Caracterización de material vegetal de tomate para su

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Trabajo Fin de Carrera
Caracterización de
material vegetal de
tomate para su
posible uso en la
Agricultura
Ecológica
Trabajo realizado por Juan Manuel González Gutiérrez
[gonzalezjuanma@hotmail.com]
Sevilla, Junio de 2002
"Las ruinas no nos asustan lo más mínimo. Vamos a heredar la tierra.
No hay la menor duda sobre eso. La burguesía puede hacer estallar y
convertir en ruinas su propio mundo antes de que abandone la escena de la
historia. Nosotros llevamos un mundo nuevo, aquí, en nuestros corazones,
un mundo que está creciendo en este instante" (B. Durruti, entre las ruinas
y escombros causados por la guerra civil).
A mis padres
AGRADECIMIENTOS
En primer lugar, y porque sin su empeño y trabajo no hubiera sido posible
este proyecto, a mi padre.
A Juanjo por sus consejos y por aguantarme en mis continuas visitas y
llamadas. Todo este tiempo me sirvió para saber que se puede contar con gente
como él para todo.
A Itziar por su dedicación y consejos y por tener paciencia en la larga
espera.
Tampoco me puedo olvidar de Alvaro, él fue el pionero de este bonito
trabajo en un ámbito tan difícil.
Agradecer también a todos los "ayudantes", que de forma desinteresada,
me echaron un cable y me soportaron todo este tiempo: mi madre, Sonia, Pedro,
Chari y Paco.
Por último agradecer a la gente que me encontré en el camino: Javi, Eloy,
José Antonio y muchos otros.
ÍNDICE GENERAL
JUSTIFICACIÓN DEL PROYECTO
I.
1
INTRODUCCIÓN
I.1.
Recursos Genéticos
I.1.1. La biodiversidad agrícola y los recursos fitogenéticos
I.2.
Erosión Genética
I.2.2. Causas de la erosión genética en las especies cultivadas
19
Sustitución de las variedades tradicionales por
otras modernas
20
I.2.2.2.
Cambio en los sistemas agrícolas
21
I.2.2.3.
Medidas legislativas y políticas
22
I.2.2.4.
Factores económicos
22
I.2.2.5.
Cambios demográficos
23
I.2.2.6.
Conflictos civiles y catástrofes naturales
23
I.2.2.7.
Perdida de diversidad cultural
24
I.2.2.8.
Degradación y destrucción de agroecosistemas
24
I.2.2.9.
Otras causas
24
I.2.3.1.
I.5.
16
17
I.2.3. Efectos de la erosión genética
I.4.
9
I.2.1. Situación de los recursos fitogenéticos en España
I.2.2.1.1.
I.3.
5
Uniformidad genética y vulnerabilidad
Sistemas de mejora
25
26
28
I.3.1. Sistemas formales
28
I.3.2. Sistemas no formales
29
I.3.3. Integración de ambos sistemas de mejora
30
Métodos de conservación de recursos fitogenéticos
32
I.4.1. Conservación ex situ
32
I.4.2. Conservación in situ
36
I.4.3. Integración de ambas modalidades de conservación
38
Variedades locales
I.5.1. Características de las variedades locales
40
41
I.5.1.1.
Ubicación geográfica determinada (local)
41
I.5.1.2.
Heterogeneidad
41
I.5.1.3.
Selección local de los agricultores
42
I.5.2. ¿Por qué se mantienen las variedades locales?
I.5.2.1.
Importancia de las variedades locales para la agricultura
tradicional
I.5.2.2.
42
Importancia de las variedades locales para la agricultura
no tradicional
43
I.5.2.2.1.
Interés para la agricultura convencional
43
I.5.2.2.2.
Interés para la agricultura ecológica
44
I.6.
Marco legal
I.7.
Un entorno para la conservación y uso de la biodiversidad:
I.8.
42
46
Huerta "Las Moreras" (Parque de Miraflores, Sevilla)
50
I.7.1. Origen del Parque de Miraflores
51
I.7.2. Riqueza histórica
52
I.7.3. Uso social y cultural
53
Introduciendo el marco teórico: Agroecología y el marco
metodológico: la Investigación Participativa
I.8.1. Marco teórico: Agroecología
56
56
I.8.1.1.
Antecedentes históricos e influencias
56
I.8.1.2.
Concepto
59
I.8.1.3.
Perspectivas de la Investigación en Agroecología
62
I.8.2. Marco metodológico: la investigación Participativa
63
I.8.2.1.
Antecedentes
63
I.8.2.2.
Contribución de otros enfoques
65
I.8.2.3.
Concepto, métodos y utilidades de la Investigación
Participativa
I.8.2.4.
67
Metodología empleada en el trabajo: La encuesta
participativa
70
II.
OBJETIVOS
II.1.
III.
Objetivos del trabajo
73
MATERIAL Y MÉTODOS
III.1.
Proceso de recuperación y conservación de las variedades
locales en la Huerta "Las Moreras
III.2.
Diseño experimental
III.2.1. Descripción del medio físico
77
77
III.2.1.1.
Descripción de la zona de experimentación
77
III.2.1.2.
Descripción del suelo
77
III.2.1.3.
Descripción del agua
79
III.2.1.4.
Estudio climatológico de la zona
80
III.2.2. Diseño experimental del cultivo
84
III.2.2.1.
Cultivos precedentes
84
III.2.2.2.
Preparación de la parcela
84
III.2.2.3.
Transplante
85
III.2.2.4.
Marco de plantación
85
III.2.2.5.
Escarda
85
III.2.2.6.
Poda y entutorado
85
III.2.2.7.
Tratamientos fitosanitarios
86
III.2.2.8.
Riego
86
III.2.2.9.
Otras labores
86
III.2.3. Material vegetal
III.2.3.1.
87
Características generales del material vegetal:
Lycopersicon esculentum Mill
III.3.
75
Caracterización del material vegetal
87
89
III.3.1. Definición de los descriptores empleados
89
III.3.2. Fichas de caracterización
90
III.3.2.1.
Fichas de campo
90
III.3.2.1.1.
Fichas de descripción
90
III.3.2.1.2.
Fichas complementarias
90
III.3.2.2.
Fichas resumen
III.3.3. Descriptores de las fichas de caracterización
III.3.3.1.
Tallo
III.3.3.1.1.
91
91
91
Descriptores del tallo
91
III.3.3.2.
Arquitectura de la planta
III.3.3.2.1.
III.3.3.3.
Hoja
III.3.3.3.1.
III.3.3.4.
III.3.3.6.
Descriptores de la hoja
Descriptores de las inflorescencias
Descriptores del fruto
Descriptores de las semillas
III.3.4. Observación, medición y cuantificación de los descriptores
III.4.
96
102
102
102
III.3.4.1.
Descriptores cualitativos
103
III.3.4.2.
Descriptores cuantitativos
104
Semillas
108
III.4.1. Extracción de semillas
108
III.4.2. Ensayo de germinación
110
III.5.
Valoración del material vegetal por los/as hortelanos/as
111
III.5.1. Elección y contacto con la comunidad
111
III.5.2. Metodología empleada para la recopilación de información
112
III.5.2.1.
Preparación de la encuesta
113
III.5.2.2.
Contenido de la encuesta
114
III.5.3. Paneles de degustación
IV.
95
96
Semillas
III.3.3.6.1.
93
94
Fruto
III.3.3.5.1.
92
92
Flor
III.3.3.4.1.
III.3.3.5.
Descriptores de la arquitectura de la planta
92
115
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
IV.1. Resultados de la caracterización del material vegetal
IV.1.1. Variedad de tomate Corazón de Toro
118
118
IV.1.1.1. Tallo
118
IV.1.1.2. Hoja
118
IV.1.1.3. Arquitectura de la planta
119
IV.1.1.4. Flor
120
IV.1.1.5. Fruto
120
IV.1.1.6. Semillas
131
IV.1.2. Variedad de tomate Rosado
133
IV.1.2.1. Tallo
133
IV.1.2.2. Hoja
133
IV.1.2.3. Arquitectura de la planta
133
IV.1.2.4. Flor
134
IV.1.2.5. Fruto
134
IV.1.2.6. Semillas
147
IV.1.3. Variedad de tomate Amarillo
149
IV.1.3.1. Tallo
149
IV.1.3.2. Hoja
149
IV.1.3.3. Arquitectura de la planta
149
IV.1.3.4. Flor
150
IV.1.3.5. Fruto
150
IV.1.3.6. Semillas
159
IV.2. Resultados de la valoración del material vegetal por los/as
hortelanos/as
IV.2.1. Características personales de la comunidad
161
161
IV.2.2. Consideraciones de los/as hortelanos/as sobre las
variedades locales
164
IV.2.3. Resultados de la valoración del material vegetal por los/as
hortelanos/as
166
IV.2.3.1. Corazón de Toro
166
IV.2.3.2. Rosado
166
IV.2.3.3. Amarillo
167
IV.2.4. Otras variedades de tomate diferenciadas por los/as
hortelanos/as
168
IV.2.5. Manejo en cuanto a la elección de frutos, extracción,
conservación de semillas y otras técnicas en el cultivo del tomate 169
IV.2.6. Anotaciones sobre otras variedades locales que poseen los/as
hortelanos/as de otras especies
IV.2.7. Resultados del panel de degustación
IV.3. Revisión de los descriptores
V.
173
178
CONCLUSIONES
V.1.
VI.
172
Conclusiones del trabajo
184
BIBLIOGRAFÍA
VI.1. Bibliografía del trabajo
187
ÍNDICE DE GRÁFICAS
Gráfica 1. Causas de erosión genética mencionados en los informes
de los países para la Conferencia de Leipzig (1996)
21
Gráfica 2. Diagrama ombrotérmico de la Estación Sevilla “Miraflores”
en el periodo de 1942-1973
80
Gráfica 3. Diagrama ombrotérmico de la Estación Sevilla “Aeropuerto”
en el año 2000
82
Gráfica 4. Relación entre pluviometría media mensual y pluviometría
del año 2000
83
Gráfica 5. Distribución en porcentaje de la forma longitudinal de los
frutos de la variedad Corazón de Toro
120
Gráfica 6. Histograma referido al peso de los frutos acorazonados de
la variedad Corazón de Toro
124
Gráfica 7. Histograma referido a la altura de los frutos acorazonados de
la variedad Corazón de Toro
125
Gráfica 8. Histograma referido al diámetro mayor de los frutos
acorazonados de la variedad Corazón de Toro
125
Gráfica 9. Histograma referido al diámetro menor de los frutos
acorazonados de la variedad Corazón de Toro
126
Gráfica 10. Histograma referido a la relación altura-diámetro de los
frutos acorazonados de la variedad Corazón de Toro
127
Gráfica 11. Evolución de la producción y Producción acumulada de la
variedad Corazón de Toro
129
Gráfica 12. Porcentaje de frutos rajados y destrío de la variedad
Corazón de Toro
130
Gráfica 13. Porcentaje de las principales causas de destrío de la
variedad Corazón de Toro
130
Gráfica 14. Distribución en porcentaje de la forma longitudinal de
los frutos de la variedad Rosado
135
Gráfica 15. Histograma referido al peso de los frutos aplastados
de la variedad Rosado
Gráfica 16. Histograma referido a la altura de los frutos aplastados
139
de la variedad Rosado
139
Gráfica 17. Histograma referido al diámetro mayor de los frutos
aplastados de la variedad Rosado
140
Gráfica 18. Histograma referido al diámetro menor de los frutos
aplastados de la variedad Rosado
140
Gráfica 19. Histograma referido al peso de los frutos redondos de la
variedad Rosado
142
Gráfica 20. Histograma referido a la altura de los frutos redondos
de la variedad Rosado
142
Gráfica 21. Histograma referido al diámetro mayor de los frutos
redondos de la variedad Rosado
143
Gráfica 22. Histograma referido al diámetro menor de los frutos
redondos de la variedad Rosado
143
Gráfica 23. Evolución de la producción y Producción acumulada
de la variedad Rosado
145
Gráfica 24. Porcentaje de frutos rajados y destrío en la variedad Rosado
145
Gráfica 25. Porcentaje de las principales causas de destrío en la
variedad Rosado
146
Gráfica 26. Distribución en porcentaje de la forma longitudinal de los
frutos de la variedad Amarillo
151
Gráfica 27. Histograma referido al peso de los frutos acorazonados
de la variedad Amarillo
154
Gráfica 28. Histograma referido a la altura de los frutos acorazonados
de la variedad Amarillo
155
Gráfica 29. Histograma referido al diámetro mayor de los frutos
acorazonados de la variedad Amarillo
155
Gráfica 30. Histograma referido al diámetro menor de los frutos
acorazonados de la variedad Amarillo
156
Gráfica 31. Evolución de la producción y Producción acumulada de
la variedad Amarillo
157
Gráfica 32. Porcentaje de frutos rajados y destrío de la variedad Amarillo
158
Gráfica 33. Porcentaje de las principales causas de destrío de
la variedad Amarillo
Gráfica 34. Distribución en porcentaje de las edades de los/as
158
hortelanos/as
162
Gráfica 35. Distribución en porcentaje de las ocupaciones actuales
de los/as hortelanos/as
162
Gráfica 36. Distribución en porcentaje de la cuestión: ¿ ha trabajado
usted en el campo?
163
Gráfica 37. Distribución en porcentaje de la cuestión: ¿qué tipo de
semillas prefiere?
164
Gráfica 38. Distribución en porcentaje de la cuestión: ¿que semillero
utiliza usted para abastecerse?
170
Gráfica 39. Distribución en porcentaje de la cuestión: ¿qué tipo de
poda realiza?
171
Gráfica 40. Distribución en porcentaje de la cuestión: ¿cómo realiza
el entutorado de las matas?
171
Gráfica 41. Distribución en porcentaje de la preferencia sobre variedades
locales o híbridos por parte de los/as hortelanos/as
173
Gráfica 42. Distribución en porcentaje de las características más
importantes de las variedades locales según los/as hortelanos/as
174
Gráfica 43. Distribución en porcentaje de la cuestión: ¿cree que se
están sustituyendo las variedades locales?
174
Gráfica 44. Porcentaje de elección de variedades en el panel
de degustación
176
Gráfica 45. Consideraciones más importantes en la que se fijaron
los/as hortelanos/as de la variedad Rosado
176
Gráfica 46. Consideraciones más importantes en la que se fijaron
los/as hortelanos/as de la variedad Corazón de Toro
177
Gráfica 47. Consideraciones más importantes en la que se fijaron
los/as hortelanos/as de la variedad Amarillo
177
ÍNDICE DE TABLAS
Tabla 1 . Inconvenientes de la conservación ex situ
35
Tabla 2 . Tipología de participación: como participa la gente en
programas y proyectos de desarrollo
68
Tabla 3 . Análisis de suelo I de la parcela de experimentación
78
Tabla 4 . Análisis de suelo II de la parcela de experimentación
78
Tabla 5 . Análisis disponible del agua de pozo utilizada en el riego de
la parcela de experimentación
79
Tabla 6 . Medias mensuales tomadas en la Estación de Sevilla
“Miraflores” en el periodo de 1942-1973 (MAPA, 1989)
81
Tabla 7 . Medias estacionales tomadas en la Estación de Sevilla
“Miraflores” en el periodo de 1942-1973 (MAPA, 1989)
81
Tabla 8 . Medias mensuales tomadas en la Estación de Sevilla
“Aeropuerto” en el año 2000 (Consejería de Medio Ambiente, 2001
82
Tabla 9 . Medias estacionales tomadas en la Estación de Sevilla
“Aeropuerto” en el año 2000 (Consejería de Medio Ambiente, 2001)
83
Tabla 10. Valor nutritivo medio del tomate por 100 gr. de producto
Comestible
88
Tabla 11. Valores orientativos de la composición del fruto de tomate
maduro en porcentaje de peso fresco
88
Tabla 12. Resultados descriptivos de la arquitectura de la planta de
la variedad Corazón de Toro
119
Tabla 13. Distribución en porcentaje del acostillado de los frutos
acorazonados de la variedad Corazón de Toro
121
Tabla 14. Distribución en porcentaje de la forma y tamaño de la cicatriz
estilar de los frutos acorazonados de la variedad Corazón de Toro
122
Tabla 15. Distribución en porcentaje de los tipos de cicatriz e inserción
peduncular de los frutos acorazonados de la variedad Corazón de Toro
123
Tabla 16. Distribución en porcentaje del número de loculos de los
frutos acorazonados de la variedad Corazón de Toro
123
Tabla 17. Resultados descriptivos de las dimensiones de los frutos
acorazonados de la variedad Corazón de Toro
124
Tabla 18. Producción por meses de la variedad Corazón de Toro
128
Tabla 19. Resultados del trabajo con las semillas de la variedad
Corazón de Toro
131
Tabla 20. Resultados descriptivos de la producción de semillas por fruto
en la variedad Corazón de Toro
132
Tabla 21. Resultados descriptivos de la arquitectura de la planta de
la variedad Rosado
134
Tabla 22. Distribución en porcentaje del acostillado de los frutos de
la variedad Rosado
136
Tabla 23. Distribución en porcentaje de la forma y tamaño de la cicatriz
estilar de los frutos de la variedad Rosado
136
Tabla 24. Distribución en porcentaje de los tipos de cicatriz e inserción
peduncular de los frutos de la variedad Rosado
137
Tabla 25. Distribución en porcentaje del número de loculos de los frutos
de la variedad Rosado
138
Tabla 26. Resultados descriptivos de las dimensiones de los frutos de
la variedad Rosado
138
Tabla 27. Producción por meses de la variedad Rosado
144
Tabla 28. Resultados del trabajo con las semillas de la variedad Rosado
147
Tabla 29. Resultados descriptivos de la producción de semillas por
fruto en la variedad Rosado
148
Tabla 30. Resultados descriptivos de la arquitectura de la planta de la
variedad Amarillo
150
Tabla 31. Distribución en porcentaje del acostillado de los frutos
acorazonados de la variedad Amarillo
152
Tabla 32. Distribución en porcentaje de la forma y tamaño de la cicatriz
estilar de los frutos acorazonados de la variedad Amarillo
152
Tabla 33. Distribución en porcentaje de los tipos de cicatriz e inserción
peduncular de los frutos acorazonados de la variedad Amarillo
153
Tabla 34. Distribución en porcentaje del número de loculos de los
frutos acorazonados de la variedad Amarillo
153
Tabla 35. Resultados descriptivos de las dimensiones de los frutos
acorazonados de la variedad Amarillo
154
Tabla 36. Producción por meses de la variedad Amarillo
157
Tabla 37. Resultados del trabajo con las semillas de la variedad Amarillo
159
Tabla 38. Resultados descriptivos de la producción de semillas por
fruto en la variedad Amarillo
160
Tabla 39. Variedades locales de tomate diferenciadas por los/as
hortelanos/as
168
Tabla 40. Material vegetal conservado por los/as hortelanos/as
172
Tabla 41. Variedades utilizadas en el panel de degustación celebrado
el 28 de Junio de 2001
175
Tabla 42. Revisión de los descriptores
179
ÍNDICE DE FIGURAS
Figura 1. Dimensiones de la parcela y disposición de las variedades
84
Figura 2. Forma de la hoja del tomate
93
Figura 3. Esquema de la división de las hojas
94
Figura 4. Esquema de los tipos de inflorescencias
95
Figura 5. Formas longitudinales del fruto
96
Figura 6. Tipo de cicatriz estilar en el fruto
98
Figura 7. Esquema de las diferentes partes del tomate
100
Figura 8. Esquema sobre la observación, medición y cuantificación
de los descriptores cualitativos
103
Figura 9. Esquema sobre la observación, medición y cuantificación
de los descriptores cuantitativos
104
Figura 10. Formas acorazonadas de la variedad Corazón de Toro
128
Figura 11. Tipos de frutos de forma aplastada de la variedad Rosado
141
Figura 12. Esquema para la determinación de tipos de colores
Anexo IV
ANEXOS
Anexo I.
Localización y croquis del parque y de la huerta.
Anexo II.
Fichas de caracterización.
Anexo III.
Fichas resumen para cada variedad.
Anexo IV.
Carta de colores MUNSELL.
Anexo V.
Tipos de hojas.
Anexo VI.
Formulario de la encuesta y cuestionario y ficha del panel de
degustación.
Anexo VII.
Pruebas de normalidad, resumen de datos y resultados del
tratamiento estadístico.
Anexo VIII. Fotos.
JUSTIFICACIÓN DEL PROYECTO
Este Trabajo se engloba en un proyecto más amplio que se ocupa de la
conservación de recursos genéticos en el ámbito de la Huerta “Las Moreras”
(Parque de Miraflores, Sevilla) y de la manera de abordar desde la agroecología y
la investigación participativa el manejo óptimo de estos recursos.
Tiene su origen en un proyecto de investigación iniciado a mitad de la
década de los 90 por el Instituto de Sociología y Estudios Campesinos (ISEC) de
la Universidad de Córdoba y la Dirección General de Investigación y Formación
Agraria y Pesquera de la Consejería de Agricultura y Pesca de la Junta de
Andalucía, en colaboración con cooperativas de producción ecológica y
asociaciones de consumidores de estos productos. Dicha investigación se realizó
en tres áreas geográficas andaluzas: la provincia de Cádiz, la comarca de Estepa
en Sevilla y la comarca de Antequera en Málaga (Guzmán et al., 2000.b).
El caso que nos ocupa consiste en la caracterización in situ de un material
vegetal (variedades locales de tomate) donado por los propios hortelanos y sobre
el que van a dar su propia valoración.
Después de caracterizar las variedades objeto de estudio y considerando
su aceptación por los agricultores y consumidores, hay que promover que sean
registradas como variedades comerciales, de forma que su simiente pueda ser
incorporada al mercado de semilla ecológica que habrá que generalizarse a partir
del 31 de Diciembre del año 2003 (Reglamento (CEE) Nº 1804/99 del Consejo de
19 de Julio de 1999).
Esta inscripción requiere una caracterización exhaustiva de las variedades
a través de un examen oficial, si bien, la nueva legislación estatal mediante el
Real Decreto 323/2000, abre una puerta a la exención de este riguroso examen
en el caso de que sean suficientes los resultados de las pruebas no oficiales y las
descripciones detalladas de las variedades.
Por lo tanto con este Trabajo se pretende, además de comenzar la
conservación de las variedades locales que guardan los/as hortelanos/as del
parque con la participación de estos, iniciar el trabajo que lleve al registro de estas
variedades y que sean así útiles para la agricultura ecológica.
Este Trabajo se ha dividido en las siguientes partes:
Una introducción en la que se trata el problema de la erosión genética,
haciendo hincapié en la perdida de los recursos fitogenéticos, las variedades
locales, los sistemas de mejora que existen y las modalidades de conservación.
En este capitulo también se comenta la legislación actual de semillas y sus
efectos sobre la biodiversidad agrícola. Además se hace referencia a la Huerta
“Las Moreras” como experiencia apropiada para la conservación de la
biodiversidad. Por ultimo se aprovecha para contextualizar tanto el marco teórico
(Agroecología) como el metodológico (la Investigación Participativa) donde se
apoya este trabajo de investigación.
A continuación se especifica el procedimiento llevado a cabo en la
caracterización del material vegetal, junto al material y métodos empleados para
la obtención de la información en la descripción de las variedades y en la
valoración por parte de los/as hortelanos/as.
En el siguiente capitulo, se resumen los resultados obtenidos a partir de la
aplicación de los métodos anteriores y se revisan los descriptores empleados para
valorar su utilidad.
Posteriormente, se presentan las conclusiones a las que se ha llegado en
este trabajo.
Finalmente se han incluido una serie de anexos que complementan la
información y que pueden ser de gran utilidad en la comprensión del estudio.
Es necesario finalizar la justificación de este trabajo comentando que
somos conscientes de la limitación con las que nos enfrentamos en esta
experiencia debido al diseño experimental de las parcelas (reducido número de
semillas, ensayos realizados en un lugar y periodo muy concreto). Esta limitación,
no obstante, se ha intentado compensar mediante una ampliación del campo de
trabajo, incluyendo no solo la descripción de las variedades sino su valoración,
mediante técnicas participativas, por parte de los/as hortelanos/as.
I. INTRODUCCIÓN
I.1 RECURSOS GENÉTICOS
Antiguamente se consideraba que los recursos naturales básicos para la
vida eran el agua, el suelo y el aire. Sin embargo existe un cuarto recurso natural
que ha ganado importancia últimamente frente a estos recursos tradicionales por
ser una de las bases de la salud ambiental de nuestro planeta y una fuente de
seguridad económica y ecológica para las generaciones futuras: los recursos
genéticos (Hobbelink, 1992; Nuez y Ruiz, 1999.b). El interés adquirido por estos
recursos se ha producido, al igual que ha ocurrido históricamente con el resto de
recursos, por su progresiva desaparición, la toma de conciencia de su escasez
por parte de la sociedad y, lógicamente, su encarecimiento (Soriano, 2000).
Los recursos genéticos forman parte de la diversidad biológica, conocida
como biodiversidad. Es en ésta en la que se basa el sustento que conforma la
vida de este planeta (Alvarez, 2000; Souza et al., 2001). Son los alimentos que
comemos: cultivos, frutas, animales, peces, raíces y cortezas; las plantas
medicinales que nos curan; los arboles y otras plantas que nos aportan materiales
para
vestirnos,
cobijarnos
y
numerosos
servicios
y
los
incontables
microorganismos en la base de todas las cadenas de vida. Pero la biodiversidad
es también cultura, sistemas productivos, relaciones humanas y económicas. Es,
es esencia, libertad (Vía Campesina, 2001).
El término de biodiversidad procede del griego BIO, que significa vida y
DIVERSIDAD, que significa variedad. Por lo tanto se trata de variedad de formas
de la vida (organismos, morfologías, colores, texturas), diferencia, abundancia de
cosas diferentes.
No se debe considerar la biodiversidad como la simple abundancia de
taxones, es decir, un sistema no posee mayor diversidad a mayor número de
organismos, especies o variedades. Esto es completamente erróneo ya que la
biodiversidad se basa no sólo en el concepto de diferencia sino también en el de
complejidad y por lo tanto si ignoramos la interacción entre los grupos, difícilmente
tendremos una idea real de la biodiversidad del sistema (Soriano et al., 2000.a).
Así, la biodiversidad se puede definir desde una perspectiva como: el
resultado de las formas en que están organizados e interactuando los diferentes
componentes vivos e inertes del sistema (Simmons, 1982; Díaz, 1998; Souza et
al., 2001). Y desde otra perspectiva, la biodiversidad es lo que hace posible la
organización e interacción del sistema mismo (Gliessmann, 2001).
También se puede definir como: el resultado evolutivo que se manifiesta en
la existencia de diferentes modos de ser para la vida (Halffter y Ezcurra, 1992). La
biodiversidad permite tanto la evolución de los ecosistemas naturales como las
modificaciones intencionadas de los sistemas de producción (González, 1999).
El 5 de Junio de 1992 se producía en Río de Janeiro, durante la Cumbre de
la Tierra, la concreción de los principios de desarrollo sostenible relacionados con
el uso de la biodiversidad del planeta y de la que se deriva una clara toma de
conciencia del deterioro ambiental mundial y del agotamiento de los recursos
naturales. Sin duda, ha sido la cumbre más importante de la historia relativa a la
preservación de los recursos naturales de la Tierra y de la protección ante los
cambios climáticos y en la que se aprobaron compromisos políticos generales y
convenios con fuerza jurídica vinculante como el Convenio sobre Diversidad
Biológica y el Convenio sobre Cambio Climático (Molina, 1998).
El Convenio sobre Biodiversidad, ratificado por 157 países, ha sido
reconocido como un hito histórico porque por primera vez se reconoce la
biodiversidad en un tratado internacional global y discute importantes asuntos
contradictorios como la conservación de la biodiversidad y el uso sostenible, el
acceso a los recursos genéticos, mecanismos para repartir los beneficios del uso
de los productos derivados de recursos genéticos, el acceso a tecnologías y
biotecnología, el financiamiento y los mecanismos de ejecución (Grajal, 1999). El
Convenio sobre la Diversidad Biológica representa una apuesta por una
agricultura compleja y diversa en el uso de especies y variedades, en el cultivo y
conservación de tecnologías y variedades locales y el respeto y puesta en valor
de los conocimientos tradicionales.
La demostración de lo dicho se puede ver a partir de los siguientes párrafos
entresacados del texto del Convenio (Declaraciones del Convenio sobre
Diversidad Biológica, 1992):
Las partes contratantes (Preámbulo),
Conscientes del valor intrínseco de la diversidad biológica y de los valores
ecológicos, genéticos, sociales, económicos, científicos, educativos, culturales,
recreativos, y estéticos de la diversidad biológica y sus componentes...
Conscientes de que la conservación y la utilización sostenible de la diversidad
biológica tienen importancia critica para satisfacer las necesidades alimentarias y
de otra naturaleza de la población mundial en crecimiento, para lo que son
esenciales el acceso a los recursos genéticos y a las tecnologías y la participación
en esos recursos y tecnologías...
A los efectos del presente Convenio (Articulo 2: Términos utilizados)
Por “diversidad biológica” se entiende la variabilidad de organismos vivos de
cualquier frente, incluidos, entre otras cosas, los ecosistemas terrestres y marinos
y otros ecosistemas acuáticos y los complejos ecológicos de que forman parte;
comprende la diversidad dentro de cada especie, entre las especies y de los
ecosistemas.
Cada parte contratante en la medida de lo posible y según proceda
(Articulo 8: Conservación in situ):
Con arreglo a su legislación nacional, preservará y mantendrá los conocimientos,
las motivaciones y las prácticas de las comunidades indígenas y locales que
entrañen estilos tradicionales de vida pertinentes para la conservación y la
utilización sostenible de la diversidad biológica y promoverá su aplicación más
amplia, con la aprobación y participación de quienes posean esos conocimientos,
innovaciones y prácticas y fomentara que los beneficios derivados de la utilización
de esos conocimientos, innovaciones y prácticas se compartan equitativamente.
El Convenio ha sido firmado y ratificado por la mayor parte de los países
del mundo con la significativa excepción de los Estados Unidos, ligada
fundamentalmente al problema que representa el reparto equitativo de beneficios
de la explotación de la diversidad (Molina, 1998). La Unión Europea ratificó este
convenio, comprometiéndose a integrar en sus diferentes políticas sectoriales los
aspectos relacionados con la biodiversidad. De esta forma, el 4 de Febrero de
1998 la Comisión aprobó una comunicación sobre una estrategia en esta materia,
fijando unos objetivos que deberán alcanzarse mediante planes de acción
específicos, siendo uno de los sectores de mayor atención en este sentido el de la
agricultura (Hernández, 1999).
Dentro de la Unión Europea, los estados miembros han redactado ya sus
estrategias en esta materia. Por ello, el Ministerio de Medio Ambiente, en el marco
de sus competencias y tras varios años de preparación iniciados por la Secretaría
General de Medio Ambiente, hizo publica el 8 de Marzo de 1999 su Estrategia
Española para la Conservación y el Uso Sostenible de la Diversidad Biológica. El
objetivo principal es el de conseguir un desarrollo sostenible de la sociedad, con
el mejor equilibrio posible entre el desarrollo y la conservación de los recursos
naturales a través de un marco general para la política nacional de conservación y
utilización sostenible de la diversidad biológica, diagnosticando el estado de
nuestra biodiversidad, identificando los procesos que están causando su deterioro
y los sectores productivos que los provocan e indicando las directrices que para
cumplir con la finalidad propuesta deberán seguir los futuros planes sectoriales y
programas específicos. La elaboración de esta estrategia era una de las
obligaciones de las partes contratantes del Convenio sobre la Diversidad
Biológica, el cual fue ratificado por España el 21 de Diciembre de 1993.
Este documento fue elaborado con la participación de todos los sectores
implicados:
administración
general,
autonómica
y
local,
organizaciones
ecologistas, empresariales y sindicales, así como investigadores y universidades.
De toda la riqueza biológica (especies existentes en la actualidad) del
planeta creadas a través de la evolución, entendiendo esta evolución como un
proceso que no ha ocurrido de forma simultanea en toda la superficie de la tierra
(Vavilov citado por Martín, 2001), el hombre aprovecha tan solo una mínima parte
de la riqueza fitogenética del planeta: son más de 1.500.000 las especies
biológicas ya descritas sobre el planeta, aunque posiblemente la cifra real de las
existentes sea cuatro veces superior (Hernández, 1999). De las conocidas,
350.000 pertenecen al reino vegetal y de ellas 250.000 corresponden a plantas
superiores, del 50% de las cuales se conoce algún uso o interés concreto para el
hombre. El catálogo de las plantas de interés alimentario para la humanidad
supera con toda probabilidad las 20.000, pudiendo llegar a la cifra de 50.000. Sin
embargo y actualmente tan solo alrededor de 200 pueden considerarse como
cultivos importantes desde el punto de vista alimentario, y de estas tan solo 100
son
comercializadas
internacionalmente.
Mas
aún,
solo
veinte
cultivos
representan el 80% de la alimentación mundial, diez de ellos alcanzan el 66%, de
los cuales tres (trigo, arroz y maíz) significan por sí solos el 41.5% (FAO, 1996.a).
Estas cifras pueden producir la falsa impresión de que la humanidad puede
sobrevivir perfectamente en un mundo muy simplificado, utilizando muy pocas
especies, pero lejos de esta sensación, el hombre depende de un gran número de
especies biológicas. Nuestra dependencia de las especies y productos extraídos o
derivados de los vegetales es tan inmensa como incuestionable (IPGRI, 2001).
I.1.1 LA BIODIVERSIDAD
FITOGENÉTICOS
AGRÍCOLA
Y
LOS
RECURSOS
A la hora de hablar de biodiversidad, hay que referirse de manera separada
a la biodiversidad agrícola y a la biodiversidad silvestre. Si bien ambas forman
parte de la naturaleza y de la diversidad de nuestro planeta, nos referimos a
biodiversidad agraria cuando hablamos de las plantas y animales que han sido
domesticados por los seres humanos y los sistemas que junto a ellas
conformamos (Souza et al., 2001), y que se diferencia de la biodiversidad silvestre
(sistemas que existen sin adaptación de las especies por las personas, aunque
exista utilización, interacción, explotación o destrucción de ese medio por ellas) en
una serie de características (García, 1999, Díaz, 2000; García, 2001):
a) La agricultura es una actividad económica y como tal, es algo que no
ocurre de forma natural en los ecosistemas. En esta “artificialización de los
ecosistemas”, la biodiversidad aporta unos beneficios que van más allá de la mera
producción de alimentos, materias primas e ingresos. Algunos de estos servicios
son el reciclaje de nutrientes, la regulación de organismos indeseables, el control
del microclima, etc., lo que hace que la biodiversidad sea una pieza clave para el
mantenimiento de los agroecosistemas.
b) Por otro lado, la biodiversidad agrícola ha sido fruto de una continua y
deliberada selección y mejora por parte de los hombres y mujeres de todas las
culturas desde el principio de la agricultura. En tiempos más recientes, los
fitomejoradores han aprovechado esta diversidad para mejorar o crear nuevas
variedades.
c) Debido a las migraciones humanas, muchas plantas han pasado de un
continente a otro de forma artificial. En la actualidad, a estas migraciones hay que
unir la mejora en los transportes y la creación de colecciones de germoplasma.
