— 20 — El Régimen Internacional de las Obligaciones Extracontractuales Por Edison González Aspirante a profesor agregado en Lapeyre la Facultad de De^recho y Ciencias Sociales de Montevideo SUMARIO: A) III. VI. —■ — Soluciones teóricas. I. Ley aplicable; IV. ^ —- — Concepto; II. — Planteamiento del -Sistema de la lex fori; VII. problema; Sistema contractualista; Sistema mixto Sistema de la lex loci; VIII. Nue tex fori; IX. -Soluciones recientes; X.- Sistema de la ley personal; V. — — — de aplicación combinada de lex loci y vas teorías sobre las obligaciones cuasi contractuales; XI. — — — Soluciones en materia de Nuestra opinión. obligaciones delictuales; XII.Tratado de Derecho Civil de 1889; XIV.— B) Soluciones positivas. XIII, Tratado de Derecho Civil de 1940; XV. Apéndice del Código Civil. — — — El estudio del régimen internacional de las obligaciones tuales ofrece gran interés por la revisión de conceptos que últimamente, sobre el tema. se extracontrac está realizando, Es indudable que el embate de las teorías renovadoras ha hecho resque estructura doctrinaría tradicional; en especial en materia de obli brajar la gaciones resultantes de la responsabilidad extracontractual en el Derecho Privado Internacional. En este trabajo intentamos dar una visión elemental de las principales cuestiones que plantea y de las soluciones teóricas y positivas que se han pro puesto sobre el tema en nuestra disciplina. A) I. SOLUCIONES TEÓRICAS Genéricamente, deberíamos considerar incluidas den olígaciones extracontractuales a todas aquellas que na es decir, a las obligaciones cen delictuales, cuasidelictuales, cuasicontractuales y a las puramente legales, como las que resultan de las re laciones de familia, del régimen de los bienes, etc. Sin embargo, no exami naremos estas últimas, por cuanto ellas no son más que elementos constitutro — Concepto. del concepto de sin convención, — — 21 — régimen de los derechos reales o familiares y deben considerarse re gidas por las normas propias, correspondientes a esos institutos ( 1 ) Este estudio, recaerá, en consecuencia, esencialmente sobre las obligaciones que resultan de delitos, cuasidelitos y cuasicontratos. tívos del . II. ■ —■ Plante Oimiento del rídica extranacional examinando (2), como problema. — correspondiente Una al debemos determinar cuál vez tipo de la ley es calificada la relación ju obligación que estamos más adecuada para re girla. III. Ley aplicable. — — Se han propuesto diversas soluciones en un con el predominio y la aceptación mayori proceso doctrinario que culminó taria de posición una fundada en un respeto estricto al principio de la ley local, tesis que podemos considerar como la tradicional o clásica en la ma,tería. Recientemente, se ha producido un movimiento teórico de revisión que resolver la cuestión sin ceñirse tan estrechamnte pretende rialistas critrios territo- a . IV. Sistema de la ley personal. Según este sistema la obligación extracontractual debe regirse por la ley personal de los sujetos de la misma (activo y|o pasivo) Se funda en los argumentos clásicos de la doctrina de la personalidad del derecho. Las leyes de un país siguen a los nacionales del mismo, rigiéndolos por su carácter de tales, sin atender al territorio del Es —■ — . tado en que En ese se Algunos tos. (1) encuentren. sentido, la tesis personalista del derecho tiene alcances distin autores la han considerado de aplicación rigurosa a todo tipo Conf. Vico, Curso de Derecho Internacional Priva-do, T. I., p, 370 y 371 N? 71 1959é Batiffol, Traite Elámentaíre de D. I. P. 3^ ed. N' p. 610; Bourel Fierre, "Les conflits de lois en matiére d'obligation extracontractuelles", Paris 1961, N? 1, p. 7. Este fué el criterio que se siguió en la redacción del art. 43 del 4? ed, 561,' Buenos Aires Tratado de Derecho Civil de -M-ontevideo de 1940 (V. infra N^" (2) Al respecto se replantea, como en teoría general -de la XIV) calificación, . la proceden improcedencia de la aplicación -de la lex fori. H. Mazeaud, "Conflits de lois et compétence internationale dans le -domaine de la responsabihté civile délictuelle et quasi-délictuelle". Rev. Crit. de D. Int., 1934, p. 379, -N" 3, se inclina categóricamente por la calificación lege fori al expresar: "Todo conflicto de calificaciones se resuelve por la aplicación de la lex fori. El juez -debe calificar de acuerdo a su propia ley. -Será pues, aplicando los principios de nuestro derecho que los tribunales franceses -decidirán si la responsabilidad comprometida es delictual o contractual"'. Conf. Arminjon, Précis de D. I. P., 2^ ed. T. L N9 63, p. 144; Bon-tin, Principes, T. I, p. 228. Alfonsin por su parte rechaza la calificación lege fori, inclinándose por la solución exegética e in ordine, véase Teoría del derecho privado internacional, Montevideo 1955, p. 390 y "Régimen patrimo nial del matrimonio", Rev. Fac. de Der. Montevideo, -Nos. 3 y 4, p. 376. cia o 22 — de obligaciones recho de extracontractuales Estado un se apUca en — aplicación del principio exclusivamente a