El comercio de esclavos en Honduras y Nicaragua en el siglo XVI. Víctor Rodríguez Baena La región centroamericana se convirtió, en el periodo de 1520 a 1550, en una reserva humana, utilizada para abastecer las islas antillanas, el istmo de Panamá y a las huestes españolas en la conquista del Perú. Esta diferencia respecto a la América nuclear 1 se explica en la medida que los colonizadores españoles de este periodo no encontraron la tan ansiada llave universal de la riqueza y a la demanda de mano obra desde puntos geográficos externos a la región, por lo que hicieron del tráfico de esclavos el único negocio lucrativo en Nicaragua y Honduras. El estudio de la esclavitud es un fenómeno complejo debido a la escasez informativa de la que se dispone, y a la vez la relatividad de la misma. De esta forma quedan en el aire asuntos como: la cuantificación de la población esclavizada; la importancia de Nicaragua en la empresa española de conquista del Perú; el trasvase poblacional nicaragüense y hondureño a Panamá; la efectividad de la legislación real en los circuitos “hondureños – antillanos” de comercialización esclava; y las distintas tipologías de utilización de la mano de obra esclava tanto indígena como negra. Una de las principales preocupaciones de los colonizadores españoles fue la de localizar y controlar grandes poblaciones agrícolas 2 . Otra tendencia, igualmente persistente durante los siglos XVI y XVII, estuvo marcada por la obsesión de materias primas y productos naturales, ya que éstos debido a la gran demanda europea podrían producir rápidamente una riqueza considerable al exportarlos. Los conquistadores y sus sucesores vieron con gran claridad que el oro y la plata eran los productos deseados, esto es, los generadores de riqueza por excelencia de la época. La Europa mercantilista sufría una escasez crónica de esos metales preciosos y su posesión era el índice para evaluar el éxito de los individuos y naciones. En tales circunstancias los conquistadores españoles deseaban impacientemente cavar minas rudimentarias para alcanzar los minerales y construir fundidores para extraer los metales. En suma, una adecuada comprensión de las demandas y prioridades europeas llevó a los primeros colonizadores españoles a concentrarse en los muchos metales preciosos en demanda, dondequiera que estuvieran accesibles. Dado el impaciente mercado europeo y el hecho de que el Nuevo Mundo era un lugar turbulento, con indígenas recientemente subyugados, no es de extrañar que sólo escasamente concibieran los españoles un desarrollo económico a largo plazo. 3 La mayoría de los Zona ocupada por el imperio azteca, chibcha e inca. Verdaderos núcleos de ocupación de los colonizadores españoles. 2 Francisco Morales Padrón, Descubrimiento y Conquista de América, (Madrid: Gredos, 1982). 3 Murdo J.MacLeod, Spanish Central America: A Socioeconomic History, 1520-1720 (Berkeley: University of California Press, 1973). Esta obra se publicó en español como Historia socio-económica de la América Central española, 1520-1720 (Guatemala: Editorial Piedra Santa, 1980) pp 39-41. El análisis de la región centroamericana, 1 1 españoles probablemente se proponía permanecer en el Nuevo Mundo sólo temporalmente. Su preocupación en esos primeros días era la de acumular riquezas o botines, tan rápidamente como fuera posible, para regresar con ellos y cargados de prestigio a España. Así fue como la conquista de América Central, en las dos décadas subsiguientes, guarda más parecido con un asalto prolongado que con una ocupación. De este modo, una vez que se ha presentado, de forma escueta, la personalidad o perfil del conquistador español y las principales ocupaciones que podría desarrollar en la América Central, se pasará a analizar los sistemas coactivos de trabajo. Este trabajo se centrará en la esclavitud indígena, poco tratada en la historiografía- una de las variadas formas que tuvieron los españoles de disponer de población para distintos fines. Como se decía líneas arriba, inmediatamente se inició –por parte española- la búsqueda de una llave universal hacia las riquezas. Los conquistadores se percataron que la región centroamericana cumplía con dos de las características de la región mexicana, aunque en menor grado, es decir una presencia de grupos nativos densamente poblados, y por otra parte las corrientes de agua llevaban oro que producían rápidas ganancias cuando se le lavaba. Factores