Por ello, muchos de estos recursos genéticos están concentrados en zonas
diferentes de las de su origen.
d) A pesar de que muchos países mantienen actualmente una alta
diversidad fitogenética, esto no le asegura que en el futuro no requieran tener
acceso a materiales de otras zonas del mundo. Debido a esta constante
necesidad de intercambio de recursos fitogenéticos, existe una interdependencia
mundial en relación con este recurso.
e) La biodiversidad agrícola, que ha sido fruto de una selección humana,
plantea el problema de la forma de “distribución de beneficios”, particularmente en
aquellos casos en los que el material seleccionado y mejorado por pueblos o
culturas ha sido tomado por empresas privadas. Este problema que se plantea,
aunque ha sido tenido en cuenta por organismos como la FAO e incluso en el
Convenio sobre Biodiversidad, sigue siendo causa de conflictos entre los países
del norte y los del sur.
f) La diversidad agrícola que se está manteniendo en nuestros campos, es
cada vez más dependiente del ser humano, porque si bien todas las variedades
agrícolas son fruto de una selección dirigida, las variedades modernas
(fundamentalmente los híbridos y las nuevas variedades surgidas de la
biotecnología) nos son entendidas sin un control exhaustivo por parte del hombre.
De todas estas características, se deduce que la situación de la
biodiversidad agrícola es diferente a la silvestre, ya que está asociada a sistemas
agroecológicos y a necesidades humanas y ambos están en continuo cambio. A
pesar de estas diferencias, la pérdida tanto de la biodiversidad silvestre como de
la agrícola debe ser afrontada de forma internacional, pero la agrícola, que
siempre ha estado directamente vinculada al hombre, requiere una ordenación
humana más activa y constante (FAO, 1996.a).
Por todas las características citadas anteriormente, en el caso concreto de
la agricultura parece más correcto hablar de Recursos Fitogenéticos para la
Alimentación y la Agricultura (RFAA), que constituyen la fracción de la
biodiversidad potencialmente útil para el desarrollo agrícola (Nuez y Ruiz, 1999.b),
son la base de la subsistencia de la humanidad (Ministerio de Medio Ambiente,
1999) y la suma de todas las combinaciones de genes resultantes de la evolución
de una especie (IPGRI, 2000). La FAO (1996.a) utiliza en la actualidad esta
denominación para resaltar de esta forma la importancia que estos recursos
tienen para el mantenimiento de la producción agrícola y para la seguridad
alimentaria mundial y los define como:
“la diversidad de material genético contenido en las variedades
tradicionales y cultivares modernos usados por los agricultores, así como sus
parientes silvestres y otras especies de plantas que puedan ser usadas como
alimento humano o para los animales domésticos, para la obtención de fibras y
tejidos, madera, energía, etc.“
Y de la que se deduce, que el término RFAA lleva implícito un valor o
posible valor económico o utilitario, inmediato o futuro.
Una definición más formal se encuentra en el Artículo 2 del Compromiso
Internacional (Nuez y Ruiz, 1999.a): “los recursos fitogenéticos incluyen el
material de propagación vegetativa o reproductivo de las siguientes categorías de
plantas: variedades cultivadas (cultivares) actualmente en uso y variedades
recientemente
desarrolladas,
cultivares
obsoletos,
cultivares
primitivos
(variedades tradicionales), especies silvestres y asilvestradas, relacionadas con
las variedades cultivadas y materiales genéticos especiales (incluyendo líneas de
mejora de élite y mutantes)”.
En definitiva, los recursos fitogenéticos juegan un papel fundamental ya
que, entre muchas de sus características, su variabilidad genética (Hernández,
2000):
a) Es la base del desarrollo de variedades mejoradas que aseguren
cantidades estables y suficientes de alimentos.
b) Es la fuente de nuevas opciones de cultivos y de resistencia a factores
adversos.
c) Ayuda a mantener el equilibrio de agroecosistema basándose en la
selección o reintroducción de especies apropiadas.
d) Es un elemento importante para la agricultura sostenible.
e) Es un elemento estratégico en tratados de intercambio entre países.
f) En ocasiones es la opción segura para ampliar la frontera agrícola.
g) Es un legado de seguridad para la alimentación y bienestar de las
generaciones futuras.
La FAO, en su 26º periodo de sesiones, dispuso que se preparase durante
1995 un Informe sobre el estado de los recursos fitogenéticos en el mundo
mediante un proceso participativo dirigido por los países, para la Conferencia
Técnica Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos, que se celebraría durante
Junio de 1996 en Leipzig, Alemania (FAO, 1996.a). En este informe, que tuvo
como fuente primordial los informes de 151 países, se describió la situación
presente de los RFAA a escala mundial y se señalaron las lagunas y necesidades
en relación con su conservación y utilización sostenible, así como las situaciones
de urgencia, estableciendo de esta manera las bases para el Plan de Acción
Mundial que aprobaría la Conferencia Técnica Internacional (Hernández, 1999).
A continuación extraemos algunos párrafos del informe donde se refleja la
importancia de los RFAA y de aquellos que han contribuido a su conservación:
“ A lo largo de la historia, los recursos fitogenéticos han contribuido a la
estabilidad de los agroecosistemas y proporcionado una materia prima
fundamental para la moderna mejora científica de los cultivos. Ahora siguen
constituyendo la base de la evolución como un recurso que permite a los cultivos
adaptarse a una infinidad de medios, conseguir nuevas aplicaciones y responder
a los nuevos factores adversos que surjan en el próximo siglo...
... Los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura son el
producto de la evolución natural y de la intervención humana. Reconocemos la
función desempeñada por generaciones de campesinos y campesinas y de
fitomejoradores, así como por las comunidades indígenas y locales en la
conservación y la mejora de los recursos fitogenéticos”.
Este acuerdo ha sido actualizado tras la aprobación por la FAO, en su
asamblea general (Roma, 2001), del Tratado Internacional sobre los RFAA,
revisado en armonía con el Convenio sobre Biodiversidad (1992), y que
garantizará un uso más eficaz de la diversidad genética para hacer frente al
desafío de la erradicación del hambre en el mundo, con diversas matizaciones
como la de Esquinas-Alcázar (FAO, 2001): “la tarea que queda todavía, a pesar
de la aprobación del Tratado Internacional, es enorme dada la necesidad de
garantizar que los recursos genéticos y las tecnologías locales utilizadas por
generaciones de agricultores sean complementadas y potenciadas por las nuevas
tecnologías en lugar de ser amenazados o sustituidas por ellas”.
La duración que tuvieron las negociaciones refleja la dificultad de llegar a
acuerdos en las cuestiones relativas a los derechos de propiedad intelectual y la
lista de cultivos incluidas en el Tratado. A pesar de todo, el Tratado muestra el
amplio compromiso internacional que tanto las tecnologías tradicionales como las
modernas deben estar al servicio de la humanidad, en particular para aliviar el
hambre y promover el desarrollo sostenible en los países en desarrollo. El Tratado
fue aprobado por 116 países y dos abstenciones. No hubo votos en contra.
En una agricultura como la española, y en general como la europea,
cualquier política de apoyo que se desarrolle en este tema, será de gran influencia
en el rescate y conservación de la biodiversidad agrícola (Hernández, 1999).
En 1992 (Tratado de Maastricht) la reforma de la PAC supone, tras
fomentar y posibilitar en sus comienzos una profunda intensificación de la
agricultura y la ganadería para mantener básicamente altos niveles de
competitividad mercantil provocando un gran impacto negativo en la diversidad
biológica (Ministerio de Medio Ambiente, 1999),
un cambio importante al
reconocer alguno de los aspectos de deterioro de la biodiversidad e incluir en su
planificación el mantenimiento de elementos enriquecedores del entorno rural o
que intentan frenar la degradación. Estas premisas llevaron a la aprobación del
Reglamento (CEE) 2078/1992 sobre “métodos de producción agraria compatibles
con las exigencias de la protección del medio ambiente y la conservación del
espacio natural”, que creó un régimen de ayudas cofinanciadas por la Sección de
Garantía del Fondo Europeo de Orientación y Garantía Agrícola (FEOGA). Este
reglamento incluye entre sus objetivos el fomento de una explotación de las
tierras agrícolas compatible con la protección y mejora del medio ambiente, del
espacio natural, del paisaje, de los recursos naturales, de los suelos y de la
diversidad genética.
Posteriormente y con ocasión de la Agenda 2000, la PAC ha insistido en
los objetivos ya planteados. Así, el Reglamento (CE) 1257/1999, que deroga al
citado anteriormente y que está dedicado a medidas de Desarrollo Rural, incluye
medidas agroambientales que podrán ser objeto de ayuda.
Bajo el amparo del Reglamento anterior, el Real Decreto 4/2001, de 12 de
Enero, establece un régimen de ayudas a la utilización de métodos de producción
agraria compatibles con el medio ambiente, entre las que se encuentran las
siguientes acciones como posible objeto de ayuda: extensificación de la
producción agraria, fomento de las variedades autóctonas con riesgo de erosión
genética, técnicas ambientales en el uso de productos químicos y lucha contra la
erosión en medios frágiles.
Así, en el Anexo II de este Real Decreto se establecen como beneficiarios
para la ayuda del fomento de las variedades autóctonas en riesgo de erosión
genética, los titulares de explotaciones que pertenezcan a asociaciones o
agrupaciones de agricultores, productores y/o comercializadores, que tengan
como objetivo la conservación o el mantenimiento de los cultivos tradicionales y/o
en peligro de extinción y cultiven alguna de las variedades que sean determinadas
al efecto por la administración gestora como en riesgo de erosión genética.
I.2 EROSIÓN GENÉTICA
En la actualidad nos enfrentamos a enormes presiones que pretenden
imponer la uniformidad en vez de la diversidad, uniformidad tanto biológica como
cultural (referida ésta al saber colectivo de la humanidad sobre la biodiversidad,
su utilización y su gestión), produciéndose un proceso de pérdida de biodiversidad
en el caso de la pérdida de especies (Alvarez, 2000).
Esta pérdida de biodiversidad es conocida como erosión genética y se
puede definir como el proceso de pérdida de la variabilidad genética, y afecta
tanto a animales terrestres y acuáticos como a vegetales y a pequeños
microorganismos (GRAIN, 1996.c), es decir, no se trata sólo de la pérdida más
llamativa de ballenas, delfines o tigres, sino también de esos animales, plantas y
árboles que tradicionalmente han aportado el sustento de nuestras comunidades
(Alvarez, 2000).
Si bien en este trabajo sólo se hace referencia a la pérdida de las plantas
cultivadas, hay que resaltar que en los agroecosistemas se está produciendo una
gran pérdida de variabilidad genética en variedades autóctonas de ganado. Estos
animales domésticos que cumplen un rol fundamental en la agricultura como
fuente de alimento, de trabajo, facilitando el cultivo de la tierra, como capital
(especialmente en países pobres), como suministradores de energía (en forma de
estiércol que se utiliza para abonar o se quema) o como productores de fibra que
se usa para las vestimentas (GRAIN, 1996.b), han sido sometidos a intensos
programas de selección, produciéndose el desplazamiento de razas locales por
las mejoradas (Ministerio de Medio Ambiente, 1999). De la misma manera,
también se están perdiendo pequeños organismos que cumplen unas labores
vitales en el funcionamiento de los ecosistemas, y de los que tanto la agricultura
como las industrias forestales dependen para sus producciones y sustentabilidad
(García, 1999; Díaz, 2000).
La erosión de nuestros recursos genéticos puede afectar gravemente a las
futuras generaciones, las cuales, muy acertadamente, nos culparán de falta de
responsabilidad y de falta de previsión. En ese momento, la mayoría de los
recursos genéticos no estarán disponibles para su utilización general por los
mejoradores, agrónomos, forestales y horticultores de todo el mundo (Nuez y
Ruiz, 1999.b).
I.2.1 SITUACIÓN DE LOS RECURSOS FITOGENÉTICOS EN
ESPAÑA
Aunque en España no hay cifras ni estudios concretos al respecto, los
datos que se estiman aparecen reflejados en el Informe Nacional para la
Conferencia Técnica Internacional de la FAO (Leipzig, 1996) sobre los Recursos
Fitogenéticos elaborado por el INIA en 1995, y en el que se llegaron a las
siguientes conclusiones:
Ø En cereales de invierno (trigo, cebada, avena y centeno) prácticamente el
100% de las variedades han sido sustituidas por otras mejoradas, excepto en
el caso del centeno, cultivo en retroceso y del que en pequeñas explotaciones
del norte de la Península, de carácter montañoso, se pueden encontrar
variedades locales.
Ø En los cereales de primavera (maíz, sorgo y arroz), la situación es igualmente
precaria. Aunque se pueden encontrar algunas variedades locales de maíz en
la zona norte y de sorgo en el Valle del Ebro, en explotaciones comerciales
han sido sustituidas al 100% por variedades mejoradas (híbridos). Las
variedades de arroz son al 100% mejoradas.
Ø En leguminosas se utiliza un alto porcentaje de variedades locales, tanto para
consumo humano como para pienso. Algunos tipos de estas variedades,
debido a su calidad, están en recuperación para incluirlas en planes de
mejora.
Ø En cultivos extensivos industriales (girasol, algodón, remolacha, etc.) la
totalidad de las variedades son mejoradas. Solamente se pueden encontrar
algunas variedades locales de girasol blanco para consumo directo como pipa.
Ø En hortícolas, existen por un lado los cultivares mejorados y normalmente
comercializados por transnacionales destinadas a los mercados interiores y de
exportación, con notables excepciones de variedades locales de alta calidad
muy apreciadas en mercados interiores. Y por otro lado, las hortícolas que se
cultivan en pequeños huertos suelen ser en una gran proporción variedades
tradicionales destinadas al autoconsumo. El problema de estas fincas es,
habitualmente, su ubicación en zonas de poca importancia hortícola, o
terrenos marginales y su uso por personas de avanzada edad, por lo que
están en franco retroceso.
Ø Las especies forrajeras y pratenses son en su mayoría material mejorado
normalmente a partir de variedades autóctonas, exceptuando la alfalfa y la
veza en las que predomina el uso de variedades tradicionales.
Ø En especies ornamentales, predomina el material foráneo sobre el autóctono
en flor cortada, aunque últimamente se está promoviendo el uso de especies
autóctonas para jardinería de exterior e interior.
Ø En frutales podemos diferenciar varios casos. En la vid para vinificación, se
suelen usar cultivares antiguos, normalmente asociados a las denominaciones
de origen o zonas de cultivo, aunque en algún caso sean de origen foráneo.
No ocurre lo mismo para la uva de mesa, donde predominan las variedades
mejoradas. En cítricos, el 100% son variedades mejoradas. Las variedades de
olivo son normalmente cultivares autóctonos. En frutales caducifolios, sólo
predominan variedades antiguas en el caso del almendro, albaricoquero y
algunos tipos de melocotón, además de aquellos de menor importancia
comercial como son higueras, granados o acerolos. En frutales subtropicales,
aunque el material original no era autóctono, muchas de las variedades han
sido mejoradas y seleccionadas por los propios agricultores, considerándolas
como del país.
I.2.2 CAUSAS DE LA EROSIÓN GENÉTICA EN LAS ESPECIES
CULTIVADAS
La erosión genética en los agroecosistemas se debe a una interacción
entre factores complejos que han incidido directa o indirectamente sobre los
mismos. Por ello y porque posiblemente unos factores sean consecuencias de
otros, no se deben estudiar de manera aislada.
Lo que sí parece claro, es que la destrucción de los ecosistemas y la
perdida de biodiversidad no pueden seguir siendo considerados como
externalidades o simples efectos secundarios de un modelo
económico de
desarrollo determinado, sino que deben incluirse como costes ambientales
(Alvarez, 2000) y deberían ser un elemento crucial en la comparación de
agroecosistemas (Altieri, 1995). Por esto, es importante analizar las causas de
erosión para poder intervenir sobre ellas.
Un gran número de trabajos coincide en que la principal causa de la
erosión genética ha sido y es la implantación generalizada de la agricultura
comercial moderna o industrializada (FAO, 1996.a), originada por la consolidación
de la racionalidad científica occidental impuesta en el siglo XX (Revolución Verde)
con la idea de que a la naturaleza había que someterla y modificarla con el
objetivo de aumentar las producciones basándose en cuatro grandes pilares:
mecanización, fertilizantes, pesticidas y semillas mejoradas (Rosset, 1997;
Montecinos, 1997; Gómez y Honty, 1997; Sotomayor, 1997; Angulo et al., 1998;
Hobbelink, 1999).
Todo esto ha provocado el deterioro de los agroecosistemas, manifestado
como rebrotes de plagas en muchos sistemas de cultivo y también en forma de
salinización, erosión del suelo, contaminación de aguas, etc. Además estos
cambios han llevado también a la transformación de la vida rural en todo el mundo
y una cada vez mayor dependencia económica, tecnológica y cultural ante las
transnacionales de la agricultura y la alimentación (Hecht, 1997).
Bajo esta consideración, junto a tres procesos paralelos que se producen
desde los años 80 (Segunda “Revolución verde”) como es la consolidación del
control de la cadena alimenticia por las empresas transnacionales, la legalización
de la privatización de la vida a través de los derechos de propiedad intelectual y el
despliegue masivo de cultivos transgénicos (Alvarez, 2000), se engloban las
siguientes causas especificas de la erosión genética:
I.2.2.1 Sustitución de variedades tradicionales por otras modernas
En el informe de la Comisión de RFAA de la FAO (1996.a) la causa con
más frecuencia citada en los informes de los países sobre la pérdida de
diversidad genética, fue la sustitución (y por consiguiente su pérdida) de las
variedades tradicionales altamente adaptadas a su ambiente local y poseedoras
de una gran diversidad genética por variedades mejoradas (Gráfica 1) como
consecuencia de esfuerzos nacionales e internacionales de desarrollo agrícola
(Montecinos y Altieri, 1992; González, 1999; Hernández, 1999; Nuez y Ruiz,
1999.a; Hernández, 2000; Souza et al., 2001). Así, tenemos como países como
Corea, China, Malasia, Filipinas, Tailandia, Etiopía, Uruguay, México, Costa Rica,
Chile, etc., señalan en el informe las pérdidas que se han producido en sus
territorios tanto de variedades tradicionales como de plantas silvestres afines de
las cultivadas.
18
Cambio de los sistemas agrícolas
Sustitución de variedades locales
81
Sobrepastoreo
32
Causas
Barbecho reducido
6
Explotación excesiva de especies
52
Disturbios civiles
6
Plagas/malas hierbas/enfermedades
9
22
Legislación/Políticas
Degradación del medio ambiente
33
Presión demográfica + urbanización
46
Desmonte + deforestación + incendios matorrales
61
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
Nº de países
Gráfica 1. Causas de erosión genética mencionados en los informes de los
países para la Conferencia de Leipzig (1996).
I.2.2.2 Cambios en los sistemas agrícolas
El cambio hacia un sistema agrario industrializado, que emplea tecnologías
diferentes y altamente especializadas, ha supuesto un incremento de la
dependencia de los agricultores hacia las empresas agroindustriales, cuyos
procesos requieren una materia prima estandarizada, tanto más cuanto mayor
sea el acabado final (Hernández, 1999).
Si a esto se le añade la búsqueda de unos elevados rendimientos con los
supuestos objetivos de paliar el hambre en el mundo o de buscar un suministro
rápido de materias primas con las que continuar este proceso cíclico, se impone
la necesidad de utilizar nuevas variedades e incluso cultivos de gran
homogeneidad, que se adapten a este sistema, desplazando a aquellos
tradicionales de alta diversidad y adaptados a agroecosistemas concretos (Nuez y
Ruiz, 1999.b).
Además, el paso de una agricultura de subsistencia a una industrial, ha
provocado que no sea vital tener muchas variedades capaces de adaptarse a las
diferentes condiciones que se presenten, por lo que se ha ido eliminando esta
diversidad (Souza et al., 2001). Esto ocurre, porque en esta nueva coyuntura, la
diversidad de cultivos no cumple la función que tradicionalmente tuvo y ahora
muchos de los beneficios que se han perdido en cuanto a la adaptabilidad al
medio, pueden ser reemplazados por la introducción de insumos, y la disminución
de riesgos o estabilidad de los ingresos, se pueden alcanzar con una serie de
tareas múltiples como pueden ser los trabajos fuera de la finca.
I.2.2.3 Medidas legislativas y políticas
Los modelos agrícolas industriales antes mencionados han sido, en
algunos casos, creados y potenciados por planes nacionales e internacionales de
mejoramiento genético y extensión (Montecinos y Altieri, 1992; Alvarez, 2000).
Así, en la CEE, se han promovido una serie de fenómenos que nos hacen
cuestionar, al menos, la política agraria común (Ministerio de Medio Ambiente,
1999), como son: las producciones excedentarias, las primas por abandonar
determinados cultivos (por ejemplo los viñedos), las sanciones por sobreproducir
otros, la obligatoriedad de comprar semillas certificadas para determinados
cultivos, las subvenciones a productos sin tradición, caso del lino, etc.
I.2.2.4 Factores económicos
En este proceso de industrialización de la agricultura, los agricultores han
tenido que realizar fuertes inversiones monetarias, emplear alta tecnología y
proceder a la mecanización de sus explotaciones, con el fin de incrementar su
productividad. Pero al mismo tiempo se han producido una serie de
externalidades negativas de orden económico, social y ecológica (Guzmán et al.,
2000.a).
Esta serie de técnicas que requieren el empleo continuo de maquinaria
agrícola pesada, combustibles fósiles no renovables, productos químicos de
síntesis industrial y material genético homogéneo, han provocado una serie de
efectos secundarios entre los que se encuentra la disminución de la diversidad.
I.2.2.5 Cambios demográficos
Los cambios tanto en la distribución como en el tamaño de las poblaciones
humanas fomentan la pérdida de recursos genéticos (Montecinos y Altieri, 1992).
Debido al deterioro de las zonas cultivables y al creciente aumento de la
población, cada vez son roturadas más tierras para satisfacer las necesidades de
alimentos, lo que contribuye al deterioro ambiental (Pimentel et al., 1992).
El éxodo hacia las ciudades y el abandono del campo influye también en la
pérdida de variedades de cultivo, de técnicas, conocimientos y mecanismos
históricos que permitan al mantenimiento de las mismas (García, 1999). Éstas y
otras migraciones provocan además, cambios en las presiones de selección sobre
las especies, lo que en muchas ocasiones lleva la pérdida de variabilidad.
I.2.2.6 Conflictos civiles y catástrofes naturales
La desaparición de un cultivo o la merma de variabilidad natural está
asociada en algunos casos a las guerras, los disturbios civiles y las catástrofes
naturales (sequías, inundaciones, plagas, etc.). Estos factores provocan una
interrupción por parte de los agricultores, de las labores agrarias durante años,
encontrándose frecuentemente a su vuelta tan solo con semillas cedidas por
organizaciones humanitarias o gobiernos, que en muchos casos no se
correspondían con las que poseían (Almekinders et al., 1994; FAO, 1996.a ).
I.2.2.7 Pérdida de diversidad cultural
Tal y como indica el informe sobre los RFAA (FAO, 1996.a), existe una
unión inseparable entre la diversidad biológica y cultural. La pérdida de diversidad
genética esta relacionada con frecuencia con la pérdida de culturas y tradiciones
y, en concreto, con la pérdida de conocimientos potencialmente útiles acerca de
ese material.
Es por ello que en este mismo informe se reconoce la importancia de la
función desempeñada por campesinos y campesinas, así como por comunidades
indígenas y locales en la conservación y mejora de los recursos fitogenéticos.
Esta selección a la que antaño sometía el agricultor a las especies agrícolas se
producía de forma diferencial en cada punto de la geografía y del tiempo,
incrementando notablemente la diversidad genética que cada pueblo o comunidad
explotaba (Hernández, 1999).
I.2.2.8 Degradación y destrucción de agroecosistemas
En África se señala la degradación y destrucción de bosques y matorrales
como la principal causa de erosión genética (FAO, 1996.a). Junto a éstos,
factores como el sobrepastoreo, explotación excesiva de las especies o el
desmonte producen una pérdida de diversidad biológica. Algunas prácticas
agrícolas también producen el mismo efecto; tal es el caso de la agricultura de
roza y quema cuyo perjuicio sobre la diversidad está basada fundamentalmente
en la pérdida de fertilidad del suelo (Pimentel et al., 1992) o la sobre explotación
en actividades agrícolas mediante el uso excesivo de maquinaria y agroquímicos.
I.2.2.9 Otras causas
-
Los cambios en las preferencias y costumbres alimentarias. Ejemplos de ello
son la sustitución de la escanda por el maíz en regiones del norte de España,
la desaparición del cultivo del apio caballar o el desplazamiento del ahora
llamado caupí (nuestras antiguas habichuelas) por los Phaseolus americanos
(Hernández, 1999).
-
La realización de una fuerte selección sobre un carácter (algo frecuente en las
empresas productoras de semillas), provoca la reducción de la base genética
de la especie, y por lo tanto se pierde en diversidad.
I.2.3 EFECTOS DE LA EROSIÓN GENÉTICA
La erosión genética en agricultura esta provocando la desaparición a un
ritmo alarmante de los recursos genéticos vegetales de los cuales depende la
seguridad alimentaria de las generaciones presentes y futuras (FAO, 1996.a;
Demissie, 2000). La seguridad alimentaria es el derecho que poseen los pueblos
a obtener los alimentos necesarios para la alimentación familiar garantizando una
vida plena y saludable (Souza et al., 2001). Para garantizar esta definición, deben
ser satisfechas dos condiciones: a) asegurar una disponibilidad estable, en todo
momento, de los alimentos, b) asegurar que cada hogar acceda a los alimentos
adecuados (Sánchez-Griñán, 1997).
En la actualidad no podemos considerar que hay seguridad alimentaria, si
se define ésta como el acceso a los alimentos. Actualmente hay 800 millones de
personas desnutridas y se prevé en los próximos 30 años un crecimiento de la
población mundial desde los actuales 5.700 millones de habitantes hasta unos
8.500 millones (Nuez y Ruiz, 1999.b; Hawtin, 2001). El número de personas
desnutridas disminuyó en 40 millones entre 1990-1992 y 1995-1997. Sin embargo
el ritmo es muy lento y el progreso es muy disparejo como para lograr el objetivo
trazado en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de 1996: reducir el total a
una cifra de alrededor de 400 millones para el año 2015 (FAO, 1999).
Por ello y porque los recursos genéticos son la base de la evolución natural
y dirigida de las especies agrícolas y animales que directa o indirectamente
contribuyen a la supervivencia y bienestar de las personas, la conservación y uso
sostenible es necesaria para aumentar el suministro de alimentos y la producción
agrícola y así hacer frente a los desafíos que plantean los cambios del medio
ambiente (FAO, 1996.b).
I.2.3.1 Uniformidad genética y vulnerabilidad
Uno de los mayores problemas que ha provocado la implantación de los
actuales modelos agrícolas, basados en conseguir grandes aumentos en la
producción, ha sido la enorme reducción del número de especies cultivadas y
dentro de éstas, el número de variedades empleadas (Hobbelink, 1992).
Esta uniformidad genética, fruto de la selección y mejoramiento, desde el
siglo XIX, de las variedades cultivadas y que constituye un peligro frente a
cambios ambientales o aparición de nuevas plagas o enfermedades por su
restringida base genética, nos conduce a la vulnerabilidad genética (Martín, 2001;
CONAM, 2001). Esta es definida por la Academia Nacional de las Ciencias de
EE.UU. como: “la situación que se produce cuando una planta cuyo cultivo esta
extendido, es susceptible de manera uniforme a un peligro creado por una plaga,
un patógeno o el medio ambiente como consecuencia de su constitución genética,
abriendo así la posibilidad de perdidas generalizadas del cultivo” (National
Academy of Sciences of USA, en FAO 1996.a).
La humanidad ha sufrido ya varias veces las consecuencias de esta
uniformidad:
Ø En 1840 un ataque de mildiu (Phitophthora infestans) devastó los patatales de
Irlanda, alimento básico de la dieta. Más de dos millones de irlandeses
murieron de hambre, y parece que tal desastre no hubiera ocurrido de no
haber sido tan escasas las variedades sembradas en Irlanda (Hawtin, 2001).
Ø En 1917 un ataque de roya negra (Puccinia graminis) produjo grandes
pérdidas en la cosecha de trigo de los EE.UU. (Carmona, 1988).
Ø En 1943 la enfermedad “brown spot” del arroz (Cochliobolus victoriae) en
Bengala, India (Soriano, 2001).
Ø En 1970 el Helminthosporium maydis redujo drásticamente la cosecha de maíz
de los EE.UU., destruyendo más del 50% de los maizales existentes en el sur
del país. La causa del desastre fue atribuida a que casi todos los híbridos del
maíz cultivados compartían el mismo citoplasma (Rocha, 2002).
Ø Este mismo año, una catastrófica epidemia de la roya del café causó grandes
perdidas en Brasil, lo que provocó la subida de los precios del café en los
mercados mundiales (Nuez y Ruiz, 1999.a).
Estos últimos casos, junto con otros muchos que se dieron a conocer
posteriormente, fueron recogidos en un informe publicado por la Academia
Nacional de las Ciencias de EE.UU. sobre la “vulnerabilidad genética de los
principales cultivos”, y en el cual se concluye:
“La lección fundamental de 1970 es que la uniformidad genética es la base
de la vulnerabilidad frente a las epidemias...La mayor parte de
cultivos
son
enormemente
uniformes
genéticamente,
los
y
principales
enormemente
vulnerables...Esta uniformidad deriva de fuerzas legislativas y económicas muy
poderosas...La situación establece desafíos sustanciales para los científicos y
para la nación” (National Academy of Sciences of USA, en Nuez y Ruiz, 1999.a).
A pesar de todo lo descrito, el uso de variedades de amplia adaptabilidad
geográfica continua provocando que los cultivos actuales tengan una base
genética muy estrecha, lo que hace que sean más vulnerables ante los cambios
de cualquier tipo (Hobbelink, 1992).
I.3 SISTEMAS DE MEJORA
Se pueden diferenciar dos sistemas fundamentales en mejora vegetal: el
formal y el no formal.
I.3.1 SISTEMAS FORMALES
Estos sistemas formales integran a los departamentos de universidades,
instituciones públicas de agricultura y empresas privadas que trabajan en mejora
vegetal o producción de semillas mediante su vinculación a los bancos de genes
ex situ (Montecinos, 1995).
Este modelo formal se ha dirigido mayoritariamente a un tipo de agricultura
de condiciones optimas, y generalmente dependiente en alto grado de insumos y
tecnologías externas. Se trata de un mejoramiento llevado a cabo en estaciones
de investigación y con el principal objetivo de obtener cultivares de amplia
adaptación y con beneficios económicos inmediatos (Almekinders et al., 1994).
Esto ha derivado en lo que podríamos llamar como obsesión por el
incremento de la productividad desde la mejora de caracteres simples, lo que
provoca una fuerte presión de selección (Soriano et al., 1999).
Aquí estriba una de las diferencias entre la conservación de recursos
genéticos para las grandes compañías de semillas y la realizada por los
agricultores. Mientras las primeras intentan aislar, recuperar y conservar los
genes
responsables
de
determinadas
características
(fundamentalmente
relacionadas con las resistencias a patógenos o pesticidas), los agricultores lo
que necesitan es el resultado de las combinaciones de estos genes (García,
1999).
Bajo esta perspectiva, no sorprende que la mayoría de los nuevos cultivos
tengan una base genética estrecha y no hayan conseguido desplazar a las
variedades locales en áreas marginales y heterogéneas (Cecarelli y Grando,
2000).
I.3.2 SISTEMAS NO FORMALES
Los sistemas no formales integran a los campesinos y las comunidades,
fundamentalmente de países del tercer mundo, que siempre han utilizado y
desarrollado variedades locales, integrando la conservación y el uso en sistemas
dinámicos de mejoramiento de cultivos y producción de semillas (Montecinos,
1995).
En este tipo de mejora las mujeres han tenido un papel clave, ya que al ser
ellas
las
responsables
de
las
tareas
domesticas,
conocían
al
detalle
características que escapaban a los hombres, como tiempo de cocción, el
combustible empleado para prepararlas u otras peculiaridades culinarias
(Almekinders et al., 1994).
Los sistemas no formales recalcan como objetivo fundamental incrementar
la biodiversidad de las fincas y recuperar la capacidad de decisión sobre la
producción mediante el control de las semillas, lo que determina la gestión y
tecnología agrarias y la libertad del agricultor (Soriano et al., 2000.a).
A pesar de no disponer de los avances tecnológicos y la dedicación que
pueden tener las empresas de mejora de semillas, los agricultores han
demostrado que en muchas ocasiones, las variedades que siguen seleccionando
mantienen mayores y más estables producciones que las variedades comerciales,
incluso cultivándose de forma industrial, por lo que siguen confiando en ellas
(Macua, 1991).
Resaltar los ejemplos de muchos países del sur de Africa, donde el uso de
semillas de sorgo certificadas, procedentes de los institutos de investigación, no
supera el 5% del área total de cultivo; algo similar ocurre en Costa Rica,
Nicaragua y Honduras donde los campesinos se basan en sus propias variedades
(Montecinos, 1995).
I.3.3 INTEGRACIÓN DE AMBOS SISTEMAS DE MEJORA
Analizados ambos sistemas se comprende que las diferencias entre estos
dos sistemas de mejora no son sólo referentes a las técnicas usadas para la
obtención de las nuevas variedades o al suministro de semillas, sino que están
diseñadas para responder a dos modelos agrarios diferentes (Trygve, 1992).
A pesar de esto, pueden ser considerados como complementarios en la
selección, producción y suministro de semillas (Almekinders et al., 1994), por lo
que se deben combinar sus fuerzas para incrementar la disponibilidad de una
diversidad genética de las plantas más adecuada y el acceso de los agricultores a
ella (Almekinders y De Boef, 2000).
Para la realización de estos objetivos, serían necesarios los siguientes
compromisos:
Ø En primer lugar, se tendría que adaptar las técnicas a las condiciones locales
(tanto socioeconómicas como agroecológicas) (Trygve, 1992). El problema
que esto supondría seria la gran variabilidad que existe por la heterogeneidad
de los ambientes y las diferencias entre los criterios de los agricultores, lo que
conllevaría una gran complejidad en el sistema de mejora. Ya que para
explotar las adaptaciones especificas de cada zona se deberían emplear un
gran número de variedades (no necesariamente homogéneas), con el gran
inconveniente de su producción de semilla.
