tema 8. funciones ejecutivas

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Neuropsicología
Funciones ejecutivas
Tema 8
TEMA 8
EL LOBULO FRONTAL Y SUS DISFUNCIONES: FUNCIONES EJECUTIVAS
I. PRINCIPALES DIVISIONES FUNCIONALES DEL LOBULO FRONTAL
II. CORTEZA PRECENTRAL
II.1.
Corteza Motora Primaria
II.2.
Corteza Premotora
III. CORTEZA PREFRONTAL
III.1.
Consideraciones Generales
III.2.
Función de la Corteza Prefrontal: Concepto de Funciones
Ejecutivas
III.3.
Sintomatología Disejecutiva
III.4. Características Principales de las tres áreas funcionales de la
Corteza Prefrontal
III.5. Impacto De Las Disfunciones Ejecutivas en las Actividades de
la Vida Diaria
IV. SÍNDROMES Y SIGNOS FRONTALES
V. REFERENCIAS Y FUENTES BIBLIOGRÁFICAS
Francisco Román Lapuente; María del Pino Sánchez López; María José Rabadán Pardo
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Funciones ejecutivas
Tema 8
I. PRINCIPALES DIVISIONES FUNCIONALES DEL LOBULO FRONTAL
En el cerebro humano, los lóbulos frontales abarcan todos los tejidos situados
por delante de la cisura de Rolando, o surco central. Esta área extensa, que
constituye
el
20%
del
neocortex,
está
formada
por
varias
regiones
funcionalmente distintas con una organización jerárquica bien estructurada. En
la base de la jerarquía nos encontramos con la corteza precentral (motora),
en la cual podemos distinguir dos niveles: uno encargado de la representación
y ejecución de los movimientos esqueléticos elementales (corteza motora
primaria) y otro relacionado con la organización secuencial de los diferentes
movimientos elementales que han de realizarse para conseguir un determinado
programa
de
acción
en
función
de
una
finalidad
concreta.
(corteza
premotora). El último escalón de la organización jerárquica lo tendríamos en
la corteza prefrontal, región encargada de la elaboración y ajuste de los
esquemas o planes de acción tanto a nivel esquelético como de lenguaje
expresivo (organización temporal de la conducta).
Francisco Román Lapuente; María del Pino Sánchez López; María José Rabadán Pardo
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Funciones ejecutivas
Tema 8
Los lóbulos frontales se encuentran conectados recíprocamente con las
cortezas temporales, parietales y occipitales, de las que reciben información
auditiva, visual y somatosensorial. Además,
están altamente inteconectados
con estructuras límbicas (hipocampo y amigdala), las cuales mediatizan el
aprendizaje y la memoria, el tono emocional y afectivo, la regulación
autonómica, el impulso y la motivación. Desde esta perspectiva, el lóbulo
frontal puede ser visto como un lugar en el que se integra la información del
medio externo e interno. Aunque determinadas porciones del lóbulo frontal
están implicadas en el procesamiento de la información sensorial olfativa y
gustativa, su función principal en relación a estos sentidos es mediatizar la
acción.
El output motor desde el lóbulo frontal se dirige hacia el tronco y la médula
espinal, constituyendo, a través de la vía piramidal, la única influencia cortical
Francisco Román Lapuente; María del Pino Sánchez López; María José Rabadán Pardo
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Funciones ejecutivas
Tema 8
sobre estas estructuras. Las regiones motoras y prefrontales del lóbulo frontal
se encuentran también conectadas mediante circuitos en paralelo con regiones
del estriado y el tálamo, regiones que se encuentran implicadas en los
procesos de regulación cognitiva, motora y conductual.
II. CORTEZA PRECENTRAL (MOTORA)
Como ya hemos indicado anteriormente, la corteza precentral podemos
dividirla en dos regiones con diferentes significación: la corteza motora
primaria, encargada de la representación y ejecución de los movimientos
esqueléticos simples o elementales y la corteza premotora relacionada con la
organización secuencial de los diferentes movimientos elementales que han de
realizarse para conseguir un determinado programa de acción en función de
una finalidad concreta. Forma parte de esta corteza premotora el área de
Broca (44 de Brodmann).
Tomada en conjunto, la corteza precentral (áreas, 4, 6 y 8) se caracteriza
citoarquitectónicamente por presentar una estructura agranular, presentando
una capa IV (granular interna) con una baja densidad de células granulares en
comparación con la densidad que se observa en las áreas sensoriales. El área 4
se caracteriza por presentar células piramidales gigantes o de Betz en la capa
V (piramidal interna), enviando sus axones al tracto corticoespinal o piramidal,
lo que permite que la corteza motora ejerza a un control directo en la actividad
neuronal del sistema motor esquelético.
II.1 Corteza motora Primaria
La corteza motora primaria se corresponde con el área 4 y algunas porciones
posteriores del área 6. Desde un punto de vista funcional, el área motora
primaria y el área somestésica primaria (áreas 3,1 y 2) están íntimamente
interconectadas, por lo que a ambas regiones en conjunto se les ha
denominado corteza somatomotora. Las proyecciones axonales de la corteza
somatomotora dan lugar a la vía piramidal, responsables de la regulación del
movimiento voluntario tanto grueso como fino. El área motora primaria, al
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igual
que
Funciones ejecutivas
Tema 8
la
somestésica,
contiene
una
representación
detallada
del
hemicuerpo contralateral, el denominado homúnculo motor.