externos proporcionaron a los nuevos conquistadores formas únicas y obvias de utilizar las abundantes poblaciones indígenas. El istmo de Panamá y las más grandes islas del Caribe habían sufrido drásticas pérdidas de población, por lo que las jóvenes comunidades españolas en esas áreas habían sido totalmente despojadas de la esencial fuerza de trabajo requerida para todas sus actividades. En un grado menor, el reciente descubrimiento de Perú y las guerras pendientes, proporcionaban otra oportunidad. Las expediciones españolas allí necesitaban grandes cantidades de mozos de servicio, sirvientes y soldados auxiliares hasta que el área estuviera sometida. Los conquistadores de América Central –especialmente aquellos que fueron a Nicaragua- percibieron rápidamente estas claras oportunidades. 4 Existían dos vías de exportación de esclavos, una por medio del Pacífico, y otra a través del Mar Caribe. La vía del Pacífico se dirigía tanto a Perú como a Panamá. La vía del Pacífico tenía como puerto de exportación Nicaragua, mientras que la ruta hacia las islas del Caribe partía de Honduras. Pero todas las áreas de América Central, excepto Costa Rica que no había sido conquistada y las tierras distantes y aisladas de Chiapas, fueron afectadas en grados diversos por este comercio. Las incursiones para hacerse con esclavos de las costas de Yucatán, Islas de la Bahía y en la costa septentrional de Honduras se habían iniciado algún tiempo antes de que el área fuese conquistada, tal vez desde 1515. Los cautivos concebida como una parte de una unidad económica que tiene al Mar Caribe como centro, y la importancia de las actividades comerciales como nexo de integración, en: Guadalupe Fernández Morente, “Honduras y el espacio económico del Caribe, 1524-1550”, Mesoamérica, 42. 4 Murdo J.MacLeod, op cit.,p 42. 2 indígenas 5 eran llevados a la Cuba de Velásquez y esclavizados allí. Hernán Cortés, durante su expedición hasta Honduras, dice haberse impresionado ante este comercio y pedía al Rey que exigiera que esos esclavos fueran regresados a su lugar de origen. Tales peticiones tuvieron escaso efecto en esa época. Aunque esta exportación de esclavos no era comparable a la de la costa del Pacífico, continuó en una forma bastante regular por muchos después de la partida de Cortés. Los círculos oficiales no podían impedir este comercio, lucrativo a todas luces, pues algunos de los conquistadores, adelantados y funcionarios reales comisionados estaban directamente implicados. Las listas de los cabildos de Honduras, y el seguimiento de las actividades de sus miembros, avalan la afirmación anterior referente a la implicación oficial en el comercio esclavista. Como ejemplos están los casos de López de Mendoza y de Juan de la Puebla. López de Mendoza fue regidor y alcalde de Triunfo de la Cruz y alcalde del primer cabildo de Trujillo. Estuvo implicado en el comercio de bastimentos desde Cuba, para lo que concertaba el alquiler de un navío con Alonso Rodríguez, en el que arribaba con mercaderías a Trujillo y regresaba a Cuba cargado de esclavos indígenas para vender en los mercados de mano de obra. 6 Los esclavos indígenas –procedentes de Nicaragua y Honduras- no sólo eran utilizados como fuerza de trabajo, sino también como moneda de cambio en las transacciones comerciales. Fue una de las motivaciones económicas más importantes y el motor de la penetración en Honduras, donde las expediciones de “conquista” escondieron su verdadero significado de expediciones esclavistas. Estaban involucrados en esta actividad hombres como Francisco de Pareja, Juan López de Aguirre, capitán, teniente y tesorero de Triunfo de la Cruz, y López de Mendoza, regidor y alcalde de la misma villa. Todos fueron hombres de confianza de Francisco de las Casas, quien les otorgó cargos en el cabildo de Trujillo antes de partir hacia México. Ellos fletaron en Puerto Caballos un navío de Francisco Alonso Rodríguez, vecino de Cuba, para que los llevase al cabo de Honduras donde lo cargarían de esclavos con destino al mercado cubano. El comercio de esclavos implicó a Honduras en un circuito comercial, que funcionaba entre las provincias de Nicaragua y Panamá y las islas del Caribe, y que trató de ser monopolizado por los diversos grupos de poder que convergieron en el área. Capitanes, gobernadores e incluso oficiales reales, como el oficial Pedro Moreno, el capitán Gabriel Rojas y los gobernadores López