensionada y a la vez con miedo, porque decía yo: “A la vez no voy a lograr hacer nada, y ¿voy a meterme a esto? ¿Y si no se logra hacer nada y me llego a encontrar con el señor que cometió los delitos, o se llegue a topar con mi hija, o me vaya a seguir o a querer hacer algo?” Yo siempre caminaba con un miedo... Madre de una adolescente 3. Los operadores del sistema judicial y el acceso a la justicia (policías, fiscales, jueces) La responsabilidad social de los operadores del sistema de justicia consiste en que el acceso a la justicia para las víctimas de violencia sexual sea una realidad cotidiana y apegada al enfoque de los derechos humanos, en el que se visualiza a las niñas, niños y adolescentes como sujetos de derechos. Nuestra manera de percibir y de interpretar las situaciones de violencia sexual es resultado de nuestra socialización, es decir, de las normas y costumbres que hemos aprendido en la vida cotidiana, tanto en la familia como en el sistema educativo y en nuestra vida social y profesional. Estos conceptos y preconceptos (prejuicios) se activan cuando nos encontramos en el campo laboral, y se combinan con nuestra subjetividad masculina o femenina, sentimientos maternales y paternales y también con nuestras emociones más profundas. Todo eso se conjuga para que reaccionemos de un cierto modo ante un hecho de violencia sexual. La sexualidad, en cualquiera de sus formas, es siempre un tema tabú. Cuando la sexualidad es violenta, se vuelve mucho más desconcertante y angustiosa. 19 20 Protección especial en el acceso a la justicia para niñas, niños y adolescentes en situación de violencia sexual Las mujeres y los hombres que trabajan en el sistema judicial no están ajenos a sentir esa perturbación y ese desconcierto. En consecuencia, sus reacciones estarán mediatizadas por: sus propias nociones sobre la violencia, los valores sexistas que hayan incorporado a su imaginario, los estereotipos de género, los mitos que hayan asumido como verdades, sus propios recuerdos íntimos. Estos son algunos ejemplos de reacciones estereotipadas, de prejuicios sexistas y de mitos que se asumen como verdades: “La madre es la responsable, porque no cuida bien a sus hijas” “Los hombres no pueden controlar sus deseos sexuales” “Las mujeres provocan a los hombres con su forma de vestirse” “Si anda de noche en la calle, es que anda buscando hombre” Además, todas las personas tenemos nuestras historias personales. Un funcionario no está exento de haber sufrido castigos, humillaciones, descalificaciones, rechazos. E incluso puede haber sido víctima de violencia sexual. Por eso, al momento de atender una denuncia de este tipo, pueden activarse muchos recuerdos, emociones muy profundas, sentimientos de rabia, pánico, deseos de venganza, a tal punto de llegar a involucrarse emocionalmente. O al contrario: por su propia historia personal, el funcionario puede incluso mostrarse insensible, o bien pone distancia porque ese es su mecanismo para no hacer contacto con su propio dolor. O se muestra indiferente porque los casos de violencia son tan cotidianos que se llegan a ver como “naturales”. Ante todo recordemos que somos personas, y que como seres humanos también nosotros podemos —o alguien de nuestra familia— ser víctimas de violencia sexual. Pero además de seres humanos somos figuras de autoridad, representamos la justicia, la ley, y en consecuencia, la víctima —sobre todo si es niña, niño o adolescente— tiene muchas expectativas acerca de nuestra actuación. Espera de nosotros el amparo de la ley. Debemos, pues, reflexionar sobre nuestras concepciones y prácticas al momento de atender una denuncia. Revisemos cuáles de esas prácticas pueden hacer que la niña, niño o adolescente o su familia se sientan todavía peor, es decir, revictimizadas. Sepamos reconocer el sufrimiento en los ojos de la persona que estamos atendiendo. Y hagamos nuestro mejor esfuerzo para que la justicia sea una realidad en la vida de esas personas. Pero esto no significa que vamos a echarnos sobre la espalda los problemas de las personas que atendemos. A este respecto, los operadores de justicia, hombres o mujeres, también deben identificar mecanismos de autocuido, para que el abordaje de estas Marco Conceptual situaciones no se convierta en una pesada carga emocional que termine perturbando su desempeño profesional. ¡Recuerde! Hay que informarse y actualizarse acerca de la violencia sexual, sus manifestaciones y secuelas, puesto que las víctimas esperan de usted una orientación para su