Todas las zonas del homúnculo están interconectadas a través del cuerpo
calloso con las áreas homólogas contralaterales, a excepción de la mano y el
pie. La lesión de las áreas motoras primarias produce parálisis. Las lesiones
unilaterales dan lugar a hemplejia contralateral, pudiendo reaparecer los
movimientos gruesos pero no los finos tras la evolución de la lesión.
II.2 Corteza Premotora
Incluye la parte dorsal del área 6, la porción medial del área 6 (área motora
suplementaria), la región posterior de la 8 y el área 44. Mientras que la corteza
motora
primaria
proporciona
el
mecanismo
para
la
ejecución
de
los
movimientos individuales, la corteza premotora selecciona y coordina los
movimientos que deben realizarse.
Tomemos el siguiente ejemplo para ilustrar esta diferencia. Consideremos la
conducta de un perro descansando. En un momento determinado puede
levantarse como consecuencia de habérsele llamado, o por el contrario puede
levantarse sin ninguna razón aparente y pasearse. El primer movimiento se
realiza en respuesta a una señal ambiental específica, mientras que el segundo
se realiza en respuesta a un estímulo interno. La corteza premotora dorsal
funcionaría, principalmente, para elegir la conducta en respuesta a una señal
externa, mientras que el área motora suplementaria lo haría en ausencia de
señal externa. Una diferencia más entre el área premotora dorsal y el área
motora suplementaria reside en que el área premotora participa en el
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Funciones ejecutivas
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aprendizaje de un programa motor (ej. realizar una secuencia de movimientos
determinados con los dedos), el área motora suplementaria lo hace durante la
ejecución de una secuencia previamente aprendida. Este hecho sugiere que
durante la ejecución de un movimiento previamente aprendido se producen
señales internas, mientras que para el aprendizaje de un movimiento nuevo se
atiende a señales externas.
El inicio del movimiento, en ausencia de un estímulo externo que provoque la
respuesta, se ha relacionado con el área motora suplementaria, no existiendo
un cambio significativo en esta región, durante la evolución de los homínidos.
Este hecho, sugiere que no se ha producido tampoco un cambio en la forma en
la que se inicia el movimiento voluntario. Sin embargo, en dicha evolución, el
desarrollo del área premotora es mucho mayor que la del área 4, lo que estaría
indicando una ventaja evolutiva para la adquisición del aprendizaje de
secuencias de movimientos complejos.
En general, la corteza premotora (área 6 y área motora suplementaria)
proporciona la mayor cantidad de inputs a la corteza motora primaria,
modulando e influyendo en el control de los impulsos motores. Funcionalmente
está implicada en la programación de los movimientos, en el aprendizaje de
nuevos
programas
motores,
preparación
de
movimientos
guiados
por
estímulos externos y con la recuperación de respuestas asociadas a estímulos
sensoriales específicos. La lesión produce movimientos lentos e incoordinados,
dificultades en la alternancia del movimiento, alteración de la coordinación
bimanual y agrafia. Aunque la lesión de la corteza premotora no produce una
parálisis
duradera,
al
principio
de
la
misma
se
observa
mutismo
y
pseudoparálisis y, es posteriormente cuando aparece la alteración en la
capacidad para realizar patrones motores secuenciados.
En el área 8 (y porciones de la 6 y 9), se encuentra el campo ocular frontal, el
cual recibe proyecciones de la corteza visual primaria (17) y secundaria (18 y
19), de las áreas de asociación visual multimodal (20) y del área de asociación
auditiva (22). El campo ocular frontal desempeña una función importante en la
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Funciones ejecutivas
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mirada y focalización voluntaria de la atención visual, siendo su función básica
la de la coordinación oculomanual (dirigir el movimiento de los ojos en relación
al movimiento que vamos a ejecutar con la mano). El movimiento ocular puede
realizarse en función de un estímulo externo o interno. Su lesión ocasiona
enlentecimiento en el rastreo visual, inatención y localización incorrecta de los
sonidos. Como consecuencia de estos déficits, se pueden producir trastornos
perceptivos debidos, fundamentalmente, a la falta de rastreo visual.
Los patrones de conexión que tienen lugar entre las áreas 6 y 8 con otras
cortezas sensoriales y frontales dan lugar a dos sistemas paralelos para el
control
del
movimiento:
un
sistema
somatomotor
(relacionado
con
el
movimiento de los miembros y el cuerpo en el espacio) y otro visomotor
(relacionado con la orientación de la cabeza y los ojos hacia el ambiente).
SISTEMA SOMATOMOTOR
(Controla los movimientos de los miembros y
el cuerpo en el espacio)
Areas de asociación
somatosensoriales parietales
Area premotora
(área 6)
SISTEMA VISOMOTOR
(Orienta la cabeza y los ojos hacia el
ambiente)
Areas de Asociación Visual
(Occipital / Parietal)
Campo Ocular Frontal
(área 8)
Areas de Asociación Auditiva
(Temporal superior)
III. CORTEZA PREFRONTAL
III.1 Consideraciones generales
La corteza prefrontal ocupa la mayor porción de los lóbulos frontales. Se divide
en tres regiones funcionalmente distintas: corteza prefrontal dorsolateral,
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Funciones ejecutivas
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corteza prefrontal medial o paralímbica y corteza prefrontal orbital (más
adelante explicaremos las características funcionales de tales regiones).