Salcedo, Vasco de Herrera o Andrés de Cereceda, se dedicaron a las actividades esclavistas, tomando esclavos en sus conquistas e incursiones por el territorio para su posterior comercialización. Estos personajes defendieron su existencia frente a los intentos de la Corona de prohibir la esclavitud indígena. De hecho, Hernán Cortés –pese a las Debido a la limitación espacial de este trabajo no se puede profundizar en aspectos muy importantes para la comprensión de la esclavitud indígena, casos como el análisis de la estructura sociopolítica indígena quedan fuera de este texto. Para ello ver, Claudia García, “Género, etnia y poder en la Costa de Mosquitos (siglos XVII y XVIII)”, en Mesoamérica, 40. Se indica este trabajo, pues los miskitus no fueron sometidos por los españoles, y de este modo su estudio puede verse como un referente para la comprensión de las estructuras sociopolíticas indígenas. Además, el caso de los miskitus es muy particular debido a su relación tanto con ingleses como con esclavos negros. 6 Guadalupe Fernández, art cit., p 184. La autora rastrea las actividades de numerosos miembros del cabildo de Trujillo, como el escribano Juan de Torquemada, Juan Cabrera alcalde ordinario, Diego Díaz de Herrera regidor, Diego Nieto alcalde mayor… 5 3 quejas a la Corona que anteriormente se veían- dio por esclavos a algunos de los indígenas que se alzaron contra los españoles e incluso los herró en el rostro con un hierro propio. Del mismo modo, Vasco de Herrera se dedicó a repartir indígenas a sus amigos, a atacar los poblados vecinos, a esclavizar y a herrar a cuanto natural cayera en sus manos. Hizo una expedición en barco por la costa persiguiendo tales fines. Tan beneficioso e importante debió ser este comercio que, en 1533, Andrés de Cereceda expuso al rey que si impedía que se continuara con el mismo, los españoles no tendrían nada con qué comerciar y abandonarían la tierra, así como los indígenas ya no contarían con ningún freno para llevar a cabo sus rebeliones y levantamientos frente a los españoles. Del mismo modo, Diego López de Salcedo, en defensa de esta actividad, expone que: “hasta agora no han tenido, ni tienen otro remedio para se poder sustentar… sin ello, no se podría sustentar la gente, y defendiéndolo sería despoblar la tierra” 7 Los encomenderos jugaron un papel importante. Los indígenas encomendados eran alquilados por los encomenderos a mineros o comerciantes, con los que se llegaba a un acuerdo económico o bien se colaboraba en la actividad recibiendo parte de los productos obtenidos. De hecho, son constantes las quejas por la existencia de encomienda cuyos titulares jamás habían visto ni usado (ya que se hallaban en otra provincia o incluso en España ocupados en otros negocios) y habían cedido su explotación y aprovechamiento a individuos adeptos con los que llegaban a algún tipo de acuerdo económico para aprovechar la encomienda del titular. Asimismo, muchos de los encomenderos aparecen implicados en actividades comerciales o mineras u ocupaban algún cargo oficial o del cabildo, de tal forma que fue uno más de los resortes de estos grupos de poder económico. Así, por ejemplo, Andrés de Cereceda fue encomendero de los pueblos de Quimistán, Tapalampa, Tecapa y Chapanapa y, de forma paralela, ocupó los cargos de contador de Honduras y gobernador de la misma. Contaba además con cuadrillas de esclavos mineros que trabajaban en los depósitos aluviales de una rica mina situada en la jurisdicción de la villa de San Pedro de Sula y estuvo relacionado con varios comerciantes de la ciudad de Trujillo, en cuyos alrededores tenía hatos de ganado de Tapalapa y la de Quimistán, implicándose en el comercio de animales con Guatemala. Una vez que se han analizado las implicaciones oficiales que conllevaba el comercio de esclavos indígenas desde Puerto Caballos hacia las islas del Caribe, es necesario plantear lo que supuso la vía del Pacífico en el comercio esclavista indígena, procedente de Nicaragua. El comercio de indígenas esclavos hacia el Caribe nunca se aproximó a las dimensiones del comercio en el Pacífico. Se debe señalar una diferencia básica en la naturaleza de los conquistadores y conquistas de México y Panamá. México consolidó prontamente una sociedad encomendera, una minería intensiva y grandes cantidades de indígenas encomendados. Esta etapa, en realidad, nunca fue alcanzada en Panamá, donde la cacería de perlas, esclavos y botín fueron de primera importancia, siendo reemplazada después como principal 7 Recogido en Guadalupe Fernández, art cit., p. 186. 