27.- El Cinquecento y la crisis del Manierismo en Italia. Arquitectura: Bramante, Miguel Ángel y Palladio. Escultura: Miguel Ángel. Pintura: Leonardo, Rafael y Miguel Ángel. La escuela veneciana El Renacimiento italiano representa una etapa decisiva en el desarrollo de la civilización occidental. Su nacimiento en los albores del siglo XV (el "Quattrocento" o Renacimiento temprano) y el excepcional esplendor que conseguirá en el siglo XVI (el "Cinquecento": alto Renacimiento hasta 1520, fecha de la muerte de Rafael, y Manierismo posteriormente) contribuyeron a la transición entre la Europa medieval y la Edad Moderna. Este período de investigación y plenitud creadora bastó para forjar en el terreno de las artes un sistema de representación, que perduraría intacto hasta fines del siglo XIX. La capitalidad del arte pasa de Florencia a Roma, bajo el mecenazgo de los Papas (Julio II, León X y Sixto V). Para demostrar el poder creciente de la Iglesia y el Estado se recurre al clasicismo: se utilizan con mayor rigor los órdenes clásicos; es un arte solemne y monumental pero se huye de todo colosalismo deshumanizado, predominando la medida, el equilibrio y la proporción; disminuye, prácticamente desaparece, la menuda decoración anterior, prefiriéndose una decoración basada en los efectos monumentales de los elementos arquitectónicos; empleo de frontones triangulares y semicirculares en combinación; se impone el uso de plantas centralizadas con cúpula símbolo del orden divino existente en el universo. En Arquitectura destacan Bramante, que aunque se inicia bajo las formas anteriores pero cambia hacia un nuevo clasicismo: cautivado por las ruinas romanas, por sus volúmenes grandiosos y sus perspectivas colosales; muestra preferencia por las estructuras simples, es lo constructivo lo que le interesa especialmente; se interesa por los problemas de geometrismo, perspectiva y simplicidad, características de toda la arquitectura del XVI. San Pietro in Montorio, el Proyecto de San Pedro del Vaticano, Julio II le encomienda el proyecto, de dimensiones desmesuradas, introduciendo el cemento como material para poder realizar esta monumental obra. De planta de cruz griega, con cuatro brazos iguales y cuatro entradas, con una gran cúpula en el centro, sobre alto tambor de columnas clásicas, cuyo peso es contrarrestado por otras bóvedas laterales. En la maqueta aparece rodeada de torres y torrecillas que finalmente no se realizarán. Miguel Ángel Buonarroti, considerado como el iniciador del Manierismo en arquitectura, busca los grandes efectos espaciales. En 1546 el Papa Paulo II le encomienda a Miguel Ángel la continuación de las obras de San Pedro del Vaticano, tras haberlo hecho antes Rafael, quien modificó la planta de cruz griega a latina, y Sangallo. Tras él finalmente terminarán las obras Della Porta y, ya en el Barroco, Maderno y Bernini. Levanta la cúpula sobre tambor, fijando el modelo definitivo de cúpula en occidente, con poderosos contrafuertes subrayados por parejas de órdenes corintios, que se continúan en los nervios de la cúpula, que es de doble casquete, como la de Brunelleschi. Miguel Ángel también modifica el proyecto: desaparecen torres y torrecillas, una sola entrada, con pórtico adintelado y doble fila de columnas exentas. También La escalera de la Biblioteca Laurenciana, la Sacristía de San Lorenzo en Florencia y la Ordenación de la Plaza del Capitolio en Roma. A mediados del XVI ya se ha alcanzado la madurez del estilo, no aportan nada conceptual ni estructural nuevo, pero sí más cantidad de elementos arquitectónicos con fin decorativo. Para Andrea Palladio el ideal arquitectónico aparece en su obra “Los cuatro libros de Arquitectura”: defiende la absoluta racionalidad frente al subjetivismo manierista, contemporáneo de estos arquitectos y tratadistas; muy características de su obra son la sucesión rítmica