Respecto a la distribución de las áreas frontales según los territorios
vasculares, debemos mencionar que el córtex dorsolateral está esencialmente
irrigado por la arteria cerebral media y el córtex orbital y medial por la arteria
cerebral anterior. Así, los grandes infartos de la arteria cerebral media
izquierda
que
causan
afasias,
producen
también
alteraciones
motoras,
premotoras y prefrontales.
La corteza prefrontal es una de las últimas regiones de la neocorteza que se
desarrolla, tanto a nivel filogenético como ontogenético. Alcanza su máximo
crecimiento en la especie humana. Durante el desarrollo ontogenético, la
corteza prefrontal, es la última región en alcanzar la mielinización de sus
proyecciones aferentes, eferentes e intrínsecas. Así mismo, también es la
última en alcanzar la madurez teniendo en cuenta otros criterios tales como el
número y volumen de sus células y el tamaño y número de sus espinas
dendríticas. En humanos, la madurez de la corteza prefrontal no se alcanza
hasta la adolescencia tardía. Este largo proceso de desarrollo está relacionado
con la lenta maduración de las funciones cognitivas asociadas a la corteza
prefrontal, entre las que se incluyen todas las actividades cognitivas que
caracterizan a la especie humana, especialmente el razonamiento abstracto y
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el
lenguaje
Funciones ejecutivas
Tema 8
hablado.
principalmente,
por
el
Estas
cortex
actividades
dorsolateral
se
del
encuentran
lóbulo
organizadas,
frontal,
el
cual
experimenta un crecimiento relativamente mayor, tanto filogenético como
ontogenético, que la corteza prefrontal orbital y medial.
Otra característica del lóbulo frontal es su escasa lateralización. Dado que el
córtex asociativo temporal y parietal está claramente lateralizado, sería
también de esperar que lo estuviese el lóbulo frontal; sin embargo, las
asimetrías en los tests frontales son, en el caso de existir, cualitativa y
cuantitativamente escasas. Cabe resaltar a este respecto, el hecho de que
mientras las lesiones unilaterales pueden tener efectos discretos o nulos en
una determinada función, las bilaterales son capaces de anular totalmente
estas mismas funciones.
La región prefrontal de la corteza cerebral es la zona más interconectada de
todas las regiones neocorticales. Recibe fibras aferentes de tronco, hipotálamo,
sistema límbico (amigdala e hipocampo), tálamo (especialmente de los núcleos
anteriores y dorsomedianos) y de otras áreas neocorticales, especialmente de
la corteza de asociación postrolándica:
-
Los inputs procedentes del tronco, hipotálamo y sistema límbico hacia la
corteza prefrontal llevan información procedente del medio interno. Las
aferencias hacia la corteza prefrontal procedentes del sistema límbico
integran las funciones límbicas con la conducta neocortical. Así mismo a
partir de las conexiones aferentes procedentes del sistema límbico,
estructuras diencefálicas, hipocampo y amigdala, la memoria a corto y
largo plazo alcanza la corteza prefrontal y se integra en el control de la
conducta. Los inputs procedentes desde el hipocampo son esenciales
para la formación de la memoria motora. El sistema límbico, vía lóbulo
temporal, se encuentra bajo la influencia de la acción neocortical y, al
mismo tiempo, la actividad neocortical alcanza la corteza prefrontal
directamente mediante fibras de asociación. Este hecho implica que la
corteza prefrontal establece una representación de la emoción y la
motivación en un contexto social y cognitivo y, a través de las
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Funciones ejecutivas
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conexiones eferentes adapta el control sensoriomotor neocortical de la
conducta al contexto emocional y social.
-
Los inputs procedentes de la corteza posterior (postrolándica) están
implicados en la integración sesoriomotora a nivel superior.
-
A través de las proyecciones eferentes desde la corteza prefrontal hacia
ganglios basales, estructuras mesencefélicas y núcleos del puente se
ejerce una influencia sobre el sistema motor.
-
Desde la corteza prefrontal se proyectan fibras eferentes hacia todas las
regiones de las cuales recibe aferencias.
III.2 Función Del Lóbulo Prefrontal: Función Ejecutiva
El término funciones ejecutivas hace referencia a las capacidades de la persona
para establecer nuevos patrones de conducta y reflexionar sobre ellos. Las
funciones ejecutivas se requieren, principalmente, en situaciones novedosas o
no familiares, en donde la persona no sabe exactamente qué es lo que tiene
que hacer o cómo hacer algo. Están íntimamente relacionadas con la búsqueda
de la conducta más adecuada cuando las conductas previamente establecidas
no resultan útiles o apropiadas. Así, estas funciones estarían haciendo
referencia a un amplio rango de capacidades adaptativas tales como la
creatividad o el pensamiento abstracto, la introspección y todos aquellos
procesos que permiten al individuo analizar lo que quiere, como puede
conseguirlo y como puede establecer el plan de actuación más adecuado para
su consecución.
Probablemente, no existe ninguna actividad, excepto aquellas más rutinarias,
en la que no se encuentren implicadas las funciones ejecutivas. Aunque por el
momento no esté suficientemente aclarado el solapamiento que pueda existir
entre los diferentes procesos incluidos dentro del término funciones ejecutivas,
el englobar dentro de un mismo concepto a diferentes procesos proviene de la
consideración
de
que
todos
ellos
se
encuentran
relacionados
con
el
funcionamiento del lóbulo frontal, operando en conjunto como una capacidad
“supervisora” o “ejecutiva” sobre el resto del cerebro.
