LA CONSOLIDACIÓN ¿QUÉ ES CONSOLIDAR? Consolidar es: • • • • • • afirmar la decisión de los nuevos creyentes de recibir a Jesús, y velar por sus necesidades. El propósito de la consolidación es que aquellos que se convierten permanezcan en el Señor. La consolidación no es un proceso, un curso ni una simple bienvenida. Consolidar es una forma de vida del creyente que depende del amor hacia los nuevos convertidos. Podemos comparar la consolidación con el cuidado y amor que la madre brinda a su recién nacido. De igual forma, consolidar consiste en recibir a aquellos que han nacido de nuevo, atendiendo a sus necesidades hasta que desarrollen su nueva vida, brindándoles una atmósfera cálida de amor, aceptación y cuidado. EL DESEO DE DIOS § § § § Dios desea que todos sean salvos y conozcan la verdad (1 Tm 2.3-­‐4) Su deseo es que todos los ganados permanezcan y ninguno se pierda (Mt 18.14). Debemos ganar a los perdidos pero no podemos perder a los ganados. Dios tiene cuidado de cada uno que se convierte. El nota en qué lugar nacen de nuevo y lo inscribe (Sal 87.4-­‐6) El Modelo de Jesús utilizando a doce discípulos; nació en el corazón compasivo del Señor que deseaba cuidar y agrupar a las multitudes que lo seguían, que eran como “ovejas sin pastor” (Mt 9.35-­‐10.1) Cada persona que se convierte es un hijo que Dios confía en nuestras manos para que le cuidemos. Jesús dijo que todo aquel que el Padre le daba Él no le echaba fuera, pues era la voluntad del Padre que ninguno se perdiera, sino que todos alcanzaran la resurrección de los muertos (Jn 6.35-­‐40). Si nuestro anhelo es cumplir la voluntad de Dios, entonces consolidaremos a cada nuevo creyente que el Señor nos envíe. JESÚS CONSOLIDÓ Jesús fue un gran consolidador. A todos aquellos a quienes ganó personalmente los cuidó y veló porque su fe se afirmara. § A Pedro y Andrés. Jesús los llamó a seguirlo y luego lo vemos en casa de ellos sanando a la suegra de Pedro § A Felipe. aún logró que éste invitara a un amigo suyo: Natanael. § Mateo. Cenó con él esa misma noche en su casa y hasta compartió con sus amigos § Zaqueo. Estuvo en casa se él y lo llevó al arrepentimiento y cambio genuino. § La Samaritana, a quien evangelizó pidiéndole un vaso de agua para luego quedarse en aquel poblado compartiendo con muchos más. § El ciego sanado, quien fue expulsado de la sinagoga. Jesús lo buscó y lo halló luego que se enteró que lo persiguieron por causa de la sanidad y se le reveló como el Hijo de Dios. § § Después de hacer ciertos milagros, pidió un cuidado especial para aquel que había recibido el milagro, como la hija de Jairo a quien pidió que le dieran de comer, y el endemoniado gadareno, que lo vistieron y le dio instrucciones de ir a su casa. Jesús contó dos historias que reflejan el amor del consolidador: la del Buen Samaritano y la del Hijo Pródigo. LOS DISCÍPULOS CONSOLIDARON § § § § Los nuevos convertidos de Pentecostés fueron bautizados y enseñados, y tenían todas las cosas en común. Pablo, después de la aparición del Señor en el camino a Damasco, fue consolidado por un cristiano llamado Ananías, quien oró por él para que fuera sano y lleno del Espíritu Santo, y luego fue bautizado. Pablo confirmó los amigos de las iglesias de las ciudades en donde anunció el evangelio Pablo y Silas consolidaron al carcelero de Filipos, y él y su casa fueron salvos. PREPARÁNDONOS PARA CONSOLIDAR LOS OBJETIVOS DE LA CONSOLIDACIÓN La consolidación tiene dos grandes objetivos: 1. El cuidado del nuevo creyente 2. El involucramiento de éste en la Iglesia y en un grupo pequeño. Mateo 9:35-­‐38 nos relata que una gran multitud de todas partes seguía a Jesús. Estos seguidores habían escuchado la predicación y habían visto las señales. Habían creído en él, por eso le seguían. Cuando Jesús los vio sintió compasión por ellos, pues eran como ovejas sin pastor estaban desamparadas y dispersas. Ellos ya eran seguidores, eran creyentes, pero Jesús vio que a ellos aún les faltaban dos cosas: 1. Primero, estaban desamparados, es decir, descuidados, olvidados, débiles y cansados. Jesús no podía atender sólo aquella gran multitud. Él sabía que al igual que en los tiempos de Moisés, él no podría hacer el trabajo sólo, pues tanto El cómo el pueblo desfallecerían. También sabía que aquellas ovejas debían ser cuidadas, y que tenían necesidades que debían suplirse. Por eso delegó autoridad sobre los doce discípulos y los envió diciéndoles: “Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis, sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel” (Mt 10.5-­‐6). Este es nuestro primer objetivo: cuidar al creyente y velar por sus necesidades. 