de arcos entre dinteles y el hecho de coronar las fachadas con esculturas, que coinciden con el eje de las columnas adosadas al muro o con grandes frontones. Sus casas de campo trazadas como templos: de planta de cruz griega inscrita en un cuadrado y cúpula; con cuatro fachadas idénticas, como pórticos de templos como Villa Capra (la Rotonda), su utilización las formas de la Antigüedad, pero de modo distinto: crea el "orden gigante", columnas en dos escalas distintas; mezcla el estatismo griego con el dinamismo romano como la Iglesia de San Jorge de Venecia. En contraposición al siglo XV, y del mismo modo que en arquitectura, la escultura del siglo XVI va a significar el predominio de lo romano frente a lo florentino. En lo estrictamente formal, las delicadezas cuatrocentistas y el amor el detalle menudo, van a ceder el paso a una grandiosidad monumental y simplificadora. Miguel Ángel Buonarotti es uno de los máximos genios de la Historia, fue poeta, pintor, arquitecto y, sobre todo, escultor. Su calidad excepcional y su extraordinaria sabiduría frente a las formas del cuerpo y las complejidades del espíritu, hacen de Miguel Ángel el prototipo universal del escultor, capaz de expresar en mármol cualquier concepto, idea o propósito, aun el más complejo. Sus figuras, realizadas en mármol blanco de Carrara, son siempre grandiosas, monumentales y muestran una gran vitalidad. En su tiempo fue ya casi divinizado y sus obras, incluso las inacabadas, han sido durante siglos, modelos fervorosamente estudiados. De personalidad llena de rebeldía e idealismo, pasó su vida tras la busca de la Idea de Belleza, sus figuras no son reales, sino ideales. El equilibrio entre forma bella y movimiento, propio del Quattrocento, lo rompe en favor del movimiento, hasta llegar a reflejar en sus obras gestos y actitudes delirantes, vía que seguirán el Manierismo y el Barroco. Pietá del Vaticano, David, El Sepulcro del Papa Julio II: El Moisés y los Esclavos, la Pietá Rondanini fruto de la fuerte religiosidad por lo que se sentirá atraído en los últimos años de su vida. Las últimas que realiza son dramáticas, cada vez muestran mayor dolor y desesperación, sobre todo ésta, que no llegó a terminar. En ésta la expresividad llega a deformar las proporciones y la técnica empleada es sumaria y sugestiva (como en los escultores impresionistas del siglo XX). En pintura el tránsito del Quattrocento al Cinquecento lo encarna de modo excepcional Leonardo da Vinci, que ha sido considerado siempre uno el arquetipo de hombre renacentista por su pasión por todas las formas del saber, fue científico, escritor y artista. Discípulo de Verrochio, duda entre la escultura y la pintura, pero aunque cultiva las dos, se siente especialmente pintor e ingeniero. Como pintor su gran creación es el “esfumato”, artificio pictórico que consiste en prescindir de los contornos netos y precisos del Quattrocento, y envolverlo todo en una especie de niebla imprecisa, que difumina los perfiles y produce una impresión de inmersión total en la atmósfera. El paisaje adquiere así una misteriosa dimensión, y los personajes un encanto distante y enigmático. Tuvo muchísimos imitadores, su influencia fue definitiva para artistas de primer orden como Rafael. Obras La Virgen de las Rocas, La Gioconda o Monna Lisa, Última Cena de Sta. María de las Gracias de Milán. Mientras que Rafael no es un innovador, sino un artista que lleva a su perfección los descubrimientos de los anteriores, siendo quizá el artista que representa mejor que nadie la perfección del clasicismo. Su obra es enorme, tratando gran cantidad de temas: religiosos, retratos y grandes composiciones. Destaca sobre todo por el encanto de sus “Madonnas” y por la calidad de sus elementos pictóricos: luces, composición, etc. es también un gran retratista, busca ante todo dar una visión idealizada y complaciente del