atención emocional y su acompañamiento jurídico. Informarse significa buscar conocimientos que permitan entender el comportamiento de las personas que han sufrido delitos sexuales. Difícilmente una niña, niño o adolescente va a someterse a una situación tan compleja —como es la denuncia de un delito de violencia sexual— sin que el delito haya ocurrido realmente. El mero hecho de acudir a denunciar ya le provoca temor y vergüenza. Cuando el delito de violencia sexual contra una niña, niño o adolescente ha sido cometido por una persona de mayor edad, cualquiera que haya sido la situación en que ocurrió, el único responsable es el adulto. El trabajo de usted no es atender casos, sino personas que están viviendo violencia sexual. 21 22 Protección especial en el acceso a la justicia para niñas, niños y adolescentes en situación de violencia sexual III. La ruta jurídica En el Código Procesal Penal (CPP) están establecidos los procedimientos jurídicos que se deben emplear en cualquier tipo de delito o falta. Tales procedimientos se fundamentan también en marcos jurídicos como son el Código Penal y sus reformas, las leyes orgánicas de cada institución que forma parte del sistema judicial. Los procedimientos para brindar atención a las niñas, niños y adolescentes se complementan con otros instrumentos —como son los convenios y los tratados internacionales que la Asamblea Nacional ha ratificado— y los protocolos de atención. La ruta jurídica 23 POLICIA NACIONAL Policía Nacional En los artículos 222 y 223, el CPP estipula que la denuncia se podrá interponer verbalmente o por escrito, ante el Ministerio Público o ante la Policía Nacional. a) La Policía Nacional (artículos 112, 113 y 230 del CPP) La Policía está obligada a actuar en el marco de la ley en todas las denuncias, y deberá proceder a investigar cualquier hecho que pudiera constituir delito o falta, según el CPP. Esto se debe hacer con prontitud, sin retrasos y ágilmente. En los delitos de violencia sexual, además de la investigación, es primordial brindar seguridad, resguardo y una atención especializada a la niña, niño, adolescente y a su familia. Esto implica: evitar el contacto de la niña, niño o adolescente con el agresor; solicitar al Ministerio Público que el juez ordene la aplicación de alguna medida de restricción al agresor; remitir de inmediato la orden al Instituto de Medicina Legal o a un centro alternativo para que se le brinde a la niña, niño o adolescente atención psicológica y se le practique la valoración médico-legal; ser facilitador para que el derecho de acceder a la justicia sea expedito y ágil; garantizar el respeto a sus derechos humanos, en particular el derecho a su integridad física y emocional. También es muy importante, desde la lógica de la protección especial, que a la niña, niño o adolescente y a su familia se les mantenga informadas sobre la ruta jurídica a seguir. Esto implica decirles con exactitud el nombre y dirección del lugar donde se deben presentar para la realización de los exámenes, y también cuál es la instancia que formulará la acusación. Es igualmente importante llevar un registro desagregado por sexo y edad de la ocurrencia del delito, e identificar las opciones más pertinentes para cada situación. Lo que espera la niña, niño o adolescente (y su familia) de la Policía: Que se le atienda con prontitud y respeto. Que se le escuche y se le crea lo que está relatando. Contar su testimonio a una sola persona, preferiblemente de su mismo sexo. Que el lugar de la entrevista sea privado, es decir, que en el local no haya personas ajenas al caso, y que la puerta esté cerrada. Medida de defensa: según propuesta del “Sistema de atención y protección especial para niñas, niños y adolescentes sobrevivientes de violencia sexual”. Dos Generaciones, Casa Alianza, Asociación La Amistad, Inprhu, Tesis, Xochiquetzal. 