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Funciones ejecutivas
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Kolb y Wishaw, en 1999, ejemplifican de la siguiente manera el concepto de
función ejecutiva:
“Imaginémonos el siguiente escenario. En el último momento usted invita a
sus amigos a cenar en su casa. No tiene nada para preparar la cena, por lo que
debe de salir a comprar después de terminar su trabajo a las 5 de la tarde.
Antes de marcharse prepara una lista con las cosas que tiene que comprar. Va
muy pillado de tiempo. Tiene que hacer la compra, llegar a casa y preparar la
cena antes de que lleguen sus invitados. Las cosas que tiene que comprar no
están todas en el mismo supermercado, por lo que tiene que establecer un
plan eficiente sobre la ruta que debe realizar. Además, cuando entre en el
supermercado no debe distraerse comprando cosas que no necesita o
saludando a amigos o conocidos que se encuentre en el camino. La tarea que
se ha impuesto es la de comprar lo que necesita en el menor tiempo posible,
sin distraerse y evitando cualquier situación que le quite tiempo. La persona
con una lesión frontal tendría dificultades para conseguir los objetivos. La tarea
exige: a) Planificar la conducta futura y seleccionar la más adecuada entre
diferentes posibilidades, b) En vista del poco tiempo del que se dispone deben
ignorarse estímulo que no son significativos y persistir en la conducta eficaz, c)
Saber en que tiendas hemos entrado y lo que hemos comprado ya.”
Los requerimientos que exige la tarea que acabamos de indicar pueden
describirse en términos de organización temporal de la conducta, y es esta
función general temporal la que podría considerarse que subyace al concepto
de “función ejecutiva”.
III.3 Sintomatología disejecutiva
Los síntomas disejecutivos son amplios y variados, pudiendo encontrarnos con
cierta frecuencia los siguientes: Pobre pensamiento abstracto, impulsividad,
confabulación, dificultades de planificación, euforia, deficiente secuenciación
temporal, falta de insigth, apatía, desinhibición social, motivación variable,
afecto superficial, agresión, falta de interés, conducta perseverativa, inquietud,
dificultad
para
inhibir
una
respuesta,
disociación
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del
conocimiento,
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Funciones ejecutivas
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distractibilidad, toma de decisiones deficiente e indiferencia hacia las normas
sociales. En algunos pacientes también pueden aparecer conductas de
utilización y el síndrome de la mano ajena. Esta sintomatología no siempre
aparece junta en un mismo paciente, pudiendo presentarse unos síntomas y
no otros. En este sentido hay que tener en cuenta que cuando se indica que un
paciente presenta una sintomatología disejecutiva, de ninguna manera se está
queriendo decir que presenta todos estos síntomas, sino algunos de ellos. Sin
embargo, no es infrecuente en la práctica clínica identificar pacientes con
determinados clusters de unos síntomas y no de otros. La razón a este hecho
obedece a que las lesiones en diferentes regiones de la corteza prefrontal
están asociadas a ciertos grupos de síntomas, aunque esta asociación no es del
todo absoluta, ya que la sintomatología mostrada por un paciente depende de
la localización, extensión y profundidad de la lesión. Estas asociaciones han
conducido a la conceptualización de tres síndromes prefrontales, relacionados
con las funciones principales de las distintas áreas que componen la corteza
prefrontal: dorsolateral, orbital y medial.
El síndrome prefrontal dorsolateral con déficit neuropsicológicos que
incluyen un decremento de la fluencia verbal y de dibujos, anomalías en la
programación motora, afectación de la capacidad de cambiar de actividad o
estrategia, reducción de la memoria de trabajo y aprendizaje asociativo, y
dificultades
en
la
resolución
de
problemas
complejos.
El
síndrome
orbitofrontal, que comporta alteraciones de la inhibición, cambios en la
conducta social e irritabilidad, y el síndrome del cingulado anterior, que
supone apatía o disminución de la motivación e iniciativa. A continuación
detallamos las principales características funcionales de cada una de estas
regiones:
III.4. Características Principales de las tres áreas funcionales de la
Corteza Prefrontal
CORTEZA PREFRONTAL DORSOLATERAL: ORGANIZACIÓN TEMPORAL
DE LA CONDUCTA
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La corteza prefrontal dorsolateral es considerada como la región cortical que
permite el uso del conocimiento cognitivo. Es una región de asociación
polimodal. Incluye las áreas 9, 10, 11, 45, 46, 47 y zona anterior del área 8 de
Brodmann
La corteza prefrontal dorsolateral propicia la interacción inicial entre la
información sensorial procesada y el input límbico-paralímbico, lo que explica:
-
Que el humor y los impulsos modifiquen las impresiones sensoriales, así
como que el pensamiento y la experiencia influyan en el humor.
-
Que su activación no dependa tanto de las cualidades sensoriales como
de la significación conductual del estímulo. Así, pueden presentar una
respuesta intensa a un elemento cuando es contingente a un refuerzo,
dejando de activarse ante él cuando se asocia a un resultado neutro o
aversivo, siendo éste el principio del aprendizaje asociativo.