Ø Se debería reconocer el conocimiento que tienen los agricultores de las
variedades, así como sus preferencias en la selección del material
(Almekinders et al., 1994).
Ø Además, no se debe considerar a un cultivo de forma aislada, sino dentro de
una rotación o alternativa, ya que el objetivo de los pequeños agricultores es
mejorar el nivel de vida, incrementando los rendimientos globales, más que los
rendimientos individuales.
Ø Por último, se deberían fortalecer los enlaces entre los bancos de
germoplasma y los agricultores para asegurar la conservación a largo plazo,
facilitando tanto la donación de los agricultores a los bancos de material
autóctono, como el suministro de material a los campesinos para que ellos
puedan adaptarlo a sus necesidades (Minga, 1996; Sthapit y Jarvis, 2000).
I.4 METODOS DE CONSERVACIÓN DE RECURSOS
FITOGENÉTICOS
La conservación de los recursos fitogenéticos es una labor continua, de
largo
plazo,
que
implica
inversiones
importantes
en
tiempo,
personal,
instalaciones y operación, justificable en función de las necesidades, no del deseo
o conveniencia de conservar un material (IPGRI, 2000).
Las plantas se conservan dependiendo de su necesidad y/o actualidad
actuales y futuras. Los recursos fitogenéticos se pueden conservar en su hábitat
natural (conservación in situ ), en condiciones diferentes a las de su hábitat natural
(conservación ex situ ), o combinando los métodos in situ y ex situ , es decir, de
manera complementaria. Así, a continuación se repasan estas estrategias de
conservación de material vegetal:
I.4.1 CONSERVACIÓN EX SITU
Por conservación ex situ se entiende la conservación de componentes de
la diversidad biológica fuera de sus hábitats naturales, según la Declaración del
Convenio sobre la Diversidad Biológica (1992). Es decir, se trata de la
conservación de genes o genotipos de plantas fuera de su ambiente de
ocurrencia natural, para su uso actual o futuro.
Esta modalidad de conservación abarca un amplio espectro taxonómico,
sirve para proteger desde especies silvestres y formas regresivas hasta especies
cultivadas. Aplicada a las especies domesticas, la conservación ex situ busca
conservar fuera de su centro de origen o diversidad tanto las especies como la
variabilidad producida durante el proceso evolutivo de domesticación (Carmona,
1988; Martín, 2001).
El número y el tamaño de los bancos de germoplasma aumentó
considerablemente en todo el mundo durante los años 70-80, como respuesta a
un creciente convencimiento de las amenazas sobre los recursos. En la
actualidad se calcula que hay alrededor de 6,1 millones de muestras
almacenadas en todo el mundo según este sistema. Un 90% son mantenidas en
depósitos en frío, mientras que 527.000 se conservan en campo y posiblemente
sean unas 37.600 las que se conservan in vitro (GRAIN, 1996.a).
Según la FAO (1996.a) más del 40% de todas las muestras que hay en los
bancos de germoplasma son cereales, el grupo siguiente es el de las legumbres
de consumo humano (15%) y por ultimo las hortalizas, las raíces y tubérculos, las
frutas y los forrajes ocupan cada uno menos del 10% de las colecciones
mundiales. Es rara la presencia de plantas medicinales, de especias, aromáticas y
ornamentales en colecciones publicas de larga duración.
En España existen diferentes bancos de semillas como el del Centro de
Recursos Fitogenéticos de INIA con más de 4.000 entradas de hortalizas (de la
Cuadra et al. 1994) y el Banco de Germoplasma de la Universidad Politécnica de
Valencia con más de 6.300 entradas (Nuez y Ruiz, 1999.a).
Respecto a Andalucía, existen algunos bancos de germoplasma
importantes, como el Banco Mundial de Germoplasma de Olivo en Córdoba, el de
frutales subtropicales (especialmente chirimoyo) en La Mayora (Málaga) o el
Jardín Botánico de Córdoba para especies silvestres (Soriano et al., 1999).
La conservación ex situ de germoplasma comprende una serie de
actividades que incluyen (IPGRI, 2000):
Ø Adquisición del germoplasma: la adquisición de muestras se puede obtener
mediante la colecta, el intercambio o la donación de otros bancos. Por razones
prácticas, conviene intentar conseguir el material deseado sin recurrir a los
sitios de origen, valiéndose de la donación o el intercambio con instituciones
que puedan tenerlo. Si no es posible y hay que optar por la colecta, el material
se buscará en sitios donde existen poblaciones de la(s) especie(s) de interés.
Estas recolecciones de germoplasma pueden ser de tipo especifico, cuando se
busca un tipo de material determinado, o de tipo general, cuando se lleva a
cabo una recolección sistemática en un área, sin hacer especial énfasis en
especies particulares.
Ø Conservación: esta conservación no se limita a la consecución y posesión
física de los materiales (recolección y almacenamiento) sino que requiere
asegurar la existencia de éstos en condiciones viables y con sus
características genéticas originales. Esta conservación se puede realizar sobre
el organismo completo (conservación en campo), sobre parte del organismo,
sobre las semillas (actualmente el más utilizado en los bancos de
germoplasma por ser el más eficiente, económico y seguro) y sobre otros
órganos con capacidad de regeneración (conservación de tejidos in vitro).
Ø Multiplicación y regeneración: la regeneración viene marcada por la necesidad
de rejuvenecimiento de las muestras almacenadas, las cuales pueden alterar
sus características genéticas al envejecer. La multiplicación es necesaria
cuando es preciso aumentar el tamaño de muestra para llegar a los mínimos
de conservación recomendados o para disponer de reservas suficientes para
suministrar a los usuarios.
Ø Manejo del germoplasma conservado: una vez que el material se acondiciona
y almacena en el sitio de conservación, en condiciones óptimas para asegurar
su supervivencia, se realizan las actividades de manejo del mismo. Estas
actividades comprenden en primer lugar la caracterización y evaluación,
seguido de la multiplicación y regeneración, y de la documentación del
material (datos de pasaporte, de gestión y de caracterización) y finalizando
con la utilización (intercambio) del germoplasma.
Aunque este sistema de conservación se ha utilizado ampliamente durante las
últimas décadas para evitar la desaparición de muchos recursos fitogenéticos
siendo especialmente útil en lugares que sufren procesos rápidos de
modernización, últimamente se ha venido cuestionando como la forma única de
manejar la conservación y el uso de los recursos. Así, la FAO (1996.a) en su
Informe sobre el Estado de los Recursos Fitogenéticos en el Mundo, reconoció
que los bancos de germoplasma presentan grandes limitaciones e incluso que la
diversidad se está perdiendo en ellos.
La preocupación está basada en tres aspectos: aspectos metodológicos,
cuestiones técnicas e implicaciones políticas (GRAIN, 1996.a) (Tabla 1).
Tabla 1. Inconvenientes de la conservación ex situ.
Aspectos
metodológicos
- Esta metodología se
dirige principalmente a
los
fitomejoradores
oficiales,
permaneciendo
los
agricultores como los
receptores
del
producto final (GRAIN,
1996.a).
- Interesan
características
muy
concretas
de
las
plantas (Cleveland et
al., 1994).
- No es incluido el
conocimiento
campesino (Hawtin et
al., 1996)
Cuestiones técnicas
Implicaciones políticas
-
-
-
-
-
-
No
tienen
porque
representar el amplio
espectro
de
la
diversidad (Hawtin et
al., 1996; GRAIN,
1996.a).
Aún no están del todo
definidos
las
relaciones
de
humedad y viabilidad
(Hawtin et al., 1996;
Navares, 1997; Souza
et al., 2001).
Podemos
modificar
fuertemente
el
material que estamos
conservando,
así
como la estructura de
la
población
(Cleveland
et
al.,
1994).
Dificultad y lentitud en
la renovación de las
muestras conservadas
(FAO, 1996.a).
Dificultad
en
la
financiación
para
algunos países (FAO,
1996.b).
FUENTE: Elaborado a partir de García, 1999.
-
-
-
-
Flujo
de
recursos
desde el Sur a los
bancos
del
Norte
(GRAIN, 1996.a).
Falta de control de los
países o comunidades
que suministraron el
material original y que
ahora está conservado
en otro lugar (FAO,
1996.a).
El acceso restringido a
mucha
de
la
información sobre las
muestras
(GRAIN,
1996.a;
Demissie,
2000).
Desconocimiento por
la gran mayoría de los
agricultores de su
existencia (Navares,
1997).
Predominio de las
especies de mayor
importancia
económica para los
países desarrollados e
detrimento de aquellas
especies
para
la
subsistencia
de
economías
locales
(GRAIN, 1996.a).
I.4.2 CONSERVACIÓN IN SITU
Según el Convenio sobre la Diversidad Biológica (1992) por Conservación
in situ se entiende la conservación de los ecosistemas y los hábitats naturales y el
mantenimiento y recuperación de poblaciones viables de especies en sus
entornos naturales y, en el caso de especies domesticadas y cultivadas, en los
entornos en que se han desarrollado sus propiedades especificas.
La forma ideal de conservar una entidad biológica es dentro del ecosistema
del que naturalmente forma parte. Así, es en la conservación in situ donde no sólo
se preservan cada uno de los componentes del ecosistema sino también todas
sus relaciones reciprocas y se permite la continuación de los procesos evolutivos
de las plantas (Martín, 2001).
Tradicionalmente los programas de este modelo han sido importantes
sobre todo para preservar el acervo genético de las plantas silvestres como
especies forestales o pratenses y las afines a las especies cultivadas (Carmona,
1988). Sin embargo, la mayoría de los RFAA se encuentran fuera de estas zonas
protegidas, por lo que no deben ser sólo objeto de conservación, sino también de
explotación y mejoramiento (FAO, 1996.a).
Este tipo de conservación se produce en un ecosistema dinámico que
idealmente autosostiene y favorece procesos evolutivos. Así, en los cultivares
locales, existe una parte del genotipo que no se expresa pero que constituye la
“memoria genética” del cultivar, que se ha configurado, por un lado en función de
los cambios del ambiente y del sistema de cultivo, y por otro en función de los
intereses de los agricultores (y por extensión de los gustos y costumbres de los
consumidores). Esto ha provocado lo que se ha dado por llamar coevolución
(Soriano et al., 1999).
Esta coevolución implica una mezcla de selección humana superpuesta a
la selección natural sobre las poblaciones vegetales del predio (Soriano, 2001).
De esta forma, se puede mantener la compleja interacción entre las
variedades locales cultivadas y sus plagas y patógenos asociados, permitiendo
esa coevolución continua entre huéspedes y parásitos, lo que probablemente
produce material resistente a plagas y enfermedades (Demissie, 2000).
En otro orden, para el buen funcionamiento de un programa de
conservación in situ son necesario varios principios (FAO, 1996.a):
Ø Complementariedad con los sistemas ex situ.
Ø Conseguir un mayor apoyo regional, nacional e internacional para programas
de desarrollo.
Ø Crear programas de capacitación de los agricultores para mejorar la capacidad
de identificación de las características de selección y mejoramiento.
Ø Fomentar los programas de investigación científica de carácter multidisciplinar
que incluyan la investigación etnobotánica y socioeconómica, la biología de
poblaciones y de la conservación y la investigación en la mejora de los
cultivos, incluyendo y dando un papel importante a los agricultores en ellos.
A continuación se ofrece una muestra de los diferentes proyectos que se
han iniciado para fomentar la ordenación, conservación y mejora de los RFAA en
finca:
Ø En Etiopía, a partir de la considerable diversidad genética de plantas que
presenta el país, mantiene en fincas variedades locales de los cultivos
alimentarios más importantes como tef, cebada, garbanzo, habas o sorgo
(Demissie, 2000).
Ø En Filipinas, algunas organizaciones no gubernamentales trabajan con
agricultores en la conservación y el ensayo de variedades de arroz y maíz
(FAO, 1996.a).
Ø En Bolivia hay cuatro proyectos relacionados con la conservación in situ de
cultivos en zonas protegidas, con la participación de comunidades nativas
(FAO, 1996.a; Nuez y Ruiz, 1999.a).
Ø En México también se llevan actividades de conservación in situ utilizando
métodos de cultivo tradicionales (FAO, 1996.a).
Resumiendo, lo in situ esta asociado naturalmente a la vida del hombre en
su integridad socioeconómica, cultural y técnica; se trata de una simbiosis en todo
sentido, es decir, el manejo y conservación de plantas, de cultivos, esta
íntimamente ligado a su crianza porque es parte de su familia (Rea, 1998).
I.4.3
INTEGRACIÓN
CONSERVACIÓN
DE
AMBAS
MODALIDADES
DE
Seria interesante conseguir una integración entre conservación in situ y ex
situ, ya que a veces la erosión genética en los bancos de germoplasma es muy
importante debido fundamentalmente a la deriva genética. Además otro
inconveniente añadido es que tal y como se congela la semilla en los bancos,
también se “congela” la evolución (Esquinas-Alcázar citado por Nuez y Ruiz,
1999.a).
La diversidad se originó a partir de la continua interacción de plantas,
animales, condiciones ambientales y selección humana. Así, el almacenamiento
de las semillas lejos de los campos y los bosques acaba por romper este crucial y
delicado circulo, además de poner en cuestión el modelo ex situ como prioritario
en la conservación de la diversidad agrícola.
Como se ha comprobado, la conservación ex situ no es suficiente para
garantizar la conservación y el manejo sustentable de la biodiversidad (Toledo,
1999). Sin embargo, no hay dudas de que es necesaria, aunque es preciso
conseguir unas mejoras en las condiciones de seguridad, en la eficiencia a nivel
técnico y en el acceso público a estos recursos, en especial teniendo en cuenta
que una gran parte de la diversidad que contienen ya no existe en el campo
(GRAIN, 1996.a).
Partiendo de las limitaciones de ambos sistemas, se deduce que deben
considerase como métodos complementarios y no excluyentes para lograr el
objetivo común de preservar los RFAA. Para ello es necesario la colaboración y
coordinación entre los distintos sectores implicados para conseguir una
integración armónica y equilibrada de ambas estrategias (Hobbelink, 1992; FAO,
1996.a; Martín, 2001).
En esta integración, hay que asegurar que el flujo de material no sólo sea
desde el campo a los centros de mejora, sino que también se produzca el
recíproco (de los bancos al campo). Para esto es fundamental que se vincule
tanto a los agricultores como que se valoren sus conocimientos y se respeten sus
necesidades.
Destacar el trabajo realizado en Turquía, donde se están llevando a cabo
actividades relacionadas con la conservación de diversidad genética a través de
la integración de ambas estrategias. Están desarrollando una nueva estrategia
para la conservación de especies silvestres afines a los cultivos empleando
técnicas in situ y ex situ . También hay alguna experiencia de integración en la
conservación de la diversidad genética del arroz (Nuez y Ruiz, 1999.a).
A pesar de estas experiencias, y aunque haya reconocimiento de la
integración,
los
mecanismos
de
cooperación
e
intercambio
mutuo
de
conocimientos prácticos, información, germoplasma y otros recursos entre ambas
estrategias de conservación están escasamente perfeccionados, existiendo
actividades paralelas pero sin vinculación ni coordinación alguna (FAO, 1996.a).
I.5 VARIEDADES LOCALES
Nuestros antepasados domesticaron y modificaron las especies vegetales
susceptibles de ser cultivadas. A medida que el hombre emigraba, las plantas lo
han hecho con él. Los agricultores han observado y aprovechado las mutaciones
que han sufrido sus cultivos añadiendo rasgos nuevos y valiosos a los que ya
tenían, seleccionándolas tanto para los nuevos ambientes como para las nuevas
necesidades y gustos. Por lo tanto, las plantas siempre han compartido historia y
cultura con las poblaciones que las “crearon”. Y gracias a estos hombres y
mujeres, se han mantenido hasta ahora un gran número de variedades
tradicionales o antiguas.
El calificativo de local, primitiva, antiguo, tradicional o autóctono define una
íntima relación con determinado entorno, implica un elevado grado de adaptación
a las condiciones ambientales de la zona y también una demanda de la población
donde se encuentra (Fernández, 1999)
Así, se pueden definir las variedades locales como “poblaciones
diferenciadas, tanto geográficas como ecológicamente, que son visiblemente
diferentes en su composición genética con las demás poblaciones y dentro de
ellas, y que son producto de una selección por parte de los agricultores, resultado
de los cambios para la adaptación, constantes experimentos e intercambios”
(Carmona, 1988; Cleveland et al., 1994; Hawtin et al., 1996; FAO, 1996.a; Roselló
et al., 1998).
I.5.1 CARACTERÍSTICAS DE LAS VARIEDADES LOCALES
A continuación se detallan las características que definen a las variedades
locales:
I.5.1.1 Ubicación geográfica determinada (local)
Hace referencia a que pertenecen a una zona geográfica delimitada. Esta
característica nos puede llevar a varias confusiones.
Por un lado, algunas de estas variedades poseen una dimensión espacial
imprecisa, es decir, pertenecen a zonas más o menos extensas. Son variedades
que llevan cultivándose durante bastante tiempo en unas regiones concretas y
con unos manejos específicos, por lo que están muy adaptadas a estas
condiciones (Almekinders et al., 1994).
Además no es fácil determinar históricamente el momento exacto a partir
del cual una variedad puede considerarse como local, ya que no existe
delimitación temporal clara y concreta, aunque haya sido introducida en algún
momento de la Historia por un individuo o por un grupo humano o incluso proceda
de alguna variedad comercial convencional (Almekinders et al., 1994).
Por todo esto es preferible emplear el término de variedad local que el
concepto de autóctono por no resultar demasiado preciso (Fernández, 1999).
I.5.1.2 Heterogeneidad
Una de las características más importantes de la variedades locales, es su
considerable variación de fenotipo, si se comparan con las variedades
comerciales (Amurrio et al., 1993).
Según Soriano (2001) el hecho de ser poblaciones heterogéneas les
confiere una mayor estabilidad frente a las perturbaciones. Esta estabilidad se
basa en dos propiedades, la primera es la respuesta diferenciada a la
perturbación por parte de los individuos. En los sistemas agrícolas homogéneos
todos los individuos reaccionan de un modo semejante frente a las perturbaciones
y, en el caso de que sean especialmente vulnerables a una perturbación
determinada, puede llegar a producirse una autentica catástrofe alimentaria. Otro
factor de estabilidad es la capacidad de recuperación frente a la perturbación. Las
poblaciones heterogéneas también suelen recuperarse con mayor rapidez tras
cesar esta perturbación.
I.5.1.3 Selección local de los agricultores
Estas variedades no son algo estático, sino que presentan una diversidad y
un dinamismo que bajo la presión del hombre y la naturaleza, han evolucionado
en el tiempo (Hawtin et al., 1996). Posiblemente los altos niveles de
heterogeneidad que presentan sean consecuencia de los procesos de selección a
los que fueron sometidos, principalmente al de selección masal (Cleveland et al.,
1994).
I.5.2 ¿POR QUÉ SE MANTIENEN LAS VARIEDADES LOCALES?
A continuación se resumen los motivos por los que se mantienen las
variedades locales en dos perspectivas, por una parte para la agricultura
tradicional y por otra para la agricultura no tradicional.
I.5.2.1 Importancia de las variedades locales para la agricultura tradicional
Hay numerosos estudios en los que se pone en relieve que algunos
agricultores siguen manteniendo sus variedades tradicionales no solo en zonas
marginales o deprimidas, sino también en lugares donde el acceso a los nuevos
materiales es fácil (Almekinders et al., 1994).
También es verdad que la idea de que estas variedades únicamente son
mantenidas en condiciones de agricultura tradicional es falsa, ya que algunas se
están utilizando con las nuevas técnicas y destinadas para el mercado
convencional (Macua, 1991).
Este interés de ciertas variedades para el mercado convencional reside en
su alta calidad organoléptica, en su calidad nutritiva o simplemente por utilizarse
en platos tradicionales. Estas características y su bajo oferta, hace que alcancen
en ocasiones un alto valor en el mercado (Amurrio et al., 1993).
Aparte de este interés “valor comercial “, las razones principales que
motivan a los agricultores tradicionales en el uso de las variedades locales son el
estar muy adaptadas a las condiciones locales donde se han formado, ser
conocidas por los agricultores, tener propiedades específicas y presentar buena
disponibilidad.
En conclusión, los agricultores, al conservar estas variedades, por un lado
están manteniendo los genes que confieren la adaptabilidad y la estabilidad a los
cultivos, y por otro lado conservan las características que hacen deseadas a estas
variedades (García, 1999).
I.5.2.2 Importancia de las variedades locales para la agricultura no
tradicional
Bajo este epígrafe se comentan las ventajas que estas variedades
presentan tanto para la agricultura convencional como para la agricultura
ecológica.
I.5.2.2.1 Interés para la agricultura convencional
La utilización de variedades locales, ha proporcionado un material
asequible y barato para la mejora vegetal.
El interés de las variedades tradicionales reside en ser “donantes” de
genes que confieren caracteres tales como resistencia a enfermedades y plagas,
capacidad para aumentar la producción, resistencia a estreses abióticos
(salinidad, bajas y altas temperaturas, etc.), calidad nutritiva, características
morfológicas determinadas o adaptación a las condiciones adversas o ambientes
marginales (Hobbelink, 1992; Hawtin et al., 1996; Nuez y Ruiz, 1999.a ).
Por esto, y para aumentar la base genética de algunas especies cultivadas,
los cultivares antiguos están siendo incorporados a los programas de mejora.
I.5.2.2.2 Interés para la agricultura ecológica
En el año 2004 será obligatorio que la semilla para los cultivos ecológicos
haya sido producida conforme al Reglamento del Consejo CEE Nº 2092/91, es
decir, será obligatorio emplear únicamente semillas o material de reproducción
vegetal producido con el método ecológico (Fernández, 1999; Nogueroles y
López-Cepero, 2000).
Pero la escasez de semilla (casi toda procedente de Holanda, Alemania o
Francia) con arreglo a las normas de producción ecológica junto al agravamiento
de algunos problemas por el uso de las variedades comerciales disponibles, y que
en la agricultura convencional se solucionan con la aplicación de los
correspondientes tratamientos químicos, han dado a las variedades locales mayor
importancia.
El interés de las variedades locales para la agricultura ecológica se resume
en los siguientes motivos (Roselló et al., 1998 y 2000):
Ø Contribuyen a aumentar la diversidad biológica presente en el agrosistema, y
la biodiversidad es una de las componentes más destacables de la agricultura
ecológica ya que representa funciones deseables de incremento de la
estabilidad,
reciclado
enfermedades, etc.
de
nutrientes,
control
biológico
de
plagas
y
Ø Muestran una mayor adaptación a las condiciones de cultivo de la agricultura
ecológica, ya que seleccionadas en la agricultura tradicional comparten un tipo
de agricultura de bajos insumos, con adaptación a las condiciones edafoclimáticas de la comarca y con resistencias naturales a los patógenos.
Ø No han sido seleccionadas buscando solo la productividad, como las semillas
convencionales, sino usos y calidades específicas que por un lado se ajustan
a las exigencias del agrosistema y por el otro diversifican la base alimentaria
de las sociedades tradicionales.
Ø Suponen una herencia cultural de gran importancia que no debe desaparecer,
al igual que las culturas y saberes tradicionales a las que van ligadas, ya que
son fruto de una coevolución con la naturaleza.
Ø Dentro de modelos sostenibles, las variedades locales devuelven la autonomía
a los agricultores que recuperan el control de una parte de sus cultivos, y se
implican en el mantenimiento de saberes agrarios que han mostrado su
sostenibilidad.
En definitiva, la agricultura ecológica abre una pequeña puerta para que las
variedades locales se “cuelen” y recobren protagonismo en la agricultura del siglo
XXI.
I.6 MARCO LEGAL
La legislación estatal vigente que regula la protección de las variedades y
la comercialización de material vegetal, al igual que en la mayoría de los países
occidentales, se basa en los acuerdos adoptados por la Unión Internacional para
la Protección de las Obtenciones Vegetales (UPOV) en el Convenio de París de
1961. Estas leyes están conformadas por la Ley de Protección de las Obtenciones
Vegetales de 1975 y la Ley de Semillas y Plantas de Vivero de 1971 y sus
respectivos reglamentos (Guzmán et al., 2000.b).
Estas leyes han sido reformadas posteriormente para su adecuación a la
normativa europea, de hecho la Ley de Protección de Obtenciones Vegetales ha
sido modificada, siendo su última versión la Ley 3/2000 de 7 de Enero (Soriano et
al., 2000.b).
Dada la complejidad de la normativa, se han discutido exclusivamente las
incidencias de esta sobre el manejo de la diversidad por parte de los agricultores.
En primer lugar destacar que hasta la aprobación del Real Decreto
323/2000, de 3 de Marzo, basado en la Directiva 98/95/CE del Consejo de 14 de
Diciembre de 1998, existía la prohibición de comercializar material vegetal de
reproducción de variedades que no estuviesen previamente registradas (como
sucede en la mayoría de variedades locales). Se observa claramente en
fragmentos entresacados de la Orden de 10 de Octubre de 1994 por la que se
modifica la Orden de 23 de Mayo de 1986, por la que se aprueba el Reglamento
General Técnico de Control y Certificación de Semillas y plantas de Vivero:
“Sólo podrán producirse con fines comerciales semillas y plantas de vivero
de cultivares inscritos en la correspondiente lista de variedades comerciales o en
los Catálogos Comunes de Variedades de Plantas Agrícolas o de Plantas
Hortícolas de la Unión Europea...”
Además una definición de “comercialización” prohibía cualquier tipo de
transacción o incluso almacenamiento:
“Comercialización o puesta en el mercado: Mantener disponible o en
almacén. Exponer u ofrecer en venta, vender o entregar a otra persona, sea cual
fuera la forma en que se realice, semillas o plantas de vivero.”
Esto supuso un gran efecto sobre la circulación tradicional de semillas
entre los agricultores y una consecuencia negativa en lo referente al
mantenimiento y generación de la diversidad biológica cultivada. Todo esto ha
provocado la erosión genética sobre todo en lo concerniente a las variedades
locales.
Afortunadamente, la definición de comercialización en la nueva normativa
comunitaria (Real Decreto 323/2000) supone una mejoría de la situación, dejando
fuera las transacciones que no tengan finalidad comercial y permitiendo
consecuentemente el libre intercambio de semillas entre agricultores (Soriano et
al., 2000.b).
“Se sustituye la definición de comercialización por la siguiente:
Comercialización: venta, la tenencia con vistas a la venta, la oferta de venta
y toda cesión, entrega o transmisión con fines de explotación comercial de semilla
o de plantas de vivero a terceros, a título oneroso o no” (definición transcrita
literalmente del Real Decreto 323/2000)
Otro inconveniente relacionado con la inscripción previa de las variedades
viene provocado por dos premisas. La primera procedente de la definición que el
Reglamento General Técnico de Control y Certificación de Semillas y Plantas de
Vivero hace de variedad comercial local (cultivar local) (Orden de 23 de Mayo de
1986):
“ Variedad comercial local (cultivar local), es la que procede de una región
geográficamente claramente definida, que en ensayos oficialmente comprobados
ha demostrado poseer suficiente uniformidad, estabilidad y caracteres distintivos
para permitir su identificación, pero que no ha sido obtenida como resultado de
trabajos controlados de selección.”
Y la segunda que recoge la Directiva del Consejo 70/457/CEE de 29 de
Septiembre de 1970.
“Los estados miembros velarán para que sólo se admita una variedad si
ésta fuere diferenciada, estable y suficientemente homogénea.”
Por lo tanto, una variedad sólo podrá ser inscrita si resulta ser distinta,
uniforme y estable y además posee un valor de cultivo de utilización satisfactoria.
Sin embargo, las poblaciones manejadas por los agricultores distan de ser
homogéneas, son poblaciones con importantes variaciones genotípicas de un
individuo a otro (heterogeneidad), debidas a los procesos de selección a los que
han sido sometidos y al continuo intercambio de semillas entre los agricultores
(García, 2001).
Por lo tanto, conseguir poblaciones que sean estables y homogéneas como
exige el reglamento europeo sobre inscripción de variedades se escapa de la
práctica tradicional campesina sobre la que se ha basado históricamente la
generación y mantenimiento de la diversidad cultivada (Soriano et al., 2000.b ).
Pero el Real Decreto 323/2000, antes citado, permite establecer, bajo
ciertas restricciones, unas condiciones especiales para la producción y
comercialización
de
semillas
de
ecotipos
y
variedades
autóctonas
tradicionalmente cultivadas en localidades y amenazadas por la erosión genética
(variedades de conservación). Estas variedades son definidas como:
“Se entiende por variedad de conservación aquella que, para la
salvaguarda de la diversidad biológica y genética, constituye un patrimonio
irreemplazable de recursos fitogenéticos, lo que hace necesario su conservación
“in situ” mediante el cultivo y comercialización de semillas o plantas de vivero de
ecotipos o variedades autóctonas adaptadas naturalmente a las condiciones
locales y regionales amenazadas por la erosión genética.”
Parece que las variedades locales pueden estar incluidas en esta
definición, por lo que para su necesaria conservación se precisa tanto de apoyo
legal como institucional. Sin embargo en la practica no existe ningún mecanismo
concreto que obligue a las autoridades estatales a actuar de oficio en la
inscripción de las variedades de conservación.
Por ultimo y relacionado con el facilitar o dificultar la obtención de derechos
privados sobre las variedades no mejoradas, recientemente ha sido aprobada una
nueva ley de protección de las obtenciones vegetales (Ley 3/2000 de Protección
de obtenciones Vegetales), versión actualizada de la Ley de Protecciones
Vegetales de 1975, y que recoge como aspecto más criticables (Soriano et al.,
2000.b):
Ø El no-reconocimiento de los derechos de los campesinos por el germoplasma
utilizado en la mejora.
Ø Las fuertes restricciones en las especies beneficiadas de la excepción del
agricultor. En concreto, se ha abolido este derecho para todas las hortalizas
(tomates, pimientos, calabazas, etc.) excepto judías, guisantes, garbanzos y
lentejas, por lo que cualquier agricultor que utilice estas variedades está
obligado legalmente a adquirir y pagar derechos por las nuevas semillas todos
los años, aunque tenga la posibilidad de reproducirlas en su propia finca.
Ø La ampliación del periodo de protección de las variedades.
Ø La indefensión de las variedades locales frente a la apropiación por supuestos
obtentores. La ley obliga a demostrar que una variedad para la que se solicita
la protección es distinta a las demás para ser inscrita en el registro de
variedades protegidas, pero no obliga a demostrar que esta variedad es
realmente mejorada y no-derivada de una variedad en uso por los agricultores.
I.7 UN ENTORNO PARA LA CONSERVACIÓN Y
USO DE LA BIODIVERSIDAD: HUERTA “LAS
MORERAS” (PARQUE DE MIRAFLORES, SEVILLA)
La Huerta “Las Moreras” se encuentra conformada por un total de 124
pequeños huertos de ocio de unos 150 m2 cada uno y otros 9 de 100 m2 cada uno
pertenecientes a huertos escolares. Se localiza en el conocido Parque de
Miraflores (Sevilla), que con 90 hectáreas es el parque con mayores dimensiones
de la ciudad de Sevilla (los planos de localización del parque y de la huerta en
particular se muestran en el Anexo I).
Los objetivos principales de estos huertos son (Pascual et al., 1997):
a) Facilitar el conocimiento del medio natural, para apreciar las interrelaciones
entre el entorno físico y la actividad humana, y de esta manera favorecer el
compromiso personal ante los problemas del medio ambiente.
b) Promover la agricultura ecológica, fomentando el uso de los recursos locales,
a través de los residuos orgánicos y la utilización de energías renovables.
c) Desarrollo del sentido cooperativista mediante el trabajo colectivo y solidario,
fomentando la participación en la toma de decisiones.
d) Potenciar la participación en el proyecto general del parque.
e) Promover el conocimiento y la recuperación de las señas de identidad
histórico-agrícolas de los vecinos del distrito de la Macarena, reconstruyendo
así toda la tradición cultural de la zona.
En estos huertos los/as hortelanos/as cultivan (para su autoconsumo),
mediante una agricultura respetuosa con el medio ambiente, variedades locales,
que conservan, utilizan e intercambian entre ellos.
Además
muchos/as
hortelanos/as
conservan
importantes
saberes
tradicionales sobre el manejo de las variedades locales, técnicas de cultivo,
control de plagas, recetas culinarias, etc.
Por todo ello esta experiencia de uso, conservación e intercambio de
recursos genéticos locales en el marco de la agricultura tradicional, además de la
recuperación del conocimiento asociada a esta, refleja a nuestro parecer a la
Huerta ”Las Moreras” como una experiencia apropiada en la conservación y uso
de la biodiversidad dentro del medio urbano de Sevilla.
I.7.1 ORIGEN DEL PARQUE DE MIRAFLORES
La desordenada y acelerada expansión urbanística que tuvo lugar en el
distrito de la Macarena en las décadas de los 60 y 70, siguiendo los esquemas
desarrollistas del momento, originó la aparición de una serie de barriadas (Los
Arcos, Pino Montano, San Diego, etc.) ocupadas por una población procedente
del casco histórico de Sevilla y de zonas rurales, principalmente de pueblos de las
provincias de Sevilla y Huelva, alcanzando el distrito los 150.000 habitantes. Pero
estas barriadas, auténticas colmenas urbanas, fueron inauguradas desprovistas
de infraestructuras, equipamientos y dotaciones de todo tipo (Pascual et al.,
1997).
Esta ausencia de servicios y caótico desarrollo urbanístico, junto al vertido
incontrolado de escombros por las empresas constructoras en el espacio
calificado por el Plan General de Ordenación Urbana como zona verde hacía dos
décadas, provoca a finales de los 70 y principios de los 80, la reunión informal de
un grupo de vecinos para analizar la situación y reivindicar soluciones para estos
problemas (Llacer, 1999).
Además la desecación del Arroyo Miraflores y la desviación y nueva
canalización del Tamarguillo junto a la construcción del Polígono Industrial Store,
que supuso la eliminación de varios núcleos rurales históricos como el Cortijo de
Ramírez, agudizó aún más las reivindicaciones vecinales (Echenagusía, 1996).
Así, en 1983 se crea la asociación vecinal y ecologista Comité Pro-Parque
Educativo Miraflores, con el objetivo de reivindicar la construcción del parque para
que fuera un espacio donde desarrollar la capacidad de participación e
intervención en el medio de los ciudadanos, es decir, un parque que respondiese
a sus necesidades sociales (Bueno y Elías, 2000).