4 actividad económica, por el transporte de carga transístmica hacia Perú. Los primeros botines fueron capturados por bandas errantes de soldados, quienes los exportaron a asentamientos más antiguos en las islas del Caribe. La caza y esclavización de indígenas duró más tiempo en Panamá que en ninguna otra parte. La importancia de Panamá fue mayor después del descubrimiento del rico imperio de los Incas. La mayor parte de las personas y los bienes que iban desde y hacia este nuevo territorio recién descubierto atravesaban el istmo. El problema consistía en cómo dotar de servidumbre a estas caravanas. Los habitantes aborígenes de Panamá habían desaparecido rápidamente y la falta de fuerza de trabajo amenazaba a las pequeñas comunidades españolas con el hambre e inanición o, cuando menos, con la paralización económica. Tan frecuentemente como se podía, eran traídos esclavos negros; pero, en los primeros años, este recurso comenzó a resolver sólo penosamente el problema de la mano de obra. El mismo Perú estuvo también necesitado de fuerza de trabajo en los primeros años de conquistas y campañas. 8 Para ambos casos, el área centroamericana era la reserva más conveniente de grandes poblaciones indígenas; y dentro de América Central, el núcleo más cercano era la Nicaragua lacustre. Así fue como ésta se convirtió en el principal centro de comercio de esclavos indígenas. El envío de esclavos indígenas, desde Nicaragua a Panamá, comenzó inmediatamente después de la Conquista. En 1529, Pedrarias Dávila dio a la corona una detallada descripción del proceso, declarando que había sido el primero en darse cuenta que era contrario a los decretos reales y que había, por lo tanto, prohibido tales exportaciones de esclavos indígenas a Panamá. En lugar de frenar el comercio humano, se puede decir que Pedrarias mismo se enredó muy pronto en el lucrativo negocio. Toda pretensión de enviar sólo esclavos marcados y hechos en forma legítima había sido abandonada para cuando Pedrarias comenzó a participar. En abril de 1529, el Alguacil Mayor, Alonso Gil, acusó a dos españoles –uno de ellos un funcionario real- del envío como esclavos de grandes cantidades de indígenas libres y no marcados hasta Panamá. En realidad, se puede afirmar que en la década de los treinta el esclavismo era la industria básica de Nicaragua. Los indígenas eran atacados tan pronto se les encontraba y, una vez apresados, puestos en marcha a lo largo de la costa del Pacífico, hasta Realego o el golfo de Nicoya. Allí se les metía en pequeños barcos y enviaba a los mercados en Panamá y Perú. Muy pocos intentos fueron hechos para seleccionar sólo aquellos indígenas capturados en la guerra, tal y como demandaba la legislación real. Francisco Castañeda y el notario Rodrigo de Contreras, los dos gobernadores que sucedieron a Pedrarias, estaban aún más interesados en la industria que éste, ya que para ese tiempo había crecido en importancia. Otros nombres famosos estuvieron también implicados: Fernando Ponce de León y Hernando de Soto, por ejemplo, ambos compraron y operaron barcos esclavistas. 8 Murdo J.MacLeod. op cit., p. 43 5 Según Murdo J.MacLeod es difícil estimar las cantidades de indígenas implicados entre más o menos 1528 y los últimos años de la década de los cuarenta, que fue cuando el comercio decayó, pero el total debió de haber sido grande. 9 Este autor realiza un balance sobre la población esclavizada a través de los registros tributarios, pero de todos modos se considera que es muy difícil llegar a baremar con exactitud la población esclavizada, por lo tanto se aportan los siguientes datos de una forma orientativa – los indicios invitan a pensar desgraciadamente en cifras más altas-. Diez mil esclavos por año, para la década entre 1532 y 1542, lo que supondría un total de 200.000 indígenas para todo el periodo esclavista en Nicaragua. Ya en 1535 se había reportado a la Corona que un tercio de la población aborigen de Nicaragua había sido esclavizada y utilizada como tal. Como ya se ha reseñado anteriormente, Nicaragua no fue la única área del Pacífico implicada en esta gran empresa. Como la demanda desde Perú y Panamá era constante, el área vaciada de Nicaragua se encontraba cada vez más incapacitada para responder a ella. Entonces, fueron incorporadas al