Estudios actuales sobre neuropsicología y fisiología consideran que la corteza
prefrontal es la encargada de la organización de la conducta en el aspecto
temporal, siendo esencial para la secuenciación del comportamiento, incluido el
habla y el razonamiento lógico En esta región de la neocorteza, especialmente
en la porción dorsolateral, es donde tiene lugar la representación y formación
de los planes de conducta bajo la influencia y control de inputs procedentes del
sistema límbico (especialmente amígdala e hipocampo), de la neocorteza
posterior y del tronco del encéfalo
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Funciones ejecutivas
Tema 8
Para que la conducta llegue a organizarse temporalmente en la ejecución del
plan de acción, se tiene que dar en el organismo dos aspectos:
-
El organismo tenga la capacidad de establecer contingencias en el
tiempo. Es decir, para que se forme una estructura temporal de
conducta se necesita que el organismo tenga la capacidad de anticipar o
predecir el futuro y, por tanto que pueda realizar las siguientes
operaciones lógicas: “si ahora es esto, después será lo otro” y “si antes
es esto, después será lo otro”. Este tipo de operaciones se aplica tanto al
pensamiento, como al habla o a la conducta motora esquelética. En el
mono se han identificado neuronas que parecen predecir acciones
futuras, al menos a corto plazo, lo que sugiere la existencia de
mecanismos en la corteza prefrontal dorsolateral tanto para evocar el
futuro como para preparar al sistema motor (corteza premotora, ganglios
basales
y
sistema
piramidal)
hacia
esas
acciones
futuras.
Estas
descargas observadas en el mono presentan un paralelismo con la
función que la corteza prefrontal humana tiene en la elaboración y
ejecución de los planes de acción. La persona con una alteración en la
capacidad de establecer contingencias temporales depende de señales
ambientales para llevar a cabo su conducta, conducta que no se
encuentra
ambientales
regulada
que
por
le
el
conocimiento
rodean
(conducta
sino
por
los
estímulos
contexto-dependiente),
presentando dificultades para inhibirla ante señales externas. Así,
aunque la conducta pueda ser adecuada en un momento determinado no
lo es en otro, cuando se han producido cambios sutiles en el contexto.
-
Además de las células que preparan para la acción (células que miran al
futuro), en la corteza prefrontal del mono también se han encontrado
células, relacionadas con la memoria, que miran al pasado, hacia la
información sensorial que ha ocurrido unos segundos o minutos antes y
de la que depende en parte la acción. La denominada memoria de
trabajo (Término introducido por Baddeley en 1986).Los estudios
neuropsicológicos realizados en mono y humanos sobre el síndrome
prefrontal, indican que las alteraciones en la memoria reciente o
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Funciones ejecutivas
Tema 8
memoria de trabajo es uno de los componentes que se encuentran
presentes en este síndrome. En este sentido, los sujetos con lesiones
prefrontales
dorsolaterales
presentan
importantes
dificultades
para
aprender y realizar tareas demoradas (tareas en las que se requiere
retener una determinada información en la memoria para llevar a cabo,
posteriormente, una tarea específica). A nivel neuropsicológico, se
considera que la memoria de trabajo consiste en la activación transitoria
de una amplia red de neuronas neocorticales. Esta activación es
mantenida activa por la corteza prefrontal mientras que la información
que contiene deba ser utilizada para la acción futura. Aunque la
participación de la corteza prefrontal dorsolateral en la memoria de
trabajo es fundamental, hay que tener en cuenta que dicha función está
basada esencialmente en interacciones corticocorticales, y no de forma
exclusiva por la corteza prefrontal. Las interacciones corticocorticales se
producen entre la corteza prefrontal y las áreas de la corteza
postrolándica. No sería correcto, pues, atribuir la localización de la
memoria de trabajo exclusivamente a la región prefrontal dorsolateral.
El lenguaje es una forma de conducta dependiente totalmente de la
memoria de trabajo.
CORTEZA PREFRONTAL ORBITAL: INHIBICIÓN DE LA INTERFERENCIA
La corteza prefrontal orbital incluye las siguientes áreas de Brodman:
porciones de las áreas 10, 11,12 así como el área 13 y 47.
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Funciones ejecutivas
Tema 8
Los pacientes con daño prefrontal presentan una importante distractibilidad,
perseveraciones, y dificultad para controlar la impulsividad y la conducta
instintiva.
Esta
sintomatología
es
más
frecuente
cuando
la
lesión
se
circunscribe a la corteza orbitofrontal que cuando se produce en otra región de
la corteza prefrontal. Puesto que los síntomas indicados se presentan
normalmente juntos y la anatomía y conectividad de la corteza prefrontal
orbital
tienen
una
patofisiología
común,
se
considera
que
todos
las
manifestaciones que son consecuencia del daño orbitofrontal derivan de la
alteración de una función común. Esta función se ha definido como la
capacidad para proteger de la interferencia las estructuras de conducta
dirigidas a una meta.
Existen muchas formas de interferencia. La interferencia puede proceder de
estímulos sensoriales que aparecen en el contexto de estructuración de la
conducta y que, en caso de no ser suprimidos, pueden alejar la conducta de su
objetivo. La interferencia también puede proceder de tendencias internas, ya
sean innatas o producto del aprendizaje. Por ejemplo, un impulso instintivo
como el hambre puede imponerse a la conducta de estudio que estamos
teniendo y hacer que nos levantemos de la mesa para ir al frigorífico. Así
mismo, una conducta muy bien aprendida que tengamos, como puede ser el
conducir un coche con marchas, puede resultar un impedimento para llevar
uno automático.