Los planteamientos básicos de esa asociación eran y son (Lara et al.,
1998):
Ø El proyecto del Parque de Miraflores debe tener, además de zonas verdes
para el ocio, un carácter cultural y educativo.
Ø El parque que se construya tiene que estar entroncado con el medio social en
el que se ubica, y ser respetuoso con la historia y las necesidades de la
población a quién va destinado.
I.7.2 RIQUEZA HISTÓRICA
Sobre los terrenos del Parque de Miraflores se asientan y conservan dos
propiedades históricas de gran interés: La Hacienda o Cortijo Miraflores y La
Huerta de la Albarrana, huertas que, desde época romana, suministraban
alimentos y agua a Sevilla.
La Hacienda de Miraflores está situada a unos tres kilómetros de la
desaparecida Puerta del Sol, yendo por el antiguo camino de Miraflores (actual
avenida del mismo nombre), en la margen izquierda, cruzando el cauce del que
fue antiguo arroyo Tagarete, cuyas aguas pasaban a pocos metros del caserío en
su trayecto a Sevilla (Lara et al., 1998).
Dentro del terreno de la Hacienda, junto al camino que conduce al caserío,
se conservan restos arqueológicos de una Villa Rural romana (siglo II antes de
Cristo), documentada a partir de un sondeo arqueológico realizado en 1986.
Además también se conserva una Torre Almohade (con similitudes constructivas
a la Giralda) y una serie de elementos constructivos (arcos de herradura, alfices,
etc.), cuya construcción data del siglo XIII (Bueno y Elías, 2000).
En la Hacienda Miraflores se han sembrado viñas, cítricos, huerta,
herbáceos, patatas, maíz o algodón desde la Baja Edad Media hasta principios
del siglo XVIII. Consecuencia de esta dilatada actividad agrícola, el parque
conserva en sus terrenos una serie de edificaciones (un caserío con un molino, un
secadero de tabaco y dos norias para la distribución del agua) que se han ido
acumulando, reutilizando y transformando hasta adoptar la configuración actual.
Por otra parte La Huerta de la Albarrana, se sitúa a la misma altura que la
Hacienda Miraflores, pero en la margen derecha del antiguo camino, que al
parecer siempre sirvió como linde entre las dos propiedades. En esta se
conservan las construcciones hidráulicas (de origen árabe) que sirvieron para
suministrar agua al Hospital de las Cinco Llagas: el arco de agua, las galerías y el
pozo de noria (Lara et al., 1998).
Junto al pozo noria también se han encontrado materiales de talla del
Paleolítico (Echenagusía, 1996).
I.7.3 USO SOCIAL Y CULTURAL
El proyecto sociocultural del Parque de Miraflores nació con la voluntad de
fomentar la participación y la intervención de los ciudadanos en su entorno, para
la mejora de su calidad de vida (Lara et al., 1998).
Así, y a partir de estos objetivos, surgió en 1991 el Programa “Huerta Las
Moreras”, en colaboración con las APAs de la zona y ocupando algunos edificios
del parque, con la finalidad de promover la participación ciudadana en la
construcción y uso de un parque respetuoso con el pasado histórico del territorio
que ocupa, poniendo en funcionamiento las antiguas huertas para la educación
medioambiental, las relaciones sociales, la cultura y el ocio (Carmona, 1996).
El programa, financiado por el Ayuntamiento de Sevilla a través del Comité
Pro-parque Educativo Miraflores, se compone de tres proyectos: huertos de ocio
(antes descritos) y escolares e itinerarios pedagógicos.
Los Huertos Escolares son un proyecto de educación medioambiental
dirigido a la población escolar de la zona. En la actualidad llega a diez colegios
del distrito y se encuentra dirigido a los/as alumnos/as de E.S.O., que supone
unos 250 participantes. Gracias a estos huertos, los/as niños/as de este barrio
tienen la oportunidad de conocer y acercarse a aquellas tradiciones que se van
perdiendo, como son la agricultura y juegos tradicionales, en un entorno natural
(Berraquero, 2000).
Por otra parte los Itinerarios Pedagógicos es un proyecto paralelo y
complementario a los huertos de ocio y escolares. Se trata de “un recorrido por el
pasado en el presente”, y va dirigido a todos/as los/as niños/as, así como a
adultos organizados en asociaciones de todo tipo. Los itinerarios no se
desarrollan exclusivamente en un recorrido establecido dentro del parque, sino
que se complementan en los diferentes centros culturales con una serie de
diapositivas sobre la evolución histórica que ha tenido el distrito. El Itinerario
Pedagógico que se realiza no se puede clasificar como una visita histórica o
patrimonial, ni siquiera un itinerario botánico o agronómico, es un recorrido a
través de un espacio reivindicativo que acoge las tradiciones agrícolas del entorno
(Lora, 2001).
Este programa también tiene un folleto divulgativo (“El gusano de seda”) en
el que colaboran y participan los/as hortelanos/as y las personas vinculadas con
el parque. En este folleto se recogen desde las experiencias realizadas en el
parque
hasta
poesías,
recetas
alimenticias,
pensamientos,
leyendas,
informaciones de interés para los/as hortelanos/as, como análisis de suelos, y un
largo etc.
El interés sociocultural del parque también reside en la creación de las
diferentes Escuelas Taller y Casa de Oficios mediante convenios con el Instituto
Nacional de Empleo y la Delegación Municipal de Economía. Con ello se ha
logrado un doble objetivo: enseñar un oficio a los jóvenes de la zona y rehabilitar
parte del patrimonio cultural del parque (Casa de las Moreras, Caballerizas de la
Hacienda Miraflores, Finca de la Albarrana, Puente sobre el río Tagarete, Pozo
Noria, Molino de aceite del Cortijo de Miraflores y el secadero de tabaco) (Gamito,
2001).
Pero además de mantener y mejorar estos servicios, en el futuro se quieren
acometer otras experiencias como la de crear la tercera escuela taller para poner
en marcha la maquinaria del molino de aceite del siglo XVIII, que serviría para
mostrar las características del cultivo del olivo y su importancia histórica. Además
se pretende sembrar una parcela de trigo y otra de vid, para mostrar, mediante
talleres, el ciclo del pan y la importancia del vino, que junto con el olivar han sido
la base alimenticia de las culturas mediterráneas durante milenios (Lara et al.,
1998).
I.8 INTRODUCIENDO EL MARCO TEÓRICO:
AGROECOLOGÍA Y EL MARCO METODOLÓGICO:
LA INVESTIGACIÓN PARTICIPATIVA
En este capitulo se desarrollan tanto el contexto teórico (Agroecología)
como el metodológico (la Investigación Participativa) utilizados en este proyecto
de investigación.
I.8.1 MARCO TEÓRICO: AGROECOLOGÍA
I.8.1.1 Antecedentes históricos e influencias
Tradicionalmente a los investigadores agrícolas le ha interesado más el
efecto por separado del suelo, los animales, las plantas o las técnicas culturales
sobre un cultivo determinado, que las interacciones entre estos factores,
manteniendo en general un enfoque simplista y orientado por su disciplina. Esto
ha llevado a recomendaciones agrícolas basadas en aspectos específicos
(plagas, déficit de nutrientes, salinidad, etc.) sin considerar las posibles
interacciones de los factores antes citados (Altieri, 1984). El enfoque que intenta
mediante estudios agronómicos integrar los múltiples factores que afectan a un
sistema de cultivo desde un “marco holístico” se considera Agroecología o
Ecología agrícola (Altieri, 1995).
La Agroecología surgió a finales de los años setenta como respuesta a las
primeras manifestaciones de la crisis ecológica del campo. Sin embargo, hemos
de hablar de “redescubrimiento” (los principios y la práctica de la Agroecología
son tan antiguos como la agricultura misma) a partir de los conocimientos que
tenían las culturas campesinas sobre las interacciones que se producían en la
práctica agrícola, saberes o técnicas desarrolladas que los científicos modernos
lograron únicamente validar y explicar o incluso marginar, y que constituyeron una
de las bases profundas de la emergencia de la Agroecología (Guzmán et al.,
2000.a).
Según diversos autores (Altieri, 1984; Hetch, 1997) el desarrollo de la
Agroecología se ha producido de la siguiente forma: la difusión inicial pertenece a
Klages (1928), quien sugirió que se tomaran en cuenta los factores fisiológicos y
agronómicos que influían en la distribución y adaptación de especies “concretas”
de cultivos, para comprender las relaciones complejas entre una planta cultivada y
su medio ambiente. Posteriormente Klages incluyó en su definición factores
históricos, tecnológicos y socioeconómicos que determinaban qué cultivos y en
qué cantidad podían producirse en una región dada. Más tarde, Papadakis (1938)
recalcó que el manejo de cultivos debería basarse en la respuesta del cultivo al
medio ambiente. Destacar también la obra de Azzi (1956), que enfatizó que
mientras la meteorología, la ciencia del suelo y la entomología son disciplinas
diferentes, su estudio en relación con la respuesta potencial de plantas de cultivo
converge en una ciencia agroecológica, que intenta descubrir las relaciones
complejas entre los cultivos y su ambiente. Años después, Wilsie (1962) analizó
los principios de adaptación de cultivos y su distribución en relación con factores
del hábitat e hizo un intento para formalizar el cuerpo de relaciones implícitas en
los sistemas de cultivo. Pero el verdadero desarrollo de la Agroecología tuvo lugar
en los años sesenta por Tischler (1965) con la integración al curriculum de la
agronomía de una base ecológica a la adaptación ambiental de los cultivos.
Chang (1968), en la línea propuesta por Wilsie, aunque con un enfoque más
ecofisiológico, consideró los sistemas agrícolas como sistemas fotosintéticos y
centro su atención en los aspectos básicos de la fotosíntesis al nivel de la
comunidad.
Las influencias en el desarrollo del pensamiento agroecológico han sido
muy diversas. Así, resaltar la contribución del movimiento ambiental a la
Agroecología en la década de los años 60, por un lado con los movimientos de
Beat y Hippie al esbozar la búsqueda de formas de vida en armonía con la
naturaleza y de sistemas agrícolas para la alimentación animal, y de otro, el
planteamiento sobre los impactos secundarios de los productos químicos en el
ambiente, recogido por Carson en su libro “Primavera silenciosa” (1964), y donde
se recogen los aspectos ambientales relacionados con la agricultura (Hetch,
1997). Pero la influencia decisiva para la conformación de la estructura teórica y
metodológica de la Agroecología ha venido de la Ecología como ciencia,
prestándole conceptos y teoría (Guzmán et al., 2000.a), ya que los fundamentos
intelectuales derivados de la integración de la agronomía y el ambientalismo eran
relativamente débiles. Además los sistemas agrícolas son en sí mismos
interesantes sujetos de investigación, en los cuales los investigadores tienen
mucha mayor habilidad para controlar, probar y manipular los componentes del
sistema, en comparación con los sistemas naturales. Destacar también las
influencias de investigaciones en el terreno de la Geografía y de la Antropología,
dedicadas a explicar la racionalidad ecológica de los sistemas agrarios en las
culturas tradicionales, y que ha proporcionado gran parte de la materia prima para
el desarrollo de la Agroecología. Por último, la génesis del pensamiento
agroecológico ha tenido bastante que ver con los estudios dedicados al Desarrollo
Rural (Guzmán et al., 2000.a). El análisis de los efectos, muchas veces negativos,
de la creciente integración de las comunidades locales en las economías
regionales, nacionales e internacionales, han servido para evaluar sus impactos
sociales y ambientales, punto de vista fundamental para la Agroecología.
Igualmente la investigación de la Revolución Verde fue importante para la
evolución del pensamiento agroecológico porque los estudios sobre el impacto de
los métodos que acompañaban a ésta esclarecieron los defectos que
predominaban en el pensamiento agrícola y de desarrollo (Altieri, 1997).
En definitiva, la Agroecología surgió de la positiva interacción entre las
disciplinas citadas y las propias comunidades rurales (Gómez y Honty, 1997),
principalmente de Latinoamérica. Es por ello por lo que el enfoque llegó más tarde
a Europa, debido a que el número de trabajos y experiencias en comunidades
campesinas era escaso frente a la preocupación que significaba el reto de la
Política Agraria Común. Los primeros focos donde penetró la Agroecología fueron
comunidades donde aun existían ideas del conocimiento tradicional o en zonas
donde la “modernización” agraria había sido más reciente. Una de las primeras
zonas fue Andalucía, en la que la coincidencia entre una situación propia de una
modernización agraria reciente e incompleta y los problemas característicos de
las
sociedades
postindustriales
favorecieron
la
emergencia
de
focos
agroecológicos alrededor de las universidades de Córdoba y Granada, y más
concretamente en torno al Instituto de Sociología y Estudios Campesinos (ISEC),
que estuvo implicado en la búsqueda de teorías, métodos y técnicas que dieran
soluciones a las demandas de los campesinos (Guzmán et al., 2000.a).
En resumen, el redescubrimiento de la Agroecología en España, con un
marcado carácter alternativo, fue producto de la interacción entre el ascenso del
movimiento ecologista, el empuje que aún tenía el movimiento jornalero y el
desarrollo de la corriente de los estudios campesinos (Sevilla et al., 1996).
I.8.1.2 Concepto
El concepto de Agroecología se usa en dos dimensiones diferentes pero
que guardan una estrecha relación entre ellas (Altieri citado por Hetch, 1997). La
primera (más general) se refiere a satisfacer el conjunto de necesidades del ser
humano, tanto para la generación presente como a largo plazo. Se trata de un
desarrollo eficiente de los recursos naturales, es decir, que no los degrada o
agota. Y se encuentra necesariamente relacionada con la psicología, la
sociología, la política o la ética. Mientras, la segunda dimensión (más particular)
entiende la Agroecología como una forma de hacer agricultura aplicando las leyes
que la ecología ha descubierto en el funcionamiento de la naturaleza como, por
ejemplo, su carácter sistémico del que se derivan principios como la diversidad, el
reciclaje de nutrientes o los mecanismos de autorregulación. En este nivel o
dimensión, la Agroecología se centra más en la búsqueda del equilibrio del
sistema productivo, intentando conseguir su estabilidad y la disminución de su
dependencia respecto a insumos externos. Además, de esta segunda dimensión
se derivan aplicaciones técnicas más específicas como la Agricultura Ecológica,
tecnología agronómica que, basada en la Agroecología, da respuesta al problema
de la contaminación de los alimentos producida por el uso de insumos químicos
sintéticos (Hetch, 1997).
En definitiva, la Agroecología se puede definir como la disciplina teórica y
metodológica que, utilizando varias disciplinas científicas, enfoca el estudio de la
agricultura desde una perspectiva ecológica (Altieri, 1984), definiendo un marco
teórico cuyo objetivo es analizar los procesos agrícolas desde una perspectiva
holística y sistémica (Norgaard y Sikor, 1995), en el que incorporando una acción
social colectiva de carácter participativo (Sevilla et al., 1996), pretende conseguir
la sostenibilidad del ecosistema en su globalidad (Altieri, 1995), entendiendo que
en los agrosistemas tanto lo ecológico como lo social han coevolucionado
conjuntamente: Principio de coevolución social y ecológica, es decir, todo sistema
agrario es resultado de la coevolución entre los seres humanos y la naturaleza
(Sevilla y González de Molina, 1996).
La agroecología, por tanto, busca la racionalidad más ecológica a la
producción agrícola, para conseguir más que la máxima productividad del
ecosistema, su optimización. En esencia este comportamiento óptimo del sistema
depende del nivel de interacciones que exista entre sus componentes. Según
Altieri (1995) estas interacciones pueden ser:
a) Niveles de integración y diversificación: mezcla de cultivos, diversidad
genética (razas locales de animales y variedades tradicionales),
incorporación de animales, etc.
b) Complementación en los agroecosistemas: empleo de diversas
variedades según periodo de cosecha, utilizaciones diferenciales de los
nutrientes, de la energía solar, de la humedad, producción de estiércol,
etc.
c) Sinergismos en agroecosistemas: reciclaje de nutrientes, protección del
suelo por abonos verdes, creación de microclimas, etc.
Esto se traduce en determinadas prácticas agrícolas, para la que denomina
Altieri (1995) una “Agricultura alternativa”, definida por el mismo como el enfoque
que intenta proporcionar un medio ambiente balanceado, rendimiento y fertilidad
del suelo sostenidos y control natural de plagas, mediante el diseño de
agroecosistemas diversificados y el empleo de tecnologías auto-sostenidas, y que
se resumen en:
1. Conservación y Regeneración de Recursos naturales
- Suelo (control de erosión, fertilidad y salud de las plantas)
- Agua (conservación in situ, manejo, riego, etc.)
- Germoplasma (especies locales de plantas y animales, especies
silvestres, germoplasma adaptado, etc.)
- Fauna y flora benéficas (enemigos naturales, polinizadores, vegetación de
uso múltiple, etc.)
2. Manejo de Recursos Productivos
- Diversificación
•
Temporal (rotaciones, secuencias, etc.)
•
Espacial (policultivos, agrosilvicultura, sistemas mixtos de
cultivo/ganado)
•
Genética (multilíneas, mezclas de variedades)
•
Regional (zonificación, manejo de cuencas, etc.)
- Reciclaje de nutrientes y abonos orgánicos
•
Biomasa de plantas(abono verde, restos de cultivos, fijación de
Nitrógeno)
•
Reutilización de nutrientes y recursos internos y externos del
predio
•
Biomasa animal (abono, orina, etc.)
- Regulación biótica (protección de cultivos y la salud animal)
•
Control biológico natural estimulando agentes naturales de
control
•
Control biológico artificial (importación y aumento de enemigos
naturales,
insecticidas
botánicos,
productos
veterinarios
alternativos, etc.)
3. Instrumentación de Elementos Técnicos
•
Definición de la regeneración de los recursos, la conservación y
el manejo de técnicas diseñadas para las necesidades locales y
las circunstancias agroecológicas socioeconómicas.
•
El nivel de instrumentación puede ser la microregión, cuenca,
granja y nivel de sistema de cultivos.
•
La instrumentación está guiada por una concepción holística
(integrada) y, en consecuencia, no enfatiza elementos aislados.
•
La estrategia debe concordar con la racionalidad campesina y
debe incorporar elementos de manejo tradicional de recursos
Además la Agroecología intenta analizar los conocimientos de los procesos
que ocurren en finca, con el propósito de dilucidar la estructura y las funciones de
los tres componentes que en ella interactúan: el ecológico, el económico y el
social.
En definitiva, el objetivo fundamental de la agroecología es permitir a los
investigadores, estudiantes de la agricultura, agricultores, consumidores,
organismos oficiales, etc., desarrollar un entendimiento más profundo de la
ecología de los sistemas agrarios, para favorecer aquellas opciones de manejo
adecuadas a los objetivos de una agricultura verdaderamente sustentable
(Rosset, 1997; Altieri, 1997).
I.8.1.3 Perspectivas de la Investigación en Agroecología
Desde la metodología de la Agroecología y abriendo el espacio de la
investigación social, aparecen tres niveles de indagación: distributivo, estructural y
dialéctico (Guzmán et al., 2000.a). Estos modos de acometer el manejo de
recursos naturales, desde una perspectiva ecológica, socioeconómica y política,
no son excluyentes sino que pueden acumularse y profundizar mucho más en la
realidad.
La perspectiva estructural, elemento fundamental de la Agroecología, surge
como crítica a la agricultura convencional que no valora e ignora los sujetos
sociales vinculados al manejo de los recursos naturales, y con la que conocemos
y construimos opiniones, aspectos subjetivos, como la actitud ante problemas
sociales, propuestas de solución, etc. (Villasante et al., 2000). Con la necesidad
de romper este discurso agronómico convencional surgen las “técnicas
participativas”, que optan por metodologías que introducen una interacción entre
el técnico y el agricultor, y donde encontramos la observación participante,
encuestas,
entrevistas
individuales,
de
grupo,
revisiones
bibliográficas,
investigación en campo, etc. (García, 1999).
Mientras, la perspectiva dialéctica hace referencia a que hay que intervenir
y articularse con el objeto investigado, para incidir en el curso de su
transformación. Esto supone una clara diferencia con el procedimiento
convencional que únicamente explica.
Ambas perspectivas reconocen la lógica ecológica de la producción
campesina, tratando de elaborar metodologías, que transformen al agricultor de
“objeto” de la investigación en “sujeto” de la misma. En este ámbito se centra la
Investigación Participativa, base de la metodología empleada en este trabajo.
I.8.2
MARCO
METODOLÓGICO:
PARTICIPATIVA (IP)
LA
INVESTIGACIÓN
I.8.2.1 Antecedentes
La Investigación Participativa es una propuesta metodológica emergente de
la crisis de las ciencias sociales, que se desarrolla durante la década de los
sesenta en América Latina y también en Europa. Se explica fundamentalmente al
considerar que los temas objeto de investigación presentan una “irrelevancia
social”, siendo uno de los determinantes de la crisis por el escaso potencial
explicativo de fenómenos que habían desbordado a la teoría y la metodología,
relacionándolo con la escasa validez externa de los resultados obtenidos
mediante la investigación experimental en el laboratorio (Gabarrón y Hernández,
1994).
Así, se produce un replanteamiento de los criterios para determinar qué
problemas son de carácter científico o si se encuentran dentro del campo
metodológico, introduciendo un nuevo factor que hiciera participe a la disciplina de
los problemas colectivos más críticos de la actualidad con el objeto de determinar
los problemas científicos a partir de su relevancia social. Este nuevo factor es lo
que denominaron “factor de relevancia social”, definiéndolo como todo elemento o
proceso extracientífico que, interviniendo en el interior de una práctica científica,
frena, impide o desnaturaliza la producción de conocimientos (Gabarrón y
Hernández, 1994).
Igualmente se crítica la separación radical entre la teoría y la práctica, así
como entre el sujeto y el objeto de investigación (Quintana y Cazorla, 1997), es
decir, la relación existente entre investigador e investigado. Anteriormente los
técnicos e investigadores habían creído que el conocimiento que ellos poseían
era “valido” frente a la invalidez de la sapiencia de la población. Por lo tanto se
reprocha la creencia tradicional de que el análisis y la evaluación de la
información podía únicamente llevarse a cabo por ellos, y se busca que el
investigador no siga en su papel de “experto en conocimientos”, sino que se
envuelva en el proceso de cambio social (Gianotten y De Wit, 1985), es decir, que
se vincule en una investigación comprometida, insertada en un proceso de
transformación social y abierta a los sectores populares.
Esta serie de acontecimientos y factores, junto a la propuesta de
reemplazar la investigación cuantitativa por una investigación científica basada en
técnicas cualitativas, llevan a los científicos sociales a postular la necesidad de
enlazar las experiencias científicas con los procesos de transformación
socioeconómica y política. Surge la tendencia de “humanizar” las ciencias
sociales, para asegurar una investigación “desde abajo y desde adentro” en la
que el investigador se identifica con el objeto de estudio (investigación
comprometida) e incorpora sus valoraciones en el análisis de la realidad.
Es en este contexto fundamentalmente crítico se centran la mayoría de
actividades y desarrollo de la Investigación Participativa en América Latina,
reflejándose su lanzamiento a otras zonas del mundo en el Simposio Mundial
sobre Crítica y Política en Ciencias Sociales (Cartagena-Colombia, 1977) y
consolidándose en el Tercer Encuentro Mundial de Investigación Participativa
(Managua-Nicaragua, 1989), donde se apuntalan la organización y comunidad
mundial centrada en la perspectiva participativa. Se analizan con detalle los
procesos de investigación participativa en los diferentes países y se elaboran
unos principios orientadores para permitir la evaluación de esta práctica,
basándose en tres temas esenciales: acción transformadora, producción de
conocimientos y participación.
El principal antecedente de la IP es la Observación Participante (Gianotten
y De Wit, 1985), que era una respuesta a la técnica de observación experimental
que no podía ser aplicada en los grupos humanos nativos. Sin embargo,
conservaba las diferencias entre observador y observado, y servia más para
aportar al investigador conseguir un trabajo más objetivo que contribuir a los
cambios de los grupos bajo estudio.
Los conceptos básicos y principios fundamentales de la IP provienen de
paradigmas, teorías, disciplinas (Psicología, Sociología, Antropología, Filosofía),
experiencias prácticas y fundamentalmente de aportaciones de dos disciplinas de
los años ochenta: el Diagnostico Rural Rápido y la Investigación Rural
Participativa - difieren de la Investigación Participativa en la forma, la información,
el papel del personal del proceso de intercambio y en los métodos utilizados (Arriaga et al., 1997). Ambas influenciaron en formas y grados diferentes en el
desarrollo de lo que hoy se conoce como Investigación Participativa, al igual que
las numerosas propuestas metodológicas o enfoques que a continuación
revisamos.
I.8.2.2 Contribución de otros enfoques
Son varias las propuestas metodológicas o enfoques que han contribuido a
formar lo que hoy se conoce como la IP, unas desarrolladas recientemente y otras
extraídas y modificadas de otras disciplinas.
Se puede situar el inicio de la evolución conceptual y metodológica de la IP
en la Investigación Temática dada por Freire en los años setenta, configurada a
partir de un conjunto de experiencias - de carácter alfabetizador - en el medio
rural del nordeste Brasileño y que puede ser considerada como la primera fase
psico-social (Gianotten y De Wit, 1985). Se abren las posibilidades de
participación y movilización campesina a partir de la producción de conocimientos
centrada en las vivencias y necesidades de grupos agrarios con la finalidad de
conocer su problemática y proponer posibles soluciones. Además se buscan
estrategias para superar la separación existente entre investigador e investigado e
incorporar al grupo beneficiario como actor principal en la gestión y desarrollo de
su educación (Gianotten y De Wit, 1985) y de la teoría y la práctica (Gabarrón y
Hernández, 1994). Todo a partir de una realidad concreta y del saber popular y
con la actitud comprometida del investigador/a o educador/a.
La experiencia de Freire fue mejorada y aplicada a otras áreas distintas a la
alfabetización, surgiendo las propuestas de Bosco Pinto, Darcy de Oliveira
(Observación Militante Brasileña) y Gajardo (Investigación Militante Venezolana),
basadas en los mismos supuestos y estructura teórica que la anterior, pero
incluyendo elementos como explicar un objetivo ideológico y un mensaje político
previamente establecido a partir de la militancia política del investigador
(Gabarrón y Hernández, 1994). Los pasos de las metodologías anteriores son las
siguientes (De Schutter, 1981; Gianotten y De Wit, 1985):
a) Aproximación e inserción del investigador en el grupo.
b) Momento de observación y recolección de información.
c) Investigación y organización sistemática de la información.
d) Comunicación sobre los resultados en el grupo o comunidad para su análisis y
discusión. Al analizar este material, el grupo se convierte en objeto y sujeto del
proceso, cuestionando su propia realidad y determinando las causas de la
situación en la que se encuentran.
Por otra parte Fals Borda desarrolla la Investigación-Acción que cuestiona
la separación radical entre la teoría y la práctica. Asimismo, se cuestiona la
manipulación de la información para evitar la participación de los grupos más
desposeídos en las experiencias de gestión social, económica y política
(Gabarrón y Hernández, 1994), y se busca el producir y desarrollar un proceso
socio-politico con el cual las bases populares se puedan identificar (Fals et al.,
1991). Para Kurt Lewin (Guzmán et al., 1996) la investigación-acción consistía en
un
proceso
de
análisis,
recolección
de
información,
conceptualización,
planeamiento, ejecución y evaluación. En definitiva, la investigación-acción se
propone como una metodología que se propone resolver las contradicciones
fundamentales de una región recurriendo a elementos autóctonos, y la idea
básica de este enfoque es que las clases y grupos pobres y marginados, vayan
transformando progresivamente su medio ambiente a partir de su propia praxis
(Fals et al., 1991).
Otros enfoques que han contribuido al desarrollo de la IP han sido la
Investigación-Acción Autogestionaria (variante en México de la InvestigaciónAcción) y la Investigación Popular, desarrollada por Rodríguez Brandao y que se
encuentra en la línea de la educación de adultos/as y también de la cultura
indígena (Gabarrón y Hernández, 1994). Por último encontramos la Encuesta
Participativa, que más que una modalidad teórica es una derivación técnica o
estrategia, y que analizamos posteriormente.
Los métodos utilizados por los diferentes enfoques han pasado a formar parte
del conjunto utilizado dentro del movimiento de la Investigación Participativa.
I.8.2.3 Concepto, métodos y utilidades de la Investigación
Participativa
Los métodos utilizados en la Investigación Participativa comprenden un
amplio rango que van desde la simple visualización en el campo hasta la
entrevista y trabajo en grupo, siendo el objetivo principal compartir conocimientos
entre el técnico y el agricultor.
Se ha dado por llamar IP a todo tipo de investigación que involucre
contacto con la población rural, no importando el nivel de implicación tanto de
investigadores como de la gente rural. Este nivel de involucramiento es lo que se
conoce como participación - forma de recolección y análisis de información entre
investigadores y el grupo de estudio (Gianotten y De Wit, 1985, Arriaga et al.,
1997; Quintana y Cazorla, 1997), que junto a la organización nos definen los
diferentes tipos de proyectos participativos. Los niveles de participación se
clasifican en siete tipos de acuerdo al nivel al cual se implica a los pobladores
locales, interacción entre investigadores y pobladores en los diferentes procesos
de investigación y criterios de acuerdo a quienes llevan a cabo acciones y toma
de decisiones (Tabla 2).
Tabla 2. Tipología de participación: como participa la gente en programas y
proyectos de desarrollo.
Tipología
Características
Participación
pasiva
Se le dice a la gente lo que va a suceder o lo que ya sucedió.
Es una comunicación por los investigadores sin escuchar las
opiniones o respuestas de la gente.
Participación para La participación ocurre cuando la gente da respuesta a un
dar información
cuestionamiento por parte de los investigadores que utilizan
encuestas o enfoques similares.
Participación para La gente participa al ser consultada y los agentes externos
consulta
escuchan. Estos definen tanto los problemas como las
soluciones, y pueden modificar los mismos de acuerdo a la
respuesta de la gente.
Participación con La gente participa al proveer con sus recursos. Gran parte de
incentivos
la investigación en finca cae en esta categoría ya que los
materiales
productores proveen sus terrenos pero no participan en la
experimentación o en el proceso de aprendizaje.
Participación
La gente participa formando grupos para cumplir una serie de
funcional
objetivos relacionados con un proyecto. La gente puede
llegar a ser auto-dependiente.
Participación
La gente participa conjuntamente en el análisis, lo cual lleva
interactiva
a planes de acción y la formación de nuevas instituciones
locales o el fortalecimiento de las ya existentes. Toman el
control de las decisiones locales.
Movilización
La gente participa tomando iniciativas independientes de las
autónoma
instituciones externas con el fin de cambiar los sistemas.
Desarrollan contactos para obtener recursos y apoyo técnico.
FUENTE: Pretty en Arriaga et al., 1997.
Respecto a las utilidades de la IP ha demostrado ser una estrategia
importante para actividades de desarrollo rural, sus métodos han sido útiles en la
evaluación, análisis e investigación de diversas áreas: agroecosistemas, recursos
naturales, investigación en sistemas de producción, salud y nutrición, etc.
Las metodologías participativas presentan las siguientes ventajas o
utilidades (De Schutter, 1981; Gianotten y De Wit, 1985; Gabarrón y Hernández,
1994; Arriaga et al., 1997):
a) Permite que la gente analice las condiciones locales, dándoles confianza para
establecer propuestas y hacer demandas y llevar a cabo acciones.
b) Busca y logra la integración de una diversidad social local.
c) Identifica las prioridades locales de investigación e inicia investigaciones
participativas, en las que los investigadores se vuelven más receptivos al
conocimiento local y además reconozcan a los productores el ser capaces de
diseñar, conducir y evaluar sus propios experimentos.
d) Fomenta cambios en la organización local, con una reorientación del personal
de las instituciones involucradas.
e) Ayuda en la revisión de políticas tanto de instituciones como de gobierno a
través de formas más nuevas y más precisas surgidas a partir de discusiones
y planes a nivel de campo.
Desde nuestro punto de vista, la Investigación Participativa debe ser una
propuesta metodológica inserta en una estrategia de acción definida que integre a
los/as investigadores/as en un proceso colectivo de producción y reproducción de
conocimientos necesarios para la transformación social y que involucre en la
ejecución de una o más fases a los/as beneficiarios/as de la misma.
En su aplicación en la agricultura la IP se puede definir como un “conjunto
de enfoques y métodos para el aprendizaje de la vida rural con y para la población
rural”. Es un proceso que no solo involucra aprendizaje sino también análisis y
acción, y hace que la población rural comparta, incremente y analice su propio
conocimiento.
Como conclusión confirmar que es el factor de relevancia social, definido al
principio, el componente esencial de la praxis participativa. Y que se caracteriza
por dos componentes básicos que lo distinguen del paradigma tradicional de
investigación social y que son los que dan a la IP el distintivo de paradigma
emergente. Uno es el replanteamiento de la relación proverbial sujeto-objeto por
la de sujeto-sujeto, el otro es el reconocimiento de la investigación popular, como
proceso de producción de conocimientos (Gabarrón y Hernández, 1994).
I.8.2.4 Metodología empleada en el trabajo: La Encuesta
Participativa
La encuesta participativa se sitúa como un instrumento que intenta resolver
las fuertes críticas a la manera tradicional de encuestar. El empleo de la entrevista
por medio de cuestionarios no presenta diferencias con otros métodos y técnicas
participativas. No obstante hay ciertas variaciones en el grado de participación de
la comunidad, ya que la encuesta participante limita la participación de la
población en algunas fases de la investigación.
La encuesta participativa, también conocida como encuesta participación o
encuesta conscientizante, se puede definir como aquella que trata de lograr la
participación consciente de la población (Documento de Movimiento de Acción
Social citado por De Schutter, 1981). Los objetivos del estudio son conocidos
tanto por los encuestadores como por la propia comunidad, es decir, la
investigación se realiza conjuntamente entre técnicos y hortelanos/as.
Según la Unesco-Unicef (De Schutter, 1981) la encuesta participativa es:
a) Una metodología dinámica e interactiva, pues los problemas, la hipótesis, los
instrumentos y los resultados se afinan progresivamente a través de un
proceso permanente de ida y vuelta entre los técnicos y la comunidad.
b) Requiere la organización y participación de la comunidad en todas las etapas
del proceso, tanto en la identificación de sus problemas como en la búsqueda
de la estrategia correspondiente.
c) Incorpora la investigación como una fase del proceso, teniendo así un efecto
de conscientización y de formación de la comunidad.
d) Requiere
una
participación
y
una
conducción
inter-institucional
o
multidisciplinaria en las diferentes fases.
e) Permite identificar no solamente las necesidades y problemas de la comunidad
sino también sus recursos y los aportes que puedan hacer sus miembros para
solucionar esas necesidades.
f) Es bastante factible: no exige el uso de técnicas complejas para la tabulación y
análisis de los datos.