comercio, en los años 40 o tal vez antes, áreas de una densa población localizadas costa arriba. De acuerdo a lo sabido, la exportación de indígenas desde provincias tales como San Salvador y Guazacapán nunca se comparó con aquella de Nicaragua, alrededor de 1530. Pero era lo suficientemente grande como para impresionar al severo reformador que fue el Licenciado Alfonso López Cerrato, a su arribo en Guatemala. Las dos áreas de estudio de MacLeod son Nicaragua y Honduras. En la primera de ellas refleja en 1520 unos 600.000 tributarios. Esta cifra se tiene que poner en contraste con los 6.050 tributarios que hace constar para la fecha tan temprana de 1560. Dos comentarios merecen estas cifras, en primer lugar la cantidad tan alta de población que existía en Nicaragua, y en segundo lugar, se tiene que expresar que la disminución de la población indígena es un proceso complejo en el que influyeron epidemias, fugas de la comunidad…, pero por supuesto la esclavitud tuvo un papel trascendental en este proceso. El área de Honduras constaba en 1524 con 400.000 tributarios, mientras que para 1541 ya tan sólo poseía 8000 tributarios. La industria esclavista en Nicaragua y Guatemala provocó un proceso ruinoso. Muchos indígenas murieron resistiendo a la esclavización, sobre todo cuando las incursiones esclavistas se realizaban en áreas no conquistadas previamente. Para aumentar aún más el daño demográfico, los esclavistas españoles preferían obviamente a los adultos bien constituidos, así que rompieron unidades familiares, con infelices resultados para los jóvenes y viejos que quedaban atrás, al cuidado de las milpas. La tasa de mortalidad en los barcos esclavistas nicaragüense era aterradora. La reina fue informada que, generalmente, sólo cuatro de veinte sobrevivían a las condiciones de apiñamiento de los barcos. En 1550, la exportación de esclavos indígenas había disminuido hasta un mínimo en todas las áreas de América Central que participó en este comercio. Las razones no son difíciles de determinar. En Nicaragua y Honduras simplemente no habían quedado indígenas para enviar. 10 Las abundantes 9 Murdo J.MacLeod, op cit., pp 44-47. Para el caso de Honduras ver, Melida Velásquez, “El comercio de esclavos en la Alcaldía Mayor de Tegucigalpa, siglos XVI al XVIII”, Mesoamérica, 42. En este artículo se refleja como las demandas de los mineros por falta de mano de obra (se cubren todas estas reivindicaciones con la compra de esclavos negros) se recrudecen con el descubrimiento de las minas de 10 6 poblaciones del área del Lago de Nicaragua, mencionadas por los primeros invasores, se habían reducido hasta menos de diez mil cabezas de familia. Honduras había sufrido una catástrofe similar. La esclavitud jugó indudablemente un papel en esta declinación (posiblemente el principal para el caso de Nicaragua), pero también contribuyeron las revueltas, hambre, trabajos excesivos y, sobre todo, epidemias. No sólo era difícilmente rentable el envío de estas poblaciones remanentes, sino que ahora eran guardadas con mucha más atención por los encomenderos y funcionarios reales. La fuerza de trabajo de los primeros años después de la conquista estaba ahora cuidadosamente distribuida entre finqueros, dueños de plantaciones y mineros, quienes se resentían ante los intentos de exportar su ya tan reducido abastecimiento de mano de obra. Al desaparecer los conquistadores y primeros colonos, les sucedió la implantación del control real –y para reforzar control- una nueva casta de funcionarios reales. Los dos principales fueron el obispo Cristóbal de Pedraza en Honduras y, especialmente, el severo Alonso López de Cerrato. Algunos autores han citado la legislación real y la actuación de Cristóbal de Pedraza y López Cerrato, como causa de la declinación del comercio esclavista indígena. Esta afirmación se tiene que cuestionar, pues el papel de Pedraza fue pequeño. Combatió vigorosamente la exportación de indígenas hondureños a las islas del Caribe, pero éstos quedaban ya en números tan reducidos que el tráfico fue suspendido (no tanto por los esfuerzos de la oficialidad) como por la propia falta de abastecimiento. López Cerrato, por otra parte, llegó después de los grandes días de la esclavización aborigen de Honduras y Nicaragua, cuando las costas del Pacífico de Guatemala y San Salvador – todavía densamente pobladas- se estaban haciendo cargo de mucho del declinante comercio esclavista