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Funciones ejecutivas
Tema 8
En general, se considera que la función de la corteza orbitofrontal es la del
control inhibitorio de la interferencia, aunque sus correlatos electrofisiológicos
no son tan conocidos como los de la región prefrontal dorsolateral.
El síndrome orbitofrontal conlleva alteraciones de la inhibición, cambios en la
conducta social e irritabilidad. Las lesiones bilaterales del córtex orbitofrontal
producen moria, jocosidad, euforia, irritabilidad, intolerancia, depresión súbita
y afectación del juicio social. La jocosidad a menudo tiene un contenido sexual
verbal, sin embargo los pacientes no realizan los actos que dicen verbalmente,
ni tampoco existe evidencia de que las manifestaciones verbales les causen
placer. No expresan placer ni alegría ante recompensas sociales, estéticas o
intelectuales. Existe una falta de apreciación de las reglas sociales. No se
aprecia auténtica depresión. Aunque los pacientes parecen psicópatas, no se
observa la organización de la clásica conducta psicopática. La mayoría de casos
descritos son tumorales, traumáticos, o causados por encefalitis herpética; en
muchos de ellos las lesiones van más allá del cortex orbital bilateral.
CORTEZA
PREFRONTAL
MEDIAL/PARALÍMBICA:
ATENCIÓN
Y
MOTIVACIÓN DIRIGIDA A LA ACCIÓN
Otra función de la corteza prefrontal, especialmente relacionada con la región
medial/paralímbica es la de la atención y motivación dirigida a la acción. El
síndrome del cingulado anterior se acompaña de apatía o disminución de la
motivación y la iniciativa.
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Funciones ejecutivas
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El córtex paralímbico hace referencia a las áreas que rodean al sistema límbico
(corteza orbitofrontal medial y cingulado anterior, áreas 24 y 33, región
paraolfatoria, áreas 25 y 32, y zonas posteriores de las áreas 11 y 12.
El córtex cingulado anterior tiene importantes conexiones con la amígdala,
hipocampo,
septum,
hipotálamo
anterior,
caudado
y
putamen,
núcleo
dorsomedial del tálamo, lóbulo parietal inferior y lóbulos frontales, por lo que
la región paralímbica tiene una posición intermedia entre el sistema límbico y
el neocortex, por lo que integra la información elaborada por el resto de la
corteza prefrontal con los inputs procedentes del sistema límbico, ejerciendo,
probablemente, una función de conexión entre los aspectos volicionales,
motores, cognitivos, emocionales y mnésicos; por lo que estas regiones son
cruciales para canalizar la motivación y la emoción a dianas apropiadas al
medio, interviene además en los aspectos de modulación de la voz (tristeza,
felicidad.
Las lesiones en monos producen una alteración de las respuestas emocionales
a los estímulos y, aunque no pierden la capacidad emocional, pierden la
capacidad de modular la intensidad del afecto de acuerdo con la significación
ambiental del evento. Las lesiones experimentales en el córtex paralímbico
interfieren la integración social, es decir, la capacidad de emplear unos
recursos conductuales determinados acordes al contexto social. Los animales y
pacientes con lesiones paralímbicas presentan una conducta mal adaptada e
inapropiada desde el punto de vista social y emocional.
Su lesión produce efectos similares a la del área motora suplementaria:
mutismo, conductas de imitación (ecopraxia), utilización compulsiva de
objetos, apatía, incapacidad de tomar respuestas de evitación activa, estados
hipocinéticos, indiferencia social y al medio y baja capacidad de respuesta. La
lesión bilateral del córtex cingulado anterior produce mutismo acinético. Las
lesiones bilaterales también pueden causar incontinencia de esfínteres,
tendencia a la fabulación, distractibilidad y docilidad. Los pacientes tienen
Francisco Román Lapuente; María del Pino Sánchez López; María José Rabadán Pardo
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Neuropsicología
dificultad
Funciones ejecutivas
Tema 8
en
distinguir
entre
los
hechos
que
les
ocurren
interna
o
externamente.
III.5. Impacto de las disfunciones ejecutivas en las actividades de la
vida diaria
A diferencia de la mayoría de las funciones neuropsicológicas, las disfunciones
ejecutivas, por muy leves que estas sean, tienen un gran impacto en las
actividades de la vida diaria de una persona y en la relación con los demás.
Muchos síntomas disejecutivos son versiones exageradas de la conducta que
algunas veces se presenta en personas sanas y que pueden ser fácilmente
malinterpretadas. Lo que dificulta la convivencia con un paciente con
disfunciones ejecutivas son los cambios en las relaciones sociales, tales como
la falta de interés o el aumento de las reacciones agresivas ante situaciones
problemáticas. Los amigos o familiares suelen afirmar que el paciente ha
experimentado un cambio de personalidad, que ya no es la misma persona de
antes.