retratado, pero su gran aportación es la amplitud y profundidad que da a sus composiciones. Obras: Desposorios de la Virgen, La Escuela de Atenas, La Virgen del jilguero. Miguel Ángel Buonarroti es fundamentalmente escultor, por lo que sus figuras conservan la importancia del dibujo, el deseo de movimiento y la apariencia más escultórica que pictórica. Ejerce una influencia capital en artistas contemporáneos y posteriores, sobre todo del Manierismo. Frescos de la Bóveda de la Capilla Sixtina, El Juicio Final de la Capilla Sixtina en donde se mezclan colosalismo y gran dinamismo, carencia de espacio para las figuras y sensación de angustia, dramatismo, en todos estos rasgos encontramos ya las raíces del Manierismo El siglo XVI es también el siglo en el que los grandes maestros de la pintura veneciana Giorgione, Tiziano, Veronés y Tintoretto, descubren en la pintura posibilidades que se explotarán en el Barroco. Además de prestar más atención al color (sobre todo colores cálidos) que al dibujo, prefieren la forma a los contornos (influencia de la neblina de la ciudad), dan gran importancia a los temas secundarios y a los paisajes poéticos llenos de luces, influyendo también en sus composiciones el hecho de que sea una república comercial, que a ella lleguen gentes de lejanos países, la alegría de vivir de su sociedad, su gusto por las fiestas, los banquetes y el lujo en general (exaltación de la riqueza en los ambientes que pintan. Las obras de Giorgione suponen un gran adelanto comparada con la de los pintores "quattrocentistas, la mayoría compuestas por una figura o un grupo de figuras integradas en paisajes amplios. Sus pinturas, a diferencia de obras anteriores del mismo tipo, utilizan la luz de un modo innovador, produciendo un gran lirismo: se trata de una luz suave y tamizada, más destinada a crear una atmósfera determinada dentro de la composición que a definir los objetos dentro de la escena. Sus innovaciones en el tratamiento de los temas tuvieron especial importancia en dos áreas: el paisaje y el desnudo femenino. La Tempestad, obra maestra en la que apreciamos sus características generales, vistas más arriba, Venus dormida, donde estrena un nuevo tipo iconográfico de gran éxito posterior, es una de las primeras obras modernas dentro del arte en la que un desnudo femenino constituye el tema principal de un cuadro. Tiziano es la figura principal de la escuela veneciana del siglo XVI, el retratista de la escuela, en sus retratos los elementos de encuadre (paisajes, cortinas, joyas, etc.) son tan importantes como el propio retratado. Así mismo es el maestro de las formas blandas y redondas, de los desnudos femeninos e infantiles, sobre todo en composiciones de temática mitológica. Su paleta evolucionó en sus últimas obras hacia una factura cada vez más pastosa, más gruesa, de manchas, técnica claramente impresionista que aún tardará varios siglos en madurar. Obras: Carlos V en Mühlberg, La Emperatriz Isabel de Portugal, Dánae… Veronés es el pintor del lujo: escenas en palacios de mármol, con columnatas, balaustradas y jardines con fuentes; sus figuras con ropajes costosos y joyas. Siente cierta inclinación hacia los detalles anecdóticos en sus grandes composiciones. Las Bodas de Caná muestra la escuela veneciana, con su amor por el lujo y el detalle, está resumida en este cuadro, gigantesca composición con músicos, criados, mesas atiborradas de manjares, etc., todo ello en un marco de mármoles. Tintoretto ya crisis de los ideales renacentistas en sus composiciones de rasgos manieristas: maestro de las luces violentas, de los contrastes de luces y sombras, de los escorzos, del movimiento tenso e inestable, del paisaje romántico, de la profundidad conseguida por contrastes lumínicos o utilizando un punto de vista bajo, acusando así la lejanía del fondo. El Lavatorio de los pies, La Escuela de San Marcos.