RED IBEROAMERICANA DE ESCUELAS JUDICIALES DOCUMENTO DE SUSTENTACION A. LA SITUACION DE PARTIDA. En los últimos años han proliferado los contactos entre los responsables de la formación de los jueces de los distintos países iberoamericanos. Se han intercambiado numerosas visitas cuyo objetivo era el conocimiento recíproco “in situ” de los distintos procesos de selección, formación inicial y formación continuada. Además, han sido frecuentes las acciones de cooperación para el diseño de la carrera judicial en las que han participado los docentes de los centros de capacitación y los miembros de sus equipos directivos. Por otro lado, los modernos medios tecnológicos nos han permitido mantener continuas y cotidianas relaciones entre centros de capacitación de países de Iberoamérica que hoy podrían ser rastreadas con un mero repaso al listado de elementos recibidos o elementos enviados de nuestros correos electrónicos. En ese contacto informal permanente entre los responsables de capacitación judicial de Iberoamérica se ha detectado la necesidad de reforzar esos lazos de unión. A este clima han contribuido varios factores. En primer lugar el Aula Iberoamericana, en funcionamiento desde 1997. En efecto, aparte de los objetivos académicos de sus cinco ediciones anuales – “Derecho Laboral”, “El control judicial de la Administración”, “Consecuencias jurídicas de la integración política y económica”, “Problemática jurídica de la infancia y adolescencia” y participación en el “Curso de formación inicial de jueces españoles”-, el Aula ha constituido un foro de intercambio entre jueces de ambos lados del Atlántico. Uno de los temas recurrentes de conversación ha sido el de la formación de los jueces en nuestros respectivos países. Además, muchos países de Iberoamérica han sufrido procesos de transición hacia un régimen de pleno Estado de Derecho. Una de las cuestiones que estas transformaciones ponen en evidencia es la de la importancia de la existencia de una verdadera carrera judicial, cuyos miembros sean seleccionados con arreglo a criterios objetivos de mérito y capacidad, a los que no pueda reprochárseles una falta de formación para el ejercicio de su profesión. En este sentido, una formación judicial seria es garantía de una carrera judicial prestigiosa e independiente y, por ende, del correcto funcionamiento del Estado de Derecho. Finalmente, en las instituciones internacionales predomina hoy la doctrina de que el desarrollo de los pueblos depende, en gran medida, del grado de credibilidad y de seguridad jurídica que proporcionen las instituciones y, especialmente, el poder judicial. Por ello puede afirmarse que en instancias como el BID o el BM, se ha impuesto un neoinstitucionalismo, una renovada atención a “los factores no económicos del desarrollo económico” que favorece las acciones encaminadas a la modernización y mejora de la Administración de Justicia. La Red Iberoamericana de Escuelas Judiciales pretende aprovechar estas relaciones cordiales y este clima para dar un paso adelante en materia de formación de jueces, de manera que lo que ahora es una realidad informal quede de algún modo institucionalizado. La experiencia de la Red Europea de Formación de Jueces puede servirnos, sin duda, como referencia. El 13 de octubre de 2000, en Burdeos, se creó la Red Europea de Formación de Jueces, que agrupa a las escuelas judiciales de los países de la Unión Europea. Catorce centros de formación de jueces de otros tantos Estados miembros de la Unión Europea son hoy miembros de la red, entre ellos la Escuela Judicial de España y el Centro de Estudios Judiciarios de Portugal, países representados en este Encuentro. En diciembre de 2000 el gobierno de la República Francesa que, a la sazón ostentaba la presidencia rotatoria de la Unión Europea, presentó una iniciativa tendente a la aprobación de una decisión del Consejo por la que la recién creada Red Europea de Formación de Jueces se transformaría en una institución comunitaria con presupuesto de la Unión y con una secretaría general nombrada por la Comisión. La iniciativa ha sido bien vista por el Consejo de Ministros de la UE celebrado el 12 de marzo y está actualmente en tramitación. En Europa la Red de formación de jueces ha surgido como requerimiento de la existencia de un espacio judicial común. Del mismo modo, a medida que las relaciones entre nuestros países cristalicen en la progresiva implantación de un espacio judicial común se hará más