27 28 Protección especial en el acceso a la justicia para niñas, niños y adolescentes en situación de violencia sexual Aspectos a tomar en cuenta... Al atender a la niña, niño o adolescente (y a su familia): Creer y respetar el testimonio de la niña, niño o adolescente y de la madre. Esto implica que el testimonio se debe transcribir con las palabras textuales que empleó la persona que sufrió la situación de violencia. Abstenerse de cuestionar o de poner en duda la veracidad del testimonio. Evite hacer comentarios o preguntas como éstas: ¿Por qué andabas vestida así? ¿Y tu mamá te da permiso? ¿Y si nada te hizo y vas a meter en un lío al pobre hombre? Tal vez estabas soñando que te abusó. ¿Segura que fue tu papá, o fue tu novio? Estas expresiones, dichas por usted, agudizan la crisis emocional que está sufriendo la persona y su familia. Explicar a la madre o acompañante en qué consistirá el proceso judicial y la ruta que se va a seguir. Use palabras sencillas y claras, evite la terminología jurídica. Anóteles en un papel las direcciones de las instancias adonde tendrán que dirigirse y el nombre del funcionario o funcionaria a los que podrán acudir. Explicar a la madre que debe hacer con prontitud los trámites que a ella le corresponden (visita al Instituto de Medicina Legal, por ejemplo) y tener lista la documentación que debe mostrar o entregar (acta de nacimiento, por ejemplo) y que esto ayudará a agilizar el proceso, especialmente en lo que concierne a la orden de captura del agresor, en que a ella le compete actuar. Policía Nacional En lo organizativo: Definir con antelación quién o quiénes son las personas responsables de atender estas situaciones en la institución. Cerciorarse de que esas personas estén bien informadas acerca de la dinámica de ocurrencia de la violencia sexual, el impacto en la vida de las niñas y las implicaciones jurídicas que hay en este tipo de delitos. Es importante que la institución tenga asignadas personas debidamente capacitadas para atender las denuncias de delitos sexuales, en especial cuando las víctimas son niñas, niños o adolescentes. Asignar locales que permitan la privacidad requerida para atender y recibir la denuncia, de modo que no le cause a la niña, niño o adolescente incomodidad, vergüenza o miedo. Registrar en el expediente los hechos y acciones de investigación realizadas. Un registro concreto, completo y explícito permite tener los elementos que necesita el Ministerio Público para la acusación. Recuerde que la orden de captura contra el agresor —o la convalidación de la misma— debe hacerse efectiva a la mayor brevedad y con las formalidades que la ley exige. Realizar las remisiones correspondientes al Instituto de Medicina Legal o a los centros alternativos autorizados y competentes para llevar a cabo la valoración y la atención física y psicológica. Explicarles en qué consiste el trámite y los exámenes que hará el forense. Hágales saber que esos exámenes pueden causarle incomodidad, pero que son necesarios, y que la niña o niño no estará a solas, sino en compañía de su madre u otra persona de su confianza; dígale también que el médico sabrá comprender su estado de ánimo. Recuerde: La adecuada tipificación de los delitos sexuales marca la pauta para priorizar el proceso de investigación. La información debidamente recopilada y ordenada es la base para que el Ministerio Público lleve a cabo la acción penal. 29 30 Protección especial en el acceso a la justicia para niñas, niños y adolescentes en situación de violencia sexual Protección especial en el acceso a la justicia para niñas, niños y adolescentes en situación de violencia sexual MINISTERIO PUBLICO 31 Ministerio Público b) El Ministerio Público (Artículos 89, 90, 248 al 252 del CPP) La legislación procesal establece que el Ministerio Público es la instancia que debe ejercer la acción penal en los casos de violencia sexual y cuando la víctima es una persona menor de dieciocho años, por ser este un delito de acción pública. El Ministerio Público tiene entre sus funciones y competencias la de representar en el proceso penal a la niña, niño o adolescente víctima de violencia sexual. Es decir, le compete llevar a cabo la acusación, por tanto, sus responsabilidades incluyen: La aplicación efectiva de medidas de defensa (estudiar el expediente, documentar acerca de la situación penal y sus consecuencias para explicar el daño provocado, preparar y argumentar la acusación, con todos los elementos necesarios); Solicitar medidas cautelares para la debida y real protección a las víctimas y testigos; Procurar la sanción penal del agresor (preparar con antelación la estrategia a seguir para el juicio oral y público); Instruir acciones de seguimiento para resguardar la integridad física y psicológica de la niña, niño o adolescente; Aplicar las leyes correspondientes, en apego a la legalidad y el respeto a los derechos humanos de las personas; Llevar un registro desagregado por sexo y edad de la ocurrencia del delito; Identificar las opciones más pertinentes para cada situación. Otro importante aspecto normativo, desde la lógica de la protección especial, es que se debe mantener informada a la niña o niño y a su