de que el de todos los nacionales de ese país y dentro de las diversas alternativas que ofrece la teoría de la persona lidad del derecho (3), se han inclinado por la solución de la nacionalidad del deudor ra el (4) caso -En cambio otros, la han considerado . viable, exclusivamente de que la lex loci delicti ofrezca inconvenientes insalvables aplicación ( 5 ) en pa su . Crítica: surge inmediatamente la falta de sustento jurídico de esta teo en cuanto a su se desprende de las siguientes consideraciones : a) ría, como fundamento general, todo el territorio del porque es indudable que el poder etático se ejerce en país, sin discriminar con relación a la nacionalidad de pobladores y, b) en lo que se refiere a su aplicación particular, al tipo jurídica que examinamos, en virtud de que, aún los más fer vientes partidarios del sistema general de la personalidad del derecho la aplican exclusivamente en materia de obligaciones extrapatrimoniales (6) sus de relación . V. Sistema contractualista. Se pretendió por ciertos autores, con someter obligaciones nacidas "ex contractu" (7) las a las normas que rigen en materia de obligaciones convencionales. El autor que mejor fundamentó esta tesis fué Laurent (8), quien ob servando la imposibilidad de aplicar el sistema de la autonomía de la volun tad, afirmó que en virtud de que este tipo de obligaciones responde a un "cuasi-concurso de voluntades" se justifica la asimilación al régimen contrac —• relación exclusiva a — las tual. Crítica. (3) -Es — criterio, que tuvo otros sostenedores decir, domicilio y|o nacionalidad del deudor acumulativamente (4) Este u del (9), carece acreedor, o de de toambos . Cf. Zitelmann, Internationales Privatrecht, II, 1912, p. 528; Franliestein, Inter1929, p, 360, 392-393, cits por Bourel op. cit, p. 17.' (5) Poullet, Manuel de D, I, P,, 3* ed. N"? 315, p. 363 y N? 318, p. 364. (6) V. Batiffol, Traite Elémentaire de D, I, P,, Paris 1949, N? 230, p, 252. (7) Sin embargo, Weiss en su Traite théor. et prat. -de D, I, P,, T. IV 2* ed. ps. 415-16, aplica este criterio también para las obligaciones resultantes de delitos y cuadelitos. En cambio en su Manual de Der. Int. Privado, trad. por Zeballos, Paris 1912, T, II, p. 317, sostiene este criterio exclusivamente para las obligaciones "ex-contractu", mientras que a las restantes les aplica el sistema -de la lex loci delicti. (8) Laurent, D, I. P., T. VIII, ps. 7 y ss.. Este autor de conformidad con pu criterio del cuasi-concurso de voluntades, en su proyecto de Código Civil belga, insertó esta disposición : "Los cuasicontratos son regidos por la ley personal de las partes si ellas nationales Privatrecht, II, tienen la misma nacionalidad y por la ley donde el cuasicontrato necen a (9) dos naciones se forma si ellas perte diferentes". Dcspagnet, Précis de D. I. P., 2?' Cours elémentaire de D. I. P., 7? ed., Paris de Derecho Romano Actual, T. VL Madrid ed., París 1891, p. 511, N? 509; Surville, 1925, p. 373-374, N? 262; Savigny, Sistema 1879, p, 288, — 23 — do fundamento valedero por cuanto es indiscutible la naturaleza distinta de la obligación entracontractual con relación a la que resulta de actos conven cionales (10). Por otra parte, como destaca Miaja de la Muela (11), "tro pieza un con grandes dificultades querer c[ue no en la práctica por la ha sido declarado y que muchas imposibilidad veces no de localizar existe. Debe aplicarse, según esta tesis, a la ley fori. al cual pertenece el tribunal del la Estado ley obligación extracontractual, el resolver de litigio planteado. encargado en maetria de delitos de autores del presti Mereció la aceptación se fundaron, para defender Waechter de (13), quienes Savigny (12) y gio esta tesis, en especial, en la premisa de que las disposiciones referentes a ilí citos tienen un carácter imperativo c|ue impide al juez aplicar una norma ex tranjera. Obtuvo también el apoyo de algunos autores (14) con relación a las obligaciones cuasicontractuales, pero, en general, en virtud de estrechos VI Sistema de la — . — — — criterios territorialistas . posición fué retomada por Llenrí Mazeaud (15) principales: a) de carácter práctico, que resul ta de que con la aplicación del sistema de lá lex fori se eludirían los inconve nientes que se provocan al aplicar la lex loci delicti, cuando el lugar donde se perpetró el delito es imposible de determinar con certidumbre o cuando el mismo se ha cometido en diversos países (16) yb) de carácter jurídico, que Hace tres décadas, esta manejando dos argumentos surge de considerar todo lo concerniente a la delictual y cuasidelictual de or den público internacional, en virtud de la cual las normas nacionales regula doras de este tipo aplicables (17). de obligaciones desplazarían El sistema de la lex Latino-América (10) V. (18) Peirano y es a las extranjeras normalmente fori ha sido sostenido por importantes autores en el que se sigue actualmente enlaU.R.S.S. (19). Fazio J., Responsabilidad Extracontractual, Montevideo 1954, ps. 53-96. (11) Miaja de la