2. El segundo es consecuencia lógica del primero. Jesús vio a aquella multitud “dispersa”; esto quiere decir que no estaban agrupados o reunidos, sino más bien da la idea de ser echados o desarraigados. Para poder cuidar mejor a las ovejas, estas debían estar agrupas; más que una multitud debían ser un rebaño. A esto le llamamos hoy involucrar a los creyentes en un grupo en casa y llevarlo a que asista al templo con toda la congregación. Este es nuestro segundo objetivo, involucrar al convertido en la iglesia. Aquí es donde vemos los dos objetivos básicos de la consolidación: 1. Cuidar al nuevo creyente, a través de orar e interceder constantemente por él y sus necesidades, llamándolos y visitándolos, ocupándose de sus vidas y velando para que permanezcan y sean bendecidos. 2. Buscarle y asignarle un grupo, para que conviva con hermanos en comunión y amistad, reciba discipulado, palabra, oración y cuidado. LA ACTITUD PARA CONSOLIDAR En Filipenses 1:3-­‐11 Pablo revela su corazón y su sentimiento hacia los nuevos convertidos. Él dijo que sentía esto desde “el primer día” hasta ahora, es decir, desde la conversión de los Filipenses hasta ese día. Esto es lo que Pablo dice: 1. Gozo en por su salvación: Pablo sentía un profundo gozo por ellos, lo que expresa en sus palabras “Doy gracias a mi Dios siempre que me acuerdo de vosotros” y “rogando con gozo por todos vosotros”. Pablo comprendió que no sólo los ángeles del cielo hacen fiesta cuando un pecador se arrepiente, sino que esa fiesta y gozo debe ser de todos aquellos que pertenecemos al Reino de Dios. “Más era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque éste tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado” (Lucas 15:32). Cuando comprendemos la bendición del nacimiento de un nuevo creyente, entonces sentiremos este profundo gozo que Pablo tenía, el que nos llevará a agradecer y rogar constantemente por ellos. 2. Convicción en la obra de Dios: El reflejaba una plena convicción de la obra de Dios en ellos, y estaba persuadido de que si Dios había iniciado la obra, sería fiel en completarla y perfeccionarla. Debemos ver al nuevo creyente con los ojos de Cristo. Debemos conocer que la voluntad de Dios es bendecirlos, hacerlos crecer y edificarlos hasta verlos sirviendo a Dios, como líderes, usados por el Espíritu. Debemos creer que Dios desea usarlos y confiar que hará su parte para confirmarlos, establecerlos, afirmarlos y perfeccionarlos (1 Pedro 5:10). Debemos verlos como líderes; creerlo, confesarlo y vivirlo; debemos cuidarlos. 3. Identificación con las personas y sus necesidades: Pablo revela en esta epístola que llevaba a los Filipenses en el corazón, en las prisiones, en la defensa y confirmación del evangelio, todos eran participantes con Él de la gracia. Pablo llegó a identificarse con ellos y sus vidas, tanto que los consideraba “Participantes con Él”. Debemos identificarnos con sus necesidades y hacerlas nuestras. Debemos vivir para ellos. Pablo dijo: “...en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez, y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las Iglesias. ¿Quién enferma y yo no enfermo? ¿A quién se le hace tropezar, y yo no me indigno? (2 Corintios 11:27-­‐29). Esto llevó a Pablo a darse a ellos. Dijo: “Y yo con el mayor placer gastaré lo mío y aún yo mismo me gastaré del todo por amor de nuestras almas, aunque amándoos más, sea amado menos” (2 Corintios 12:15). Por eso decía que los llevaba en sus prisiones, pues por servirles cayó preso. Esto debemos imitarlo. Para consolidar, para llamar, para visitar, e interceder debemos identificarnos con los hijos de Dios y sus necesidades, vivir para ellos, ponernos en la brecha ante Dios a su favor. Es necesario esforzarnos hasta ver la bendición de Dios en ellos. 