Las diferencias entre este tipo de metodologías con otros tipos de
investigación están fundamentadas en que los métodos y técnicas utilizadas en la
Encuesta Participativa facilitan que tanto investigadores como investigados
tengan como objetivo el cambiar la realidad social, es decir, no se limiten a
“fotografiar” la realidad o a contemplarla solamente (De Schutter, 1981).
II. OBJETIVOS
II.1 OBJETIVOS DEL TRABAJO
Este Trabajo se encuadra en un Proyecto amplio que se desarrolla en la
Huerta “Las Moreras” (Parque de Miraflores, Sevilla) con la ayuda de su
personal técnico y de numerosos hortelanos, a los que se han unido
investigadores de la Universidad de Sevilla y de la Consejería de Agricultura y
Pesca con amplios conocimientos en este tipo de experiencias. El trabajo a largo
plazo se ha marcado recuperar y conservar las variedades locales que
cultivan los/as hortelanos/as de la Huerta “Las Moreras” mediante un tipo de
investigación conjunta entre técnicos y la comunidad.
En esta primera fase del Trabajo de recuperación y conservación de
material vegetal autóctono, se buscan los siguientes objetivos:
§
Caracterización del material vegetal aportado por los hortelanos sobre la base
de unos descriptores oficialmente reconocidos.
§
Participación en la valoración del material vegetal de los/as hortelanos/as.
§
Reunir información sobre las variedades locales que los/as hortelanos/as de la
Huerta conservan y cultivan para una futura valoración.
La experiencia realizada debe valorarse en el ámbito de la Huerta “Las
Moreras”, ya que el hecho de que el trabajo se circunscriba a una sola temporada
de cultivo y a una sola parcela repercute en ciertas decisiones tomadas y por
tanto limita la fiabilidad estadística de las conclusiones.
III. MATERIAL Y
MÉTODOS
III.1
PROCESO
DE
RECUPERACIÓN
Y
CONSERVACIÓN DE VARIEDADES LOCALES EN
LA HUERTA “LAS MORERAS”
Partiendo de la Agroecología como marco teórico de este trabajo de
investigación y de una metodología que lo contextualiza como es la Investigación
Participativa, la primera fase de este proyecto amplio de investigación sobre
recuperación y conservación de variedades locales se ha dividido en los
siguientes pasos:
1. Planear la obtención de la información: una vez que se tomó contacto con
las personas que participan en la Huerta “Las Moreras” y se contaba con el
material vegetal aportado por los hortelanos, se discutió con los técnicos de la
huerta e investigadores de la Universidad de Sevilla y de la Consejería de
Agricultura y Pesca, el procedimiento que se iba a llevar a cabo. Se determinó
la necesidad de trabajar a dos niveles:
Ø Caracterización del material vegetal sobre la base de unos descriptores
oficialmente reconocidos en una parcela de ensayo junto al resto de huertos,
lo que facilitaría el contacto con los/as hortelanos/as y nos integraría entre
ellos, ayundándonos a comprender sus inquietudes, su lenguaje, sus
dificultades, etc., además de solventar la siguiente fase del trabajo.
Ø Inclusión en la valoración del material vegetal a los/as hortelanos/as mediante
técnicas participativas.
2. Obtención de la información: para la caracterización del material vegetal se
elaboraron unas fichas con los descriptores elegidos y para la evaluación
participativa por los/as hortelanos/as del material vegetal se utilizaron técnicas
participativas como la encuesta participativa, anteriormente descrita.
3. Socializar la información obtenida: una vez ordenada la información, tanto
de la caracterización como de la evaluación participativa, se puso a
disposición de la comunidad de hortelanos/as, para que conocieran los
resultados obtenidos.
4. Analizar e interpretar la información: esta fase sobrepasa el ámbito de este
Proyecto y se deja abierta para un nuevo trabajo que siga con el proyecto. Se
basaría en la discusión de las conclusiones y resultados a los que se han
llegado en esta experiencia entre la comunidad y los técnicos con el objetivo
de seleccionar posibles alternativas de acción, considerando los recursos y
capacidades existentes o disponibles en la comunidad, para empezar a actuar
sobre la realidad para modificarla.
III.2 DISEÑO EXPERIMENTAL
III.2.1 DESCRIPCIÓN DEL MEDIO FÍSICO
III.2.1.1 Descripción de la zona de experimentación
El lugar donde se realiza la experiencia se encuentra ubicado en el Parque
de Miraflores, situado al norte de Sevilla capital y más concretamente en la zona
de este parque conocida como Huerta “Las Moreras”, que ocupa unas dos
hectáreas aproximadamente (Foto 1). El parque tiene la siguiente localización
geográfica: 37º 24’ 58’’ de latitud norte, 5º 57’ 18’’ de longitud oeste y 10 metros
de altura; siendo su equivalente en UTM de 4.144.880 / 237.720 (según el Mapa
Topográfico de Andalucía E. 1: 10.000).
Los planos de localización del parque y de la huerta en particular se
muestran en el Anexo I.
III.2.1.2 Descripción del suelo
Los suelos en los que se ha realizado la experiencia se corresponden con
suelos denominados como Franco Vega, más concretamente Vega Hidromorfa y
Vertica del Arroyo de Miraflores que presenta un perfil típico AP / C 1 / C 2 / C 3 y que
se corresponden con un Xerofluvents según el Catálogo de Suelos de Andalucía
(de la Rosa, 1984). Estos suelos presentan ausencia de oxigeno, dando lugar a
un problema hidromorfo con síntomas distintos según su posición respecto al
arroyo. Así, en algunas franjas de terreno, debido a la escasa velocidad del agua
podemos encontrar arcilla e incluso observar nodulaciones de hierro.
Además a partir del análisis siguiente, realizado por el Instituto de Recursos
Naturales y Agrobiología (IRNAS) siguiendo los métodos oficiales del MAPA,
podemos concretar que la parcela posee un suelo franco-arcilloso, salino, calizo,
de pH básico, con un buen nivel de materia orgánica y niveles altos de nutrientes
(Tabla 3).
Tabla 3. Análisis de suelo I de la parcela de experimentación.
Parámetro
pH
C.E. ext 1:5
C.E. ext sat.
Carbonatos
Carbono orgánico
Materia orgánica
Relación C: N
Arena gruesa
Arena fina
Limo
Arcilla
Nitrógeno
Fósforo (Olsen)
Potasio asimilable
Valor unidad
7,60
1,08 dS/m
7,06 dS/m
12,6 % CaCO3
2,24 %
3,86 %
11,2
37,2 %
6,2 %
27,3 %
29,3 %
0,20 %
14,00 ppm
661 ppm
Nivel
pH alcalino
Suelo salino
Salinidad elevada
Suelo calizo
Alto
Alto
Textura Franco-arcillosa
Alto
Alto
Muy alto
FUENTE: Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Sevilla, 1999.
Estas conclusiones y resultados quedan corroboradas por los obtenidos en
un nuevo análisis realizado por el Programa “Huerta Las Moreras” en el
Laboratorio de Edafología y Climatología de la E.U.I.T.A. "Cortijo de Cuarto" y en
el IRNAS durante Octubre de 2001 (Tabla 4).
Tabla 4. Análisis de suelo II de la parcela de experimentación.
Parámetro
pH
Materia orgánica
Nitrógeno
Fósforo
Potasio asimilable
Calcio asimilable
Magnesio asimilable
FUENTE: Berraquero (2001).
Valor unidad
7,7
4,86 %
0,248 %
110,20 ppm
655 ppm
7,545 ppm
595 ppm
Nivel
PH alcalino
Alto
Alto
Muy alto
Muy alto
Alto
Normal
III.2.1.3 Descripción del agua
Tabla 5. Análisis disponible del agua de pozo utilizada en el riego de la
parcela de experimentación.
Parámetro
Valor
Informe
Valor normal
pH
7,05
Problema de salinidad:
C.E.
2,450 dS/m
moderado
Problema de infiltración:
R.A.S.
1,61
ninguno
En ppm
Toxicidad moderada
Cloruros
368,68
10,40
para aspersión y severa
para riego superficial
Sulfatos
Carbonatos
0,00
Problema moderado
Bicarbonatos
4,07
para aspersión
Problema no
Nitratos (N-NO3)
determinado para
cultivos sensibles
Toxicidad moderada
Sodio
126,5
5,50
para aspersión y
ninguna para riego
superficial
Potasio
4,4
0,11
Calcio
374,00
19,66
Magnesio
56,00
4,61
No determinada
Boro
FUENTE: Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Sevilla, 1993.
A la vista de la tabla anterior se confirmó que el agua de riego presentaba
un nivel moderado de salinidad y ningún problema de infiltración, según los
criterios de interpretación de la FAO que sigue el IRNAS.
III.2.1.4 Estudio climatológico de la zona
Los datos que recogemos a continuación (Tablas 6 y 7) han sido recogidos
en la estación de Sevilla “Miraflores”, estación nº 900 según el Atlas Fitoclimatico
de España (Allue, 1990), en el periodo de 1942 a 1973. Esta estación se
encontraba en el Hospital Psiquiátrico de “Miraflores”, muy próxima a la zona de
experimentación, hasta su desaparición en el año 1973 según información del
Centro Meteorológico Territorial en Andalucía Occidental y Ceuta.
50
100
40
80
30
60
20
40
10
20
0
0
ºC
Pluviometría media mensual (mm.)
Diciembre
Noviembre
Octubre
Septiembre
Agosto
Julio
Junio
Mayo
Abril
Marzo
Febrero
Enero
mm.
Temperaturas medias mensuales (ºC)
Gráfica 2. Diagrama ombrotérmico de la Estación Sevilla
“Miraflores” en el periodo de 1942-1973.
Abril
Mayo
Junio
Julio
Agosto
Septiembre
Octubre
Noviembre
Diciembre
11,6
14,1
16,8
20,1
24,0
27,2
27,3
25,1
12,5
14,4
10,7
61,0
67,9
51,0
34,6
14,8
1,0
7,8
27,5
66,5
81,8
82,5 582,2
23,6
41,8
62,3
97,2 137,2 179,6 168,1 125,1 31,3
35,9
20,0 941,7
(1) Temperatura media mensual en ºC. La del año, corresponde a la media de todos los meses.
(2) Pluviometría media mensual en mm.
(3) Evapotranspiración potencial media mensual en mm.
Tabla 7. Medias estacionales tomadas en la Estación de Sevilla “Miraflores”
en el periodo de 1942-1973 (MAPA, 1989).
Tª
(1)
Pluv
(2)
ETP
(3)
Invierno
Primavera
Verano
Otoño
Año
10,9
17,0
26,2
17,3
17,8
229,3
153,5
23,6
175,8
582,2
63,1
201,3
484,9
192,4
941,7
(1) Temperatura media mensual en ºC. La del año, corresponde a la media de todos los meses.
(2) Pluviometría media mensual en mm.
(3) Evapotranspiración potencial media mensual en mm.
En conclusión la zona posee una temperatura media de 17,8 ºC con una
precipitación de 582,2 mm, siendo la ETP media anual de 941,7 mm. Esta
climatología, desde el punto de vista de los cultivos y teniendo en cuenta el tipo
de invierno, tipo de verano, aridez y variación estacional (Papadakis citado por
MAPA, 1989 y Urbano, 1995) nos definen un invierno relativamente suave, de tipo
Citrus y un verano suficientemente caluroso como para permitir el cultivo del
algodón, tipo algodón más cálido. En cuanto al régimen de humedad, la duración,
intensidad y distribución estacional del periodo seco, nos lo definen como
Mediterráneo subtropical.
Año
Marzo
Tª
10,4
(1)
Pluv 85,8
(2)
ETP 19,6
(3)
Febrero
Enero
Tabla 6. Medias mensuales tomadas en la Estación de Sevilla “Miraflores”
en el periodo de 1942-1973 (MAPA, 1989).
17,8
También se han estudiado los valores climatológicos del año 2000 (Tablas
8 y 9), en el cual se realizó este trabajo. Estos datos son de la estación Sevilla
“Aeropuerto”, estación nº 899 según el Atlas Fitoclimatico de España (Allue,
1990), que se encuentra muy próxima al lugar de experimentación. Los valores
proceden del Anuario Estadístico de Andalucía 2001 de la Consejería de Medio
Ambiente.
100
200
90
180
80
160
70
140
60
120
ºC 50
100
Diciembre
Noviembre
Marzo
Pluviometría media mensual (mm.)
Octubre
0
Septiembre
0
Agosto
20
Julio
10
Junio
40
Mayo
20
Abril
60
Febrero
80
30
Enero
40
mm.
Temperaturas medias mensuales (ºC)
Gráfica 3. Diagrama ombrotérmico de la Estación Sevilla
“Aeropuerto” en el año 2000.
Año
Diciembre
Noviembre
Octubre
Septiembre
Agosto
Julio
Junio
Mayo
Abril
Marzo
Febrero
Enero
Tabla 8. Medias mensuales tomadas en la Estación de Sevilla “Aeropuerto”
en el año 2000 (Consejería de Medio Ambiente, 2001).
Tª
10,15 15,05 16,65 15,90 21,60 21,45 28,05 28,30 25,35 19,65 14,35 12,60 19,09
(1)
Pluv 8,60
116,1 19,90
6,70 69,90 61,40 146,0 428,6
(2)
(1) Temperatura media mensual en ºC. La del año, corresponde a la media de todos los meses.
(2) Pluviometría media mensual en mm.
Tabla 9. Medias estacionales tomadas en la Estación de
“Aeropuerto” en el año 2000 (Consejería de Medio Ambiente, 2001).
Tª
(1)
Pluv
(2)
Sevilla
Invierno
Primavera
Verano
Otoño
Año
12,6
18,05
25,93
19,78
19,09
154,6
136
0
138
428,6
(1) Temperatura media mensual en ºC. La del año, corresponde a la media de todos los meses.
(2) Pluviometría media mensual en mm.
Se observa en comparación con los datos medios de la zona que la
temperatura ascendió ligeramente (1,29 ºC) y las precipitaciones descendieron
notablemente (153,6 mm menos durante el año 2000). Además, la repartición de
las precipitaciones en el año 2000 difiere bastante de la distribución normal de la
zona, ya que a diferencia de esta las precipitaciones son casi nulas en el intervalo
de Enero a Marzo, mes en el que se produce un aumento considerable de las
lluvias. Esto es algo “anormal” en nuestra zona y puede llegar a repercutir a los
cultivos.
160,0
140,0
120,0
100,0
mm. 80,0
60,0
40,0
20,0
Pluviometría media mensual (mm.)
Diciembre
Noviembre
Octubre
Septiembre
Agosto
Julio
Junio
Mayo
Abril
Marzo
Febrero
Enero
0,0
Pluviometría del año 2000 (mm.)
Gráfica 4. Relación entre pluviometría media mensual y
pluviometría del año 2000.
III.2.2 DISEÑO EXPERIMENTAL DEL CULTIVO
III.2.2.1 Cultivos precedentes
Los cultivos precedentes fueron: algodón, trigo, alfalfa y patata, en la
temporada 1994-95. Desde esta siembra la parcela donde se ha realizado la
experiencia ha estado abandonada, creciendo sólo malezas.
III.2.2.2 Preparación de la parcela
La
preparación
de
la
parcela
de
experimentación
consistió
fundamentalmente en la eliminación de malas hierbas mediante escarda manual
tres semanas antes del trasplante de las plantulas al terreno. Además, la parcela
fue abonada una vez limpia con estiércol de vaca y cabra, previamente mezclados
con diez días de antelación.
La parcela se diseñó en tres zonas según vemos en la Figura 1, para la
disposición de las variedades (Fotos 2, 3 y 4).
Figura 1. Dimensiones de la parcela y disposición de las variedades.
III.2.2.3 Transplante
El transplante al terreno definitivo se hizo con plantas con cepellón el 20 de
Marzo de 2000 para la variedad Rosado y el 28 de Marzo de 2000 para las
variedades Amarillo y Corazón de Toro, dándose un riego copioso a continuación
para conseguir que las raíces profundizaran.
El número de plántulas por variedad fue de 40 para las variedades Amarillo
y Corazón de Toro y de 80 para la variedad Rosado. Un total de 10 plántulas
aproximadamente por variedad no prosperaron por una u otra causa, no siendo
repuestas por falta de material.
III.2.2.4 Marco de plantación
El marco de plantación fue de 75 cm entre líneas, siendo la distancia entre
plantas
de
50
cm.
La
equivalencia
supone
una
densidad
final
de
aproximadamente 25.000 plantas / Ha.
III.2.2.5 Escarda
Mediante escardas manuales se ha mantenido el cultivo libre de malas
hierbas a lo largo de todo el ciclo.
III.2.2.6 Poda y entutorado
Se ha realizado la poda a un tallo, eliminando todos los brotes axilares del
tallo principal, a mediados de mayo. Para el entutorado se utilizaron cañas secas
en forma de “cabaña” y cuerda, que es lo normal en la huerta (Foto 5).
Ambas técnicas nos facilitaron la recolección de frutos más limpios y sanos,
ya que no estaban en contacto con el suelo.
III.2.2.7 Tratamientos fitosanitarios
Al principio del ciclo y tras la poda se realizaron aplicaciones de azufre
espolvoreado en la parcela (mediados de Mayo) (Foto 9).
El 2 de Junio de 2000 se observaron hojas infectadas por Mildiu en las tres
variedades, y se aplicó cobre pulverizado (1 gramo diluido en un litro de agua),
repitiéndose el tratamiento dos semanas más tarde.
Posteriormente (mediados de Junio), tras detectarse una plaga de Heliothis
se realizó un nuevo tratamiento, esta vez con Neem.
III.2.2.8 Riego
El riego de la parcela se realizó mediante surcos con una frecuencia, tras el
riego de plantación, de dos riegos por semana hasta el levantamiento de los
cultivos, excepto las semanas que llovió.
III.2.2.9 Otras labores
Para evitar los daños provocados por el sol en los frutos durante su
permanencia en la planta se cubrieron con hierbas o con el propio follaje de la
planta, tal y como realizan los/as hortelanos/as.
III.2.3 MATERIAL VEGETAL
El material vegetal utilizado en este trabajo pertenece a tres variedades
locales de tomate (Lycopersicon esculentum Mill.) procedentes de la Huerta “Las
Moreras” y donadas por los hortelanos.
Su caracterización presenta un gran interés para ellos, ya que llevan
cultivándolas durante mucho tiempo y son utilizadas por la mayoría de la
comunidad.
Los nombres de las variedades (junto al hortelano que las cedió) utilizadas
en la caracterización son: Rosado (Lorenzo), Corazón de Toro (Manuel
Yébene) y Amarillo (Juan “el pepsi”).
III.2.3.1 Características generales del material vegetal:
esculentum Mill.
Lycopersicon
Las especies del género Lycopersicon son originarias de la estrecha zona
costera de Sudamérica que va desde Ecuador a Chile, aunque hay grandes
indicios de que fue en México donde se domesticó (George, 1989; Nuez et al.,
1996; Maroto, 2000).
A raíz del descubrimiento de América, esta especie se llevó al resto del
mundo. En Europa se empezó a conocer a partir de comienzos del siglo XVI,
siendo sus primeros usos como planta ornamental.
El tomate es una solanácea de gran importancia económica a escala
mundial, no sólo como fruto en fresco sino también como fruto transformado:
salsa ketchup, secado al sol, enlatado, en polvo, puré o jugo.
El valor nutritivo del tomate es muy variable por variedades (Tabla 10). El
fruto del tomate se caracteriza por su elevado contenido en vitamina C y el
reducido valor calórico, debido al alto contenido en agua (Nuez et al., 1996;
GRAIN, 1998).
Tabla 10. Valor nutritivo medio del tomate por 100 gr. de producto
comestible.
Residuos
Materia seca
Valor energético
Proteínas
Hidratos de carbono
Grasas
Fibra
Caroteno
Tiamina
Riboflavina
Niacina
Vitamina C
6%
6,2 gr.
20 Kcal.
1,2 gr.
4,7 gr.
0,2 gr.
0,7 gr.
0,5 mgr.
0,06 mgr.
0,04 mgr.
0,6 mgr.
23 mgr.
FUENTE: Maroto, 2000
Tabla 11. Valores orientativos de la composición del fruto de tomate maduro
en porcentaje de peso fresco.
Materia seca
Carbohidratos totales
Grasas
Fibra
Nitrógeno proteico
Azúcares reductores
Sacarosa
Sólidos solubles totales (º Brix)
Acido málico
Acido cítrico
Vitamina C
6,5%
4,7%
0,15%
0,5%
0,4%
3%
0,1%
4,5%
0,1%
0,2%
0,02%
FUENTE: Nuez, 1995.
Es una planta perenne, aunque se cultiva como anual debido a su poca
tolerancia al frío.
III.3 CARACTERIZACIÓN DEL MATERIAL VEGETAL
Para caracterizar un material vegetal es preciso disponer de información
descriptiva que nos permita conocer sus características morfológicas, botánicas,
fisiológicas, bioquímicas y agronómicas (INIA, 2000).
III.3.1 DEFINICIÓN DE LOS DESCRIPTORES EMPLEADOS
Se define un indicador o descriptor como cualquier característica que se
considere importante y/o útil para la descripción del material vegetal, no sólo por
hacer referencia a características morfológicas o fisiológicas de la planta, sino que
también deben considerarse como descriptores aquellos datos u observaciones
que complementen la descripción o caracterización del material vegetal.
Según lo anterior, la elección de los descriptores más apropiados es uno de
los principales aspectos a considerar en la caracterización. En este trabajo de
caracterización en el que se ha empleado un material desconocido, se ha optado
por dar mayor importancia a aquellas características fáciles de observar, medir y
cuantificar durante el desarrollo del cultivo.
Tomando el modelo usado por García (1999) basado en listas de
descriptores, fundamentalmente de Bancos de Germoplasma (Universidad
Politécnica de Valencia: UPV), Centros de Mejora (Instituto Nacional de
Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria: INIA) y Normas de Calidad para
productos hortícolas (Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación: MAPA) se
ha descrito el material vegetal empleado.
Los descriptores elegidos se clasifican según su naturaleza en (Soriano et
al., 1998):
Ø Cualitativos objetivos: referidos a características claramente contrastables,
como el tipo de crecimiento, forma de las hojas, frutos, etc.
Ø Cualitativos subjetivos: relacionados a una escala de percepciones, como
inserción de las cicatrices, color del follaje, etc.
Ø Cuantitativos: cuando las características son físicamente mensurables como el
peso, tamaño, nº de loculos, etc.
III.3.2 FICHAS DE CARACTERIZACIÓN
Son aquellas elaboradas a partir de los descriptores utilizados, al objeto de
facilitar y sistematizar el control, la toma y posterior cuantificación de datos. Se
distinguen dos grupos de fichas de caracterización (Anexo II):
III.3.2.1 Fichas de campo
Son aquellas usadas en el trabajo de campo con el objetivo fundamental de
facilitar el control y la toma de datos. Se distinguen las siguientes fichas:
III.3.2.1.1 Fichas de descripción
Son las utilizadas para la descripción, tanto morfológica como agronómica,
del material vegetal. Comprenden los siguientes parámetros:
Ø Descripción morfológica: se han tenido en cuenta dos aspectos: parte
vegetativa de la planta (Ficha 1) y descripción del fruto (Ficha 2).
Ø Descripción agronómica: incluye la precocidad en maduración (Ficha 3).
III.3.2.1.2 Fichas complementarias
Se han incluido en este apartado las fichas referentes al control de la
producción (Ficha 4) y a las características de las semillas obtenidas (Ficha 5).
III.3.2.2 Fichas resumen
Son las fichas que engloban las descritas anteriormente, es decir, tanto las
fichas de campo como las complementarias y donde se detallan los resultados
obtenidos en la caracterización del material vegetal para cada variedad (Ficha 6).
III.3.3 DESCRIPTORES DE LAS FICHAS DE CARACTERIZACIÓN
A continuación se especifican los conceptos de los distintos descriptores
utilizados en las fichas nombradas anteriormente, separándolos en función de los
componentes principales de la planta (tallo, hoja, flor, fruto y semillas):
III.3.3.1 Tallo
El tallo del tomate es anguloso, recubierto en toda su longitud de pelos
perfectamente visibles, muchos de los cuales, al ser de naturaleza glandular, le
confieren a la planta un olor característico. El desarrollo del tallo es variable en
función de los distintos cultivares, existiendo dos tipos fundamentales de
crecimiento, aunque pueden existir variedades intermedias (SEMPER, 1995).
III.3.3.1.1 Descriptores del tallo
1º/ Tipo de crecimiento
- Determinado o definido (o de mata baja): el tallo principal detiene su
crecimiento tras haber producido varias inflorescencias (separadas por 1 ó 2
hojas) como consecuencia de la formación de una inflorescencia terminal. La
planta forma un arbusto en el que predomina el desarrollo de tallos secundarios.
- Indeterminado o indefinido (o de enrame): el tallo posee un ápice
meristemático que produce un alargamiento continuado del tallo principal, dando
inflorescencias cada dos o tres hojas. Pueden ser de porte rastrero (si no tiene un
soporte) o trepador.
III.3.3.2 Arquitectura de la planta
Se refiere a las dimensiones de la planta.
III.3.3.2.1 Descriptores de la arquitectura de la planta
1º/ Longitud del tallo.
Distancia en centímetros entre la base del tallo en el suelo y el extremo
superior del tallo en un momento determinado.
2º/ Longitud de la hoja.
Distancia en centímetros desde la inserción del tallo hasta el ápice de la
hoja totalmente desarrollada.
III.3.3.3 Hoja
El tomate esta formado por hojas que tienen un limbo ramificado en varias
porciones llamadas foliolos (Figura 2), cada uno de los cuales “parece” una hoja.
Las hojas se disponen sobre el tallo de forma alterna y son pinnadocompuestas,
es decir, los foliolos se disponen a ambos flancos del raquis, según la nervadura
pinnada (pinnada, bipinnada, etc.). Están constituidas generalmente por 7-9
foliolos lobulados o dentados, pudiendo aparecer en el raquis de la hoja pequeños
foliolillos. De la misma manera que el tallo, están recubiertas de pelos glandulares
que le confieren el olor característico del tomate (Maroto, 2000).
Figura 2. Forma de la hoja del tomate.
III.3.3.3.1 Descriptores de la hoja
1º/ División del limbo. (Figura 3).
Considerando el limbo o lámina como la parte ensanchada de la hoja,
encontramos según su división dos tipos (Fuentes, 1998):
- Pinnado: hojas pinnadocompuestas con los foliolos dispuestos en parejas
a ambos lados del nervio medio.
- Bipinnado: hojas pinnadocompuestas, con los foliolos divididos a su vez
de forma pinnada.
Figura 3. Esquema de la división de las hojas.
2º/ Color del follaje
Definiendo el follaje como el conjunto de hojas de la planta (Font, 1975), se
ha pretendido diferenciar entre tonalidades verdes, por lo que se ha dividido el
color del follaje en verde claro y verde oscuro.
III.3.3.4 Flor
Las inflorescencias tienen cinco o más sépalos, cinco o más pétalos y un
número igual de estambres, ovario súpero, bi o pluricarpelar (Nuez et al., 1996).
La floración del tomate se produce en forma de racimos simples o ramificados
(distintos tipos de cimas) en diferentes pisos o estratos, siendo lo normal que en
cada inflorescencia pueda haber entre 3 y 10 flores, aunque en ocasiones pueden
llegar hasta 50 (Maroto, 2000). Las flores son perfectas y su tendencia habitual es
la autofecundación: son autógamas. Esta polinización es debida a la escasa
longitud del estilo que se desarrolla dentro de un tubo formado por las anteras
unidas. Por ello se pueden cultivar distintas variedades juntas como es el trabajo
que nos incumbe, aunque existen excepciones. Por ejemplo las variedades con
estilo largo o “saliente” (George, 1989; Fernández, 1999).
III.3.3.4.1 Descriptores de las inflorescencias
1º/ Tipo de inflorescencia. (Figura 4).
- Unípara (racimo simpleà con un solo raquis): “cima unípara”, que es aquella
que por debajo de la flor del eje respectivo no produce más que una sola
brotación, que a su vez sólo echa otra, y así sucesivamente (Font, 1975).
- Multípara (racimo compuestoà con el raquis dividido): “cima multípara”, que es
aquella que echa más de tres brotaciones en cada ramificación que se produce
(Font, 1975).
Figura 4. Esquema de los tipos de inflorescencias.
III.3.3.5 Fruto
El fruto del tomate es una baya globosa o piriforme, de color generalmente rojo
en la maduración, aunque algunas veces puede presentar otras coloraciones
(amarillo, naranja, rosa, dependiendo de la variedad). La superficie de la baya
puede ser lisa o acostillada y en su interior se delimitan claramente los lóculos
carpelares. La placentación puede o no ser regular (Maroto, 2000).
III.3.3.5.1 Descriptores del fruto
1º/ Forma longitudinal del fruto. (Figura 5).
Se han considerado seis posibles formas fundamentales que distinguimos
en la Figura 5:
- Aplastado
- Redondo
- Pera
- Acorazonado
- Cuadrado
- Alargado
Figura 5. Formas longitudinales del fruto.
2º/ Color del fruto maduro
Descriptor observado en frutos que ya habían alcanzado la madurez
fisiológica, ya que es en esta en la que se alcanza la coloración varietal y se
encuentran aptos para el consumo inmediato, sin presentar arrugas o estar
blandos (Categoría Comercial “Rojo” según las Normas de Calidad para Tomate MAPA,
1995).
Se
estableció
una
escala
subjetiva
de
valoración
con
observaciones visuales, considerando cuatro colores genéricos (García, 2001):
naranja, rosa, amarillo y rojo.
3º/ Color del fruto inmaduro
Al igual que en el color del follaje, se han considerado el verde claro y
verde oscuro.
4º/ Intensidad de los hombros
Se refiere a la coloración verde más intensa que puede existir en la zona
peduncular del fruto inmaduro. Se han considerado dos estados:
- Ausente (sin hombros): tomate inmaduro sin la presencia de hombros.
- Presente (con hombros): tomate inmaduro con hombros marcados con mayor o
menor intensidad.
5º/ Acostillado
Hace referencia a la presencia e intensidad de los surcos o costillas:
abultamiento más o menos pronunciado (Font, 1975), en la zona peduncular del
fruto. Se han diferenciado los siguientes:
- Ausente (liso): representa un tomate sin costillas.
- Medio: tomate que presenta costillas pero no demasiado patentes.
- Fuerte (asurcado): costillas bastante diferenciadas, a veces pueden ser incluso
motivo de depreciación del fruto.
6º/ Cicatriz estilar
Es la cicatriz que se encuentra en el ápice del fruto, en el extremo opuesto
a la inserción del pedúnculo (Figura 7). Se diferenció tanto el tamaño como la
forma:
Ø Tamaño:
- Pequeña (apenas se nota): cicatrices generalmente puntiformes algo mayores
que una cabeza de alfiler.
- Mediana (se aprecia bien): mucho más grandes que una cabeza de alfiler sin
llegar a depreciar el fruto.
- Grande (puede depreciar el fruto): protuberancias excesivas, cicatrices de más
de 2 cm2 de superficie o cicatrices lineales grandes, de más de 3 cm de largo.
Ø Forma (Figura 6): donde se han diferenciado los siguientes tipos:
- Puntiforme
- Estrellada
- Lineal
- Irregular
Figura 6. Tipo de cicatriz estilar en el fruto.
7º/ Cicatriz peduncular
Se refiere a las cicatrices presentes en la zona del pedúnculo (Figura 7). Se
han diferenciado:
- Pequeña (tapada por el cáliz): la cicatriz no se ve.
- Mediana (sobresale poco): el cáliz no cubre por completo la cicatriz.
- Grande (puede depreciar al fruto): las cicatrices son excesivas o protuberancias
grandes. Pueden llegar a depreciar el fruto.
8º/ Inserción peduncular
Es el plano en el que se inserta el pedúnculo en el fruto. Se han
diferenciado tres tipos:
- Plana: hombros no patentes alrededor de la inserción peduncular.
- Ligeramente hundida: hombros patentes alrededor de la inserción.
- Fuertemente hundida: el punto de inserción está marcadamente más deprimido,
es frecuente la existencia de cicatrices a su alrededor que llegan a depreciar el
fruto.
9º/ Sección transversal
Rajando el fruto en la sección transversal por la zona más ancha, se han
considerado dos formas posibles:
- Regular: si presenta alguna forma de simetría o la asimetría no es muy fuerte.
- Irregular: la sección es fuertemente asimétrica.
10º/ Número de loculos
Se corta el fruto por su sección transversal y se cuentan las “celdas” o
loculos (cavidad que presenta el fruto y que contiene semillas) que presente
(Figura 7). Se anotará el valor más frecuente, considerando multilocular cuando el
número sea igual o mayor que siete (Nuez y Ruiz, 1999.b).
11º/ Dimensiones del fruto
a) Peso del fruto. Durante el periodo productivo se han efectuado colectas cada
dos o tres días, recolectando los frutos cuando habían alcanzado la madurez
fisiológica y pesándolos el mismo día de recogida.
b) Altura del fruto. (Figura 7). Se ha medido la distancia en centímetros de la
sección longitudinal (desde la cicatriz peduncular hasta la cicatriz estilar) del fruto.
c) Diámetro mayor. (Figura 7). Se ha medido la longitud máxima en centímetros
de la sección ecuatorial (transversal) del fruto.
d) Diámetro menor. (Figura 7). Seccionando el fruto transversalmente por la zona
más ancha, se midió, en centímetros, el diámetro menor.
Figura 7 . Esquema de las diferentes partes del tomate.
12º/ Producción por planta
Se obtuvo dividiendo el peso total de todos los frutos recolectados durante
todo el ciclo de cultivo entre el número total de plantas para cada variedad.
13º/ Rajado
Se contabilizaron todos los frutos que presentaron grietas cicatrizadas o no
cicatrizadas mayores de tres centímetros de longitud, es decir, tomates de
categoría III según la Norma de Calidad para tomates (MAPA, 1995) y aquellos
que no eran aptos para la comercialización por su excesivo rajado. Se ha
expresado en porcentaje en número con respecto a todos los frutos recolectados.
14º/ Destrío
Se han considerado “no aptos” aquellos frutos que tuvieran cualquier
defecto (frutos afectados por podredumbres, magulladuras, ataques de insectos o
roedores, problemas de desarrollo, etc.) para su comercialización. Este descriptor
es complementario del anterior, ya que todos los frutos rajados con arreglo a la
norma (MAPA, 1995) y aquellos con excesivo rajado también forman parte del
destrío. Al igual que en el caso anterior se ha expresado en porcentaje total en
número con respecto a todos los frutos recolectados.