También pueden producirse cambios en esferas distintas a la social. Así, por
ejemplo, un paciente con dificultades en realizar las diferentes tareas que
componen su trabajo habitual, como puede ser un enlentecimiento en el
tiempo de ejecución o dificultades en organizarse, conlleva importantes
problemas para volver a realizar su trabajo con la misma efectividad que lo
hacía anteriormente. Las quejas más frecuentes que suelen referir sus jefes y
compañeros de trabajo están relacionadas con que el hecho de que el paciente
suele empezar muchas cosas pero no acaba ninguna y no tienen conciencia de
las prioridades en las diferentes tareas del trabajo. En estos casos, estas
disfunciones ejecutivas son más graves que una alteración del lenguaje o
visual,
ya
que
en
estos
últimos
casos
pueden
utilizarse
estrategias
compensatorias y la discapacidad es más fácilmente entendida por los
superiores y compañeros.
Francisco Román Lapuente; María del Pino Sánchez López; María José Rabadán Pardo
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Neuropsicología
Funciones ejecutivas
Tema 8
Una complicación bastante importante asociada a las disfunciones ejecutivas
es el hecho de que los pacientes presentan una gran dificultad para aprender
nuevas formas de comportamiento, especialmente en aquellos casos en los
que se encuentra asociada anosognosia (incapacidad de reconocer los deficits).
Desde un punto de vista clínico, es importante identificar las disfunciones
cognitivas del córtex prefrontal, dado que la exploración neuropsicológica
puede completar la exploración neurológica y así facilitar la detección precoz
de determinadas patologías cerebrales. Finalmente, la identificación de los
trastornos conductuales que se derivan de una lesión frontal es básica para la
definición de las secuelas profesionales, académicas y sociales que conllevan
gran parte de los traumatismos craneoencefálicos.
IV. SÍNDROMES Y SIGNOS FRONTALES
La sintomatología prefrontal es muy variada y depende de la localización,
extensión, profundidad y lateralidad de la lesión. Tras una lesión frontal se han
descrito trastornos afectivos, de carácter, personalidad, humor, motivación,
atención, percepción, memoria, razonamiento, solución de problemas, lenguaje
y control del movimiento. Es decir, se pueden observar alteraciones de
funciones
cognitivas,
además
de
las
afectivas.
Los
lóbulos
frontales
representan la confluencia y síntesis de los aspectos perceptivos, volitivos,
cognitivos y emocionales. Modulan y dan forma al carácter y la personalidad.
Cuando se lesionan, se puede observar un exceso o defecto de activación,
desintegración de la personalidad y del funcionalismo emocional, dificultad en
iniciar y planificar una actividad, alteración de la atención y capacidad de
concentración, apatía y euforia, desinhibición y reducción de la capacidad de
monitorizar el autocontrol de los pensamientos, habla o acciones.
A continuación detallaremos de forma esquemática cómo actúa el lóbulo
prefrontal en distintas áreas
ATENCIÓN:
Francisco Román Lapuente; María del Pino Sánchez López; María José Rabadán Pardo
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Neuropsicología
Funciones ejecutivas
Tema 8
Como ya hemos comentado en el tema 4 y en la sección anterior, el lóbulo
prefrontal, en concreto el lóbulo prefrontal medial, es la sede de la atención
voluntaria. Su lesión produce distractibilidad, una atracción anormal por todo
el medio circundante. El paciente es incapaz de resistir a la interferencia de un
estímulo que habitualmente sería ignorado o suprimido, existiendo en esta
condición una atención al medio exagerada o dependencia del medio. En
algunos casos, la distractibilidad va asociada a hiperactividad, siendo los
síntomas observados semejantes a los de un Trastorno de Atención con
hiperactivad, pero en este caso, secundario a un daño cerebral.
La dificultad de inhibir la interferencia puede afectar también a estímulos
internos. En estos casos, la distractibilidad originada por un pensamiento
autogenerado o evocación de “memorias” de la propia persona. Cuando las
emergencias emocionales, de memoria o pensamiento, no se controlan como
tales, emergen al exterior como si fuesen realidades vividas en el momento;
de
este
modo
aparecen,
por
ejemplo
los
elementos
activos
de
las
confabulaciones.
MEMORIA:
El lóbulo frontal está involucrado, en tareas de memorización que requieran
una organización temporal o memoria contextual. En este sentido, debemos
distinguir entre memoria para los hechos (qué información se ha aprendido) y
la memoria para el contexto espacio-temporal (dónde y cuándo se ha
aprendido esta información).
Los pacientes con lesiones frontales tienen, además, dificultades en recordar el
orden temporal, estimar la frecuencia de ocurrencia de eventos,
evocar la
información aprendida y en ubicar el contexto espaciotemporal de su memoria
autobiográfica. Por otro lado, también fallan en la capacidad de apreciar la
propia capacidad de memoria, capacidad denominada metamemoria. Es decir,
alteraciones en la autovaloración de las capacidades de memoria o sentimiento
de
saber.
Los
pacientes
infra
o
supra
valoran
sus
conocimientos
y
aprendizajes.
Francisco Román Lapuente; María del Pino Sánchez López; María José Rabadán Pardo
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Neuropsicología
Funciones ejecutivas
Tema 8
Por último y como se ha hincado en apartados anteriores, el lóbulo frontal está
implicado en la memoria de trabajo.