Muela, Der, Int. Privado, Madrid 1955, T. H, p. 239. (12) Savigny, Cours de Droit Romain, 2^ ed., 1860, trad. Guenoux, N? 374, ps. 274-275; V. Alfonsin, Teoría del D. P. I., N? 98, llamada Ng 21. (13) Waechter, Archiv. für civilistische Praxis, T. XXV, 1842, p. 392, cit, por Bourel, op. cit. p. 20. (14) Valery, Manuel de D. I. P., N? 671, p. 970. (15) Mazeaud H. op. cit. p. 376 y ss. (16) Mazeaud H. op. cit. v. p. 380, N? 5, llamada N? 1. (17) Mazeaud H. cp. cit. p. 385, N° 12, hace acopio también, para el derecho fran cés del art. 3, inc. 1? del Código Napoleón. (18) Alcona, Curso de D. I. P,, T. II, 2?' ed. Buenos Aires 1927, p, 346; Bustamante, Der. Int. Privado, La Habana 1931, T. II, p. 314. (19) Makarov, Précis de D. I. P., trad. Nolde y Pereverzeff, p. 306. -^ 24 — — Crítica: indudablemente, el argumento de carácter práctico que efectúa Mazeaud para fundamentar su posición doctrinaria es de eficacia, por cuan to la determinación del lugar donde el delito o cuasidelito se ha cometido problema difícil de resolver. Pero el mis para respaldar por sí solo esta posi ción. Y ello, por cuanto las razones jurídicas que esgrime este autor, parten de una falsa y exagerada concepción del orden público internacional (20) Sólo podría prosperar esta interpretación, para el caso de una colisión fla grante y grosera entre la norma extranjera y la nacional del tribunal com petente (21). Al respecto, la Doctrina contemporánea tiende a restringir la extensión del orden público internacional, a fin de obtener soluciones armónicas en Por cuanto a la regulación de las relaciones jurídicas extranacíonales (22) otra parte de admitirse este criterio, deberíamos concluir en que la aplica esto ción de la ley del tribunal se efectuaría, no como una solución normal es, pretendiendo darle a la relación la norma más adecuada que la rija en todo lugar sino que dicho criterio jugaría a título excepcional (23) constituye, en muchos casos, un tiene la solidez necesaria mo no como . . — —■ . VII. — Sistema de la lex loci. —■ Esta solución la que ha merecido en Francia que la es el mayor apoyo por parte de la Doctrina; especialmente ha recogido en el art. 3 inc. 1*? del Código Civil (24). Se han ción . esgrimido argumentos Los fundamentales a) 1) son a — de diversa índole nuestro entender — en favor de esta los posi siguientes : de carácter jurídico, que ofrece distintas variantes; así Goldschmidt (25) se inclina por la lex loci (refiriéndose en obligaciones delictuales y cuasidelictuales) por enten der que las normas reguladoras de los actos ilícitos son de carácter penal en un sentido lato y en consecuencia, deben aplicarse territorialmente ; 2) otros autores v.g. Batiffol (26), argumentan que la obligación extracontractual es de carácter legal y tiene su razón de ser en un hecho, que el legislador reglamenta imperativamente, transformándolo en jurídico y "tratándose de una relación jurídica que no puede ser localizada ni por su forma exclusiva (20) a las Níboyet, Traite de D, I. P. Frangais, Paris 1948, T. V, N' 1427, llamada en esta competencia de la lex fori, -jna confusión entre es totalmente diferente, la ley de I policía,". Bourel, op. cit. par. 3, p. 21. Sin embargo, como hemos visto ut-.supra N? VL esta disposición constituye N'' 3, expresa al respecto: "Hay el orden orden público y lo que (21) (24) uno de los argumentos de H. Mazeaud para sostener la competencia ide la lex forii, del Derecho Internacional Privado, Buenos (25) Goldschmidt. Sistema y Filosofía Aires 1954, T. H, p. 545. (26) Batiffol, Traté elémentaire -de D. I. P,, París 1949, N? 285, p. 305. — 25 — ni por su objeto, debe serlo por su fuente, el hecho jurídico que le ha dado nacimiento, esto es, el delito o el enriquecimiento sin causa. Y esos sujeto hechos no presentan otro punto de localización que el lugar dónde se han producido". De modo que, siendo el hecho el fundamento jurídico de la re lación, debe atenderse al lugar donde éste se produjo para localizar la obli gación que de él resulta; b) de carácter teleológico, fundado en consideraciones de orden so cial. Se sostiene, por los autores que participan de esta argumentación (27), que una razón de paz y de seguridad social indica que el orden jurídico de un Estado debe regir todos los hechos que en él se producen y, en consecuen cia, también aquellos de los c[ue resulta una relación de responsabilidad. En materia de cuasicontratos se argumenta (28) que existe una razón de uti lidad social resultante del hecho de que los cuasicontratos tienen por objeto la conservación de los bienes, lo que indica que debe aplicarse a éstos, la lex loci. c) de carácter práctico, se hace acopio también (29) a las ventajas que desde este punto de vista ofrece el sistema, proporcionando un método sencillo de ia regulación jurídica, por la vía de establecer como ley aplica ble, la correspondiente al lugar de localización natural de la obligación ex tracontractual . Por estos fundamentos y atendiendo en el estado actual de nuestra discutible, extranacional