Para la producción de estas variedades es necesario conocer las causas
del destrío, puesto que, en ciertos casos, es posible la disminución de éste
mediante un plan de mejora (García, 2001). Se han considerado dos causas de
destrío: rajado y malformaciones de los frutos, expresando sus valores en
porcentaje en número respecto a todos los frutos recolectados.
15º/ Precocidad en maduración
Se ha definido como el número de días transcurridos desde el trasplante al
terreno de las plántulas hasta la presencia de al menos un fruto maduro en el 50%
de plantas.
III.3.3.6 Semillas
Las semillas son grisáceas, de pequeño tamaño, discoidales y recubiertas
de vellosidades. En 1 gramo de semillas puede haber hasta 350 semillas (Maroto,
2000).
III.3.3.6.1 Descriptores de las semillas
1º/ Producción de semilla por fruto
La producción de semilla por fruto corresponde a la media de las muestras
de la variedad, expresado en gramos / fruto y en semillas / fruto.
2º/ Peso de cien semillas
Expresa el peso de cien semillas secas y limpias en gramos.
3º/ Porcentaje de germinación en semillero
Considerando una semilla, por definición botánica, como el resultado de la
maduración de un óvulo y que consta de un embrión que se desarrolla en plántula
durante la germinación (MAPA, 1992), este porcentaje se considera como la
capacidad de las semillas o simientes para originar individuos normales y
completos establecidas las condiciones habituales de germinación (Fernández,
1999).
III.3.4 OBSERVACIÓN, MEDICIÓN Y CUANTIFICACIÓN DE LOS
DESCRIPTORES
Para la observación, medición y cuantificación de los descriptores utilizados
en las anteriores fichas se agruparon los descriptores en diversos grupos en
función de su naturaleza (cualitativos y cuantitativos), especificando en cada caso
el procedimiento seguido para su valoración (Figuras 8 y 9):
III.3.4.1 Descriptores cualitativos
a) Descriptores referentes a formas. Observación mediante dibujos de
referencia señalando los casos en los que se observaron diferentes formas.
b) Descriptores referentes a colores. Descripción a partir de la
visualización global del material vegetal a partir de una escala de colores: rojo,
verde, rosa, amarillo, naranja, etc. Para tener una mayor precisión, seguridad y
contraste se utilizó una carta de colores MUNSELL® (Munsell Color, 1977),
indicando en cada caso el valor del color o colores más parecidos (Anexo IV).
Figura 8. Esquema sobre la observación, medición y cuantificación de los
descriptores cualitativos.
c) Descriptores relacionados con una escala temporal. Medición de la
precocidad en maduración, para la cual se seleccionó y marcó una muestra de
diez plantas por variedad tomadas al azar, considerando que una variedad estaba
en plena maduración cuando al menos el 50% de los individuos presentaban ese
estado.
Para el control de estas características se utilizó la Ficha 3 (Anexo II),
donde se anotaban el número de individuos que presentaban un determinado
estado, hasta que se alcanzaba el 50% de ellos.
III.3.4.2 Descriptores cuantitativos
a) Características cuantitativas referentes a los frutos. Los pesos y
dimensiones se han medido sobre los frutos recolectados durante todo el periodo
productivo mediante una balanza y un pie de rey y se han ido anotando en la
Ficha 2 (Anexo II).
Figura 9. Esquema sobre la observación, medición y cuantificación de los
descriptores cuantitativos.
b) Características cuantitativas relacionadas con la arquitectura de la
planta. La longitud de las hojas se observó sobre diez hojas tomadas al azar de la
zona media de tallos de diferentes matas, realizándose la medición el 19 de Mayo
de 2000. La longitud de los tallos se midió tomando diez tallos al azar de la
parcela el 19 de Agosto de 2000, es decir, cuando el cultivo estaba en pleno
desarrollo. En el caso de la variedad Rosado se tomaron veinte hojas y tallos para
la medición, debido a que el número de plantas era mayor y con el objetivo de
tener un mejor contraste.
Se utilizo una cinta métrica flexible, con el objetivo de que se adaptara a la
forma de la hoja y del tallo.
En el caso de la hoja para tener un mejor apoyo en la caracterización y
para corroborar resultados, se dibujaron las hojas de las diferentes variedades
totalmente desarrolladas y conforme al tipo de la variedad el 19 de Agosto de
2000 (Anexo V).
c) Control de la producción por planta. Se ha contabilizado la producción
total de cada variedad dividiéndola entre el número de plantas, expresándola en
Kilogramos por planta. Para cuantificar la producción se han utilizado Tablas
(Ficha 4).
d) Características cuantitativas relacionadas con las semillas. Para
cuantificar la producción de semilla por fruto (gr./fruto y semillas/fruto) se han
tomado muestras de diversos tomates y se han pesado y cuantificado las
semillas. Para calcular el peso de cien semillas se han pesado todas las semillas
obtenidas por variedad, y posteriormente se han tomado cien semillas secas y
limpias al azar y se han pesado. Para el pesado se ha usado una balanza
electrónica marca DeltaRange® modelo Mettler PE 3600 y se realizó el 18 de
Diciembre de 2000 en el Laboratorio de Fitotecnia de la E.U.I.T.A. “Cortijo de
Cuarto”. Para ambos descriptores se han empleado tomates en avanzado estado
de madurez (pleno verano), sanos y de acuerdo con el tipo de la variedad para la
extracción de semillas por el método que posteriormente describimos.
El contenido de semillas por fruto puede ser una característica muy
interesante para diferenciar dos variedades que morfológicamente son muy
similares (García, 1999).
Por último, en lo referente al porcentaje de germinación en semillero, la
siembra se realizó en bandejas de poliestireno expandido de 150 alveolos y
rellenos de turba negra y arena. Para las variedades Rosado y Amarillo se
sembraron 250 semillas y para la variedad Corazón de Toro 300 semillas,
utilizando una bandeja por variedad, el 17 de Enero de 2001. Las bandejas fueron
colocadas en el interior del invernadero que poseen los/as hortelanos/as en la
huerta sobre una serie de repisas de metal a un metro sobre el suelo
aproximadamente con el fin de evitar problemas de roedores y caracoles,
regándose con una manguera con mecanismo de microaspersión con una
frecuencia diaria. El manejo en el interior de invernadero en cuanto al riego y al
control de malas hierbas fue dirigido en todo momento por los hortelanos
encargados del invernadero, siguiendo de esta forma sus indicaciones (Foto 16).
e) Análisis de los descriptores cuantitativos. Para los descriptores
cuantitativos evaluados, se realizó un análisis descriptivo mediante el programa
informático SPSS para Windows versión 8.0.1S (31 de Julio de 1998) para un
nivel de significación (alfa) del 5%, es decir, un nivel de confianza (1 – alfa) del
95%.
Para comprobar si los resultados de los descriptores relacionados con la
dimensión del fruto (peso, altura y diámetros mayor y menor) procedían de una
distribución normal se procedió a realizar una Prueba de Normalidad mediante el
Test de Kolmogorov-Smirnov y el de Shapiro-Wilk (para muestras inferiores de 50
casos), considerando que un valor relativamente pequeño (generalmente menor
que 0,05) indica que el conjunto de datos difiere significativamente de una
distribución normal. Los resultados de estas pruebas de normalidad se recogen
en el Anexo VII.
Además, el histograma ha servido de apoyo en el análisis descriptivo,
representando la distribución de una variable cuantitativa (peso, altura y diámetros
mayor y menor) que muestra la concentración o frecuencia absoluta de los datos
a lo largo de diferentes intervalos o secciones de la escala en la que están
medidos dichos datos, es decir, nos genera datos acerca del número de
apariciones de un valor en un conjunto de datos. Además en cada histograma se
adjuntó su curva normal para observar como se ajustan sus valores a la situación
“ideal” de normalidad.
Por ultimo en el Anexo VII también se recogen los resúmenes de datos de
las tres variedades junto al resto de estadísticos que nos proporciona el programa
SPSS para Windows para las dimensiones del fruto y que podrían ser de utilidad
para estudios posteriores (mediana, rango, asimetría, curtosis, etc.).
III.4 SEMILLAS
A continuación se recoge el procedimiento de extracción de semillas
seguido en este trabajo y las pautas llevadas acabo en el ensayo de germinación.
III.4.1 EXTRACCIÓN DE SEMILLAS
Para la extracción de semillas se han elegido frutos sanos en avanzado
estado de madurez y que correspondían al tipo de la variedad. En el caso de los
tomates, la textura del fruto y su carácter temprano junto con la salud y el vigor de
la planta son de primera importancia para la elección de los frutos para la
extracción de sus semillas (Bond et al., 1995). El procedimiento ha seguido en
todo momento las indicaciones de la bibliografía consultada y de manera
fundamental las pautas dadas por los/as hortelanos/as de la huerta, siendo estas
últimas las de mayor importancia.
El método de extracción y separación de las semillas de los frutos se
realizó en las siguientes fases:
1º/ Limpieza. Los frutos se cortaron ecuatorialmente y con una cuchara se
retiraron las semillas de la carne, eliminándose en este proceso las paredes del
fruto, las pieles y demás restos. Las semillas con el material gelatinoso que les
rodea se vertieron sobre un recipiente con un volumen equivalente de agua para
su fermentación, siguiendo el Método Húmedo de limpieza de las semillas
(George, 1989; Bond et al., 1995; Red de Semillas de Euskadi, 1999). La mezcla
semillas-agua se colocó en un lugar soleado para favorecer el proceso de
fermentación.
2º/ Fermentación. El recipiente con el agua y las semillas se batió
vigorosamente varias veces al día para mantener una fermentación homogénea y
evitar la decoloración de la semilla (George, 1989). La pulpa que contiene las
semillas extraídas se dejó fermentar unos tres-cuatro días, hasta que se observó
que las semillas se habían desprendido de la capa gelatinosa, formándose una
telilla en la superficie del recipiente y que indicaba que se había producido la
fermentación, provocada principalmente por la acción de bacterias y levaduras
que actúan sobre la gelatina que rodea a las semillas y la degrada (George, 1989;
Red de Semillas de Euskadi, 1999; Maroto, 2000). La duración de la fermentación
depende fundamentalmente de la temperatura ambiental y llega a precisar hasta
cinco días, aunque lo normal es no más de cuatro días (George, 1989; Bond et
al., 1995; Red de Semillas de Euskadi, 1999; CEDEPO, 1999; Maroto, 2000).
No se debe prolongar este periodo más de lo necesario ya que puede influir
en la calidad de la semilla. La actividad antibiótica de la fermentación controla
algunas enfermedades transmitidas por semillas tales como Corynebacterium
michiganense, aunque dependerá de la duración y temperatura de la
fermentación (George, 1989; Red de Semillas de Euskadi, 1999; Fernández,
1999; Maroto, 2000).
3º/ Lavado. Al cabo de los tres o cuatro días de la fermentación, se quito la
telilla que se había formado en la superficie del recipiente y se añadió agua,
recogiendo con un colador las semillas. Después se enjuagaron (lavado) estas
semillas para quitar los últimos restos y se colocaron en un plato.
4º/ Secado. El plato con las semillas limpias se situó alejado del sol unos
tres o cuatro días para comenzar su secado (CEDEPO, 1999).
Se separaron las semillas en el plato (tras el secado a la sombra) de
manera que no estuvieran pegadas y se dejaron secar durante diez días
aproximadamente (García, 1999).
III.4.2 ENSAYO DE GERMINACIÓN
Los ensayos de germinación tienen como objetivo conseguir información
acerca del valor de las semillas. Así, el 23 de Febrero de 2001 se procedió, en el
Laboratorio de Cultivos Hortícolas de la E.U.I.T.A. “Cortijo de Cuarto”, a realizar
un ensayo de germinación en condiciones controladas para probar la viabilidad de
las semillas obtenidas. En nuestro caso debido a la escasez de semillas se
procedió a realizar un ensayo con el único objetivo de tener una referencia más
para la caracterización.
El procedimiento llevado a cabo en el ensayo de germinación es el método
más utilizado para semillas pequeñas como las de muchas hortalizas (Carmona,
1988) y consistió en colocar 25 semillas sobre papel de filtro grueso, el cual se
empapó y posteriormente se enrolló y se colocó en una bandeja humedecida,
utilizando en todo momento agua destilada. La bandeja se introdujo en la cámara
de germinación a una temperatura de 25ºC el 23 de Febrero de 2001. Después de
una semana (2 de Marzo de 2001) se contaron todas las semillas y se vio la
proporción de germinación (SEMPER, 1995), es decir, la emergencia y desarrollo,
a partir del embrión de la semilla, de aquellos órganos esenciales que, para la
especie de semillas consideradas, prueban su aptitud para producir plantas
normales bajo condiciones favorables en el suelo (MAPA, 1973).
Los resultados de este ensayo de germinación se recogen por separado
para cada variedad en el siguiente capítulo.
III.5 VALORACIÓN DEL MATERIAL VEGETAL POR
LOS/AS HORTELANOS/AS
La inclusión de los/as hortelanos/as en este tipo de trabajos nos permite
identificar no solamente las necesidades y problemas de la comunidad sino
también sus recursos y los aportes que pueden hacer sus miembros para
solucionar esas necesidades (De Schutter, 1981). Además, en este caso concreto
de valoración de un material vegetal, se justifica la presencia de los/as
hortelanos/as en el conocimiento de estos sobre las variedades en cuestión,
utilizadas por la mayoría en sus huertos.
Los objetivos perseguidos con la inclusión de la comunidad de
hortelanos/as han sido:
a) Buscar la participación más activa de éstos/as en la conservación y
recuperación de las variedades locales que utilizan.
b) Tener información sobre su conocimiento en lo referente a variedades locales
en general.
c) Saber el grado de utilización del material vegetal que estamos caracterizando.
d) Comprobar que las variedades utilizadas en el trabajo eran verdaderamente
las que ellos cultivaban en sus huertos y conseguir la localización o el origen
de este material.
e) Conocer que manejo y usos tienen en sus huertos en cuanto a conservación y
extracción de semillas, semilleros, técnicas empleadas (poda, entutorado),
etc., respecto al cultivo de tomate.
III.5.1 ELECCIÓN Y CONTACTO CON LA COMUNIDAD
La valoración estaba dirigida a todos/as los/as hortelanos/as de la huerta
sin ninguna discriminación en cuanto a su conocimiento de la agricultura,
antigüedad en los huertos, etc. La participación fue en todo caso voluntaria,
dejándose claro en todo momento que nuestro trabajo y su colaboración estaba
destinada a la caracterización de las variedades que utilizaban y así prevenir la
reacción normal de desconfianza y con ello suscitar una buena acogida
despertando su interés y cooperación (Lebret, 1961; Raj, 1979).
El contacto con la comunidad se vio facilitado en primer lugar por el hecho
de tener la parcela de experimentación junto a ellos, por lo que la mayoría de
los/as hortelanos/as tenían conocimiento de nuestra presencia y del trabajo que
se estaba realizando antes de participar en la valoración. Además, la presencia
del equipo humano encargado del mantenimiento de la huerta (técnicos y
educadores), con una estrecha relación con los/as hortelanos/as, ayudó de forma
positiva a la participación de estos/as en cuanto a la naturalidad de su
vocabulario.
III.5.2 METODOLOGÍA EMPLEADA PARA LA RECOPILACIÓN DE
INFORMACIÓN
La técnica empleada para la recopilación de información ha sido en nuestro
caso a través de encuestas. El término “encuesta” debe ser tomado en el sentido
de búsqueda de informaciones (Guzmán et al., 2000.a) o bien recolección de
dichas informaciones, aunque se le deben añadir dos ideas fundamentales: por
una parte ha de ser metódica y con ello cubrir unas exigencias que permitan la
obtención de unos resultados cuantificables; y una segunda idea es que se
aplique a una realidad totalmente particular, como por ejemplo la vida psicológica
de un grupo social, su comportamiento, sus opiniones, sus gustos, sus maneras
de vivir, sus necesidades, etc. (Mucchielli, 1974).
La calidad de los resultados de una encuesta depende considerablemente
de los preparativos hechos antes de la conducción de la encuesta (Raj, 1979).
Las fases de las que ha constado la preparación y la realización de las
encuestas han sido:
III.5.2.1 Preparación de la encuesta.
El cuestionario se elaboró en dos fases a partir de los objetivos marcados
en un principio. En todo momento en la redacción de las preguntas se emplearon
palabras sencillas, evitando las preguntas que se inclinan por si solas a una
respuesta y que pueden engañar al encuestado y originar errores.
En la primera fase se realizó una pre-encuesta, con el objeto de buscar un
lenguaje correcto para la buena interpretación de las preguntas y para probar si la
encuesta tenia una excesiva extensión. Esta pre-encuesta se realizó con
hortelanos/as elegidos al azar.
Tras subsanar diversos inconvenientes de la pre-encuesta se diseñó el
cuestionario definitivo formado básicamente por preguntas cerradas o de
respuesta fija y que tienen como característica fijar las respuestas del tipo
“aprobación-desaprobación”, o “evaluación sobre una gama de juicios previstos”.
La desventaja principal de este sistema es que las respuestas pueden forzarse a
una categoría a la que no pertenecen propiamente, obligando al encuestado a
aceptar una de las alternativas (Raj, 1979; Guzmán et al., 2000.a). Pero las
preguntas cerradas también presentan numerosas ventajas (Mucchielli, 1974):
a) Permiten referir y clasificar rápidamente al encuestado en una de las
categorías objetivas.
b) Facilitan el posterior escrutinio de la encuesta.
c) Permiten una fácil respuesta, sin exigir otro esfuerzo que el de marcar una
casilla.
d) Pueden servir de “filtros”, es decir, de discriminación entre las personas que
deban o no responder a una serie de preguntas posteriores, y por tanto
dispensar a ciertos encuestados de contestar a preguntas que no pueden
concernirles.
e) Con frecuencia sirven como preguntas introductivas, aun cuando no tengan
ninguna importancia para los objetivos, sino únicamente para “empeñar” al
encuestado en la encuesta por medio de preguntas fáciles.
La encuesta tenía además una serie de preguntas abiertas con el fin de dar
libertad al entrevistado en la extensión de su respuesta. También se han incluido
en la introducción del formulario una serie de preguntas previas que hacían
referencia a los datos de identificación como: número de la encuesta, fecha, datos
personales del hortelano/a y dos preguntas introductorias para tener una pequeña
idea del conocimiento de estos sobre la agricultura en general.
III.5.2.2 Contenido de la encuesta.
La encuesta se ha dividido en tres bloques (Anexo VI):
a) Bloque I: referente al cultivo del tomate.
Se pretende saber en primer lugar si los/as hortelanos/as cultivan las
variedades que estamos caracterizando o si al contrario conocen o cultivan otro
tipo de tomates. Se pregunta también sobre las características de los tomates en
cuanto a su color, forma, sabor y preferencias, con el objeto de comprobar que las
variedades estudiadas eran las que ellos utilizaban y complementar en su caso la
caracterización de éstas. Existe una serie de preguntas que tienen como fin
conocer qué manejo practican en sus huertos con relación a la conservación y
extracción de semillas fundamentalmente, además de otras operaciones como la
poda, entutorado o semillero.
b) Bloque II: referente a otros cultivos.
Este bloque recoge preguntas sobre la conservación y origen de semillas
de especies diferentes al tomate.
c) Bloque III: referente a variedades locales, tradicionales o antiguas.
Este bloque recoge cuestiones acerca de las variedades locales o antiguas,
desde el conocimiento que tienen de lo que es una variedad local hasta sus
diferencias con las variedades nuevas y/o híbridos.
III.5.3 PANELES DE DEGUSTACIÓN
Se han realizado dos paneles de degustación para saber el tipo de tomates
preferidos por la comunidad y conocer que cualidades aprecian más en los frutos.
También se ha intentado que los/as hortelanos/as se familiaricen con las
variedades locales.
El procedimiento seguido en las dos degustaciones consistió en la
preparación de platos con tomates maduros troceados, identificando cada
muestra con su nombre en el caso del primer panel y con una ficha (Anexo VI) en
la segunda, donde se recogían las características más importantes de la variedad
junto a la procedencia de estos. En ambas pruebas se colocaron junto a cada
muestra un tomate “tipo” de la variedad.
La primera degustación se realizó el 4 de Agosto de 2000 en colaboración
con la S.C.A. “La Verde” (Villamartín, Cádiz), la cual posee experiencia en este
tipo de actos (García, 1999; García, 2001). En esta degustación se utilizaron
únicamente variedades de esta cooperativa ante la imposibilidad de usar
muestras de nuestra experiencia por su escasez (Fotos 10 y 11). Además, el
objetivo fundamental de esta primera degustación era ofrecer a los/as
hortelanos/as una nueva gama de variedades locales de tomate que “La Verde”
ya tenía caracterizadas, para que ellos mismos eligieran entre este grupo de
variedades las que más apreciaran para su cultivo en la campaña posterior.
Tras la experiencia tomada en esta primera degustación y ante su gran
aceptación por la comunidad, se realizó una segunda degustación el 28 de Junio
de 2001 (Fotos 12, 13, 14 y 15). En esta caso íbamos a utilizar las variedades
caracterizadas en este trabajo y valoradas por ellos el año anterior, para ello se
tomaron muestras procedentes de plantas originadas a partir de las semillas
extraídas en nuestro trabajo y que actualmente se estaban utilizando en una
nueva experiencia. Además, se ofreció la posibilidad de que los/as hortelanos/as
llevaran sus propias muestras para tener una mayor diversidad de variedades en
la degustación y buscar que se involucraran en estas experiencias.
La asistencia a esta degustación no se restringió en ningún momento por lo
que nos aseguramos la presencia de los acompañantes de los/as hortelanos/as y
de otras personas relacionadas con la actividad de la huerta para tener de igual
modo su opinión. Todas las variedades incluidas en la degustación se cultivan en
la huerta en la actualidad.
Los objetivos marcados en este segundo panel de degustación eran los
siguientes:
a) Comprobar que las variedades que caracterizamos eran similares a las que
los/as hortelanos/as llevaron para la degustación, es decir, las que ellos
cultivan.
b) Ver qué variedades tenían más y menos aceptación y sobre todo qué
preferencia entre las variedades de la degustación tenían las variedades
caracterizadas.
Aprovechando este acto se elaboró una pequeña encuesta (Anexo VI) para
ver que tipo de tomate era el más apreciado por los asistentes en cuanto a sabor,
tacto, color y forma. Asimismo se aprovechó esta encuesta para tener una idea
del conocimiento tanto de la comunidad como del resto de los asistentes de las
variedades locales.
En definitiva, los paneles de degustación, sobre todo el segundo, ha
servido de apoyo en la valoración del material vegetal por los/as hortelanos/as,
pero sobre todo se ha buscado que estos/as se involucren en este tipo de
experiencias para que en un futuro sea la propia comunidad la que realice este
tipo de eventos.
IV. RESULTADOS
Y DISCUSIÓN
IV.1 RESULTADOS DE LA CARACTERIZACIÓN
DEL MATERIAL VEGETAL
A continuación se detallan los resultados obtenidos en la caracterización
del material vegetal, detallados para cada variedad. Se han desarrollado los
resultados respecto a las principales partes de la planta, es decir, tallo, hoja, flor,
fruto y semillas. Estos resultados también aparecen en las Fichas resumen para
cada variedad (Anexo III).
IV.1.1 VARIEDAD DE TOMATE CORAZÓN DE TORO
IV.1.1.1 Tallo
Tipo de crecimiento. Todas las matas presentan un crecimiento
indeterminado (indefinido), es decir, el tallo presenta un ápice meristemático que
provoca un crecimiento continuo.
IV.1.1.2 Hoja
División del limbo. (Figura 3). Las hojas son pinnadas. Los foliolos que
constituyen la hoja son alargados y anchos, siendo el situado en el extremo de la
hoja el más voluminoso como norma general. El número de foliolos es pequeño,
oscilando entre 5-8 como norma general (Anexo V).
Color del follaje. Todos los colores observados durante el desarrollo del
cultivo (periodo de Mayo a Octubre de 2000) en las matas se corresponden con
verdes oscuros - 7.5 GY 6/8 y 7.5 GY 6/10 -. Coincidiendo con el final del ciclo
del cultivo el color del follaje se tornó amarillento.
IV.1.1.3 Arquitectura de la planta
Arquitectura de la planta. (Tabla 12). Las longitudes de los tallos han
oscilado entre 162 y 250 centímetros, presentando un valor medio de 202,30
centímetros. Los tallos observados presentaron formas irregulares (deformes) y
en ocasiones se visualizaron tallos dobles, lo que dificultó la poda y entutorado de
las matas. La mayor capacidad de brotación en los tallos se observó en el tercio
superior. En un gran número de ellos se visualizó la posibilidad de emitir
pequeñas “raicillas” en su contacto con el suelo humedecido.
Respecto a las hojas, sus longitudes han oscilado entre 15 y 28
centímetros, presentando una media de 21,20 centímetros; el gran tamaño de
sus foliolos ha sido la principal característica visualizada, siendo el foliolo del
extremo el más voluminoso con unas dimensiones de unos 9 cm. de largo por
unos 6 cm. de ancho aproximadamente (Anexo V).
Tabla 12. Resultados descriptivos de la arquitectura de la planta de la
variedad Corazón de Toro.
Arquitectura de la planta
Longitud de los tallos en
Estadísticos
Número de
muestras
Media
Valor
mínimo
Valor
máximo
10
202,30
162
250
10
21,20
15
28
centímetros
Longitud de las hojas en
centímetros
IV.1.1.4 Flor
Tipo de inflorescencia. (Figura 4). Se han observado inflorescencias
compuestas - cima multípara -, siendo el número de flores por racimo mayor de
tres en la totalidad de las inflorescencias.
IV.1.1.5 Fruto
Forma longitudinal. (Figura 5). Los tomates descritos se pueden englobar
en tres formas principalmente: aplastados, redondos y acorazonados, aunque la
más representativa por su porcentaje es la forma acorazonada (89,6% del total
de frutos descritos). En la Gráfica 5 se visualiza esta característica con gran
claridad. Se han visualizado plantas con frutos aplastados, redondos y
acorazonados,
aunque
también
se
han
observado
matas
con
acorazonadas exclusivamente.
100
89,6
90
80
70
% de frutos
descritos
60
% 50
40
30
20
4,95
10
1,95
2,5
Aplastado
Otras formas
0
Acorazonado
Redondo
Gráfica 5. Distribución en porcentaje de la forma longitudinal
de los frutos de la variedad Corazón de Toro.
formas
Color del fruto maduro. Todos los frutos descritos se pueden considerar
como rosas intensos, aunque con numerosas matizaciones, ya que muchos
frutos presentan tonalidades verdes en la madurez, sobre todo en la zona de los
hombros. El color rosa descrito tiene su correspondencia con los valores: 5R 6/10
y 5R 7/8 (Foto 6).
Color del fruto inmaduro. Todos los frutos inmaduros observados se
asemejan a un verde claro - 7.5 GY 7/8 y 7.5 GY 7/10 -, aunque en los frutos de
esta variedad se han observado hombros con tonalidades verdes más oscuras
- 7.5 GY 6/8 y 7.5 GY 6/10 -.
Intensidad de los hombros. Los frutos inmaduros observados han
presentado hombros. Además se ha constatado que esta intensidad en los
hombros llega a permanecer incluso en el tomate maduro.
(*) NOTA: Los siguientes apartados se encuentran referidos exclusivamente a la
forma acorazonada por ser la más representativa de la variedad (Gráfica 5).
Acostillado*. En general, los frutos acorazonados presentan costillas de
tamaño medio, es decir, no demasiado patentes (Tabla 13).
Tabla 13. Distribución en porcentaje del acostillado de los frutos
acorazonados de la variedad Corazón de Toro.
Acostillado
Medio
Ausente
Fuerte
No observable (frutos irregulares)
Resultados (% de frutos
acorazonados descritos)
62
6
2
30
Cicatriz estilar*. (Figura 6). Los frutos de forma acorazonada presentan
cicatrices de tamaño medio y de forma puntiforme aproximadamente en un
70% de los frutos descritos, aunque hay que señalar que se observaron cicatrices
de todos los tamaños y formas en este tipo de tomates (Tabla 14).
Tabla 14. Distribución en porcentaje de la forma y tamaño de la cicatriz
estilar de los frutos acorazonados de la variedad Corazón de Toro.
Cicatriz estilar
Resultados (% de frutos
acorazonados descritos)
Tamaño
Media
Forma
Puntiforme
60
Media
Pequeña
Lineal
Puntiforme
14
12
Media
Estrellada
Grande
Lineal
Pequeña
Lineal
Irregular
No observable (frutos irregulares)
4
4
2
2
2
Cicatriz peduncular*. La forma acorazonada de esta variedad presenta
cicatrices pequeñas en más del 50% de las muestras observadas, aunque tal y
como citábamos en la cicatriz estilar se han distinguido otros tipos de cicatrices
(Tabla 15).
Inserción peduncular*. En lo referente al tipo de inserción, se observaron
inserciones planas en más del 50% aproximadamente de frutos descritos e
inserciones ligeramente hundidas en un 40%; en menor número se observaron
fuertemente hundidas (Tabla 15).
Tabla 15. Distribución en porcentaje de los tipos de cicatriz e inserción
peduncular de los frutos acorazonados de la variedad Corazón de Toro.
Cicatriz
Peduncular
Pequeña
Inserción
peduncular
Plana
Resultados (% de frutos
acorazonados descritos)
36
Pequeña
Ligeramente hundida
Media
Ligeramente hundida
Media
Plana
Grande
Ligeramente hundida
Grande
Plana
Grande
Fuertemente hundida
Media
Fuertemente hundida
No observables (frutos irregulares)
20
16
12
6
4
2
2
2
Sección transversal*. Los frutos acorazonados presentan una sección
transversal regular. Solo en un escaso número de tomates se ha encontrado una
asimetría acusada, que corresponde principalmente con frutos que presentan
alguna anomalía en su constitución.
Número
de
loculos*.
Los
frutos
acorazonados
descritos
son
multiloculares o en su caso presentan más de cuatro loculos. En un porcentaje
considerable los loculos no se han observado con claridad por tener cierto grado
de inmadurez (Tabla 16).
Tabla 16. Distribución en porcentaje del número de loculos de los frutos
acorazonados de la variedad Corazón de Toro.
Número de loculos
Menos de 4 lóculos
Resultados (% de frutos
acorazonados descritos)
-
4 Lóculos
1,5
5 Lóculos
6 Lóculos
7 Lóculos
Multiloculares
No observables (frutos con cierto grado de
inmadurez)
9
4,5
3
38,8
43,2
Dimensiones*. (Anexo VII) Los resultados descriptivos de los descriptores
referentes a las dimensiones de los frutos se recogen en la Tabla 17 y se han
referido exclusivamente a la forma acorazonada (Gráfica 5):
Tabla 17. Resultados descriptivos de las dimensiones de los frutos
acorazonados de la variedad Corazón de Toro.
Dimensiones
Estadísticos
Media
Desviación Valor
típica
mínimo
Valor
máximo
Peso en gramos
Número
de
muestras
69
215,22
94,34
100
600
Altura en cm.
69
7,19
1,01
5,20
9,20
Diámetro mayor en 69
cm.
Diámetro menor en 69
cm.
7,22
1,33
5,35
10,90
6,64
0,91
4,60
9,30
A continuación se recogen los Histogramas junto a sus curvas normales
realizados a partir del estudio descriptivo de los frutos acorazonados de la
variedad:
Gráfica 6. Histograma referido al peso de los frutos
acorazonados de la variedad Corazón de Toro.
Frecuencia (nº de frutos medidos)
20
10
0
100,0 150,0 200,0 250,0 300,0 350,0 400,0 450,0 500,0 550,0 600,0
Peso de los frutos en gramos
Gráfica 7. Histograma referido a la altura de los frutos
acorazonados de la variedad Corazón de Toro.
Frecuencia (nº de frutos medidos)
10
8
6
4
2
0
5,25
5,75
5,50
6,25
6,00
6,75
6,50
7,25
7,00
7,75
7,50
8,25
8,00
8,75
8,50
9,25
9,00
Altura de los frutos en centímetros
Gráfica 8. Histograma referido al diámetro mayor de los
frutos acorazonados de la variedad Corazón de Toro.
Frecuencia (nº de frutos medidos)
20
10
0
5,50
6,50
6,00
7,50
7,00
8,50
8,00
9,50
9,00
10,50
10,00
Diámetro mayor de los frutos en centímetros
11,00
Gráfica 9. Histograma referido al diámetro menor de los
frutos acorazonados de la variedad Corazón de Toro.
Frecuencia (nº de frutos medidos)
20
10
0
4,50
5,00
5,50
6,00
6,50
7,00
7,50
8,00
8,50
9,00
9,50
Diámetro menor de los frutos en centímetros
A partir de los histogramas anteriores se desprende que hay ciertas
discordancias entre las dimensiones, ya que en los histogramas referente a la
altura y diámetros, se observan dos intervalos diferenciados en torno a la media.
Esta circunstancia no se aprecia en el histograma referido al peso.
En el caso de la altura los dos intervalos diferenciados van desde los 6-7 cm y
de los 7,25-8 cm. En el caso de los diámetros no están tan definidos, pero se
puede advertir como existen también dos intervalos al observar el “descenso” que
se produce en los 7 cm en ambos diámetros y que delimita los intervalos donde
se concentran los valores.
Para dilucidar con mejor claridad esta consideración y tratar de llegar a una
conclusión hemos relacionado la altura y los diámetros (media de d. mayor y d.
menor), con el siguiente resultado:
Gráfica 10. Histograma referido a la relación altura-diámetro de los
frutos acorazonados de la variedad Corazón de Toro.
Frecuencia (nº de frutos medidos)
10
8
6
4
2
0
,74
,81
,77
,87
,84
,94
,90
1,00
,97
1,07
1,03
1,13
1,10
1,20
1,16
1,26
1,23
1,33
1,29
1,36
Relación altura-diámetro
Se observa con claridad como existen dos grupos de valores, frutos en los
que la altura es inferior al diámetro (valores < 1) y frutos en los que la altura es
superior al diámetro (valores > 1). En ambos casos el peso es el mismo, ya que a
medida que aumenta el fruto en altura su diámetro va disminuyendo y viceversa.
En conclusión queda claro que existen dos tipos diferenciados dentro de la
forma acorazonada de la variedad (Figura 10), debido presumiblemente a que en
el material vegetal aportado por los hortelanos podría haber dos tipos de semillas.
Así, sería conveniente en próximas experiencias con esta variedad ir
seleccionando estos dos tipos de frutos.
Figura 10. Formas acorazonadas de la variedad Corazón de Toro.
