CARTA A CARLOS Nos cuesta imaginarte ausente para siempre. Tantos recuerdos de ti se nos acumulan que ni dejan espacio para la tristeza y te vivimos intensamente sin tenerte. No te queremos hablar con voz melancólica, tu muerte no nos quema las entrañas, ni nos angustia, ni nos quita el gozo de vivir; nos duele saber que no podremos partirnos nunca más el pan, ni hacernos compañía; pero de este dolor sacamos la fuerza para escribir estas palabras y recordarte. Con más tenacidad que nunca, nos esforzamos por crecer Sabiendo que tú creces con nosotros: proyectos, ilusiones, deseos, se redimensionan por ti y contigo, por muy distantes que te sean, y contigo y por ti soñamos cumplirlos. Estás presente en las pequeñas cosas y en ellas te pensamos y te evocamos, seguro como nunca que la única esperanza de sobrevivir es amar con suficiente fuerza para convertir todo lo que hacemos en vida y hacer crecer la esperanza y la belleza. Tu ya no estás y florarán las rosas, maduraran los trigos y el viento quizás despertará secretas melodías; tu ya no estás y el tiempo ahora transcurre entre el recuerdo de ti, que nos acompañas, y aquel esfuerzo, que tan bien conoces, de persistir cuando nada es propicio. Desde estas palabras muy tiernamente te pensamos mientras la tarde suavemente declina. Todos los colores proclaman nueva vida y nosotros la vivimos, y en ti se nos representa sorprendentemente vibrante y armoniosa. No volverás nunca más, pero perduras En las cosas y en nosotros de tal manera Que nos cuesta imaginarte ausente para siempre. Adaptación de Mariona Monterde del poema “Lletra a Dolors” del Llibre d’Absències de Miquel Martí i Pol (1984)