familia sobre el desarrollo del proceso (en qué etapa del proceso judicial está, qué documentación o datos debe aportar para el juicio oral, adónde acudir para que reciba atención psicológica, a qué instancia recurrir en caso de hostigamiento por parte del agresor). ¿Qué espera la niña, niño o adolescente (y su familia) del Fiscal (Ministerio Público)? Atención respetuosa, sin juzgar, ágil y priorizada. Explicación clara, precisa, específica y oportuna sobre el proceso que se llevará a cabo tras su denuncia. Una representación en el proceso penal que haga sentir a la niña, niño o adolescente el amparo de la ley. Que Usted lleve preparadas las preguntas para los testigos y peritos, así como para la argumentación en el debate final. Que sea usted capaz de defenderla en caso de que los procedimientos o la actuación de la defensa sean indebidos. Artículo 51 del CPP y artículos 2 y 10 de la Ley Orgánica del Ministerio Público (346). 33 34 Protección especial en el acceso a la justicia para niñas, niños y adolescentes en situación de violencia sexual Aspectos a tomar en cuenta... En la etapa de la denuncia y la investigación: Es posible que el Ministerio Público sea la segunda instancia del sistema judicial a la que acude la niña, niño o adolescente y su familia, por tanto, el o la fiscal, como responsable del proceso de investigación, debe coordinar y articular —con auxilio judicial— el levantamiento de la información. Se deben agotar todos los medios de investigación para esclarecer los hechos, y procurar alternativas efectivas para la captura y detención del agresor y para el cumplimiento de la acción penal. Se deben asignar personas debidamente capacitadas para atender este tipo de denuncias. Antes de la entrevista con la persona que estamos atendiendo, se deben revisar cuidadosamente los detalles de la denuncia que se encuentran en el expediente, y completar el expediente con los hechos y acciones que hagan falta. Esto nos evita hacer interrogatorios repetitivos y someter a la niña, niño o adolescente a una situación emocional estresante. Evite cuestionamientos o juzgamientos a priori acerca de la veracidad del relato de la niña, niño o adolescente, (porque “no tienen los detalles” que usted cree necesarios); poner en duda su relato lesiona el estado emocional de la persona, y muchas veces trae como consecuencia el abandono de la causa, porque provoca miedo e inseguridad. Por eso es importante que, Usted fiscal, conozca la problemática de la violencia sexual para entender la situación en concreto que está atendiendo. Procure tipificar adecuadamente el delito cometido, pues de eso dependerá el debido juzgamiento del agresor. Verifique si se hizo la remisión correspondiente al Instituto de Medicina Legal o a los centros alternativos autorizados y competentes para efectuar la valoración física y psicológica. Si no se ha hecho, proceda a su envío. Explíquele a la madre o acompañante cuál es el trámite correspondiente, y pídale que lo mantengan a usted al tanto de los resultados. Ministerio Público Explicar con sencillez, a la madre o acompañante de la víctima, las etapas del proceso penal (investigación, acusación, audiencias, juicio oral y público), la duración en tiempo, las acciones e implicaciones que se derivan del caso, así como las coordinaciones que se mantendrán durante el proceso. Hágales saber que existen diversos fiscales que estarán a cargo del juicio, y explíqueles cuál es el trabajo de ellos en cada una de las etapas. Hágales saber que no necesitan un abogado privado, que usted será su representante legal, y que usted necesita contar con su disponibilidad para ciertas gestiones que amerita el curso del proceso. Para esto es importante: Anotarles las fechas y los documentos que necesitarán para la acusación. Anotarles dónde pueden localizar a las personas del Ministerio Publico que conocerán de su juicio (nombres, direcciones de las oficinas, etc.). En las audiencias: Al remitir los expedientes a las diferentes audiencias, cerciórese de que contengan la respectiva valoración o las debidas recomendaciones. Esto evita retrasos y acciones repetidas. Sirve además para que la fiscal se informe previamente sobre la denuncia, y en consecuencia, ayuda a que la niña, niño o adolescente confíe más en la fiscal que va a representarla en cada etapa. Con la debida antelación se debe diseñar una estrategia de defensa que contemple los derechos de la niña, niño o adolescente que se está atendiendo. Para esto es indispensable informarse bien acerca de las circunstancias específicas de la denuncia. Esto implica hacer una lectura previa y minuciosa del expediente, y preparar las preguntas para los interrogatorios. De este modo se evita la revictimización de la niña, niño o adolescente. Informarse debidamente proporciona mayores elementos para el desarrollo del juicio —como por ejemplo, para la integración del jurado, o para poder recusarlo sin causa10 haciendo preguntas como, por ejemplo: “¿Quién de ustedes, por su religión, está impedido de condenar al acusado?”