4. Amor entrañable: Esto es profundo amor. Aquel que se tiene desde lo profundo, desde las entrañas, aquel que lo conmueve y lo impulsa por sobre todas las cosas. Jesús dijo “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos” (Juan 15:13) y Juan escribió: “En esto hemos conocido el amor, en que Él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos” (1 Juan 3:16). “Entrañable” quiere decir un profundo deseo, uno que lo lleva a perseguir o bramar por algo o alguien. Y este amor era sincero, pues Dios mismo era su testigo de esto. Él revela la fuente de su entrañable amor: el amor de Jesús; pues él nos amó primero. 5. Intercesión efectiva: Pablo pedía por cosas específicas: que su amor abunde más, y más en ciencia y todo conocimiento, para aprobar lo mejor, ser irreprensibles, llenos de frutos para gloria de Dios. Pablo oró por cosas específicas pues él los conocía a ellos y a sus necesidades. Conocía también la ley de la siembra y la cosecha, por eso pidió por cosas que produjeran un resultado en ellos. Él rogó constantemente por ellos. CÓMO CONSOLIDAR LA CONSOLIDACIÓN EN LOS PRIMEROS CRISTIANOS La esencia de la consolidación es afirmar la decisión del nuevo creyente, y cuidarlo hasta que desarrolle la plenitud de la vida que Cristo le ofrece. Nuestros objetivos específicos son velar por su vida y por sus necesidades y colocarlo en un grupo donde se le ame y se le discipule. Con base en esto, debemos hacer todo aquello que nos lleve a conseguir nuestros objetivos de acuerdo a la Palabra de Dios. Para eso, seguiremos un método que nos facilitará la tarea de consolidar por medio de aprenderlo y aplicarlo efectivamente, recordando que el Señor es quien hace la obra siempre. Este método lo tomaremos del ejemplo de la Iglesia primitiva. Nuestro texto ejemplo será Hechos 2:37-­‐47. Si bien este texto no es sistemático ni fue escrito como un instructivo de métodos, si manifiesta y exterioriza los puntos en los que los primeros cristianos hicieron énfasis al consolidar ellos a los 3,000 nuevos creyentes que se convirtieron en Pentecostés. Este pasaje nos muestra el estilo de vida de esos primeros cristianos, como un ejemplo que debemos imitar hoy en día. Si bien ellos no dejaron por escrito sistemas o métodos, si se reflejaron en el estilo de vida que llevaban. Para ellos consolidar era más que un modelo; era una forma común de vida; era una reacción natural a la cosecha de almas. Podemos notar una gran diferencia entre los acontecimientos que sucedían en la Iglesia descritos en Hechos Capítulos 1 y 2. En el primer capítulo vemos a los doce morando juntos y perseverando en la oración; también vemos como eligieron al sucesor de Judas. Lo más que se nos llega a relatar es que estaban todos juntos orando. Pero desde el día de Pentecostés hubo un cambio en aquella pequeña comunidad: Vino el Espíritu Santo, y con El una gran cosecha: 3,000 almas para Cristo. Esto revolucionó aquella Iglesia. A partir de ese momento los vemos predicando, testificando, haciendo milagros y maravillas, bautizando, reuniéndose en templo, compartiendo los bienes, dando doctrina a los creyentes, y mucho más. Esta reacción se debió primeramente a la presencia del poder del Espíritu Santo. Pero también a que muchos nuevos creyentes se habían sumado a aquella Iglesia. Ahora era necesario un nuevo trabajo: Consolidar. De esa descripción que nos da el libro de Hechos podemos aprender mucho sobre aquellos puntos en los que esa Iglesia ejemplar hizo énfasis, y ponerlos por obra hoy en nuestra Iglesia de tiempos modernos; debemos aprender los principios y darles una correcta aplicación práctica en nuestros días, acomodándolos a nuestra realidad. Por lo tanto, desglosaremos este pasaje y veremos “qué” hacían y “cómo” podemos aplicarlo hoy. Al momento de la conversión: 1. Se les comunicó la importancia del arrepentimiento: Pedro les indicó que debían arrepentirse y cambiar su estilo de vida. Es como si les hubiera explicado con claridad las cuatro verdades, haciendo énfasis en el arrepentimiento como requisito esencial para el perdón de pecados 2. Recibieron a Jesús: Se les dijo que debían recibir a Jesús y dar un testimonio público de esto, a través del bautismo en su nombre para perdón de pecados. Oraron con y por ellos y los condujeron al bautismo.. 