necesario reforzar la formación de los jueces, concebida como factor determinante de la consolidación interna de la Administración de Justicia, del buen funcionamiento de la cooperación jurídica internacional, de la progresiva instauración de una cultura judicial común. A. Justificación de la creación de la Red. La creciente importancia del papel del juez en las sociedades democráticas hace que pase al primer plano el tema de su formación. En la mayoría de los casos la legitimación del juez no es de origen, sino de ejercicio, es decir, que se deriva del adecuado cumplimiento de las funciones jurisdiccionales. Es por esta razón por la que la profesionalidad del juez y, por ende, su formación deviene fundamental. La experiencia de España es ilustrativa al respecto. Tras la guerra civil se creó una Escuela Judicial de dependía del Ministerio de Justicia. A lo largo de su vida esta antigua escuela judicial fue atravesando distintas etapas durante las cuales fue cambiando el contenido de la enseñanza así como la duración del período de formación de los nuevos jueces en función, principalmente, de las necesidades de cubrir vacantes. Durante los últimos años de su vida el centro no cumplía su finalidad ya que la escasez de jueces en España hacía que algunas promociones estuvieran en la escuela durante un tiempo tan corto que no permitía que pudiese plantearse en serio la consecución de objetivos pedagógicos. En la carrera judicial el periodo de permanencia en la escuela se vivía como una etapa de descompresión psicológica de la tensión de las oposiciones, confraternización con los compañeros de promoción, impaciencia por ocupar el primer destino. e La Ley Orgánica 16/1994, de 8 de noviembre, de reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial atribuyó al Consejo General del Poder Judicial la plena competencia en materia de selección y formación de jueces. Desde 1995 el órgano de gobierno de los jueces ha convocado y organizado las oposiciones que han venido realizándose siguiendo el esquema tradicional. La verdadera innovación en la formación inicial de los jueces viene constituida por la creación de la Escuela Judicial, en funcionamiento desde febrero de 1997, a la que el Consejo General del Poder Judicial dedica importantes recursos, en la que se proporciona a los futuros jueces una formación profesional encaminada a que adquieran las herramientas necesarias para el ejercicio de las funciones jurisdiccionales. La Escuela Judicial tiene una doble función formativa y selectiva. La puntuación que obtienen en ella los alumnos hace media con la de la oposición. La no superación del curso de formación inicial provoca que daba repetirse. Si se suspende por segunda vez el candidato pierde toda expectativa que pudiera derivarse del hecho de haber aprobado la oposición. Con la reforma de la Ley Orgánica de 1994 y con la creación y puesta en funcionamiento de la Escuela Judicial, España entra de lleno en la corriente Europea que, incluso en los países de derecho continental, considera que no basta la mera preparación teórica para el ejercicio de funciones jurisdiccionales. Así, en Alemania el segundo examen de estado va precedido de una etapa de formación práctica de dos años y, además, el candidato ha de pasar por una etapa de tres a cinco años de juez a prueba tras la cual es nombrado juez vitalicio. En Holanda el examen de acceso va seguido de una etapa de formación, principalmente práctica, de seis años. En Portugal el período de formación inicial es de dos años posteriores a la prueba de acceso. En Francia la formación inicial posterior a las pruebas de acceso es de 31 meses. En Italia, el nuevo sistema establecido por el Decreto Legislativo de 17 de noviembre de 1997 incrementa la formación inicial de 15 a 18 meses. La formación o capacitación profesional del juez no posee contenidos claramente predeterminados. Es obvio que un juez ha de ser un buen técnico, un conocedor del ordenamiento jurídico que debe aplicar en el ejercicio de su función. Pero también es evidente que no son suficientes conocimientos de derecho para desempeñar el papel que el juez tiene asignado en un Estado de derecho. La capacitación inicial ha de partir de la base de que el candidato a juez posee ya un buen conocimiento del derecho adquirido en anteriores etapas formativas. Las Escuelas Judiciales no pueden asumir la tarea de proporcionar un completo y exhaustivo conocimiento de las materias jurídicas. Esto