. O bien en los debates finales, donde puede extenderse sobre las consecuencias que ocasiona el delito y demostrar su alegato sobre la base de las pruebas aportadas en la audiencia. Cerciorarse de antemano de que se hayan efectuado las citaciones y demás trámites para la comparecencia en las audiencias. Recuerde usted que las reprogramaciones o suspensiones de las audiencias generan en la niña, niño o adolescente inseguridad y angustia, y que podrían motivar que se abandone la causa. Brindarle a la niña, niño o adolescente las condiciones físicas y de seguridad adecuadas y pertinentes para su comparecencia en las audiencias. Por ejemplo, garantizarle que no asistirán personas ajenas al juicio, ni medios de comunicación, y que 10 Art. 296 del CPP. 35 36 Protección especial en el acceso a la justicia para niñas, niños y adolescentes en situación de violencia sexual el agresor no podrá acercársele. Asegurarle también que usted la defenderá ante las posibles agresiones del abogado defensor. Recuerde que la privacidad, la confianza y la seguridad física y emocional son cruciales y fortalecen el testimonio de la niña, niño o adolescente, por lo que debemos evitar expresiones que dejen traslucir las dificultades o angustias personales que podamos tener ante el juicio oral y público. Busque siempre alternativas y agote todos los medios a su alcance para el esclarecimiento y sanción del delito denunciado. Recuerde que en el proceso penal Usted representa la restitución de los derechos de la niña, niño o adolescente Protección especial en el acceso a la justicia para niñas, niños y adolescentes en situación de violencia sexual INSTITUTO DE MEDICINA LEGAL 37 Instituto de Medicina Legal c) El Instituto de Medicina Legal (IML) y el personal forense. (Artículos 114, 115 y 116 del CPP) El Instituto de Medicina Legal cumple una función auxiliar en el sistema de justicia penal. Tiene entre sus responsabilidades la realización, evaluación y diagnóstico de análisis médicos, tanatológicos, clínicos y de laboratorio, que puedan contribuir al esclarecimiento de un delito. En el proceso penal de los delitos sexuales, el dictamen médico-legal y la valoración psicológica son cruciales —aunque no son los únicos— para demostrar la comisión del delito. El dictamen aporta información necesaria y reveladora para formular la acusación y para demostrar, ante el jurado o el juez técnico, la culpabilidad del agresor y los daños ocasionados a la niña, niño o adolescente. Recuerde que usted es la persona que contribuirá, con su pericia, a que se esclarezcan los hechos y se haga una adecuada tipificación del delito imputado. Esto servirá para que la niña, niño o adolescente y su familia tengan una efectiva procuración de justicia. El examen físico-genital y la valoración psicológica permiten identificar signos de violencia, lesiones corporales o evidencias de penetración, para determinar si hubo violación, para detectar presencia de espermatozoides, para diagnosticar embarazo o enfermedades de transmisión sexual y para valorar la magnitud de los daños psicológicos que ocasiona este tipo de delitos. ¿Qué espera la niña, niño o adolescente (y su familia) cuando llega a la valoración médica forense o psicológica? Que se le dé explicación clara, precisa y concreta sobre el procedimiento a seguir (cómo se realiza el examen físico, la entrevista para valoración psicológica y los otros exámenes de laboratorio) y cuál es su importancia para el proceso judicial. Que se le atienda con prontitud, porque la espera prolongada causa ansiedad, desconfianza e incertidumbre. Que el personal que la atienda sepa respetar y tener paciencia ante sus temores, su vergüenza y su inseguridad. 