3. Les testificaron con muchas palabras: Mantenían una constante y abierta comunicación con ellos, compartiendo su testimonio y sus vivencias, logrando con ello una identificación entre el consolidador y el nuevo cristiano. 4. Les exhortaban a que fueran salvos de esta perversa generación: se les indicó claramente que debían cambiar, alejarse del viejo hombre y de su pasada manera de vivir, del mundo y las cosas ocultas. ¿Por qué? Porque la Biblia indica: “Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 Juan 2:17). El que permanece en el mundo se aleja de Dios, pero el que permanece en Cristo, se aleja del mundo (Santiago 4:4-­‐5). Ellos enseñaron que el cambio de vida es una consecuencia lógica del arrepentimiento. Después de la conversión: 5. Recibieron el Bautismo en agua: Esto no es un ritual, sino una orden que Jesús les dejó a los discípulos (Mateo 28.19); ellos así lo enseñaron y los creyentes fueron bautizados. 6. Reportaron lo sucedido: Se añadieron 3,000 personas. Las contaron y lo escribieron. En que perseveraban: 7. En la doctrina: Fueron instruidos y capacitados en las enseñanzas de Jesús. Les enseñaron a leer y creer en las escrituras. 8. En la comunión unos con otros: Se crearon nuevas relaciones de amistad y amor derivadas de la nueva hermandad; había unidad. 9. Partían el pan: Según versículos más abajo, esto lo hacían en las casas. Dice la Biblia que todo lo tenían en común, y que comían con humildad y sencillez de corazón. Estaban agrupados en casas. 10. En las oraciones: Oraron con y por ellos, intercedían y tenían comunión con el Espíritu; les enseñaban a pedir y a creer que recibirían de Dios. El cambio de vida: 11. Había señales y maravillas entre ellos: De seguro que los apóstoles celebraban reuniones para esto y aún más, pues en sus vidas se manifestaba este poder continuamente. 12. Dieron testimonio de una vida íntegra: Dice la Biblia que sobrevino temor o respeto a toda persona. Indudablemente esto proviene de una vida íntegra y un genuino cambio de vida. 13. Estaban juntos: Se reunían constantemente. Sus vidas pasaban muy arriba de ser “cristianos de domingo”. Ellos comprendieron el significado de ser familia y se alegraban de poder estar juntos constantemente. 14. Tenían las cosas en común: Ofrendaban, se daban regalos y proveían para las necesidades de todos. Comprendieron lo que era compartir lo propio. 15. Velaban por las necesidades de los otros: Se mantenían pendientes de las necesidades de los demás y se ocupaban en cubrirlas, ya sean materiales, emocionales o espirituales. Proveían para ellos, así que no había entre ellos ningún necesitado. En el templo y en las casas: 16. Perseveraban todos los días en el templo: Hacían énfasis en asistir a la Iglesia y congregarse con los demás hermanos. 17. Tenían reuniones en casas: Tenían “células” o grupos pequeños en donde compartían unos con otros. 18. Alababan a Dios: Como resultado normal del gozo de la salvación. 19. Tenían favor con todo el pueblo: Hacían el bien y por eso hallaron gracia y buena opinión ante los ojos de los del pueblo. 20. Había gran afluencia de salvos: La evangelización era común entre ellos; era parte de su cultura y de estilo de vida. ¿CÓMO LO HAREMOS? El proceso que utilizamos tiene 5 pasos: 1. La bienvenida 2. La reunión de consolidación 3. La “televisita” y la visita 4. La fiesta o cena de bienvenida 5. La asignación a un grupo o célula 1. La bienvenida Esto se da desde el momento en que se convierten y bautizan al Señor. Se debe hacer lo siguiente: • Acércate al nuevo convertido, preséntate y dale la bienvenida a la Iglesia y al Reino de Dios. Tómalo aparte a un lugar indicado para consolidarlo • Explícale las doctrinas, que sepa que debe estudiar, seguir conociendo las verdades bíblicas, permanentemente. • Ora con él. Esta oración debe ser sencilla y directa, y debe enfatizar: -­‐ Su necesidad: “te necesito” -­‐ Su condición: “soy pecador” -­‐ Su arrepentimiento: “perdóname, límpiame” -­‐ Su confesión: “creo en ti, que tu moriste y resucitaste por mí” -­‐ Su entrega: “te recibo” -­‐ Su reconocimiento: “tú eres mi Señor” • Ora por sus necesidades; pregúntale qué necesidades tiene, y enséñale una promesa de la Palabra que se relacione con éstas, procurando inspirar fe. Ora por él y enséñale a pedir, creyendo que Dios lo escuchará. • Toma los datos de la persona, llena tu personalmente la ficha de nuevos bautizados. • Felicítalo por la decisión que ha tomado de creer en Jesús. Testifícale sobre el cambio de vida que Dios operó en ti, asegurándole que Dios puede hacer lo mismo por él. Exhórtale a que inicie una nueva vida, dejando el viejo hombre atrás, al pecado y al mundo, confiando plenamente en la obra que Dios quiere hacer con él. Entrégale la Biblia o el Nuevo Testamento que se le regala, así como las demás cosas que hayan preparado para darle (cartas, invitaciones, separadores, etc.). Despídete de él alegremente. 2. La reunión de consolidación El equipo de consolidación debe reunirse periódicamente para revisar el trabajo realizado y distribuir nuevo. A esta reunión deben asistir todos los consolidadores. El responsable de estas reuniones es el encargado del ministerio de consolidación, quien debe reportar los resultados de la misma. En esta reunión se debe hacer: • Entrégale la reunión al Señor. • Escucha los testimonios de las conversiones y las visitas. • Comparte la Palabra de Dios por un espacio de 10 a 15 minutos, enseñando sobre temas de consolidación. • Revisa los resultados de las visitas realizadas. • Supervisa la asignación de células. • Distribuye los datosde los nuevos bautizados del fin de semana entre el equipo de consolidación para las visitas. • Intercede por cada uno, pidiendo por lo siguiente: a) por los convertidos y por las visitas que se les hará b) por aquellos que ya se visitaron, para que permanezcan c) por aquellos que, por cualquier razón, no han podido tener contacto 3. La “televisita” y la visita La televisita es una visita telefónica propia del ganador de almas; debe hacerse con eficacia y enfocada siempre en el interés por la vida del nuevo convertido. El propósito de esta llamada es mostrar interés genuino en la persona y concertar cita para la visita. La visita tiene como objetivo velar por el creyente,” y orar por Él. Además se debe buscar que asista a un grupo, a la Iglesia. 4. La fiesta o cena de consolidación Es la cena de bienvenida o cena de consolidación que se organiza con el objeto de darle la bienvenida al nuevo convertido al reino de Dios y festejar porque estaban muertos y revivieron, estaban perdidos y fueron hallados. Tiene su base bíblica en Lucas 15.32 donde se nos dice que era necesario hacer fiesta por la conversión de nuestros hermanos. En ella podemos regocijarnos y agradecer a Dios por su entrega, y es una oportunidad para tener comunión entre hermanos, y compartir con los nuevos creyentes, creando así nuevos lazos de amistad. Además esta cena es una buena oportunidad para involucrarlos a algún grupo e invitarlos a un Encuentro. Es importante que los lugares y las fechas donde se habrán de realizar las cenas estén determinados de antemano y que esta información sea del conocimiento de todos. 5. La asignación a un grupo o célula El consolidador es el responsable de ubicar al nuevo creyente en una célula, entregando la ficha al líder de célula. Debe asegurarse que el líder del grupo llame y visite a la oveja debe orar por él hasta verlo firme y constante en el grupo. Es importante que el líder del grupo a donde se asignó el convertido lo llame y lo visite para lograr así una identificación entre ambos. LA TELEVISITA Y LA VISITA LA TELEVISITA Es una llamada telefónica que el consolidador hace al nuevo creyente con el objeto de velar por su vida espiritual. Esta debe hacerse 48 horas después de la conversión, evitando así que el diablo intente robar la semilla que se sembró. El propósito u objetivos específicos de la televisita son: 1. Mostrar un interés genuino por la persona y sus necesidades. Se le debe preguntar cuáles son y orar por ellas. 