significaría confundir su papel con el de la universidad. La Escuela Judicial debe centrarse en enseñar al juez a razonar en derecho, a valorar pruebas, a ponderar intereses, a hacerle consciente del contexto social en el que va producir efectos su resolución. Debe igualmente proporcionarle saberes complementarios, no estrictamente jurídicos, pero indispensables para la práctica de la jurisdicción, como son la economía y contabilidad, la medicina legal, la sicología o las técnicas de mediación. No puede faltar la capacitación en materias instrumentales, como la informática, los idiomas extranjeros o las técnicas de gestión de la oficina judicial. Finalmente la formación inicial debe contemplar la asunción de los valores indispensables para la función de juzgar, formación ética transversal a todos los contenidos docentes. La formación continuada tiene objetivos diferentes centrados en la puesta al día en novedades legislativas y nuevas líneas jurisprudenciales, pero también es misión de la Escuela Judicial en capacitación continuada la de abrir espacios para la reflexión o la de recabar la contribución de los magistrados en temas que afectan a la mejora de la administración de justicia. Como puede verse se trata de diseños curriculares abiertos, necesitados de continuos ajustes y reajustes porque el tema de la formación organizada del juez, en un centro o por una organización “ad hoc” es relativamente reciente en todo el mundo. Por ello resulta especialmente enriquecedor el trabajo en red que garantiza un flujo permanente de información que permite el reciclaje de la misma formación, es decir, la puesta al día de objetivos y metodologías mediante el intercambio de experiencias. La Red puede ser así un instrumento de excelencia de nuestros centros nacionales de capacitación judicial y, junto al papel internacional de creación de una cultura judicial común, puede desempeñar una importante función de fortalecimiento interno de los centros de capacitación dentro de cada uno de los países. ELEMENTOS CONFIGURADORES Y CARACTERISTICAS DE LA RED Objetivos de la Red Entre los objetivos de la Red podrían encontrarse, de forma algo más precisa, los siguientes: 1º- Apoyar a las Escuelas Judiciales en sus procesos de análisis e identificación de las necesidades de formación. Los planes docentes de formación inicial deben ser los adecuados al modelo de juez constitucional y, por su parte, los programas de actividades de formación continuada han de responder a las preocupaciones de los jueces y magistrados. El contacto con otras escuelas judiciales es siempre una garantía de que las necesidades detectadas se hallan en línea con las existentes en otros países y constituye, por tanto, una mejora enla programación. 2º- Contribuir al intercambio y difusión de experiencias en el campo de la formación judicial. El valor añadido de nuestras escuelas es que en ellas no se hace teoría o doctrina sobre la formación de los jueces sino que la capacitación judicial es nuestra realidad cotidiana. En consecuencia, la transmisión de los resultados de las distintas actividades, la eficacia de las distintas metodologías utilizadas y la reflexión crítica sobre los logros alcanzados adquieren una gran importancia de cara a la continua mejora de nuestros respectivos programas. 3º. Apoyar y auxiliar a las Escuelas Judiciales en el diseño de programas y métodos de formación participativa, incluyendo los que favorezcan la utilización de nuevas tecnologías. La experiencia demuestra que la formación profesional difícilmente tolera formatos clásicos de actividades, tipo la conferencia magistral, en las que el destinatario adopta una posición pasiva. Los jueces valoran, especialmente en formación inicial, las actividades interactivas que favorezcan la participación y el diálogo, los cuales pueden darse, incluso en actividades no presenciales, gracias a las nuevas tecnologías. 4º Contribuir a mejorar la coordinación de los programas y actividades de los miembros, en particular aquellos que hacen referencia a iniciativas e instituciones internacionales. Se ha aludido antes al interés de las instituciones internacionales en el fortalecimiento del Estado de derecho y en la gobernabilidad, que les lleva a favorecer programas de formación judicial. Es lógico que, frente a tales instituciones, la opinión de la Red sobre la viabilidad y oportunidad de un determinado proyecto puede tener un cierto impacto. En este sentido debe recordarse que la Red Europea de Formación Judicial tuvo su origen en la coordinación de las escuelas judiciales europeas para evitar solapamientos en la solicitud de subvenciones de la UE para actividades de formación de jueces, comprendidas en las acciones comunes como “Grotius”, “Stop”, “Oissin” o “Falcone”. Del mismo modo, los proyectos de actividades formativas que puedan surgir en la Red tendrán, sin duda, mayor peso frente a las instituciones internacionales que los que obedezcan a un impulso nacional o bilateral. 