Tema: Eje temático N° 3 “DEFENSA Y SOCIEDAD, POSIBILIDADES DE COOPERACIÓN REGIONAL” Panel N° 1 de 8:30-10:00 La relación Civil-Militar, Libros Blancos y la Política de Defensa: perspectiva socio-política, situación y proyecciones. Panelista: Dr. Adrián Bonilla - FLACSO El panelista manifiesta que el propósito de esta charla es tratar de reflexionar la producción y luego la política para la implementación de aquello que se plantea en los libros blancos latinoamericanos, y, particularmente, en el ecuatoriano. Expresa que es importante saber cuál es el contexto en el que los libros blancos empiezan a producirse. Estos son el resultado de una política de carácter hemisférico acordada por los presidentes de las repúblicas, en varias cumbres presidenciales y reflejada desde 1995 en adelante, por todas las conferencias de ministros de defensa. En este sentido la idea del libro blanco, no responde, exclusivamente, a iniciativas domésticas de los países que los están generando, sino, a un mandato hemisférico. Se trata de un mandato de los presidentes de las repúblicas que está siendo implementado por distintos ministerios de defensa, por distintos congresos y por distintas .... en diversos países. Las cumbres presidenciales, aquellas que se originan en 1994, en la ciudad de Miami y que tienen su última reunión en la ciudad de Canadá, son escenarios que inauguran una nueva forma de diplomacia en el continente, en la última década, la diplomacia de carácter presidencial, todas las instancias previas, convencionales, ministros de relaciones exteriores, reuniones de subsecretarios son de alguna manera rebasadas por una instancia de toma de decisiones, ágil y de profunda legitimidad y fortaleza política, pero en términos políticos, de carácter internacional. No debemos olvidar que este encuentro de los presidentes es en realidad, un espacio de reunión multilateral entre los Estados Unidos y el resto de países del hemisferio. Entonces, no vamos a tener cumbres presidenciales, como no vamos a tener una OEA que ejecuta las resoluciones de las cumbres presidenciales en contra de los Estados Unidos, esto no es posible, ni sin los Estados Unidos. Tenemos que ver esta política como una política de concertación, de consenso, eventualmente, de preeminencia de los principios de política exterior estadounidenses. Así, se origina el escenario que da luz a buena parte de los libros blancos, en América Latina, pero ese escenario de origen, cambia después del 11 de septiembre, y cambia, básicamente, por un hecho en términos de relaciones internacionales, la política de cumbres presidenciales, la política de conferencias de ministros de defensa, de ministros de comercio, en fin, que siguen la agenda definida en Miami, en 1994, responden a un momento en donde para los Estados Unidos en el hemisferio y en el ámbito global el multilateralismo era una herramienta política eficiente que daba resultados y otorgaba seguridad. Después del 11 de septiembre, el multilateralismo como herramienta de política exterior estadounidense, no es la principal, en términos de seguridad, por ejemplo, en buena parte de la literatura se califica ahora, la política de estados unidos frente a los países del hemisferio, como una política regional, con énfasis subregionales, pero que se implementan en términos bilaterales. De modo que el escenario de los libros blancos se modifica por varias razones, y esta es una de las centrales. Este es el primer punto. El segundo punto, es que el ámbito en el cual los libros blancos son producidos está identificado por tr es criterios de carácter político: el criterio de democracia, el criterio de modernización del estado -que tiene que ver con el consenso de Washington y con las presiones por articularse a las necesidades que la globalización plantea- y, tercero, el criterio de constitución de relaciones institucionalizada entre civiles y militares. Democracia, modernización del estado, relación entre civiles y militares. Al hablar de democracia -para sobre simplificar-, vamos a plantear que el criterio que implica control civil sobre las decisiones de defensa, de alguna manera es la relación de la preeminencia militar que en varios países de América Latina, había sobre estas decisiones. Esta es una política deliberada de las cumbres presidenciales y que se están implementando y que va a continuar. La segunda idea tiene que ver con la modernización del estado y con las políticas macroeconómicas, esto supone que estamos en un período que dura ya un par de décadas, en el caso de los países andinos, talvez un poco menos, de presiones por la reducción del tamaño del estado, de los presupuestos fiscales, y, de austeridad. Y estas presiones, implican presiones sobre los presupuestos de defensa, sobre el