debe a que constituye disciplina, que la todo lugar por la un principio in jurídica relación más adecuada, aceptable. jurídico más apropiado para regir las consecuencias de un hecho, es aquél que corresponde al país donde el hecho se ha producido y nor malmente ha provocado sus efectos. Cada Estado legisla y procede jurisprudencialmente de acuerdo a sus necesidades, de acuerdo a la conciencia so cial de sus nacionales y de acuerdo a las exigencias de su commercium inter este creemos que El orden no. ser regida sistema es en norma el más Y siendo estos factores los normalmente afectados por el hecho consti un delito, cuasidelito o cuasicontrato, es lógico concluir que son tutivo de las las- jurídicas de ese país, las más adecuadas obligaciones que de él resulten. normas VIII. —• regir, en todo lugar, Sistema mixto de aplicación combinada de lex loci y lex fori. Las dos últimas soluciones examinadas, han merecido, por parte de In glaterra T. para (27) IL p. (28) (29) y — Alemania, aplicaciones mixtas o combinadas. Píllet, Traite de D. I. P., T. I, Nos. 21 y ss,, ps. 99 387, Fiore, Clunet, 1900, p. 718. Viziog, La notion de quasi-contrat, N? 73, p. 306, Batiffol, op. cit. N? 285, p, 332-334. y i ss; Bartin, PrincipcB, 26 — En Inglaterra, a partir de (30), la cuestión relativa sado tos se resuleve sobre la para acordar 1) vez, los tribunales nar ante ellos; 2) hecho, debe si hubiese sido ficación en ser el siglo lo referente a pa ilíci : es necesario que el acto lugar "justificable" de acuerdo a la lex loci delicti. acción indemnizatoria en Inglaterra extranjero, cuando por las características de! cometido en Inglaterra, hubiese merecido igual cali en una el (31). de ambas soluciones Alemania, la combinación En tiene en donde fué cometido y que a su le otorguen al damnificado la facultad de accio delito ingleses ilícito cometido un leyes derecho de indemnización un Es decir que sólo podrá prosperar por premisas de fines del judicial y acto no ese famoso fallo los conflictos de base de dos un incriminado constituya un a — alcances, Al respecto el art. otros 12 de la Ley {lex fori y lex loci) de Introducción al Có Civil Alemán, prescribe que : "No es posible en virtud de un acto ilícito cometido en el extranjero hacer valer contra un alemán, derechos más am plios que los establecidos por las leyes alemanas". Esta disposición no im digo plica otra cosa que una protección a los nacionales alemanes contra la efi cacia extraterritorial de la lex loci, o sea que la lex fori actuaría límite a la amplitud o extensión de las normas correspondientes al de el ilícito IX. se cometió y en exclusiva Soluciones recientes. — — protección como país un don de los nacionales alemanes. Últimamente la Doctrina ha reacciona do contra el criterio predominante de aplicación indiscriminada y rígida de la lex loci. El resultado del nuevo enfoque teórico ha sido un sistema elástico, que tiene en cuenta, casuisticam.ente, las características de la relación jurí dica c[ue se pretende regular para determinar la norma aplicable. Se ha apre ciado que el sistema de la lex loci, aplicado en forma rigurosa e indiscrimi nada (a pesar de su simplicidad y sus ventajas desde el punto de vista prác tico), encierra un inconveniente de importancia: no suministra una norma, que en forma adecuada, se adapte a las distintas circunstancias y condicio nes que se dan en las múltiples variedades que ofrece la obligación extracon tractual . Este movimiento renovador por parte de la Doctrina en el tema que nos ocupa, tiene caracteres distintos de acuerdo a que se trate de obligaciones cuasicontractuales o de obligaciones delictuales. Lo examinaremos pues, se paradamente y . (30) iPhilipos V. Eyre (1870), Queen's Bénch, English Reports. (31) A idéntico tipo de solución acumulativa llega Valery op. cit. Nos, 674 la ley japonesa del 15 de junio de 1898 en su art, 11 (Clunet 1901, p, d41). y ss, — X. — Nuevas teorías sobre las 27 — obligaciones cuasicontractuales. - — So bre este punto han sido fundamentalmente, los autores alemanes y suizos los Y ello, en virtud de que que han arribado a conclusiones más importantes. sin causa es comprensivo de una el en sus respectivos países hipótesis (32), enriquecimiento Eso una gran amplitud a esta noción. de noción de la se Suiza Alemania en de prescinde sucede en razón y que con diferencia de otros sistemas como de validez como causa (33), requisito más el francés (34) y el uruguayo (35), que traen aparejado un concepto estrecho de este cuasicontrato. Desechando la posibilidad de que una ley única pudiese regir adecuada serie de mente la relación que le dan jurídica en estudio, estos autores concluyeron en el sentido la de distinguir, para la determinación de la norma aplicable, de acuerdo a causa Al sin al dado han respecto, clase de hechos que enriquecimiento lugar a Bourel (36), podemos distinguir dos corrientes de opinión: . siguiendo base primera partidaria de una solución acumulativa, sobre la en dos partes, una de un desmembramiento