Producción por planta. La variedad Corazón de Toro ha presentado una
producción por planta de 0,78 kilogramos/mata, siendo Septiembre el mes con
mayor producción por planta en la variedad con claras diferencias con respecto al
resto de meses (Tabla 18).
Tabla 18. Producción por meses de la variedad Corazón de Toro.
Producción por meses
Julio
Agosto
Septiembre
Octubre
Total
Resultados (Kg./mes x mata)
0,03
0,13
0,56
0,06
0,78 Kg./mata
En la Gráfica 11 se observa que la mayor concentración de la producción
se concentra entre finales de Agosto (18-25 de Agosto) y mediados de
Septiembre, es decir, la variedad ha presentado una producción bastante tardía.
Esta tardía producción esta relacionada con un ataque de Heliothis sp. (Oruga del
tomate) que se produjo durante el mes de Junio y principios de Julio. A partir del
15 de Septiembre la producción descendió notablemente aunque con leves
subidas (22 de Septiembre y 13 de Octubre) de esta. A finales de Octubre con la
llegada de un ataque de Bemissia tabaci (Mosca blanca del tabaco) y
coincidiendo con el final del ciclo del cultivo la producción desapareció por
completo.
En la Gráfica 11 también se refleja la Producción acumulada de la variedad
donde queda reflejado como la producción aumentó desde el cese del ataque de
Heliothis sp. (principios de Julio) hasta el final del cultivo (finales de Octubre).
0,9
0,8
Evolución de la
producción
Producción acumulada
0,2
0,7
0,6
0,15
0,5
0,4
0,1
0,3
0,2
0,05
0,1
20-oct
13-oct
6-oct
29-sep
22-sep
15-sep
8-sep
1-sep
25-ago
18-ago
11-ago
4-ago
28-jul
21-jul
14-jul
0
7-jul
0
Gráfica 11. Evolución de la producción y Producción acumulada
de la variedad Corazón de Toro.
Producción acumulada (Kg./mata)
Evolución de la producción (Kg./mata)
0,25
Rajado de frutos y destrío. Se observa en la Gráfica 12 que el porcentaje
de frutos rajados y destrío supera el 25%. Estos considerables porcentajes
pueden provocar un problema si se pretende producir comercialmente esta
variedad, por lo que es una característica a tener en cuenta en una posible
mejora.
Destrío
(30,5%)
Rajado
(28,45%)
Gráfica 12. Porcentaje de frutos rajados y destrío de la variedad
Corazón de Toro.
Respecto al destrío, y tal y como se observa en la Gráfica 13, es el rajado
de frutos la principal causa.
Malformaciones
(31%)
Rajado
(69%)
Gráfica 13. Porcentaje de las principales causas de destrío de la variedad
Corazón de Toro.
Precocidad en maduración. El 25 de Julio de 2000 el 50% de los
individuos “marcados” presentaron un fruto maduro, es decir, transcurrieron 122
días desde el trasplante al terreno de las plantulas procedentes del invernadero
(28 de Marzo de 2000). El ataque de Heliothis sp. ha provocado posiblemente un
aumento del número de días debido a los daños en los tomates inmaduros que
había en el mes de Junio.
IV.1.1.6 Semillas
Los resultados obtenidos en la descripción de las semillas se resumen en
la Tabla 19:
Tabla 19. Resultados del trabajo con las semillas de la variedad Corazón de
Toro.
Semillas
Resultados
Producción de semillas por fruto
Gramos / fruto
86.88
0.26
0.30 gramos
Peso de cien semillas (gramos)
Porcentaje de geminación
semillero (%)
Ensayo de germinación (%)
Semillas / fruto
en
85.67% (257 plántulas / 300 semillas)
76% (19 semillas germinadas / 25 semillas)
Producción de semilla por fruto. Este descriptor ha dado unas medias de
86.88 semillas/fruto y 0.26 gramos/fruto. Respecto al número de semillas por
fruto y a su peso se ha observado una gran variabilidad ya que se han obtenido
un mínimo de 30 semillas (0.09 gramos) y un máximo de 250 semillas (0.75
gramos), por lo que seria conveniente tener en cuenta esta cuestión por su
posible relación con una falta de uniformidad en el método de extracción de las
semillas empleado (Tabla 20).
Tabla 20. Resultados descriptivos de la producción de semillas por fruto en
la variedad Corazón de Toro.
Producción de semillas por
Estadísticos
fruto
Número de semillas por fruto
Número
de
muestras
8
Media
Valor
mínimo
Valor
máximo
86.88
30
250
8
0.26
0.09
0.75
en semillas/fruto
Peso de las semillas por fruto
en gramos/fruto
Peso de cien semillas. El peso de cien semillas de la variedad ha sido de
0.30 gramos, valor casi similar al peso de las semillas por fruto (0.26 gramos), es
decir, los frutos de la variedad presentan alrededor de cien semillas por fruto
(Tabla 19).
Porcentaje de germinación. Los porcentajes de germinación, tanto en
semillero como en el ensayo, han sido inferiores al 90% (Tabla 19).
IV.1.2 VARIEDAD DE TOMATE ROSADO
IV.1.2.1 Tallo
Tipo de crecimiento. La totalidad de las plantas presentan un crecimiento
indeterminado o indefinido.
IV.1.2.2 Hoja
División del limbo. (Figura 3). Las hojas de la variedad son bipinnadas,
es decir, son hojas pinnadocompuestas (foliolos divididos en forma pinnada). En
escaso número también se han observado hojas pinnadas.
Color del follaje. El color observado en las matas durante el periodo de
Mayo a Octubre de 2000 se corresponde con un verde oscuro - 7.5 GY 6/8 y 7.5
GY 6/10 -. A finales de Octubre (final del ciclo del cultivo) el follaje se tornó
amarillento.
IV.1.2.3 Arquitectura de la planta
Arquitectura de la planta. (Tabla 21). La longitud media del tallo ha sido
de 220,70 centímetros, oscilando los valores entre los 190 y 280 centímetros.
Los tallos son deformes y de gran vigor, encontrando en muchos casos tallos
“dobles”.
Las hojas han tenido valores de longitud entre 24 y 38 centímetros, con un
valor medio de 32,15 centímetros. Las hojas presentan foliolos estrechos y
puntiagudos con unas dimensiones medias de 5-6 centímetros de largo y
aproximadamente 2-3 centímetros de ancho, aunque el foliolo situado en el
extremo de la hoja puede presentar unas longitudes superiores (Anexo V).
Tabla 21. Resultados descriptivos de la arquitectura de la planta de la
variedad Rosado.
Arquitectura de la planta
Estadísticos
Número de
muestras
Media
Valor
mínimo
Valor
máximo
Longitud de los tallos en
centímetros
20
220,70
190
280
Longitud de las hojas en
centímetros
20
32,15
24
38
IV.1.2.4 Flor
Tipo de inflorescencia. (Figura 4). Presenta una inflorescencia multípara
(racimo compuesto) en la mayoría de las muestras observadas aunque se han
visualizado cimas uníparas (racimo simple). El número de flores por racimo
compuesto ha sido mayor de tres en todas las muestras observadas.
IV.1.2.5 Fruto
Forma longitudinal. (Figura 5). Los frutos de esta variedad incluyen dos
formas principalmente sin contabilizar los frutos irregulares: tomates redondos y
aplastados (Gráfica 14). La forma aplastada se considera como la distintiva de la
variedad (68% de frutos descritos), aunque por el número considerable de
tomates redondos (24%) se ha tenido en cuenta para la caracterización de la
variedad este subtipo.
Las distintas formas de los frutos aparecieron en las matas sin distinción
entre las plantas, es decir, en una misma mata se recolectaron tomates redondos
y aplastados. Esto no quiere decir que no haya plantas con únicamente frutos
aplastados o redondos.
80
70
68
% de frutos descritos
60
% 50
40
24
30
20
8
10
0
Aplastado
Redondo
Irregular
Gráfica 14. Distribución en porcentaje de la forma
longitudinal de los frutos de la variedad Rosado.
Color del fruto maduro. La totalidad de los frutos (redondos y aplastados)
han presentado un color rosa claro - 5 RP 8/6 y 5RP 7/8 -. En algunos tomates
que habían alcanzado la coloración varietal se apreciaron coloraciones verdosas
en los hombros y/o en otras zonas del fruto (Fotos 6 y 7).
Color del fruto inmaduro. Los tomates inmaduros tienen un color verde
claro - 7.5 GY 7/8 y 7.5 GY 7/10 -, aunque con una tonalidad más oscura en los
hombros - 7.5 GY 6/8 y 7.5 GY 6/10 -.
Intensidad de los hombros. Los tomates presentan hombros (coloración
más intensa) en su estado inmaduro. Esta coloración permanece en un
determinado número de frutos una vez maduros (no representativo).
NOTA: En los siguientes apartados se han diferenciado los descriptores para las
dos formas representativas de la variedad (Gráfica 14).
Acostillado. Los frutos aplastados tienen costillas no demasiado patentes
- acostillado medio -, mientras que los frutos redondos son tomates lisos en
gran parte aunque con un número considerable de frutos con un acostillado
medio. En ninguno de los casos se observaron frutos con un acostillado fuerte o
asurcado (Tabla 22).
Tabla 22. Distribución en porcentaje del acostillado de los frutos de la
variedad Rosado.
Acostillado
Resultados (% de frutos descritos)
Medio
Ausente
No observable (frutos irregulares)
Forma aplastada
66,6
19,4
14
Forma redonda
32
56
12
Cicatriz estilar. (Figura 6). Los frutos aplastados muestran cicatrices de
tamaño medio (66,5%) aunque con un porcentaje considerable de cicatrices
grandes (27,6%); y con forma puntiforme, lineal o incluso grande que llega a
depreciar el fruto. Los frutos redondos presentan un tamaño de cicatriz medio
(más del 80%) y con forma puntiforme (59,3%) fundamentalmente (Tabla 23).
Tabla 23. Distribución en porcentaje de la forma y tamaño de la cicatriz
estilar de los frutos de la variedad Rosado.
Cicatriz estilar
Tamaño
Resultados (% de frutos
descritos)
Forma
Media
Puntiforme
Media
Lineal
Grande
Irregular
Media
Estrellada
Media
Irregular
Grande
Lineal
Grande
Irregular
Pequeña
Puntiforme
No observable (frutos irregulares)
Forma
aplastada
30,5
22,2
16,6
8,3
5,5
5,5
5,5
5.9
Forma redonda
45,6
18,2
9
9
4,5
13,7
-
Cicatriz peduncular. La forma aplastada presenta cicatrices medias (más
del
50%)
y
en
menor
porcentaje
(pero
importante)
grandes
(30%
aproximadamente). La forma redonda tiene fundamentalmente un tipo de cicatriz
media o pequeña (más del 80% de frutos) (Tabla 24).
Inserción peduncular. Sobre el tipo de inserción en las formas aplastadas
se han observado mayoritariamente inserciones
ligeramente
(45,3%) o
fuertemente hundidas (36%), mientras que los frutos redondos presentan una
inserción ligeramente hundida (más del 60%) (Tabla 24).
Tabla 24. Distribución en porcentaje de los tipos de cicatriz e inserción
peduncular de los frutos de la variedad Rosado.
Cicatriz peduncular Inserción
peduncular
Media
Ligeramente hundida
Grande
Fuertemente hundida
Media
Fuertemente hundida
Pequeña
Plana
Pequeña
Ligeramente hundida
Media
Plana
Grande
Plana
Grande
Ligeramente hundida
No observables (frutos irregulares)
Resultados (% de frutos
descritos)
Forma
aplastada
39,8
27,7
8,3
8,3
5,5
2,7
7,7
Forma redonda
41,2
9
13,6
18,2
9
4,5
4,5
-
Sección transversal. La mayor parte de frutos, tanto redondos como
aplastados, presentan simetría en su sección transversal.
Número de loculos. Los frutos aplastados y redondos son multiloculares
(77,7 y 64,3% respectivamente); en ninguno de los dos casos se encontraron
tomates con menos de cuatro loculos. Además, y debido a la escasa madurez de
ciertos frutos, no se apreciaron los loculos en un porcentaje considerable (Tabla
25).
Tabla 25. Distribución en porcentaje del número de loculos de los frutos de
la variedad Rosado.
Número de loculos
Resultados (% de frutos
descritos)
Forma
aplastada
Menos de 4 lóculos
4 Lóculos
5 Lóculos
6 Lóculos
7 Lóculos
Multiloculares
No observables (frutos con cierto grado de
inmadurez)
Forma
redonda
1,7
1,7
77,7
18,9
7,1
10,7
3,6
3,6
64,3
10,7
Dimensiones. (Anexo VII). Los resultados descriptivos de los descriptores
referentes a las dimensiones de los frutos se recogen en la Tabla 26 por separado
para las dos formas principales de la variedad (Gráfica 14):
Tabla 26. Resultados descriptivos de las dimensiones de los frutos de la
variedad Rosado.
Dimensiones
Estadísticos
Número de
muestras
Media
Desviación
típica
Valor
mínimo
Valor
máximo
Peso en gramos
58
240,43
98,29
70
525
Altura en cm.
58
5,27
0,77
4
8
Diámetro mayor
en cm.
Diámetro menor
en cm.
Forma redonda
58
8,31
1,24
5,40
11,20
58
7,66
1,24
4,60
11,20
Peso en gramos
28
195,54
72,88
95
370
Altura en cm.
28
5,48
0,71
4.20
6.80
Diámetro mayor
en cm.
Diámetro menor
en cm.
28
7,35
1,18
5.70
9.60
28
6,97
1,15
5.10
9
Forma aplastada
a) Formas aplastadas: A continuación se recogen los Histogramas (con
curvas de normalidad) de la forma aplastada y las conclusiones a la que se han
llegado:
Gráfica 15. Histograma referido al peso de los
frutos aplastados de la variedad Rosado.
Frecuencia (nº de frutos medidos)
14
12
10
8
6
4
2
0
50,0
100,0 150,0 200,0 250,0 300,0 350,0 400,0 450,0 500,0 550,0
Peso de los frutos en gramos
Gráfica 16. Histograma referido a la altura de
los frutos aplastados de la variedad Rosado.
Frecuencia (nº de frutos medidos)
20
10
0
4,00
4,50
5,00
5,50
6,00
6,50
7,00
Altura de los frutos en centímetros
7,50
8,00
Gráfica 17. Histograma referido al diámetro mayor de
los frutos aplastados de la variedad Rosado.
Frecuencia (nº de frutos medidos)
12
10
8
6
4
2
0
5,50
6,50
6,00
7,50
7,00
8,50
8,00
9,50
9,00
10,50
10,00
11,00
Diámetro mayor de los frutos en centímetros)
Gráfica 18. Histograma referido al diámetro menor de
los frutos aplastados de la variedad Rosado.
Frecuencia (nº de frutos medidos)
12
10
8
6
4
2
0
4,50
5,50
5,00
6,50
6,00
7,50
7,00
8,50
8,00
9,50
9,00
10,50
10,00
Diámetro menor de los frutos en centímetros
11,00
Mientras en el peso y los diámetros se pueden observar dos conjuntos de
valores en torno a la media, la altura sigue una distribución más o menos
homogénea (Gráfico 16).
Esta consideración se debe a que las formas aplastadas de la variedad
Rosado conservan su altura (Figura 11) independientemente del crecimiento
transversal (diámetro) que experimenta el fruto y que da lugar a un mayor o
menor peso. En conclusión, los frutos aplastados presentan un crecimiento
transversal en vez de longitudinal (crecimiento en altura).
Figura 11. Tipos de frutos de forma aplastada de la variedad Rosado.
b) Forma redonda: Respecto a la forma redonda de la variedad Rosado,
estos son sus histogramas con curvas de normalidad:
Gráfica 19. Histograma referido al peso de los
frutos redondos de la variedad Rosado.
Frecuencia (nº de frutos medidos)
8
6
4
2
0
112,5
162,5
212,5
262,5
312,5
362,5
Peso de los frutos en gramos
Gráfica 20. Histograma referido a la altura de
los frutos redondos de la variedad Rosado.
Frecuencia (nº de frutos medidos)
8
6
4
2
0
4,35
4,81
5,27
5,73
6,19
Altura de los frutos en centímetros
6,65
Gráfica 21. Histograma referido al diámetro mayor de
los frutos redondos de la variedad Rosado.
Frecuencia (nº de frutos medidos)
8
6
4
2
0
5,63
6,38
7,13
7,88
8,63
9,38
Diámetro mayor de los frutos en centímetros
Gráfica 22. Histograma referido al diámetro menor de
los frutos redondos de la variedad Rosado.
Frecuencia (nº de frutos medidos)
8
6
4
2
0
5,13
5,88
6,63
7,38
8,13
Diámetro menor de los frutos en centímetros
8,88
Referente a las formas redondas no se ha visualizado la relación entre
peso-altura-diámetros como en el caso de las formas aplastadas, en este caso las
variables medidas presentan una distribución normal (Anexo VII), encontrándose
los valores de las cuatro variables en torno a la media (Gráficas 19, 20, 21 y 22).
Producción por planta. La producción total ha sido de 0,82 Kg./mata,
siendo septiembre el mes más productor con claras diferencias respecto a los
otros meses (Tabla 27).
Tabla 27. Producción por meses de la variedad Rosado.
Producción por meses
Julio
Agosto
Septiembre
Total
Forma aplastada
(Kg./campaña)
Resultados
Forma redonda
(Kg./campaña)
3,33
3,69
26,35
33,37
Kg./campaña
1,97
2,55
5,60
10,12
Kg./campaña
Total
(Kg./mes x
mata)
0,10
0,12
0,60
0,82 Kg./mata
En la Tabla 27 también se observa como la producción procede
fundamentalmente de tomates aplastados (33,375 Kg./campaña) triplicando a la
producción de tomates de forma redonda (10,130 Kg./campaña). Además se
corrobora con claridad como ha sido Septiembre el mes más productor, casi el
80% de tomates se obtuvo en este mes. Esta producción tardía se asocia a una
plaga de Heliothis sp. (oruga del tomate) que se produjo durante el mes de Junio
y que volvió a repetirse (2º ataque) a finales Julio, repercutiendo en gran manera
en la escasa producción de estos meses.
En la Gráfica 23 se observa con bastante claridad lo anteriormente
expuesto, es decir, la producción empieza aumentar una vez que cesa la plaga de
Heliothis sp. (principios de Julio) alcanzando un máximo en el mes de Septiembre
(periodo del 25 de Agosto al 15 de Septiembre). A mediados de este mes
comienza a descender la producción (ataque de Bemissia Tabaci) hasta final de
este (final del ciclo del cultivo).
0,8
0,45
Producción acumulada
0,7
0,4
Evolución de la
producción
0,6
0,35
0,3
0,5
0,25
0,4
0,2
0,3
0,15
0,2
0,1
0,1
0,05
29-sep
22-sep
15-sep
8-sep
1-sep
25-ago
18-ago
11-ago
4-ago
28-jul
21-jul
0
14-jul
0
Producción acumulada (Kg./mata)
0,5
7-jul
Evolución de la producción (Kg./mata)
0,9
Gráfica 23. Evolución de la producción y Producción acumulada de la
variedad Rosado.
Rajado de frutos y destrío. En la Gráfica 24 se resumen los resultados de
estos descriptores para frutos aplastados, redondos y para el total de la variedad.
45
40
35
%
35,4
31,3
39,3
37,5
34,4
32,9
30
Rajado
25
Destrío
20
15
10
5
0
Aplastados
Redondos
Total
Gráfica 24. Porcentaje de frutos rajados y destrío en la variedad Rosado.
En esta se observa como el rajado es, tanto para formas aplastadas como
redondas, superior al 25% , al igual que para el total de la variedad, por lo que
sería conveniente seguir trabajando en este tema para disminuir este problema.
Respecto al destrío hay que destacar que los porcentajes al igual que en el
rajado han sobrepasado el 25% (Gráfica 24).
La causa principal de destrío ha sido el rajado con claras diferencias con
respecto a las malformaciones, aunque en el caso del total de la variedad las
malformaciones también ocupan un porcentaje considerable debido a los
numerosos frutos irregulares de la variedad (Gráfica 25).
80
70
75
Aplastados
67,5
Redondos
61,8
Total
60
50
38,2
% 40
32,43
30
25
20
10
0
Rajado
Malformaciones
Gráfica 25. Porcentaje de las principales causas de destrío en la variedad
Rosado.
Precocidad en maduración. El número de días transcurridos desde el
trasplante al terreno de las plántulas hasta la aparición de un fruto maduro en el
50% de individuos “marcados” ha sido de 128 días, es decir, desde el 20 de
Marzo de 2000 hasta el 25 de Julio de 2000. Destacar el ataque de Heliothis sp.
que se produjo en el mes de Junio y que afectó considerablemente a la
maduración de frutos en esa fecha, provocando de esta manera un aumento en el
número de días transcurridos.
IV.1.2.6 Semillas
Los resultados se resumen en la Tabla 28:
Tabla 28. Resultados del trabajo con las semillas de la variedad Rosado.
Semillas
Producción de
Semillas/fruto
semillas por fruto Gramos/fruto
Peso de cien semillas (gramos)
Porcentaje de geminación en
semillero (%)
Ensayo de germinación (%)
Resultados
Forma aplastada
140,29
0,39
0,28
86,8% (217 plántulas / 250
semillas)
92% (23 semillas germinadas /
25 semillas)
Forma
redonda
45
0,13
0,30
(1)
(1)
(1) No realizado por falta de semillas.
Producción de semilla por fruto. La producción de semilla en la variedad
varia entre las 140,29 semillas/fruto y 0,3928 gramos/fruto en las formas
aplastadas y las 45 semillas/fruto y 0,135 gramos/fruto en las formas redondas.
Los valores mínimos han variado de las 37 (redondos) a 58 (aplastados) semillas
por fruto, mientras que los valores máximos han sido de 58 (redondos) a 200
(aplastados) semillas. Los tomates de forma redonda han presentado menor
número de semillas, relacionado posiblemente con su menor peso frente a las
formas aplastadas (Tabla 29).
Tabla 29. Resultados descriptivos de la producción de semillas por fruto en
la variedad Rosado.
Producción de semillas
por fruto
Estadísticos
Número de
muestras
Media
Valor
mínimo
Valor
máximo
Forma aplastada
Número de semillas por
fruto en semillas/fruto
7
140,29
58
200
Peso de las semillas por
fruto en gramos/fruto
7
0,39
0,16
0,56
Forma redonda
Número de semillas por
fruto en semillas/fruto
3
45
37
58
Peso de las semillas por
fruto en gramos/fruto
3
0,13
0,11
0,17
Peso de cien semillas. Tanto la forma aplastada como la redonda
presentan un peso parecido, 0,28 y 0,30 gramos respectivamente. Estos valores
difieren bastante del peso de las semillas (en gramos) por fruto, sobre todo en los
frutos de forma redonda (Tabla 28).
Porcentaje de germinación en semillero. El porcentaje de germinación
tanto en semillero como en el ensayo de germinación en la forma aplastada ha
sido superior al 85% . Por la escasez de semillas en la forma redonda no se ha
realizado el ensayo de germinación ni la siembra en semillero para estudiar su
germinación (Tabla 28).
IV.1.3 VARIEDAD DE TOMATE AMARILLO
IV.1.3.1 Tallo
Tipo de crecimiento. La variedad presenta un crecimiento indeterminado,
es decir, el tallo principal posee un ápice que produce un alargamiento indefinido.
IV.1.3.2 Hoja
División del limbo. (Figura 3). Las hojas de todas las muestras
observadas son bipinnadas, ya que sus foliolos están a su vez divididos de forma
pinnada (Anexo V).
Color del follaje. El conjunto de hojas de la planta (follaje) en el periodo de
Mayo a Octubre de 2000 presentó un color verde oscuro - 7,5 GY 6/8 y 7,5 GY
6/10 -, tomando un color amarillento al final del cultivo.
IV.1.3.3 Arquitectura de la planta
Arquitectura de la planta. (Tabla 30). La longitud de los tallos oscila entre
los 200 y 240 centímetros, con un valor medio de 217,80 centímetros. Los tallos
de la variedad presentan la posibilidad de emitir pequeños esbozos de raíces
cuando entran en contacto con el suelo humedecido.
La longitud media de las hojas ha sido de 28,50 centímetros, oscilando
entre 25 y 34 centímetros. Sus foliolos son en general anchos (varían de 2 a 4 cm.
aproximadamente) y alargados (7-9 cm.), acabados en punta. También se han
visualizado numerosas hojas con los foliolos más estrechos, por lo que no
podemos afirmar que la hoja que presentamos en el Anexo V sea representativa
al 100% de la variedad.
Tabla 30. Resultados descriptivos de la arquitectura de la planta de la
variedad Amarillo.
Arquitectura de la planta
Estadísticos
Número de
muestras
Media
Valor
mínimo
Valor
máximo
Longitud de los tallos en
centímetros
10
217,80
200
240
Longitud de las hojas en
centímetros
10
28,50
25
34
IV.1.3.4 Flor
Tipo de inflorescencia. (Figura 4). La inflorescencia es del tipo racimo
compuesto. El número de flores por racimo es mayor de cinco en la totalidad de
las inflorescencias.
IV.1.3.5 Fruto
Forma longitudinal. (Figura 5). La variedad se caracteriza por presentar
una gran diversidad de formas en sus frutos, es decir, se han recolectado tomates
acorazonados, redondos, cuadrados, aperados, aplastados e irregulares; aunque
la más representativa por su número (Gráfica 26) haya sido la forma
acorazonada con más del 50% de frutos recolectados, tomando esta última como
tipo de la variedad para alguno de los descriptores que analizamos a
continuación.
60
55,6
50
% de frutos descritos
40
%
30
20
9,9
9,9
10
11,8
7,2
5,6
Irr
eg
ul
ar
Ap
la
st
ad
o
Pe
ra
Cu
ad
ra
do
Re
do
nd
o
Ac
or
az
on
ad
o
0
Gráfica 26. Distribución en porcentaje de la forma longitudinal
de los frutos de la variedad Amarillo.
Color del fruto maduro. Los frutos de pueden considerar como naranjas
oscuros - 10 R 6/10 -, aunque se han observado tomates con un color naranja
claro - 5 YR 7/10 ó 7,5 YR 7/10 -. También se observaron frutos con tonos
amarillos - 2,5 Y 8/10 - en los hombros o incluso por todo el tomate (Fotos 6 y 8).
Color del fruto inmaduro. Los tomates inmaduros tienen un color verde
claro - 7,5 GY 7/8 ó 7,5 GY 7/10 -, aunque en los hombros muestran una
tonalidad más oscura - 7,5 GY 6/8 ó 7,5 GY 6/10 - que llega a permanecer incluso
en el fruto maduro con un color amarillo.
Intensidad de los hombros. Los frutos inmaduros observados han
presentado hombros que permanecen en el fruto maduro.
(*) NOTA: Los siguientes apartados se encuentran referidos exclusivamente a la
forma acorazonada por ser la más representativa de la variedad (Gráfica 26).
Acostillado*. Los frutos acorazonados de la variedad son lisos o
presentan un acostillado medio (Tabla 31).
Tabla 31. Distribución en porcentaje del acostillado de los frutos
acorazonados de la variedad Amarillo.
Acostillado
Resultados (% de frutos
acorazonados descritos)
41,4
39
9,8
9,8
Medio
Ausente
Fuerte
No observable (frutos irregulares)
Cicatriz estilar*. (Figura 6). Las cicatrices que se observan en los frutos
acorazonados tienen un tamaño medio (más del 60%) y una forma puntiforme
(68,2%) (Tabla 32).
Tabla 32. Distribución en porcentaje de la forma y tamaño de la cicatriz
estilar de los frutos acorazonados de la variedad Amarillo.
Cicatriz estilar
Tamaño
Media
Pequeña
Media
Pequeña
Grande
Irregular
Resultados (% de frutos
acorazonados descritos)
Forma
Puntiforme
Puntiforme
Lineal
Lineal
Puntiforme
39
26,8
24,4
2,4
2,4
5
Cicatriz peduncular*. Los tomates acorazonados tienen en su mayoría
cicatrices pequeñas (más del 50% de frutos descritos) o medias (39%) (Tabla
33).
Inserción peduncular*. El tipo de inserción fundamentalmente es
ligeramente
hundido
(61%
de
frutos
descritos),
es
decir,
presenta
protuberancias alrededor de la inserción. También puede carecer de estas
protuberancias: inserción plana (34,2%). No se ha encontrado ninguna muestra
con un tipo de inserción fuertemente hundido (Tabla 33).
Tabla 33. Distribución en porcentaje de los tipos de cicatriz e inserción
peduncular de los frutos acorazonados de la variedad Amarillo.
Cicatriz
Inserción
Peduncular
peduncular
Media
Ligeramente hundida
Pequeña
Plana
Pequeña
Ligeramente hundida
Pequeña
Fuertemente hundida
Media
Plana
Grande
Plana
No observables (frutos irregulares)
Resultados (% de frutos
acorazonados descritos)
31,7
24,4
22
7,3
7,3
2,5
4,8
Sección transversal*. Los frutos acorazonados presentan una simetría en
su forma o en su caso tienen una asimetría poco acusada, es decir, su sección
transversal es regular.
Número de loculos*. Los frutos acorazonados de la variedad son
multiloculares (más del 50% de frutos descritos) o presentan un número de
loculos mayor de cuatro (Tabla 34).
Tabla 34. Distribución en porcentaje del número de loculos de los frutos
acorazonados de la variedad Amarillo.
Número de loculos
Resultados (% de frutos
acorazonados descritos)
Menos de 4 lóculos
4 Lóculos
2,8
5 Lóculos
3,8
6 Lóculos
13,4
7 Lóculos
Multiloculares
55
No observables (frutos con cierto grado de
25
inmadurez)
Dimensiones*. (Anexo VII). Los resultados descriptivos de los descriptores
referentes a las dimensiones de los frutos se recogen en la Tabla 35 y se han
referido exclusivamente a la forma acorazonada (Gráfica 26):
Tabla 35. Resultados descriptivos de las dimensiones de los frutos
acorazonados de la variedad Amarillo.
Dimensiones
Estadísticos
Peso en
gramos
Altura en cm.
Número de
muestras
52
Diámetro
mayor en cm.
Diámetro
menor en cm.
Media
190,67
Desviación
típica
67,29
Valor
mínimo
60
Valor
máximo
400
52
6,52
1,04
4,50
8,80
52
7,26
1,17
4,80
10,70
52
6,41
0,86
4,50
7,90
A continuación se muestran los Histogramas junto a sus curvas normales
referidos al peso, altura y diámetros mayor y menor:
Gráfica 27. Histograma referido al peso de los
frutos acorazonados de la variedad Amarillo.
Frecuencia (nº de frutos medidos)
14
12
10
8
6
4
2
0
45,0
85,0
125,0 165,0
205,0
245,0
285,0 325,0 365,0
Peso de los frutos en gramos
405,0
Gráfica 28. Histograma referido a la altura de
los frutos acorazonados de la variedad Amarillo.
Frecuencia (nº de frutos medidos)
12
10
8
6
4
2
0
4,50
5,00
5,50
6,00
6,50
7,00
7,50
8,00
8,50
9,00
Altura de los frutos en centímetros
Gráfica 29. Histograma referido al diámetro mayor de
los frutos acorazonados de la variedad Amarillo.
Frecuencia (nº de frutos medidos)
12
10
8
6
4
2
0
5,05
5,65
6,25
6,85
7,45
8,05
8,65
9,25
9,85
Diámetro mayor de los frutos en centímetros
10,45
Gráfica 30. Histograma referido al diámetro menor de
los frutos acorazonados de la variedad Amarillo.
Frecuencia (nº de frutos medidos)
10
8
6
4
2
0
4,53
4,84
5,16
5,47
5,78
6,09
6,41
6,72
7,03
7,34
7,66
7,97
Diámetro menor de los frutos en centímetros
A partir de los histogramas anteriores se puede comentar que la variedad
Amarillo no presenta discordancias entre sus dimensiones, tal y como se observa
también en las pruebas de normalidad, donde las cuatro variables presentan
distribuciones normales (Anexo VII).
Comentar que aunque las cuatro variables se ajustan a la media, podemos
encontrar algunos valores dispersos, por lo que seria conveniente corroborar
estos resultados con nuevas experiencias para ver si es algo característico de la
variedad.
Producción por planta. La producción final de la variedad ha sido de 0,69
Kg./mata, se observa que más del 60% de la producción se sitúa en el mes de
Septiembre seguido por el mes de Agosto (Tabla 36).
Tabla 36. Producción por meses de la variedad Amarillo.
Producción por meses
Julio
Agosto
Septiembre
Octubre
Total
Resultados (Kg./mes x mata)
0,07
0,13
0,45
0,04
0,69 Kg./mata
En la Gráfica 31 se ve que la producción aumentó desde principios de Julio
a mediados de Septiembre (máxima producción), una vez que se paralizó el
ataque de Heliothis sp. del mes de Junio. A partir de mediados de Septiembre la
producción descendió notablemente coincidiendo con el final del cultivo y con un
0,8
Evolución de la
producción
0,16
0,14
0,7
0,6
Producción
acumulada
0,12
0,5
0,1
0,4
0,08
0,3
0,06
20-oct
13-oct
6-oct
29-sep
22-sep
15-sep
8-sep
1-sep
25-ago
18-ago
11-ago
0
4-ago
0,1
28-jul
0,02
21-jul
0,2
14-jul
0,04
0
Gráfica 31. Evolución de la producción y Producción acumulada de la
variedad Amarillo.
Producción acumulada (Kg./mata)
0,18
7-jul
Evolución de la producción (Kg./mata)
ataque de Bemissia tabaci.
Rajado de frutos y destrío. (Gráfica 32). El rajado de frutos de la variedad
es menor del 20% mientras que el destrío se encuentra rozando el 40%. Ambos
parámetros son elevados y pueden ser un gran limitante para su comercialización.
Es una característica a tener en cuenta si se pretenden producir estas variedades.
Rajado
19,7 %
Destrío
39,5 %
Gráfica 32. Porcentaje de frutos rajados y destrío en la variedad Amarillo.
Respecto a las causas de destrío, es el rajado la principal causa de destrío,
seguido de las numerosas deformaciones que presentan los frutos (Gráfica 33).
Malformaciones
44%
Rajado
56%
Gráfica 33. Porcentaje de las principales causas de destrío en la variedad
Amarillo.
Precocidad en maduración. El número de días desde el trasplante al
terreno hasta la aparición de un fruto maduro en el 50% de plantas “marcadas” ha
sido de 135 días, es decir, del 28 de Marzo de 2000 hasta el 7 de Agosto de
2000. Resaltar el ataque de Heliothis sp. en el mes de Junio y que ha podido
incidir en la precocidad en maduración.
IV.1.3.6 Semillas
Los resultados obtenidos en la descripción de las semillas se resumen en
la Tabla 37:
Tabla 37. Resultados del trabajo con las semillas de la variedad Amarillo.