5º Suministrar conocimientos especializados y “know how” a otras instituciones nacionales o internacionales, en particular para promover el Estado de Derecho. Se trata de que la Red actúe como instrumento adecuado para la “transmisión de tecnología” en materia de formación de jueces de los países que han avanzado más en este camino a aquellos en los que la formación profesional del juez se halla todavía en fase de implantación. Actividades A través de la Red podrían favorecerse las siguientes actividades: 1º Actividades que promuevan la comparación e intercambio de prácticas judiciales. Se trata de experiencias formativas que cumplen el objetivo de conocer los sistemas judiciales de otros países no sólo al nivel de textos legales sino, especialmente, en lo relativo al funcionamiento concreto y real de la administración de justicia. 2º Actividades que faciliten la comprensión de los sistemas judiciales de los distintos Estados Iberoamericanos. Los países de Iberoamérica presentan importantes singularidades en cuestiones como la adaptación de los respectivos sistemas judiciales a la forma de Estado, a las peculiaridades territoriales o a los derechos de las minorías. La comprensión de las diferencias existentes entre los diversos países y la búsqueda de los rasgos comunes que aporta el Estado de derecho y la pervivencia de una tradición jurídica común deben ser objetivo de las actividades formativas realizadas bajo los auspicios de la RIFJ. 3º Actividades que persigan la comprensión de los medios de cooperación judicial. El adecuado conocimiento de los tratados internacionales es indispensable para el correcto funcionamiento de la cooperación internacional. Se trata de un tema muy propio de las Escuelas Judiciales ya que, normalmente, los instrumentos de cooperación jurídica no son objeto de un estudio a fondo en las universidades. 4º La ayuda a los países que la soliciten en la planificación y ejecución de sus programas de formación. 5º El desarrollo de instrumentos comunes de formación, indispensable para la consolidación de la cultura judicial común que ha de ser una de las finalidades de la Red. 6º El desarrollo de habilidades judiciales, no siempre de contenido estrictamente jurídico, que responden a necesidades comunes a los jueces de los distintos países, tales como técnicas de gestión o técnicas de la entrevista. 7º La formación de formadores, pues es el mejor modo de conseguir que los avances en formación judicial se difundan de manera efectiva y se repliquen en los diferentes países. 8º La reflexión sobre el papel del juez en un Estado de Derecho y la formación en temas relacionados con la ética judicial. Se trata de temas de fondo en los cuales las Escuelas Judiciales han de jugar un papel puntero actuando como catalizadores de un debate sobre el papel del juez en la sociedad, debate no ensimismado sino de carácter multidisciplinar. Además, la Red divulgará sus experiencias de formación entre sus miembros de manera que todos puedan beneficiarse de los resultados y procurará que sus actividades se difundan ampliamente entre los miembros de la magistratura en los Estados de Iberoamérica. para conseguir una buena comprensión de sus programas. Miembros Deben ser miembros de la Red las instituciones nacionales de los países iberoamericanos responsables de la formación de la magistratura profesional. Estructura La Red contará con una Asamblea General, una Junta Directiva y una Secretaría Permanente. La Asamblea General debiera estar dotada de un régimen de funcionamiento que permitiera reuniones con cierta periodicidad. La Junta Directiva podría estar integrada por un número más reducido de miembros, que debieran hallarse en permanente comunicación, mediante los medios que proporcionan las nuevas tecnologías, especialmente el correo electrónico. La Secretaría Permanente debiera ostentarse por una de las instituciones miembro de la Red, con facultades administrativas y ejecutivas.