o segmentación del cuasicontrato de causa ausencia legítima en referente a las condiciones de existencia y a la 1) la (32) V.g, prestaciones que se reclaman por haber sido efectuadas en virtud de obli gaciones declaradas nulas, arts, 812 y ss del B.G.B, (33) Gamarra lorge. Estudios sobre obligaciones, Montevideo 1956, N' 2, p, 68, destaca que sobre la base de la noción de causa se Ihan construido -dos grandes sistemas : "el alemán, teniendo como base el negocio abstracto, que prescinde de la noción de causa como requisito de validez. La causa no es un elemento del negocio abstracto, lo que sig nifica que, aún careciendo de ella, el negocio es válido. -Si la atribución patrimonial re vela posteriormente falta de causa, no se da una acción de nulidad contra el negocio, que mantiene su eficacia, produciendo sus efectos juríoicos normales. El medio de corregir esta anomalía es, precisamente, el enriquecimiento sin causa. Ello quiere decir -que el en riquecimiento sin causa en el derecho germánico extiende su á-mbito no sólo a la zona extranegocial, sino también, a la propia esfera de los contratos. El sistema opuesto fiié el que siguió el Código Francés y el nuestro, que hizo de la causa uno de los elementos esenciales para la validez de los contratos, -Si un contrato carece de causa, el nego-cio re sulta nulo y no ha podido producirse traslación eficaz de bienes de un patrimonio a otro. Por ende la sentencia que pronuncia la nulidad del negocio tiene naturaleza declarativa, limitándose a acertar la posición del bien, que no ha abandonado el patrimonio del sotvens. La consecuencia de esta concepción del zona (34) droit civil ment sans (35) es la radicación del enriquecimiento sin en la et Teisseire, Essai d'une théorie de l'enriohissement sans cause en franjáis, Revue trimestrelle de droit civil 1904, p, 756; Rouast, L'enriohisse cause et la jurisprudence civile, Rev. trimestrelle de droit civil, 1922, N' 13, V. Ripert V. Gaanarra, op. cit. p, 67 y ss. y Peirano Fazio J,, Curso de obligaciones, y ss, esp, p, 515. ed. Centro de Estudiantes de Derecho, Montevideo, 1957, T, II, p, 501 (36) causa negocio jurídico". Bourel, op, cit., p. 32. ; — el enriquecimiento y la otra, relativa 28 a — las características del ejercicio de la acción de restitución. Dentro de esta corriente de opinión {37), se destacan Von Mayr en Alemania y Niederer y Schonenberger en Suiza. Los dos primeros (38), efectuando el desmembramiento apuntado, sos tienen que la ley local debe resolver todo lo concerniente a la extensión y obligaciones, mientras que la lex caitsae, esto es, jurídica que sirve de fundamento a la prestación, ley que rige es la que debe determinar la existencia del enriquecimiento sin causa. En cambio, Schonenberger (39) efectúa una triple segmentación, dis tinguiendo : modalidades de este la la relación lo relativo a) tipo a de la determinación de la existencia del enriquecimiento, que debe ser regulada si se trata de créditos por la ley correspondiente a di cho crédito y si se trata de derechos reales por la lex rei sitae; b) lo referente a determinar si ese enriquecimiento se ha efectuado sin causa, que lo somete en principio a la lex causae, a afirmar que debe re girse para el caso de un contrato de venta o de donación por la ley pertinente para determinar la validez de dicho vínculo y para el caso de un pago inde bido por la ley que debería regir la deuda pretendida, y c) lo relativo a la extensión, contenido y condiciones de ejercicio de la acción de restitución, que se rige por la generador del cuasicontrato. ley del lugar donde produjo se el hecho La 2) segunda, tiene su fundamento teórico en la variedad de circuns tancias que ofrece la acción proveniente del enriquecimiento injusto y se pretende, en el ámbito del derecho privado internacional, obtener soluciones que se adapten a esas distintas situaciones, rechazando, do tipo de criterios únicos. Zweigert (40), observa que parado la acción, a que da ofrece tres aspectos distintos lugar : 1) la un obligación en en consecuencia, to el Derecho Com extracontractual aspecto de carácter real, en en estudio, la reivin- (37) También han sostenido soluciones acumulativas, Neumeyer, Internationales Pri vatrecht, 1923, par. 32 -cit. por Bourel, op. cit. p. 33; Píllet, Traite pratique, T. II, N? 547 bis; Armdnjon, Précis de D. I. P., 4^ ed. N? 119, p. 322|323; Níboyet Traite t' V, N? 1444, p. 193 y N? 1445 p. 194|195. (38) Von Mayr, Der Bereicherungsanspruch des deutschen bürgerlichen Reohts, 1903 p. 105 y Niederer, Einfürung in die allgemeinen Lehren -des I. P. R. 2^ ed. 1956, p. 187 cits. por Bourel op, -cit. p. 32 y 33. i (39) Schonemberger, en Oser-Schonenberger: Komimentar zum Scheizerischen Zivilgesetzbu-ch, V. Oibligationenredht, 1921, Internationales Privatrecht, Nos, 148, 149, 150 LXLXLXLXL cit p. Bourel, op. cit. p. 33. (40) Zweigert, Bereioher.ungsansprQche in internationales Privatrecht, Juristen-Zeitung, 1947, col. 247 y ss., cit| p. Bourel op. cit. p. 34. Süd-deustíhe en i — 29 — provocada por la anulación o caducidad de un contrato en (41) ; 2) un aspecto delictual, que resulta de que en el Derecho Inglés, las operaciones de conmixtión, adjunción y especificación son consideradas como delitos, mientras que en el Derecho Alemán, siguen el ré gimen del enriquecimiento sin causa (42); y 3) un aspecto cuasicontractual, que resulta en el Derecho Inglés cuando por una causa ajena a su voluntad el dícación de bienes el Derecho Alemán deudor no ha ejecutado tra dentro de las su obligación disposiciones y que relativas a en el Derecho los contratos Alemán, (43) se encuen . De esta manera, aprecia este autor, atendiendo a las distintas califica ciones que puede merecer la misma relación jurídica en distintos Estados y teniendo en cuenta dos situaciones diferentes, propone el siguiente criterio de solución : si el enriquecimiento proviene de una operación aislada, esto es, haya ninguna vinculación entre el que se empobrece y el que se en riquece, debe regirse la obligación por la ley del lugar de donde se ha produ cido la adquisición; y b) si el enriquecimiento tiene por fundamento una obligación preexis tente hay que aplicarle la ley correspondiente a dicha obligación, esto es, la lex causae (44) a) sin que . XI. Soluciones en materia de obligaciones delictuales. El mismo fenómeno de descrédito que se está produciendo con relación al principio de la lex loci en materia de obligaciones causicontractuales, tiene lugar con re — — r- lación las a alcances resultantes de delitos y cuasidelitos, aunque obligaciones con otros . Podemos distinguir dos tendencias distintas en la materia : a) pretende simplemente atenuar los efectos y la aplicación rigurosa ley local, mediante la armonización de este criterio clásico con el siste de la determinación del lugar de comisión del ilícito En ese sentido Rabel, de la ma . considera que glas propias, gran número de delitos deben localizarse de acuerdo a p.ej. los que se cometan por intermedio de la prensa, de la un (41) Tener en cuenta las especiales características —en Alemán, v. llam. N? 33. (42) Art. 951 B. 'G. B. (43) Art. 328 B. G. B. (44) En forma similar a Zweigert, se expide Balaster, cherung in internationalen Privatrecht, Zurich, 1955, p. 60 y al examen que de esta teoría ha especialmente, con relación a hecho Bourel en su esta Die ss. materiar- del derecho ungerechfertigte BereiAl respecto excelente monografía, los autores de lengua germana. re ra- remitimos que hemos I seguido, — so dio, del fraude, de la concurrencia desleal, etc. (45) Es de gran interés, dentro de esta corriente doctrinaria, la posición de Binder quien entiende que debe localizarse exclusivamente sobre la base de un criterio ma terial del principio de la lex loci delicti commisi, sino que hay que tener en cuenta el medio social a que el mismo se encuentra "enraizado" (46) ; y el ilícito no régi b) considera que ciertos delitos están sometidos en cuanto a normas com las de atracción "sui fuero de a un generis" por parte legal observa por es petentes que rigen la relación jurídica subyacente (47) Se tos autores (48) que muy a menudo, el ilícito aparece estrechamente vincu lado a un conglomerado de relaciones de carácter familiar, real, contractual, etc. y que en virtud de eso, deben regirse los mismos, por las normas com petentes para regular los institutos a que están vinculados. su men . El precursor de esta posición es Brocher quien afirmaba a fines del si de un es glo pasado que "cada vez que el delito está sometido a la atracción tatuto especial, los hechos deben entrar, como accesorios, dentro de la com del estatuto de que forman parte por los efectos que deben producir petencia sujeto al cual se refieren" (49) último, Morris, en una solución casuística, propone aplicar al ré gimen de las obligaciones delictuales y cuasidelictuales, la solución inglesa Esto es, aplicarle "mutatis-mutandi" al régi en materia de contratos (50) men de los delitos y cuasidelitos, la teoría de la proper law of the contract (51) De esta manera se preconiza la búsqueda para cada ilícito de la norma que mejor se adapte a las circunstancias variadas que pueden darse en los hechos delictuosos, sin ceñirse, como la posición clásica, a una aplicación ri gurosa del principio de la lex loci delicti commisi (52) o por el Por . . , . . XII (45) (46) — . Nuestra opinión. — Examinadas en sus rasgos fundamentales Rabel, The Conflict of laws, T. II, p, 301 y ss, Binder, Zur auflockerun des Deliksstatuts, Rabelz, 1955, p, 480 y ss, cit, p. Bourel p, 40. (47) N"? X, en Nótese la similitud de esta solución con la preconizada por Zweigert, v. ut- supra materia de cuasicontratos. (48) Neuhaus, Rabelsz, XVI, 1951, p. 651 y Sdmitser, Handbuch des IPR 2* ed, 1944, T. II, p. 598, cits. p. Bourel, p, 41. (49) Brocher, Cours de D. I. P suivant les principes consacrés par le droit positif frangais, T. II, 1883, N"? 