2. Ganarse la confianza del nuevo creyente 3. Dejar abierta la puerta para realizar una visita Como preparar una llamada • • • En oración, pidiendo de antemano a Dios por las personas y sus necesidades Buscando el sitio apropiado para hacer la llamada Planificando el tiempo Como realizar la llamada • • • • • • • Salúdalo amablemente y llámalo por su nombre. Comienza la conversación amenamente, cuéntale que han estado orando por sus necesidades y quieres saber cómo ha estado. Intenta romper el hielo. Evalúa su condición espiritual haciendo preguntas de diagnóstico. Ejemplo: ¿Qué hizo Cristo por ti? ¿Cómo te has sentido últimamente? Refuerza la enseñanza pertinente por medio de citas bíblicas. Concreta una visita personal con él. Fija el día, hora y lugar de la reunión y recuérdale antes de colgar. Es importante que hagas énfasis que esta cita es clave y por lo tanto no debe faltar. Ora por él, por sus necesidades Despídete cordialmente deseándole bendiciones Puedes hacer cuantas televisitas consideres necesarias, pero busca siempre una cita con el convertido para poder ministrarle personalmente. Si el nuevo creyente no tiene teléfono o acceso a este, debes entonces concertar la cita desde el momento en que se convierte. LA VISITA Es una visitación que se hace al nuevo creyente durante la semana después a la que se haya bautizado. El objetivo de la visita es velar por su vida y sus necesidades, y ver o evaluar su estado espiritual, reforzando las áreas en que se necesite. Las visitas fueron un recurso importante de los primeros cristianos. Después de su primer viaje misionero en el que predicaron en varias ciudades, Pablo dijo a Bernabé: “Volvamos a visitar a los hermanos en todas las ciudades en que hemos anunciado la palabras del Señor, PARA VER COMO ESTAN” (Hechos 15:32). En otra ocasión, cuando fue estorbado por el diablo para no ir a Tesalónica, envió a su compañero Timoteo a visitar a los tesalonicenses; él escribió: “...y enviamos a Timoteo nuestro hermano, servidor de Dios y colaborador nuestro en el evangelio de Cristo, para confirmaros y exhortaros respecto a vuestra fe” (1 Tesalonicenses 3:1-­‐2). Pablo conocía la importancia de las visitas, pues el mismo fue visitado días después de su conversión. El Señor se le apareció a Ananías, un cristiano de Damasco y le dio indicaciones precisas de la casa en donde el se encontraba y de lo que debía hacer. Ananías fue y lo visitó, imponiendo las manos sobre el para que recobrara la vista y fuera lleno del Espíritu Santo, y lo guió al bautismo. Desde ese momento Pablo comenzó a predicar el evangelio que un día persiguió. Una visita de un discípulo hizo una gran diferencia en un Apóstol (Hechos 9:10-­‐19). ¿Qué debes hacer en una visita?: • Saluda amablemente, siempre llamándolo por su nombre. • Conversa amenamente e intenta romper el hielo • Pregúntale por sus necesidades, recuérdale que has estado orando por él y enséñale una promesa de Dios que vaya acorde a las necesidades • Enseña el “HOLA”. • Ora por él y por sus necesidades. Ora para que sea lleno del Espíritu Santo y para que toda su familia y sus amigos conozcan a Cristo. • Invítalo a la cena de bienvenida, explicándole que esta cena se ha organizado para festejar su conversión y al grupo al que perteneces. • Despídete amablemente deseándole bendiciones del Señor. Recuérdale que estarás orando por él y dale tu número de teléfono para que te llame por cualquier necesidad. El “HOLA” Es lo que todo nuevo creyente debe hacer constantemente para mantener su relación con Jesús y crecer espiritualmente. Estas cuatro cosas se pueden resumir, para recordarse fácilmente, de la siguiente forma: “HOLA” H ablar de Jesus O rar L eer la palabra de Dios A sistir a la iglesia y a los grupos 1. Orar a Dios: Es hablar con Dios como con un buen Padre. Se debe alabarlo, adorarlo, comunicarse con El abiertamente y presentarle las necesidades. Jesús nos enseñó a orar en Mateo 6:5-­‐15, mostrando la necesidad de ser sencillos, la privacidad, la sinceridad y sobre todo, la confianza de que Dios es bueno y ama a sus hijos. En Juan 14:23 se nos enseña a orar en el nombre de Jesús y en 1 Juan 5:14-­‐15 se nos promete respuestas a nuestras oraciones. 