tamaño de las fuerzas armadas, y, sobre los ámbitos de acción de las fuerzas armadas, que se expresa en nuevas agendas, y, en una tendencia por homogenizar de alguna manera algunos roles de la policía y de las fuerzas armadas, Y, finalmente, las relaciones civil-militares, como una tendencia hemisférica, a integrar a los civiles -que somos muy ignorantes en los temas de defensa y seguridad, en la mayoría de los casos-, a estas áreas. El contexto actual, post 11 de septiembre, sin embargo, plantea constantes que es necesario reconocer a escala global, para poder como está América Latina. La primera de ellas es que AL, en comparativos, es la zona menos militarizada del planeta, desde México Cabo de Hornos. algunas entender términos hasta el Un segundo elemento, que tenemos que plantearnos, es que, en comparación con otros escenarios globales, en el hemisferio occidental, la intensidad de los conflictos interestatales o los conflictos étnicos, que permitirían prever un desenlace con escenarios de confrontación armada, es muchísimo menor a los que están presentes en otras zonas del planeta. América Latina, es una zona libre de armas de destrucción masiva y donde todos los programas de investigación y desarrollo de armas de destrucción masiva, químicas, biológicas o nucleares, están suspendidas y donde no existen presupuestos para estas áreas. Y, finalmente, este conjunto de elementos, plantea al hemisferio y concretamente a América Latina y a los países del Caribe, como una zona -en términos puramente militares-, estratégicamente marginal a escala global. Lo que permite, de alguna manera, la conducción de las políticas hemisféricas de defensa, sin grandes problemas, por algo que podríamos llamar una hegemonía estabilizadora de los Estados Unidos. Este es el contexto en el que se desenvuelven las políticas de defensa y en donde los libros blancos, expresan esas políticas. Con estos elementos creo que es necesario reflexionar, en términos de la próxima conferencia de ministros de defensa, acerca de las posibilidades de construcción de nuevas comunidades regionales, subregionales o hemisféricas de seguridad, que de alguna manera, den cuenta de la necesidad de modernizar a los regímenes actualmente existentes, y, de un sistema de evaluación de seguridad colectiva, post-segunda guerra mundial, diseñada para enfrentar amenazas completamente distintas a las que tenemos ahora. Hay algunos elementos que tenemos que considerar y que, de una u otra manera, los libros blancos van expresando, a pesar de la forma. Primero, no tenemos en el hemisferio, percepciones comunes sobre las amenazas, no tenemos, desde la lógica de la defensa de los países, amenazas igualmente percibidas. Lo que para los ecuatorianos significa el conflicto colombiano, no significa para los peruanos ni para los propios colombianos. Lo que para los países latinos, significa el problema mundial de las drogas, y, las responsabilidades compartidas en ese problema por distintos estados no significa, necesariamente, para los países con poblaciones que consumen narcóticos. Lo que para los EE.UU. significa el problema de migración, que está penalizándose, de manera que se planteen la migración como un problema de tráfico de personas, no significa lo mismo para los países que expulsamos mano de obra, personas, porque nuestra economía no es suficiente. El problema de la migración ilegal no tiene que ver con conspiraciones de los coyoteros, es un fenómeno social que no se puede controlar, como no se puede controlar el narcotráfico con medidas de seguridad y militares, no se va a controlar así el fenómeno de la migración. Un elemento adicional que tenemos que tomar en cuenta es la diferencia, o la tendencia a la diferenciación, de las regiones del hemisferio. Es muy difícil en términos políticos y en términos económicos hablar de América Latina y el Caribe como una unidad política común, el Cono Sur es muy distinto a la región andina y estas dos son muy distintas a Centroamérica y El Caribe en términos de sus necesidades de seguridad y también en términos de sus economías y de sus dinámicas de integración. Hay diferencias en cuanto a las percepciones del estado nacional, en cuanto a tensiones fronterizas, hay diferencias en cuanto a las relaciones civil-militares y las dinámicas de institucionalización. El Cono Sur está bastante más institucionalizado que la región andina. La pres encia política o el uso político que se pueda dar a las fuerzas armadas en el Cono Sur es bastante distinto del que se les da en varios países a los militares de la región andina, los casos de Perú, Ecuador, Venezuela, son emblemáticos y los procesos de integración política y económica están en muy distinto nivel. Las prioridades en América Latina son heterogéneas