182, p, 144. (50) Morris J. H. C, The proper law of a tort, Harvard law Review, abril 1951, 64, p. 881 y ss, (51) iPrecisamente denominó a su sistema: "the proper law of tort". (52) Al respecto, da el siguiente ejemplo, op, cit. p. 885, que fué -tomado por Binder para justificar su teoría, un colegio mixto estadounidense organiza una colonia de vaca ciones en la región del iQuebec, en Canadá. Esta región está com-pletamente aislada, no existiendo otros seres humanos en un área de cincuenta millas. Durante la estadía una vol. — al ias distintas soluciones que la doctrina está elaborando últimamente en ma teria de obligaciones extracontractuales, se observa cjue, en la mayoría de los sistemas que preconizan hay se del equivocado enfoque un problema, un falso punto de partida. .Eso lleva, lógicamente, a conclusiones erróneas. Así algunos autores, v.g. -Schonenmberger, Von Mayr, Niederer (53), incurren en el error de examinar cuestiones constitutivas de la catego que están dentro del proble como ría, obligación extracontractual, circunstancias previo ma se — de acuerdo y a en consecuencia distinto las soluciones propias — de calificación que debe resolver de esta materia. primera operación a realizar por el jurista es la de calificar la rela en su caso el tipo de obligación jurídica y precisar concretamente extracontractual de que se trata. Luego sí, deberá determinar la ley que de be regirla y la jurisdicción competente. Ambas operaciones están regidas por principios distintos y propios. La calificación debe efectuarse de acuerdo al sistema que se adopte en la matería (54) y en forma previa y no concomitantemente con la operación ten diente a determinar la ley aphcable y la jurisdicción competente para cada categoría. La razón es de orden lógico, para poder aplicarle normas espe cíficas y procedimientos propios, a esta última operación, es necesario haber precisado anteriormente la categoría objeto de la misma, esto es, haber cali ficado la relación jurídica de la referencia. En cuanto a las teorías que pretenden regir este tipo de obligaciones por las normas correspondientes a la relación jurídica subyacente o a los insti tutos a que están vinculados por conexión o accesoriedad, v.g. Brocher, Neu haus, Schnitzer, parcialmente Zweigert, creemos que esa conexión o acce soriedad no puede constituir razón suficiente para determinar el régimen nor mativo de la obligación. Constatado que constituye una categoría, de ello resulta su naturaleza propia y es necesario procurarle la norma que sea más adecuada a sus características específicas y no someterla a otras disposicio La ción nes se — — refieren institutos que tienen distinta estructura sustantiva. donde podrían encontrar obligaciones contractuales observamos (55) que la accesoriedad es reargumentos más eficaces que Si se en materia de — —- alumna es incidentes seducida por se producen uno por de sus compañeros y otra mordida por un perro. Estos dos la sola negligencia de los encargados de la colonia. Por otra, misma, organizadores y alumnos están domiciliados en los parte, todos los miembros de la Estados Unidos y en el mismo Estado, Afirma Morris que mediando tales circunstancias, sería absurdo someter la acción de responsabilidad a la ley canadiense del lugar de co misión de los hechos, cuando en realidad, todos los elementos esenciales -del litigio están insertados en el orden jurídico estadounidense, (53) (54) (55) V. ut-supra N"? X. ut-supra N? III, llam. N' 2. V. González Lapeyre E., Los contratos accesorios V. en el D, P I., Rev. Fac, 32 — chazada la en competente, actualidad, con como — circunstancia determinante de la mayor razón debemos descartarla este en tipo legislación obliga de ciones. Por último, en cuanto a las teorías casuísticas, v.g. Morris, aquí los mismos inconvenientes que en materia de obligaciones se reiteran contractua les ofrece la tesis de las soluciones analíticas libre. Al respecto, Jitta, ade una objeción a su propia teoría, expresó : "Esta solución está lejos lantando de ser plenamente de en certidumbre" mación es satisfactoria : lo que el derecho gana elasticidad lo en pier (56) Consideramos que "mutatis mUtandi" esta afir al sistema de la "proper law of tort" . aplicable . A nuestro entender el de la local materia de ley obligacio principio cuasicontractuales, delictuales y cuasidelictuales mantiene totalmente su en algunos casos de localización imperio. Ofrece, es cierto, dificultades (57) y al respecto, consideramos con Binder, que no debe atenderse, en for ma exclusiva, a criterios materiales y que es necesario tener en cuenta con sideraciones de carácter social. De esta manera este criterio adquiere la su en nes — — ficiente elasticidad de que carecería de ser aplicado en forma estrictamente a su natural certidumbre lo convierte en el sistema material, lo que aunado más adecuado. B) SOLUCIONES POSITIVAS Nuestro derecho internacional positivo, en esta materia, está consti tuido por los Tratados de Derecho Civil de Montevideo de 1889 y 1940 y por el régimen estatuido en el apéndice del Código Civil. XIII. art. — Tratado de Derecho Civil de 1889 38: "Las (58). — Establece