39 40 Protección especial en el acceso a la justicia para niñas, niños y adolescentes en situación de violencia sexual Aspectos a tomar en cuenta... Para el personal forense: Es indispensable que el personal forense tenga al menos nociones teóricas sobre derechos humanos, leyes, enfoque de género, violencia intrafamiliar y violencia sexual, para entender la dinámica de este tipo de delito y así evitar emitir juicios o manifestar actitudes que puedan ser revictimizantes. Debido al conflicto emocional que presenta la niña, niño o adolescente, debe usted crear un ambiente de confianza y respeto. Debe, asimismo, darle una explicación concisa y clara de la exploración que tendrá que hacerle, y pedirle que si siente alguna molestia, recelo o incomodidad se lo haga saber. Dele tiempo para entender y aceptar el procedimiento. Desde el principio entable un contacto cordial y acogedor con la niña, niño o adolescente. Debe usted saludarle, mirarle a los ojos, llamarle por su nombre, iniciar una breve conversación para romper el hielo y ganar su confianza, sin abordar de entrada el tema del abuso. Para el personal médico forense: Lo mejor es que la persona que realice el examen sea del mismo sexo que la víctima. Recuerde que por lo general quienes sufren violencia sexual son niñas o muchachas, y en la mayoría de los casos los agresores son hombres. Explíquele, con palabras sencillas, en qué consistirá la exploración física, cómo se hará la revisión general, el procedimiento que seguirá en las diferentes áreas (para-genital, genital y extra-genital). Si dispone usted de láminas puede valerse de ellas. Instituto de Medicina Legal Explíquele la importancia de hacer la exploración lo más pronto posible, antes de que desaparezcan las señales. Procure que entienda que esto puede resultarle difícil, pero que es indispensable para el proceso penal. Si fuera necesario —por el estado de crisis en que suele estar la niña, niño o adolescente— reprograme la exploración, tomando en consideración los tiempos jurídicos. Hágale saber que durante la exploración no estará a solas con usted, sino en compañía de su mamá o su acompañante, además de una enfermera. Luego de explicarle lo anterior, pregúntele si está en disposición de que se le haga la exploración. Respete su respuesta y valide sus sentimientos al respecto. Puede decirle, por ejemplo: “Entiendo perfectamente que para vos esto es muy difícil”. “Es natural que sientas miedo; vamos a hacer unos ejercicios de respiración para que te tranquilices”. El diagnóstico debe ser integral. Debe incluir los resultados en el ámbito físicogenital, así como recomendaciones para la atención posterior al examen forense y para el tratamiento de los traumas y secuelas. En las comparencias de los juicios orales, el dictamen que usted emita debe ser concreto, preciso y en términos sencillos que resulten comprensibles para los miembros del jurado. Al mismo tiempo, debe usted basarse en criterios científicos. Por ejemplo, muchas personas no entienden lo que significa “vieja data”, es preferible que diga “de hace tiempo”, o alguna expresión semejante. Evite los términos de orden moral. Al decir que la niña o adolescente es “virgen” se está empleando un término que no es científico, sino moral, e implica censura. Eso podría minimizar ante el jurado el daño causado por el delito; en cambio, puede usted decir que “la paciente presenta hematomas o desgarros en el área genital”. Para las psicólogas forenses: En la entrevista para la valoración psicológica, hay que atender aspectos y detalles que posiblemente ninguno de los funcionarios ha abordado, como son los sentimientos y las emociones. Por eso es crucial que usted establezca un ambiente de confianza, privacidad y respeto. Cuide que su actitud corporal, su expresión facial y sus palabras sean cordiales y adecuadas para la edad de la niña, niño o adolescente, de modo que pueda tranquilizarse y confiar en usted. Demuestre su paciencia y comprensión. Respete sus silencios y sus titubeos, valide su llanto, permítale que se explique por sí misma. Procure no presionarla. Recuerde que tal vez este sea el primer contacto de la niña con una psicóloga. Procure prepararla para enfrentar el proceso que debe seguir, y para su encuentro con la psicóloga adonde la vaya a remitir. Explíquele también por qué usted no la va a seguir atendiendo. 