2. Leer y creer en la Biblia: La Biblia es la palabra de Dios y es una forma muy común como Él nos habla. En ella están escritas las promesas del Señor para nosotros. 2 Timoteo 3:14-­‐17 nos habla de la importancia de las escrituras para nuestra vida. Jesús dijo: “El que me ama, mi palabra guardará” (Juan 14:23). La fe en Dios viene por oír la palabra de Dios (Romanos 10:17). 3. Asistir a la Iglesia: Esto es congregarnos, tener comunión con otros cristianos, alabando juntos al Señor y aprendiendo su palabra. Hebreos 10:25 dice que debemos congregarnos. En Hechos 5:42 se nos dice cómo los primeros cristianos se reunían todos los días en el templo y en las casas; esto es, en la Iglesia y en grupos. Esto es necesario para el crecimiento y fortalecimiento de la fe. EL EQUIPO DE CONSOLIDACIÓN El equipo de consolidación es el responsable de realizar la consolidación de los nuevos creyentes y está conformado por un grupo de personas, en su mayoría líderes de células, que de forma permanente se dedican a consolidar. Este equipo está encabezado por un encargado del ministerio de consolidación, quien es el responsable de distribuir los turnos de consolidación entre las distintas redes, impartirles el seminario de consolidación y supervisar el trabajo de consolidación. Éste es quien elige al equipo de consolidación, de acuerdo a la disposición de las personas y al trabajo efectivo que realicen. LOS CONSOLIDADORES Los consolidadores son quienes efectivamente realizan la consolidación, recibiendo al convertido, visitándolo y llevándolo a un grupo. Los consolidadores pueden ser los miembros del equipo de consolidación o bien ser los integrantes de un grupo mayor a la cual le corresponde consolidar en ese mes. El consolidador es quien consolida al nuevo creyente. La consolidación es un trabajo de todos; es una responsabilidad que debemos asumir como hijos de Dios. Además, consolidar es de gran provecho; primero porque los frutos que produce el nuevo convertido glorifican al Padre (Juan 15.8), segundo, porque demuestra un genuino interés por otras personas, y por último, porque al consolidar estamos ganando futuros líderes que formarán parte de la red. Por estas razones es que a todo cristiano le conviene consolidar. Para lograr mayor eficiencia en el trabajo, se debe formar un equipo de consolidación que de forma permanente funciona con el objeto de realizar la tarea. Pero además, se distribuyen entre las distintos departamentos o grupos que existen turnos de un mes para consolidar, de tal forma que todos tienen la oportunidad de velar por el recién convertido. Estos turnos se distribuyen según la eficiencia de cada red para consolidar, midiendo los resultados en razón del número de creyentes que ingresaron al Encuentro de todos aquellos que entregaron a Jesús sus vidas durante el turno respectivo. Durante los turnos de cada red para consolidar, la función del equipo de consolidación es supervisar el trabajo, y suplir a los consolidadores en cualquier área que sea necesaria. EL DIRECTOR El guía de la consolidación es el responsable del grupo que está consolidando. Es designado por el encargado del equipo de consolidación y es quien vela porque el trabajo se haga de la forma adecuada. Entre sus funciones están: -­‐ -­‐ -­‐ -­‐ -­‐ -­‐ Al momento que las personas se convierten y pasan a la plataforma, el guía debe estar al frente para guiarlos hacia el lugar en que se les dará la bienvenida. Él es quien da la bienvenida en nombre de la Iglesia, presentándose a los convertidos. Supervisa el trabajo realizado, animando o corrigiendo de ser necesario. Debe recoger las fichas de datos y llenar el reporte respectivo, entregándolo a quien se le indique. Lleva a cabo la reunión periódica, dirigiéndola, y distribuyendo entre los consolidadores las visitas. Debe planificar las cenas de bienvenida y supervisar que se les haya asignado un grupo a cada persona. Es el responsable de dar cuentas por la labor de consolidación ante el encargado del equipo de consolidación y ante el Pastor de la Iglesia.