Semillas
Producción de semillas por fruto
Peso de cien semillas (gramos)
Porcentaje de geminación en semillero (%)
Ensayo de germinación (%)
Resultados
Semillas / fruto
Gramos / fruto
70,40
0,18
0,27 gramos
80% (200 plántulas / 250 semillas)
76% (19 semillas germinadas / 25
semillas)
Producción de semilla por fruto. (Tabla 38). Este descriptor ha dado
unas medias de 86,88 semillas/fruto y 0,26 gramos/fruto . Respecto al número
de semillas por fruto y a su peso se ha observado una gran variabilidad ya que se
han obtenido un mínimo de 30 semillas (0,09 gramos) y un máximo de 250
semillas (0,75 gramos), por lo que seria conveniente tener en cuenta esta
cuestión por su posible relación con una falta de uniformidad en el método de
extracción de las semillas empleado.
Tabla 38. Resultados descriptivos de la producción de semillas por fruto en
la variedad Amarillo.
Producción de semillas
por fruto
Estadísticos
Número de
muestras
Media
Valor
mínimo
Valor
máximo
Número de semillas por
fruto en semillas/fruto
5
70,40
26
95
Peso de las semillas por
fruto en gramos/fruto
5
0,18
0,07
0,25
Peso de cien semillas. El valor de cien semillas de la variedad Amarillo ha
sido de 0,27 gramos, muy superior al peso en gramos de las semillas de un fruto
(Tabla 37).
Porcentaje de germinación. El ensayo de germinación ha sido de 76% ,
mientras que el porcentaje de germinación en semillero ha sido del 80% (Tabla
37).
IV.2 RESULTADOS DE LA VALORACIÓN DEL
MATERIAL
VEGETAL
POR
LOS/AS
HORTELANOS/AS
La valoración ha sido realizada por un total de cuarenta hortelanos/as
elegidos al azar, de un total de cien que aproximadamente constituyen la huerta,
lo que supone un 32 % del total. La participación no ha podido ser mayor debido a
que muchos/as hortelanos/as no se encuentran diariamente en la huerta o incluso
se ausentan bastante tiempo por motivos de índole personal.
IV.2.1 CARACTERÍSTICAS PERSONALES DE LA COMUNIDAD
La gran mayoría de hortelanos/as que han participado en la valoración
presentan una edad superior a los 60 años, o en todo caso, sus edades se
comprenden entre los 40 y los 60 años (Gráfica 34) y fundamentalmente son
varones jubilados (Gráfica 35) que han trabajado en el campo, para empresas
privadas o en huertos propios o familiares (Gráfica 36).
En un número importante (46%) encontramos hortelanos/as, en su mayoría
varones (Gráfica 35), que actualmente tienen oficios ajenos a la agricultura
(cocinero, carpintero, ama de casa, yesero, funcionario, modista, etc.) y que
mediante la ayuda de otros hortelanos, revistas, cursos ofrecidos por los propios
huertos, etc., han ido adquiriendo la experiencia necesaria para llevar sus huertos.
Entre 40 y 50
años
(17%)
Entre 50 y 60
años
(13%)
Más de 60 años
(70%)
Gráfica 34. Distribución en porcentaje de las edades de los/as hortelanos/as.
100
93
87,5
80
60
54
46
%
40
12,5
20
7
Mujer
Varón
Otros
oficios
Mujer
Varón
Jubilados/as
0
Gráfica 35. Distribución en porcentaje de las ocupaciones actuales de los/as
hortelanos/as.
Huerto familiar
o propio
(27%)
Nunca
(43%)
Empresa
agrícola
(30%)
Gráfica 36. Distribución en porcentaje de la cuestión: ¿ ha trabajado usted
en el campo?.
IV.2.2 CONSIDERACIONES DE LOS/AS HORTELANOS/AS SOBRE
LAS VARIEDADES LOCALES
A partir de los cuestionarios se ha extraído una serie de reseñas de la
comunidad sobre las variedades locales, destacando de igual modo el porcentaje
Nuevas y/o
Híbridos
(26%)
NS/NC
(19%)
Indiferente
(10%)
Locales
(45%)
de hortelanos/as que prefieren este tipo de variedad frente a otro (Gráfica 37):
Gráfica 37. Distribución en porcentaje de la cuestión: ¿qué tipo de semillas
prefiere?.
En primer lugar destacar que muchos/as hortelanos/as desconocen el
concepto de variedad local (19%), fundamentalmente aquellos/as que son
nuevos/as en la Huerta.
Otros prefieren las variedades nuevas y/o híbridos (26%), debido a como
dicen algunos: “...tienen garantizadas la producción y le atacan menos los
insectos...” o “...están mejor preparadas y tienen más fuerza...”, aunque afirman
de igual modo que “...las antiguas tienen mejor sabor y textura...” (José Luis Peña,
Enero de 2001).
También hay otros que se muestran indiferentes (10%) en cuanto al uso de
semillas locales o híbridas como José Manuel Cigüenza (Enero de 2001): “...las
técnicas de cultivo posteriores son las que le dan un sabor u otro, así que da igual
el tipo de semilla...”, y Domingo Medina (Diciembre de 2001): “...sean híbridos o
locales, lo que se cultiva aquí (en la huerta) está bueno...”.
Pero la mayoría de hortelanos/as defienden las variedades locales o
tradicionales (45%), afirmando que se están perdiendo porque: “...se busca una
mayor producción...” (Juan Rabal y Mateo Cortes, Diciembre de 2000), “...no les
interesa a las empresas...” (Pedro Silva, Enero de 2001) o simplemente “...nadie
las conserva...” (Joaquín Hurtado, Enero de 2001).
Estos están en desacuerdo con la erosión genética actual y afirman que:
“...hay que conservar lo de la tierra...” (Carmen, Diciembre de 2000) o “...lo
antiguo nunca se puede perder...” (Manuel Sánchez, Diciembre de 2000),
recordando algunos, tiempos pasados como Francisco Ortega (Diciembre de
2000): “...la sandia antigua era más gorda, más arenosa y con mejor sabor...”,
haciendo referencia a la pérdida de ésta.
En general la comunidad de los huertos prefiere las variedades locales,
debido principalmente a estos criterios:
Ø Criterio de salud y ambientales: “...las variedades locales son más naturales...”
(Cristóbal García, Enero de 2001) o “...antes era mejor porque no se utilizaban
productos, como en estos huertos...” (Julio González, Diciembre de 2000).
Ø Criterio de calidad: “...las variedades nuevas no tienen sabor...” (Manuel
Yébene, Diciembre de 2000), “...las locales tienen mejor sabor...” y “...ahora
hay más líquidos y por lo tanto el sabor no es el mismo...” (Manuel Sánchez,
Diciembre de 2000), “...las locales están más ricas y presentan mejor sabor...”
(Manuel Ríos, Enero de 2001), “...las locales son autóctonas y tienen mejor
sabor...” (Eugenio Palomo, Enero de 2001), “...aunque tienen menor
producción presentan mejor sabor...” (Mateo Cortes, Diciembre de 2000) o
“...aunque las nuevas tienen garantizadas la producción las locales tienen
mejor calidad...” (Manuel Conejo, Enero de 2001).
IV.2.3 RESULTADOS DE LA VALORACIÓN DEL MATERIAL
VEGETAL POR LOS/AS HORTELANOS/AS
A continuación se recogen las principales características de las variedades
caracterizadas, aportadas por los/as hortelanos/as, y separadas para cada
variedad:
IV.2.3.1 Corazón de Toro
Conocido como Sangre de Toro o Corazón de Buey por algunos
hortelanos, la variedad Corazón de Toro es descrita por los/as hortelanos/as
como un tomate fundamentalmente acorazonado, aunque ellos les dan otros
nombres como “corazón gordo”, “picudo”, “forma de corazón”, “forma de bombilla”,
etc., con un color que va desde el “colorao” a la tonalidad rosa intensa. También
se han encontrado descripciones de algunos/as hortelanos/as de frutos redondos
y rojos.
A partir de la valoración de esta variedad y observando los resultados nos
fijamos como algún hortelano tienen un Corazón de Toro redondo y rojo, es decir,
es bastante diferente al Corazón de Toro caracterizado y descrito por la mayoría
de la comunidad, escapándose del patrón dado por el resto de los hortelanos/as e
inclinándonos a pensar que puede haber varios tipos de tomates dentro de la
variedad, posibilidad apoyada por la afirmación de uno de los hortelanos (José
Luis Peña, Enero 2001): “....en Corazón de Toro hay distintas variedades....”.
IV.2.3.2 Rosado
Es uno de los tomates más apetecidos por los/as hortelanos/as, aunque
coincidiendo con el año de nuestra experiencia y debido a un fuerte ataque de
Heliothis sp. afirmaban muchos/as que la semilla estaba “degenerada”.
Es considerado como un fruto aplastado o como muchos describen
“redondo achatado”, coincidiendo la totalidad en que es un tomate “muy grande y
gordo”. En cuanto al color la mayoría afirma que la variedad presenta una
tonalidad rosa, tomando un color rosa más intenso (tirando a morado) cuando el
tomate esta más “pasado”, es decir, cuando se recoge más tarde de lo normal.
Este color es el conocido por uno de los hortelanos (Andrés Cardoso, Diciembre
de 2000) como “color del jamón”.
Al parecer esta variedad fue traída por un hortelano, que actualmente no se
encuentra en los huertos, hace unos diez años aproximadamente, según las
indagaciones hechas.
IV.2.3.3 Amarillo
Es uno de los tomates menos conocidos por la comunidad de los huertos.
Aquellos que lo conocen lo definen como un tomate “amarillento-colorao”, con
una forma redonda o incluso acorazonada.
También se ha encontrado otro tipo de tomate, conocido con el mismo
nombre, y que al parecer tiene su origen en California (Pedro Silva, Enero de
2001).
IV.2.4 OTRAS VARIEDADES DE TOMATE DIFERENCIADAS POR
LOS/AS HORTELANOS/AS
Los/as hortelanos/as presentan otras variedades de tomate que recogemos
a continuación junto a ciertas características de estas ofrecidas por ellos/as (Tabla
39):
Tabla 39. Variedades
hortelanos/as.
Variedad o tipo
Pera
Tomate de
Extremadura
Tomate de fresa
Tomate
Valenciano
“Colorao”
Tomate Negro
locales
de
tomate
diferenciadas
por
los/as
Características más importantes
Color rojo y forma de “pera”. Se pueden distinguir dos tipos
(Francisco Martín y Francisco Ortega, Diciembre de 2000):
pera grande y pera chico. Ambos tienen la misma forma,
pero como sus nombres indican uno es mayor que otro.
Presentan como característica principal el ser tomates muy
ásperos y duros.
Muy parecido en su morfología al Corazón de Toro (Manuel
Yébene, Diciembre de 2000).
Tomate “chiquitito” y redondo de color rojo (Benito
Bermúdez, Enero de 2001).
Tomate macizo y redondo. Mata baja (Joaquín Hurtado,
Enero de 2001).
Tomate “colorao” y redondo (Antonio Almansa, Enero de
2001).
Originario de Africa (Carmen, Diciembre de 2000).
Hay que resaltar la información dada por otros hortelanos de otros tipos de
tomates, de los cuales desconocían sus nombres, como Roque (Diciembre de
2000) y José Manuel Cigüenza (Enero de 2001). Este último afirma que: “...cultivo
7 u 8 tipos de tomate que me dan, pero no sé sus nombres...”.
IV.2.5 MANEJO EN CUANTO A LA ELECCIÓN DE FRUTOS,
EXTRACCIÓN, CONSERVACIÓN DE SEMILLAS Y OTRAS
TÉCNICAS DE CULTIVO DEL TOMATE
a) Elección de frutos, extracción y conservación de semillas.
La elección de los frutos para la extracción de semillas la fundamentan
sobre todo en el fruto, aunque también se fijan en la planta: “...de la planta más
sana y con mejor fruto...” (Salustiano Baños, Diciembre de 2000). En cuanto al
fruto eligen un tomate con estas características: liso, grande, sano, hermoso,
maduro por completo, de los primeros tomates que da la mata y sobre todo que
no tenga ninguna mancha o desperfecto en el “culo” (zona de la cicatriz estilar).
Estas últimas consideraciones quedan reflejadas en las palabras de Francisco
Martín (Diciembre de 2000): “...normalmente elijo los tomates de la primera cruz y
que no tengan ninguna herida o desperfecto en el culo...”.
En cuanto a la extracción de semillas la totalidad de hortelanos/as siguen el
siguiente proceso: estrujan el fruto, excepto la parte de arriba (zona de la cicatriz
peduncular), y mediante un cuchillo o cuchara extraen las semillas ubicándolas a
continuación en un colador para lavarlas y así dejarlas limpias. Después las sitúan
en un papel de periódico y las dejan secar. La diferencia en el proceso se refiere
principalmente al lavado de las semillas, ya que algunos piensan que al lavarlas
pierden capacidad germinativa.
Respecto a la conservación de las semillas la mayoría las conserva en un
sobre o bote de cristal, y en algunos casos no les ponen ni el nombre ni la fecha
en la que las guardaron.
A la hora de elegir que tipo de tomates conservar, los hombres tienen en
cuenta la opinión de su mujer, ya que son ellas las que en la mayoría de los casos
cocinan y por lo tanto conocen mejor las características de cada tomate, según
éstos.
b) Semilleros, poda y entutorado
Respecto a los semilleros (Gráfica 38) la mayoría de hortelanos/as los
realizan ellos/as mismos/as (70%), ya sea en alguna zona acondicionada en sus
propios huertos o en sus casas, siendo los insectos y caracoles sus principales
inconvenientes. También hay hortelanos/as que se sirven del invernadero de los
huertos directamente (30%).
Invernadero
huertos
(30%)
Propio
(70%)
Gráfica 38. Distribución en porcentaje de la cuestión: ¿que semillero utiliza
usted para abastecerse?.
En cuanto a la poda los/as hortelanos/as suelen quitar únicamente los
tallos hijos (66%) o incluso no realizar ninguna poda (20%). Otros cortan el ápice
meristemático (14%) para que la planta no crezca más, ya que según ellos: “...la
planta se vicia...” (Antonio Morales, Enero de 2001) (Gráfica 39).
Sobre el entutorado, los/as hortelanos/as lo realizan fundamentalmente en
forma
de
“cabaña”
(72%)
utilizando
cañas
secas,
aunque
algunos/as
hortelanos/as lo realizan en forma de “mesa” (16%) para apoyar las matas o solo
utilizan una caña para la sujeción de la planta (8%) (sobre todo en el caso de
variedades de mata baja). Algunos/as hortelanos/as no entutoran las matas (4%)
(Gráfico 40).
80
66
60
%
40
20
20
14
0
Quita tallos hijos
Ninguna poda
Corte del ápice
- Tipos de poda -
Gráfica 39. Distribución en porcentaje de la cuestión: ¿qué tipo de poda
realiza?.
80
72
60
%
40
16
20
8
4
0
"Cabaña"
Forma de "mesa"
Una sola caña
Sin entutorado
- Tipos de entutorado -
Gráfica 40. Distribución en porcentaje de la cuestión: ¿cómo realiza el
entutorado de las matas?.
IV.2.6 ANOTACIONES SOBRE OTRAS VARIEDADES LOCALES
QUE POSEEN LOS/AS HORTELANOS/AS DE OTRAS ESPECIES
Se ha recolectado información sobre las variedades locales que poseen
los/as hortelanos/as de otras especies distintas al tomate. Esta información se
debe corroborar, ya que algunos/as hortelanos/as no han participado en la
valoración y podrían conservar variedades de interés, aunque nos ayuda para
empezar en el proyecto de recuperación de estas variedades. En la Tabla 40 se
recoge la especie y el/la hortelano/a que conserva la variedad:
Tabla 40. Material vegetal conservado por los/as hortelanos/as.
Hortelano/a
Material conservado
Roque
Lechuga
Manuel Yébene
Lechuga
Francisco Martín
Ajos
Carmen
Pedro Silva
Benito Bermúdez
Calabaza y pimiento
Pimiento de asar y freír
Habas
José Manuel Cigüenza
Calabaza
Rafael Presa
Calabaza
José Caballero
Escarola y ajos
Cristóbal García
Pimiento redondo y calabaza redonda
Antonio Morales
Habas
José Luis Peña
Calabaza
Domingo Medina
Acelga
Eugenio Palomo
Rábanos
IV.2.7 RESULTADOS DEL PANEL DE DEGUSTACIÓN
Se han obtenido resultados sobre la preferencia que los/as hortelanos/as
tienen de las variedades que ellos cultivan en sus huertos. Pero además se han
conseguido más resultados referidos al conocimiento y la opinión que sobre las
variedades locales presenta la comunidad.
En primer lugar se ha constatado que la gran mayoría de hortelanos/as
prefieren las variedades locales (Gráfica 41), fundamentalmente por su sabor y su
aspecto, y en menor medida por su producción, conservación y menor ataque de
insectos (Gráfica 42).
Híbridos
(4%)
NS/NC
(11%)
Local
(85%)
Gráfica 41. Distribución en porcentaje de la preferencia sobre variedades
locales o híbridos por parte de los/as hortelanos/as.
Aspecto
(22%)
Sabor
(58%)
Conservación
(8%)
Menor ataque de
insectos
(6%)
Producción
(6%)
Gráfica 42. Distribución en porcentaje de las características
importantes de las variedades locales según los/as hortelanos/as.
más
Además la comunidad que conforma estos huertos tiene constancia de la
erosión genética que se está produciendo, con la consiguiente perdida de las
variedades locales (Gráfica 43), las cuales son cultivadas y conservadas por la
mayoría de hortelanos/as según éstos. Algunos de los asistentes en este panel
también reflejaron que conservaban este tipo de variedades.
11%
11%
Si
No
NS/NC
78%
Gráfica 43. Distribución en porcentaje de la cuestión: ¿cree que se están
sustituyendo las variedades locales?.
Respecto al panel de degustación propiamente dicho, a continuación se
recogen las variedades que se utilizaron en esta experiencia (Tabla 41), junto a
diversas características de éstas, tal y como se reflejaron en las fichas que se
colocaron junto a los platos (Anexo VI):
Tabla 41. Variedades utilizadas en el panel de degustación celebrado el 28
de Junio de 2001.
Nombre
Mata
Corazón de
Toro
Amarillo
Alta
Rosado
Alta
Badajoz
Alta
Teticabra
Villarasa
Roteño
Tomate de
Los Palacios
Roma
Alta
Alta
Baja
Alta
Alta
Alta
Forma del
fruto
Tamaño
Color del Origen de las
aproximado
fruto
semillas
del fruto
Acorazonada
MedioRosa
Desconocido
grande
intenso
Acorazonada
MedioNaranja
Desconocido
y aplastada
grande
intenso
Aplastada
Grande
Rosa
Hortelano
Huerta “Las
Moreras”
(Sevilla)
Aplastado
MedioRojo
Badajoz
Grande
Aperado
Medio
Naranja
Valencia
Aplastada
Medio
Naranja
Huelva
Redonda
Medio
Rojo
Rota (Cádiz)
Redonda
Medio
Amarillo
Variedad
comercial
Aperado
Pequeño
Naranja
Variedad
comercial
En lo que se refiere a la preferencia de los/as hortelanos/as sobre las
variedades que se utilizaron en la degustación, la variedad Rosado fue la más
apetecida por estos, seguida de la variedades Corazón de Toro, Teticabra y
Amarillo (Gráfica 44).
35
31
30
26,6
25
20
%
14,9
15
11,5
10
5,7
5
4,6
4,6
1,1
0
Roma
Villarasa
Teticabra
Roteño
Rosado
Los
Palacios
Corazón
de Toro
Badajoz
Amarillo
0
- Variedades utilizadas en el panel de degustación -
Gráfica 44. Porcentaje de elección de variedades en el panel de degustación.
A continuación se recogen mediante gráficas las consideraciones más
importantes en la que se fijaron los/as hortelanos/as de las variedades
caracterizadas (Gráficas 45, 46 y 47).
TOMATE ROSADO
Forma
(12%)
Color
(15%)
Tacto
(9%)
Sabor
(64%)
Gráfica 45. Consideraciones más importantes en la que se fijaron los/as
hortelanos/as de la variedad Rosado.
TOMATE CORAZÓN DE TORO
Forma
(14%)
Sabor
(54%)
Color
(25%)
Tacto
(7%)
Gráfica 46. Consideraciones más importantes en la que se fijaron los/as
hortelanos/as de la variedad Corazón de Toro.
TOMATE AMARILLO
Sabor
(38%)
Tacto
(62%)
Gráfica 47. Consideraciones más importantes en la que se fijaron los/as
hortelanos/as de la variedad Amarillo.
IV.3 REVISIÓN DE LOS DESCRIPTORES
Después de los resultados de la caracterización del material vegetal a partir
de los descriptores oficialmente reconocidos y de la valoración de éste por la
comunidad, procedemos a evaluar las fichas que se han empleado en la
descripción de las variedades para poder mejorarlas y completarlas a través de
criterios que los/as hortelanos/as usan (Anexo II).
En la Tabla 42 se exponen todos los descriptores que componen las fichas
de caracterización, señalando las distintas dificultades que se han tenido en su
medición u observación, así como la utilidad de cada uno para la diferenciación de
las distintas variedades. En ambos casos, tanto en la dificultad como en la
utilidad, se ha dado un valor subjetivo de bajo, medio o alto (García, 1999; García,
2001), que se ha considerado según nuestra experiencia con estas variedades.
También se indican las observaciones que para cada descriptor se han
hecho durante la caracterización, señalando asimismo su importancia para los/as
hortelanos/as.
Tabla 42. Revisión de los descriptores.
TALLO
Descriptor
1º
Tipo de crecimiento
Dificultad
Baja
Utilidad
Alta
Observaciones
- Carácter de registro de
variedades.
Hortelanos/as
- Lo utilizan, pero las conocen
como plantas de mata alta o
baja.
HOJA
Descriptor
1º
División del limbo
2º
Color del follaje
Dificultad
Utilidad
Observaciones
Hortelanos/as
Media
Media
- Ha servido para diferenciar
hojas pinnadas y bipinnadas.
Alta
Baja
- No se han fijado en esta
característica en concreto,
pero si en otras referentes
como la forma y textura de las
hojas.
- Llegan a diferenciar alguna
variedad por el color del
follaje.
- Todas las plantas tenían
tonalidades similares.
ARQUITECTURA DE LA PLANTA
Descriptor
Dificultad
Utilidad
1º
Longitud de la hoja
Media
Media
2º
Longitud del tallo
Media
Alta
Observaciones
- Ha sido importante para
observar el tamaño
característico de los foliolos
de alguna de las variedades
(Corazón de Toro).
- Todas las plantas son del
mismo tipo. Carácter de
1
registro de variedades.
Hortelanos/as
- Sin interés para ellos/as.
- Válido para diferenciar entre
plantas de mata alta o baja.
FLOR
Descriptor
1º
Tipo de inflorescencia
Dificultad
Media
Utilidad
Media
Observaciones
- En una de las variedades
había en la misma planta
racimos simples y
compuestos (Rosado).
Hortelanos/as
- Sin interés para ellos/as.
FRUTO
Descriptor
Dificultad
Utilidad
Observaciones
Hortelanos/as
Característica mediante la
que se pueden diferenciar
fácilmente las variedades,
aunque en ocasiones se
observan formas que no se
adaptan a los modelos
prefijados y puede haber gran
heterogeneidad en una
variedad. Carácter de registro
1
de variedades.
- Es una de las características
que da nombre a algunas
variedades (Corazón de
Toro).
- Aunque hay diferencias
entre variedades, en un
mismo tipo se pueden
visualizar diversas
tonalidades.
- Todas las variedades han
presentado tonalidades
parecidas.
- Carácter de registro de
1
variedades.
- Importante, al igual que el
anterior. Algunas variedades
se conocen por su nombre
(Rosado y Amarillo).
1º
Forma longitudinal del fruto
Media
Alta
2º
Color del fruto maduro
Media
Media
3º
Color del fruto inmaduro
Media
Baja
4º
Intensidad de los hombros
Baja
Alta
- Sin interés para ellos/as.
- Utilizado por ellos/as pero
en el caso del fruto maduro,
por las tonalidades que
pueden permanecer en el
fruto una vez que se
encuentran maduros.
FRUTO (continuación)
Descriptor
5º
Acostillado
6º
Cicatriz estilar
Dificultad
Utilidad
Observaciones
Hortelanos/as
Media
Media
- Lo utilizan como un carácter
no deseable, por lo que la
selección tiende a eliminarlo.
Tamaño
Media
Media
Forma
Media
Alta
- Se han observado en una
misma variedad frutos sin
costillas y frutos fuertemente
asurcados, que son motivo de
depreciación.
- Es importante determinarla
porque puede ser motivo de
depreciación. Existe gran
variabilidad en una misma
variedad. Carácter de registro
1
de variedades.
Media
Alta
Media
Media
7º
8º
Cicatriz peduncular
Inserción peduncular
9º
Sección transversal
Baja
Baja
10º
Número de loculos
Baja
Alta
11º
Dimensiones
del fruto
Baja
Baja
Baja
Alta
Alta
Alta
Baja
Alta
Peso
Altura
Diámetro
mayor
Diámetro
menor
- En ocasiones ha sido difícil
determinar el grado de
inserción.
- En algunos casos (frutos
irregulares) se podría
englobar como una causa
más de destrío.
- En las tres variedades se
han observado
mayoritariamente frutos
multiloculares. Carácter de
1
registro de variedades.
- En algunas de las
variedades se han
establecidos relaciones entre
algunos de estos descriptores
muy útiles para diferenciar
subtipos dentro de la
variedad. Carácter de registro
1
de variedades.
- Muchos se fijan en el “culo
del fruto” (c. estilar) para
seleccionar los frutos a los
que van a extraer las semillas.
- Sin interés para ellos/as.
- Sin interés para ellos/as.
- Se considera
indirectamente, ya que se
eliminan los frutos irregulares.
- Sin interés para ellos/as.
- Sí lo consideran.
- Es algo considerado y que
se conoce, aunque no tan
detalladamente como lo
hemos hecho nosotros.
FRUTO (continuación)
Descriptor
12º
Producción por planta
13º
14º
15º
Dificultad
Utilidad
Observaciones
Baja
Alta
- Característica importante
para cualquier cultivo.
Rajado de frutos
Destrío
Media
Media
Baja
Baja
Precocidad en maduración
Media
Alta
- Son defectos que presentan
los frutos y que deben
mejorarse, pero no son útiles
para su diferenciación.
- Se debe seguir trabajando
sobre este carácter debido a
su interés comercial.
Hortelanos/as
- Siempre se tiene una idea
de las producciones, es una
cualidad a tener en cuenta en
todos los cultivos.
- Gustan más los frutos no
rajados y se busca que el
porcentaje de destrío sea el
menor posible.
- Sin interés para ellos/as.
SEMILLAS
Descriptor
Dificultad
Utilidad
1º
Producción de semilla por
fruto
Baja
Media
2º
Peso de cien semillas
Baja
Baja
3º
Porcentaje de germinación en
semillero
Baja
Alta
Observaciones
- Característica muy
interesante al observar
diferencias entre las
variedades.
- Las tres variedades han
presentado valores muy
semejantes.
-
Hortelanos/as
- Cualidad que tienen en
cuenta para ver que cantidad
de “pipas” contiene el fruto.
- Sin interés para ellos/as.
- Válido para observar el
número de plantas que
prosperan en el semillero.
V. CONCLUSIONES
V.I CONCLUSIONES DEL TRABAJO
1. En las variedades estudiadas (Corazón de Toro, Rosado y Amarillo) se ha
comprobado, a partir de los descriptores utilizados en su caracterización, que
poseen la suficiente identidad varietal y presencia de características
potencialmente válidas para promover en primer lugar su registro y en
segundo lugar su incorporación al mercado de semilla ecológica. Este registro
precisaría de un trabajo previo para aumentar la homogeneidad y estabilidad
de estos cultivares.
2. En lo referente a los descriptores utilizados, creemos que se deben mantener
todos los indicadores utilizados, a los que se debe añadir el grado de
conservación de los frutos, el porcentaje de cuajado de flores y la pilosidad del
estilo de la flor. Este ultimo es de importancia por ser necesario para el registro
oficial de variedades.
3. Los resultados tanto con los descriptores como con los/as hortelanos/as se
han complementado, es decir, se ha llegado a obtener información consistente
y pareja en lo referente a las variedades. Esto ha demostrado la importancia
de trabajar a dos niveles compensando las limitaciones en lo relacionado con
el diseño experimental de las parcelas (reducido número de semillas, ensayos
realizados en un lugar y periodo muy concreto, etc.).
4. La variedad más apetecida por la comunidad ha sido la Rosado,
fundamentalmente por su sabor y tradición en la huerta. Este tomate fue
introducido en la huerta hace unos diez años aunque no se ha localizado su
origen. En esta variedad se han diferenciado dos tipos de frutos (redondos y
aplastados).
5. Respecto a los frutos aplastados de la variedad Rosado se ha llegado a la
consideración que conservan su altura independientemente del crecimiento
transversal (diámetro) que experimenta el fruto y que da lugar a un mayor o
menor peso. En conclusión, los frutos aplastados presentan un crecimiento
transversal en vez de longitudinal (crecimiento en altura).
6. Respecto a la forma acorazonada de la variedad Corazón de Toro se han
visualizado ciertas discordancias entre la altura y el diámetro de los frutos.
Estas se refieren a que a medida que aumenta el fruto en altura, su diámetro
va disminuyendo y viceversa, conservando el peso en ambos casos. En
conclusión se observa que existen dos tipos diferenciados dentro de la forma
acorazonada de esta variedad, debido presumiblemente a que en el material
vegetal aportado por los hortelanos podría haber dos tipos de semillas.
Además varios hortelanos han descrito un tomate Corazón de Toro “redondo”
que difiere bastante del tomate acorazonado caracterizado. Así, sería
conveniente en próximas experiencias con esta variedad ir seleccionando
estos "tres" tipos de frutos.
7. En la variedad Amarillo a pesar de que la forma acorazonada ha sido la más
representativa con un 60% de frutos descritos, se ha visualizado una amplia
diversidad en las formas del fruto. Alrededor del 40% de frutos descritos se
han dividido en cuadrados, redondos, aperados y aplastados. Esta cuestión se
debe presumiblemente a la presencia de diferentes tipos de semillas en el lote
donado por los hortelanos.
8. Se ha constatado que existen en la comunidad de hortelanos/as los elementos
básicos para desarrollar una experiencia autogestionable y estable de
recuperación y conservación de variedades locales. Se consideran elementos
básicos: una mínima organización de la comunidad, la presencia de un
número considerable de variedades locales y el conocimiento sobre manejo y
conservación de estas.
VI. BIBLIOGRAFÍA
VI.I BIBLIOGRAFÍA DEL TRABAJO
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ANEXOS
ANEXOS
Ø
Anexo I: Localización y croquis del parque y
de la huerta.
Ø
Anexo II: Fichas de caracterización.
Ø
Anexo III: Fichas resumen para cada variedad.
Ø
Anexo IV: Carta de colores MUNSELL.
Ø
Anexo V: Tipos de hojas.
Ø
Anexo VI: Formulario de la encuesta y
cuestionario y ficha del panel de degustación.
Ø
Anexo VII: Pruebas de normalidad, resumen
de datos y resultados del tratamiento
estadístico.
Ø
Anexo VIII: Fotos.
ANEXO I
- Localización y croquis del
parque y de la huerta Ø
Mapa de localización de la ciudad.
Ø
Mapa de localización de los principales
parques de la ciudad de Sevilla.
Ø
Mapa de localización del Parque de Miraflores.
Ø
Croquis del Parque de Miraflores y de la
Huerta “Las Moreras”.
ANEXO II
- Fichas de caracterización Ø
Ficha 1: Parte vegetativa de la planta.
Ø
Ficha 2: Descripción del fruto.
Ø
Ficha 3: Precocidad en maduración.
Ø
Ficha 4: Control de la producción.
Ø
Ficha 5: Recolección de semilla de tomate.
Ø
Ficha 6: Ficha resumen.
ANEXO III
- Fichas resumen para cada
variedad Ø
Ficha A: Variedad de tomate Corazón de Toro.
Ø
Ficha B: Variedad de tomate Rosado- Forma
aplastada.
Ø
Ficha C: Variedad de tomate Rosado- Forma
redonda.
Ø
Ficha D: Variedad de tomate Amarillo.
ANEXO IV
- Carta de colores MUNSELL Ø
En el siguiente anexo se presenta un resumen
del uso y la metodología de esta carta de
colores. Para ello se han traducido algunos
capítulos del libro Munsell Color Charts for
plant Tissues (Munsell Color, 1977).
ANEXO V
- Tipos de hojas Ø
En el siguiente anexo, se han dibujado las
hojas de las tres variedades caracterizadas,
con el objetivo de corroborar resultados. El
proceso seguido en la realización de estos
dibujos ha sido:
1.
Recogida de las hojas totalmente
desarrolladas conforme al tipo de la
variedad.
2.
Calcarlas en papel y escanearlas.
ANEXO VI
- Formulario de la encuesta y
cuestionario y ficha del panel
de degustación Ø
Formulario de la encuesta para los/as
hortelanos/as.
Ø
Formulario del panel de degustación.
Ø
Ficha del panel de degustación.
ANEXO VII
- Pruebas de normalidad,
resumen de datos y
resultados del tratamiento
estadístico Ø
Pruebas de normalidad.
Ø
Resumen de datos.
Ø
Resultados del tratamiento estadístico.
ANEXO VIII
- Fotos Ø Foto 1: Vista general de la huerta “Las Moreras”, Parque de
Miraflores (Sevilla).
Ø Foto 2: Parcela de experimentación.
Ø Fotos 3 y 4: Disposición de las variedades Corazón de Toro y
Rosado en la parcela.
Ø Foto 5: Preparativos del entutorado de las variedades.
Ø Foto 6: Frutos de las variedades Amarillo, Corazón de Toro y
Rosado (de izquierda a derecha).
Ø Foto 7: Frutos de la variedad Rosado.
Ø Foto 8: Frutos de la variedad Amarillo.
Ø Foto 9: Tratamiento de las variedades con azufre.
Ø Fotos 10 y 11: Degustación realizada en colaboración con la
S.C.A. “La Verde” (4 de agosto de 2000).
Ø Fotos 12 y 13: Disposición de los tomates junto a sus fichas
en el panel de degustación celebrado el 28 de Junio de 2001.
Ø Fotos 14 y 15: Gran asistencia de hortelanos/as en el panel
de degustación (28 de Junio de 2001).
Ø Foto 16: Invernadero que tienen los/as hortelanos/as en la
huerta.
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