— 16 — peratura sería difícil y costoso elevar lo bastante para la conservación de las plantas algo delicadas, debiendo por tanto elegirse las más resistentes. Son indispensables las estufas calientes para el cultivo de las plantas originarias de las regiones tropicales y que necesitan una temperatura de diez y seis á veinte grados bien sostenida sin descender en manera alguna, empleando para ello un buen sistema de calefacción. El más usado y, con razón, preferido es el de la circulación de agua hirviendo dentro de los tubos del aparato que se denomina termosifón y que proceden de una caldera construida á propósito y bien situada, debiendo ser de cobre ésta y su correspondiente tubería. Hay otros sistemas menos costosos, que ofrecen diversos inconvenientes, y últimamente se ha ensayado la calefacción por el gas del alumbrado, que acaso llegue á ser ventajosa en algunos casos, luego que se haya perfeccionado. Es de todos modos muy favorable la buena exposición de las estufas calientes, como lo es para las templadas y frías, debiendo todas ellas cubrirse con zarzos de paja de centeno que puedan correrse y arrollarse cuando convenga, como saben hacerlo entre nosotros los jardineros, para no privar ele luz á las plantas durante demasiado tiempo. Son también calientes las estufes de multiplicación y las destinadas á forzar las plantas, mediante una alta temperatura, y pueden asimilarse á las templadas las cajoneras y las camas calientes. V. Posee el Jardín botánico de Madrid una reducida estufa fría recientemente construida, y otra caliente bastante pequeña, siendo mucho mayores las dos templadas, que se hallan inmediatas y estando todas ellas expuestas al Mediodía. Hay tres termosifones, uno para la caliente y dos para las templadas, llegando la tubería en ellas á los departamentos, que exigen ser calentados para conservar una conveniente tem-