hacia Panamá y Perú. Por medio de una implacable legislación contra la esclavitud indígena –que liberó a todos los esclavos que lo eran sin título existente- y enviando a sus Oidores a todo lo extenso de la costa sur, López de Cerrato amplió los poderes que le fueron otorgados por las famosas Leyes Nuevas (1542), para eliminar el tráfico de esclavos indígenas en Guatemala. Sus actos despertaron gran resentimiento entre las poblaciones españolas y criollas y, a pesar de su determinación y enérgicas acciones, es dudoso que sus prohibiciones hubieran sido obedecidas, de no haber mediado otros factores. El factor de más importancia en la caída de las exportaciones esclavistas desde la Audiencia de Guatemala fue, no obstante, la desaparición gradual de la demanda. Para 1548, las primeras conquistas peruanas y guerras civiles habían terminado, de ahí que las poblaciones sometidas de la localidad Tegucigalpa. La autora del artículo ofrece una visión renovada, pues cita toda la variedad de usos que podía tener la esclavitud negra: “…el trabajo esclavo no sólo fue utilizado en la extracción del mineral o en los ingenios de beneficio de metales. En su tarea impuesta de servir a los españoles, los esclavos participaron junto a ellos en misiones de control y de sojuzgamiento en contra del nativo. Además desde sus primeros años de vida, los esclavos estaban expuestos a todo tipo de transacciones económicas [dicha práctica estaba prohibida por la legislación real]…” De un modo mucho más amplio, ver: Enriqueta Vila Vilar, Hispanoamérica y el comercio de esclavos (Sevilla: Escuela de Estudios Hispano-Americanos, 1977) El tema de la esclavitud negra en Centroamérica –al igual que el de la esclavitud indígena- han sido tradicionalmente soslayados por la historiografía. Del mismo modo tampoco se han analizado todos los efectos sociales actuales, heredados de dicho fenómeno, al respecto véase. Mark Anderson, “¿Existe racismo en Honduras?: estereotipos mestizos y discursos garífunas, en Mesoamérica, 42. 7 estaban siendo empleadas en los campos y minas. En Panamá, los cargadores indígenas fueron reemplazados por mulas y caballos, criados localmente o en áreas cercanas en cantidades siempre crecientes. La población negra también estaba aumentando. De esta manera, la demanda local de fuerza de trabajo; poblaciones rápidamente declinantes; severos funcionarios reales; la desaparición de la primera gran generación de conquistadores y la disminución de la demanda, condujeron a un rápido descenso de las exportaciones indígenas en América Central. Para los primeros años de 1550, esta industria había desaparecido. En esta breve síntesis se ha planteado la cuestión del esclavismo indígena, enfocado mayoritariamente en su dimensión externa, es decir la región centroamericana como foco exportador de esclavos a otras áreas. Del mismo modo, se tiene que decir que en la Audiencia de Guatemala también se utilizó la esclavitud indígena 11 en algunas labores muy lucrativas. Es el caso del lavado de oro, que se practicó por doquier y se mencionan numerosas cuadrillas de esclavos indígenas y trabajadores que fueron trasladados por el interior de toda América Central. El descubrimiento más importante de todos fue el del centro de explotación de oro y plata, alrededor de Olancho y el río Guayape. A modo de conclusión se tiene que decir que las razones del declinamiento de tales campos (Olancho-Guayape), estaban íntimamente relacionadas con el descenso severo de la población laborante. Ni siquiera las grandes importaciones de esclavos negros –como ya se hace referencia en una nota de este trabajo- pudieron salvar la situación y, en la segunda mitad del siglo XVI, se oyeron quejas frecuentes sobre que el oro y plata abundantes de Comayagua, San Pedro y sobre todo Olancho, sólo necesitaba de fuerza de trabajo para convertirse en una rica posesión para los habitantes locales y la Corona. 11 William L. Sherman, El trabajo forzoso en América Central: siglo XVI, (Guatemala: Seminario de Integración Social Guatemalteca, 1987). En esta obra se trata la utilización del trabajo coactivo de forma pormenorizada y sus distintas implicaciones en las diversas actividades socioeconómicas. El trabajo forzoso evolucionará hacia formas mucho más sutiles que borren el estigma de la esclavitud, pero sin abandonar su naturaleza opresora, que marcará de algún modo a la población de la región centroamericana. 8