en su se rigen obligaciones que por la ley del lugar donde se produjo el hecho lícito o ilícito de que proceden" Se admite. pues, el criterio de la lex loci, sin hacerse referencia a las obligaciones pura mente legales (59) De las actas del 1er. Congreso Sud- Americano de Montevideo, no surnacen sin convención . . de Derecho, Montevideo, año (56) T. I., p. XII, Nos. 3-4, p. 911, N^" III. Jitta, "La substance des obligations dans le D. I. P., La Haya 1906-1907 19; Alfonsin, Régimen Internacional de los contratos, N? 73, p. 198. (57) Este punto, con sus dificultades apuntadas especialmente por Venturini, "Note sulla disciplina di diritto internazionale privato delle obligazioni da illecito" en Scritti de Diritto Internazionale in onore di Tomaso Perassi, p, 367 y por Bourel op. cit. p. 57 será objeto de (58) (59) Rige tm futuro entre trabajo. Bolivia, Colombia, V. ut-supra N? I. t Perú y Uruguay. — 33 — de juicio sobre el fundamento teórico de esta disposición. puede apreciar a través de ellas (60) que originariamente el art. 38 estaba redactado de la siguiente manera: "Las obligaciones que nacen sin con vención deben cumplirse en el lugar donde se produjo el hecho lícito o ilícito de que proceden". De esa redacción primitiva, que fué modificada poste riormente, puede deducirse que, erróneamente, el proyecto presentado por la comisión presidida por el delegado argentino Dr. Manuel Quintana intentó, sobre la base de una pretensa analogía entre las obligaciones contractuales y las extracontractuales, regir a estas últimas por la ley del cumplimiento, aun que estableciendo, por las vías de una presunción absoluta, que las obliga ciones nacidas sin convención debían "cumplirse en el lugar donde se pro dujo el hecho lícito o ilícito de que proceden". Indudablemente, fué más acertado el criterio que privó en definitiva. gen elementos Sólo se Al respecto, consideramos que fué la notoria influencia de Gonzalo Ramírez de 1889 por el camino recto. Coadyuvando esta afirmación, observamos que en el art. 14 de su Proyecto de Código In ternacional (61) plasmó prácticamente la misma norma perfeccionada la que llevó a los congresistas — terminológicamente luego XIV. — — del art. 38 del Tratado. Tratado de Derecho Civil de 1940 (62) — . El art. 43 esta obligaciones que nacen sin convención, se rigen por la ley del lugar en donde se produjo el hecho lícito o ilícito de que proceden y, en su caso, por la ley que regula las relaciones jurídicas a que responden". Se sigue pues el mismo criterio del 1er. Congreso Sud- Americano, con la particularidad de establecer el régimen correspondiente a las obligaciones puramente legales, que se someten a "la ley que regula la relación jurídica a que responden". Al respecto, interesa destacar que el delegado uruguayo Dr. Várela so licitó que se dejase constancia en actas de la posición sostenida por el dele gado argentino Dr. Vico, quien expresó: "La Delegación Argentina entien de que las obligaciones que no nacen de hechos lícitos o ilícitos, nacen de otro orden de relaciones jurídicas impuestas por la ley. Así, por ejemplo: es la ley la que da origen a la obligación de prestarse alimentos entre parientes y a la obligación de condominio forzoso de los muros divisorios. La prime ra de dichas obligaciones legales, o sea la relación jurídica entre los parienblece : "Las (60) Actas y Trata-dos celebrados tevideo 1889, Acta N' 29, p. 693. por el Congreso Internacional de Montevideo, Mon (61) Ramírez Gonzalo, Proyecto de Código de Derecho Internacional Privado i comentario, Buenos Aires 1888, p. 28.. (62) -Rige entre Argentina, Paraguay y Uruguay. 3 — y su — tes llamados dar y 34 recibir alimentos, — de carácter la segunda, jurídica parientes tos, es de carácter personal; la segunda, o sea tre los propietarios colindantes, es de orden real. Contemplando la diversa naturaleza de ambas obligaciones, se propuso y se adoptó en la primera eta pa de los trabajos del Congreso (en 1939) la fórmula final del artículo "y en su caso, por la ley que regula las relaciones jurídicas a que responden" (63). o sea a a la relación entre los es personal; dar y a recibir alimen la relación de comunidad en llamados a El art. 2399 establece: Apéndice del Código Civil (64). se en cuanto su a existencia, naturaleza, validez y jurídicos rigen efectos, por la ley del lugar de su cumplimiento, de conformidad, por otra parte, con las reglas de interpretación contenidas en los artículos 34 a 38 XV. — — "Los actos inclusive del Tratado de Derecho Civil de 1889". En virtud de esta norma y de su remisión al artículo 38 del Tratado de Derecho Civil de 1899 se llega a la misma solución a que se para nuestro derecho internacional nacional — — arribó por el 1er. Congreso Sud- Americano de Montevideo, obligaciones extracontractuales (65). en materia de (63) Cit. p. Bustamante i Rivero, El Tratado de Derecho Civil Internacional de 1940, .Montevideo 1942, p. 123. (64) -Sancionado por la ley N? 10.084 de 3. |XII|1941.. (65) V. ut-supra N? XIII.