41 42 Protección especial en el acceso a la justicia para niñas, niños y adolescentes en situación de violencia sexual El diagnóstico deber ser integral, es decir, debe contener los resultados de la valoración psicológica y recomendaciones para el tratamiento de los traumas y secuelas. En las comparecencias de los juicios orales, procure que su dictamen sea concreto, preciso y en términos sencillos y comprensibles para los miembros del jurado. Debe quedar claro y evidente cuál fue el daño causado por el agresor. Tenga usted presente que: ● La actuación de usted es determinante, pues en las situaciones de violencia sexual rara vez hay testigos. ● Está usted atendiendo a personas en alto grado de estrés. Procure que su manera de proceder no haga que revivan la violencia que sufrieron. Protección especial en el acceso a la justicia para niñas, niños y adolescentes en situación de violencia sexual JUZGADOS PENALES 43 Juzgados Penales d) Los juzgados penales Recuerde que, por lo general, la niña, niño o adolescente llega a los juzgados únicamente en la etapa del juicio oral y público, y es entonces cuando tienen su primer contacto con los funcionarios del juzgado. El o la juez y los funcionarios judiciales tienen la facultad y el compromiso de velar por que la niña, niño o adolescente tenga verdadero acceso al sistema penal de justicia, sin que se le revictimice y teniendo garantizado el respeto a sus derechos humanos, conforme a lo estipulado en la Constitución y en el Código de la Niñez y la Adolescencia. Así pues, la principal función de un juez es actuar como árbitro de esas garantías constitucionales, y por tanto, debe responder a las mismas. Asimismo, es importante, desde la lógica de la Protección Especial, mantener informada a la niña o niño y a su familia sobre el desenvolvimiento del proceso. ¿Qué espera la niña, niño o adolescente (y su familia) cuando llega a los juzgados? Que los jueces sean los garantes de que el proceso sea ágil, respetuoso y apegado a los derechos humanos. Que los procedimientos sean los más apropiados, de modo que no tengan que revivir la agresión. Que se le proteja debidamente y se le evite cualquier contacto con el agresor. 45 46 Protección especial en el acceso a la justicia para niñas, niños y adolescentes en situación de violencia sexual Aspectos a tomar en cuenta... Recuerde que cuando llega al juzgado, la niña, niño o adolescente ya ha pasado por la Policía, por el Instituto de Medicina Legal, por el Ministerio Público, por la psicóloga. En cada uno de esos sitios ha brindado su testimonio, y es como si cada vez tuviera que revivir todo el episodio. Procure, pues, no hacerla esperar, no hacerla llegar una y otra vez a todas las reprogramaciones de las audiencias. Es indispensable que la niña, niño o adolescente no tenga contacto con el agresor, ni con personas que le causen temor o vergüenza. Es probable que en su declaración le vengan a la memoria otros detalles del suceso, que inicialmente no estaban en el nivel consciente. Por eso debe permitírsele que acuda en compañía de la persona que haya estado con ella en el proceso de recuperación. Y usted como juez debe tomar en cuenta los nuevos detalles, que pueden contribuir al esclarecimiento del delito. Es importante estar muy alerta durante los interrogatorios que hagan la Defensa y el Ministerio Público, y objetar toda pregunta que sea inapropiada, irrespetuosa, incoherente, bochornosa o que desestabilice a la niña, niño o adolescente. No permita usted que se cuestione o se juzgue a priori la veracidad del relato de las víctimas. Recuerde que esto es facultad del jurado o del juez técnico, una vez evacuadas las pruebas. A la familia y al jurado, debe usted explicarles, con un lenguaje sencillo en qué consiste el juicio oral y público. “Hubo momentos en los que yo decía “Esto nunca se acaba; ya deseara que se terminara; ya no quisiera seguir en esta situación”. Siempre estaba pendiente de que la gente me iba a señalar, o que iba a señalar a mi hija, o que iba a ser un grave error. Yo quería estar enterrada, no saber de nada...” Testimonio de una madre “Ese día fue para mí algo muy horrible. No me sentía bien, y hubo momentos en que caí en crisis de llanto, porque tenerlo ahí, no me pasaba. Mis deseos eran agarrarlo y..., no toleraba estarlo viendo ahí...” Testimonio de una madre Bibliografía V. BIBLIOGRAFIA Constitución Política de Nicaragua. Código Procesal Penal de Nicaragua, Ley 406. Asamblea Nacional de la República de Nicaragua. Código de la Niñez y la Adolescencia, Ley 287. Asamblea Nacional de la República de Nicaragua. Velásquez Reyna y Sequeira Cándida: Revictimización, acceso a la justicia y derechos humanos. Dos Generaciones, Managua, Nicaragua, 2000. “Protocolo de actuación en delitos de maltrato familiar y agresiones sexuales”. Corte Suprema de Justicia, 2003. Molina, Flores Yamileth: Las implicaciones del Código Procesal Penal ante la violencia sexual contra mujeres, niñas, niños y adolescentes. 2005. 47