y tienen que ver si es que hay prioridades distintas en la economía, si hay prioridades distintas en la política exterior, sin duda, va a haber prioridades distintas también en las políticas de defensa y ilustramos esto en la región andina con la relación bilateral más importante que tienen los países de la región, que es la de los Estados Unidos. No tenemos una comunidad de política exterior de una visión compartida de los EE.UU. . Mientras Venezuela con los Estados Unidos tienen una relación tensa sin llegar a ser hostil, Colombia tiene una relación absolutamente complementaria y casi independiente de la política de los Estados Unidos, el Ecuador tiene algo parecido a una preocupante afinidad con la política de Washington y es muy difícil la implementación de los acuerdos logrados con los Estados Unidos, yo diría que esta misma afinidad, pero en términos precarios, por circunstancias de la misma política doméstica, tiene Perú, mientras que Bolivia se ha distanciado de los EE.UU.. Sin una relación bilateral, la más clara de todas, es la de los EE.UU. con los países andinos, tenemos estas diferencias abismales entre todos ellos, no vamos a tener una comunidad de intereses muy clara, muy transparente en términos de seguridad y de defensa. Un segundo elemento, que quiero plantear en este escenario contemporáneo, es que no existe el mismo interés de los Estados Unidos que antes del 11 de septiembre, en la región, en términos estratégicos ni existe el mismo interés en la producción de políticas de carácter multilateral. La actual estrategia de los EE.UU. solo menciona cinco países de los treinta y cuatro que conforman la OEA, que son México, Brasil, Colombia, Chile y Argentina, los demás países no están mencionados ni está mencionada, particularmente, la OEA, en la estrategia de seguridad de los Estados Unidos. Existe, además -y es el tercer elemento-, una serie de factores domésticos que dificultan esta visualización de políticas comunes de comunidades de seguridad, primero, pero que en términos de relaciones civil-militares la preeminencia en la región andina, se da al curso político de las fuerzas armadas tanto de parte de los partidos, cuanto por parte de las presidencias de las repúblicas, cuanto por movimientos dentro de las mismas fuerzas armadas de los países andinos. En la región tenemos una distorsión en la formulación de las agendas que se expresa en varias cosas, al mismo tiempo que tenem os presiones por deteriorar las agendas de carácter convencional, tenemos algunos temas que todavía no están claramente definidos en términos de competencia, de a quien corresponde procesarlos, los llamados temas de las nuevas agendas, los llamados temas transnacionales, temas como el narcotráfico, temas como migración, temas como tráfico de personas, temas como delincuencia transnacional, son temas de seguridad pública, o sea que corresponde a la policía su procesamiento, o son temas de defensa, supone este procesamiento de estos temas la policialización de las fuerzas armadas y la militarización de la policía, supone una superposición y confusión de roles y funciones, tenemos una presión para la unificación de fuerzas armadas y policía en una sola fuerza armada, en el olvido de los roles como el mantenimiento de la soberanía. Esto no está claro, es un proceso confuso, es unas veces sí, otras veces no, y, finalmente, como todo proceso se resuelve en la lucha por partidas presupuestarias, y, entonces, en la enajenación a metas de corto plazo de temas estratégicos de mediano y largo plazo. Finalmente, creo que lo que nosotros tenemos es una tendencia en toda la región andina, y, particularmente, en algunos de estos países, el Ecuador entre ellos, hacia la desinstitucionalización y erosión de todas las instituciones del estado en su conjunto, incluyendo las instituciones de la defensa. Con respecto a los libros blancos, tenemos en el Ecuador un libro blanco y tenemos, en formación, un documento de la defensa en Colombia, un libro blanco que se está demorando mucho, en Perú, no tenemos intenciones de verlo en Venezuela. Creo que, en el caso de los países que tenemos documentos de defensa, faltan algunas cosas, primero, consolidar esos documentos de defensa, hasta qué punto, el LB que nosotros tenemos, tiene vigencia. No tenemos procedimientos para la implementación de las políticas públicas que en esos libros aparecen, las políticas pueden estar enunciadas, pero los procedimientos para su implementación, no existen. Tenemos, todavía, una muy débil participación de civiles en la gestión y en el conocimiento de los asuntos de la defensa y, por lo tanto, tenemos estructuras muy débiles de monitoreo, de seguimiento, y, de rendición de cuentas, a propósito de estas políticas. Muchas gracias