EMOCIÓN Y AFECTO:
En 1975, Blumer y Benson describen dos síndromes frontales que se asemejan
a patologías psiquiátricas: la pseudodepresión (apatía, falta de motivación,
incapacidad
de
planear
el
futuro
y
ausencia
de
autocrítica)
y
la
pseudopsicopatía (actitud jocosa, pueril, inapropiada, autoindulgente, humor
sexualmente desinhibido y falta de consideración hacia los demás).
La pseudodepresión se observa en lesiones masivas de ambos lóbulos
frontales,
en
anteriores
y
lesiones
en
que
afectan
tumores
ambas
cerebrales
circunvoluciones
mediales
cinguladas
bihemisféricos.
La
pseudodepresión forma parte del síndrome apato-abúlico. Los pacientes
afectados de este síndrome presentan un decremento de la actividad,
abandonan su trabajo, abandonan sus aficiones habituales, permanecen
callados, responden de forma lacónica y no inician conversaciones. Sus parejas
acostumbran a referir un decremento de la actividad sexual. A diferencia de la
auténtica depresión, en estos pacientes no aparece tristeza, ideas de muerte o
sentimientos
de
inutilidad
y
culpabilidad.
Asociado
a
este
síndrome
encontramos un trastorno del movimiento por lesión frontal, la hipocinesia,
que se observa como consecuencia de lesiones frontales dorsolaterales
extensas. Consiste en un decremento en general del movimiento y se
acompaña de apatía y abulia (síndrome acineto-apato-abúlico).
La pseudopsicopatía puede observarse en lesiones frontales orbitales
bilaterales. En ella, los cambios conductuales evidentes son un incremento de
la agresividad, una importante impulsividad, un incremento sexual, un
incremento de los hábitos adictivos, presencia de conductas socialmente
inaceptadas y de conductas fuera del contexto y a menudo actos delictivos. Los
actos delictivos no están correctamente planeados, a menudo carecen de
finalidad y pueden no estar de acuerdo con los gustos del propio sujeto. En
Francisco Román Lapuente; María del Pino Sánchez López; María José Rabadán Pardo
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Tema 8
estos casos no existe premeditación, sino que los actos están desencadenados
por un estímulo visual o acústico que comporta una acción compleja no
contrastada con la motivación instintiva o planificación a largo plazo respecto a
la obtención de un beneficio. En este síndrome el paciente muestra euforia,
irritabilidad, puerilismo, hiperactividad, hiperrreactividad y distractibilidad. Se
da, a menudo, un incremento de la sexualidad y del apetito, desinhibición de
los instintos, irresponsabilidad profesional y familiar y falta de principios éticos
(Fuster, 1989). Asociado a este síndrome encontramos un trastorno del
movimiento
por
lesión
frontal,
la
hipercinesia,
que
se
observa
como
consecuencia de lesiones orbitales, se acompaña de manía, hiperrreactividad,
distractibilidad y desinhibición.
LENGUAJE:
Un paciente con lesión prefrontal suele presentar Afasia Dinámica, un concepto
introducido por Luria para describir un trastorno del lenguaje en el que el
paciente puede comprender lo que se le dice, repetir, denominar sin dificultad,
es capaz de leer sin errores, pero su emisión espontánea de palabras es
prácticamente nula y, a menudo el paciente responde de forma lacónica, con
monosílabos.
En
lesiones
prefrontales
se
observan
otras
alteraciones
lingüísticas, tales como la dificultad en interpretar refranes y proverbios y de
las frases con doble sentido.
DÉFICIT DE LA CONCIENCIA: confabulación, negligencia, Anosognosia,
paramnesia reduplicativa y síndrome de Capgras.
El trastorno más común de la conciencia es la falta de crítica tanto para los
hechos sociales externos como para la propia conducta. El paciente con
lesiones frontales extensas puede dejar de asistir a su trabajo, gastar los
ahorros familiares en caprichos banales, sin que ello le cause preocupación ni
remordimiento alguno. El paciente no hace referencia a los cambios de
conducta o personalidad que suceden en el curso de su enfermedad. En el
síndrome de reduplicación, el paciente conoce el nombre del hospital pero
Francisco Román Lapuente; María del Pino Sánchez López; María José Rabadán Pardo
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Funciones ejecutivas
Tema 8
lo coloca en otra ciudad (su ciudad natal, por ejemplo). En el síndrome de
Capgrass, la reduplicación hace referencia a los familiares los cuales son
impostores según el paciente. En la confabulación, los pacientes presentan
falsos reconocimientos, evocación de la información fuera del contexto
espacio-temporal (recuerdan hechos pasados como si fueran presentes) y
mezcla de la intención y la realidad. La negligencia contralateral comporta
la ignorancia, especialmente para su utilización, del hemicuerpo contralateral.
Se observa especialmente en lesiones frontales derechas, aunque puede
también estar presente en lesiones izquierdas.
Francisco Román Lapuente; María del Pino Sánchez López; María José Rabadán Pardo
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Funciones ejecutivas
Tema 8
V. REFERENCIAS Y FUENTES BIBLIOGRÁFICAS
Junqué C y Barroso J (2009). Manual de Neuropsicología. Madrid. Síntesis
Psicología.
Kolb B y Whishaw I.Q (2006): Neuropsicología Humana. Médica Panamericana
Tirapu Ustárroz J, Ríos Lago M, Maestú Unturbe F. (2008). Manual de
Neuropsicología. Barcelona. Viguera Editores.
Francisco Román Lapuente; María del Pino Sánchez López; María José Rabadán Pardo
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